Bien, hola a todos una vez más.
Hoy aprobé mi segundo examen pendiente, y la verdad estoy muy feliz por ello. Espero hacerlos tan felices como lo soy yo. Y estoy aquí y con un pedazo de capítulo….…. que para que contar, mejor voy a dejar que lo lean y esperar hacerlos felices con eso.
Muchas gracias a todos los que dejaron reviews: me hicieron muy feliz con ellos, y disculpen si no los contesto. No es mala voluntad, simplemente estoy impaciente por mostrarles lo que hice.
Disclaimer: todo lo que puedan reconocer pertenece a G.R.R. Martín. Yo solo lo uso para entretenerme y tratar de entretener a otros.
Jon
Se sentía irreal, tener a Ygritte a su lado una vez más, igual que saber que Catelyn estaba en Invernalia y a una distancia absurdamente corta, que solo tenía que caminar un poco y la hallaría. Pero lo más irrealista era el bulto que llevaba en sus brazos, el cálido peso de su hija llenando su corazón y haciéndole sentir que su mundo estaba en sus manos…..y no había forma de que permitiera que algo le pasara.
Antes de darse cuenta, se encontraba cruzando su solar con Ygritte a su lado y Minisa en sus brazos, terminando todos en las inmensas habitaciones dónde dormía. Había espacio para dos…..o más.
"¿Qué opinas hasta ahora?" preguntó a Ygritte.
"No está mal" respondió ella, al tiempo que se libraba del arco y el carcaj a su espalda.
El tono de falsa indiferencia habría engañado a otros, pero Jon sabía que estaba impresionada con Invernalia. Lo veía en sus ojos. Sacudiendo la cabeza con diversión, le dio la espalda a Ygritte para colocar a la aún dormida Minisa en el centro de su cama.
"Jon" la voz de la madre de su hija lo hizo voltear la vista.
Antes de poder decir nada, el cuerpo de Ygritte se estrelló contra el suyo y su visión quedó cubierta por una melena pelirroja.
Había pasado mucho tiempo desde que había sentido la gloriosa sensación de los labios de Ygritte contra los de él, de sentir el calor de su cuerpo contra el suyo. Pero reaccionó por instinto: su brazo envolvió su cintura, su mano fue a su cabello y su cuerpo se presionó contra el de ella.
Los labios de Ygritte se movieron con desesperación, y Jon se encontró correspondiendo con igual ansia. Su cuerpo quería saber, quería estar seguro. Su mente ansiaba la confirmación, ansiaba olvidar el temor que se había apoderado de ella y que anidaba en lo más profundo desde que supo del intento de asesinato.
"Está aquí. Ygritte está aquí" se siguió repitiendo, aún mientras su mano dejaba su nuca para tomar con fuerza uno de sus pechos mientras la acercaba aún más con la otra "Está conmigo. Está a salvo. Minisa también lo está. Y Catelyn…." Los gemidos de Ygritte mientras apretaba hundía los dedos en su carne eran la melodía más dulce…
Una melodía que acabó demasiado rápido, cuando Ygritte y él se separaron. Ambos se miraron, pero al final fue ella la que habló.
"Tenemos que hablar"
"Sí" concordó Jon "Cuando supe lo del intento de asesinato…."
"Estamos bien. Lo estamos. Eso es lo importante" dijo Ygritte, antes de que frunciera el ceño. Levantó la mano y colocó la punta de sus dedos fuera de su visión, sobre las vendas que cubrían su ojo "¿Cómo pasó?"
"No es importante" las palabras escaparon de su boca antes de que pudiera pensarlo mejor. Y antes de que pudiera ocultar el nerviosismo en ellas "No lo perdí"
Ygritte lo miró de nuevo, y sus ojos se entrecerraron en sospecha "¿Qué hiciste?" Jon conocía ese tono, y nunca auguraba nada nuevo.
Sabiendo que dar largas no ayudaría en nada, respiró hondo y habló.
"Me escabullí dentro de Invernalia para rescatar a Arya"
Lo siguiente de lo que fue consciente…..fue de un golpe debajo de su ojo sano, tan fuerte que su rostro giró, su visión pasando de Ygritte a la pared de piedra.
Resistiendo el gemido de dolor que quería escapar de su boca y luchando por ignorar el ardor que sentía en su mejilla, giró la cabeza "Yg….." no pudo decir más porque otro golpe, este dirigido a su mandíbula, volteó su rostro, esta vez hacia el otro lado. No pudo reprimir un gemido en esta ocasión.
Para su tranquilidad, su próximo intento de voltear no fue recibido con un nuevo golpe, pero ver el enojo absoluto de Ygritte no fue mucho mejor.
"No diré que no lo merezco" admitió, al tiempo que se encogía de hombros, en un mal intento de restarle tensión a la situación.
Fue un error; pareció enfurecer aún más a Ygritte.
"¡Porque lo haces!" exclamó, antes de voltear la vista a la cama; Jon hizo lo mismo. Minisa se removió un poco pero no despertó, y si la situación no fuera tan seria, su pecho se habría apretado ante la visión de Ygritte olvidando su enojo con él solo para comprobar que la niña no había despertado con su grito. Pero cuando estuvo segura que Minisa no se despertaría, volvió a encararlo.
"Eres un completo idiota" le dijo en voz más baja, pero no menos enojada.
"Lo sé" lo sabía. Las vendas en su ojo y el resto de sus heridas, ya casi curadas del todo, eran prueba de ello.
"No, no lo sabes. ¡No sabes nada, Jon Nieve!" era sorprendente como las palabras de Ygritte podían afectarlo más que las de nadie más "¿Acaso no piensas? ¿De qué rayos te sirve esa maldita cosa que tienes entre las orejas?"
"Para cubrirla en vendas" pensó en responder. Pero no era tan imbécil como para decirlo en voz alta.
"Se trataba de mi hermana. Tenía que hacerlo" murmuró. No quería pensarlo, pero dudada que Ygritte pudiera entender el vínculo que lo unía con Arya.
