Disclaimer: todo lo que puedan reconocer pertenece a G.R.R. Martín. Yo solo lo uso para entretenerme y tratar de entretener a otros.

Bran

El sol ya tocaba el horizonte por el oeste cuando llegaron al Muro. Un vendaval llegaba desde el Norte, el viento helado cortando como un cuchillo a través de las capas de lana y pieles que los cubrían. Meera resoplaba cada vez que los mechones de cabello rizado escapaban de su prisión en la capucha de su abrigo y golpeaban su rostro, metiéndose en sus ojos y en su boca. Bran no estaba mucho mejor.

Bran no había tenido tiempo de admirar el Muro la primera vez que lo vio; había estado concentrado en llegar al Cuervo de Tres Ojos. Ahora, en la segunda vista que tenía de él, podía hacerlo con mayor detenimiento.

Era increíble. Su tamaño era por si solo abrumador. Pero tenía una cierta belleza, otorgada por los rayos del sol al atardecer, que se reflejaban en los pliegues del hielo y lo pintaban de tonos rosados, amarillos y azules verdosos. A cada lado, se extendía hasta dónde alcanzaba la vista.

"Ya está aquí" la voz de Hoja apenas se escuchó por el estruendo, pero giró su cuerpo para que estuviera dando la espalda al Muro. Bran giró como pudo en el trineo para ver lo que ella veía.

Una figura emergió del bosque, tan flaca como los troncos de los árboles jóvenes que dejaba atrás. Todo su cuerpo estaba cubierto por múltiples capas de ropa. La capa oscura que llevaba estaba raída, llena de rasgaduras y con varios agujeros por los que se filtraba el viento; ondeaba contra su cuerpo, haciéndolo parecer más delgado.

La figura se aproximó en silencio, para luego detenerse delante de Hoja. De entre todos, solo Meera parecía tensa por su presencia. Ni siquiera Bran estaba preocupado.

"Si quisiera atacarnos, lo habría hecho" aun con el rostro cubierto, Bran podía decir que no era un muerto "No es una amenaza"

La figura conversó con Hoja durante varios momentos en voz baja; a pesar de la altura más pequeña de la Hija del Bosque, resultaba obvio que era ella quién dirigía la conversación.

Por fin, luego de un tiempo que parecía muy largo, Hoja se separó del ser y empezó a caminar. Directo hacia él.

"Él nos abrirá la puerta" le informó en cuanto estuvo lo bastante cerca. Dejó pasar un momento de silencio y luego habló de nuevo "Quiere hablar contigo. A solar"

Bran abrió la boca, pero una voz lo interrumpió.

"No" Meera estaba más seria que nunca "No lo dejaré solo con ese sujeto. No sabemos quién es" el podría hacer daño a Bran era tácito.

"Tú no lo conoces, pero él lo hace" dijo Hoja, haciendo un gesto en dirección a Bran cuando pronunció las últimas palabras.

"¿Lo conozco?" pensó, lanzando una mirada más larga a la figura que estaba vuelta hacia ellos. No podía pensar en nadie a quién conociera. No habían visto a nadie desde que cruzaron el Muro.

"Solo hablará contigo. Luego nos abrirá la puerta" continuó Hoja, ajena a sus pensamientos.

"Ya dije que….."

"Lo haré" declaró Bran, interrumpiendo a Meera "Dile que acepto" mientras la Hija del Bosque se encaminaba hacia el extraño una vez más, Bran miró a una Meera que ahora lo fulminaba con la mirada a él "Él puede llevarnos al sur del Muro" dijo a manera de explicación.

"Eso dicen" replicó ella, cortante "¿Qué pasa si miente? ¿Si trata de hacerte algo?"

"Somos doce, y también esta Fantasma. ¿Cómo lo lograría?" preguntó, aunque no esperaba que ella le respondiera.

Meera resopló y desvió la mirada. Bran esperó unos momentos, y cuando ella asintió, supo que la tenía. Unos momentos más tarde, ella se apartaba de él, pero se mantenía más cerca que todos los Hijos del Bosque. En sus manos, la lanza se volvió un objeto mucho más mortal. Parecía estar esperando que el extraño se arrojara sobre Bran.

