Haji esperaba pasar un día normal con su grupo, alejado de todo problema que pudiera darse y los planes estaban bien, pero como siempre, el destino planea cosas totalmente distintas a las que uno pensaba y eso le había ocurrido en aquel momento.
- Entonces, vamos a nuestra cita~ - Kiyohime sujetó el brazo izquierdo del pelinegro.
- Alto ahí Kiyo-chan, aún no he tenido mi cita de ayer, así que se una buena serpiente y espera tu turno. – Tamamo, por el otro lado, sujetaba el derecho.
- Perdiste tu oportunidad, se supone que me toca hoy.
- No, yo voy.
- No, yo.
Haji solo pudo suspirar, sabía que necesitaba cuidarse de sus pretendientas pero que llegaran a tal punto, burlar a la vigilancia que se ofreció en cuidar a los demás servants solo para estar con él, no podía subestimarlas.
- Calma, ustedes dos. – Finalmente decidió hablar, logrando que lo soltaran. – Antes que nada, deberían saber que justamente hoy iba a ir con mi grupo de la escuela, y a pesar de ello, decidieron colarse para estar conmigo, eso es algo totalmente inadmisible.
- E-Eso… lo siento master… - Tamamo se puso triste de repente que incluso sus orejas de zorro se cayeron.
- Yo solo hago lo mejor para usted master, no quería causar problemas pero obviamente Tamamo-san ignora ordenes, yo solo la seguí para evitar que haga algo malo. – Respondió Kiyohime, lo cual se ganó una mirada furtiva de la caster.
- Aquí no se está buscando de quien es la culpa, la cuestión es que ambas ahora están aquí. – Suspiró nuevamente. – Podría hacer que vuelvan al hotel, pero se encuentra al otro lado de la ciudad y no volveremos hasta la tarde.
- Entonces ¿tendremos nuestra cita? – Tamamo se puso feliz nuevamente.
- Yo soy quien tendré la cita. – Reclamó Kiyohime, las dos volvieron a pelear nuevamente, Haji tuvo que usar medidas drásticas y por medidas, se refería a un sello de comando para mantenerlas inmóviles.
- Ahora, ustedes dos, ya que esta situación se ha vuelto inevitable… supongo que no tengo de otra que estar con ambas.
- ¿Por qué dice eso como si fuera un castigo? – Preguntó Tamamo con los ojos entrecerrados.
- No quise dar esa impresión, lo que estoy señalando es que pasaremos un día juntos hasta que volvamos, solo que si ahora podremos evitar a mi grupo y…
- Ahí estás Haji. – Y como si realmente se tratara de una comedia, su grupo llegó, ahí estaban unos tres chicos más. – Oh, pero si es Himea-san.
- Buen día. – La Berserker saludó de forma calmada, un cambio tan radical que sorprendió a Tamamo. – Me alegra volver a ver a los amigos de Haji-kun.
- igualmente, y esa otra chica que está con ustedes.
- Oh, bueno, yo me llamo Tama…
- Meano, es Tama Meano. – Interrumpió Haji, causando que la caster enarcara una ceja.
- Un gusto conocerte Meano-san, en serio Haji, como es que conoces a estas chicas tan lindas. – Expresó uno de sus amigos.
- Jeje, es obvio, porque es mi novio. – Tamamo abrazó a Haji, lo cual causó que un aura oscura rodeara a Kiyohime.
- ¿Qué haces? Es mío. – Y ahora ella igual se metió, empezando a pelearse por él, sus amigos veían todo con envidia.
- Maldito Haji, como es que estas chicas tan lindas se pelean por ti. – Los tres estaban sufriendo, igual Haji, pero por otra razón.
- Es solo como ellas se llevan, ahora si lo saben, no creo que sea problema si me alejo y voy con ellas.
- Claro amigo, puedes hacerlo, suerte. – Dicho eso, ellos se fueron, dejando a los tres.
- Ahora, ustedes, cálmense. – Ordenó el pelinegro. – Es bueno que sean tan comprensivos para que nos dejen pasar este día y podamos salir.
