*Silencio, de esos muy incómodos*
Bueno…hola.
No tengo excusa para haber desaparecido la semana anterior. Bueno, tengo algo así como una explicación, pero no una excusa. Si quieren saber mi explicación, lean el siguiente párrafo. Si no, sáltenlo y sigan con el próximo.
Cómo quizás recordaran, yo les había dicho que tendría exámenes. Pues bien, la mañana del martes anterior tuve el primero, y lo cierto es que me fue bastante mal. Eso me hizo polvo; después de tanto tiempo estudiando y tantas expectativas que tenía en mí mismo (y que mi familia también tenía en mí) reprobar fue un golpe muy duro. Estaba tan mal que no pude encontrar las ganas para intentar contestar sus reviews, y no quería subir el capítulo sin responderlos (y tampoco tenía el ánimo suficiente para hacerlo) porque me sentiría mal por ignorar los reviews así como así. Si alguien me manda un mensaje, me parece que estoy en la obligación de responderlo. Bueno, volviendo al asunto de los exámenes, el que reprobé, como dije, fue un golpe muy duro, pero se suavizo bastante con el siguiente, que Gracias a Dios si pude aprobar, aunque los días entre uno y otro estaba destrozado y no podía escribir ni mi nombre, no digamos ya la historia. Ese es el porqué de que no actualizara el martes anterior. Espero sepan comprender, y si no lo hacen no importa. No todos pueden ser reyes de la empatía, supongo.
Hay dos cosas más que debo hablar:
1- Gracias, gracias, gracias a todos. "¿Por qué?" Preguntarán ustedes. Pues por ¡500 reviews! ¡500! ¡Wow, yo les juro que ni en mis más locas fantasías hubiera esperado que la historia sería TAN bien recibida. En serio, si cuándo publique el primer capítulo alguien me hubiera dicho que la historia superaría los 500 reviews, yo lo habría tomado por loco. De nuevo, gracias por todo su apoyo en forma de palabras. No hay forma de pagarles por tanto, pero sepan que les deseo a todos lo mejor ahora y siempre, y que nunca olvidare todo vuestro ánimo para esta historia. Un gran abrazo a todos y cada uno de ustedes.
2- Para los que no saben, los actores Kit Harrington (Jon Snow) y Rose Leslie (Ygritte), casados desde el 23 de junio de 2018, han anunciado en los últimos días que están esperando a su primogénito. La verdad, me alegro mucho por ellos, y les deseo todo lo mejor: que su hijo (o hija) nazca sano, fuerte y hermoso. Y si nace niña, y deciden ponerle Minisa…creo que me caería de frente y me rompería la cara contra el piso de la impresión jajajaj (sí, yo sé que es muy improbable, yo lo sé, pero vamos, soñar no cuesta nada).
Bueno, ahora volvamos a asuntos que creo que si les interesaran. Gracias por los reviews, de corazón se los digo, muchas gracias. Y hablando de dichos reviews:
Jean d'arc: bueno, hola, y muchas gracias por la opinión. La verdad es que el encuentro entre Jon y los señores neutrales me costó trabajo. El Manderly de los libros era demasiado aprovechable para no usarlo en la historia. Y sí, es muy astuto, pero como medita Jon, eso también puede ser usado en su contra (y en favor de Jon) si se lo trabaja. Y sí, la verdad es…..la viva encarnación de los pesares románticos. La indecisión la está comiendo viva….pero Ygritte también se lleva un bocado en particular a la boca jajaj. Un abrazo grande, y hasta luego.
Xechu. S: hola. Jajajaj, bueno, a veces pasan esas cosas. No pasa nada. Y en cuanto a lo otro, la carencia de fuerza naval es una de las peores debilidades del Norte (¿los Greyjoy habrían atacado las costas norteñas si hubiera existido el riesgo de que los norteños pudieran atacar las de ellos e represalia?) y la verdad es que desde hace más de un año, desde los mismos inicios de esta historia, estaba decidido a corregir esa falencia. La verdad me parece que el Pueblo Libre y el Norte tienen más de los vikingos que de los mongoles (por cierto, me parece que los mongoles fueron mucho más que un pueblo carroñero. Los grandes estados que crearon, la efectividad de sus ejércitos y la expansión de sus conquistas, desde el Mar de Japón hasta las llanuras de la Europa Oriental y desde el Océano Índico hasta la fría Siberia lo prueban), pero sería interesante probar la caballería de proyectiles, que durante la baja edad media (que me parece la época histórica más cercana a la de Juego de Tronos) fue una rareza entre la Europa Cristiana del momento. Te doy la razón con todo lo concerniente a los gigantes, y ya he pensado en eso, pero te recuerdo que ya hay gigantes con una especie de cascos de madera: no es que estén completamente desprotegidos. Bueno, un saludo y que estés muy bien.
Pablo 21: bueno, hola, y gracias por las hermosas palabras. Fue difícil hacer la parte de la reunión: no quería un Jon demasiado inflexible, pero tampoco uno demasiado misericordioso. Sí, estoy seguro que como tú, muchos otros pensaron lo mismo al empezar a leer la parte de Catelyn jajaj. Esa era la intención ;) Hasta la próxima, y cuídate. Ah, y ya estoy buscando la música para la fiesta jejej.
Kirito 720: hola amigo mío. No eres el primero en felicitarme por la narración de la reunión, pero me gusta mucho que lo digas de todas formas. En los libros se dice que Manderly es el más rico de los abanderados de Ned Stark: que demuestre esa riqueza, sí señor. Sí, Ygritte se hace querer. Ya termine de escribir la reacción de Jon al nacimiento de su hija, y estoy ansioso por publicarlo. Te engañe, eh?. Pasando a otra cosa, si, que peligrosos que son los accidentes. Yo también tuve uno, pero como tú, a mí no me paso nada gracias a Dios. Me alegro que estés bien, y lamento lo de tu moto. Lamento haberte hecho esperar una semana más, pero espero que sepas perdonarme. Un abrazo y ojala te guste el capítulo.
Tony Warrior: ¡qué onda! Bueno, sí, como tú dices, siempre está la posibilidad de que no actualice, y la semana pasada lamentablemente no pude, como explique arriba. De todas formas, te agradezco las palabras. Y como dices, ahora que Manderly está con Jon, solo queda reclamar el resto del Norte. Aquí…..¡ay! para que decirte, si puedes leerlo. Pese a que ya pasaron dos semanas ¡VIVA MÉXICO! ¡Viva ese gran país, cuna de tantos celebres programas, actores, obras, músicas y personajes distinguidos! VALAR DOHAERIS.
Soto 9041: bueno, tú otra vez. Que gusto leerte una vez más. Y sí, ese también fue un gran día para mí (como tú, yo adoro la historia de Maester Wolf. No puedo esperar a la segunda parte). Gracias por considerar mi historia al mismo nivel que Maester Wolf. Aquí hay más de mi historia, y ojalá te siga gustando. Un saludo grande y cuídate mucho.
Daemon Black-Jackson: hola, y cómo siempre, que gran alegría conocer a alguien nuevo. Muchísimas gracias por tu valoración de la historia; perfecta no es una palabra que se tome a la ligera. Aquí el siguiente capítulo, y ojalá te guste. Lamento no poder decirte lo del dragón, pero sería demasiado spoiler.