"Si hubieras muerto, ¿qué pasaría con todo esto?" preguntó Ygritte, abriendo los brazos "¿Qué pasaría con el Pueblo Libre y el Norte? ¿Qué sería de Catelyn y de….mí?" lo último fue un murmullo, pero tuvo el mismo efecto que la mención de la recién restituida Dama de Invernalia; una punzada dolorosa en el medio del pecho "¿Qué sería de ella?" el reclamo final fue el verdadero flagelo; la mano de Ygritte se extendió en dirección a Minisa, y fue francamente doloroso.
Jon tragó, incapaz de mirar a Ygritte, y mucho menos a Minisa. No quería pensar en esa posibilidad…
"¿Lo lograste?" el susurró de Ygritte no ocultaba el enojo que aún sentía "Casi te haces matar con tu estupidez. ¿Al menos liberaste a tu hermana?" aclaró.
No pudo mirar a Ygritte a los ojos al responder "No era Arya" contó, y el jadeo corto de Ygritte, seguido de una risa en la que no había ninguna gracias, fue más comunicativo que mil palabras "Era la hija del antiguo mayordomo de mi padre" no supo porque agregó eso, pero solo lo avergonzó más. Debía pensar como un Rey; hacerse matar por una muchacha que difícilmente tenía algún valor parecía un acto más propio de un bufón…
La mano de Ygritte lo cogió con firmeza por la barbilla y lo obligó a levantar la cabeza; en su otra mano había una daga. El metal destello cuando se movió con rapidez…..
…..y Jon parpadeó con su ojo ahora libre, acostumbrándose a usarlo tras tanto tiempo cubierto. A sus pies, las vendas cortadas yacían olvidadas mientras Ygritte devolvía la daga a su lugar.
Jon se quedó quieto mientras Ygritte trazaba la carne aún enrojecida en torno a la herida. Sus dedos, callosos por años de trabajo y arquería, recorrieron las suturas que iban de un lado a otro de la herida, empezando casi al nivel de su cabello y terminando en su mejilla.
"¿Esa mierda de Bolton hizo esto?" gruñó Ygritte, sus dedos trazando la herida una última vez antes de bajar su mano.
"No. Fue durante mi escape….." recordaba el dolor atroz que sintió cuando caía con Jeyne, alejándose del granero en llamas encima de él, para adentrarse en las profundidades oscuras que había debajo del castillo. Una punada atroz estallando en su rostro mientras caía a través de la oscuridad "…luego de ser herido por su mujer"
Ygritte parpadeó, antes de que su expresión se endureciera aún más "¿Está viva?" preguntó la madre de su hija "La mataré" declaró luego de que Jon asintiera.
Jon extendió la mano, cogiendo la de Ygritte en el momento en que giraba hacia la puerta, sin duda para cumplir su palabra.
"Ella morirá esta noche" le dijo, ajeno al ceño fruncido de su mujer "Será ejecutada, junto con el bastardo de Roose Bolton"
Ygritte frunció los labios, molesta al principio y luego pensativa "Bien" accedió al fin, aunque sin dejar de fruncir el ceño "No faltaré" añadió, al tiempo que soltaba su mano de la de Jon.
"De hecho…." Soltó Jon, antes de que la madre de su hija terminara de girar "preferiría que lo hicieras. Tú y Catelyn" concluyó, una vez que la atención de Ygritte había vuelto a ser completamente suya.
La mano de Ygritte formó un puño, y Jon se preparó para un golpe que sin duda dejaría los dos anteriores como caricias.
"Explica" dijo la madre de su hija, para sorpresa de Jon. Había esperado un golpe antes que una palabra.
"No voy a ejecutarlos…como es usual" la decapitación había sido la manera en que actuaba su padre; otros señores recurrían al ahorcamiento. Jon no imitaría a ninguno "Haré un ejemplo de ellos. Será….no será agradable a la vista" murmuró. Era un eufemismo; sería atroz "Preferiría que no lo vieras" terminó, aunque lo que en verdad quería decir era "Preferiría que no vieras ese lado de mí"
Un silencio tenso llenó el lugar; ambos se miraron a los ojos, ninguno queriendo hablar, pero ambos sabiendo que uno debería hacerlo. Al final, fue la mujer la que lo hizo.
"Iré, Jon" espetó Ygritte, al tiempo que daba un paso adelante, hasta que sus rostros estuvieron lo bastante cerca para que sintieran el aliento del otro "No me vas a convencer de lo contrario" en sus ojos no había ninguna debilidad, y tampoco en su rostro.
Ygritte no cedería, y eso dejaba a Jon con una sola opción.
"Como quieras"
Admitir la derrota.
La sonrisa de suficiencia de Ygritte era encantadora…..y un poco molesta. Pero era mejor que el ceño fruncido en preocupación que la reemplazó unos momentos más tarde.
"¿Crees que Catelyn estará bien?" preguntó.
"Si" Jon respondió sin dudar "Estará poniéndose al día con su tío" habían estado mucho tiempo separados y habían ocurrido gran cantidad de cosas mientras tanto. Les tomaría tiempo.
"¿Le dirá sobre nosotros?" pensó. Una parte de él esperaba que sí; Brynden Tully lo odiaba, o estaba muy cerca de hacerlo, y aunque a Jon no le importaba y hasta cierto punto lo entendía, esperaba que lo dejara de lado por el bien de Catelyn.
"¡Buaaaaaaaaaa!" el llanto lo sacó de sus pensamientos, y llevó a su corazón a correr más rápido de lo usual cuando sus ojos se posaron en la cama, dónde su hija lloraba. Con pies temblorosos y medio empujado por Ygritte, se encaminó al primer momento en que su hija lo conocería.
Su corazón aún latía rápido, y también su pecho se sentía apretado y cálido, cuando unos momentos más tarde estaba sentado en su cama. En sus brazos, la niña más bonita de todas lo miraba con ojos que parecían azul oscuro y su pequeña boca ocupada succionando un dedo de Ygritte.
"Hey" susurró, no queriendo asustarla "Hola. Soy tu padre" le dijo, la sonrisa haciéndose más grande con cada momento. Su boca dolería más tarde, pero no importaba.
Nada importaba en este momento. Solo la hermosa vida en sus brazos.
