Harry Potter No me pertenece.
Esta historia se encuentra participando en el #Omegacember de la Fanpage Es de fanfics de Facebook.
Recomendación para el reto: La época de apareamiento es dominada por los instintos primitivos, así que tu protagonista deberá hacerle frente a eso, ya sea porque está en el trabajo, en vía pública, su pareja no se encuentra o lo que decidas.
_Día 1_
Autocontrol
Harry James Potter Evans se presenta como omega al cumplir 15 años, lo cual en resumidas palabras: apesta. En una sociedad donde ser Alfa lo es todo, ser un beta te hace normal, convertirse en Omega no es tan agradable. Vistos más que todo como una máquina para fecundar y aportar más niños a una sociedad de mierda, bueno, los Omega son difícilmente tomados en cuenta en cosas importantes; pero un Hombre Omega es raro. En resumen, ser un Omega no es lo que Harry hubiera elegido si pudiera tomar elecciones, ser un Beta estaba bien, era ser normal y ansiaba ser alguien normal. Su padre era James Potter un famoso detective que viene de una familia donde los Alfa son bastante comunes, mientras que su madre Lily Evans es una famosa investigadora que era una gran Beta.
No había motivo por el cual fuera un Omega, usualmente los Omega son muy raros.
Pero un niño Omega.
Paso gran parte de su adolescencia siendo molestado por ese motivo, siendo cortejado de forma bastante grosera por algunos idiotas, siendo tratado por sus amigos como si se fuera a romper.
Era frustrante.
Tener que pasar la mayor parte de su vida demostrando quien es, que quiere, que puede ser alguien en la sociedad y al final del día, la mayoría de cosas que ha logrado es por sus padres y no por él mismo lo cual lo desmotiva.
Logro ser un profesor de arte, porque disfrutaba de enseñar a otros y las cosas artísticas siempre fueron de su agrado; incluso cuando su primo solía molestarlo de niño al respecto, Harry siempre amo el poder dibujar y expresarse por medio de imágenes.
Esculturas.
Diseños.
Fotografías.
Cualquier medio visual era algo por lo cual Harry disfrutaba poder conversar o darse a entender.
Ser un profesor no era del todo fácil, daba clases en su antiguo colegio donde tiene tanto buenos como malos recuerdos, sus amigos eran su mejor recuerdo, pero siempre hubo algunas personas que no lo hicieron del todo fácil. Ron un beta y Hermione una omega, eran sus mejores amigos con quien siempre había estado juntos, quienes se alegraron de verlo poder tener un trabajo adecuado.
Aunque hay sus desventajas.
Harry debe usar supresores la mayor parte del tiempo y parches, el colegio es una edad donde los adolescentes comienzan a despertar su segundo género y por lo cual, es una gran mezcla para el desastre como Omega no reclamado. Harry desde muy joven se había metido a estudiar artes marciales para defenderse e ir al gimnasio para ganar masa muscular, a diferencia de los Alfa, para un omega era difícil obtener un cuerpo que pudiera ser de ayuda si estabas en problemas.
Cada gramo muscular era una tortura.
Pero odiaba sentirse indefenso, su padre como parte de las fuerzas armadas, solía enseñarle movimientos de defensa. No es como si James le gustara la idea de dejarlo indefenso, pero era un adulto ahora y tenía que poder valerse por sí mismo.
No era un niño de cristal.
Era un adulto.
Podía hacerlo.
.
.
—Potter—fue el saludo un poco aburrido de Draco Malfoy, su anterior...
¿Némesis?
Durante sus años de adolescencia.
Harry se había quedado congelado cuando ese día había asistido a clases, su cuerpo se siente entumido porque pronto entrara en celo, algo que no es muy agradable como un Omega. Tener al menos 3 semanas durante el año donde entraría en celo, un estado donde su cuerpo comenzaría a traicionarlo para pedir que un alfa (o su pareja) pudiera follarlo hasta que su deseo se calmara.
Es vergonzoso, molesto y Harry no había tenido una pareja en esos momentos, porque simplemente no saldría con Alfas.
No.