- Excelente~ entonces master, vamos a nuestra cita. – Tamamo empezó a arrastrarlo a pesar de las quejas de Kiyohime. Ahora los tres estaban caminando por las calles, con las caster sujetando el brazo del pelinegro mientras Kiyohime solo podía sentir celos por detrás, Haji sabía que de algún modo le debía esa salida a Tamamo, después de los problemas que hubo el día anterior y que interrumpió la cita que, suponía debían de tener, ahora podía estar con ella ese mismo día. - ¿A dónde vamos primero?
- Ya que es la cita que te debía… puedes escoger un sitio que te agrade.
- Así que uno que me agrade, entonces… vamos ahí. – Señaló a un sitio, comenzando a llevar al pelinegro, Kiyohime estaba realmente molesta pero no podía intervenir sin hacer una escena.
- (Juro que cuando regresemos… voy a quemarlas hasta las brasas…)
Al lugar al que fueron se trataba de un templo que estaba en la cercanía, subieron las escaleras y es que justamente un pequeño festival se estaba llevando a cabo, con varios puestos que estaban ahí.
- Master, hay mucho que hacer, como juegos o comida, seguro podemos divertirnos aquí, solo nosotros dos juntos~
- Claro, solo di a que puesto deseas ir y lo haremos. – Respondió él, la caster estaba realmente feliz de tener esa oportunidad finalmente con él. Primero fueron a un puesto de takoyaki donde el pelinegro compró para ambos.
- Déjame te alimento, abre la boca. – Tamamo señaló que lo hiciera a lo que él obedeció, recibiendo un poco de la comida. - ¿Qué tal?
- Está bueno.
- jeje~ - Los dos parecían divertirse pero una persona no sentía lo mismo, Kiyohime estaba detrás, muriéndose de celos ante la situación que estaba teniendo al frente, deseaba intervenir, quemarlo todo pero no podía causar problemas a su master. – Vamos a uno de los juegos.
Fueron a uno de los puestos el cual se trataba de disparar por medio de una escopeta de juguete a uno de los blancos, uno de esos típicos puestos que te puedes encontrar, ahí se posaban varios premios que podría obtener si logra derribarlos.
- ¿Qué quieres? – Preguntó él, la caster empezó a buscar uno posible, entonces fijó su vista en un peluche de zorro.
- Ese se ve lindo, vamos, lo quiero, puresu~
- Ok, lo intentaré. – Haji se enfocó en el peluche una vez pagó el dinero, fijando la vista en este y apuntando, Tamamo esperaba que su master pudiera conseguirlo mientras Kiyohime seguía molesta y de brazos cruzados, el pelinegro disparó el primer corcho que apenas pudo moverse.
- ¿Cómo no cayó? – Se quejó la caster pelinaranja.
- Esto tiene su truco, solo déjame intentarlo. – Señaló Haji, nuevamente cargó otro corcho y apuntó, esta vez a una esquina del peluche, al dispararle, este se movió a un costado, momento en el cual el pelinegro aprovechó para disparar una vez más, en esta ocasión el tambaleo del peluche fue suficiente para que este cayera del pedestal.
- Aquí tienes chico, para tu novia.
- Novia, jeje~ - Tamamo estaba sonrojada, ahí Haji le pasó el peluche. – Gracias master~
- Es por todo lo que hemos hecho.
- Jeje, ahora podríamos…
- Alto ahí, tiempo fuera. – Kiyohime finalmente intervino. – Se acabó tu turno, ahora me toca a mí, ahora si me permites. – Y en un movimiento veloz, la Berserker se llevó a rastras a Haji para la sorpresa de Tamamo.
- ¿Eh? ¡Espera Kiyo-chan, no me robes a master, nuestra cita no ha terminado! – Y empezó a perseguirlos.
Kiyohime y Haji se alejaron todo lo posible con tal de perder a la Caster, cuando no había rastro alguno de ella, finalmente lograron descansar, estaban en las calles.
- Oye Kiyo… no era necesario que corriéramos. – El pelinegro apenas y estaba recuperando el aire.
- Lo lamento master, pero realmente no quiero que nadie se meta en nuestro momento de amor~ - Canturreó ella, ya finalmente abrazó por el costado a este. – Entonces master, tengo planes para nuestra cita.
- Ok, vamos entonces, dirige el camino. – Los dos comenzaron a moverse a la dirección de la cual la peliverde deseaba ir, ella siempre apegada a él, las calles empezaron a cambiar lentamente, ahora Haji veía edificios alrededor grandes. – Esto… Kiyo, esta calle es…
- ¿A que no es emocionante? Investigué en internet como tanto habla Roman y encontré sobre esto que llaman love hotel, vamos a uno.
