Los nombres de los personajes que utilizo en esta historia; no son de mi pertenencia sino de RUMIKO TAKAHASHI. La historia si es mía y queda prohibida su copia total o parcial.
LOVE SONG
Capítulo 4
Había pasado exactamente una semana desde haberse conocido, y aunque realmente era poco tiempo, el grupo de jóvenes había adquirido rápidamente la confianza necesaria para relacionarse entre sí como si se tratara de viejos amigos. Lo cierto es que la mayoría del crédito era para Inuyasha y Bankotsu, pues sus personalidades abiertas y relajadas, hacían que las dos chicas nuevas rápidamente se acoplaran. Igualmente, la relación entre las tres chicas que ya eran amigas influyó para que tanto Rin como Kagome pudieran sentirse parte de la banda.
Sin embargo, el único que aún se mantenía distante era el joven de pelo plateado que, aunque no le molestaba la presencia de ambas chicas, prefería no involucrarse mucho, ni mucho menos entablar conversaciones. Esto, más que nada porque era meramente una parte de su personalidad. No era conocido por ser sociable, pero si por ser bastante estricto, pues aunque disfrutaba de la compañía de sus amigos, el propósito principal de estar presente eran los ensayos. Si bien, anteriormente aprovechaba las oportunidades para ver y estar con Sara, durante esa semana, la que había sido el principal motor de su interés, había sido esa hermosa chica de bellos ojos cobrizos.
Situación que no fue ignorada por Bankotsu, pues el joven moreno, se había percatado de todas aquellas miradas que Sesshomaru y Rin, habían compartido durante toda la semana, siendo evidente la atracción que sentían uno del otro. En efecto, lo que sucediera entre ellos, no debía ser de su interés, pero tampoco podía negar que era algo que le preocupaba, pues Sara, parecía no haberse dado cuenta de que su amiga Rin, había capturado más el interés de Sesshomaru en una semana, de lo que ella había podido lograr en dos años.
Bankotsu, al estar enamorado de Sara, le inquietaba la idea de que saliera lastimada o que surgiera un mal entendido entre sus amigas. Sin saber que Sara, aun desconociendo lo que pasaba, tenía en sus planes la mejor estrategia para alejar a Rin y a Kagome de cualquier intención que llegaran a tener con Sesshomaru.
Esa tarde, al terminar el ensayo, y como ya era costumbre, los tres jóvenes fueron en busca de cerveza. Un par de tragos fríos después de un ensayo duro, era una buena manera de relajarse. Bankotsu solía tener su refrigerador lleno, pero por prestar atención a sus nuevas invitadas, había pasado por alto reabastecerse de bebidas. Así que esa tarde, los tres amigos, habían salido de casa para ir por las bebidas dejando solas a las tres chicas. Ocasión que Sara aprovechó, para hablar con sus amigas.
Kagome se encontraba sentada en el sofá, Rin veía atenta la exhibición de instrumentos que había en la sala y Sara, terminaba de guardar el atril del micrófono.
Es así que la chica de ojos grandes, observó a sus amigas y después de soltar un silencioso suspiro, tomó la palabra.
- ¿Y bien? – adelantó – Acaso, ¿No van a decírmelo? – pronunció seria, provocando en sus amigas la duda de saber a qué se refería.
- ¿Ah? ¿Decirte qué, Sara? – cuestionó Kagome.
- ¡Por favor! No se hagan las que no saben. Sé que me ocultan algo.
- ¿Qué? Pero, ¿Qué podríamos ocultarte? – indagó Rin compartiendo una mirada desconcertada a Kagome.
- Algo que es referente a los miembros de mi banda. – y tras escuchar eso, Rin, abrió los ojos - ¿Creían acaso que no me daría cuenta? – prosiguió acercándose a su amiga castaña - Nos conocemos hace mucho chicas. Así que, sé identificar cuando una de ustedes se pone nerviosa. – Rin pasó saliva. Acaso Sara, ¿Se refería a Sesshomaru? pero entonces, antes de que dijera otra cosa, Kagome se adelantó:
- ¡Está bien! Lo admito. Sí, me encanta Inuyasha, ¿De acuerdo?
- ¡Lo sabía! – gritó Sara con entusiasmo desviando sus ojos a la azabache – Lo supe desde el primer día. Nunca has sido buena para ocultar tus sentimientos. Te encantó desde que lo viste, ¿No es así?
