DRAGON CASTLE
-Memorias-
…
¿Cuándo empezó todo?
¿Cómo empezó todo?
Ni siquiera recordaba cuando cambió, que la convirtió en esa clase de persona, ¿Hubo una razón en particular o fue un conjunto de cosas? No lo recordaba, y sabía cual era la razón de que tantas piezas de su memoria estuviesen dañadas. El veneno hizo relucir su peor faceta, la peor parte de sí misma, consumiendo su cabeza con el tiempo, y cuando lo dejó para siempre, se llevó partes de su vida.
Buenas y malas por igual.
"Empecé a beber alcohol desde muy joven, probablemente al mismo tiempo que empecé con mis entrenamientos, ¿Doce, trece?, iba a ser una cazadora como mi madre, pero hacer eso me traía recuerdos de su muerte, del final inevitable de alguien que se dedicaba a eso, y beber ayudaba a nublar un poco mi cabeza y mis preocupaciones."
Si, eso también fue primordial en el desastre.
El solo agarrar un arma en sus manos, le recordaba la trágica muerte que tuvo su madre al hacer exactamente eso. Sabía que mientras más usara su arma, más probable era el que terminase bajo tierra. Tampoco ayudaba que todos le recordasen lo mucho que se parecía a su madre, eso la dejaba aun peor. Verse en el reflejo de su cuchilla, y ver a la mujer bajo tierra, la dejaba descompuesta.
Estaba cavando su propia tumba.
Y al parecer, nunca quiso morir.
Miró de reojo a Weiss, la cual estaba muy quieta, y notaba cierta consternación en sus facciones. Probablemente no se esperaba algo así de ella, y no podía culparla. Era una persona completamente diferente en ese entonces.
"A penas tuve mi licencia, empecé a cazar, pero no con las mismas intenciones que tenía mi madre, que era para proteger a las personas, no, en esos años salía a cazar por el mero placer de ganar una batalla, de crecer, de ser fuerte. No recuerdo mucho, pero solía ser bastante cruel en esos momentos, no tenía consideración por la vida ajena ni la propia, ya que en algún momento cambió mi mentalidad, acepté que moriría, y no tuve mayor expectativa en mi vida, así que poco me importaba, solo cazaba como la cazadora que era y me gastaba cada moneda en la bebida."
Ese era su día a día.
No recordaba bien, a veces incluso tenía la mente nublada cuando iba a cazar, simplemente despertaba bañada en sangre de diferentes colores en el cuerpo, mezclada con las propias heridas que obtuvo en la batalla, las cuales se curaron, pero la prueba del daño quedó en su ropa.
Notó la mirada de Weiss en ella, como los ojos grandes la observaron, la pupila viéndose incluso más fina de lo normal, concentrada en ella, y sabía que, si no estuviese rememorando las pocas memorias que tenía, que eran bastante agobiantes, estaría roja con esa atención.
Al final si estaba hablando, era porque realmente le gustaba.
Era una puerta que no creyó que abriría.
No de nuevo.
¿Qué te hizo cambiar? ¿Ser como eres ahora? Se distinguir el alcohol con facilidad, y jamás sentí ese olor en ti.
Sentía que había algo escondido tras esa frase, como si esta le quisiese decir algo, pero no iba a preguntarle, ya tendrían tiempo para eso. No quería ser agobiante, aunque sabía que lo era, y esperaba que Weiss le hablase de eso cuando quisiese, sin tener que hurgar.
Pero si Weiss estaba familiarizada con eso, era porque alguien cercano tuvo aquel problema, su problema. No era algo inusual, después de todo.
Soltó un suspiro, imágenes de ese tiempo apareciendo en su cabeza, la mayoría borrosas, provocándole melancolía, así como dolor. A veces, cuando pensaba en eso, sentía el sabor a alcohol en su boca, su cuerpo pidiéndolo a gritos, o más bien, su cabeza. Era lo único que la ayudó, y su existencia sabía que era la solución.
Pero sabía que, si volvía a caer, si volvía a beber, recuperaría la personalidad que se obligó a eliminar, y no quería volver a ser esa persona.
Esa asesina.
Y la única forma de poder eliminar su peor lado, era mostrándole algo mucho peor.
Eso fue lo único que la hizo recapacitar.
"Ella."
Soltó en un suspiro.
Ella era la respuesta. Ella la hizo cambiar, o más bien, lo que causó que esta se fuese.