- Kiyo, sobre eso…
- No digas nada más… - Susurró de forma seductora. – Esta es mi idea de una cita ideal, así que sígueme la corriente… - Entraron a uno de los hoteles y en poco tiempo, ya tenían una habitación a la cual entraron, una cama matrimonial, baño, una televisión, tenía de todo.
- No pensé que alguna vez en mi vida entraría a un hotel de estos… - Susurró Haji por debajo.
- Master~ - Kiyohime estaba recostada en la cama. – Por favor, trátame como solo usted saber hacer… - Levantó un poco su kimono, dejando ver parte de su muslo, antes de que todo empezara, de repente alguien apareció, siendo Tamamo. – Tamamo-san…
- Kiyo-chan… - La voz de la caster era totalmente sombría, irradiando fuego alrededor. – Que diablos haces aquí en un love hotel…
- ¿Qué más? Divertirme con master y esta es la mejor forma de diversión que conozco. – Respondió la peliverde.
- ¡Acaso solo sabes hacer transferencia de mana, tu dragona pervertida! – Finalmente gritó la caster.
- No es necesario que grites, además no lo niegues que igual quieres hacer con master ¿no?
- Claro que sí, pero yo quiero que sea una ocasión especial y no un producto de la lujuria como tú haces, ahora si me disculpas. – Sujetó a Haji. – Nos iremos de este lugar horrible. – Tamamo ya estaba por llevárselo pero entonces una bola de fuego salió volando, impactando a Tamamo.
- No lo harás… - Exclamó la Berserker con enojo. - ¿Realmente me quitarás a Master? Aunque seamos amigas, eso no te lo perdonaré.
- Ahora sí Kiyo-chan, has cruzado la línea. – Sacó unos cuantos talismanes. – Ahora probarás el poder de una youkai poderosa como yo.
- Oigan, chicas, es mejor que no… - Haji quiso detenerlas pero fue demasiado tarde, Tamamo atacó lanzando esos talismanes que al contacto con la peliverde explotaron, causando que saliera volando. – Esto no es realmente bueno…
- Jeje, entonces Kiyo-chan ¿finalmente vas a ceder en tus obvios intentos? – No recibió respuesta sino que una bola de fuego que la impactó y causó que atravesara la pared, llegando a otra habitación.
- ¡Kyaaah! – Justamente una pareja estaba haciendo sus cosas privadas y se cubrieron con las sábanas.
- ¡No puedes hacer eso Kiyo-chan!
- Claro que puedo, ahora sigue probando mi furia. – Siguieron su batalla ante la asombrada pareja hasta que se alejaron, ya entonces Haji se asomó.
- Lamentamos haber interrumpido su momento privado, pueden seguir. – Se despidió con la mano. Volviendo a la batalla entre ambas, habían salido del edificio y ahora estaban en la calle.
- ¡Tamamo-san!
- ¡Kiyo-chan! – Los proyectiles de ambas chocaron y se desperdigaron por todas partes, empezando a causar destrozos, las dos estaban en medio de todo ese embrollo. - ¿Realmente no piensas detenerte?
- Claro que no, es obvio quien está destinada a estar con Master, nos une el hijo rojo del destino.
- ¿Hilo rojo? Mejor dicho tu locura te hace creer eso. – Se burló Tamamo, justo para recibir una patada en el rostro por parte de la Berserker, ella salió volando, impactando contra una pared, ella sintió un hilo de sangre bajar de su boca.
- Jeje, eso te pasa por decir estupideces Tamamo-san, debes conocer bien mi fuerza.
- Ahora si que lo hiciste Kiyo-chan ¡Toma esto! – Y las dos siguieron su batalla, momentos después Haji salió para ver todo lo ocurrido, las calles destrozadas, todo estaba realmente en condiciones paupérrimas, el pelinegro solo podía pensar en todos esos ceros que iba a costar el arreglar todo.
- Roman realmente me va a regañar por esto… - Comentó por debajo. – Ustedes dos, basta.
- Master, no te metas. – Exclamó Tamamo. – Esto es entre Kiyo-chan y yo, para decidir de una vez por todas quien es la esposa.