Pero no lo hizo. Simplemente se acercó a paso tranquilo. Una vez que estuvo a su lado dobló las piernas hasta que su rostro estuvo casi a la misma altura que él.

"Creciste mucho"

Bran parpadeó, confundido. ¿Este hombre lo conocía?

"Eras un niño la última vez que te vi, tendido en una cama y sin despertar. Parecías tan pequeño…." Continuó el extraño, ajeno a los pensamientos de Bran, quién estaba a punto de interrogarlo, cuando el mismo extraño alzó las manos y empezó a descubrirse el rostro.

Rasgos afilados como una roca, y marcados por el frío lo saludaron. Bran reconoció la nariz, la forma de la frente, los ojos grises con motas azules. Su boca se abrió, y le tomó un momento buscar las palabras.

"¡Tío Benjen!" exclamó, encantando.

En su emoción, intentó levantarse para abrazar al hermano de su padre, pero sus piernas no le respondieron.

Eso le dolió lo bastante como para apagar su emoción, y la sonrisa se escurrió de su rostro como nieve derretida.

Su tío Benjen debió sentirlo también, porque le puso una mano en el hombro y se lo apretó. Aún a través de las gruesas pieles, Bran esperaba poder sentir el calor de la mano de su tío. Pero no sintió nada; solo la presión de su mano sobre su hombro.

"Está bien, Bran. Está bien. Irás a casa. Es por eso que estoy aquí" murmuró la última parte, sin dejar de mirarlo a los ojos "Para abrir la puerta"

"¿Vendrás conmigo?" preguntó, sintiendo la esperanza crecer dentro de él. Quería a su tío con él. Quería a toda su familia, y a Meera, con él. Era todo lo que quería.

"No puedo" las palabras de su tío fueron serias, firmes "Este lado del Muro…..es mi lugar. Ahora lo es" en ese momento, el tío Benjen quitó la mano de su hombro y, luego de sacar el guante y dejarla al descubierto, la colocó sobre su mejilla.

Bran se estremeció como nunca antes. Porque la mano contra su piel no estaba cálida, ni siquiera tibia. Estaba helada, tan helada como el viento que golpeaba desde el norte, como la nieve que cubría el suelo…..tan helada como la muerte.

"Eres uno de ellos" susurró, apartándose del toque de su tío por instinto.

Bran nunca había visto tanto dolor en los ojos de una persona, y ciertamente no en alguien que era, que es parte de su familia.

"Sí y no" murmuró su tío Benjen "Los Hijos del Bosque me encontraron luego de que los muertos me hirieran de gravedad. Pudieron evitar que perdiera mi consciencia y mi voluntad, pero no mi vida. No estoy vivo, así que no puedo vivir. Pero tampoco estoy muerto"

Bran sintió lástima. No sabía que pudiera; pensó que la había perdido toda luego de toda la muerte que había visto.

"Escuché que Jon está en Invernalia" dijo luego el tío Benjen, su mirada perdida "El podrá protegerte. Dile lo que ha pasado y lo que puedes hacer. Él te necesitará" le aseguró.

Bran quería decirle que ya sabía que Jon estaba en Invernalia. Quería decirle que sabía que Jon estaba marchando hacia el sur, dejando Invernalia. Quería decirle tantas cosas, pero al final solo una dejó sus labios.

"Jon tiene una hija. Está en casa, con su madre y con la mía. Mi madre. Ella está viva"

"Una hija…Jon, padre" meditó el tío Benjen "…..me preguntó si la niña se parece a su padre o a su madre" parecía que solo escuchó esa parte de lo que Bran dijo.

Entonces, los ojos del tío Benjen se dirigieron hacia Meera, que lo fulminaba con la mirada desde lejos.

"Bran" dijo, volviendo la vista hacia él "….dile a Jon…..que lamento no haber podido hacer más por él" y con esas palabras, Benjen Stark se levantó a toda su altura y se alejó de él.

"Es mi tío" fue lo único que logró decir, aún confundido, a Meera cuando se le acercó a zancadas.

No pudo responder más; su mente estaba muy confundida y daba vueltas a la extraña conversación que tuvo con su tío. Aún lo hacía cuando el hermano de su padre se acercó al Muro y se detuvo justo ante él, lo bastante cerca para tocarlo. Unos momentos después, una entrada se abría en medio del hielo macizo que conformaba el Muro.