Coki 13566: hola. Ah, ya veo. Me gusta lo coloquial, y como dices, Manderly fue muy astuto, pero hubo un cabo suelto en sus planes, y ese cabo fue Willa. Bueno, un saludo grande y un abrazo más grande.
Luna: ¡Bueno, tú en falta una vez, y yo otra! ¡Estamos a mano! Por cierto, no te creo. Si hubieras estado en esa carpa con esas dos frutillas, no habrías salido nunca de allí. No te sacaban ni con los cascos azules jajaj. En cuanto a Willa…bueno, para que decirte. No voy a arruinar la sorpresa. Bueno, muchas gracias por la suerte: me sirvió a medias. Un beso.
JL Dragneel Storm: hola mi estimado. Si, tal como dices, los regalos de Manderly harán mucho bien, pero no solo las armas y armaduras. También los caballos valen la pena. Willa es mucho más de lo que parece: no diré más. Un saludo y hasta la próxima.
Miguel : hace tiempo que no sabía de ti; me alegra mucho que eso haya cambiado. Si, Jon ha tenido una gran evolución, y estoy disfrutando mucho con todos los comentarios al respecto. Sí, si Ramsay hubiera hecho en mi historia lo que hizo en la serie con Sansa, en verdad disfrutaría escribir a Catelyn viéndolo caer, pero no es el caso. Además, aun sin Sansa, creo que Catelyn disfrutaría viendo morir al último Bolton. Cambiando de tema, a mí también me interesa mucho el yuri. Es algo muy disfrutable. Habrá mucho que ver en Foso Cailin en los siguientes capítulos, ya verás. No te digo nada para no adelantarme más de lo necesario. En fin, un gran abrazo y que estés muy, muy bien.
José Elias680: hola. Primera vez que sé de ti. Mucho gusto de leerte. Muchas gracias por las bonitas palabras. Lamento decirte nada de Daenerys, pero sería demasiado spoiler. Un saludo.
*Bien, ahora sí, basta de hablar. Vamos a lo que los trajo hasta aquí.
Disclaimer: todo lo que puedan reconocer pertenece a G.R.R. Martín. Yo solo lo uso para entretenerme y tratar de entretener a otros.
Sansa
No había tenido una noche de sueño continuo desde que su verdadera identidad había sido revelada. Una pregunta resonaba en su mente en cada momento de soledad y ocio que tenía: ¿Cuánto tardaría Cersei en enterarse?
Los señores y caballeros del Valle habían jurado protegerla, y Sansa creía que lo harían, pero eran hombres que, pese a su gran honor y nobleza, no consideraban que ninguna amenaza pudiera llegar de manera disimulada a ella. La idea de un asesino, un intento de envenenamiento, o cualquier medio que no implicara una lucha honorable y directa, parecía imposible para ellos.
Cada vez más a menudo, Sansa consideraba dormir con una daga debajo de la almohada; sabía que no era apropiado para una dama, pero no podía evitarlo. La idea de una sombra entrando a su habitación mientras dormía para hacerle daño era imposible de remover de sus pensamientos. Sabía que Cersei era capaz de hacer algo así.
En un momento de debilidad, había confesado sus temores a su tía. Lysa los había descartado como temores infantiles en un instante, asegurando que los Lannister nunca llegarían a ella con los caballeros del Valle protegiéndola. En vez de eso, la hermana de su fallecida madre la había instado a preocuparse por recuperar su tiempo perdido como una bastarda, y a comportarse como una dama.
Su forma de vida había mejorado considerablemente desde que su verdadera identidad fue conocida. Una habitación más grande y mejor ubicada dentro el castillo. Un asiento mucho mejor en el salón durante las comidas. Invitaciones casi diarias para tomar té y aperitivos, pequeños paseos e incluso reuniones para coser y hablar. Todos estos últimos eran de manos de las damas nobles que había presentes, pertenecientes a las casas más antiguas y prominentes del Valle: Royce, Redfort, Hunter, Belmore y Grafton.
Los hombres, en cambio, se desvivían en atenciones hacia ella. Los más jóvenes escribían poesías y cantaban canciones para ella. Los mayores, hombres de edad cercana a su padre, la emocionaban con historias del tiempo de Eddard Stark como pupilo de Jon Arryn en el Valle, de su coraje en batalla contra los dragones. Sansa se deleitaba en las atenciones, recordando sueños de otros tiempos.
Sin embargo, Sansa no estaba tan pérdida en los placeres que le habían sido negados durante su tiempo como Alayne Piedra para no notar que pasaba algo. Los señores del Valle se encontraban inquietos, y varios caballeros habían desaparecido sin dejar rastro o explicación alguna. El más importante de éstos era Ser Lyn Corbray, el primo de Lord Corbray, un hombre temperamental y de peligrosa reputación, a juego con su espada, una de las pocas hechas de acero valyrio. Sansa no ansiaba su retorno; ese hombre la había mirado con desprecio cuándo se ocultaba bajo la identidad de una bastarda, y con codicia mal ocultada cuándo su verdadera identidad quedó al descubierto.
¿Adónde habría ido?
Kevan
Sansa Stark estaba en el Valle.
La primera vez que Kevan escuchó la información la descartó como un viejo rumor, instigado por algún marinero ebrio o un jinete libre o bardo que buscaba llamar la atención, que había vuelto a resurgir. Pero el primer mensaje de un espía confirmando la verdad había tambaleado se resolución, y el segundo había acabado de convencerlo.
Kevan se podría haber maldecido por la obviedad de la situación. Tras el asesinato de Joffrey, la muchacha claramente habría huido hacia un lugar seguro dónde ocultarse. Pero no bastaba con desaparecer, Sansa Stark también necesitaría a alguien con suficiente poder para protegerla en caso de que fuera descubierta. Lysa Arryn podía ser una tonta, pero contaba con ese poder.
Los hombres del Valle habían respetado, incluso admirado, a Eddard Stark. Kevan podía pensar en los nombres de una docena de señores del Valle que pelearían por mantener a la hija de Stark a salvo.
Kevan había recibido los informes de los espías de Qyburn, y había ordenado al hombre tajantemente que permanecieran en secreto, incluso del resto del Consejo Privado y su sobrina. No podía hacer nada por los rumores, pero mientras no se supiera abiertamente de una confirmación, nadie daría crédito a éstos y no tendría que actuar en consecuencia.
Kevan aún recordaba las constantes demandas de Mace Tyrell hacia Tywin para intensificar la búsqueda de Sansa Stark luego de los primeros días tras la muerte de Joffrey: el Señor de Altojardín estaba convencido más allá de todo argumento disuasorio de que la muchacha había tomado parte en el intento de asesinato junto a su esposo. En cualquier caso, la furia de Mace Tyrell no había sido ocasionada tanto por la muerte de Joffrey como por el hecho de que su nueva esposa, la hija de Tyrell, había bebido de la misma copa y podría haber muerto también por el veneno. Kevan no creía que Mace Tyrell hubiera desistido de tales pensamientos. No podía permitir que la Mano del Rey supiera con certeza de la aparición de Sansa Stark.
Porque lo cierto era que no estaba en posición de actuar contra la chica Stark, al menos de momento. Estaban rodeados de enemigos, y si intentaran alcanzarla era muy probable que el Valle se interpusiera en el camino.
