La letra cursiva es para señalar que están hablando otro idioma.

"Entre comillas es para pensamientos".

"Si está entre comillas y cursiva es Lyla hablando".

* es nota de autor. (Para aclarar cualquier pendejada que surja).

NOTA: No todos los capítulos tendrán parejas, algunos se centrarán en un único personaje con el respectivo tema.

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15 – COLLAR DE PROTECCIÓN

Continuación del capítulo 11.

Migue O´hara (α) x Miles Morales (Ω)

- ¿Alguna otra cosa, alfa?

- Si. Tus celos los pasarás conmigo.

Esto no podía ser peor.

.

Después de esa primera cena Miles se reunia recurrentemente con Miguel, no en citas como tal ya que el joven no estaba interesado en eso y parecía que el alfa tampoco, aun asi el hombre insistía en que pasaran tiempo juntos, la mayoría de las veces Miles iba a la empresa de Miguel en las tardes después de terminar el colegio. El hombre amablemente le atendía y le dejaba un espacio cómodo para que pudiera hacer las tareas, escuchar música o lo que quisiera mientras Miguel trabajaba desde su propio escritorio.

El omega no le veía el punto a estar en un mismo cuarto sin dirigirse la palabra, ocupados en sus propios asuntos.

Según las palabras del mexicano. Es para acostumbrarnos a la presencia del otro.

Miles no lo tomó en cuenta, después de todo ¿Quién era él para cuestionar las ideas estúpidas?

Así pasaban las semanas, tranquilamente, con solo dos veces por semana yendo a la oficina de Miguel, el resto del tiempo podía estar con su tío Aaron, en sus trabajos del bajo mundo y sobre todo con tiempo de sobra para intimar.

Al principio Miles le preocupó que Miguel pudiera descubrirle, pero pronto se dio cuenta de que Miguel o no notaba nada diferente cuando pasaba largas horas besando a Aaron o por la misma condición beta del hombre no podía dejar ningún olor marcado y siendo su familiar no era raro que oliera a él.

El joven dejó de preocuparse por eso.

"No hay manera de que se entere" pensó Miles con satisfacción una tarde, sentado a horcajadas sobre el regazo de Aaron. Estando solos en el cobertizo de su edificio, donde solían desarrollar todos sus proyectos, hablaban de los trabajos pendientes o simplemente pasaban tiempo juntos, como ahora, explorando sus bocas.

Aaron siempre le daba besos lentos, con ritmo pausado, se sentían bien, sus manos delgadas posadas sobre los hombros anchos, Miles quería acercar su pelvis a la de Aaron para frotarse, Aaron mantenía sus manos firmemente en la cadera estrecha manteniendo una distancia prudente, era agradable… pero Miles quería más, bajó sus manos de los hombros, pasado por los duros pectorales, en el momento en que tocó el área del vientre las gruesas manos del beta aferraron las muñecas más delgadas.

- Miles. – advirtió Aaron. El omega frunció el ceño descontento.

- Siempre haces lo mismo. – dijo frustrado, siempre que quería tocar un poco más Aaron le detenía. - ¿Por qué no podemos avanzar?

- Miles. – repitió Aaron con un tono hastiado, habían tenido esa conversación antes. – Eres muy joven…

- Eso no te ha detenido hasta ahora. – puyó el menor.

- Y ahora con tu compromiso no podemos arriesgarnos. – A Miles se le hizo un vacío en el estómago, cualquier excitación que pudo sentir por la previa sesión de besos, rápidamente murió con esas palabras. - En unos pocos días tendrás tu tercer celo, Miguel verá sospechoso si te encuentra demasiado acostumbrado.

- ¿No estarás hablando en serio? – el joven se horrorizó, que su tío, el hombre que le había acompañado en sus momentos más difíciles en la ausencia de su padre, dijera para entregarlo a otro hombre con tanta facilidad. – Yo no quiero pasar mi celo con él.