- Si… tienes razón pero… no es mi culpa. Inuyasha es muy sexy. – confesó entre suspiros, soltándose a reír. Mientras que Rin, disimulando sus nervios, compartió con sus amigas una sonrisa.
- Sí, claro, lo que tú digas Kagome. – dijo Sara, rodando los ojos. – Aunque… no te creas única, también me di cuenta de ti Rin. – pronunció firme, volviendo sus ojos a Rin.
- ¿De mí? – dudó la chica.
- Así es… dime una cosa – suspiró – ¿Aun recuerdas la ocasión en la que nos describiste a Kagome y a mí, la imagen de quien sería tu hombre perfecto? – y al escuchar aquella pregunta, Rin contuvo un suspiro. ¿Qué pretendía Sara? – Claro que lo recuerdas. Tu silencio lo afirma.
- Ah, bueno…
- Mi hombre perfecto, debe ser alto. De ojos hermosos y personalidad encantadora. Que sea amable y cálido, que tenga una sonrisa perfecta, que tenga cabello negro, y que el tono de su piel, sea como el azúcar morena. – pronunció la chica como si se tratara de un poema. Kagome, soltó una risita.
- ¡Cierto! Yo también lo recuerdo Rin- añadió.
- Y si no me equivoco… Bankotsu, cumple con cada característica. – Rin, se aclaró la garganta.
Era cierto. Esas eran las características que de su propia boca habían salido, expresando el tipo de hombre que a ella le interesaba. Y no, no habían cambiado sus gustos. Sin embargo, y aunque era consciente de que Bankotsu era como el hombre que siempre soñó. Al conocer a Sesshomaru, todo aquello había perdido importancia. Porque en ese momento, para Rin, el hombre perfecto era como Sesshomaru. Alto, muy alto, cabello plateado, ojos dorados, mirada depredadora, voz seductora, y piel albina.
- No puedo negarlo amiga. Tienes buen gusto – prosiguió Sara, entre risas cómplices con Kagome.
- ¡Es verdad! Es idéntico a tu descripción. Y debo confesarte que cuando lo dijiste no pude imaginarlo. Pero ahora que lo veo en vivo y a color, creo que sí tienes buen gusto amiga.
- ¡Chicas basta! – interrumpió Rin – Se están adelantando. Bankotsu no me gusta.
- ¡¿Qué?! ¿Pero cómo? ¡Rin, es el hombre de tus sueños! – insistió Sara.
- No niego que sea apuesto, Sara pero… el hecho de que se parezca a lo que dije hace diez años, no significa que sea suficiente como para enamorarme de él. Las cosas cambian, los gustos cambian y los intereses cambian. – Sara, levantó una ceja.
- Bueno… supongo que Rin tiene razón. Yo nunca imaginé que alguien como Inuyasha llegara a interesarme tanto. – comentó Kagome. – La atracción es extraña. No sabemos cómo reaccionará en nosotras, simplemente surge.
- No lo había pensado Kagome. Pero supongo que tienes razón. – afirmó Sara.
- ¿Y tú que nos dices Sara? ¿Alguno de tus amigos te interesa? – indagó la azabache - No es Inuyasha porque ya me habrías golpeado, y tampoco es Bankotsu porque prácticamente se lo ofreciste a Rin, así que... solo queda Sesshomaru. – y la joven observó a sus amigas.
- ¿Sesshomaru? – cuestionó intentando parecer desinteresada. - ¿Por qué me habría de interesar Sesshomaru? - y al escuchar eso, Rin no pudo evitar llenarse de dudas.
- ¡Por favor Sara! te hemos visto. Cada que llegas tu primer objetivo es él. Lo abrazas cada que tienes oportunidad y cuando cantas, no te le despegas ni un segundo. Hasta parece que no te cansas de coquetearle – Sara se soltó a reír.
- ¡Claro que no! Mi actitud con Sesshomaru es la misma que tengo con Inuyasha y Bankotsu.
- No es verdad Sara. Hasta ahora no hemos visto que abraces a Inuyasha o a Bankotsu – confirmó Rin.
- Pero eso es porque a ellos no les gusta. Yo solía ser igual con todos, pero ellos dos me dejaron en claro que les parece incómodo. El único que entiende mi personalidad cariñosa es Sesshomaru – explicó – Es por eso que ven que solo lo hago con él. O ¿Creen que Sesshomaru me da esa confianza por otras razones? ¿Creen que sea porque está enamorado de mí?
