Los nombres de los personajes que utilizo en esta historia; no son de mi pertenencia sino de RUMIKO TAKAHASHI. La historia si es mía y queda prohibida su copia total o parcial.
LOVE SONG
Capítulo 5
-Realmente creí que a Sara, sí le interesaba Sesshomaru – comentó Kagome, mientras caminaba con Rin.
- Sí, yo también lo creí. Pero… por sus palabras, parece que solo es una amiga cariñosa. Incluso, le agrada la idea de que Sesshomaru conozca a un achica que de verdad pueda ganarse su corazón.
- Si… supongo que de verdad aprecia a esos chicos. Hasta parece que ya tenía planes de emparejarnos con Inuyasha y Bankotsu. – añadió curiosa.
- Sí, eso parece - sonrió Rin.
- Y… aunque rechazaste la idea de Bankotsu, vi que también callaste tu interés por el chico malo. – agregó Kagome mirando a su amiga. Rin, bajó la mirada.
- Kagome…
- Tranquila, Rin – interrumpió – Sé porque lo hiciste. Y te entiendo, si yo tuviera la misma suerte que tú, tampoco le hubiera dicho sobre Inuyasha. – y tomando del brazo a su amiga, continuaron caminando.
Lo cierto era que, Kagome lo sabía, simplemente que fingía no estar enterada, pues al conocer lo sensible que era Rin. Decirle que la "mala suerte" que tenía, era falsa, no estaba en sus planes. Pero por más que cuidara ese detalle, desconocía que Rin, ya estaba enterada de todo.
La castaña sabía que no se trataba de mala suerte, o quizás, pensar que si, era la mejor solución. Pues la idea de pensar mal de su propia amiga, era imposible para ella.
Lo que sucedía era que; cada vez que un muchacho capturaba el interés de Rin y en confianza se los comentaba a sus amigas, de alguna forma, con el tiempo, el tipo terminaba enamorado de Sara. Al principio la castaña creyó que quizá la belleza de su amiga había superado la suya y que esos muchachos simplemente habían elegido. Sin embargo, se convirtió en algo extraño cuando siempre pasaba lo mismo.
Rin era una buena amiga y culpar a Sara no era parte de su personalidad. Incluso justificaba todas las veces en las que prácticamente le ganaba al muchacho, pero en esta ocasión era diferente. Cuál fuera el motivo real de su "mala suerte" no permitiría que sucediera con Sesshomaru. El joven realmente le interesaba, por lo tanto, con él, no dejaría que Sara se le adelantara.
Así que callar, había sido lo mejor.
- Por cierto Rin… –dijo Kagome – ¿Qué traes en esa mochila?
- Ah, traje un poco de café. – respondió sonriente.
- ¿Qué? ¿De verdad lo trajiste? – cuestionó sorprendida. – Pero acordamos que lo mandaríamos pedir para que no trabajaras.
- Bueno es que… Me sentí avergonzada por lo que pasó la última vez. Compraron muchas cervezas porque creyeron que yo también bebería pero...
- Como si fuera molestia para ellos el terminárselas. – afirmó, rodando los ojos.
- Aun así… es mi manera de pagar por invitarnos esa noche. – Kagome sonrió con ternura. Su amiga, era todo un encanto.
- Les va a encantar tu café, Rin. – dijo segura, abrazando con cariño a su amiga.
- Eso espero. – suspiró. Poco después, llegaron a casa de Bankotsu.
Pero cuando ambas chicas se encontraban frente a la puerta de entrada, y observaron aquella motocicleta, entre risitas, Kagome volteo su mirada a Rin.
- Entonces… - burló.
- ¿Qué?
- Mi hipótesis fue correcta, ¿No es así? – y volteando sus ojos a la motocicleta, Rin, sonrió por debajo, recordando lo que había pasado el sábado en la noche.
Flashback:
- ¿Ya se van? – cuestionó Inuyasha entre lamentos.
- Si, ya casi es la una, así que…
- Deben irse porque si no, los padres de Rin la reprenderán. – burló Sara, mientras guiada por sus mareos se dejó caer en el sillón.
- Si, así es. – afirmó Rin con seguridad. Y aunque sabía que su amiga ya estaba ebria, no pudo evitar su disgusto. Por esa noche, ya era suficiente de estar burlándose de ella. – Bueno… - suspiró. – Nuevamente, muchas gracias. Ya nos vamos. – y al momento, las chicas se dirigieron a la salida, pero sin esperarlo, Sesshomaru habló.
- ¿Y cómo piensan irse? – a lo que Rin y Kagome, voltearon sorprendidas.