"Es el mismo lugar por el que cruzamos antes" las palabras de Meera le llegaron como un murmullo lejano.

Siguió mirando a su tío mientras su trineo era empujado hacia la entrada. Los Hijos del Bosque empezaron a cruzar las compuertas, y Bran quería decirles que se detuvieran. Aún necesitaba seguir hablando con su tío. Había tantas cosas que quería preguntarle.

Pero su boca lo había traicionado, y no recordaba cómo hablar. Su tío lo miró cruzar y escapar de la pálida luz del exterior al quedar dentro del túnel que se internaba en lo más profundo del Muro. El único gesto del tío de Bran fue alzar la mano a modo de despedida cuando las compuertas empezaron a bajar, y Bran solo atinó a contestarle con un gesto propio antes de que la compuerta se cerrara del todo, separándolo de su tío.

Aunque no sabía cómo, en ese momento supo que era para siempre.

Jon

Su marcha había ido sin contratiempos; mejor aún, de hecho, y un día antes de lo planeado llegaron a los límites del Cuello.

Las tierras cercanas al Cuello, igual que el cuello mismo, no eran lugar para obtener madera seca en grandes cantidades. Jon no esperaba encontrar hileras de empalizadas, por lo que no se decepcionó cuando las defensas estaban constituidas mayormente por puestos de avanzada y algunos terraplenes para una visión más amplia. Se detuvo junto a uno de ellos. Su mirada pasó por la docena de hombres y mujeres que lo miraban entre sorprendidos y exultantes; aprobó que fueran una combinación de Pueblo Libre y norteños. Los saludó con un gesto, pero sin detenerse.

"Cedrik, Rijeth, Urle" llamó, sus ojos fijos en el camino mientras los hombres nombrados movían sus monturas más cercas de la suya "Adelantaos y advertid de nuestra llegada en el campamento de Val"

Unos momentos después proseguía por el camino, precedido por los tres jinetes a todo galope.

Cruzó más puestos de guardia y otros dos terraplenes antes de llegar finalmente al campamento, cientos y cientos de tiendas brotadas a ambos lados del camino como setas de gran tamaño. Sobre ellas ondeaban los estandartes; el Oso de Mormont, los cardos de Norrey, el tritón de Manderly, y más. No reconoció algunos; supuso que eran recién creados y adoptados por algunos miembros del Pueblo Libre. Tendría que conocerlos.

Val ya lo esperaba a la entrada del campamento. A su lado se alineaban los Guardias Personales que Jon había enviado por delante. El resto del campamento se detenía para contemplar su paso; estaban igual de sorprendidos que los centinelas con su llegada.

"Rey" lo saludó Val, con un firme asentimiento. Otros hombres y mujeres libres la imitaron, o se golpearon el pecho a manera de reconocimiento. Unos pocos presentes se arrodillaron, norteños todos "Ha sido un tiempo" añadió, su ceño algo fruncido.

"Cierto" concordó Jon, antes de seguir "¿Hay algún lugar dónde podamos hablar a solas?" preguntó, antes de desmontar. Ulre se adelantó para tomar las riendas de su caballo.

"Sígueme" le dijo Val.

Jon miró por encima de su hombro al resto de su Guardia "Pasad la palabra. Que monten el campamento y descansen. Torreg, tu padre está a cargo de las guardias" comandó antes de colocarse al nivel de Val, flanqueado por Cedrik y Rijeth. Fantasma desapareció, pero no se preocupaba por él.

Dejaron al Wull y al Flint guardando la entrada de una tienda a unos doscientos pasos de distancia del lugar dónde Jon desmontó. En el interior apenas cabían dos catres: tomaron uno cada uno, quedando de frente y con las rodillas rozándose.

"Tienes preguntas" declaró, al tiempo que la miraba.

Val asintió "¿Sabes algo de Dalla y su bebé?"

Por supuesto que esa sería la primera pregunta. El amor de Val por su hermana era feroz, y no dudaba que se preocupara de ella por encima de todo.

"Siguen en el Último Hogar. Parecen estar bien. Tu…la familia de Mors cuida de ambos" dijo. Val suspiró y asintió, agradecida, antes de seguir.