Sara conocía perfectamente bien el interés que Sesshomaru tenía por ella, pero decirlo abiertamente a sus amigas, no estaba en sus planes. Lo que quería, era parecer desinteresada para que llegado el momento de tener una relación formal con él, poder presumirles a sus amigas que el miembro más sexy de su banda, se encontraba rendido a sus pies. Pero para eso, primero debía sembrar la duda en ellas. Sin embargo, la respuesta de Kagome, no fue exactamente como esperaba.
- No lo creo… ese tipo se ve que tiene hielo en el corazón. – Rin y Sara se sorprendieron. – Si se dan cuenta, hasta el día de hoy, no ha cruzado palabra ni con Rin ni conmigo. No lo dice pero estoy segura de que no le agradamos. – Sara sonrió.
- No piensen eso. Si, quizás no es muy sociable pero no significa que no le agraden. Yo tardé dos años para poder llevarme así con él. De hecho, creo que soy la única chica con la que tiene este nivel de confianza. – alardeó fingiendo modestia.
- ¡Vaya! Sí que eres perseverante – admiró Kagome – Pero entonces, sabiendo eso, significa que si llegara a enamorarse de alguien (que lo dudo) esa alguien, será una verdadera domadora.
- Supongo que si… - suspiró.
- Aunque sinceramente, no lo imagino con alguien formal. – confesó sincera – Su solo aspecto y actitud me hace imposible creer que podría mantener una relación seria o imaginar que puede ser alguien romántico.
- Entiendo… - sonrió Sara – Pero… no lo juzgues antes de tiempo amiga. Quizá, cuando conozca a la chica indicada, todo eso cambie. Como su amiga, lo único que quiero, es que sea feliz con la chica que conquiste su corazón.
Y con ese comentario, terminó la conversación pues segundos después, los tres jóvenes, llegaron a la sala.
Si bien, el plan de Sara era parecer desinteresada por Sesshomaru para después demostrarles a sus amigas que era ella, la chica que había cautivado su corazón. El resultado de su estrategia no había salido tan bien como esperaba. Pues al negar su interés por él, e incluso, confesar abiertamente su opinión de que algún día llegaría una chica que cambiaría su actitud, fue la puerta abierta que Rin esperaba.
Si su misma amiga lo había dicho, significaba que tenía toda la libertad de coquetear con Sesshomaru, eliminando por completo cualquier indicio de culpa.
- ¡Hemos llegado chicas! – dijo Inuyasha mostrando con alegría, bolsas llenas de cerveza.
- ¡Qué bien! Creí que se habían perdido, tardaron mucho – adelantó Sara.
- Ya estamos aquí, tranquila. – respondió el joven rodando los ojos. – Ten, tomate una y sé feliz. – la chica tomó la cerveza y dándole un trago se acomodó a lado de Sesshomaru.
- ¿Saben? Es la primera vez que se quedan hasta tarde – comentó Bankotsu – ¿Debo pensar que se debe a que compraríamos cerveza? – cuestionó juguetón levantando una ceja. Ambas chicas, rieron.
- ¡No, no! – adelantó Rin con una sonrisa - Es por el día. Hoy es sábado así que tenemos más tiempo, entre semana es complicado por los horarios de clases, es por eso que hoy podemos descansar. – explicó.
- ¡Perfecto! – expresó Inuyasha con una gran sonrisa.
- Bueno, entonces aprovechemos. ¿Quieren una cerveza? – ofreció el moreno. Pero antes de que alguna de las chicas pudiera responder, Sara se adelantó.
- Limítate con Rin. Ella no bebe alcohol. – y al escuchar eso, todos voltearon a verla.
No era como si se tratara de adolescentes. Cada uno tenía entre veinte y veintitrés años, por lo tanto, eran libres de poder consumir alcohol, pero realmente la edad no era lo que más les parecía extraño, sino que existiera alguien a quien no le gustara beber.
Y ese era justamente el motivo de Sara. Desde siempre, le había molestado esa actitud en su amiga, pues le parecía ridícula la idea de que no le gustara. En realidad, estaba segura de que era por influencia de sus padres. Pocas veces llegaba tarde, pocas veces salía y siempre se mantenía concentrada en sus libros. La verdad era que no quería perjudicarla, lo único que buscaba era que disfrutara de su juventud y de su vida, es por eso que decirlo frente a todos, había sido su mejor idea para que lograran convencerla a dejar sus prejuicios.