Fue lo que necesitó para darse cuenta de que estaba mal, y que podría estar incluso peor, por lo mismo debía detenerse.
Y luego vino la culpa.
Ella la hizo recapacitar, y la culpa la hizo buscarla…
"La primera vez que la vi fue en el pueblo donde yo vivía, simplemente me pareció bonita, nada más, pero no tenía mucha experiencia en esas cosas para hablarle y era aterrador el hacer visibles mis gustos desviados. Ya cuando la vi por segunda vez, pude notar que estaba robándole a alguien más, sacando monedas de los bolsillos ajenos. En ese momento no me importó que ella estuviese robando, por el contrario, terminé tirando mi bolsa de monedas a propósito. Creí que ella lo necesitaría más que yo, de todas formas, solo lo usaba para beber."
Se vio soltando una risa, recordando lo que pasó después. El principio de la historia siempre le causaba nostalgia, le daban ganas de volver a esa época y de haber disfrutado cada momento como correspondía, el haber tenido su cabeza menos nublada, pero no era posible.
Tal vez era para mejor.
Si recordase más, tal vez dolería más también.
Sintió a Zwei acomodarse sobre sus piernas cruzadas, y podía sentir la intranquilidad en este. Aun no se acostumbraba a sentir la presencia de Weiss tan cerca, y no lo culpaba, era intimidante sin duda, sobre todo así de atenta, sus ojos notándose como el depredador absoluto que era. Se vio mirando a la dragona de reojo, la cual estaba en silencio, tanto así que su fuerte respiración estaba ausente. Sabía que esta estaba viva por los ojos brillantes abiertos. Se veía bastante seria, o concentrada, o ambas.
Decidió continuar.
"La siguiente vez que la vi, esta me acorraló en uno de los callejones del pueblo, y por un momento creí que me iba a hacer daño, pero esta me estaba ofreciendo mi bolsa de monedas de vuelta, intacta tal y como cuando la dejé caer, 'Necesito el dinero, pero no quiero limosnas', me dijo, y la reacción me causó gracia en ese momento, no me lo esperé."
Y aun le causaba gracia.
Fue inesperado.
¿Por qué no se lo quedó si lo necesitaba?
Weiss habló despacio, más que antes, estaba acostumbrada a que esta subiese demasiado el volumen de su voz, pero realmente parecía haber cambiado su postura en ese rato. Estaba teniendo más cuidado con eso, para no reventarle los tímpanos como antes.
Era una buena persona, lo sabía.
Dragona.
"Tal vez su ego le impedía recibir algo así, y prefería ganárselo por sí misma, aunque fuese de mala manera, supongo. Recuerdo haberle preguntado porque no salía a cazar y así se ganaba unas monedas, pero ella me dijo que no tenía licencia para cazar y en el gremio no le darían ninguna misión sin estar certificada. Así que le dije que yo iba a pedir una misión, íbamos a ir juntas al bosque y luego nos repartiríamos el botín."
Fue su decisión más lógica en ese momento, y le sorprendía de sí misma, con la mente así de difusa por el alcohol, no se imaginaba capaz.
¿Aceptó?
Weiss parecía más interesada de lo que creyó, y eso mismo le ayudo a concentrarse en la historia, no de mala manera, como solía ser. Normalmente empezaba a dar vueltas una y otra vez, cuestionándose las cosas, cuestionándose a sí misma, obligándose a arreglar un daño que ya estaba hecho.
Si estaba ahí, en ese momento, era por la culpa que esos recuerdos le provocaban.
Porque debía acabar con esas personas.
Debía terminar el trabajo que antes no fue capaz de hacer.
"Sorprendentemente, sí. Nos encontramos en el bosque y rastreamos a una presa durante todo el día, cuando terminamos fui al gremio y obtuve el dinero, cuando volví donde ella a entregarle su parte, esta había creído que yo me iría con todo el dinero."
Pero era una promesa, y no podía romperla así nada más, además, el dinero nunca fue su razón para ser una cazadora, si no el ego de ser capaz de cazar, de tener cuantas más cabezas pudiese en sus manos, cuanta más sangre y poder pudiese sentir, el ser capaz de levantar la mirada y saber que había vivido, y todos los demás habían perecido a sus pies. Seres superiores a ella, con más fuerza, con más poder, tirados en el suelo, desmembrados por su arma.
