Tu jodido ángel guardián.

Advertencia: Esta es una historia con personajes de la grandiosa Stephenie Meyer, pero de idea original y de mi autoría. Contiene temas sexuales… muy sexuales y explícitos que ninguna mamá quisiera que su hijita leyera, lenguaje vulgar y fuerte, final lacrimógeno (pañuelos se venden por separado).

Así que No es apto para menores de edad.

Reviews:

hanna Daz: ajajjaja mi Rosemmett y mi Jaslice! xB hoy sabras quien la salvo, pero todas sabemos quién fue jejejje un saludo! Nos leemos pronto! :)

IxaFreakBedoya: hola, lo importante es que me lees y gracias por comentar! :3 me encantan los edwards mal hablados jejeje a quien no?! xD / O.o no entendí… ¿lo hice bien?! jejejeje xD bueno... Bella es la juiciosa no yo xB gracias de nuevo por dejar el review! Espero otro pronto jejej nos leemos pronto!

Una pequeña aclaración: Mi historia se va a desarrollar con diferentes puntos de vista o POV´s porque así me imaginé la historia y así la escribí. Cualquier cosa que no entiendan estan los reviews o en mis mensajes privados igual pueden enviarme sus dudas.

Ahora sí! Gracias por todo, sin más aquí el siguiente cap. Espero lo disfruten:


Edward POV.

La mimada cayó como un títere sin cuerdas en los brazos de la mujer. Fue jodidamente gracioso, tanto que tuve que morderme los labios para que ellos no supieran que estaba ahí.

— ¡Bebé! — Gritó Charlie, como si eso fuese a despertarla. La mujer inmediatamente se la puso en los brazos y él la acuno. — todo esto es por sus culpas, si no hubiesen…

— ¿no hubiesen qué, Charlie? Te recuerdo que fuiste tú quien aprobó nuestra idea. — dijo la mujer enojada.

— pero yo…

— Ahora lo que nos interesa es saber que va a pasar, — intervino el otro hombre. — Podría llamar a la prensa para decirles lo sucedido, hacerte lucir como la víctima y relacionar a Aro… — - permite reírme imbécil. -. Dije mentalmente. Aro, el hijo de perra, era tan malditamente meticuloso que no dejo un solo trabajo son cubrir. Por desgracia el que lo tenía cubierto era James.

— ¿crees que funcione? — preguntó Charlie apretando a su hija más fuerte.

— Podría. Es un 50/50 Charlie, la prensa hablará de lo sucedido tal vez por días, ya hicimos una jugada, pero ¿quieres esperar a que él haga otro movimiento? Yo opino que mientras más loco lo vuelvas… — - ¡¿son idiotas o qué?! ¡¿Volver loco a Aro?! Ja. — Más pronto va a caer… — - si, como no. Sueña dulzura.

— estaría todo bien, pero lo que me preocupa es que Aro sabe que fui yo, no sé cómo y ni me interesa, pero sabe que fui yo y fue tras mi hija, ¡mi hija, Reneé! ¡Y tú dijiste que a ella no le pasaría nada! — dijo, acariciando mecánicamente la cabellera de la mimada.

- ¡Tenemos un concienzudo, señoras y señores!

— se llama ataque y contra ataque, Charlie. Aro ya movió la pieza, ahora nos toca a nosotros… — siguió peleando la mujer, pero Charlie estaba decidido a no ceder. Milagro.

— yo no voy a atacarlo, si la seguridad de mi pequeña está en juego. — La chica empezó a removerse y automáticamente Charlie la siguió arrullando.

— ¿y si le consigo alguien que la proteja? — sugirió el otro hombre.

Todos voltearon a verlo, preguntándose de seguro quien carajos sería tan estúpido e idiota para intervenir entre las balas de Aro y la Cabeza de Isabella.

—… ¿quién? — preguntaron al unísono Charlie y la mujer.

— conozco a uno que por dinero, daría hasta su vida. — Se tocó la frente el hombre —… estoy tratando de recordar su nombre, pero no me sale. Rima con mansión, mesón…

- ¡Ay si serás estúpido! ¡Es Masen, idiota!, ¡mi jodido apellido es… oh mierda! - de repente no me gustaba hacia donde se estaba dirigiendo la conversación.

Como si leyera mi mente, el idiota chasco los dedos y dijo la palabra del millón:

— Masen, se llama Masen.

— ¿es bueno? — preguntó con recelo Charlie.

— el mejor, por lo que tengo entendido. Al bastardo no lo ves ni en sombra, es tan sigiloso que si lo mandan a matarte no sabes si ya estás muerto.