"¿Cómo tomaste Invernalia?" preguntó ahora.

"Un asalto total a las murallas" dijo Jon "Usé gigantes, maquinaria de asedio, la caballería que me deje…en fin, todo lo que tenía" se sorprendió de la facilidad con la que lo comentaba.

"¿Te hiciste eso en Invernalia?" dijo Val, al tiempo que apuntaba la mano hasta su propio ojo.

"Entre otras cosas" murmuró Jon, recordando las heridas ganadas en esa noche "Me escabullí en secreto a Invernalia, tratando de salvar a mi hermana Arya antes del asalto" explicó.

"¿Tuviste éxito con tu hermana?" fue la siguiente pregunta.

"No era ella. Un engaño Bolton" las palabras fueron rápidas, los pensamientos de Jon tratando de no ir hacia Arya "Nunca estuvo allí"

"Mmh" Val no respondió, pero se notaba muy pensativa "Una última cosa. ¿Cómo mataste al bastardo de Bolton?

"¿Por qué supones que lo maté?" decidió preguntar Jon.

El bufido de Val era pura incredulidad.

"Porque después de lo que hizo no lo hubieras dejado vivir. Si ese fuera el caso, los arrodillados te habrían abandonado mucho antes de que llegaras aquí. Y una parte del Pueblo Libre también"

Jon asintió, reconociendo que Val tenía un buen argumento, y muy acertado "Llegué con 36.000 hombres" pensó, escuchando los sonidos de fondo de su gente armando el campamento mientras ellos hablaban "Un tercio de ellos al menos me habrían abandonado si Ramsay el Bastardo siguiera con vida"

"Tienes razón. Está muerto" reconoció "Luego de que lo cortaran más veces de las que me importa recordar, lo quemé vivo" detalló, sintiendo mucho, pero no expresando nada.

Val lo miró por un largo momento. Luego, asintió.

"Ahora es mi turno" dijo Jon, tanto por el deseo de saber como para cambiar de tema "¿Cómo están las cosas por aquí? ¿Hay problemas entre el Pueblo Libre y los norteños de Robb?"

Ese era un temor constante en sus pensamientos; que los hombres que habían seguido a Robb y no habían visto de lo que era capaz el Pueblo Libre retomaran las viejas hostilidades.

"No más de los que esperábamos. Insultos, desprecios, algunos puñetazos" dijo ella, encogiéndose de hombros como si no importara "Nada que no se controle"

Jon se consoló pensando que al menos no habían desenvainado las armas. Pero no era un gran consuelo.

"¿Y los hombres de Manderly? ¿Los lacustres?" preguntó ahora.

"Con los Manderly lo mismo que con los de tu hermano. Los lacustres apenas se muestran, igual que su señor. Solo cuando sucede algo importante" declaró Val.

Jon asintió, pensativo. El sigilo y el aislamiento de los lacustres eran esperados, y algo que necesitaba. Igual que necesitaba a Reed. Debía hablar con él, y pronto.

"Tal vez un pequeño viaje a la Atalaya de Aguasgrises no estaría fuera de lugar" se descubrió pensando.

"¿Qué opinas de Lord Reed?" preguntó antes de pensarlo mejor.

Val fue brutalmente honesta.

"Es extraño. Parece saber mucho, y decir poco. Mira todo como si no le interesara, y habla sin emociones" dijo, sus dedos golpeando unos contra otros "Me pone nerviosa"

Jon parpadeó, sorprendido. No pensaba que, de todas las cosas, fueran los lacustres que pondría a Val nerviosa. O al menos su señor. De pronto, la idea de viajar a la fortaleza de los Reed no sonaba muy tentadora.

"¿Crees que nos podría traicionar?" preguntó. ¿Cuándo se había vuelto tan desconfiado?

"No" descartó Val "Como dije, es extraño y no me atrae la idea de estar cerca de él mucho tiempo, pero no me parece falso. Es leal. Nos fue útil para tomar el Foso y defenderlo" valoró.

"Bien" dijo Jon sin pensar, antes de que su mirada se clavara en Val y la última palabra latiera en sus oídos "¿Defenderlo?" repitió, entrecerrando los ojos.

"Luego de que aseguramos el Foso una fuerza de jinetes llegó por el sur para intentar hacerse con él. Los rechazamos"

Jon sentía latir su corazón con rapidez.