Catelyn
Fue casi un alivio cuando se detuvieron. Estaban en la antigua herrería dónde trabajaba Mikken, el principal herrero del castillo. Ya no estaba ahí, al igual que las herramientas y el fuego siempre rugiente. Ni siquiera el yunque. Solo una chimenea helada y un ambiente frío, una cáscara vacía de lo que había sido un lugar lleno y cálido.
"Es como Invernalia" supo Catelyn, pero dejó ese pensamiento para otro momento. Había algo más importante.
"No creí que volvería a verte" soltó, mirando a su tío y sonriendo por pura inercia. Siempre habían sido cercanos.
"Tampoco yo" admitió Brynden "Cuando me dijeron que estabas con el bastardo no lo creí"
Una punzada de molestia recorrió a Catelyn; no le gustaba esa palabra, y le gustaba aún menos que la dirigieran a Jon.
Pero no era momento para decirlo; no quería arruinar lo que era su primer encuentro con alguien de su sangre en años "No lo creí la primera vez que nos volvimos a ver" escogió decir, sin faltar a la verdad. Aún lo recordaba, tras más de un año: era casi incomprensible que hubiera encontrado a Jon en un lugar tan grande como lo era más allá del Muro "¿Cómo escapaste de los Lannister?" preguntó.
Su tío suspiro, no con cansancio, sino con desinterés "Asediaron Aguasdulces y me ofrecieron un trato: si rendía el castillo me dejarían tomar el negro" su ceño fruncido concordó a la perfección con el que apareció en el rostro de Catelyn "No lo creí. La palabra de los Lannister no vale nada"
Ella asintió; no podría estar más de acuerdo "¿Y cómo lograste abrirte camino más allá del asedio?" interrogó. Se imaginó a su tío rodeado por un ejército de leones y sin ayuda. No era una imagen agradable.
"Por el río. Me alejé en el de noche, luego…." aquí, por primera vez, el rostro de su tío se volvió verdaderamente sombrío "…de que Edmund rindiera Aguasdulces"
Parpadeó, la sorpresa robándole las palabras. Le tomó un momento recobrarse "¿Edmure está vivo?" la alegría ardió tan repentina como una hoguera…solo para apagarse igual de veloz cuando captó el resto de lo que su tío había dicho "¿Edmure rindió Aguasdulces a los Lannister?" preguntó.
Debía haber escuchado mal. Tenía que haberlo hecho. No había forma de que…..
Pero cuando su tío asintió con rostro sombrío, supo que era verdad.
"Está loco" murmuró sin pensar "Se ha vuelto loco" no había otra posible explicación "¡¿Cómo fue capaz?!" grito, antes de alejarse de su tío. No podía soportar mirarlo a la cara…..
"¡Era nuestro hogar!" había pasado la mitad de su vida entre las murallas de Aguasdulces "Nuestros padres vivieron y murieron allí…" su padre había pasado toda su vida allí, y Edmure….
"Cat…" la voz de su tío buscaba ser tranquilizadora, pero eso solo sirvió para avivar su enojo.
"¡No!" espetó, aún sin mirarlo. Tal vez fuera porque no sabía de lo que era capaz de hacer si miraba a su tío. Había demasiado en su interior, demasiadas emociones luchando por el control de sus acciones, y no quería imaginar lo que pasaría si visualizaba algo que la alterara más "No quiero oírlo"
"Sé cómo te sientes pequeña. Yo también soy un Tully" una mano anciana pero fuerte se posó en su hombro.
Un Tully. Familia, Deber, Honor. Esas eran las palabras de los Tully.
"¿Cómo fue capaz?" preguntó, fallando en su intento de que su voz no se quebrara. Su hermano, su propio hermano…
"No lo sé" solo porque lo conocía bien fue que Catelyn notó el dolor oculto en la voz de su tío "Se presentó ante las puertas, y demandó entrar. Intenté que no las abrieran…sabía que algo andaba mal….pero no hicieron caso. Prisionero o no, Edmure es el señor. Los hombres….abrieron las puertas. Corrí a la Puerta del Agua y me escabullí por debajo" el Pez Negro se detuvo, y un jadeo casi inaudible se escuchó.
Antes de darse cuenta, estaba abrazando a su tío con todas sus fuerzas y era correspondida en especie. Cerró los ojos por instinto, buscando protegerse de la verdad, pero fue peor. En la oscuridad, imaginó los estandartes con la trucha de los Tully cayendo, abandonando los puestos que había ocupado por cientos de años sobre las puertas y murallas del castillo de Aguasdulces. Reemplazados por otros, leones dorados y torres azules.
"Que alegría que Padre está muerto" en cuánto ese pensamiento cruzó su mente jadeó. Se reprendió por pensar así….pero no pudo negárselo a sí misma. Si Hoster Tully hubiera debido pasar por un dolor como éste…..
Cuando estuvo segura de que podía sostenerse en pie por sí sola, se separó de su tío. En esos ojos azules, un espejo de los suyos, vio dolor por las acciones de su hermano, tristeza por lo que había pasado con Aguasdulces y odio por los Lannister y los Freys. Sabía que los suyos estaban iguales.
De repente, se volvió insoportable seguir pensando en el hogar de su familia. Buscó cualquier otra cosa para distraerse, y no tardó en encontrarla.
"Que alegría que estés aquí, tío" dijo, una sonrisa temblorosa en sus labios.
Era la verdad. A pesar de todo lo que ahora sabía, no podía sino alegrarse de estar con quién le había contado.
Su tío le devolvió la sonrisa, pero antes de poder decir más su ceño se frunció en confusión. Un momento más tarde, Catelyn comprendió porque; desde el exterior, un estruendo de voces sonaba.
La puerta se abrió sin que nadie tocara y un rostro asomó por ella.
"Por órdenes del Rey, todos los hombres que no estén de guardia deben dirigirse afuera de las murallas del sur"
Ygritte
Minisa dormía tranquila; se había levantado poco después de que Jon se fuera. Una vez que se hubo calmado y estaba a salvo en sus brazos, había girado su pequeña cabeza, luchando por ver ese nuevo lugar en el que nunca había estado. No descansó hasta mucho después, cuando la noche ya estaba totalmente sobre ellos.
