Los nombres de los personajes que utilizo en esta historia; no son de mi pertenencia sino de RUMIKO TAKAHASHI. La historia si es mía y queda prohibida su copia total o parcial.


LOVE SONG

Capítulo 3


Sin más, Rin tuvo que retirarse, pues como bien lo había dicho Sara, debía llegar temprano a casa, así que después de despedirse de todos, junto con Kagome, salieron de la casa de Bankotsu.

- Dime Rin… – comenzó Kagome - ¿Realmente no te hubiera gustado regresar?

- Claro que si quería regresar, ¿Por qué preguntas eso?

- No te vi muy convencida cuando Inuyasha propuso que asistiéramos todos los días.

- No fue porque no quisiera. De verdad no quería que fuéramos una molestia. – explicó – Pero cuando nos aclararon que no tenían problema, me sentí mejor.

- ¡Oh! ¡Qué bien! – sonrió satisfecha. – Por cierto, nunca había presenciado el ensayo de una banda y debo admitir que; fue más ruidoso de lo que mis oídos pudieron soportar – confesó entre suspiros - Pero… creo que podría hacer un esfuerzo.

- ¿Ah, sí? – dudó Rin levantando una ceja.

- Si. Además, no lo sé… quizá, puede llegar a gustarme ese género de música.

- ¿De verdad? O ¿Solo lo dices por Inuyasha? – cuestionó curiosa.

- Hmm, Tal vez… - sonrió juguetona y después de compartirse una mirada cómplice con su amiga, ambas chicas rieron.

- ¡Hey! Pero, ¿Qué pasó con ese comentario de Sara? – añadió Kagome. – Cuando dijo: "Lo siento amigas pero… nunca las vi con talento para la música" ¿Cuál era el objetivo? Acaso, ¿Buscaba hacernos ver como unas tontas?

Rin observó a su amiga un instante. Comprendía su molestia, Sara solía portarse así, pues era parte de su personalidad intentar ser siempre el centro de atención, pero al conocerla por tanto tiempo, sabía que no lo hacía con malas intenciones, o eso quería pensar. Es así que, soltando un suspiro, le respondió:

- Bueno, en realidad, en clases de música nunca fuimos las mejores…

- Bueno, yo sé que no pero… no tenía por qué decirlo así. – replicó incómoda.

- Sara vive y respira para la música a comparación de nosotras. – explicó tranquila - No creo que lo haya dicho de mala manera, no le tomes mucha importancia.

Kagome soltó un suspiro, como siempre, Rin era quien sabía cómo mantener la postura ante cualquier cosa, así que sin más remedio, prefirió aceptar las palabras de su amiga, aun a pesar de saber que Sara, nunca decía nada simplemente por error. La conocía, era vanidosa y siempre deseaba acaparar la atención.

Después de cambiar de tema, continuaron charlando por un poco más de tiempo, hasta que por fin, se despidieron tomando cada una, su camino a casa.

Al mismo tiempo:

- Gracias por recibir de tan buena manera a mis amigas, chicos. – comentó Sara terminando de recoger el estudio.

- No tienes que agradecer, dijiste que eran importantes para ti – adelantó Bankotsu.

- ¡Si! Además, son chicas increíbles – añadió Inuyasha, y volteando a su hermano, lo observó juguetón – ¿No es así Sesshomaru? – cuestionó con la plena intención de molestarlo. Pero el joven, ignorando por completo a Inuyasha, simplemente respondió:

- Lo importante es que no fueron un estorbo.

- Pero si una distracción – pronunció Bankotsu, provocando la furia de su amigo.

- ¿Distracción? – indagó Sara sin entender el comentario, a lo que Bankotsu, soltó una carcajada.

- Solo estoy bromeando. Todo salió increíble y me gusta la idea de que nos sigan acompañando. Realmente me agradaron.

- Y a mí también… – añadió Inuyasha, recordando entre suspiros a la hermosa castaña.

- De acuerdo… - dijo Sara sin prestarles mucha atención a sus amigos, pues conocía que solían ser extraños. – Bien, entonces, ya debo irme, aunque… por quedarme a conversar con ustedes, se me hizo tarde y ya oscureció. Así que… ¿Sesshomaru, podrías llevarme a mi casa?