Harry no le gustan los Alfas, esos tipos que pasarían por ahí creyéndose la última Coca-Cola de un desierto, sonriendo descaradamente como si el mundo fuera a caer sobre sus pies. Solamente hay 3 Alfas en el mundo que le agradan, su padre que siempre fue todo lo que un alfa debería ser con su familia, su padrino Sirius que había despertado como un Alfa bastante agradable para Harry y por último Neville; uno de sus amigos de toda la vida que despertó como Alfa para sorpresa de todos.
Aunque Harry sabe que su amigo es un buen Alfa, se encontraba actualmente en una relación con Hannah, una chica que era una omega e hicieron una pareja sumamente adorables.
Pero lejos de ahí, los otros Alfa, los que intentaban cortejarlo solo porque era un hombre y tenían curiosidad de que significaba ser un Omega.
No gracias.
Entre todos los Alfa que pueden haber, Draco Malfoy sin duda es uno de los peores que ha conocido. Desde que despertó su segundo genero cuando eran adolescentes, en una edad similar a la de Harry, había sido simplemente insoportable. Había crecido algunos centímetros de golpe, parecía ser más irritable que nunca y por suerte no duro mucho antes que sus padres lo trasladaran de colegio porque tuvo un problema con unos estudiantes.
Fue un alivio que se marchara.
No lo había visto durante casi 10 años y lamentaba que el récord no siguiera aumentando hasta la eternidad.
Draco Malfoy era alto, casi una cabeza más alta que Harry, pero de aspecto delgado; no como esos Alfa que son todo musculo y les gusta presumirlo. Con ropas elegantes y una gabardina que parecía sacada de una estúpida revista de moda. Su cabello era igual de rubio que antes, corto sobre sus pómulos, ojos grises y apariencia aun algo puntiaguda.
Su olor era…
Maldición.
Harry se congela cuando procesa su olor, es como un bosque inmenso, lleno de aromas como pasto, madera y la manzana que parece predominar de alguna forma armoniosa. Usualmente cuando huele a Alfa, la sensación de testosterona y deseo de dominancia predominan, nunca había encontrado el olor de un Alfa como algo agradable.
Su nariz se arruga incrédulo.
Huele bien, piensa su mente de forma traicionera.
No.
No huele bien.
Para nada huele bien.
—Malfoy—dice de forma algo tensa, volteando a ver a la directora McGonagall, esperando alguna explicación de la situación.
McGonagall era una de las pocas mujeres Alfa que Harry había conocido, si bien era casi tan raro como un hombre Omega, McGonagall era mayor y solía tratar a todos con calidez, casi sin parecer un Alfa en realidad y por eso la respetaba mucho. Su juicio solía ser el correcto, trataba a todos sus estudiantes de forma justa y trataba de crear un ambiente que pudiera ayudar a todos por igual.
Alfa-Beta-Omega.
—Profesor Potter me alegra que llegara—en realidad le habían llamado, pero ahora dudaba si fue buena idea ir directamente al despacho del director—el señor Malfoy aquí presente se encuentra interesado en dar un vistazo a las instalaciones, tengo mucho trabajo el día de hoy y esperaba que pudiera guiarlo en mi lugar—
Si.
Hasta aquí el respeto que le tiene a la directora.
—Disculpe me podría repetir lo último—cuestiona casi deseando que todo sea una broma, los hermanos de Ron solían hacer esta clase de bromas de mal gusto.
Deben estar por ahí escondidos con una cámara de video.
Espera.
—Directora McGonagall, no es necesario una vista guiada, yo asistí aquí hace años—habla Malfoy de forma bastante neutral, pero Harry podría detectar rápidamente que se sintió incomodo.
La directora sonríe.
No puede ser una buena señal.
—Señor Malfoy, actualmente es uno de nuestros principales accionistas que dona una cantidad bastante generosa de dinero, por lo cual debemos tratarlo con el respeto que se merece—habla McGonagall con una sonrisa que no permite una negación.
Genial.
.
.
Cinco minutos después, se encuentran fuera de la oficina, ambos luciendo claramente incomodos con el otro. Harry quisiera que cualquier otra persona estuviera en su lugar, hay varios profesores interesantes que podrían ayudarles en esto, en lugar de Harry.
Es un omega.
Podría utilizarlo a su favor, pero su orgullo lo impide.