Se levantó con cuidado de la cama, dejando a su hija en medio de ella. Para mayor seguridad, apiló pieles y las almohadas más suaves que nunca había sentido alrededor de ella, formando una pequeña cerca en torno a Minisa. Al terminar, se dirigió a la puerta y la abrió. Afuera, estaban dos de los Guardias Personales de Jon: Helga, y Alyra. Munda, Srigda y otra media docena de las mujeres de las lanzas que habían guardado a su hija desde que habían partido del Agasajo estaban con ellos.
Cruzó el umbral y acercó la puerta lo suficiente para que su voz no llegara a la niña que dormía al otro lado.
"Entren y monten guardia por dentro. En silencio; está durmiendo" ordenó a la hija de Styr y a la de Tormund. Cuando la primera se encaminó a la puerta, interpuso un brazo "Nadie más que Catelyn, el Rey o yo podemos entrar a ver Minisa. No me importa quién mierda sean o lo que digan, si no es uno de los tres, no entran" recalcó, su mirada viajando por todos los rostros.
Desde el intento de matarlas en el campamento, nunca dejaba a Minisa sin guardia; jamás. Toda precaución era poca cuando se trataba de la seguridad de su hija.
Momentos más tarde, se alejaba de sus habitaciones y recorría la fortaleza en compañía de Alyra y Helga, que la seguían como dos sombras. Jon no había dado su brazo a torcer cuando dijo que luego del intento de asesinato en el campamento todos tendrían guardias a cada momento.
Cruzó por segunda vez en su vida el castillo, Invernalia aun asombrándola con cada gran edificio, con sus inmensas torres y la simple enormidad de todo. El lugar estaba casi vacío; había hombres y mujeres, pero la mayoría se encaminaba en la misma dirección que ella.
Al sur; concretamente al gran terreno más allá de las murallas del castillo, dónde tendría lugar la ejecución.
Jon claramente había preparado todo para hacer de la muerte del maldito un espectáculo. Un inmenso terraplén se había alzado con tierra removida; era tan alto que casi rivalizaba con la altura de las murallas. Muchas figuras pululaban sobre él, no más grandes que sus dedos a la distancia que se encontraba. En la cima, una gran viga de madera casi tan alta como un gigante apuñalaba el cielo con una cima roma.
Con la noche ya plenamente sobre ellos, se habían encendido numerosas antorchas entre la multitud. Otros fuegos ardían también sobre el terraplén, cumpliendo el trabajo que la luna y las estrellas no podían por la gran cantidad de nubes entre ellos y la tierra.
Ya se había reunido una multitud, a la que se sumaron quienes la adelantaban y quienes iban detrás. Ella misma se mezcló con ellos, y con algo de esfuerzo logró abrirse paso hasta llegar al frente.
Al pie del terraplén, una hilera de lanceros se alzaba, manteniendo lejos a la multitud. Dos de ellos se apartaron para dejarla pasar, con lo que se vio libre de empujones, maldiciones y gruñidos. Su vista fue a la cima del terraplén, y allí estaba.
"Jon" susurró.
Estaba en la cima del terraplén; no había forma de confundirlo, no con las llamas de un brasero iluminando su rostro y Fantasma estirado a sus pies. Sin perder un instante, empezó a subir a su encuentro. Los Guardias la ignoraron, pero no pasó lo mismo con las seis o siete personas que habían estado hablando con Jon. Reconoció a Soren Rompescudos, a Harma y a Tormund, pero los demás eran desconocidos.
"…es realmente necesario Alteza?" preguntaba un hombre gordo, sus papadas temblando mientras contemplando al Jon "Tal vez si lo hiciéramos con más privacidad…"
Jon lo cortó con un gesto de la mano "El honor del Norte no es un asunto privado Lord Manderly, ni tampoco lo es la justicia. Ambos me conciernen, igual que a vos, a ellos" con un gesto de la mano, señaló a Tormund y los otros "y a ellos también" dijo con un nuevo gesto, abarcando a los millares de hombres y mujeres al pie de la colina. Parecía que iba a decir más, pero sus ojos se encontraron con los de ella.
"Ygritte" la saludó. Su voz era amable, y su sonrisa era genuina, pero pudo ver a la perfección sus dudas sobre que estuviera allí.
No hubiera deseado más que acercarse a él y decirle que estaba lista para acompañarlo en todo momento, pero los norteños se inclinaron ante ella y mostraron sus respetos, que debió retribuirles como su Reina.
"Mierda" nunca pensó que sería Reina. Una vez que terminó con las palabras vacías, Jon se volvió a hacer cargo.
"Deseo hablar con mi reina a solas" dijo Jon, su expresión perdiendo toda la suavidad cuando se volvió a los demás.
Unos con más rapidez que otros, todos se alejaron, bajando el terraplén. En cuanto el último de ellos estuvo lo bastante lejos, la expresión de Jon se suavizó y se acercó, su mano acariciando la mejilla de Ygritte con suavidad.
"Una parte de mí deseaba que te hubieras retractado y eligieras quedarte con Minisa" le confesó.
"Nunca me retracto, Jon. Lo sabes" le recordó "No soy una niña, huyendo de la dureza de las cosas" era una mujer de las lanzas y una madre primeriza, pero ambos roles ya le habían mostrado lo suficiente para saber que la vida distaba mucho de los cuentos y sueños infantiles.
"No. No lo eres" concedió Jon, antes de que tragara "Tampoco ella" dijo, sus ojos desviándose a un punto sobre su hombro. Ygritte giró la cabeza lo suficiente para ver a Catelyn al pie de la colina. Había cruzado la línea de escudos, y con ella estaba su tío. Ella les dirigió a ambos una pequeña sonrisa y un asentimiento, mientras que el anciano los miró con sospecha, y a Jon con desdén.
Jon solo suspiró, pero antes de que pudiera decir algo un cuerno de guerra sonó en la lejanía. Provenía del castillo. Era la señal.
Una veintena de tambores empezaron a sonar. Los portadores, ubicados a medio camino de la cima del terraplén y dispersados para formar un gran círculo, estaban todos acompañados por un hombre o mujer con un cayado de madera en la mano, más o menos de su misma altura. Aproximadamente a la altura del pecho, una segunda vara de madera atravesaba la primera. De todas ellas colgaban alijos de huesos, piedras pequeñas, cadenas rotas y baratijas de bronce o metal.