"¿Quiénes eran?" preguntó en un gruñido.

Sus pensamientos ya corrían con ideas de sus enemigos más cercanos a la fortaleza, y aunque conocía la reputación de los hombres de Los Gemelos, casi esperaba que Val dijera Frey. Por lo que su sorpresa no fue menor cuando escuchó la respuesta de la hermana de Dalla.

"Eran mercenarios"

Jon la miró por un largo momento, pero en realidad no veía a la mujer frente a él. Su cabeza corría con pensamientos.

"Dime todo lo que sepas de ellos" Val debía haber obtenido respuestas, sino de los prisioneros, de los cadáveres.

"No es mucho" suspiró Val "A ver….casi ninguno entendía nuestra lengua, ni tampoco la Antigua Lengua. Algunos hombres de Manderly creyeron reconocer lo que hablaban, pero no estaban seguros. No sabemos de dónde salieron, ni por quien vinieron a atacarnos. Tenían una buena cantidad de acero y oro encima, pero eso no era lo más extraño"

Jon se inclinó hacia adelante, atraído por las palabras.

"Tenían estandartes Bolton y Stark escondidos en las alforjas"

"Una fuerza de engaño" Jon se sorprendió de la rapidez de sus palabras, y de su tranquilidad "Si hubieran bajado la guardia, los habrían matado en la primera oportunidad. Quizás cuando dormían" comprendió "Hicieron bien en no confiar" dijo, sonriendo orgulloso.

"Dijiste que nadie debía pasar. Y nadie pasó" juró Val, una sonrisa de satisfacción en su rostro.

"¿Los mataron a todos?" preguntó entonces Jon.

"A la mayoría" respondió Val "Ahuyentamos a los sobrevivientes cuando nos dimos cuenta de que no valían para nada como prisioneros. Los lacustres informaron que luego de salir del Cuello se volvieron bandidos y empezaron a atacar propiedades y soldados Frey"

Aunque lo intentó, no pudo menos que encontrar divertida la idea de que sus enemigos se lastimaran unos a otros. Una pequeña risa escapó de sus labios antes de que pudiera detenerla.

"También nos hizo gracia. Que hagan el trabajo sucio por nosotros" dijo Val, sonriéndole levemente con ojos comprensivos "Aunque no todo es tan bueno" murmuró luego.

Jon sintió que la alegría que pudiera quedar en su interior se apagaba como una vela al alcance de una tormenta de nieve. Asintió y espero que el frío lo alcanzara.

"Los Frey han empezado a devastar sus propias tierras al norte del río que llaman Forca Verde" le informó Val "Se llevan el ganado y las cosechas. Lo que no pueden transportar, lo queman"

Jon se mantuvo en silencio por un tiempo, su cabeza sumida en pensamientos y sus manos cruzadas frente a él.

Los Frey destruyendo todo antes de su llegada era una maniobra despiadada, pero sensata. Walder Frey y su familia debían saber que no tenían esperanza alguna de resistirlos en campo abierto. Harían lo que mejor sabían: encerrarse en sus castillos y acurrucarse tras las murallas. Jon no podía atacarlos bajo esas circunstancias. No con muros de piedra bien tripulados de por medio y los nobles que estuvieron junto a Robb prisioneros.

Miró a Val. Una media Umber por parte de su madre.

Pensó en Mors Carroña, que dirigía casi medio millar de hombres del Último Hogar y era bien respetado dentro de sus fuerzas. Si los Frey amenazaran con colgar a su sobrino y señor de las murallas de su castillo, ¿se retiraría de la lucha? Y si lo hiciera, ¿cuántos norteños lo seguirían? No, eso no podía pasar. Si la deserción por amenaza creaba una brecha entre su gente, estarían condenados al fracaso.

"Jon" la voz de Val lo sacó de sus pensamientos.

Jon se pasó una mano por la cara, forzando sus pensamientos a dónde debían estar. Al presente "¿Cuántos hombres tienes aquí?" preguntó.