Así que, con una sonrisa tensa, intenta caminar esperando que Malfoy lo siga y explicar los cambios que podrían haber pasado en la última década desde que este estudio aquí. La idea de que fuera un accionista o donante de Hogwarts era bastante curioso, no trabajaba en la parte administrativa, pero nunca había visto a Malfoy en alguna fiesta del colegio como otros donantes solían hacer.
Es el heredero de la compañía Malfoy, un gran conglomerado de diferentes compañías y siempre se había regodeado de eso cuando era un idiota mimado. Hace algunos años había escuchado una noticia que su padre estuvo en negocios un poco ilegales, especialmente porque James su padre lo comento y se supone que luego de eso Draco Malfoy había tomado el mando de la compañía
Harry lo ve de reojo.
No había escuchado más que algunos comentarios en las noticias, pero al parecer la herencia Malfoy lejos de estancarse por el desastre de Lucius, parecía haber progresado.
Con Draco en su cabeza.
Es un buen proveedor, piensa su mente traicionera y es aquí cuando Harry odia sus instintos, porque no va a pensar que Draco huele bien o que tiene las características como un proveedor.
No.
No necesita pensar eso.
—Entonces luego de mucho tiempo al fin lograron arreglar el laboratorio de química, creo que aun quedo una marca de quemadura que hizo George cuando era estudiante, pero es difícil borrar cualquier rastro Weasley—comenta algo aburrido cuando pasan por el viejo salón de clases de Severus Snape.
El profesor estaba a algunos años de pensionarse y no le había hecho gracia que el hijo de su amiga fuera el actual profesor de artes, Lily seguía hablando con este, pero Severus era un fiel creyente de que Harry se parecía mucho a su padre.
Y Severus odiaba a su padre.
Fueron años muy divertidos con este, piensa con sarcasmo.
De reojo nota a Draco curioso, el chico no había dicho nada durante el recorrido, lo cual ya era mucho más de lo que esperaba del mocoso mimado que no dejaba de jactarse ante cualquiera que lo oyera en su adolescencia. De hecho, era un poco extraño el pensar que lo seguía sin criticarlo, sin molestarlo, sin llamarlo "4 ojos" o "San Potter"; simplemente caminando detrás de él viendo todo con curiosidad.
Había un especial cariño en sus ojos al entrar al laboratorio de química, si mal no recordaba, era la única clase en que había superado a Hermione.
En todo lo demás siempre fue un segundo lugar.
Si, Harry también había sido un poco mierda en señalar eso cuando eran adolescentes.
—¿Severus sigue dando clase? —pregunta el chico con curiosidad mientras toma asiento en una silla aleatoria del salón vacío, a lo cual Harry se cruza de brazos incomodo.
Sin poder pensar que cuando era adolescentes, Draco siempre tomaría esa silla y se pregunta porque su mente tiene un recuerdo tan inútil y con falta de alguna ventaja en este; información inútil. Para ser un accionista y donante del colegio, parece no saber mucho de sus trabajadores, probablemente ni siquiera sabía que Harry era profesor.
—Está pensando en pensionarse pronto, ahora se encuentra de baja médica por un problema en su tobillo—responde Harry sintiéndose un poco incomodo.
Su cuerpo comenzaba a sentirse caliente, aunque el celo no debía llegar hoy, no podía evitar sentirse como si estuviera a horas de desatarse.
Molesto.
Era como si su propia piel picara.
Se rasco incomodo sobre su cuello, donde su glándula de olor estaba con un parche de aroma, que junto con los supresores que tomaba, harían que nadie pudiera olerlo; como si fuera un beta. Es como si su cuerpo de alguna forma quisiera sacar el aroma, pero Harry no rasco mucho sobre la zona del parche, simplemente apretó los dientes sin entender porque se siente tan incomodo.
Manzanas.
Todo huele a manzanas.
Quisiera odiarlo, pero no lo hace.
—La mayoría solía odiarlo—comenta Draco de forma distraída, sin agregar que no lo odiaba, aunque Harry lo sabía.
Severus Snape solía ser muy permisivo con Draco, años después que este se fuera, su madre comento que era que Severus era el padrino de Draco. No pudo culparlo por ser permisivo, su propio padrino Sirius era el mayor consentidor de todos y solía colocarse del lado de Harry cuando cometía alguna gran travesura.