"Será mejor que bajes" murmuró Jon.
Una parte de ella quería discutirlo, y quedarse a su lado. O mejor aún, ir por Catelyn y luego quedarse junto a Jon durante todo lo que vendría. Pero en los ojos de Jon vio algo que la convenció de que le hiciera caso.
Súplica.
Con un beso final, breve pero intenso, bajó del terraplén y se acomodó junto a Catelyn, ignorando la mirada de su anciano tío. No le agradaba al anciano; no sabía porque, y no le interesaba averiguarlo, menos aún en ese momento.
"¿Cómo encuentras Invernalia hasta ahora?" preguntó Catelyn, en un obvio intento de relajar las cosas. Juzgando por la seriedad de su rostro, ni siquiera deseaba intentarlo.
"Esperaba más" gruñó, sin faltar a la verdad. Esperaba traerle alegría a Jon y poder aclarar de una vez por todas las cosas con él, además de decirle lo que sucedía entre ella y Catelyn. Lo primero había sido demasiado fugaz para su gusto, y lo demás ni siquiera fue posible "¿Y tú?" preguntó.
Catelyn abrió la boca, pero a último momento pareció cambiar de opinión. Sus hombros se desplomaron antes de que hablara "Esperaba más" admitió, antes de cruzarse de brazos.
Entonces los tambores callaron, todos a la vez. La mirada de Ygritte salió disparada hacia Jon, a tiempo de verlo bajando sus brazos. Allí, a un extremo de la cima plana del terraplén, debía ser visible para los miles y miles de ojos. Su mirada estaba enfocada en otro punto de la multitud; Ygritte la siguió, a tiempo de ver cómo una veintena de guerreros pasaban por una brecha abierta apresuradamente. Iban tan juntos que resultaba imposible ver que llevaban, pero Ygritte lo sabía.
Jon contempló al grupo apiñado que subía el terraplén, y cuando estos cruzaron junto a él y siguieron hacia la viga de madera, su mirada cayó una vez más.
"¡Hijos e hijas de los Primeros Hombres!" la voz de Jon, alzada hasta ser un verdadero grito, llegó a sus oídos sin problemas "¡Esta noche, nos reunimos aquí para castigar un crimen! ¡Una traición!"
La mirada de Ygritte se desvió unos instantes hacia los norteños más cercanos, hombres y líderes de hombres por igual. Todos observaban con rostros pétreos, pero la tensión en hombros y manos denotaba su ansia.
"¡No una traición contra un hombre! ¡Ni contra una casa!" Jon dejó pasar unos segundos antes de seguir "¡UNA TRAICIÓN CONTRA EL NORTE!" rugió, y muchos gritos se escucharon entre la multitud. Hombres y mujeres aprobando las palabras de Jon e insultando a gritos a los Bolton. También se escucharon palabras en contra de Frey, Ryswell y el resto de casas que lucharon contra ellos.
"¡¿QUÉ MERECEN LOS ENEMIGOS DEL NORTE Y DE NUESTRO PUEBLO?!" preguntó ahora Jon, al tiempo que abría los brazos, cómo invitando a todos los presentes a hablar.
"¡Muerte!" gritó una voz entre la multitud "¡Muerte!" la misma palabra sonó otra vez, esta vez por cuatro o cinco voces diferentes
"¡MUERTE!" "¡MUERTE!" "¡MUERTE!" los gritos llegaban de cientos de bocas "¡MUERTE!" "¡MUERTE!" "¡MUERTE!" y luego fueron miles "¡MUERTE!" "¡MUERTE!" "¡MUERTE!" y al final decenas de miles, tantas que se mezclaron en una sola vez, una sola sentencia, clamada no por un hombre, ni por un grupo de hombres, ni una multitud, ni siquiera por un ejército.
Era una sentencia clamada por un pueblo.
Jon alzó las manos nuevamente, y los gritos pidiendo muerte se fueron reduciendo poco a poco, hasta que el silencio estuvo una vez más sobre todos.
"¡Los Bolton se han alzado contra Invernalia y contra el Norte en tres ocasiones! ¡Tres!" recalcó.
Ygritte no sabía eso; los arrodillados eran tan extraños…..¿por qué rayos los Bolton pudieron rebelarse contra los Stark en tantas ocasiones?
"Si un hombre traiciona a su clan, paga con su vida" no era frecuente más allá del Muro, pero aquel que traicionaba a los suyos era asesinado de ser atrapado, o perdía para siempre toda esperanza de volver con los suyos si se las ingeniaba para huir "Cómo sea, no habrá una segunda traición"
"¡Pero os juro que no habrá una cuarta!" continuó Jon "¡Desde esta noche, desde este momento, la Casa Bolton queda proscrita para siempre en nuestro reino!"
Ygritte escuchaba embelesada las palabras de Jon; de reojo, podía ver a Catelyn haciendo lo mismo.
"Su castillo, sus tierras, y todo lo que les pertenece pasa cómo derecho de conquista a la Casa Stark, y en su debido momento será entregado a hombres y mujeres que conozcan el significado de la lealtad" declaró.
"Todo juramento hecho a la Casa Bolton, todo tratado de comercio, amistad, alianza, acuerdo, vasallaje, reclamo, o de cualquier otra naturaleza, queda roto. No se castigará a nadie por tener tratos con los Bolton" la mano izquierda de Jon se movió para tocar la empuñadura de su espada "No puedo decir lo mismo para aquellos que insistan en mantener tales relaciones o juramentos hacia los Bolton"
La amenaza era más que obvia; si las familias que eligieron pelear contra Jon se rehusaban a olvidar su efímera lealtad hacia el hombre desollado, pagarían caro.
Un movimiento por el rabillo del ojos desvió la mirada; de Jon, al grupo apiñado en la cima plana del terraplén. Se alejaban, dejando una mesa dispuesta que Ygritte no había visto y a dos personas atadas a la viga de madera, espalda contra espalda. Ambas se retorcían, sin éxito. Sus ropas eran totalmente oscuras; si era por su color original o por la suciedad en ellas, no sabía ni le importaba. Sus rostros eran indistinguibles desde la distancia.