No podía exigir a Lysa Arryn que la devolviera: más allá de lo que fueran una y otra, eran tía y sobrina. Además, la mujer tonta podría negarse simplemente por orgullo, y entonces se vería obligado a actuar en contra de ella para no dar a la Corona una imagen de debilidad, lo que inevitablemente derivaría en un conflicto con el Valle.
Enviar tropas para apresar a Sansa Stark estaba fuera de consideración: no solo sería un insulto imperdonable para los señores del Valle ver una fuerza enemiga en sus tierras, sino que les daría la excusa perfecta para alzarse en contra del Trono de Hierro.
Tal vez…si enviaran un hombre en secreto para…¡No! Era demasiado arriesgado. Si su agente fuese capturado, podría llevar a los señores del Valle directo hacia él y la Corona. Y aunque tuviera éxito, esa no era la respuesta.
También debía pensar en Cersei….…su sobrina había cambiado mucho desde su humillación pública, pero Kevan dudaba que lo suficiente para no hacer, o proponer, una imprudencia terrible si supiera que uno de los posibles asesinos de su amado hijo mayor estaba libre y a salvo. No, Cersei no debía saber de la chica Stark.
No era el momento de lidiar con la chica Stark. Tal vez, una vez que la situación mejorara para la Corona, podría lograr que se presentara en la capital para un juicio por su posible papel en el asesinato de Joffrey. No sería una solución verdadera, pero podría servir para calmar a Mace Tyrell y, con la ayuda de los Siete, a Cersei. Pero por ahora, debía enfocarse en sus enemigos más acuciantes: el invierno que llegaba, el vacío de sus arcas, las deudas de la Corona, Euron Ojo de Cuervo y sus piratas, y el bastardo de Ned Stark y sus salvajes.
El bastardo que compartió un padre y un hogar con Sansa Stark.
Una idea terrible apareció de manera repentina en la mente de Kevan. ¿Qué pasaría si Jon Nieve, por medio de Sansa Stark, lograra un acercamiento a la viuda de Jon Arryn y los hombres del Valle?
Si el bastardo de Stark obtiene el apoyo de Lysa Arryn y los Caballeros del Valle…
Catelyn
"Quiero ver a Jon" en cuánto las palabras salieron de sus labios, éstos se abrieron, al igual que sus ojos, de manera involuntaria por el hecho de que las mismas salieron también de los labios de Ygritte.
"¿Qué?" dijo Catelyn, nuevamente imitada a la perfección por la otra mujer.
"¿Por qué?" Catelyn se empezaba a frustrar por el hecho de que ella e Ygritte hablaran a la vez. Ygritte debía pensar lo mismo, porque alzó una mano libre y cubrió con brusquedad la boca de Catelyn.
Si Catelyn no estuviera tan afectada por el agradable calor del tacto de Ygritte sobre sus labios, habría retirado la mano de la otra mujer con brusquedad por ese atrevimiento.
"Yo hablo primero, y luego lo haces tú ¿de acuerdo?" dijo Ygritte. Catelyn solo asintió, y para su ligera y consciente insatisfacción, Ygritte retiró su mano de su boca "Quiero ver a Jon. Ha pasado demasiado tiempo" concluyó la madre de Minisa.
"Sí. Demasiado" concordó Catelyn "Extraño a Jon. Necesito hablar con él" dijo, sin faltar a la verdad. Había mucho que necesitaba decirle, muchas causas para que hablara con él, y una de las más importantes concernía a la mujer junto a ella "Pero el camino puede ser peligroso" añadió de repente.
"El campamento puede ser peligroso" le recordó Ygritte, al tiempo que llevaba dos dedos a su ojo recientemente curado. Catelyn tragó cuando entendió a qué se refería: el intento de asesinato "Estaremos más seguras cerca de Jon" afirmó.
Catelyn asintió, completamente de acuerdo. No había lugar más seguro para ellas, sobre todo para Minisa, que estando cerca de Jon. Pero aun así….
"Tal vez Jon prefiera que esperemos" comentó, nerviosa por la posibilidad de que, al llegar tan pronto luego de la lucha, añadieran una preocupación más a la montaña de estas con las que Jon probablemente tenía que lidiar "Tal vez quiera mantenernos lejos de la lucha"
Ygritte bufó "¿Tal vez? Jon no querrá vernos a menos de mil pies de cualquier batalla, eso es seguro. Pero no importa. Para cuándo se dé cuenta, será demasiado tarde para detenernos"
Los ojos de Catelyn se abrieron cuándo la realización la asaltó "Jon no tiene idea de que iremos a él" afirmó. Ygritte no dijo nada, pero no hacía falta "¡Kyura se fue sin que le dijeras nada!" afirmó.
Ygritte asintió "No podía correr el riesgo de que le dijera. Pero le dirá del intento de asesinato. Jon se dará cuenta de que lo mejor es que estemos cerca de él" afirmó. Si Catelyn no conociera tan bien a Ygritte, podría haberse perdido de la ligera vacilación en su voz. Pero no lo hizo.
"De cualquier forma, no iremos por el camino solas. Iremos bien acompañadas" Ygritte dejó a Minisa en los brazos de Catelyn antes de levantarse, una mirada calmante que discernió enormemente con sus siguiente palabras "Nos iremos en dos días"
Cuando vio la decisión en los ojos de Ygritte, la mujer mayor supo que no tenía caso intentar disuadirla de cualquier cambio. Así pues, solo quedaba una cosa por hacer; apoyarla "De ac…" las palabras de Catelyn fueron cortadas por un repentino y breve beso de Ygritte.
La sonrisa de suficiencia que Ygritte le dio en cuanto se separaron la hizo entrecerrar los ojos. Catelyn se obligó a centrarse en la molestia por el atrevido avance de Ygritte en un momento de distracción…en vez de la otra molestia, esa a la que no quería dar atención…..porque manifestaba que también estaba molesta por lo breve que fue el beso.
Sigorn
Cuándo los centinelas informaron que una tropa de hombres se acercaba a ellos desde el oeste, supo que eran de los suyos. Su tranquilidad se convirtió en abierto alivio cuándo vio al jinete que iba al frente del grupo: Siegerd, su hermano menor.
"Sobreviviste" le dijo a modo de saludo, con una falsa sorpresa enmascarando su felicidad.
"Sí" dijo Siegerd. El tono de voz ausente de su hermano, junto con la lúgubre expresión que llevaba en su rostro, acabaron de inmediato con la felicidad de Sigorn y la reemplazaron con inquietud.
A su alrededor, una multitud se fue formando con rapidez mientras Siegerd y el resto de su grupo desmotaban. Sigorn los ignoró a favor de mirar a su hermano menor; tenía un mal presentimiento. Uno muy malo.
Siegerd tragó saliva antes de morderse el labio. Parecía…..atribulado.
"Siegerd" dijo Sigorn, hablando en la Lengua Antigua, el primer lenguaje de su pueblo. Estaba seguro de que había pasado algo.
"Padre cayó en batalla"
En el primer instante, Sigorn podría haber jurado que escuchó mal. En el segundo, pensó que Siegerd debía estar mintiendo. En el tercero, vio la razón: su hermano nunca mentiría con algo semejante. En el cuarto, vio rojo.