Ambas tenían ese ego en sus hombros, tal vez por eso se llevaron bien de una u otra forma.
Se encontraron en el momento y lugar correctos, a pesar de todo.
Ambas siendo lo peor.
"Repetimos eso otra vez, luego una tercera, y de un momento a otro se me hizo común el salir de expedición para hacer cacerías teniéndola a ella al lado. Así deje de cazar sola, así deje de beber sola, cuando me di cuenta, pasábamos prácticamente cada día juntas, tomando misiones, hablando en bares, pasando la noche en su posada o en el bosque, y mis sentimientos crecieron más y más."
Ya no estaba sola, y eso era agradable.
Ya no tenía que cargar con ese peso por si misma.
Todas las malas decisiones que tomó en ese entonces, todas las veces donde bebía hasta perder el conocimiento, todas las misiones donde se llenaba las manos de sangre, cada una de esas cosas, que ahora reprendía de sí misma, ella jamás la juzgo. Bueno, ¿Cómo la iba a juzgar?
Al final, eran de la misma calaña.
Pero las cosas terminaron mal, ¿No?
Había cierta vacilación en la voz de Weiss, e intentó entender el porqué. Tal vez temía que no le contase más, que se cerrase, o simplemente que abriese una herida ya cerrada.
No debería dolerle hablar de eso, ya había pasado tiempo, más de cuatro años, aun así, siempre se sentía abrumador el recordar aquel día, donde su corazón se rompió, donde sintió la culpa consumiéndola, pero quería que Weiss conociera su historia, que la conociera de verdad, que no creyese que siempre fue la persona que era en la actualidad.
Había cambiado mucho en estos pocos años.
Había rectificado, había construido una nueva persona, y dejado atrás la parte de sí misma que estaba tan rota, tan contaminada, que la jalaba hacia atrás, que la enterraba en un agujero sin final.
Curiosamente, creyó que no sería capaz de enamorarse, de sentir, que se había enfocado en seguir los pasos de su madre para dejar de sentir culpa, para poder redimirse de sus errores, y creyó que viviría solo por eso, que nada más se interpondría en su futuro, en tener el mismo destino que su madre.
En hacer lo que debía hacer.
Y morir.
Porque ese era su destino como cazadora.
"Honestamente, nuestra relación fue agradable, no recuerdo malos momentos. Yo la entendía, y ella me entendía a mí, entendíamos las malas decisiones de la otra. Ambas hacíamos lo que podíamos para sobrevivir, para tener la mente en calma, sin juzgarnos."
No la juzgaba, nunca lo hizo, incluso ahora, seguía sin culparla por el camino errado que tomó. Quién sabe, quizás ella misma, sin tener una familia amorosa, sin tener personas que la cuidasen, habría tenido la misma ira que esta tenía contra el mundo. Cuando naces sin amor, cuando vives una infancia vacía, no se puede esperar que salves el mundo que jamás te ayudó.
Incluso en ese entonces, se vio a si misma reacia a aceptar que salvaba el mundo, de una u otra forma.
Ahora debía salvarlo.
Debía hacerlo.
"Sin embargo, no fue hasta que todo se vino abajo que me di cuenta de que ella estaba más metida en ese turbio mundo de lo que yo creí, en un mundo retorcido y enfermo. Estaba con personas malvadas, estaba con delincuentes, estaba con almas que lo único que querían era caos. Y ni siquiera yo, en mi peor momento, caí así de bajo."
Al principio esta se iba, desaparecía, o evitaba contarle cosas, y no le pareció extraño, hasta ese día. Tal vez si lo hubiesen hablado, una de las dos llevaría a la otra a su lado. Si, tal vez podría haber rectificado el camino errado que su novia estaba tomando, pero conociendo lo inestable emocionalmente que estaba en esa época, habría terminado ella misma en ese lugar, con esa gente, arrepintiéndose cada día de haberle fallado a su familia, a sus principios, a su madre, o, por el contrario, habría sentido cierto regocijo.
Y le preocupaba que fuese lo último.
Era otra persona, sin duda.
Podría decirse que le gustaba matar bestias salvajes y asesinas, que disfrutaba buscarlas y perseguirlas como un depredador a su presa. Se sentía satisfecha luego de una cacería, y cualquiera podría corroborarlo. Todo el pueblo lo sabía, habían visto su cara, habían visto la expresión que ponía mientras caminaba borrada por las calles, entre las casas, con su guadaña a cuestas, dejando un rastro de sangre a cada paso que daba.