"¡El último Bolton, y la más cruel de todas sus bestias rabiosas!" exclamó Jon "¡Y cómo bestias, serán sacrificados!" a un asentimiento de Jon, los tambres volvieron a sonar y los cayados se empezaron a mover.
BOOM…..TRTCH…..BOOM…..TRTCH….BOOM….TRTCH…
"¡Asesinos de niños!"
BOOM…..TRTCH…..
"¡Violadores!"
BOOM…..TRTCH…..
"¡Traidores!"
BOOM…..TRTCH…..
"¡Rompedores de juramentos!"
BOOM…..TRTCH…..
"¡Una muerte rápida es demasiado buena para ellos; no la merecen! ¡No son dignos de una soga alrededor del cuello, ni de una hoja afilada tomando sus cabezas!" Jon estaba decidido; no retrocedería. No podía, y no lo haría, Ygritte estaba segura "¡Hicieron sufrir a nuestro pueblo, y nuestro pueblo ahora les corresponderá en especie!"
BOOM…..TRTCH…..BOOM…..TRTCH….BOOM….TRTCH…
El sonido de cayados y tambores continuaba, amortiguado por las palabras de Jon. Los primeros le recordaban a las pisadas; los segundos, al latido de un corazón débil.
Jon alzó su mano; Ygritte distinguió el brillo del acero contra las llamas, y comprendió que lo que sostenía era una daga "Aquellos de ustedes que lo deseen, esta es su oportunidad. Si quieren causar daño a los Bolton, acercaos" como si esa fuera la señal, los cayados y tambores se detuvieron.
Por un momento, la oferta resonó en la noche, todos los oídos habiéndola escuchado. Al siguiente, una figura se movió: Ygon Oldfather se adelantó a zancadas. Luego fue un caudillo al que no reconoció, su cabello una simple pelusa de color trigo sobre su cabeza.
El goteó siguió, y en unos momentos había una docena de figuras que subían el terraplén hacia Jon. Cuando fueron una veintena, Ygritte no pudo soportarlo más.
"¿Irás?" preguntó a Catelyn. Casi se arrepintió de haberlo hecho cuando Catelyn se mordió el labio, su mirada atribulada corriendo de ella a la multitud cada vez más grande que subía el terraplén antes de volver "Quemo el hogar de tu familia, y asesino a tu pueblo" le recordó.
Una mano callosa se posó en el hombro de Catelyn "Morirá. Eso es todo lo que debe importar" el gruñido del anciano tío estaba cargado de frialdad, y su mirada era un reproche silencioso a Ygritte.
"¿Irás?" repitió, ajena al anciano y enfocando toda su atención en Catelyn.
Con lentitud, claramente en conflicto consigo misma, Catelyn negó. Sus ojos se negaron a encontrarse con ella.
"Como quieras" murmuró, antes de empezar a subir el terraplén.
La multitud ya formaba un centenar de personas, pero la mayoría parecía reticente a acercarse. Avanzaban con pasos pequeños, en obvio conflicto entre ceder o no a la tentación. Con largas zancadas, no tardó en superar a la mayoría y llegar a la cima del terraplén.
"…..solo uno. Yo daré el golpe final" estaba diciendo Jon a Ygon Oldfather, quien sostenía la daga. Aunque molesto, el anciano caudillo asintió.
El Bolton y la mujer estaban atados a la viga por los pies y manos. Las sogas, gruesas y bien apretadas, también estaban contra sus rodillas, codos, cuello y por encima de la frente, forzándolos a mantener todo el cuerpo presionado contra la madera. Tenían algo en la boca que les impedía hablar. Tampoco podían gritar; ningún sonido salió de la boca de él cuando Ygon colocó la hoja afilada y efectuó un largo corte por encima de las cejas abriendo su frente de lado a lado. La sangre brilló a la luz de las llamas cuando salió de la herida recién hecha.
Mientras Ygon retrocedía y entregaba el cuchillo a alguien más, Ygritte se acercó a Jon. Parecía perdido en sus pensamientos, pero le dio un pequeño asentimiento a manera de saludo.
"¿Lo harás?" murmuró cuando ella se detuvo a su lado, sus hombros rozándose.
"Sí" respondió, también murmurando.
Él simplemente asintió con brusquedad, mientras el caudillo retrocedía, entregando el cuchillo ahora a una mujer robusta de cabello gris con unas pocas hebras oscuras. A los cortes anteriores se sumó otro.
El cuchillo cambió de manos otra vez, y otra, y otra.
Los cortes se fueron multiplicando, la piel pálida cubriéndose del rojo de la carne herida. La sangre goteaba lentamente, no lo suficiente para matar al malnacido, pero si lo suficiente para crear pequeños hilos que caían por el cuello y manchaban las ropas.
Una brisa fría agitó el cabello de Ygritte y una mezcla entre gruñido y gemido llegó amortiguado a sus oídos; el del golpe del frío en la heridas abiertas. El bastardo luchó débilmente para liberarse; las cuerdas demasiado apretadas evitaron cualquier éxito.
Cuando al menos una veintena de cortes, unos más largos que otros, habían sido hechos, la cara del bastardo ya era irreconocible: la frente, la barbilla, las mejillas, las cejas, la nariz, el espacio entre esta y el labio superior. Todas estaban abiertas, y la sangre cubría casi todo su rostro como una máscara delgada que le dificultaba usar sus ojos y su nariz.
"Alto" dijo Jon cuando un norteño con una capa de color marrón cerrada sujetada a su hombro con un broche en forma de piña alzó el cuchillo. Sin palabras, Jon desenvainó la daga que llevaba en su cadera y se aproximó, cortando la ropa sucia y manchada de sangre del condenado y dejándolo desnudo desde la cintura hacia arriba "Podéis proseguir, mi señor de Liddle" dijo Jon al hombre con la daga, antes de volver a su lado.
El siguiente corte fue en la piel recién expuesta; una línea delgada que empezaba en la clavícula para luego bajar casi hasta el pezón. Otro forcejeo del bastardo siguió a ella, pero no la alteró.