Sin embargo, no resultó como esperaba. Más que nada con Sesshomaru, pues él, simplemente se había limitado a suspirar y comprobar lo que ya había pensado. Rin, era toda una chica buena.
- Ah, bueno… - tartamudeo Rin, pues después de que su amiga lo dijera, todos habían guardado silencio.
- ¿Por qué no bebes alcohol? ¿Estas enferma? – cuestionó Inuyasha.
- No, no estoy enferma es solo que…
- Sus padres podrían molestarse, ¿No es así Rin? – interrumpió Sara. Y aunque la manera en como lo había dicho parecía sonar como la de una amiga comprensiva, lo cierto es que; se estaba burlando.
- Ja, ja ¡tranquila Rin! – añadió el joven – Ya eres un adulto, no necesitas su permiso.
- Lo sé. Y no se trata de eso – suspiró.
- Bueno, entonces si lo que te preocupa es embriagarte, entonces solo toma un par. Dos cervezas no serán suficientes para que pierdas los sentidos. – objetó Bankotsu con una sonrisa.
- ¡Vamos, solo tómalas! – insistió Inuyasha - Al fin, las compramos para ustedes, no puedes rechazarlas…
Los jóvenes solo intentaban que la chica, tomara confianza y dejara sus prejuicios. No solían embriagarse, simplemente les gustaba disfrutar de un par de tragos y buenas conversaciones. Y esa noche, querían lo mismo pero ahora, compartiendo un agradable momento con sus nuevas amigas, sin embargo, desconocían el verdadero motivo tras la acción de Sara y la verdadera razón por la que Rin no bebía.
Es así que, mientras más insistían, la castaña, mas incómoda se sentía. No solo porque gracias a las palabras de su amiga, los chicos ya tenían en la mente que era por miedo a sus padres (que era algo vergonzoso) sino porque también, no dejaban de reírse.
Sabía que Sara no comprendía su opinión con respecto al alcohol, pero llevarla a soportar sus insistencias, no era para nada agradable.
Kagome, que también conocía a su amiga, de inmediato advirtió el sonrojo que comenzaba a subir por el rostro de Rin, así que se dispuso a interponerse y explicar de una buena vez la verdadera razón. Pero cuando tomó aire para hablar, sin esperarlo, Sesshomaru se adelantó.
- ¡Es suficiente!– pronunció poniéndose en pie. – Acaso, ¿No ven que la están incomodando? – la chica, volteo su mirada a él. Entonces, Sesshomaru, se dirigió a Rin - No te gusta ¿No es así?– preguntó - No se trata de tus padres ni de tener miedo a embriagarte. Simplemente, no te gusta. – concluyó, mirándola con tranquilidad.
Si, quizás no era algo común, pero tampoco era algo anormal, ni mucho menos, lo suficientemente importante, como para provocar que sus mejillas se sonrojaran de vergüenza. Si la chica no bebía como todos, no era motivo para que la trataran diferente. Lo que debían hacer, era respetarla.
- Si, así es… - suspiró la chica sintiendo su cuerpo temblar. Pues no solo era la primera vez que Sesshomaru se dirigía a ella, sino que también, la había defendido ante todos. El joven desvió su mirada.
- Desde que comenzó esta conversación, intentó explicarles. Sin embargo – añadió mirando con desdén a sus amigos – En lugar de prestarle atención y dejarla hablar. Continuaron insistiendo. ¿No saben lo que es respetar un no?
- Sesshomaru tiene razón – adelantó Sara. – Si desde un principio Rin dijo que no. No fue correcto que insistieran. Deben aprender a respetar…
Pero aunque su intervención fue claramente para verse bien ante Sesshomaru. Este, no lo tomó de esa manera, pues para el joven, había sido evidente que la misma Sara los había provocado. Por lo que el desagrado en su mirada, fue completamente claro.
- Toma ese consejo también para ti, Sara – respondió irritado, y sin decir más, volvió a tomar asiento.
Fue más que clara la sorpresa en Sara, pues a pesar de todo el tiempo de conocerse, Sesshomaru nunca le había hablado de esa manera, pero para evitar otro momento incómodo, Bankotsu intervino.
