Disclaimer Naruto no me pertenece le pertenece a Masashi Kishimoto. La historia si me pertene pues es de las teorías fumadas que me vienen a la cabeza de lo que podría pasar.

Si bien era un one-shot, acabe realizándole una segunda parte. ¡Espero que les guste! nwn


Capitulo #2?


Sakura estaba descansando en la cama. Desde hacía días que casi no podía moverse. Habían pasado casi seis meses desde que todo el suceso de la muerte de Naruto. El ascenso de Shikamaru como Hokage. El funeral de su amigo y amiga. Se removió en la cama una vez más.

Sarada avanzaba muy bien en sus entrenamientos. Estaba segura de que ella sería una espectacular kunoichi. Era el orgullo de ella y de Sasuke. Además, su hija parecía recientemente muy curiosa en la historia familiar.

Pero no sentía que era el momento para contarle todo lo que tenía que ver con el clan Uchiha y su padre. No era el momento. Aún estaban gestándose muchas cosas tras bambalinas y ella estaba imposibilitada para poder lograr algo.

Decir que estaba emocionada por su embarazo era poco. Después de todo, tras realizarse el ultrasonido, sabía que iba a tener gemelos. Y eso no solo había llenado de felicidad a su hija. Muchas de sus amistades estaban igual de felices por ella.

Aunque Ino no dejaba de preocuparse por su salud constantemente. Decía que era la única que estaba para ella en ese instante. Su anterior embarazo había sido apoyado por Karin en una de las guaridas de Orochimaru.

Habían pasado tantos años de eso pero aún lo recordaba como si fuera el ayer. Y más ahora que su hija estaba tan grande. Bueno, no mucho. Pero estaba creciendo muy bien. La siguiente generación sería más preparada y unida que nunca.

Se acomodó de modo que su estómago apuntaba al techo de la casa y soltó un largo suspiro. Sus recuerdos aún eran un caso difícil de llevar. Pero gracias a Sarada parecía que podía sobrellevarlo. Pero lo sabía bien. A ojos de todos, Sasuke era un criminal.

Y eso dañaba su corazón.

Su esposo que luchó contra la oscuridad. Aquel que estuvo ausente por años con el deseo de proteger a la aldea. Mirando a Kawaki, solo al lado de Himawari podía encontrar las fallas en su actitud. En sus recuerdos, muchas de las cosas que este solía hacer, ya no eran las mismas.

Por eso no confiaba en él.

Pero tampoco había podido confesarle lo que sabía. Posiblemente, la vigilará y ella no necesitaba eso. Necesitaba ser lo más libre posible para actuar en el momento necesario. Pero eso no quería decir que no se lo había contado a Kakashi.

El Hatake la había escuchado y le prometió que cualquier cosa le informaría. Sus ojos se abrieron de par en par ante la patada que sintió. Sin dudas, fue doloroso. Pero era la emoción más grande que podía sentir al saber que sus pequeños se movían.

«Ah, como me gustaría compartir este momento con Sasuke.»

Pero eso solo era una ilusión. Cerró los ojos y los volvió a abrir en el momento que escuchó que la puerta de la casa se abría y se cerraba. Posiblemente Sarada ya había ido a entrenar. Cosa que había estado haciendo desde que ella no había podido seguir ayudándola.

Se levantó de la cama y se encaminó a la sala. Todo estaba silencioso. Suspiró y se movió para comer algo en el refrigerador. Pero sin poder evitarlo, se dobló sobre si misma al sentir otra patada en el estómago por parte de sus retoños.

Sin embargo, lejos de ir al cuarto una vez más. Escuchó que la puerta fue tocada. Con una mano bajo el abdomen, empezó a caminar y cuando la abrió se encontró con la presencia de la nieta de Nekobaa. Estaba algo confusa de que está la visitará y la observó en silencio.

—Sakura-san,mi abuela le manda saludos y algunos medicamentos.—la pelirrosa aceptó la entrega y vio como la chica desaparecía una vez más de su vista cuando cerró la puerta.

Abrió el paquete que suponía tenía suplementos para su embarazo y cuando agarró uno que definitivamente no tenía nada que ver con el embarazo, frunció el ceño. ¿Por qué le había mandado algo así? Con algo de dudas sacó el pomo y lo miró una y otra vez.

Uso su chakra sobre el objeto y se maravillo cuando descubrió el mensaje que traía. Eso era increíble. Y eso solo podía ser una idea de Sasuke. El tenía contacto con la anciana, así que posiblemente, lo habían pasado de contrabando a la aldea sin que tratarán de verificar nada.