- ¿Eso no es obvio? Yo soy la esposa. – Respondió Kiyohime mientras nuevamente chocaban fuerzas, Haji ya no pudo seguir con sus batallas y en ese momento hizo algo inesperados, justamente fue y golpeó a ambas en la cabeza. - ¡Auch!
- ¡Eeeei! Master, por qué hizo eso. – Se quejó Tamamo con lagrimones en los ojos.
- Ustedes dos han causado muchos destrozos y problemas a la gente ¿acaso no saben que todo esto lo pagará luego Chaldea? Están desperdiciando fondos… además, no me gusta ver a las dos pelear. – Respondió él, al saber eso, de repente las dos se sintieron bastante mal. – Se veían como verdaderos monstruos… y eso no me gusta.
- Yo… me dejé controlar por mis instintos, algo que decidí no volvería a suceder. – Comentó Tamamo por debajo.
- Tamamo-san empezó todo, no tuve la culpa. – Haji y Tamamo miraron a Kiyohime con rostros inexpresivos, causando que ella se callara.
- El caso es que las quiero a las dos ¿eso no es suficiente? No creo estar dedicando tiempo de más a otra, así que les pido que no sigan peleando, las valoraré como debe de ser. – Esas palabras fueron suficientes para que ambas chicas pudieran calmarse.
- Jeje, master si dice eso… realmente solo consigue que me enamore más de usted. – Expresó la caster.
- Lo sé master, lamento haberme descontrolado, eso no es digno de una dama como yo. – Kiyo igual se calmó, Haji sonrió al verlas.
- Es bueno saber que todo se haya resuelto, aunque no puedo decir lo mismo de nuestros alrededores… - Y la calle seguía destruida. – Es mejor que salgamos de aquí, luego pasaré el mensaje a Roman.
- Entonces master. – Tamamo sujetó el brazo izquierdo del pelinegro. - ¿Nos vamos? Podríamos intentar divertirnos más.
- En eso estoy de acuerdo. – Kiyo sujetó su otro brazo. – Me sigue disgustando compartirte con alguien, pero si me prestas atención, puedo dejarlo pasar.
- Vámonos entonces. – Los tres se fueron, ya con el problema de ambas resuelto, Haji esperaba que pudiera llevar sus relaciones de una mejor forma de modo que las dos no se sientan dejadas de lado y lo mismo con otras relaciones que tenga con otras servants, sería un buen master para ellas y si deseaban sentirse mujeres, haría su mejor trabajo para hacerlo realidad.
En Chaldea, Roman estaba nuevamente en su escritorio, viendo cosas del trabajo o, mejor dicho, viendo a Magi Mari cuando recibió un mensaje.
- ¿Quién será a esta hora cuando tengo asuntos importantes? – Revisó el remitente. – Oh, pero si es Haji, seguro me dirá que todo va bien con los servants.
Ya entonces leyó el contenido y conforme más fue leyendo, su sonrisa se fue borrando, y en cierto momento… se cayó desmayado de espaldas.
- ¿Doctor?
- ¿Qué le pasó?
- ¿Por qué Roman se desmayó? – Da Vinci llegó en ese momento viendo al doctor en el suelo, entonces leyó la pantalla. - … Jeje, veo que se están divirtiendo a lo grande en Kioto, no pensé que tantos ceros podrían aparecer en una cantidad.
Roman tardaría en recuperarse de tal perdida económica de los ingresos de Chaldea, ya con eso acabó el segundo día en Kioto y quedaba uno más antes de volver, ya se vería como es que terminaría ese viaje y que seguro se vería algo grande.
JRWeiss: No pienso llegar tan lejos la verdad jaja, ya algunas chicas si tendrán sus momentos, en sí quiero darle su momento a cada servant, a ver será como se llevará en ese caso.
Rex Imperius: ya las pobres fueron totalmente despistadas la verdad en ese momento jaja.
Ya vimos aquí la batalla de las dos servants con mayores sentimientos hacia Haji y el desastre que causaron, ya el pobre Roman ve como los fondos de Chaldea están desapareciendo cada vez más, pronto todo quedará sin dinero, ya por ahora es el segundo día terminado, cada vez más cerca de acabar con este arco del viaje, por ahora eso es todo, nos vemos en el próximo cap. Saludos.