- Supongo que es cierto - suspiró el joven – Lo lamento Rin, no quise hacerte sentir incómoda.
- Si… yo tampoco Rin – añadió Inuyasha.
- Bueno pero, no traje otra cosa para beber. Así que…
- Tranquilo – interrumpió Sara - Rin puede prepararse un café, ¿No es así Rin?
Rin no entendía lo que pasaba, pues la amabilidad de Sara en ese momento, más que ser comprensible, parecía sarcástica.
- Ustedes no saben, pero Rin, sabe preparar un café delicioso, ¿Verdad que sí, amiga?
- Ah, si… así es. – respondió tímida.
- Más que eso – añadió Kagome, advirtiendo por completo las intenciones de Sara. – El café que prepara Rin, es tan delicioso que incluso, es mundialmente famoso.
- ¡¿En serio?! Me encantaría probarlo – dijo Inuyasha mirando a la castaña.
- A mi también – adelantó Bankotsu – Pero… creo que en lugar de poner a trabajar a Rin, ¿Qué les parece si en el siguiente ensayo, en lugar de comprar cerveza, encargamos café y lo bebemos juntos? Así acompañamos a nuestra amiga – sugirió animado.
- ¡Me parece buena idea! – secundó Kagome.
- ¡Está decidido! – dijo Inuyasha y tras reírse, el momento de tensión que comenzaba a sentirse, terminó.
Así mismo, y después de que Bankotsu le diera la confianza a Rin, está se dirigió a la cocina para poder preparase un café. Pero, lo cierto es que… a pesar de que todo había cambiado de dirección gracias a la intervención de Sesshomaru, el sentimiento incómodo aún continuaba dentro de la castaña.
Ese tipo de situaciones eran muy comunes y la verdad era que, tener que soportar las burlas y miradas de incredulidad, era difícil. Pero a pesar de todo lo entendía. Porque en aquellas fiestas o reuniones, se encontraba con personas que no la conocían, que no eran sus amigos o amigas, así que de alguna forma, debía hacerse a la idea de que en algún momento, tendría que lidiar con eso. Pero esa noche, pensó que todo sería diferente, pues se encontraba en confianza, con sus dos mejores amigas y con tres chicos que realmente le agradaban. Es por eso que planeaba decirlo, y apoyada de sus amigas todo pasaría rápido. Sin embargo, no espero que de la misma boca de Sara, todo resultara igual. Con burlas, miradas y saberse juzgada simplemente por sus gustos.
En fin, mientras observaba la taza donde serviría su café, y perdida en sus pensamientos, cerró los ojos, soltando un suspiro. Cuando regresara con ellos, todo debía parecer normal, todo debía volver a ser normal. Se decía, pero mientras intentaba tranquilizarse, una voz, la interrumpió repentinamente.
- ¿Mundialmente famoso? – escuchó de pronto y aunque fue clara su sorpresa al escuchar una voz, cuando volteo para saber de quien se trataba, esa sorpresa aumentó al ver que se trataba de Sesshomaru.
- ¿Sesshomaru? – suspiró, al mismo tiempo en que fue lo único que pudo decir, pues verlo parado justo en la entrada de la cocina, con esa actitud tan sensual que lo caracterizaba, no le permitió pensar en algo que no fuera el recorrerlo completamente con sus ojos.
- Dime ¿Es cierto? – continuó él, acercándose a Rin – ¿El café que preparas es… mundialmente famoso? – pronunció levantando una ceja. Rin bajó la mirada.
- Bueno… quizás el "mundialmente famoso" fue un poco exagerado. – sonrió coqueta.
- Ya veo. Que lastima – suspiró el joven llevándose una mano a la boca. – Me habría gustado probar un café tan famoso. – confesó, mirando a la castaña. Ella, contuvo el aliento. Estaba claro, Sesshomaru no había ido solo para hablar de café.
¡Y era totalmente cierto! Desde haberla visto retirarse a la cocina para preparar su café, el joven peli plateado, había sentido el impulso de ir tras ella, sin embargo, no lo hizo al instante porque dentro de él, se había reprimido creyendo que lo mejor era mantenerse al margen, al fin, era amiga de Sara. Pero "lamentablemente" no había podido contenerse. Fue así que, sin prestarle atención a nada más que no fueran sus deseos, se levantó y guiado completamente por sus instintos se encaminó a la concina.