Y aunque realmente no era tan tarde como Sara lo había dicho, estaba claro que lo había dicho solo como una excusa para estar con Sesshomaru. De hecho, solía hacer siempre lo mismo, pues sabía perfectamente que así como ella estaba interesada en el joven, el peli plateado lo estaba de ella, es por eso que cuando tenían la oportunidad de pasar tiempo a solas, lo hacían.

Como era de esperarse, Sesshomaru no se negó y Bankotsu e Inuyasha, quienes estaban conscientes de la atracción entre sus amigos, lo único que hicieron ante la escena, fue rodar los ojos y dándoles su espacio, los dejaron para marcharse juntos.

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La mañana del siguiente día, cuando Rin se dirigía a sus clases, continuó pensando en lo sucedido el día anterior, y la verdad era que; no podía negarlo. La idea de volver a ver a Sesshomaru era emocionante, pues el joven realmente había cautivado su interés, lo único malo era que aún no sabía si era novio de su amiga o no. Por lo tanto, sentir esa atracción hacia él, de alguna manera, la hacía sentir culpable. La chica soltó un suspiro, cual fuera la verdad, estaba segura que pronto la sabría, más que nada, si asistía diariamente a los ensayos.

Fue así que, después de clases, cuando cayó la tarde y así como lo habían prometido, ambas chicas llegaron a casa de Bankotsu. Pero justo cuando iban llegando, Kagome recibió un mensaje de Sara, donde mencionaba que por un inesperado inconveniente llegaría tarde. La chica frunció el ceño, no se sentía del todo segura entrar sin compañía de su amiga, así que intentó platicarlo con Rin.

- Sara dice que entremos, ¿Pero qué dices Rin? ¿No te sentirás incómoda si ella aún no está…?

- ¿De quién será esta motocicleta? – interrumpió distraída, pues la castaña, desde haber llegado, la impresionante y hermosa motocicleta que se encontraba estacionada frente a la casa, había llamado su atención.

- ¿Eh? – volteó Kagome – También estaba el día de ayer ¿No? debe ser de alguno de los muchachos.

- No estaba cuando llegamos el día de ayer. Pero si cuando nos fuimos…

- ¿De verdad? No lo recuerdo – comentó – Eres muy obsérvativa Rin – burló – Pero si lo que dices es cierto, entonces no es de Inuyasha o de Bankotsu, ya que cuando llegamos ayer, ellos ya estaban pero la motocicleta no… - Rin volteó la mirada a su amiga – Y si ya estaba cuando nos fuimos, eso deja a Sesshomaru como el posible dueño, ¿No es así? Al fin, él fue el último en llegar.

Rin pasó saliva, no era la clase de chica que solía impresionarse por cualquier cosa, pero realmente, imaginar a ese hombre en tan impresionante motocicleta, la hizo querer morderse los labios.

- No lo sé. – soltó sin más, pues había advertido el jugueteo de su amiga. – Puede que no sea de ninguno – Kagome levantó una ceja – Solo lo comenté porque me gustó.

- ¿Eres fan de las motocicletas? – cuestionó curiosa.

- Nunca he subido a una, en realidad me dan miedo, pero no niego que son bonitas. – Kagome sonrió traviesa. – En fin… deberíamos entrar.

- De acuerdo – aceptó la azabache, guardándose para ella lo que había notado en su amiga.

Tocaron la puerta y esta vez, fue el mismo Bankotsu quien las recibió. Ambas chicas saludaron con entusiasmo y en seguida, entraron.

- ¿Lo sabían? Sara llegará tarde – adelantó el joven.

- Si, ya nos avisó. – respondió Kagome.

- Espero que no le haya pasado algo – comentó Rin llamando la atención de Bankotsu, quien atento, observó a la chica advirtiendo que realmente se encontraba preocupada por su amiga, y así mismo por sus palabras, estaba claro que aún no sabía nada.

- No lo creo – suspiró – Lo más probable es que su transporte no haya llegado – dijo seguro, con una sonrisa que Rin no pudo comprender.

- ¡Oh! Disculpen – interrumpió Kagome, pues de pronto, su teléfono comenzó a sonar – Tengo que atender esta llamada.

- ¡Claro! Solo que adentro no hay recepción de señal, tendrás que salir – indicó Bankotsu con una sonrisa amable.

- De acuerdo, ya vengo – y dando media vuelta, la azabache salió.