- Miles, no hay nada que podamos hacer, el contrato estipula…

- ¡Me importa una mierda lo que diga el dichoso contrato! – se retiró del regazo de su tío. – No quiero pasar mi celo con él. Si no vas a estar conmigo entonces prefiero encerrarme solo en mi habitación.

Aaron ya se estaba enojando con esta rabieta tonta, levantándose del sofá llegó hasta Miles en un movimiento fluido, cruzó su rostro con una certera bofetada. Cubriéndose la piel enrojecida con la mano Miles miró al hombre con una expresión de traición, su tío nunca le había pegado.

- Te recuerdo lo que estamos poniendo en juego en este negocio, eso es lo que es, un negocio. – aferrando su mentón lo obligó al joven a mirarle. - Me pediste que te diera la oportunidad de hacer algo importante y cuando finalmente tenemos la oportunidad de hacer algo grande haces una rabieta sin sentido. – regañó el beta sin inmutarse por las lágrimas que corrían por las mejillas de su único sobrino.

- No quiero perder mi virginidad con él. – repitió Miles con voz estrangulada. – Quiero dártela a ti.

- Siempre serás mi niño. – dijo Aaron con un tono reconfortante. – No importa lo que pase.

Miles se dejó besar por Aaron, otro beso poco profundo, apenas un toque de labios que no alcanzó a tranquilizarle.

- Ahora sé un buen omega, enfócate en lo importante.

.

.

.

Al día siguiente cuando Miles fue a la oficina de Miguel el alfa se sorprendió y enojó a partes iguales al ver su mejilla cubierta con un parte.

- ¿Qué te pasó?

Normalmente Miguel le daría su espacio y no le tocaría sino lo estrictamente necesario para no hacerle sentir incómodo, pero ahora se acercó a Miles y le tocó con delicadeza la mejilla, con sus grandes manos le tocaba los brazos y el pecho verificando su tenía más golpes. Al ver que sólo se trataba del golpe en la mejilla respiró aliviado.

- Ven acá. – tomándole de la mano lo llevó a un lado de la oficina, en el sillón que siempre usaba Miles cuando venía de visita, moviéndose por el lugar trajo un botiquín de primeros auxilios, se sentó frente al omega en la mesita de centro y con mucho cuidado le quitó el parche para revisar el golpe. – Está hinchado. ¿Rio lo vio? – con lo preocupada le parecía extraño que Miles no hubiera recibido el cuidado adecuado.

- He estado evitándola durante un tiempo. – confesó, demasiado cansado para inventar una excusa. Miguel no comentó nada al respecto, tan sólo le miró y procedió a aplicarle un gel frío en la mejilla que ayudaría con la inflamación y desvanecería el moretón en poco tiempo. – Listo. Úsalo todas las noches durante tres días, cambia el parche cada vez. – instruyó recogiendo todo lo que usó. - ¿Quién te golpeó?

- Nadie.

- ¿Nadie? – Miguel arqueó una ceja sin creerle a Miles. – No te obligaré a decirme si no quieres. Pero si llego a enterarme de quién te agredió haré que esa persona se arrepienta.

La intensidad de esos ojos rojos y la convicción de sus palabras hicieron que el vientre de Miles cosquilleara. – No es necesario. – murmuró el joven sintiéndose azorado.

- Lo es. Nadie toca a mi omega y vive para contarlo.

Al joven se le subieron los colores al rostro, tomó el cojín a su lado, abrazándolo contra su pecho sentía que si no ponía esa barrera entre ellos cometería una estupidez. Con una media sonrisa Miguel le permitió poner distancia, con la excusa de poner el botiquín en su lugar.

- Aprovechando que estás aquí quiero hablarte de un tema importante. – comentó el mayor de espalda. – Tu celo. Por tu olor puedo decir que estamos a menos de una semana. Como te dije en tu primer encuentro, de ahora en adelante, pasaremos tu celo juntos. Trata de adelantar lo más que puedas en tus estudios y pasare por ti el viernes en la tarde, pasaremos el fin de semana en mi casa. Me encargaré de todo.