No recordaba haber formado un puño con su mano derecha, ni haberlo alzado. Lo único de lo que fue consciente fue de haberse movido y haber golpeado con todas sus fuerzas el pómulo del thennita al lado de su hermano, derribándolo, al tiempo que un gruñido de rabia salía desde el fondo de su pecho.
"Un día gobernarás a nuestra gente muchacho. Antes de que ese día llegue, debes gobernar tus emociones" las palabras de Styr resonaron en su mente, arrancando el velo de la ira, en parte, y recordándole que el día en que dirigiría a los thenn había llegado.
Debía estar a la altura de su obligación.
Hizo una seña a su hermano para que lo siguiera, mientras buscaba un lugar alejado de la multitud que se había formado. Cuándo lo encontró, encaró a Siegerd al instante.
"¿El Rey…..te mandó aquí solo para decir…decirme eso?" preguntó Sigorn, intentando hablar comprensiblemente a través de la ira aún latente en su interior.
Siegerd sacudió la cabeza "El Rey ordena que tomes el castillo. Debes guardar la riqueza que encuentren en el interior; tiene planes para ella. Pero puedes repartir las armas, los caballos y el resto como prefieras" anunció "Debes dejar a quinientos hombres para guarecerlo y marchar con el resto para encontrarte con él"
Sigorn asintió. Debía informar a Helmat y al resto. Pero antes…
"¿El Rey dijo algo más?" preguntó, esperando que hubiera algo relacionado con los enemigos que hubiera tras las murallas del Fuerte Terror.
"Que debes dejar el castillo intacto, para que pueda ser utilizado luego" mencionó Siegerd "Y que puedes usar la estrategia que gustes para tomar el castillo" añadió.
En cuanto escuchó las últimas palabras, Sigorn ya sabía lo que haría. Atacaría Fuerte Terror con todas sus fuerzas, derribaría las puertas con sus propias manos si debiera, y pasaría por la espada a cada hombre que encontrara en el castillo.
"Por Styr de Thenn. Por el padre que le arrebataron Sigred y a Srigda" dijo en su interior, los rostros de sus hermanos menores apareciendo ante sus ojos "Por el padre que me arrebataron"
Val
No confiaba en Marlon Manderly; el hombre era cortés, firme y justo, además de parecer honesto, pero no confiaba en él. Solo le había tomado una plática con él para saber que si estaba aquí era por servir a su señor, antes que a Jon.
Pero el señor al que Marlon servía estaba dispuesto a servir a su vez a Jon, y Marlon había aceptado sin discusión sumar su ejército al de Val y servir bajo su mando hasta que el tal Lord Manderly, o Jon, decidieran que no era necesario. Eso sería suficiente por ahora.
Val tampoco confiaba en los hombres de Manderly. Había visto las miradas que muchos de ellos dirigían hacia ella y el resto del Pueblo Libre. Eran idénticas a las de los lamentables restos del ejército del Joven Lobo. Pero eran dos mil hombres para sumar a los suyos propios y que pelearían para recuperar Foso Cailin. Eso sería suficiente por ahora.
Ahora, había llegado el momento de ver si la confianza que Jon había puesto en Howland Reed y en sus lacustres, y la recién descubierta lealtad de los hombres Manderly hacia Jon, daban sus frutos.
Les había tomado dos días completos separar a sus fuerzas y llevarlas a los lugares en los que deberían estar. Los lacustres habían sido indispensables en esta tarea, llevando en flotas de docenas y docenas de pequeñas balsas a cientos de hombres y mujeres armados a través de las peligrosas aguas del Cuello. Siete de ellos habían caído en las aguas, y dos de éstos habían muerto debido a picaduras de serpientes venenosas durante su estancia en el agua antes de ser rescatados. Pero los demás habían llegado a salvo y en esos momentos, Val suponía, se preparaban al igual que ella para atacar.
La estrategia era simple: una fuerza atacaría el Foso por el sur para llamar la atención de los defensores. Una vez que estuvieran seguros de que tenían la atención de los hombres en las tres torres, los lacustres y Val atacarían el Foso con una segunda fuerza por el norte, este y oeste. La señal para informar que las torres estaban totalmente tomadas sería ondear estandartes desde la cima de ellas.
La fuerza del sur estaba compuesta por un millar de Manderlys, además de un centenar de los hombres de Val y cincuenta de los norteños del Joven Lobo. El mando de esta fuerza recaía en Marlon Manderly, Byorth y Kyle Condon.
La otra fuerza, dirigida por Val, y en la que estaban incluidos Garlon Norrey, las mujeres Mormont, Tully y Karstark, estaría compuesto por el resto de los Manderly, de los hombres del Joven Lobo y de mil cuatrocientos hombres de la caballería. Seis gigantes, portadores de grandes arcos y flechas de tamaño descomunal, irían en la retaguardia de esta fuerza.
Los lacustres de Howland Reed, dirigidos por el peculiar señor, atacarían desde las sombras, sumándose al asalto al mismo tiempo que las fuerzas de Val. Ofrecerían toda la protección posible de los arqueros enemigos con sus propias ráfagas de flechas, e intentarían mantener al resto de ellos lejos de las partes más traicioneras de los campos que rodeaban Foso Cailin.
El ataque tendría lugar poco después del amanecer, cuándo las nieblas del Cuello eran más espesas, y con la esperanza de que el sueño bruscamente arrancado lograra retrasar las respuestas de los defensores de las torres. Val no esperaba que les ganara mucho tiempo, pero cada momento contaba.
Habían pasado la noche en el camino, no muy lejos del primer lugar dónde Val se había encontrado con los lacustres. Algunos hombres no habían dormido, prefiriendo pasar la noche murmurando entre sí, o afilando sus armas, o dando pequeñas mordidas a trozos de pan o galletas secas que había conservado de su cena. Entre ellos estaban Garlon Norrey y el hermano de Alys. Otros en cambio habían cerrado los ojos en cuánto se detuvieron, acostándose sin más en el camino, o con las espaldas apoyadas entre sí, luego de aflojar su agarre sobre sus armas, y usando escudos para apoyar sus cabezas antes de caer en los brazos del sueño. Entre éstos estaba Brynden Tully, que dormía sin problemas, con una mano en la empuñadura de su espada y la otra en la vaina de dicha arma.
Val misma se recostó y cerró los ojos por unos momentos, buscando algo de descanso. Sin embargo, se levantó mucho antes del amanecer, y tras forzarse a tomar algo de agua y un par de galletas secas para buscar fuerzas, ordenó a los demás levantarse y prepararse. Sin palabras, se encaminó hacia el sur, seguida por los demás.
Llevaban unos pocos arietes, troncos de árboles que habían sido cortados con rapidez y afilados en uno de sus extremos, para intentar derribar las entradas. Sin embargo, Val no esperaba que muchos llegaran a las puertas de las torres, principalmente debido a la inestabilidad del terreno que tendrían que atravesar. Era por eso que una cantidad considerable de los suyos llevaban además grandes hachas y mazas de acero. El resto de los guerreros portaban armas eran cortas: espadas, hachas pequeñas, dagas y mazas. Las armas largas, como las lanzas, no servirían de mucho cuando lograran abrirse paso al interior.
El camino estaba salpicado de charcos diminutos y algún árbol ocasional, los cuáles fueron rodeados mientras se encaminaban hacia el sur. Los ojos de Val estaban entrecerrados, su mirada fija en las nieblas que se abrían a medida que se adentraba en ellas, buscando las torres de Foso Cailin.