—La mayoría sigue odiándolo—habla y se sorprende que luego de tantos años, lejos del desacuerdo inicial, este teniendo una charla pacifica con Draco Malfoy; su yo adolescente se estaría revolcando de verlo—estoy seguro que me odia, en la última reunión de profesores estoy seguro que fue él quien puso sal en mi bebida; pero tristemente no tengo pruebas—añade lo último con bastante amargura, porque no es una broma, realmente es verdad.
Draco lo ve unos momentos incrédulo, antes que sus labios lo traicionen y suelte una risa casi como un bufido.
Torpe.
Como un ganso.
Harry casi se siente estremecer, como si algo en su estómago se retorciera del dolor y el deleite, porque su mente por un momento se queda en blanco.
Hazlo reír de nuevo, es como si gritara algo.
Quiere hacerlo callar, pero no puede.
Manzana.
Todo explota en manzanas.
Cuesta un poco respirar, pero logra mantenerse en una fachada para los demás, mientras Draco se ríe ligeramente ignorante de todo; porque sus supresores y parches impiden que pueda olerlo. Harry se siente aliviado de eso, de solo sentir el aroma de Draco, porque tiene miedo de que olor podría estar produciendo en este momento tan cerca de su celo.
—Es algo que él haría sin duda—dice con una sonrisa, no las horribles sonrisas de su adolescencia, esta parece ligera y agradable; lo hace ver atractivo—una vez de niño logre mezclar todos sus compuestos del laboratorio de su casa, creo que aún no me perdona—añade casi de forma pensativa, como si recordara algo agradable.
Tiene una sonrisa cálida en su rostro y su aroma se vuelve agradable, como cualquier otro aroma cuando alguien tiene un recuerdo agradable o se siente feliz.
Los Omega como Alfas son buenos con olores, especialmente cuando alguno se acerca a la rutina. Los Beta no suelen tener el sentido tan desarrollado, así que es algo difícil de hablar con sus amigos cuando eso sucede. Pero ahora el aroma de bosque es tan cálido, la manzana parece seducirlo y antes de saberlo sus rodillas terminan cediendo y cae contra el suelo.
El aroma inmediatamente se vuelve agrio de preocupación, pero Harry intenta respirar sin poder hacerlo, sujetando su mano fuertemente sobre el parche en su cuello.
Quema.
Pica.
Quítatelo.
Sométete.
Alfa.
Maldición.
Harry no suele ser así, no suele sentir sus instintos dominarlo, su lado omega en general lo tiene bien controlado y no suele mostrarse así ante cualquier Alfa. Había crecido con su padre, quien solía llevarlo a la comisaria donde trabajaba que estaba llena de Alfas y nunca se vio afectado; cuando entro a la universidad solía ignorar a todos esos idiotas que intentaban cortejarlo, en los bares apenas si prestaba atención a los aromas de esos alfa.
Draco ni siquiera había intentado cortejarlo, en realidad estaba siendo amable, solo eso, una charla casual.
¿Era porque su celo estaba cerca?
No incluso entonces, Harry tiene una buena fuerza mental, de no someterse ante otros y era tan terco que nunca tuvo este problema.
Quema.
—Estas hirviendo Potter—gruñe Draco que ha puesto una mano sobre su frente y quema donde este lo toca, su glándula en su muñeca está cerca, puede sentir su aroma.
Puede sentir la preocupación en su aroma, pero es tan delicioso, Harry siente casi la necesidad de sacar la lengua para lamerlo y toma todo su autocontrol no hacer una locura.
—Caliente—musita apenas en un susurro, porque siente la necesidad de ronronear, de abrazarlo y de fundirse en él.
Casi quiere suplicar que vaya a su departamento, no está lejos, de pedirle que pase con él los siguientes días y casi puede imaginarlo. Nunca pensó que sentiría estar con una pareja en su celo, bueno, en el celo claramente que estaría buscando alguna polla que lo follara; pero en general no alfas.
No quiere alfas.
Pero no puede evitar pensar en Draco en este momento, en cómo se sentiría debajo de esta ropa, en su piel contra la suya y la calidez que probablemente este podría brindar.
Un nudo.
Su nudo se sentiría delicioso, nunca había sentido un nudo antes, pero quiere pedirlo.
Que lo anude.