- Ah, un Uber vendrá por nosotras. – respondió la azabache, intentando disimular su sorpresa, pues era la primera vez que el chico malo, les dirigía la palabra. Mientras que Rin, mirando a Sesshomaru, no dijo nada.
Entonces, él agregó:
- No es seguro que se vayan solas.
Y con eso, ya no fue necesario que el joven peli plateado dijera otra cosa. Estaba más que claro que decirles eso a las chicas, era por su intención de acompañar a Rin. Y aunque, solo deseaba llevarla a ella, tampoco era tan desinteresado por la otra chica. Sabía que a esas horas de la noche era peligroso que regresaran solas a casa, pero confiaba en que Bankotsu podía ayudar a la azabache para que él, con toda libertad, pudiera enfocarse únicamente en la hermosa castaña.
Pero desafortunadamente, antes de poder ofrecer su ayuda como lo había planeado, el imbécil de su amigo, se adelantó.
- Sesshomaru tiene razón. Yo puedo llevarlas a ambas a su casa, en mi camioneta. - Y en ese momento, Sesshomaru deseo arrancarle la cabeza. ¡Era un imbécil entrometido!
- ¿De verdad? ¿No es mucha molestia? – preguntó Kagome.
- Claro que no - respondió el joven, con una sonrisa.
- Ah, pero… - dudó Rin, dirigiendo sus ojos a las botellas vacías que yacían en el piso.
- Tranquila – adelantó el moreno – No estoy como Inuyasha. Y ni en lo más mínimo como Sara. – indicó - Solo bebí un par y como te dije antes, dos cervezas, no son suficientes como para perder los sentidos.
- ¿Qué dices imbécil? ¡Estoy bien! – interrumpió Inuyasha. – Es más, yo las llevaré a casa. ¡Vamos chicas! Traje mi auto. – pero al intentar levantarse, el joven, perdiendo el equilibrio, volvió a caer acostado en el piso.
- Será mejor que tú te lleves a Inuyasha – indicó Bankotsu a Sesshomaru, haciéndolo fruncir el ceño inmediatamente.
- Si tanto te importa. ¿Por qué no te lo llevas tú?- respondió molesto.
- Porque es tu hermano. – indicó seguro. – Y porque ustedes viven juntos.
- Eso no me hace su niñera. – objetó - Debió de haberlo pensado antes de embriagarse así.
- ¡Sesshomaru tiene razón! – intervino Sara, entre hipos. – Nosotras somos las chicas. Nosotras somos quienes debemos recibir ayuda.
Y al escucharla, Sesshomaru volteo su mirada a ella.
Si, le gustaba la chica, y tenía sentimientos por ella, pero a pesar de todo, seguía sin aceptar su manera de beber. Lo admitía, a él también le gustaba el alcohol y disfrutaba beberlo, pero no al punto de llegar a perder los sentidos, el equilibrio o la manera correcta de pronunciar las palabras. Además, debía aceptarlo, cuando Sara se embriagaba, su manera de portarse era insoportable y siendo sincero, no deseaba lidiar con ella en ese estado, al menos esa noche, no lo deseaba.
- En ese caso, llévalas tú. – mencionó Sesshomaru. Bankotsu, volteó sorprendido. Y tras un suspiro de insatisfacción, por fin aceptó. – Yo me llevaré a Inuyasha.
Bankotsu lo había notado. Por primera vez, su amigo no estaba dispuesto a ayudar a Sara. Y aunque de alguna forma lo entendía, ya que cada vez que la chica se embriagaba optaba una personalidad intolerable. Anteriormente no había sido un problema. En realidad, ya estaba implícito que Sesshomaru siempre la llevaba a su casa, pero en esta ocasión, confirmaba nuevamente, que algo en Sesshomaru, había cambiado.
El joven moreno no dijo nada, no era el momento, ni mucho menos era de su incumbencia. Así que, sin más, aceptó.
- De acuerdo – sonrió, disimulando su suspiro.
- Pero llévalas en el auto de Inuyasha. Yo me llevaré la camioneta y ahí mismo subiré mi motocicleta. – y al escucharlo Rin y Kagome, se compartieron una mirada. Como lo habían sospechado, el chico malo, era el dueño de la motocicleta.
- ¡¿Qué?! – expresó Bankotsu, claramente en desacuerdo. – Y ¿Por qué no te llevas a Inuyasha en tu motocicleta?
- No pienso subirlo a mi motocicleta en ese estado. – confesó y sin ser su intención, reflejando así, su preocupación por su hermano.