"Tres o cuatro veces más altas que los gigantes, gruesas y oscuras" había dicho Reed. Según el señor lacustre, así sería como Val vería Foso Cailin por primera vez.
La luz aumentaba poco a poco, filtrándose a través de la niebla. Era señal inequívoca de que la noche estaba dando paso al día. Los árboles, tanto a la vera del camino como lejos de él, se iban reduciendo cada vez más, y entonces Val vio una línea gruesa que se alzaba del suelo, oscura y sólida. De inmediato alzó una mano, y con una serie de murmullos, todos los hombres y mujeres detrás de ella se detuvieron. Con una aparición precisa, una sombra surgió del camino a la derecha. Pese a que detrás de sí había una gran laguna de agua pantanosa, el lacustre llegó a ellos con los pies casi del todo secos. Sin palabras, se acercó a Val, sus pies no haciendo ningún sonido.
"Las torres se alzan a unos mil pasos" dijo, en una voz tan baja que Val tuvo problemas para escucharlo. Lo miró en silencio, tomando nota del arco en sus manos, el carcaj de flechas oscuras en su espalda y el rostro, cuello y manos cubiertos de barro "Los hombres Manderly ya casi han llegado. Deberían empezar el ataque en cualquier momento" informó.
"¿Y Lord Reed?" susurró Val.
"Listo con sus mejores arqueros. Tenemos hombres en el este y el oeste" respondió el lacustre, aún en susurros "Lord Reed os desea buena fortuna en las luchas por venir" añadió, antes de girar y salir del camino, desapareciendo con un silencio absoluto.
Val miró hacia atrás e hizo una serie de gestos con las manos para que los guerreros se agacharan, antes de hacerlo ella misma. No muy lejos de ella estaba Garlon Norrey, y sin palabras se acercó a ella.
"Ahora esperamos" comentó el hombre, al tiempo que la miraba con seriedad.
Val asintió "Ahora esperamos" concordó.
Ser Kyle Condon
Todo norteño sabía bien la historia del Foso Cailin. Y deducía, por ésta, que atacarlo por el sur era poco menos que una sentencia de muerte.
La tierra era tan inestable que cada paso se sentía pesado. No había un hombre entre todos ellos que no tuviera los pies cubiertos de lodo. Algunos estaban cubiertos hasta las rodillas. La maldita cosa robaba sus energías, dificultaba su avance y arrancaba ríos de sudor y maldiciones de todos ellos. El sendero a través de los pantanos era además desigual; a momentos podía ensancharse por algunos pasos, para luego cerrarse todavía más que en el tramo anterior. Tenía curvas ocultas y pequeños canales que cruzaban el camino de lado a lado y obligaban a ser saltados para avanzar. Si no fuera por los lacustres, probablemente algunos ya habrían caído fuera del camino y directamente en el Cuello.
Las nieblas se disipaban cada vez más, y en cuánto las primeras formas oscuras, alargadas y de gran tamaño se divisaban entre ellas mantuvieron la forma, ocurrió. Un débil silbido se escuchó, y un momento más tarde la responsable de tal sonido, una flecha de plumas de ganso, guardó silencio cuando se incrustó en el cuello de uno de los hombres que iba al frente.
Kyle no lo pensó; antes de que el cuerpo hubiera tocado el suelo, se obligó a moverse con más rapidez hacia el frente.
"¡Ataquen! ¡Ataquen!" exclamó al resto de los hombres, muchos de los cuáles miraban aturdidos la flecha que acababa de arrebatarle la vida a uno de sus compañeros.
Si aún hubiera una parte de Kyle que pensara que aún no los habían visto, habría muerto con el estridente sonido de un cuerno de guerra que atravesó los últimos resquicios de niebla.
"¡ATAQUEN!" la voz de Marlon Manderly rugió.
"¡Avancen! ¡Todos avancen!" gritó Kyle, al tiempo que el cuerno de guerra sonaba por segunda vez.
No había dado ni diez pasos cuando se hundió un pie completo en tierra lodosa, al igual que otros hombres que cayeron junto a él. Reprimiendo una maldición empezó a liberar uno de sus pies, solo para que nuevas flechas cayeran sobre ellos, matando o hiriendo al menos a una docena de hombres, aunque ninguna lo alcanzó.
Las flechas fueron cayendo cada vez más a menudo. Ráfagas pequeñas que no causaban gran daño, pero que reducían sus números. Con esfuerzo, Kyle finalmente logró liberar sus piernas y volvió a correr hacia el frente, seguido de muchos otros. Por gracia de los dioses, ninguna flecha se alojó en su carne, aunque su escudo lo salvó en tres ocasiones de los mortíferos proyectiles. Otros no tenían tanta suerte; los cuerpos caían por cada palmo de terreno que dejaban atrás. Algunos aún estaban vivos, como denotaban los gritos de dolor y las súplicas de ayuda que escuchaba a sus espaldas. Otros caían para nunca más levantarse.
Kyle saltó un nuevo riachuelo y tropezó dos veces más a causa del lodo. De reojo podía ver que al menos un centenar de hombres habían salido del camino, probablemente para no suponer un blanco tan sencillo para los arqueros. Eran unos estúpidos; su situación era todavía peor que la de Kyle y el resto de los que se habían mantenido en el sendero. Vadeaban por aguas igual de profundas entre gritos, y Ser Condon alcanzó a ver el omento en que tres de ellos saltaban a lo que parecía un parche de tierra firme, solo para hundirse completamente y desaparecer de la vista.
"¡Escudos arriba! ¡Sigan avanzando!" gritó Kyle, dando una breve plegaria a los Dioses Antiguos para que los hombres lo escucharan y no cayeran en pánico "¡Avancen! ¡Vamos! ¡Adelante!"
Si caían en pánico, el ataque estaba irremediablemente condenado al fracaso.
Val
Los gritos perforaban el aire. Eran lejanos, pero aun así eran señal inequívoca de que el ataque por el sur había iniciado. Val miró hacía Garlon Norrey y asintió una solo vez: había llegado el momento.
Con un simple gesto, Val se lanzó hacia el frente, seguida por el resto de los suyos. El silencio imperaba sobre todos ellos mientras se lanzaban a la carrera: cada momento que los defensores no tomaban conciencia de ellos, era un momento para que se acercaran más a las torres.
Val observó de reojo como Garlon se separaba de ella y se desviaba hacia el este, seguido por varios cientos de hombres. Al ver cómo no se hundían ni tenían problemas en avanzar fuera del camino, Val supo que habían visto el saliente del que había hablado Reed. Volvió la vista al frente, y su visión fue ligeramente obstruida cuando algunos hombres y una mujer de las lanzas, con piernas más largas y mayores pasos, la superaban en dirección a las torres. Al siguiente instante, la mujer cayó al suelo cuando una flecha atravesó su pecho, justo a la altura del corazón. Sin molestarse en dar una segunda mirada, saltó sobre el cadáver y siguió moviéndose, alzando su escudo cuando más flechas volaron en su dirección.
Las torres ya estaban mucho más cerca, tanto que la niebla ya no obstruía la visión de estas. Val dudó un momento antes de dirigirse hacia la más occidental. Le bastó ver el lodo y las aguas verdosas ante ella para darse cuenta de que sería muy difícil de alcanzar.