Los cortes siguieron, y siguieron. La sangre fluyó de cada uno, la vida escapando gota a gota.
"La muerte más lenta de todas" pensó, observando la daga moverse desde la cadera hasta el ombligo. Nunca había contemplado una muerte como esa, y por fin entendió a qué se refería Jon con hacer de esta ejecución un ejemplo.
La daga debía haber cambiado de manos al menos medio centenar de veces cuando volvió a hablar.
"¿Piensas dejar que hablen antes de morir?" le susurró a Jon.
"No" replicó él, sin siquiera mirarla "¿Por qué lo preguntas?" replicó, sus ojos fijos en la daga cortando una vez más.
Sabiendo que Jon no podría ver su rostro, se permitió una pequeña y fugaz sonrisa "Perfecto"
Sin palabras, se adelantó, desenvainando su daga, rodeando la viga e ignorando al hombre para ir a la mujer del otro lado. Los ojos de ambas se encontraron, y el odio que irradiaban era tan vidente que sería imposible ignorarlo. Personalmente, Ygritte tuvo que luchar contra el impulso de enterrar una daga en su cuello sin demora. Esta era la basura que casi mata a Jon, que casi lo arranca para siempre de Minisa, de Catelyn y de ella.
Se acercó, lo bastante para poder contar el número de pestañas en ese rostro que odiaba "No sabes mi nombre. Yo tampoco sé el tuyo, ni me interesa saberlo" no se dignaría a recordar a esta perra con un nombre "Solo quiero decirte esto" con su mano libre, la cogió por la mandíbula, apretando más de lo necesario "Esto es por intentar robar la oportunidad de que la hija de Jon y mía creciera con su padre" la punta de la daga abrió un profundo corte en la frente, trazando una línea ligeramente irregular a causa de los forcejeos de la mujer, cuyo grito amortiguado fue un verdadero gusto para Ygritte "Esto por tratar de romper el corazón de alguien a quién amo" murmuró, pensando en Catelyn mientras un nuevo corte, más lento que el anterior, empezaba en la línea del cabello para luego bajar, atravesando el espacio entre las cejas y corriendo por un lado de la nariz, para terminar sobre el lado derecho del labio superior. Otro grito amortiguado, y otra vez la sensación de satisfacción en su pecho "Y esto es por intentar llevarte a Jon de nosotros" "de Minisa, de Catelyn y de mí" pensó, al tiempo que cortaba el otro lado del rostro, empezando debajo del ojo que la seguía mirando con odio y bajando por la mejilla hasta llegar a la mandíbula. Un último sonido de dolor, igual de satisfactorio a los anteriores.
Limpió la daga en las ropas de la otra mujer y escupió a sus pies antes de alejarse. No tenía nada más que decirle.
Cuando volvió al lado de Jon, la multitud de hombres y mujeres que querían lastimar al bastardo de Bolton se había reducido a los últimos seis hombres y dos mujeres. El pecho, el torso, las caderas y los brazos desde arriba de las muñecas hasta los hombros eran un amasijo de rojo. Los pezones habían desaparecido, si cortados u ocultos por la capa de sangre casi seca, no lo sabía ni le importaba.
"¿Cuánto falta?" preguntó a Jon justo cuando el último de los voluntarios, un hombre con la cabeza rapada y llena de cicatrices, efectuaba un pequeño corte por debajo de la axila semi-descubierta.
"No mucho" dijo Jon. Ygritte lo miró de reojo y vio recelo en sus ojos mientras los condenados quedaban aislados una vez más. Le apretó la mano y le dio un pequeño asentimiento, y pareció funcionar. La serenidad volvió a los ojos de Jon.
"Traedlo" dijo Jon, y el ruido de la madera rechinando llevó los ojos de Ygritte hacia atrás. Subiendo el terraplén, un caballo que tiraba de un carro se acercaba cada vez más. Un hombre controlaba al animal, tirando de las riendas mientras caminaba a su lado. Otros dos iban detrás del carro "Preparadlos" dijo Jon, al tiempo que colocaba una mano en su hombro con suavidad y retrocedía, llevándola con él.
Los dos hombres tras el carro empezaron a bajar una serie de objetos de él: escudos con hombres desollados, astas de lanzas rotas y flechas quebradas. Lo acumularon todo en un apretado e informe círculo alrededor del hombre y la mujer atados; era tan alto que casi llegaba a sus rodillas. Al terminar, ambos cogieron una vasija de barro del carro y empezaron a derramar su contenido sobre la madera.
A un gesto de Jon, la hilera de lanceros que contenía a la multitud empezó a subir el terraplén, sin romper su formación. Por delante de ellos, quienes llevaban cayados y tambores también se movieron. El resto de los voluntarios para cortar al bastardo fueron rebasados y luego tragados por la multitud, que no dudó en aprovechar para acercarse más, movidos por la curiosidad, la morbosidad y el deseo de venganza.
Los hombres con las vasijas de barro las vaciaron y las rompieron contra la madera apilada antes de coger otras del carro y proseguir empapando todo con la negra y viscosa brea. Jon hizo un nuevo gesto con la mano y los lanceros se detuvieron una vez más, a mitad del camino del terraplén. Dio una breve mirada hacia atrás y contempló que ahora eran dos hileras de lanzas las que separaban a la multitud de Jon, los hombres que preparaban la pira, quienes morirían, y ella.
¡BOOM! ¡TRTCH! ¡BOOM! ¡TRTCH!
Los tambores y los cayados empezaron nuevamente, esta vez a un ritmo más rápido; uno que igualaba el corazón de Ygritte, no estaba segura si por ansiedad o expectativa.
"Será mejor que bajes" la voz de Jon fue tan repentina que le tomó un momento darse cuenta de que estaba dirigida a ella. Estaba a punto de replicar cuando el al fin volteó a verla "Por favor. Baja y quédate con Catelyn. No la dejes sola en esto" la desesperación en los ojos de Jon la hizo tragar antes de asentir con brevedad "Te amo. No lo olvides" la voz de Jon era la de alguien que suplica.