- Entonces llévate su auto – agregó el joven.
- Tampoco pienso dejar aquí mi motocicleta. – replicó y Bankotsu, rodó los ojos.
Conocía lo mucho que su amigo amaba aquella motocicleta, y negociar con respecto a ella no tenía sentido. Pero de hecho, que se llevara su camioneta tampoco era algo de su agrado. Aun así, debía admitir que era el mejor plan, más que nada si ganaba algo a cambio.
- ¿Crees que Inuyasha se moleste si uso su auto? – preguntó curioso mientras volteaba a ver como su amigo, había caído completamente dormido. Sesshomaru, sonrió.
- Por supuesto – y con esa respuesta, Bankotsu también sonrió.
- De acuerdo. Entonces, así será.
Mientras tanto, Rin y Kagome se miraron, compartiendo la opinión de que esos tres amigos, demostraban su afecto de manera extraña.
Finalmente, en el orden que habían planeado, todos se fueron. Sin embargo, tanto Rin como Sesshomaru, quedaron inconformes, pues a través de miradas, habían declarado sus deseos de que el orden, hubiera sido diferente.
Fin del Flashback.
- Si… - suspiró – Tenías razón. Es de Sesshomaru.
Y con una sonrisa, Rin guardó para ella, ese deseo de querer subirse a aquella motocicleta, en compañía de Sesshomaru.
Justo después, entraron a casa de Bankotsu.
Ese día, y como ya era de costumbre entre los miembros de la banda. Todos llegaron a tiempo, pero en esa ocasión, comenzaron de manera diferente.
- Bien… - comenzó Sara. – ¿Estamos de acuerdo con que los ensayos de la semana pasada, fueron un rotundo fracaso? – los tres jóvenes, se miraron entre sí, confirmando su respuesta. – Bueno, ya confirmado, ¿Cuáles son sus sugerencias? – cuestionó entre suspiros.
- ¡Espera Sara! – intervino Kagome – No entiendo, ¿Cómo que fueron un rotundo fracaso? – Rin observó a su amiga. Ella tampoco lo comprendía.
- Como sabrán amigas, en tres semanas tendremos nuestro primer concierto pagado. Pero al ser prácticamente novatos, nuestro show debe ser de una hora, sin ningún descanso o intermedio. – explicó la chica.
- Este primer concierto es muy importante – añadió Inuyasha – Porque este, será la imagen y primera impresión para todos los que nos escuchen. De este concierto dependerá nuestras futuras presentaciones.
- Lo que buscamos es demostrar nuestro talento y nuestra profesionalidad, otorgando un show intenso y con mucha energía.
- Para eso – añadió Bankotsu – Debemos tener la condición necesaria. Lo que quiere decir que durante esa hora, debemos entregar un show lleno de energía sin el beneficio de poder descansar.
- Y como lo habrán notado… en los ensayos de la semana pasada… no logré terminar el esquema – confesó desanimada. – A la mitad del repertorio, me quedaba sin voz. Y si sigo así… decepcionaremos no solo al público, sino a quien nos contrató. - Rin y Kagome, se compartieron una mirada.
- No imaginé que fuera tanto trabajo – dijo la castaña.
- Opino lo mismo – mencionó Kagome. – Ojala pudiéramos ayudar en algo…
- ¡Claro que pueden hacerlo! – intervino Inuyasha – Ustedes han sido nuestro público, han visto y escuchado lo que nosotros tal vez hemos pasado por alto.
- ¡Tienes razón Inuyasha! – comentó Sara con entusiasmo. – Ustedes chicas, realmente pueden ayudarnos.
- ¿Pero, como? – cuestionaron.
- ¡Tranquilas! Nosotros les haremos unas cuantas preguntas y solo deben responder con sinceridad. Sus mismas respuestas nos ayudarán a percatarnos de lo que debemos acomodar, ¿Qué dicen?
- Si podemos ayudar de esa manera. ¡Claro que sí! – respondió Rin.
- Muy bien, entonces…
- Ah, pero… aprovechando – interrumpió la castaña – Les traje algo – agregó, con sus mejillas sonrojadas, y todos, en especial Sesshomaru, la observaron.
- ¿Nos trajiste algo? – repitió Inuyasha con interés.
- Si… bueno – y tomando su mochila, suspiró. – Preparé un poco de café y lo traje para compartirlo con ustedes. – y tras escuchar eso, el joven peli plateado, soltó aire.
- ¡Es verdad! Hoy compraríamos café para todos, pero ¿Por qué lo trajiste tú Rin? – preguntó Bankotsu.