Miles permitió al alfa hablar, se mordió la lengua evitando discrepar con él, no quería otro regaño de parte del tío Aaron por no ser lo suficientemente cooperativo.

- Otra cosa. – yendo a su escritorio Miguel sacó una caja cuadrada de uno de los cajones, una vez más se acercó a Miles sentándose en la mesa de centro. Abrió la caja ante él.

- ¿Otra gargantilla? – preguntó el joven viendo el contenido, esta gargantilla se veía diferente a la primera, de un material más grueso y rígido, brillante negro y con un cerrojo mucho más sofisticado.

- Un collar de protección. – aclaró.

- ¿Piensas que voy a dejar que algún idiota me marque así de fácil?

– Es por tu seguridad. – dijo sin inmutarse, no esperó el consentimiento de Miles, sacó el aro de su caja, se inclinó sobre el omega y cerró el collar tras su cuello, el cerrojo hizo un suave bip. Se sentía pesado sobre su cuello, con dos dedos de espesor cubría las glándulas en su cuello evitando la mordida de cualquier alfa que quisiera marcarlo, no le asfixiaba y el interior estaba forrado de algo suave por lo que no le hacía daño. Quedaba justo a la altura de su manzana de adán, por lo que la gargantilla de paladio no se veía opacada por el collar de protección. - Lo usarás desde hoy hasta que termine tu celo.

Miles desvió la mirada, un poco molesto por la imposición de este nuevo artefacto, pero más preocupado por el tema de tener que pasar el fin de semana con el alfa.

- ¿En verdad tengo que pasar mi celo contigo? – sabía que no debía estar preguntando eso, su tío se enojaría si lo escuchaba.

- Si lo que te preocupa es la intimidad… puedes quedarte tranquilo, no te anudaré.

Miles no pudo más que abrir grande sus ojos ante esas palabras, estrujó el cojín contra su pecho con más fuerza. – Tu no… - empezó con voz trémula, sin poder creer las palabras de Miguel. Los alfas no se medían en los celos, aprovechando su estado febril sólo pensaban en meter sus enormes vergas, anudando y llenando el vientre de los omegas hasta reventar sin ningún cuidado.

- No te anudaré. – aseguró con las mismas palabras, Miguel se atrevió a tomar una de las manos de Miles, su toque cálido, pero firme. – Cuidaré de ti en tu calor. Usaré una droga que me permitirá mantener la cordura, tendrás una habitación solo para ti, no estás obligado a compartir mi cama.

- ¿No me quieres en tu cama?

¿Por qué diablos preguntó eso? Se supone que él no quería intimar con el alfa en primer lugar.

- Si, te quiero. – con su pulgar acarició el dorso de la mano más pequeña. – Pero es muy pronto, aunque estemos comprometidos no tenemos que apurar las cosas, podemos tomarnos nuestro tiempo y conocernos.

Con un último apretón el hombre dejó ir la mano de Miles, volvió a su escritorio para reanudar su trabajo inconcluso, mientras Miles se quedó repasando la conversación en su cabeza. Fue inesperado, desde el primer momento en que se conocieron pensó en el alfa como un depravado que aprovecharía cualquier momento a solas para acorralarlo, pero aquí estaban días después y él no le había tocado, hoy fue la primera vez que invadió su espacio y fue para curarle la mejilla.

También había creído que sería anudado apenas tuviera su celo, una vez más aquí estaba este enorme hombre demostrándole una infinita paciencia, asegurándole que no sería obligado ni sometido. Tocó el collar de protección en un gesto ausente, un artilugio costoso que aseguraba su integridad no solo contra otros alfas, también contra su prometido.

Las palabras: Lo usarás desde hoy hasta que termine tu celo. Resonaban en su mente una y otra vez.

Desde el primer momento en que se conocieron Miguel no lo presionó, y hasta ahora le demostraba que en verdad era un alfa como pocos, con el bien del omega en mente.

Cuan sorprendente era ese pensamiento.

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Miles va bajando la guardia poco a poco.

Este capítulo se me alargó mas que todos los demás XD que cosas.