Eso pasó desde que comenzó a beber, hasta hace cuatro años, así que la vieron en sus peores momentos. Era solo una adolescente por la mayor parte del tiempo, y debió verse mucho mayor para estos, letal, una asesina más. Una monstruo bajo la piel de una inocente.
Pero… ¿Matar inocentes que no podían defenderse?
Eso no, nunca. Jamás aceptaría eso.
Había un límite, y era ese.
"Hubo un ataque, asesinos, varios de ellos comenzaron con el caos, se mezclaron con la gente de la isla para luego apuñalarlos por la espalda. Ella era parte de ese grupo. Había fuego por doquier, había sangre por doquier, y en ese momento me di cuenta de que debía hacer algo, que era mi deber ayudar, porque podría haberme alejado de los principios de mi madre, pero tampoco podía dejar a la gente inocente morir."
Ahí realmente no se lo habría perdonado.
Tenía la culpa consumiéndola cada día, pero al menos lo había intentado.
"No pude hacer mucho, e incluso estuve a punto de morir, un asesino estaba haciéndome las cosas complicadas, era rápido y hábil. Le corté una extremidad, y ni eso fue suficiente para detenerlo. Ya sabes cómo son los asesinos, siguen y siguen, e intentarán matar hasta con su último aliento."
Aun recordaba al hombre, sus ojos desviados, fijos en ella. Ambos se perseguían mutuamente, queriendo dar caza al otro, matar al otro, por su parte, quería matarlo para acabar con un asesino, con una persona horrible que ya tenía las manos bañadas en sangre de vendedores, de campesinos, de tejedoras y de niños. Pero él, él la quería matar para sentir placer, para poder regocijarse.
Y se dio cuenta, que, en ese tiempo, ella era igual con las bestias a las que cazaba, y sintió asco de sí misma al tener aquella revelación.
No era tan diferente de esa gente que repudiaba.
"Al final, ellos cumplieron su misión, y se fueron antes de acabar con todos, y podría considerarlo un milagro, de no ser por el daño que sí lograron causar. Quemando prácticamente el pueblo entero, robando lo que pudieron, dejando la isla en un estado deplorable."
Sabía que habían hecho algo al respecto.
Sabía que se habían unido entre todos para intentar arreglarlo, y sabía que había salido de esa isla y era claro que no continuaba hecha cenizas, sin embargo, aun se la imaginaba así. No pudo salir de su casa, luego de su rehabilitación, y ver a esas personas, a ese pueblo, no podía, era demasiado, la culpa era demasiada.
Así que se fue sin mirar atrás.
Ella también se fue sin mirar atrás.
Eran la misma calaña.
"Aún recuerdo la cara de Emerald cuando la vi junto al asesino que intentó matarme. Sus ojos mostraban culpa, pero siguió ahí, con ellos, pareció despedirse con la mirada, para luego alejarse y no voltear nunca más. Yo estaba ahí, tirada, sangrando, mi cuerpo dolorido, pero esa mirada, como me ignoró luego de todo lo que vivimos juntas, eso me dolió incluso más."
Recordaba haberle gritado, haber gritado el apodo por el que la solía llamar. Una y otra vez, tratando de entender porque lo había hecho, porque estaba en ese lado, porque decidía seguir las ordenes de alguien que solo quería ver casas ardiendo y sangre pintando la tierra.
Consideraba que Emerald era una buena persona comparada consigo misma, un poco dura, un poco brusca, llevada de sus ideas y con una actitud fuerte, pero no era una asesina como esa gente. Podía saber cuándo alguien tenía sangre en las manos, y ella no tenía. Sin embargo, el estar en ese grupo, el validar sus acciones, la hacía tener sangre en sus manos, aunque no fuese literalmente.
Pasó el límite.
"Ella no me atacó por la espalda, incluso cuando tuvo oportunidades de hacerlo, y eso me hace dar cuenta que no quería lastimarme, pero seguía las órdenes ajenas, y aquella lealtad parecía ser más fuerte que cualquier sentimiento que pudo haber tenido hacía mí en ese tiempo, así que siguió el caos en vez de quedarse ahí, conmigo. Sentí decepción en ese momento, tristeza, y me sentí culpable de no haber hecho más por el pueblo, por mi gente, de no haberme dado cuenta que había personas malas ahí dando vueltas a plena vista, y la culpa me hizo moverme, me hizo ayudar, me hizo viajar con la intención de dar con esos asesinos y acabar con ellos. Detener el caos que llevan causando por años, de pueblo en pueblo."