Val parpadeó, pero endureció el rostro y respondió "Mil quinientos a caballo. Mil ochocientos a pie entre los Manderly y lo que resta de las fuerzas de tu hermano. Los veinte gigantes están ilesos, y también sus mamuts. No sé el número de los lacustres, pero al menos varios cientos más"

Jon hizo cuentas rápidas en su cabeza, sumando las fuerzas de Val a las suyas propias. Cuando tuvo el resultado, asintió para sí.

"Te contaré lo que se nos viene encima" le dijo a Val "Cuando haya terminado, ve y organiza una reunión con Reed. Necesito hablar con él lo más pronto posible. Mañana tendremos una reunión al amanecer y pondremos al resto al tanto de todo lo que sucede"

Val

Val pasó la noche de la llegada de Jon pensando en sus noticias.

En el instante en que ambos hubieran salido de la tienda una multitud de personas rodearon a Jon como perros hambrientos, luchando por su atención. La Osa y su hija, la que había estado con ella en el Foso, además de Marlon Manderly, una buena cantidad de caudillos, e incluso Bigotes de Pez.

Sin deseo de pasar a través de ese muro humano, se limitó a alejarse un poco y esperar. Pero como el tiempo pasaba y la plática seguía y seguía, se dio por vencida y se alejó, haciendo caso omiso a la mirada de una mujer de cabello oscuro con una maza que la miraba como si quisiera matarla. Parecía la viva encarnación de una amante enfurecida. Si le hubiera interesado, se habría preguntado si había algo entre ella y Jon.

Pasó toda la noche pensando en las noticias de Jon, las emociones nadando en su interior. Algunas buenas, otras malas, y otras indefinidas. Cuando al fin llegó el momento de salir de su catre, estaba llena de pensamientos y vacía de palabras.

Ahora, los primeros rayos del sol la encontraron bostezando mientras se sentaba a la mesa. La estructura, sobre la que se asentaba la comida, estaba compuesta por varios caballetes unidos. Los asientos eran bancos y troncos caídos y secados mucho tiempo atrás. Ni siquiera Jon, a la cabecera de la temporal estructura, tenía nada mejor que el resto de ellos.

Por eso, entre otros motivos, Val podía respetarlo.

Por fin, cuando la comida concluyó y lo último de la cerveza se bebió, Jon golpeó la mesa para llamar la atención de todos.

"Ahora que hemos llenado la boca, es hora de llenar los oídos" declaró "Sin duda habéis pasado la noche anterior poniéndoos al día entre vosotros. Habréis escuchado historias sobre Invernalia, sobre el bastardo de Bolton, y más. Es posible que no todos estéis de acuerdo con lo que se hizo, pero todo eso está en el pasado" se enderezó un poco antes de seguir "Hay cuestiones más urgentes que discutir en este momento. La primera es la más importante. Debemos guarnecer bien Foso Cailin antes de partir al sur. Bajo ninguna circunstancia perderemos nuevamente la fortaleza"

"¿Cuántos serían necesarios para guarnecer la fortaleza?" preguntó Morna Máscara Blanca.

Jon la miró con expresión interrogante, y Val rebuscó en sus recuerdos por el número de cadáveres con colores Bolton.

"Los Bolton guarnecieron las 3 torres con 70 arqueros y 350 hombres de infantería. Hemos creado una más, y estamos creando una quinta sobre los cimientos de una de las que se derrumbaron hace tiempo" contó. Garlon Norrey y Marlon Manderly secundaron sus palabras con asentimientos silenciosos.

Jon tamborileó los dedos contra la mesa por un momento, pensativo.

"Muy bien. En ese caso, dejaremos unos 200 arqueros y 500 soldados de infantería. Sumado a los lacustres, debería bastar para mantener a los ejércitos enemigos fuera del Norte" decidió.

Val asintió en acuerdo, como muchos otros.

"Bien, ahora una cuestión menos agradable" el rostro de Jon se volvió sombrío "Ha llegado a nosotros la noticia de que los Frey empiezan a realizar tácticas de tierra quemada" dijo Jon "Esto quiere decir que están tomando todo lo que puedan de las tierras entre el Cuello y Los Gemelos. Se llevan el ganado, las cosechas, los frutos de los árboles…..lo que no pueden llevarse, lo destruyen. Buscan negarnos el forraje, el refugio y cualquier cosa que podamos utilizar"

Las miradas en la tienda eran serias; todos sabían que no era un asunto ligero.