- Bien, yo aún debo revisar un par de asuntos pero, si gustas puedes adelantarte Rin – propuso el joven – El estudio está abierto.

- Ah… - dudo confundida.

Lo cierto es que la chica hubiese preferido esperar a Kagome para poder entrar juntas, aún era nueva y no existía en ella la suficiente confianza como para entrar sola, sin embargo, no podía rechazar la amabilidad de Bankotsu, así que sin más remedio, aceptó.

- ¡Claro! – y después de compartir una sonrisa con el joven, se dirigió dentro.

Mientras tanto, Sesshomaru, que había llegado temprano, ya se encontraba dentro del estudio. Tenía en manos su guitarra y concentrado, terminaba de afinarla cuando levantando la vista, vio entrar a la chica. Al instante, sus manos se detuvieron, y concentrando toda su atención en ella, la observó adentrarse. No cabía duda, era preciosa, así mismo, debía reconocerlo, esa chica, poseía una increíble habilidad de capturar todos sus sentidos, pues se sentía realmente interesado en ella. Lo admitía, esperaba ansioso poder cruzar las miradas, pues si algo lo había cautivado de ella, habían sido sus hermosos ojos cafés. Sin embargo, su ego fue golpeado, pues al momento de entrar, Rin, en ningún momento se percató de su presencia.

El joven frunció el ceño, prácticamente había sido ignorado, pero en lugar de alimentar su disgusto, prefirió no hacer ningún movimiento e intentó permanecer tranquilo. Si ella, aun no lo veía, aprovecharía la oportunidad para verla y recorrer sin limitaciones, cada parte de su hermosa figura.

Ciertamente, a comparación de Sara, Rin era una chica pequeña y delgada. Y si, quizá su busto no era muy opulento, pero sus perfectas piernas, sus extravagantes caderas y ese increíble trasero, podían volver loco a cualquiera. Pero no solo su físico era algo que en sí, lo tenía como un imbécil mirón, sino que también, su sola presencia era suficiente para llamar su atención, pues la castaña, poseía una esencia que lo capturaba al instante.

Sesshomaru, se llevó una mano a la boca, mordió uno de sus dedos y profundizando su mirada, soltó aire. Definitivamente, deseaba saber más de ella.

¿Cómo lo lograba? Se preguntó sin perderla de vista - ¿Cómo lograba actuar de manera tan modesta, cuando por el movimiento de sus pasos, se podía percibir perfectamente que la chica, estaba al tanto de su sensualidad? Pasó saliva y por debajo sonrió. Estaba seguro que nadie más que a ella, luciría igual esa irresistible falda.

Por otro lado, Rin continúo caminando y sin saber cómo, llegó hasta la increíble guitarra que desde el día anterior le había gustado, y con esa misma admiración la volvió a contemplar. Sesshomaru, quien aún la observaba, advirtió algo en ella. Si bien, se notaba que no sabía de música, debía valorar su buen gusto, pues esa guitarra no solamente era un clásico, sino un preciado tesoro para él. Entonces, algo dentro del joven lo incitó a moverse, de un momento a otro, quiso levantarse, caminar hasta ella y ver de frente el brillo de sus ojos, pero antes de que pudiera hacer algún movimiento, Inuyasha apareció.

- ¡Viniste! – pronunció Inuyasha acercándose a la chica.

- Ah. Si… aquí estamos... – suspiró Rin, pues el joven la había sorprendido.

- Puedo verlo, y me alegra – sonrió coqueto - Pero… ¿Sabes? Aún tengo una duda, ¿Realmente te preocupaba ser una molestia o, fue la actitud de Sesshomaru? – cuestionó, mirando a su hermano.

- ¿Eh? – expresó sonrojada.

- Me di cuenta que te incomodó.

- Bueno – suspiró - Si te percataste, no tendría sentido negarlo. – Inuyasha sonrió complacido. Pues sabía que su hermano lo había escuchado todo.

Era cierto que Sesshomaru no solía ser muy demostrativo, y es por eso que quizá, pudo haber causado en la chica una idea de que ella no le era agradable, cuando en realidad era todo lo contrario.

- Bueno… me alegra que no le hayas tomado importancia. – añadió sincero con un tono burlón que solo enfureció a Sesshomaru. – Mi hermano suele ser así siempre, así que, solamente no le prestes mucha atención.