Separado de la torre por unos veinte pies, un pequeño foso que se introducía en el pantano, y que estaba lleno de aguas verdosas del mismo, se interponía en el camino. Una serie de tablones de madera se extendían sobre el Foso, formando un puente improvisado al que Val se dirigió.
"¿Por qué dejarían un puente que los atacantes podrían aprovechar?" Val se detuvo en seco, y sus ojos se abrieron en realización.
"¡NO!" gritó, pero ya era tarde. Una docena de los suyos se abalanzaron a la vez hacia el puente improvisado, y colapso con un crujido sonoro. Los que estaban encima de él cayeron al foso, y de inmediato empezaron los gritos de dolor.
Val no lo pensó. No podía detenerse, no cuando las flechas aún caían sobre ellos y los gritos se hacían más numerosos a cada momento.
"¡Todos síganme!" gritó, antes de hacer una estupidez. Corrió lo más rápido posible hacia el foso, sus piernas dando las zancadas más largas posibles, y saltó con todas sus fuerzas, aterrizando al otro lado con estrepito. Alzó el escudo en dirección a la torre, al tiempo que giraba la cabeza un instante para ver como cuatro hombres más saltaban el foso. Tres de ellos lograron llegar al otro lado, pero el cuarto cayó cuando una lanza surcó el aire y se enterró en el medio de la barriga. Asomando la vista sobre su escudo por un instante, Val vio una ventana cuadrada en la torre, desde la cual un hombre arrojaba una nueva lanza.
"¡Muro de escudos!" gritó Val, y los que habían logrado saltar el foso se apresuraron a unir sus escudos al de ella, formando una pequeña muralla. Gradualmente, bajo las lanzas y flechas arrojadas desde las torres, más guerreros se fueron sumando, ampliando el muro de escudos. Cuando eran ya unos treinta, Val supo que no podía esperar más.
"¡Síganme!" gritó la hermana de Dalla, al tiempo que se aproximaba hasta estar casi en la base de la torre para luego empezar a correr a su alrededor, buscando la puerta de entrada. Detrás de sí, Val escuchaba pisadas y exclamaciones, acompañadas por algún grito ocasional. También escucha gruñidos de dolor, y no se atreve a mirar hacia atrás. Es consciente de que están con la espalda descubierta hacia una de las otras torres.
Rodea la torre, el foso a su izquierda y los muros de piedra cubiertos de musgo a la derecha, hasta que al fin la encuentra.
La puerta es de madera, pero sus bordes son de acero puro. Una gran cruz del mismo material está también sobre el interior de la puerta, protegiendo el centro. Con un par de gritos, Val y todos los demás forman un nuevo muro de escudos en torno a la puerta. Está incompleto, pero Val espera que se vea aumentado por los hombres que aún no habían saltado el foso, y que deberían haberlos visto moverse.
"¡Empieza!" gritó, y al instante uno de los hombres con ella, de brazos gruesos y pecho cubierto con un jubón con el emblema de Manderly, tomó una gran hacha de acero de su espalda y empezó.
¡TCHAK! ¡TCHAK! ¡TCHAK! Resonó la madera al ser golpeada por el arma de acero.
Val mantuvo su escudo alzado sobre su cabeza, y demostró ser muy útil cuando escucho el inconfundible sonido de una roca de gran tamaña golpeando la madera. Reprimiendo una maldición ante el golpe, dirigió la mirada sobre su hombro para ver cómo más hombres llegaban por el mismo camino que ella. No todos lo lograron; algunos cayeron por las flechas disparadas desde las otras torres, y uno de ellos, un guerrero de su edad con las mejillas cubiertas con runas tatuadas, vio su cráneo aplastado cuando una roca cayó desde la cima de la torre.
Val dirigió su mirada nuevamente a la puerta cuándo un guerrero recién llegado tomaba una gran maza y empezaba a golpear a intervalos con el hombre de Manderly.
"¡Aahhhh….." el gritó se escuchó encima de ella, y se cortó de repente. Val observó cómo un hombre con los colores Bolton se quedaba quieto al golpear con fuerza contra el suelo sólido, un asta de flecha rota sobresaliendo de su costado.
"¡Más fuerte!" gritó, volviendo la vista hacia los hombres que intentaban derribar las puertas con una pequeña sonrisa en el rostro ante el acierto del arquero lacustre que en esos momentos sin duda estaría disparando más flechas, acompañado por los suyos.
Quizás Jon tenía razón después de todo. Reed y los lacustres podrían ser confiables.
Garlon Norrey
Se habían agrupado en el saliente de tierra, unos trescientos o cuatrocientos hombres. Contaban con dos arietes, lo bastante pequeños para ser transportados por menos de diez hombres, pero aún lo bastante útiles como para derribar las puertas de las torres.
Ya habían atraído la atención de algunos arqueros, que mantenían una lluvia casi constante de flechas en su contra. Sin embargo, la estabilidad del terreno, junto con su formación, evitó que sus bajas fueran desproporcionadas. Con lentitud pero con constancia, fueron rodeando las torres por el este hasta tener las entradas a la vista. Se detuvieron y Garlon miró hacia atrás; menos de una decena de los suyos habían caído por las flechas. Con cuidado, Garlon analizó los alrededores con la mirada.
Los Manderly en el sur estaban siendo masacrados. Un campo de cadáveres se ubicaba hacia el sur. Los cuerpos salpicaban el suelo, cubiertos de lodo. Otros más estaban fuera del camino, vivos o muertos, sumergidos en algún grado en las aguas del Cuello. Pero, aún peleando por avanzar cada paso, aún no se rendían.
"¡Avancen, vamos! ¡Por el Norte!" llegó un rugido de la misma dirección. Garlon reconoció la voz. Era la de Marlon Manderly. Aún bajo ataque constante de los arqueros, los Manderly no se retiraron. Siguieron moviéndose hacia las torres, los escudos alzados y las piernas cubiertas de lodo, pese a sangrar constantemente.
Tenía que aliviarlos, y solo había una manera de hacerlo.
"¡Por el Rey y la Casa Stark! ¡Ataqueeeeen!" gritó Garlon, al tiempo que se lanzaba hacia el frente. La formación se deshizo cuando los hombres se lanzaron a la carrera, los escudos en alto y las puertas como objetivo.
Había tramos cubiertos de lodo en el camino hacia las torres, y muchos hombres, Garlon entre ellos, cayeron en ellos, solo para levantarse con dificultad, bajo el fuego de las flechas enemigas. Todos excepto tres, que fueron golpeados por flechas Bolton y no volvieron a levantarse.
"¡AAH!" el grito llamó la atención de Garlon, que observó como uno de los arietes estaba caído en tierra, aplastando la pierna de uno de los hombres encargados de llevarlo. Los demás estaban luchando para alzar el ariete sin perder el equilibrio por el lado bajo sus pies.
"Maldición" masculló Garlon, al tiempo que envainaba su espada y corría en dirección a ellos. Con esfuerzo, y casi cayendo una vez más en el inestable lodo, logró liberar la pierna del hombre, que soltó un grito de dolor al intentar levantarse nuevamente. Era obvio que tenía la pierna destrozada "¡Mantente cubierto!" le espetó al herido, antes de dirigirse a los demás "¡Vamos! ¡Hacia las puertas!" gritó, al tiempo que volvía a correr, sosteniendo el ariete con la mano derecha mientras alzaba el escudo con la otra.