Bueno, eso le subía el puto ego a cualquiera.

— ¿un jodido asesino?... — Dijeron escandalizados la mujer y Charlie a la vez, elevando tanto la voz que la mimada empezó a moverse de nuevo.

- ¡coño déjenla dormir! - quise gritar.

— no dejare la vida de mi bebé en manos de un asesino, Phil ¿acaso eres idiota, como se re ocurrió sugerir eso?

— pero es el mejor… — dijo lo obvio.

- el mejor... - sonreí.

— sus pagos son accesibles. — seguía tratando de venderme. Me daba risa el pobre imbécil.

- muy accesibles…

— trabaja impecablemente. — dijo desesperado. Solo porque tenía mi celular en el trasero y sin vibrar, si no juraría que el cabrón ya hasta estaba haciendo cita conmigo. — es el mejor… dicen que fue criado desde pequeño a como asesinar y a no dejar ninguna huella. Ya siendo adolescente empezó a matar…

Y hasta ahí podía llegar. Mi límite para las imbecilidades de otros ya se había llenado con ese cabrón.

— ¡ay por favor!... — dije irritado.

Todos voltearon a ver de dónde había provenido la voz. Alarmados y asustados por igual. No me quedo más remedio que salir de mi escondite.

Lentamente salí de detrás de la puerta que daba al patio y pasé al lado del idiota que había dicho esas estupideces sobre mí.

Llegar a casa de Reneé y Phil no me tomó más que unos minutos. Charlie e Isabella no habían llegado así que me puse a inspeccionar por toda la casa. La casa era modesta, apenas de un piso.

Phil estuvo a punto de verme al aparecer de repente en la esquina de la cocina. Reneé estaba sentada de espaldas a mí, en el sofá; tratando de parecer "normal" cuando se le veía claramente lo irritada y sorprendida que se le veía.

Cuando escuche que el carro de Charlie llegaba, me escabullí hasta el patio, sin que nadie me vea, pero oyendo todo.

Charlie me veía sorprendido, pero no dejaba de apretar a su hija hasta que esta se quejó en sueños.

— Ed… Anthony Masen a sus órdenes. — sonreí cínicamente.

La cara de sorpresa de todos me estaba haciendo el puto día. Tomé asiento junto a una inconsciente Isabella. Su padre y los demás aún seguían sin saber que hacer o que decir —… ¿mansión/mesón, enserio?, idiota. — Phil palideció.

— ¿Cómo…? — pregunto Reneé, la única que parecía poder conectar su cerebro con su boca. A duras penas.

— Aro Vulturi... — dije con una sonrisa despreocupada. — me mando por esta belleza. — señale a la mimada Isabella que estaba durmiendo en los brazos de su padre.

— ¡Usted trató de matarla!, desgraciado… — por fin Charlie había encontrado sus cojones e intentó levantarse, pero como llevaba a su hija en brazos no lo hizo, solo me lanzó una mirada mortal que casi me hace reír.

— No, yo soy el desgraciado que les salvo el culo a ti y a tu sexy hija. — - ¡gracias, gracias! ¡De nada, de nada! — y que, por cierto, me debes un puto auto nuevo.

— ¿Qué haces aquí?... ¿vas a llevártela? — la mujer dejó de verme como si fuese un jugoso bistec en cuanto dije Aro Vulturi y su expresión se tornó violenta y protectora, al preguntarme si me llevaría a la mimada.

— solo estoy cumpliendo con mi jodido trabajo. Aro me pagó y no pienso devolverle una mierda. — dije frunciendo el ceño cuando recordé el montón de dinero que no estaba dispuesto a soltar.

— ¿podría dejar de insultar? tengo a una… hay mujeres aquí. — yo entrone los ojos. Claro como si tener mujeres a mi alrededor funcionara para dejar de insultar, al contrario, eso es lo que las hacía llegar al orgasmo.

— créame Charlie, mierda es una de las pocas palabras suaves que tengo, y no, no quiero dejar de insultar. — dije sonriéndole y él se enojó. — Además a ella se le ve que le gusta que le hablen sucio — dije apuntando a la mujer que antes me veía como comida — y ella esta inconsciente. — dije señalando a la chiquilla.

— aun así, señor. Eso es inapropiado. — - ¿señor?... ¡Hello, estás hablando con un puto asesino! — dígame algo, ¿Por qué quiere Aro a mi bebé? — él me sostuvo la mirada al preguntarme eso, en ella no había temor o alguna mierda de esas, casi me la creo salvo porque al moverse su hija la preocupación se reflejó en sus ojos azules.