- ¿Tu hermano? – dudó sorprendida.

- Oh, cierto, Sara no lo mencionó, pero sí. Sesshomaru y yo, somos hermanos.

Y aunque la noticia fue una sorpresa, realmente no era algo tan increíble, pues sus aspectos físicos eran muy similares, más que nada en el cabello, y en los ojos dorados. Sin embargo, aunque eran parecidos, había algo en ambos que los diferenciaba completamente, siendo que a pesar de que Inuyasha era bastante atractivo, Sesshomaru poseía una atracción tan fuerte que era inevitable para Rin, no sentirse hechizada por él.

- ¿Sorprendida? – cuestionó travieso.

- Un poco, aunque… ahora que lo pienso debí imaginarlo. – y Sesshomaru, quien aún estaba atento a la conversación, levantó una ceja.

- ¿Por qué? – indagó curioso – Y por favor, no me digas que nos parecemos…

- ¡No! Bueno, tienen similitudes que los hacen saberse hermanos pero… a mi parecer, son muy diferentes.

- Gracias por notarlo. – Rin sonrió.

- Solo hay algo que no entiendo.

- Dime… - dijo, tomando en manos su instrumento.

- Supongo que uno de los dos, es el mayor – Inuyasha soltó una carcajada. – ¡Espera! Me refiero a que, no entiendo cómo es que comparten clases juntos.

- Tranquila, entiendo tu duda, y te lo explicaré. Primero que nada, Sesshomaru es el mayor. Tanto él como Bankotsu, nos llevan dos años a Sara y a mí que somos de la misma edad. Y sobre las clases en la academia, aunque los grados sean diferentes, cualquiera puede tomar o repetir clases. Algunas se repiten con forme avanza la carrera u otras simplemente se toman como clases extra. Realmente… se maneja muy diferente a una universidad normal.

- Oh, ya veo, lo siento.

- Descuida, no lo sabías, igualmente, si tienes más dudas, puedes venir a preguntarme. Te responderé lo que quieras - Coqueteó observando a la chica.

- De acuerdo, gracias Inuyasha. – el joven le guiño un ojo y después de sonreírle, volvió a dirigir su mirada a su hermano.

- Y dime Rin… ¿Qué instrumento te llamó más la atención? – cuestionó curioso, teniendo la esperanza de que fuera el suyo, sin embargo, la chica no pudo evitar ser sincera.

- ¡La guitarra! Definitivamente.

- ¿Ah, sí? Espero que con esa declaración Sesshomaru borre un poco lo malhumorado de su rostro – comentó travieso, dirigiéndose completamente al joven que se encontraba detrás de Rin.

La chica, ya había notado desde el principio que Inuyasha volteaba mucho a aquel lugar pero realmente no le había prestado atención, pues no quería parecer grosera. Pero, no fue hasta que sin reparo dirigió ese comentario, que la curiosidad la hizo voltear, encontrándose así, con los intensos y dorados ojos de Sesshomaru.

- Sesshomaru… – suspiró comprendiendo inmediatamente que había estado ahí desde el principio – Ah, yo…cuando entré no, no te vi.

- Lo noté.

- Ah… - suspiró - Lo siento mucho, no quise ignorarte es, es solo que…

- No lo hiciste. – interrumpió seguro, dicho eso, regresó su mirada a las cuerdas de su guitarra.

Rin no supo que hacer. Había algo extraño en su manera de hablar. Parecía como si estuviera molesto y su falta de gesticulaciones confundieron a la chica, aun así, el tono de su voz, aunque fue potente, le había denotado tranquilidad, cómo si realmente la hubiera disculpado. Era acaso que, ¿Si le había molestado no ser visto? – se preguntó curiosa.

Entonces, justo en el momento apropiado, entraron Kagome y Bankotsu.

- Si… opino lo mismo – reía Kagome, mientras entraba junto con el joven.

Y Bankotsu, quién rápidamente percibió algo en el ambiente, levantó una ceja. Con cautela, recorrió el lugar observando una extraña actitud en Sesshomaru. Estaba claro que se debía a la castaña, pero antes de que pudiera sospechar algo más, Sara apareció.

- ¡Llegue! ¡Ya estoy aquí! – dijo agitada entrando al estudio.