Al acercarse a las puertas, sintió como dos flechas golpeaban su escudo inofensivamente. Algunos hombres habían llegado a las puertas antes que ellos, pero se apartaron al ver el ariete, y junto con los que venían atrás, formaron a una orden de Garlon un muro de escudos en torno al ariete, en protección de los proyectiles que al instante empezaron a llover contra ellos.
¡BUM! ¡BUM! ¡BUM!
Sobre los gritos, las maldiciones y el silbido de las flechas, los golpes del ariete resonaban con fuerza.
Val
La puerta estaba casi destruida, pero aún era imposible de cruzar. En el lado derecho, una profunda cicatriz hecha por un hacha permitía vislumbrar el interior. El hombre que había creado tal marca había muerto por un perno de ballesta disparado desde la misma cicatriz. Su asesino había caído con un grito al siguiente instante, cuando una espada lo empaló a la altura del hombro. El dueño de la espada quedo manco al siguiente instante por un golpe descendente que cortó su mano en un golpe limpio.
"¡Conmigo! ¡Conmigo!" gritó Val, para luego posicionarse a unos diez pasos de la puerta, a la cabeza de un grupo de unos treinta guerreros. Muchos eran del Pueblo Libre, pero también había un par de hombres del Joven Lobo y al menos siete u ocho Manderlys "Escudos arriba" ordenó, y al momento todos los escudos se posicionaron uno junto al otro. Los hombres en el medio alzaron los suyos para proteger sus cabezas de las flechas que, aunque no tan numerosas como al principio, aun caían sobre ellos "Cuando lo ordene, embistan la puerta con todas sus fuerzas" gruñó Val, al tiempo que tomaba el hacha corta que llevaba en la espalda.
¡TCHAK!
La mirada de Val estaba fija en un solo lugar.
¡TCHAK!
No en el foso infestado de serpientes venenosas que estaba a su espalda.
¡TUMPF!
No en los arqueros que aún disparaban desde la torre.
¡TCHAK!
No en las ocasionales piedras que eran arrojadas sobre el muro de escudos que protegía a los hombres que abrían la puerta.
¡TCHAK!
Ni siquiera en el resto de la batalla que tenía lugar.
¡TCHAK!
La mirada de Val…..
¡TUMPF!
….estaba fija….
¡TCHAK!
….en…..
¡TCHAK!
…...la…..
¡TUMPF!
…..puerta…
¡TCH- ¡CRACK!
"¡Carguen!" gritó Val, el sonido saliendo directamente de su pecho. Se lanzó hacia la puerta con un rugido, imitada por los que estaban detrás. Los hombres en el camino se apartaron con rapidez, la puerta se acercó aún más rápido, Val alzó su escudo y apoyó todas sus fuerzas en su lado izquierdo, antes de impactar.
Los restos de la puerta cayeron ante la embestida de tantos cuerpos a la vez, y Val entró en la torre…..solo para bajar la cabeza, aún sin detenerse. La hoja de acero perdió su cabeza por una distancia diminuta, solo para derribar al hombre directamente tras ella.
Los gritos, insultos y maldiciones resonaron en el interior de la torre cuando atacantes y defensores al fin se encontraron. El combate que se entabló era cerrado, tanto que no se podía ver nada más allá de uno mismo.
Val giró sobre sí misma y lanzó un golpe sin pensar, solo para alzar el escudo para detener la lanza que golpeó desde el otro lado. Saltó hacia atrás buscando un momento para orientarse, solo para ser detenida por la dureza de la pared contra su espalda. Bloqueó un golpe de hacha con su escudo antes de arrojarse contra el portador y clavar el hacha en su cuello. El agarre sobre el arma se aflojó cuando un golpe estrepitoso cayó sobre ella; logró bloquearlo con el escudo, pero la lanzó al suelo y se vio forzada a dejar el escudo de lado para rodar fuera del camino de un nuevo golpe que partió la piedra debajo de ella.
"¡Mi señ….." Val registró un grito que fue callado repentinamente, pero no tuvo tiempo de buscar a su dueño. Giró nuevamente para esquivar un tercer golpe de un hacha larga y desenvainó una daga, para alzarse con rapidez y apuñalar a su atacante con fuerza en la pierna.
"¡AH!" el grito de dolor que esbozó el hombre no le impidió intentar golpearlo con la pierna libre. Val logró esquivarlo antes de sacar la daga y golpear de nuevo, esta vez a la altura del ombligo.
El rival de Val no pareció sentir las puñaladas, ya que su cabeza fue hacia el frente en un movimiento brusco que golpeó a Val en el extremo de su frente, dónde una pequeña franja de piel separaba su ceja de su cabello. La hermana de Dalla creyó escuchar un hueso crujir. Su visión se oscureció por un momento por el impacto y el dolor, pero su mano volvió a sacar la daga y siguió apuñalando a ciegas, esta vez un poco más alto. El agarre sobre ella se debilitó, y cuando Val retiró la daga por séptima vez, su visión ya había vuelto. Aunque aún algo aturdida, logró captar como su oponente se desplomaba en el suelo, su pecho cubierto de heridas de las que emanaba abundante sangre.
Val no alcanzó ni a coger el aliento cuando vio a un soldado Bolton pateando con fuerza a otro, éste un Manderly. Sin pensar, se lanzó a él y enterró la daga con fuerza en su espalda alta, justo antes de que el Bolton descargara un golpe de espada contra el hombre en el suelo.
"¡Retrocedan! ¡Retrocedan!" gritó una voz ronca, desconocida para Val "¡Al segundo nivel!"
Val al fin tuvo un momento para orientarse, y pudo ver que el suelo estaba cubierto de cadáveres y sangre. Algunos eran de los suyos; otros, de sus enemigos. El hombre que Val había salvado se levantó con piernas temblorosas y asintió con gratitud. Val le replicó con un gesto.
Val habría contado a los muertos, pero había cosas más urgentes: unos cuántos Bolton, quizás una decena, se retiraban apiñados por la escalera circular, la misma de la que le había hablado la hija de La Osa. El último se había perdido de vista por solo un par de instantes antes de que los primeros guerreros Manderly subieran las escaleras en su persecución, seguidos de cerca por los del Pueblo Libre.
Con un jadeo, Val desenvainó su espada y cogió el primer escudo cercano, uno circular con bandas verticales de blanco y cobre, antes de sumarse a la multitud que se apiñaba para subir las escaleras.
Garlon Norrey
Con un aullido, su espada descendió sobre el arquero en el suelo. Al mismo tiempo, una mujer de las lanzas bajó un hacha. Los dos golpes, uno en el pecho y otro en las costillas, acabaron de inmediato con el soldado con los colores Bolton.
"No se detengan" ordenó con voz ronca, mirando a todos los hombres y mujeres a su alrededor "Hay que seguir" dijo, antes de dirigirse al siguiente tramo de las escaleras.
Acababan de tomar el quinto nivel de la torre que habían atacado. La peor resistencia hasta el momento la habían encontrado en la base de la torre, dónde al menos veinte de los suyos habían acabado muertos o heridos. Pero en cada nivel había más enemigos esperándolos, y no lograban despejar ninguno sin perder a varios de los suyos. Pero más de sus hombres entraban a la torre en cada momento; este goteo constante de nuevos guerreros garantizaba que pudieran seguir avanzando a través de la torre.