Desde hace días había deseado hablar con la chica, estar a solas con ella, conocerla y tenerla cerca, pero por una cosa o por otra, no había podido hacerlo, por lo que acompañarla mientras se preparaba su café, era la excusa perfecta.
- No es necesario que sea famoso para que lo puedas probar – añadió ella. – Si gustas puedo prepararte un poco. – pero el joven simplemente la observó mientras volvía a confirmarlo. Era una chica, totalmente preciosa.
- No hace falta… - suspiró, mostrando la cerveza que tenía en manos. Dicho eso, ambos guardaron silencio.
Después de comprender el gesto e intentando parecer tranquila, Rin continuó preparándose su taza de café. Pero por más que se esforzaba en disimularlo, no podía evitar sentirse nerviosa ante la visita de Sesshomaru, pues sabía que sus dorados ojos la observaban. Podía sentir como su mirada la seguía hasta en el más mínimo detalle, y como parecía sentirse la presa de ese hombre. Una presa, dispuesta a ser atrapada. Porque por más que intentara, no podía evitar sentirse tremendamente atraída por él, mucho menos porque aquella pequeña cocina ya se había inundado de su delicioso perfume de hombre.
Por otro lado, el joven peli plateado aunque sabía que estar ahí parado junto a la chica era algo extraño, también era algo que no podía evitar. Si, sus impulsos lo habían dominado, se había levantado y se había dirigido a la cocina para poder conversar con ella como tanto deseaba pero, ahora que estaba ahí, no encontraba de que hablar. No sabía que otra cosa hacer más que contemplar como un idiota, su radiante belleza.
Pero afortunadamente, y antes de que el ambiente comenzara a ponerse incómodo, la chica, tomó la palabra.
- Ah, por cierto… gracias. Por defenderme. – dijo, dirigiendo su hermosa mirada a él. Sesshomaru, contuvo el aliento.
- No hice gran cosa – respondió al fin.
- Si bueno… - suspiró – Quizás no parezca gran cosa, pero aun así…
- Lo siento – adelantó. Rin lo observó – No quise decirlo así.
- No, no, lo entiendo. Realmente no fue algo tan importante.
- Si ese tema, llegó al grado de incomodarte, entonces si es importante. – afirmó serio. Rin, contuvo un suspiro. – Es por eso que, me retracto de mi anterior respuesta. No hay de qué. – la chica, bajó la mirada.
- Bueno, supongo que tampoco lo hicieron a propósito.
- Probablemente – confirmó – Pero aun así, no vuelvas a permitirlo. Siempre deja en claro tus preferencias, aun si se trata de tus amigas. El hecho de hablar sobre lo que no te gusta, no debe ser difícil, porque independientemente de lo que se trate, todos deben respetarlo.
Rin, no dijo nada. Analizó las palabras de Sesshomaru y después de morderse los labios, sonrió.
- Si… tienes razón. – pero entonces, para evitar que ese gesto fuera suficiente como para atraparla y besar sus tentadores labios. El joven prefirió desviar la mirada y preguntar de una vez, lo que rondaba por su cabeza.
- ¿Ya lo había hecho anteriormente?
- ¿Eh? – dudó ella.
- Sara, ¿Ya había hecho ese tipo de comentarios antes? – Rin pasó saliva.
Si bien, no era la primera vez, ya había pasado tiempo en que su amiga, no demostraba tan abiertamente su desacuerdo a que no bebiera. Es por eso que ese día, también a Rin, le había sorprendido mucho la actitud de Sara. Pero lo que más le intrigaba en ese momento, era conocer el motivo por el que Sesshomaru le preguntaba.
- Bueno… - suspiró – Sé que nunca ha aceptado mi palabra. Cree que mis decisiones y acciones, son meramente influenciadas por mis padres. Como si yo no tuviera un criterio propio. – confesó desanimada. – Pero aun así, no tomo a mal sus comentarios. Sé que lo que busca es que… me divierta como ella lo hace. – pero el joven, levantó una ceja.
- Y ¿Si fuera así? – preguntó de pronto, confundiendo a la castaña. - ¿Si se tratara de tus padres? ¿Tendría algo de malo?
- Ah, bueno…
- El hecho de honrar a tus padres, obedeciendo sus órdenes, no tiene nada de malo, ¿Sabes? No lo considero algo de que avergonzarse. – Rin, lo observó – Si bien, no es tu caso, igualmente, no tendría por qué entrar en tela de juicio tu decisión. ¿No lo crees?