— Yo solo recibo ordenes, no las cuestiono — dije encogiéndome de hombros. — y mi orden, es llevármela. — - sin poder follármela… maldito.

Todo esto era tan bizarro. Jamás había tenido que explicarle a mi victima que iba a morir, solo moría y ya, o en este caso a desaparecer. Reneé y el idiota de Phil se pusieron automáticamente a cada lado de Charlie e Isabella, como si pudiesen impedir que yo me la llevara.

— por favor no se la lleve. — él abrazó más fuerte a su hija, casi podía jurar que estaba llorando en silencio sobre su hija.

Casi tocan mi muerto corazón.

— protégela. — dijo apresuradamente Phil, viéndome con determinación, Charlie volteo a verme de repente y asintió vehementemente.

— no puedo hacer esa mierda, no voy a ser el estúpido que se interponga entre las balas de Aro y la cabeza de Isabella. — dije casi riéndome. De idiota lo hacía, Aro me mataría cuando se enterara de la descabellada idea de Phil.

— le pagaré más que Aro, mucho más. Solo… protéjala. — Charlie por enésima vez volvió a apretar a su hija. Ella esta vez empezó a parpadear de poco en poco hasta abrir sus ojos. - ¡ya era hora!... — es mi bebé, es lo único que tengo. — sollozó.

Aunque… pensándolo un poco, Aro no tendría por qué molestarse de que la proteja, al contrario eso le beneficiaba porque al momento en que me pida llevarla, ella no opondrá resistencia… y por otro lado, aceptar la oferta de Charlie me garantizaba doble ingreso e, hipotéticamente hablando, no le fallaba a ninguno… seguiría siendo un perro faldero manteniéndome cerca de la mimada, pero sin necesidad de esconderme y a la vez "la protegía" de los ataques de Aro. Hum… Todos felices y contentos. Más yo, con más dinero. - ¡Brillante pensamiento Masen!, eres un puto genio… - me felicite internamente, dándome palmaditas en la espalda y toda esa mierda.

¿papá…? — la voz patosa de Isabella me sacó de mi pensamiento millonario. Ella carraspeo y se llevó las manos a los ojos, frotándolos.

— aquí estoy calabacita. — dijo Charlie poniéndola poco a poco derecha, quedando más cerca de mí que de él.

— papá… el auto, la escuela… — otra vez con esa mierda. — tengo un examen de la señora Coupe, yo…

— niña, niña… — ella se asustó al escuchar mi voz y volteo, dejándonos a centímetros el uno del otro. Podía sentir su aliento en mi cara y ella el mío. Ella se sorprendió de mi cercanía. — acabas de vivir una puta experiencia caga-pantalones, estas viva, estas completa; deja de joder, ¿quieres? — La sorpresa fue remplazada rápidamente por irritación. Ese fuego que le vi en los ojos me prendió, mierda como quería follármela.

— ¿y tú de dónde saliste? — dijo frunciendo el ceño y su nariz a la vez. — ¿acaso eres un vendedor ambulante?

- ¿Qué?, ¿Qué mierda? ¡Un puto vendedor ambulante!-. Irritado mire mi ropa. Mi camisa era simple y desgastada, sí, pero era mi favorita. Los janes rasgados eran lo de hoy… ¿acaso un hombre de treinta años, atractivo y matón como yo, no podía vestir así?... vendedor ambulante, jodida niña pendeja.

— No mimada, no soy un puto vendedor ambulante, — su mirada retadora claramente decía "¿ah no?," — soy tu jodido ángel guardián, salvador de tu viziato* trasero. — Charlie gruño por el insulto. — Ahora guarda tus mierdas para otro día ¿quieres?, que tengo que pensar en cómo salvarles el culo. De nuevo. — ella hizo un puchero de indignación y su ceño se frunció de nuevo.

Los demás voltearon a verme sorprendidos. - ah sí, aun no aceptaba protegerle el culo a la mimada… ¡rayos!

— ¿de qué estás hablando? — dijo sorprendida.

— ¡Dios que lenta eres! Hablo, de que estoy aquí para ser tu guardaespaldas — y le sonreí de lado. Dándole mi mejor sonrisa moja bragas.

Eso no funciono con ella…

— ¡¿Qué?!... — grito horriblemente alto. Juro que su chillido me había jodido el oído para siempre.

Más "calmada" se le explicó con manzanas y peras a la niña mimada que necesitaba de un estúpido e idiota que interviniera entre las balas de Aro y su cabezota. Claro que no le gusto mi forma de explicárselo, pero aquí no podíamos ser suaves.