- ¡Sara! – dijeron Rin y Kagome, alegres por ver llegar a su amiga.

- Llegas tarde – adelantó Inuyasha, con intenciones de parecer enfadado.

- Lo sé… lo siento…

- ¿Paso algo? – preguntó Rin con angustia – Nos dijiste que ya venías en camino.

- Y eso hice, pero me subí a otro Uber por error. Me llevó hasta el centro y tuve que esperar otro.

- ¿Por qué no avisaste? – interrumpió Sesshomaru – Habría ido por ti – aseguró serio. Y Rin, volteando a verlo pasó saliva, estaba claro que Sara[Y1] significaba algo importante para él. Sin embargo, Sara en lugar de tomar esas palabras como un halago, frunció el ceño.

- Si lo hice. – respondió, intentando disimular su molestia– Pero… parece que estaban muy ocupados. – Sesshomaru la observó. ¿Realmente lo había hecho? Y si así era, ¿Por qué no se había percatado? – En fin… - prosiguió desviando la mirada – Lo bueno es que ya estoy aquí. Así que antes de que se haga más tarde, comencemos de una vez.

Y aunque, ante los ojos de sus amigas y de Inuyasha, pareció que Sara se encontraba tranquila y alegre como siempre, realmente estaba furiosa y el único que lo había notado, había sido Bankotsu.

El joven lo sabía, hace más de una hora, la chica había enviado un mensaje al grupo que compartían todos, donde mencionaba lo sucedido con su Uber, y si él, no había dicho nada, era porque conocía las intenciones de Sara, pues usualmente, solo usaba como excusa el grupo, exclusivamente para llamar la atención de Sesshomaru, y este, siempre caía, asistiendo inmediatamente a donde ella estuviera.

Para Bankotsu, no era algo que realmente le molestara. Conocía que esos dos tenían tiempo coqueteándose y aunque demostraba frente a su amigo su apoyo para con la chica, lo cierto era que detestaba la idea. Simplemente porque él también, estaba enamorado de Sara. Pero, al ser amigos, había aceptado su derrota y si Sesshomaru y Sara comenzaban a salir, estaba dispuesto a apoyarlos. Es por eso, que no intervenía en todas aquellas estrategias que usaba la chica para obtener una oportunidad de estar a solas con Sesshomaru. Sin embargo, en esta ocasión, su amigo, no había prestado atención a su teléfono desde haber llegado, y estaba claro que la presencia de aquella castaña, había influido en mucho. La verdad es que; el moreno, se había prometido a si mismo, no intervenir entre esa relación, así que preguntarle a Sesshomaru si había pasado algo, no era prudente. Lo que debía seguir haciendo, era mantenerse al margen y apoyarlos en lo que sucediera. Aunque claro, era un joven obsérvativo e intuitivo, sabía que la presencia de ese par de chicas, harían cambiar un par de cosas entre la banda. Más que nada, entre Sara, y Sesshomaru.

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Sesshomaru comprendía por completo esa mirada en Sara, sabía que estaba molesta pero, lo que realmente no entendía, era el motivo, y si era porque él, no había visto su mensaje, le parecía algo sin sentido. Claro, hace tiempo que estaba dispuesto para ella, donde fuera y la hora que fuera, pero tampoco significaba que fuera una obligación. La chica le gustaba, pero debía admitir que su comportamiento autoritario y dominante, eran aspectos de ella, que simplemente no aceptaba.

Sin decir más, todos se acomodaron en sus respectivos lugares. Rin y Kagome tomaron asientos y se dispusieron a escuchar el ensayo. Inuyasha, por su parte, observó coqueto a la castaña y aprovechando que su amiga de melena azabache lo miraba, le compartió una sonrisa, pues no podía negar que ella también era una belleza. Bankotsu, soltó un suspiró e intentando no demostrar la incomodidad del ambiente, se acomodó en su batería. Sara tomó el micrófono en manos y dirigiéndole miradas reprochantes a Sesshomaru, se dispuso a comenzar con el ensayo, mientras que el joven peli plateado, ignorando por completo a la chica, se concentró en su guitarra.