Debe morderse con fuerza la lengua, puede sentir el breve sabor de la sangre y no le importa, solo quiere controlarse porque este no es él. Solo puede agradecer que tenga suficientes supresores para que Draco no pueda olerlo, porque si bien es un omega cachondo a punto de entrar en un celo temprano, que un alfa huela a un omega en celo nunca puede salir bien.
Sus instintos son más feroces que el de los omegas y estaría en problemas.
Ha habido muchos ataques por esos errores y Harry ahora se siente demasiado indefenso, probablemente no le moleste del todo que se aprovechen de él y eso solamente es un sinónimo que su cabeza está bien revuelta por las hormonas ya que en su estado normal no quería eso.
—Sujétate bien Potter—odia la forma en como dice su apellido, si tan solo pudiera decir su nombre.
Harry gimotea cuando en un rápido movimiento está en la espalda de Draco como si lo montara a caballito, se sujeta con debilidad con sus brazos, pero su rostro queda cerca del cuello de Draco donde todo su aroma esta condensado y aunque es algo agrio por la preocupación o nervios, sigue oliendo delicioso. Se pregunta que haría este si lamiera su cuello, por lo que apenas si logra controlarse y eso le está matando.
Para continuar con su pensamiento que Draco no necesita un guía, rápidamente se encuentra en la enfermería del colegio. Pomfrey una enfermera que es omega, salta rápidamente alarmada cuando ve llegar a Draco y coloca a Harry en una camilla explicando que estaban charlando, pero que de repente se había desvanecido y era verdad.
Pomfrey parece dudar, sin duda recordando cualquier encuentro que tuvieron como adolescentes, que eran famosos por las locuras que hicieron.
Discusiones sin sentido.
Peleas con puños.
Harry siente la necesidad de otra lucha en este momento, no necesariamente negativa como antes, pero si totalmente física.
Su estómago se retuerce.
—Parece que quiere entrar en celo, fue bueno que lo trajeras aquí Malfoy, pero es hora de irse—dice la mujer mayor de forma seria, a lo cual Draco parece sorprendido viéndolo de reojo, antes de asentir dudoso.
Se iba a ir.
No.
No dejes que se vaya, su mano se mueve contra su voluntad, sujeta la muñeca de Draco quien se voltea algo incomodo a verlo. Hay una súplica en la mirada de Harry, casi puede verla a través de los ojos de Draco que parecen sorprendidos.
—No te vayas—suplica y no sabe quién lo dice, si lo dice su omega interno, si lo dice el Harry que tiene curiosidad de como el idiota que conocía parecía cambiar tanto con una charla.
No es que se hubiera arrepentido de todo lo que dijo en su contra, o de sus amigos, lo cual a pesar de los años era algo que no perdonaría fácilmente, pero que había pasado cuando eran idiotas todos ellos como niños que piensan que saben del mundo.
Curiosidad.
Tiene curiosidad.
Siempre le dio curiosidad Malfoy, incluso cuando era un niño mimado de 11 años que cree que Harry se impresionaría por decir quién era su padre, para luego parecer resentido porque no lo eligiera como amigo. Había pasado años de ambos discutiendo con el otro, una constante que siempre estuvo hasta que Malfoy se fue y es extraño que tantos años después, aun sintiera algo dentro de él al verlo.
Algo que no debería estar.
Una mano pasa sobre su frente, Harry parpadea viendo curioso como la mano es cálida, tanto que parece quemar y que quisiera que tocara más de su cuerpo. Entonces de repente hay una bufanda que es rodeada sobre su cuello, todo huele a manzanas y por un instante el dolor parece irse, pero aparece otro diferente cuando ve con ojos vidriosos a Malfoy al lado de él.
Su mano juega con su mejilla.
—Recupérate Potter—es todo lo que dice con voz tensa, antes de irse rápidamente, quiere detenerlo.
Pero el aroma de manzana es lo que lo impide.
Manzana verde, casi puede jurar que es el aroma, antes que todo se quede como una neblina.
.
.