— bueno… yo me largo, se ve que la mocosa está empeñada a no cooperar así que… — hice como que me levantaba cuando ella me tomó del brazo y yo la mire.

Ahí estaba el fuego en sus ojos otra vez.

— Está bien, si no me queda de otra… — suspiró con pesar. — acepto que seas mi guardaespaldas. — - ¿Por qué eso sonó como al matrimonio? -. Me estremecí. — pero a mis términos, en mis condiciones, yo… — le tape la cara con una mano y ella empezó a farfullar sobre ella.

— seré tu jodido guardaespaldas con mis términos y mis condiciones o no hay trato. — ella aparto de un manotazo mi brazo y tomo una bocanada de aire. Me miraba con odio y furia y yo solo reí en respuesta.

— No sé por qué, pero ya te odio… — dijo entre dientes y yo volví a reír.

— yo desde antes preciosa, desde antes.

Me levanté y me dirigí a la calle.

— espera, ¿y nosotros? — dijo un asustado Phil.

— ustedes son solo el pelo en la sopa. — dije poniendo mis lentes de sol, tratando de verme culo. - la primera impresión es lo que cuenta.- — nadie los va a tocar a ustedes, el pleito es con ellos dos. — dije señalando a Charlie e Isabella. Él solo abrazó más cerca a su hija, una hija que me seguía viendo con odio. - ¡oh por Dios que nunca se le va a pasar!… — eso sí, un consejo para que todos estemos bien… nunca de los nuncas le toques las pelotas al jefe, las pelotas del jefe son preciadas y no se juegan. — todos me vieron con asco, más la niña mimada.

No podía pedir una mejor primera impresión.

Me fui de allí rumbo a mi casa. Mi auto hacia un sonido espantoso ya que había chocado con el idiota de James y se había jodido toda la parte delantera.

— llegas temprano. — dijo Garrett desde el sofá, donde estaba acostadote leyendo. — ¿te cacharon observando a la doctorcita?

— que te den. — dije pasando a su lado y botando su libro.

— ¡que humor!, — dijo recogiendo su libro. — ¿entonces si te cacharon? — yo bufe.

— Nada que te importe — dije apartándole los pies y sentándome a su lado. — ¿Dónde está Carlisle? Tengo que hablar con él.

Él apareció de la cocina comiendo medio sándwich y vestido zarrapastrosamente, sin zapatos, en bóxer y con la camisa rota roja favorita. Eso solo quería decir que andaba de un humor de perros. Genial.

— ¿Qué mierda quieres ahora Edward? — y le dio otra mordida a su sándwich.

— Me iré por un tiempo — le solté mi mierda. Él me miró sorprendido al principio, desinteresado al siguiente.

— tienes trabajo que hacer aquí. — dijo después de unos segundos.

— y no pienso dejarlo, cuando me necesites aquí estaré, pero por el momento tengo que irme.

Lo que me encantaba de ellos dos es que mi mierda no les importaba un carajo, simplemente se encogieron de hombros y me dejaron en paz, sin preguntarme nada de nada.

— ¿entonces si te vas? —dijo Carlisle desde el umbral de mi puerta, de nuevo sin hacer un puto ruido.

Y yo que pensé que mi mierda no le importaba…

— sí. Me voy por un tiempo, solo para terminar un trabajo y regreso.

— ¿Aro Vulturi?

— sep. — cerré mi maleta y la baje de la cama. Subí otra.

— ¿Por cuánto tiempo?

— el necesario. — metí todo lo que quedaba de mi armario a la maleta y la forcé a cerrarse. — antes de las elecciones me imagino que ya estaré libre.

Carlisle sin decirme nada más tomó la otra maleta que me faltaba y me ayudó a meterla en el maletero de mi jodido coche. Aunque esta vez no pregunto nada sobre el estado de mi auto, solo empezó a reírse y yo lo golpee en el hombro por idiota.

— ¡Familia ya llegue! — dije cuando por fin me abrieron la puerta. Allí parada estaba Isabella, sorprendida era decir poco. — ¡que recibimiento! — dije y sin poder aguantarme la bese en los labios, apenas un piquito porque ella se apartó, viéndome furiosa y con el dorso de la mano limpiándose la boca.

— ¡asqueroso! — iba a patearme las pelotas, lo sé. Le vi las negras intenciones.

— de nada. — dije tomando rápidamente las maletas, y cubriéndome, entre a la casa. — ¿entonces?… ¿Dónde está Charlie?

— en el trabajo, pero no me dejo ir a la escuela. — suspiró. — es tan injusto que él…

— nena tus mierdas no me importan. — la interrumpí. — ¿Dónde pongo esto? — dije alzando las maletas.

en tu trasero… — murmuro, o tal vez lo imagine. — sígueme.