- Porque… no es solo para agradecer que nos hayan invitado todos estos días, sino también como una disculpa. – todos guardaron silencio. Sesshomaru, la observó atento. – Si les hubiera dicho desde antes que no bebía, no hubieran comprado tantas cervezas. Solamente los hice gastar.
- ¡Ja! – adelantó Inuyasha – Tranquila Rin, no debes preocuparte por eso. Nunca hay cervezas de más.
- Así es – añadió Bankotsu – Sara e Inuyasha se encargaron de beber las que compramos para ti.
- ¡Por favor, no bebí tanto! – replicó la chica de ojos grandes.
- Si lo hiciste Sara. – intervino Sesshomaru, provocando en Sara una extraña incomodidad.
- De cualquier forma – continuó Rin – Me gustaría que pudieran probarlo.
- ¡Claro que sí! – dijeron Inuyasha y Bankotsu.
Así, con una sonrisa, la chica sacó de su mochila el enorme termo donde había guardado su delicioso café. Y con ayuda de Kagome, se dirigió a cada asiento ofreciendo un vaso a cada uno de sus amigos, quienes al probarlo, quedaron completamente fascinados.
- ¡Vaya! De verdad es delicioso – expresó Inuyasha.
- ¡Sí que lo es! – afirmó el moreno. – ¿Cómo lo preparas, Rin?
- No puedo decirte, es un secreto – respondió sonriente, acercándose a su amiga.
- Muchas gracias amiga. No sabes lo mucho que me encanta tu café. – Rin, sonrió agradecida. – Pero, estaría mejor si lo acompañamos de galletas – agregó curiosa – De hecho creo que vi un paquete en la cocina. ¡Iré a buscarlas! - y poniéndose de pie, se encaminó a la cocina.
- ¡Hey Sara! – habló Bankotsu. - ¿Por qué siempre revisas mi cocina?
Y después de reír tras esa escena, Rin, finalmente se dirigió hasta donde se encontraba Sesshomaru.
El joven, como siempre. Se encontraba apartado de todos. Es así que no solo por ese motivo Rin lo había dejado hasta el último, sino también, porque deseaba cruzar más que un par de palabras con él. Al fin, después de aquella conversación en la cocina, había adquirido confianza.
Entonces, tomando aire, caminó hacia a él. Y estando ya de frente, habló.
- ¡Y aquí está! "Mi mundialmente famoso, café" – y tras escuchar eso, el joven, sonrió. - ¿No quieres probarlo? – cuestionó juguetona. Sesshomaru, suspiró.
- Claro. ¿Me darías un poco?
- ¡Con gusto! – y acompañado de una sonrisa, la chica, tomó un vaso, sirvió el café y con una mirada coqueta, se lo entregó a Sesshomaru.
Pero a diferencia de con los demás, en lugar de entregarle el vaso e irse, Rin se quedó parada frente al joven, pues deseaba ver con sus ojos, la expresión que tendría al probar su café. Sesshomaru que advirtió sus intenciones, desvió la mirada y soltando aire, dio el primer sorbo. Pero la primera impresión, no fue como ella esperaba, pues el joven, levantando una ceja, separó su boca del vaso y con una mirada indescriptible, observó su bebida.
- ¿No te gustó? – cuestionó preocupada. Sesshomaru, dirigió sus ojos a ella y con una mirada que no era exactamente una sonrisa, respondió sincero:
- No. En realidad… me encantó. – y después de un suspiro de alivio, la castaña, sonrió complacida. – Solo que…
- ¿Eh? ¿Qué pasa?
- Está frio. – Rin, abrió los ojos.
- Ah, bueno… sí. De hecho, tiene hielo.
- Eso lo noté – respondió serio. – Me refiero a que. Imaginé que sería caliente, como el que estabas preparando esa noche.
- ¡Oh! Ya entiendo – sonrió – Aunque nunca mencioné exactamente cuál era mi famoso café. Supongo que es normal el que te hayas confundido.
- ¿No estaba implícito al ofrecerme uno? – cuestionó.
- Hm, no…
- ¿Entonces, porque lo hiciste? – indagó curioso.
- Porque soy amable. – dijo sin más, provocando en el joven una extraña inquietud, pues su manera de hablar era tan clara como intrigante y tan dulce como sensual.
- Ya veo. – suspiró él.
- En fin – sonrió ella - Me alegra que te gustara – y dicho eso, planeo retirarse. Pues ya sentía ese momento como una victoria, sin embargo, no esperó que el joven la detuviera.