Harry es enviado a casa, con ayuda de Hermione que corre de su trabajo en el ministerio, realmente no está seguro del trabajo de Hermione, pero parece ser como un puesto bajo en un gabinete importante y pronto comenzara a ascender…porque es Hermione. Ella lo acompaña hasta casa, lo ayuda a instalarse en su habitación donde tiene sus cosas y cuando intenta tomar la bufanda, Harry está seguro que le ha gruñido haciendo que la chica parezca sorprendida. Los siguientes días son lo mismo de siempre, tocarse, masturbarse, estar en medio de la lucidez y luego en alguna alucinación donde suplica que alguien lo folle.
Curiosamente esta vez hay un rostro en esa imaginación viva, un rostro de cabellera rubia, ojos grises y una sonrisa que parece susurrar su nombre mientras le dice que se toque más rápido.
Es humillante.
Es caliente.
Harry se siente avergonzado cuando sale de su celo y la bufanda sigue estando cerca de su nido, ahora como un punto fijo que incluso él no se atreve a quitar; porque sabe que en el momento que la quite de ahí, simplemente su nido estará mal.
Joder.
.
.
—Estuve investigando sobre tu caso—habla Hermione con calma, porque ella siempre investiga y es la inteligente del trio como siempre.
Ron quien estaba comiendo antes de ir a su trabajo como policía, come los pastelillos que Harry ha horneado y que no deja de hornear; que tengan como ingrediente principal algo de manzana, es algo que no quiere pensar demasiado.
No se atreve a pensar demasiado.
Ya es suficiente tener que controlar al omega, que le susurra al oído que puede enviarle pastelillos con trozos de manzana a Draco como agradecimiento por ayudarle ese día y sobre cómo no piensa devolverle la bufanda.
No.
Esa bufanda gris ahora es totalmente propiedad de Harry Potter, lo cual le llena de asombro, porque aunque a veces sus amigos le han prestado prendas durante la creación de su nido, siempre las ha logrado regresar sin que dolieran en lo más mínimo.
Ahora no.
Simplemente no podía.
—Espero que encontraras algo—dice Harry nervioso, porque la expresión de Hermione parece seria y no es exactamente por la falta de modales de Ron al comer.
Lo está viendo fijamente, lo que significa malas noticias, el aroma de Hermione parece incomodo y Harry sabe que va odiar la respuesta antes de si quiera sea dicha.
—Estaba pensando que hay…indicios de que podrías estar, tal vez…en medio de un vínculo con Malfoy—dice sin mucha anestesia.
Ron escupe su panecillo, una parte cae en su mejilla, pero ambos saltan al mismo tiempo.
—¿Qué? —hay notas de incredulidad y un poco de horror en Harry cuando preguntan.
Hermione es una reina por no verse afectada, demasiado por el incidente.
—Estaba pensando que podría ser algo de niños, ya sabes, siempre tuviste esta rivalidad extraña con Malfoy—mueve su mano para restarle importancia, Ron gruñe de acuerdo, pero Harry se siente simplemente alarmado—pensábamos que eran cosas de niños, pero el hecho de que nunca te vieras afectado por otros Alfas y en realidad tuvieras un control perfecto, son casi signos de un omega emparejado más que fuerza de voluntad; así que existe esta pequeña posibilidad que cuando eras niño tu lado omega se vinculara de alguna forma con el alfa de Malfoy y por eso te vieras afectado por su presencia—añade como si todo tuviera sentido.
Lo cual no tiene.
No quiere tener.
Harry se sienta ahí procesando las palabras de Hermione, sintiendo con completo horror una parte de él, la instintiva ronronear ante el pensamiento de Malfoy y el propio Harry se siente horrorizado. Solo porque tuviera una charla decente en toda su vida con Malfoy, no quiere decir que está interesado en vincularse con el idiota que le hizo la adolescencia una vida imposible.
Puede que Harry no fuera una santa paloma tampoco, pero eso no importa.
—No quiero vincularme con Malfoy—dice casi en una súplica, a lo cual Hermione le da una mirada un poco de lastima.
Como si no hubiera opción, como si pensara que no hay otra alternativa y odia que tenga esa imagen, porque Hermione siempre tiene alternativas.
—Bueno recuerdo que cuando el Huron idiota se fue de Hogwarts, hubo un tiempo que Harry parecía algo deprimido—comenta Ron distraídamente, también aceptando con relativa facilidad las palabras de Hermione.
Palabras que no eran verdad.
No estaba vinculado a Draco Malfoy.