Había tres hombres, o más bien dos hombres y una mujer de las lanzas, por delante de él en la carrera a través de las escaleras. El que iba al frente fue asesinado apenas llegaron al siguiente nivel, seguido al instante por el otro. La mujer de las lanzas se arrojó con fuerza hacia la derecha, al tiempo que se agachaba tras su escudo. Garlon hizo lo mismo, pero hacia la izquierda.
Una espada apuñalo hacia él, pero logró desviarla con su escudo antes de efectuar un corte que cercenó el brazo a su alcance a la altura del codo. Un corte rápido a la altura de la garganta silenció al Bolton recién lisiado. Al siguiente instante, una flecha voló en dirección a Garlon y rozó su hombro. Mientras el Pueblo Libre y los norteños atestaban el nuevo nivel alcanzado, Garlon se arrojó contra el arquero, que vio su arco tensado con una nueva flecha ya lista cortado por la espada de Garlon. El golpe que propinó fue tal que el extremo de su arma se enterró en el pecho del arquero, matándolo al instante.
Eso es por Owen.
Garlon miró alrededor, a tiempo de ver cómo unos pocos Bolton subían nuevamente las escaleras, mientras espadas y hachas caían sobre otros enemigos caídos, los únicos que aún se movían. El sexto nivel estaba asegurado.
"¡Al siguiente nivel!" gritó Garlon "¡Deprisa!"
Val
"Solo faltan dos niveles. Solo faltan dos" se forzó a recordar, intentando buscar en esas palabras algo de fuerza. Los había contado con cuidado a medida que los subía, y solo debía tomar uno más, además de la cima de la torre.
Sus mejillas estaban cubiertas de sangre, y el extremo de su frente ardía. No se atrevió a tocarla. Con un jadeo, corrió a la escalera que llevaría al siguiente nivel de la torre, por dónde ya había una veintena de los suyos subiendo con premura. A través de la maraña de cuerpos, creyó escuchar un grito. Entonces, ocurrió.
"¡Aahhhh! ¡Aaaaaahhhhh! ¡Uooooooohhh!" una docena de voces gritaron a la vez, y los que lideraban el camino por la escalera, que acababan de salir de la vista de Val, volvieron a entrar de manera repentina, cayendo escalones abajo con una serie de aullidos que helaban la sangre, al tiempo que sus manos y piernas se movían frenéticos, intentando agarrar algo. Su caída derribó a los demás, que bloquearon la escalera con sus cuerpos caídos.
Val observó sin entender, hasta que vio como una serie de ampollas aparecían en la piel imposiblemente enrojecida de una mujer de las lanzas.
"Aceite hirviendo" murmuró, más para sí misma que para otros "Los malditos usan aceite hirviendo" los gritos de dolor de los suyos perforaron sus oídos, y antes de que se diera cuenta, Val estaba llena de odio "¡Ah!" gritó, antes de dirigirse a la escalera.
No se molestó en ver si la seguían, ni le importó que pudieran tener más aceite y arrojarlo contra ella. El odio quemaba su interior, borrando todo rastro de cansancio. Era un fuego que casi le producía dolor físico, y lo apagaría con la sangre de las bestias que estaban al final del camino.
No encontró resistencia en la escalera, pero un arquero disparó contra ella en el último tramo de los escalones. Val logró detener la flecha con su escudo, antes de salir de la escalera y arrojarse con fuerza, esquivando dos hachas y desviando una espada antes de bloquear una maza con su escudo.
Giró, esquivó y logró matar a un oponente con un golpe de suerte, pero antes de que ocurriera otra cosa llegaron más guerreros, norteños y del Pueblo Libre, por la escalera. Enfocados en ella, los últimos Bolton fueron tomados por sorpresa y acabados con rapidez.
Val vio como un arquero, el mismo que había disparado contra ella unos momentos antes, huía hacia la cima de la torre por la escalera. Sin detenerse a pensar, fue tras él, y al llegar a la cima vio que era el único enemigo allí.
"¡Me rindo! ¡Me rindo!" gritó, al tiempo que tiraba su arco y alzaba las manos.
Sin palabras, Val se paró ante el hombre y colocó la punta de su espada contra su corazón. Con pasos pequeños y sin dejar de mirar al hombre con el emblema del hombre desollado a los ojos, caminó hacia el frente, hasta que la parte de atrás de las piernas del Bolton chocaron contra.
Val miró sobre su hombro por unos momentos y vio que al menos una docena más de personas habían llegado a la cima de la torre. Algunos eran del Pueblo Libre, y los demás eran norteños; tanto llegados con Marlon Manderly como sobrevivientes del ejército del Joven Lobo. Estos últimos dirigían las peores miradas al prisionero; sus ojos ardían de una rabia pura y cruda.
Val no lo pensó. En un momento su espada había bajado. Al siguiente, dio una larga zancada con el pie izquierdo, al tiempo que alzaba el derecho y golpeaba con todas sus fuerzas al arquero en el pecho.
"¡Aaaaah….." el hombre gritó al caer de la cima de la torre, pero se calló cuando impactó contra el suelo, con tal fuerza que el sonido de su cráneo rompiéndose llego hasta los oídos de Val.
Val giró, y sin palabras asintió a los hombres. Los que habían sido del Joven Lobo eran los más complacidos, pero los demás también estaban satisfechos. Val vio de reojo como otros guerreros, con lanzas que portaban estandartes con el lobo huargo de Stark, estaban contra las almenas de la torre, las puntas de sus lanzas saliendo de ella y los hombres agitando los estandartes en ellas.
Todos los que vieran los estandartes ondeando entenderían el mensaje: la torre había sido totalmente tomada.
Una brisa del norte golpeó el rostro de Val, aliviando el ardor en su ceja y enfriando sus mejillas y su rostro acalorado. Con un suspiro de agotamiento, Val miró hacia las otras torres y vio que había estandartes grises y blancos ondeando también desde ellas.
No se dio cuenta de la sonrisa que apareció en su rostro, pero si fue consciente de los pasos que daba hacia las almenas, hasta ubicarse junto a uno de los estandartes que ondeaban.
"¡Foso Cailin" gritó, al tiempo que bajaba la vista para observar los cientos de cuerpos ante ella, vivos, heridos y muertos "es nuestro!" concluyó, al tiempo que alzaba su espada.
Las ovaciones que estallaron eran tan fuertes, que por un momento se preguntó si Jon y los demás las oirían desde Invernalia.
¿Les gusto? ¿O dejó mucho que desear? Se aceptan ideas, sugerencias, opiniones, comentarios, críticas (constructivas) y cualquier cosa que quieran decirme. Serán muy apreciados y debidamente contestados.
Bien, como siempre, les pido prevención en todo este asunto del covid-19. La verdad, ya no sé qué creer, pero de todas formas sigo tomando las precauciones debidas, tanto por bien propio como por el de mi familia y comunidad. Les suplico que haga lo mismo: vida tenemos una sola, y no vale la pena perderla solo por un descuido.
Intentaré publicar el siguiente capítulo en una semana, pero como siempre, no prometo nada (el martes pasado demuestra por que no debo hacerlo).
Que estén bien (sobre todo de salud). Y que sigan así.