- ¿Por qué estás tan seguro de que no es mi caso? – cuestionó incrédula.
- Porque te vi. – y comenzando a caminar, se acercó a ella. – Desde que se te ofreció, no vi en tu mirada ni la más mínima pizca de interés. Tu rechazo hacia el alcohol, fue auténtico. No fue influenciado por tus padres, ni por prejuicios. Simplemente fuiste sincera.
Y aunque las palabras del joven eran ciertas, lo que había cortado la respiración de la chica, no fue solo el saber que Sesshomaru no la perdió de vista durante todo ese tiempo, sino el hecho de tenerlo tan cerca. Por lo que mantenerse firme y no demostrarle sus deseos por robarle un beso, se había vuelto aún más difícil para Rin.
Aun así, no dejaría pasar lo que estaba sucediendo. Eran obvias las intenciones de Sesshomaru, no había ido hasta la cocina solo para preguntarle sobre su café. Por lo tanto, si él había dado el primer paso, ella respondería.
- No sabía que fueras tan observador – respondió sin apartarle la mirada.
- No suelo serlo. – y tras eso, Rin, soltó una risita. - ¿Qué?
- Nada… es solo que… tampoco sabía, que fueras tan conversador. – Él, levantó una ceja.
- Realmente no lo soy.
- Si, lo eres – afirmó coqueta – Fue cómodo hablar contigo. De hecho, no fue como lo imaginaba.
- ¿Y qué te imaginabas? – cuestionó acercando su rostro a la chica.
- Imaginaba que… no eras alguien con quien podría entablar una conversación interesante. Pero parece que me equivoqué. También… – añadió en un suspiro – Veo que tampoco eres tan gruñón como pensé. – y al escuchar eso, Sesshomaru soltó una risita.
No sabía que era, tampoco sabía cómo, pero efectivamente, era inevitable para Sesshomaru, no sonreírle a ella.
- ¿Lo dices porque durante todos estos días, nunca cruce una palabra contigo? – cuestionó, comprendiendo a la perfección sus palabras.
- Y porque tu semblante siempre parece serio. – afirmó - Pero me volví a equivocar, parece que si sabes sonreír. – y el joven, volvió a caer.
- No te equivocaste del todo. – aseguró.
- En ese caso. Significa que, ¿No te desagrado? – preguntó juguetona.
- Nunca dije que me desagradaras.
- Bueno – suspiró, y bebiendo un sorbo de su taza, volvió su mirada a él – Me alegra escucharlo. – justo después, apartándose de él, se encaminó a la puerta. – ¿Regresamos?
Y Sesshomaru, con mirada incrédula, sintiendo el pulso acelerado observó fijamente a la chica, se enderezó. Y después de soltar un suspiro, se encaminó detrás de ella.
Comentarios de la Autora:
Si…. Ya lo sé. Me estoy tardando mucho pero… bueno, ya ni explicarles todo lo que me pasa. Solo espero que de corazón continúen leyendo. No voy a permitir que esta historia se quede a medias, planeo terminarla pero para eso, necesito tiempo y comprensión. Por lo que agradezco muchísimo a mis lectoras fieles que a pesar de todo, continúan apoyándome. De verdad que me hace muy feliz ver sus Reviews.
Con respecto al capítulo. Desde que comencé con las primeras ideas para esta historia, planee algo diferente. Tanto con la personalidad de los personajes, como con la trama. Quiero involucrar temas reales, problemáticas que pueden pasar en la vida real, pero claro, sin dejar de lado la ficción. Un ejemplo de problemáticas reales, sería el caso de Rin y su disgusto por el alcohol. Si bien, pudo parecer un tema sin mucha importancia, créanme que no lo es. Y aunque no le di mucha profundidad, queda implícito el conflicto social con el que Rin suele tener dificultades, solo porque no le gusta una bebida que es mundialmente consumida. Otro ejemplo seria, la conversación entre las 3 amigas y las intenciones de Sara. Con esto me refiero a ese tipo de temas.
Pero bueno, espero que les haya gustado. Por hoy es todo, no se les olvide dejarme su opinión. Nos leemos en el siguiente capítulo que espero no se tarde tanto y como siempre, les mando un fuerte abrazo.