No lo era.
No iba a serlo.
Ron y Hermione comparten miradas dudosas cuando se marcha decidido.
.
.
Cuando regresa a su departamento, toma asiento sobre su cama, decidido a sacar la estúpida bufanda de su nido, que sigue teniendo aroma de manzana verde en esta; como si el idiota de Malfoy la hubiera usado todo el tiempo y su esencia estuviera impregnada en esta. La primera parte para superar que estaba no vinculado con Draco, era simplemente tomar la bufanda, sacarla de ahí, de su nido y regresarla a su propietario con un simple agradecimiento.
Nunca lo volvería a ver y si lo hiciera, lo saludaría como un igual, porque no era especial.
Era solo Draco Malfoy.
Su interior gruñe ante la idea de deshacerse de la bufanda, pero Harry es un adulto, toma la bufanda y la saca del nido. Todo su interior arde en llamas, en dolor, debe sujetarse de su escritorio respirando agitadamente porque ahora su nido está mal.
Lo sabe.
Simplemente está mal.
La bufanda debería estar ahí, pero no lo está y Harry debe morderse el interior de su mejilla, para no regresar la bufanda a su nido en medio de la cama. Ahora no va estar ahí, va a regresar a su dueño, el cual Harry no le interesa y no importa que tuviera el aroma más irresistible del mundo, que su sonrisa lo hiciera ver atractivo o que la sensación de estar sobre su espalda fuera como montar una almohada de plumas.
No le gustaba Malfoy.
No le iba a gustar Malfoy.
Harry es un adulto responsable.
Da unos pasos, cada uno más pesado que el otro y no ha logrado llegar hasta la puerta de su habitación, cuando sus piernas ceden otra vez contra el suelo. Harry gimotea, no en medio del celo, porque acaba de pasar el celo y ahora solamente se siente mal; sujeta la bufanda contra su rostro, aspira el aroma como si fuera aire y su mano viaja en contra de su voluntad entre sus jogger para sujetar su miembro duro.
Lo odia.
Odia masturbarse con fuerza solo por el aroma del alfa que su omega quiere reclamar.
Así que cuando termina y se siente sucio, maldice la sensación del aroma de Draco en la bufanda combinado contra el suyo.
Odia ser un omega.
Se odia así mismo cuando camina derrotado hacía su nido, donde se hace un pequeño puño en un costado, sujetando la bufanda contra su rostro, sin poder pensar en que ese nido se ve vacío y que un cuerpo entraría perfectamente a su lado.
Joder.
Ahora sin duda va tener que aprender a controlarse, porque Malfoy claramente no lo ve de esa forma y Harry de alguna manera está deseando a alguien que no conoce.
Todo por sus instintos que sin duda deben estar equivocados.
Ahora solo puede esperar que no se vuelva a encontrar a Malfoy nuevamente.
Cuando la bufanda quede sin el aroma de Malfoy, va ser una tortura, pero Harry no quiere pensar en eso todavía.
Se duerme con la bufanda, con la imagen de cierto chico en medio de un salón de química, sonriendo como un pequeño niño y sintiendo que su interior quema por esa imagen; por volver a ver esa sonrisa y Harry se odia por eso.
Odia a Malfoy por lo que le hizo.
Y se odia por querer volver a verlo.
Fin
Espero les gustara.
Este fic es parte de un reto de diciembre de una página en Facebook, son 31 historias, una por día y el reto es subirla una cada día (Hay varios días que no participare por mi bien mental de mucho trabajo). Si bien no hay una implicación de que deban ser secuelas o que sean parte de la misma pareja, mi idea es hacer que todas las historias del reto sean lineales.
Entonces todas van a estar entrelazadas y ser la continuación de cada una. Esta es la primera historia e irán subidas en orden cronológico para no causar un desastre.
Así que, si alguien opina que esto quedo incompleto, el día de mañana (espero poder subir cada día la historia correspondiente) tendremos la continuación de esta historia.
Nota:
Por si no lo saben en mi perfil tengo un link de mi página en Facebook donde publico mis actualizaciones y donde chateo con los chicos sobre temas de anime, manga, juegos, libros, series…etc por si alguno quiere comunicarse conmigo o visitar un rato para conocerme mejor.
Sayonara sexys lectores.