Se miró las manos, y las sentía temblar.
Aun recordaba la sangre, la impotencia.
Si tan solo hubiese tenido la mente menos nublada, si tan solo hubiese mantenido la frente en alto en vez de mantenerse ajena, si tan solo hubiese pasado menos tiempo cazando por placer, tal vez hubiese estado en el pueblo antes de que el caos se desatara, hubiese podido salvar más vidas, incluso hubiese evitado que su hermana perdiese el brazo.
Pero no.
Así que dejo de beber, dejó de mantener un bajo perfil, dejó de cazar por placer, y mantuvo sus oídos alertas a cualquier cosa, así estaría lista para intervenir, así salvaría vidas. Pasó demasiado tiempo matando, y era hora de comenzar a salvar vidas.
Ahora se sentía lista para lo que sea.
Notó como la dragona miraba hacia el horizonte, mirando la nada, tanto así que la miró, sin entender su expresión. Se veía muy seria, más de lo usual. No, no solo era seriedad, si no que sentía frialdad provenir de ella, el aroma a menta apareciendo en el ambiente ahora invernal.
Se vio tragando pesado, recordando las ultimas cosas que dijo, intentando descubrir que fue lo que causó esa reacción en la dragona.
Los ojos claros la miraron, luego de segundos eternos, el frio poco a poco congelando el lugar, y pudo ver su propia respiración salir de su boca. No podía entender la expresión ajena, y se había convencido a si misma que era una experta leyéndola, pero no parecía ser el caso. Al parecer, una vez más, le faltaba experiencia.
¿Y si ocurre lo mismo?
La voz de Weiss resonó, fría, tanto como su expresión. Ladeo el rostro en confusión, ¿A qué se refería? Le costó unos momentos entenderlo. Se había declarado, y le había hablado de su amor del pasado, quien la traicionó, ¿Se refería a eso? Esperaba que si, pero de igual forma seguia sin entender por completo a que venía esa pregunta.
"¿Te refieres que tu me traiciones? Pues, si hubieses querido hacerlo, me habrías dejado morir en la nieve. Y bueno, un dragón como tú no tendría por qué fingir con alguien como yo."
El rostro escamoso se acercó al suyo, los colmillos blancos asomándose peligrosamente. Sus ojos se veían intensos, y su aliento olía a menta, junto a una pizca de azufre. No la entendía, en ese segundo estaba perdida, ¿Qué significaban esas muecas? ¿Esos gestos? ¿Esa expresión? No se había quedado tan confundida desde… ¿Nunca?
¿Y cuando la muerte llegue?
¿Qué?
¿La muerte?
Levantó una ceja.
"Espera, ya no sé de qué hablas, ¿Hablas de tu muerte o mi muerte? ¿No se supone que ustedes son inmortales? ¿O te refieres a morir en batalla? Es claro que tienes varias ventajas por sobre los humanos y otras creaturas. Tus escamas parecen impenetrables."
Weiss resopló.
Se veía enfadada, podía sentirlo, podía verlo, podía olerlo, y creía que todo lo que dijo no era lo que esta quería oír, no la estaba entendiendo, era evidente. El aroma a azufre acentuándose poco a poco. Esta soltó un bufido que hizo temblar su alrededor, mientras resoplaba con la suficiente intensidad para que su ropa se levantase.
Era un enigma, como nunca antes.
El cuerpo inmenso se puso erguido, el cuello estirado permitiéndole llegar a lo más alto del castillo. Se veía distante. Fría. Y la mirada que le dio, desde lo más alto, le resultó difícil de captar. Había algo en Weiss, en su postura, que la hizo temblar de inquietud, pero también hubo algo que la hizo temblar de emoción.
Instinto, probablemente.
Ven mañana al anochecer, tengo que mostrarte algo. Ahora vete, necesito estar sola.
No era lo más cálido que le había dicho, pero había una posibilidad. Al menos Weiss quería verla, no en ese instante, pero si pronto.
Eso hizo que su corazón latiese fuertemente.
No todo estaba perdido.
Weiss estaba insegura por algo, y el que quisiese hablarlo, era suficiente.
Para ella era suficiente.