"Esto requiere que nos movamos rápido y seamos especialmente cautos con nuestras provisiones. No podemos tampoco esperar mucha ayuda una vez que hayamos cruzado el Cuello, ni en hombres ni en suministros; el terreno se volverá en contra de nosotros, tal como con nuestros enemigos" el rostro de Jon contenía la cantidad justa de seriedad y decisión "Sed conscientes de todo esto, porque puede hacer la diferencia"

El silencio que cayó era pesado. El de una verdad dura que se debe asimilar rápida y absolutamente.

"Finalmente, hay una última cuestión. Un ejército de un tamaño muy considerable está marchando desde el sur"

Val no tuvo sorpresa que contener, puesto que ya lo sabía. El silencio sepulcral que cayó sobre todos los demás delató que no había una persona de las allí reunidas que no lo supiera.

Jon esperó un momento antes de seguir.

"Existen muchas versiones diferentes en cuánto al tamaño del ejército, pero no podremos saber nada con mayor certeza hasta que nos hayamos acercado. Sin embargo, esto acelera los planes. Debemos llegar a Los Gemelos antes de que lo haga este ejército, si es que queremos una oportunidad"

"¿Una oportunidad de vencer a los Frey?" preguntó Robett Glover, ansioso.

"Una oportunidad de rescatar a los prisioneros" afirmó Mors Carroña, su ojo enfocado en Jon, aunque sus palabras parecían dirigidas a todos.

"¿Una oportunidad de derrotarlos?" preguntó Knott, intranquilo.

Jon no dijo nada a esos comentarios, pero Val tuvo la sensación de que no se refería a nada de lo sugerido.

Garlan

Las Tierras de los Ríos eran la visión más lamentable que Garlan había debido contemplar. Apenas dos días de marcha en ellas y sentía que ya tenía suficiente por el resto de su vida.

Campos quemados de raíz y abandonados, con la hierba dura y los cardos espinosos llenando los surcos que deberían tener cebada, trigo, soja. Torres de señores menores reducidas a refugios de ratas y perros salvajes, sus paredes teñidas con el hollín del fuego, o si eran de madera, convertidas en cenizas largamente llevadas por el viento y las lluvias. Posadas abandonadas, molinos con las aspas destrozadas, campos de árboles frutales talados y quemados en grandes hogueras.

Y muertos. Muchos muertos.

Las tumbas se encontraban en cada milla del camino; pequeños montículos de tierra removida que daban a entender que debajo de ella había alguien. Esos eran los afortunados. Los demás quedaban colgados de árboles o tendidos en cualquier lugar.

"Que algunos hombres se detengan para enterrarlos" ordenó. No dejaría que esos pobres fueran desgraciados en la muerte como lo fueron en vida "Un caballero de verdad nunca permitiría algo semejante" lo sabía, y estaba dispuesto a honrar sus votos.

Lo que lo empeoraba todo no era lo que veía, sino lo que imaginaba. Sus exploradores se habían convertido en sus flageladores personales, y cada noche le daban agudos azotes con sus lenguas. El horror se extendía sin fin en estas tierras; parecía que el solo veía un pequeño fragmento de todo ello, aquello distinguible a lo largo del Camino Real.

Garlan no era un ingenuo en cuánto a la guerra. Era una oportunidad de obtener gloria y grandeza, pero también albergaba un lado oscuro y horrible. Ahora estaba viendo este último, y una parte de él esperaba la gloria de derrotar al Rey Salvaje por sus propias manos.

"Un poco de gloria para compensar el horror" pensó mientras cruzaban junto a otro sembradío abandonado, los restos ennegrecidos de una casa junto al camino en la que una puerta que colgaba de un solo gozne chirriaba mecida por el viento "No puede ser mucho pedir"

Catelyn

Su cabello estaba esparcido por la cama mientras el de Ygritte hacía lo propio por su espalda, ambas atrapadas en un beso tórrido. Su lengua luchando una batalla pérdida contra la de Ygritte, decidida a recorrer toda su boca.