— Siempre — dije sonriendo internamente. Eso llevaba haciendo durante días.

El cuarto donde me alojaron era pequeño, frio, oscuro y solitario. En pocas palabras perfecto. La luz de la tarde entraba por la pequeña ventana e iluminaba lo justo.

Deje mis cosas sobre la cama y me voltee a ver a Isabella.

— ¿Qué? — preguntó sonrojada cuando me la quede viendo más tiempo del necesario.

— nada, estoy esperando que me des la bienvenida como se merece. — el sonrojo se volvió en furia y enojada se dio la vuelta y cerró la puerta de un portazo.

No pude evitar carcajearme, tanto que me dolía el estómago.

Me pase el resto de la tarde leyendo el libro que me había prestado Garrett, uno que trataba de zombis. Nada mejor que una lectura con muertos:

Carrie corrió lo más rápido que podía, el aire le estaba haciendo falta y las lágrimas la cegaban. Ver morir a su padre, su madre y su hermana fue suficientemente aterrador. Si cerraba los ojos aun podía escuchar los gritos de su hermana y su hermana mientras las personas las mordían.

Se secó las lágrimas como pudo y corrió hacia la esquina. Al llegar se dio cuenta que era un callejón sin salida.

- ¿Qué hago, que hago? - dijo mientras trataba de encontrar una posible vía de escape.

- aaaaaaah… - ella se asustó al escuchar a alguien acercándose.

- ¿Qué hago, que hago? - repitió, histérica, hasta que vio lo que antes eran unas escaleras y jalando el bote de basura, pudo tomar un extremo y subir como pudo.

Siempre odio la hora de educación física… ahora la amaba.

Ya en la seguridad de las escaleras vio a una multitud acercándose a ella, todos llenos de mordidas, sangre seca y carne desprendida de la cara, piernas y brazos. Era asqueroso.

- aaaaaaah… - decían todos al unísono, rastreando el olor de Carrie en el aire y tratando de atraparla.

Ella sin pensarlo se metió al edificio donde había escalado. El cuarto estaba oscuro, frio, pequeño y solitario. No había una sola luz en él. La puerta, reconocible por la pequeña franja de luz que atravesaba por lo bajo, estaba a unas cuantas zancadas, pero de ahí a más, no podía ver nada. Mordiéndose la manga de la sudadera, tanteo con su pie el piso, con temor de toparse con algo.

El sonido de unas cosas callándose afuera la asustó. Su corazón desbocado y las ganas de llorar llegaron más fuerte que nunca. Se forzó a seguir caminando, tanteando el piso. Temblaba como una hoja por el miedo.

Cada segundo que pasaba parecían minutos y la puerta más lejana que nunca.

La ventana hizo un sonido chirriante y al voltear vio que ahí estaba otra persona con las mismas características: muerta pero no muerta… la persona intentaba abrir, entran. Carrie aguanto un grito.

Entonces la puerta se abrió de un solo golpe.

— Masen ya está la cena. — entro Isabella de un portazo al cuarto.

— ¡Mierda!... — dije brincando y cayendo al suelo del susto. Maldita chiquilla me hizo quedar en ridículo. Ella se carcajeo y a punto estuve de aventarle mi libro. — ¿Qué tu jodida madre no te enseño a tocar la puta puerta? Pude estármela Jalando. — ella dejo de reír. Su expresión se volvió triste y frunció el ceño ligeramente. - ¡genial, la cagaste Masen! — ¿Qué mierda quieres Isabella? — espete enojado.

— la cena esta lista. — dijo mirando hacia el piso.

El tema de la madre era tabú en la casa. ¿Cuántas veces no me leí su jodida biografía en Wikipedia como para recordar que su mamá estaba muerta?

— ¿y bien, la trajiste? — intenté hacerla enojar para que dejara de estar triste. Funciono.

— esto no es un hotel. Levanta tu asustado trasero del suelo y ve a la cocina. — y cerro de nuevo la puerta de un portazo.

Mimada uno, Masen uno… esto iba a ser más divertido de lo que creí al principio.


Viziato: mimado en italiano.

Espero les haya gustado. ¿Qué les pareció el cap? xD

Agradecimientos:

Muchas gracias a todas (tanto Fanfiction como Facebook y hasta mis lectoras fantasmas jejeje xB) por leerme y dejarme sus reviews, no saben cómo me encantan! :3 también por agregarme como favorita y alertas:

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Muchísimas gracias.

Nos vemos en el siguiente cap.

Las amo.