Con un asentimiento más, bajo del terraplén y se escabulló entre los lanceros; para buena o mala suerte, Catelyn y su tío estaban en la primera línea detrás de ellos. Se colocó al lado de ella y la notó temblando, aunque su expresión permanecía impasible. Cogió su mano dentro de la suya y sintió como ella se relajaba un poco, antes de devolver su agarre.
No entendía porque sentía que su corazón estaba en su garganta. Jon no era el que moriría. Sería un maldito el que lo haría; Jon estaría bien.
"Lo estará. Tiene que estarlo" pensó, apretando un poco más la mano de Catelyn al tiempo que se juraba que haría todo para que Jon lo estuviera.
¡BOOM! ¡TRTCH! ¡BOOM! ¡TRTCH! ¡BOOM! ¡TRTCH! ¡BOOM! ¡TRTCH!
A través de las hileras de lanceros, contempló como el carro se retiraba. Uno de los Guardias de Jon, la hija de Morna, se acercó con un saco en una mano y una antorcha en la otra. Le entregó el saco a Jon antes de dar un paso atrás. Jon introdujo la mano y extrajo un cráneo de allí.
"Lo único que perdura de Roose Bolton. El Traidor del Norte. El perro de los Lannister" anunció Jon, antes de arrojar el cráneo a la pira, justo ante el bastardo de Bolton. Un movimiento débil confirmó que aún vivía a pesar de la gran pérdida de sangre y todas las heridas.
Pero eso estaba por cambiar.
¡BOOM! ¡TRTCH! ¡BOOM! ¡TRTCH! ¡BOOM! ¡TRTCH! ¡BOOM! ¡TRTCH!
Jon extendió la mano, cogió la antorcha de Alyra y la alzó en el aire para que todos la vieran.
¡BOOM! ¡TRTCH! ¡BOOM! ¡TRTCH! ¡BOOM! ¡TRTCH! ¡BOOM! ¡TRTCH! ¡BOOM! ¡TRTCH! ¡BOOM! ¡TRTCH! ¡BOOM! ¡TRTCH! ¡BOOM! ¡TRTCH!
"¡Por conspirar contra la Casa Stark! ¡Por traicionar al Norte! ¡Y por crímenes contra el Pueblo Libre!" las exclamaciones de Jon fueron gritos en toda regla, llegando sin duda hasta aquellos que se encontraban en la parte de atrás de la multitud "¡OS SENTENCIO A AMBOS A MUERTE!" un movimiento del brazo y la antorcha salió del agarre de Jon.
Observó como la antorcha giraba en el aire. Uno…..dos….tres círculos antes de caer en la madera empapada.
El fuego corrió desenfrenado; en un instante, la antorcha se perdió de vista en el círculo de llamas que rodeó la viga y a los que estaban atados a ella. Los forcejeos se volvieron desesperados; incluso él, completamente cubierto de sangre y heridas, se debatió con más fuerza que nunca antes para liberarse. Pero ninguno tuvo éxito; solo pudieron permanecer allí, atrapados, mientras el fuego lamía sus pies.
"¡Ah! ¡Aaaaah!" los gritos de dolor fueron tan repentinos como las llamas, y surgieron de la misma dirección que ellas "¡Aaaaaah! ¡Aaah! ¡Ahhhh! ¡Aaaaaaaaaahhhh!" eran dos clases de gritos: los más agudos eran de mujer, los otros de hombre "¡AAAAAAHHHH! ¡AAAAAAAAAAAAAAAAHHHHH!" al final ya no eran gritos. Eran aullidos, un sonido primario lleno de dolor y terror cuando ambos cuerpos fueron ocultados de la vista por las llamas, no muy diferente a los de las bestias moribundas.
El fuego creció aún más, corriendo por la viga y convirtiéndola en una antorcha gigante que debía verse a una distancia inmensa. Los gritos por fin cesaron, al igual que el sonido de tambores y cayados. El único sonido que siguió fue el de las llamas devorando todo: madera, ropa, cuero….y carne.
Y cerca de ellas, muy cerca, la figura de Jon les daba la espalda mientras su atención se enfocaba totalmente en el fuego.
Jon
Las llamas se alzaban hacia el cielo, y el viento las hacía danzar. Una brisa particularmente fuerte las acercó demasiado a él, pero no podía encontrar preocupación en él por quemarse. Todos sus pensamientos se enfocaban en lo que había hecho.
"Está hecho. Ya está hecho" eran sus pensamientos "La traición a Robb. El saqueo y el incendio de Invernalia. Las personas asesinadas en el camino real. Todos los que Ramsay violó, torturó y encarceló en Fuerte Terror" esos y tantos otros crímenes que tal vez nunca conociera…. "Todo está vengado" al fin, tras tanto tiempo, tantas noches pensando en ello, tantos esfuerzos, tanta sangre derramada. Tanto "….por esto"
"Retiraos. Todos" las palabras salieron de su boca, no buscadas pero tampoco indeseadas. Quería estar solo.
Los pasos y el tintineo del metal se escucharon mientras sus órdenes eran seguidas. Nadie le habló, nadie intentó apartar su vista del fuego que seguía consumiendo, danzando con el viento cada vez más feroz.
"¿Qué has hecho?" preguntó una voz en su cabeza. Era muy similar a la de su padre.
"Lo necesario" respondió Jon.
"¿Es necesario rebajarte al nivel de Aerys Targaryen?" contradijo la voz.
"Es necesario que mi gente vea cómo lidio con la traición" afirmó, porque era la verdad. Después de todo… "¿Qué harían si pensaran que la lealtad no tiene recompensa y la traición no tiene castigo?"
Y a pesar de todo una parte de Jon, una pequeña que apenas existía…...había sentido algo que nunca espero sentir mientras veía a Ramsay y a Myranda morir gritando, devorados por las llamas.
Satisfacción.
¿Bien? No hubo perros, pero creo que hice la muerte de Ramsay un asunto digno de mención.
La verdad…espero sus reviews. Creo que ya saben por qué.
Bueno, no puedo prometer cuando será el siguiente capítulo (tengo que ponerme al día con las materias que dejé por estudiar para los exámenes), pero ya está bastante avanzado, y con algo de suerte estará listo antes de fin de mes. Mucho antes de fin de mes.
Hasta la siguiente ocasión. Los mejores deseos para todos.