—Sakura, se que ha pasado tiempo desde que te contacte la última vez. No quiero que te preocupes tanto. Entrena a Sarada y has que se prepare. Seguramente tienes muchas dudas, y no quiero que hagas nada arriesgado por el momento. Boruto avanza bien. Estoy detrás de unas pistas que he encontrado. Puede que no pueda volver a comunicarme contigo en un tiempo, pero quiero que sepas, que todo volver a la normalidad. Confío en ti por sobre todo. Confía en nuestra hija.— lágrimas poblaron sus ojos y estuvo a punto de dejarse caer en el suelo. Agradecía tener noticias de Sasuke y eso solo renovó sus creencias.

Eran una familia.

Estaban unidos más allá de simples palabras.

Su hija era la prueba.

Y también sus dos futuros integrantes.


Madre. Santa. De. Dios.

¡Por todos los genjutsus del mundo!

El grito ensordecedor que salió de la mujer fue casi horrible. Ni con Sarada lo había pasado tan mal en ese momento. Miró el piso manchado y se puso pálido. Ok, no debía estresarse. Ella misma era doctora. Podía llegar al hospital si hacia algunas llamadas. Se dobló sobre si misma y trató de respirar. Puede que no tuviera tanto tiempo.

—Hola.—llamó por teléfono al hospital.

—Señora Uchiha, ¿Sucede algo?—respondió la voz al otro lado.

—E roto fuente y necesito que me vengan a buscar cuánto antes.—el silencio al otro lado de la línea la confundió para luego escuchar un grito al fondo como si ordenaran algo.

Al rato de la llamada, aparecieron para buscarla y fueron sin demora al hospital. Muchas veces entraba allí por su trabajo y era realmente extraño ser la paciente. Pudo ver el rostro de muchos de sus conocidos preparandose para la labor. Se volvió a contraer. Tan absorta estaba en el buen trabajo de los equipos que se había olvidado que ella era la paciente.

Decir que la emoción de sus compañeros era alta, era quedarse corto. Todos estaban emocionados. Por lo menos, los que lograron asistir. A pesar de que no tenía a Sasuke a su lado, pudo apretar con bastante fuerza la mano de Ino que había acabado a su lado. La rubia estaba pálida pero trataba de resistir el agarré mortal al que la sometía la pelirrosa mientras más pujaba.

Los médicos y las enfermeras corrían de un lado a otro. Eso la exasperaba bastante y trataba de concentrarse solamente en la faena de parir. O mierda, ¿debía recordar porqué rayos no había pasado por esta labor en años?...cierto. no era más que porque Sasuke no había estado en la aldea durante doce años y los clones de sombra que aparecían de vez en cuando no eran lo suficientemente reales como para dejarla en cinta.

Aunque el Uchiha no podía estar a su lado, ambos estaban conectados y ella sabía que iba vez supiera sobre dicho evento, se sentiría plenamente feliz. Tal y como había estado en el nacimiento de Sakura. Aún así, su ausencia pesaba en su corazón. Sin embargo, estaba decidida a dar a luz y criar a sus hijos con todo el amor y el cuidado que pudiera ofrecerles. Sabía que, a pesar de las dificultades, él estaría orgulloso de ella.

Entre contracciones y respiraciones profundas, la pelirrosa miró a su alrededor y se encontró con el rostro preocupado y feliz de su hija que parecía extenuada. Volvió a soltar otra respiración fuerte y la siguiente contracción retorció a la rubia contra el suelo deseando cambiar de lugar con alguien que resistiera la fuerza abrumadora de su amiga. Sinceramente se preguntaba cómo el azabache había soportado la fuerza descomunal de esta cuando parió la primera vez.

Justo en el momento en que Sakura sintió que no podía aguantar más, el llanto llenó la sala, y una mezcla de alivio y felicidad se apoderó de ella. Podía sentirse demasiado bien. Esos sonidos solo la hacían llorar llena de emoción. Los médicos los envolvieron cuidadosamente en mantas y se los entregaron, y ella los miró con asombro y amor incondicional a esas dos pequeñas caritas.

Aunque lamentaba profundamente la ausencia de Sasuke en este momento tan importante, ambos tenían deberes que tomar y desempeñar en el mundo Shinobi. Lo sabían porque eran ninjas. Sin embargo, se prometió a sí misma que haría todo lo posible para que sus hijos se sintieran amados y protegidos, sin importar las circunstancias a las cuales serían sometidos bajo el escrutinio de los aldeanos ante sus molestias con el antiguo último Uchiha.


—Sarada, ¿Ya vas a entrenar?—la azabache asintió y salió por la puerta de la casa. Su hija se estaba volviendo cada vez más independiente y se sentía mal por eso. Aunque la ayudaba en casa debido a los dos gemelos. Ambos eran varones y para su sorpresa, tenían el cabello negro.

Se parecían un poco a Sasuke, pero aún era pronto para decir a quien se parecerían más. Eran tan suaves y ella amaba envolverlos en sus brazos y alimentarlos. Miró su dedo y sonrió al ver el anillo que el Uchiha le había dado. Había empezado a usarlo debido a que no tenía que ir a trabajar debido a su licencia por maternidad.