La música comenzó a sonar, cada instrumento aportaba increíblemente su participación, y la voz de Sara, era simplemente impresionante. Aun así, Rin permanecía perdida en sus pensamientos, pues esas palabras que Sesshomaru le había dicho a Sara, le habían indicado que entre ellos, existía algo más que una mistad. La indignación en su rostro, y esa confianza para indicarle que sin miramientos habría ido a buscarla, habían desanimado a la chica.

No es como si a tan solo dos días de conocerlo, ya lo hubiera apartado para ella, en realidad, sabía que no debía sentirse así. Sin embargo, le era inevitable.

Soltó un suspiro, seguir pensando en todo eso no tenía sentido, lo que debía hacer, era disfrutar de la música y apoyar a su amiga, de cualquier forma, ese había sido el principal objetivo desde haber pisado por primera vez, ese lugar. Pero cuando se dispuso a prestar atención, los brillantes y ambarinos ojos de Sesshomaru, ya se encontraban fijos en ella.

¿Cómo evitarlo? ¿Cómo mantenerse concentrado, cuando esa manera de sentarse y la forma en que sus piernas se cruzaban lo tentaban a no perderla de vista a cada segundo? Y aunque esa irresistible falda descansaba suavemente en sus muslos, debía aceptarlo, se vestía como toda una chica buena. Todo su estilo denotaba romanticismo y feminidad, que a comparación de Sara que vestía de manera extravagante, con un estilo rokero, con zapatos llamativos y mucho maquillaje, la castaña llamaba mucho más la atención. No es como si Sara luciera mal, en realidad, era una chica sexy. Es por eso, que no entendía como es que Rin, con su simplicidad, le parecía aún más interesante, siendo atraído por una sensualidad que parecía ser natural en ella.

Sesshomaru, continúo observándola. Se conocía bien, su gusto en mujeres siempre había sido extravagante, y Rin, era pequeña, linda y tierna, ¿Cómo es que a pesar de haberla conocido hace tan solo dos días, había logrado interesarse tanto en ella? Ni siquiera con Sara había pasado eso y hasta ese momento, era la mujer que más le había interesado, incluso, la mujer por la que había logrado sentir más que deseo.

Entonces, mientras continuaba tocando su guitarra y observaba a Rin perdido en sus pensamientos, sus ojos, por fin llegaron hasta su rostro en donde inesperadamente, se encontró con esos enormes diamantes cobrizos.

Mentiría si dijera que no se sorprendió, pero era fácil para él, controlar sus emociones, así que aparentando una actitud inmutable, continúo con sus ojos en ella. Deseaba saber que había causado en Rin, que expresión demostraría la chica al encontrarse con su mirada. Deseaba saber si en ella, también existía ese interés.

Y entonces lo comprobó, no era su imaginación, sabía que esos hermosos diamantes dorados le trasmitían más que una simple casualidad, más que un encuentro de miradas. Era inteligente, podía verlo en Sesshomaru, el joven la veía con deseo. Rin podía sentirlo, ese joven estaba interesado en ella.

Fue así que, después de que ambos se compartieron una mirada, lo comprendieron. La atracción, era mutua.

Hasta el día en que Sara llevó a sus amigas a conocer a los miembros de su banda, todo iba de maravilla. Todos se llevaron bien, disfrutaban de su compañía y lo mejor era que Sesshomaru cada vez se veía más interesado en ella. Todo su esfuerzo por conquistar su corazón pronto valdría la pena, pues la chica estaba segura que pronto formalizarían una relación, sin embargo, nunca esperó que la presencia de sus amigas, especialmente la de Rin, cambiaría por completo, no solo el ambiente entre los miembros de la banda, sino su relación con Sesshomaru.


Comentarios de la Autora:

No sé si este capítulo les pareció aburrido o muy poco interesante, pero espero que hayan puesto atención, pues al ser un capítulo de transición, la información y todas las conversaciones que se desarrollaron, son la introducción a las personalidades de los personajes así como avisos de la futura trama.

Por otro lado, pido perdón, sé que me tardé y que muchas estaban esperando la actualización de esta historia, pero es que se atravesaron muchos sucesos, además, también decidí ponerla en pausa hasta terminar "Sesshomaru el frio Yokai" y ahora que ya la terminé, puedo continuar y enfocarme completamente en esta.

Espero que este capítulo les haya gustado, y les prometo que en el siguiente habrá más emoción. Agradezco mucho su apoyo y espero que me puedan compartir su opinión. Les mando un fuerte abrazo.