Pero no duró; antes de darse cuenta, Ygritte se había desenredado de sus brazos y empezaba a bajar por su cuerpo, prodigando besos por su cuello y el lugar dónde su unía a su torso, antes de capturar uno de sus pezones en su boca

"¡Oh! ¡Ygritte!" gimió, desinhibida. Los gemidos no se redujeron en lo más mínimo cuando la mujer, su mujer, cambió al otro pezón, que mordió ligeramente mientras usaba las manos para apartar las suyas y mantenerlas contra la cama.

Efectivamente aprisionada, Catelyn no pudo hacer mucho más que retorcerse inútilmente, su cuerpo buscando una manera de liberar algo de la tensión que crecía dentro de él.

Pero Ygritte no se detuvo. Ni cesó sus actividades cuando cubrió sus pechos con su saliva, sus pezones con varias mordidas y la piel que los rodeaba con varias manchas oscuras dónde sus labios apretaron con mucha fuerza. Casi hasta el punto de hacerle daño.

Pero dañarla era lo último que la mujer encima de ella podía hacer; especialmente cuando su boca bajó hasta estar a la altura de su coño, el cual devoró con ansias.

Catelyn se mordió el puño con fuerza para reprimir los gritos de placer: su cuerpo se estremeció de dicha y sus ojos se cerraron con fuerza en un intento de detener la escalada de calor desde su centro al resto de su cuerpo.

Pero era inútil.

La boca de Ygritte hacía maravillas contra su calor, y cuando su lengua salió y empezó a penetras entre sus pliegues húmedos, Catelyn supo que estaba vencida. Gritó, el puño en su boca amortiguando el sonido, mientras se sentía cayendo, cayendo…

Igualmente que cayó en su cama tiempo después, una vez que Ygritte y ella acabaron de hacer el amor. Ambas habían logrado llevar a la otra al clímax, y Catelyn se sentía supremamente orgullosa por haberlo logrado, a pesar de su falta de experiencia en ello. Ayudaba mucho que mientras lo intentaba Ygritte la hubiera mirado con una mezcla suprema de felicidad y lujuria, que le habían confirmado que lo estaba haciendo bien. Más que bien, a juzgar por el alto gemido que había arrancado a su compañera.

"Eso fue…wow" dijo, resignándose a poder ponerlo en palabras. Ygritte le sonrió, sus dientes a la vista, antes de inclinarse y besarla. Le respondió sin dudar, antes de que se separaran.

El frío empezaba a devolver a sus cuerpos acalorados a la consciencia de que estaban desnudas y el frío de la noche se colaba en la habitación por entre las tablas de la ventana. Con rapidez se cubrieron con pieles antes de acercarse, mirándose a los ojos.

"Me alegro de complacerte" le confesó, sonrojada como una recién casada "Te amo" concluyó un momento después.

"Yo también te amo" le respondió Ygritte "Y tú siempre me complaces" le aseguró, haciendo que la sonrisa en su rostro se incrementara.

Permanecieron en un silencio dichoso, hasta que "…..desearía que Jon estuviera con nosotras" murmuró Catelyn, sintiendo que una punzada de tristeza desinflaba la burbuja de felicidad en su pecho al recordar que su hombre no estaba allí para disfrutar con y de ellas.

La tristeza se incrementó cuando vio que Ygritte también lo hacía, a juzgar por como bajaba la mirada y se mordía el labio. Quiso golpearse por dañar no solo su propia felicidad, sino la de ella.

"Yo también lo quero aquí. Sobre todo ahora" murmuró la joven.

Una de las manos de Ygritte fue a su vientre, y Catelyn sintió que su respiración se entrecortaba al comprenderlo.

"Ygritte…..¿estás…."

"No sé" la cortó ella, antes de suspirar "No es mi primer retraso. Solo han sido unos pocos días. Aún es temprano para estar segura"

Era obvio que Ygritte deseaba que fuera cierto. Y Catelyn se sorprendió con la fuerza de su deseo porque lo fuera.

Esperaba que en verdad hubiera un bebé en el vientre de Ygritte. Un pequeño pedacito de ella y de Jon. Un niño que sin duda sería tan maravilloso como la pequeña Minisa.

Sin pensar llevó su mano hacia el vientre de Ygritte, colocándola sobre la mano de la otra mujer. De su mujer.

"Un bebé de esperanza" le dijo.

La sonrisa que Ygritte le dio por sus palabras valió el mundo y todo lo que había en él.