Los llantos de uno de estos la alebresto y fue a ver qué pasaba. Sin dudas, la escena frente a ella casi la derrumbó en el suelo. Ella no podía creer que se había arriesgado de ese modo. El rubio no estaba por ningún lado.

Solo estaba él.

—Sakura. Lo siento.—las lágrimas salían de sus ojos como un manantial, pero en lo único que pensó fue en lanzarse a los brazos de este, feliz de verlo bien, sano y salvo.

—No tienes que disculparte por nada, Sasuke-kun. Sarada me contó todo. Confío en ti.—ella se colocó en punta de pie y el Uchiha bajó la cabeza para unir sus labios en un apasionado beso con su esposa. La única mujer de su vida. Bueno, su amor romántico. Tenía a su hija y ahora sus dos hijos con la mujer que amaba.

—Gracias, Sakura.—ella se mantuvo en sus brazos, adorando ese pequeño momento que solo podía ser fugaz. El azabache se separó de ella y los miró. Grabando con su sharingan ese momento tan icónico. Sin embargo, no podía dejarla saber que había ido. Sakura a veces era mala para fingir, así que, grabando ese instante en sus memorias.

Borró esa noche su recuerdo de su estancia allí.

Cuando la Uchiha se levantó y miró la habitación de sus hijos. Sonrió al ver las mejillas regordetas de ambos. Tenía curiosidad y una gran necesidad de ver a sus hijos crecer. Sin embargo, nada era fácil. El mundo parecía estar tomando unos caminos que jamás pensaron.

Todo se remontaba a Kaguya.

Sonrió al recordar que ella le había roto un cuerno a la maldita que se creía una diosa. Bueno, puede que lo fuera. Pero tanto ella como el Uchiha y el Uzumaki, la habían sellado.

Cargando a sus bebés, viendo sus caras totalmente dormidas, se sintió extrañando al Uchiha una vez más. Pero no podía hacer nada. Estaban separados por una línea muy fina. Sasuke no regresaría hasta que las cosas mejorarán. Hasta que Boruto estuviera listo y las cosas se pusieran en movimiento una vez más.

El llanto de sus bebés la sacó de sus pensamientos y sonrió maternalmente. No pensó que volvería a tener esos momentos de antaño. Sarada había sido un reto que había amado, y aún, amaba, pero ahora, adoraba a sus dos retoños.

—Mamá está aquí para protegerlos, así como vuestra hermana mayor.—acarició los pequeños mechones negros de sus cabezas y sonrió. —Su padre también los ama y estoy segura de que los amará cuando los conozca.—Sakura volvió a reír. —Sasuke-kun es bastante tímido, así que no se asombren cuando les conozca y los traté duramente. Esa es solo su forma de expresarse.—su dedo acabo en la boquita de uno y rio ante la tierna escena.

Sus hijos podrían ser la viva imagen de ambos una vez más.

Eran fruto de su amor.

Así como Sarada.

—Me preguntó a qué hora regresará esa niña. Tendré que darle un entrenamiento más riguroso en cuanto ustedes dos me dejen libre.—apagó la luz del cuarto despidiéndose con un beso en la frente de ambos bebés.

Lista para dormir.

En la oscuridad de la noche. Un hombre admiraba aquella escena con una sonrisa en sus labios. Ella era única y especial. La única mujer que amaría en toda su vida. Abrió otro portal y se retiró de allí.

Pudo ver a su estudiante que estaba en el suelo totalmente cansado. Habían llegado a un claro y podían respirar una vez más. Era difícil pasar desapercibido la gran mayoría del tiempo. Pero estaba acostumbrado. Siempre tuvo que andar bajo el radar. A parte, estaban cerca de una de las guaridas de Orochimaru.

Y a pesar de todo el descontrol del mundo.

Era el único que le ayudaría si o sí.

—Boruto, levántate, tenemos camino que seguir.—le lanzó la mochila y el rubio mejor chilló.

—¡Sasuke-san!—se dejó caer por última vez y se levantó. Aún tenían mucho que caminar.


Hola, espero que les haya gustado el capitulo nwn. ¿Quieren una tercera parte?

Respondiendo reviews:

Susana: me hace tan feliz recibir esa clase de mensajes, espero que está segunda parte te haya gustado también nwn

Manu Teorías: segunda parte, confirmada nwn no diré que soy un tanto multi ship para Sarada(la shippeo con muchos personajes masculinos) y ya estoy planeando el periodo blanco. Sip, tengo que actualizarlas y leer tus historias. Me alegra que se haya sentido profundo, quería lograr eso.

Hasta la próxima. Recuerden, para esta historia, ustedes deciden si desean otra parte nwn