- ¡Espera! – la chica, volteó sorprendida. - ¿Podrías darme más?
- Por supuesto. – repondió.
Y después de compartir con el joven, una mirada llena de sensaciones, finalmente, la hermosa chica dio media vuelta, dejando a Sesshomaru disfrutar de su encantadora manera de caminar.
- ¡Bueno, ahora que ya traje las galletas y que Rin nos dio de su delicioso café! Podemos comenzar. – habló Sara, entrando a la sala.
Y entonces, Bankotsu quien había llegado junto con Sara, se acomodó en su asiento. Sesshomaru y Rin hicieron lo mismo e Inuyasha y Kagome que estaban conversando, también se acomodaron en su lugar.
- Creo que, debemos admitir que el esquema de canciones no es el mejor. – indicó Inuyasha.
- ¿Por qué no? ¡Son canciones increíbles! – objetó Sara.
- No estoy diciendo que sean malas. Sino que, por lo mismo de su intensidad, son lo que terminan agotándote.
- Estoy de acuerdo con Inuyasha – añadió Bankotsu. – Son increíbles, pero creo que tocarlas todas esa noche, no acabaría bien y lo que buscamos es, no solo darle al público un buen show sino también…
- Calidad. – completó Sesshomaru. Y Sara, observó al joven. Algo en su tono de voz, no le había parecido en lo absoluto. Pero debía disimular y no demostrar nada frente a sus amigas.
- Bueno. Entonces, ¿Qué canciones proponen? No podemos ensayar nuevas canciones, el tiempo ya no está a nuestro favor.
- No creo que sea necesario ensayar nuevas canciones Sara – intervino Rin – El repertorio que tienen es increíble. Solamente deben encontrar las que no te cansen tanto.
- ¿Ah, sí? Y ¿Cómo cuáles serían esas? – cuestionó molesta.
- Quizás, unas en las que te ayuden a cantar – agregó Kagome en el momento oportuno, pues decir eso, no solo ayudó a Rin, sino también a sus intenciones personales. – ¿Qué dices Inuyasha?
Ciertamente, no solo la sensualidad del joven peli plateado, había cautivado a la chica de melena azabache, sino también sus notables talentos, pues desde haberlo escuchado cantar, esa atracción por él, había aumentado al grado de llegar hasta su corazón.
Flashback:
- Muy bien… esto es Free Fallin. – indicó Sara. Sin embargo, al momento de tocar fue Inuyasha el único que se rehusó. - ¿Qué pasa chicos? ¡Vamos, Free Fallin! – insistió.
- Esa no, Sara. – pronunció serio.
- ¿Por qué no? Acordamos ensayar todos los covers que sabemos para poder armar el esquema.
- Y lo haremos. Simplemente que no quiero esa canción.
- ¿Pero por qué Inuyasha? Es una de tus mejores trabajos. – adelantó Bankotsu entre risitas burlonas. Sesshomaru, sonrió.
- ¡Cállate imbécil! – gruñó molesto, volteando su mirada a Rin quien, junto con su amiga, no entendían su negativa. – En todo caso, ¿Por qué mejor no lo haces tú, Sesshomaru?
Pero al momento de haber pronunciado tal cosa, su hermano mayor le dirigió una mirada tal, que no hizo falta pronunciar palabras para hacerlo callar.
- ¡Vamos Inuyasha! Nos seas infantil. – dirigió frustrada la chica.
No quería hacerlo, realmente no quería. Lo suyo era tocar y no hacer el ridículo, mucho menos cuando se encontraban dos hermosas chicas frente a él. Pero desafortunadamente, nadie lo apoyaba. Además, estaba consciente de las reglas, si la mayoría de los integrantes estaban de acuerdo en algo, debía hacerlo. Así que sin tener otra opción, aceptó.
Aunque no del todo convencido, pues su ceño fruncido y sus gruñidos por debajo delataban su desacuerdo. Pero en fin, no podía negarse. Así que después de soltar un suspiro y de rodar los ojos, se acomodó para comenzar.
Por otro lado, Rin y Kagome seguían observando curiosas, preguntándose, por qué Inuyasha no quería tocar esa canción. Pero finalmente, cuando comenzaron a tocar se percataron del motivo. Pues dicha canción, requería de un coro y para este, seria Inuyasha el encargado de armonizar.
Al principio, no solo la sorpresa de escucharlo fue grande para las chicas, sino también el saber que Inuyasha, lo hacía realmente bien. Naturalmente, su voz era ronca, así que esperarse esa manera de cantar, fue impactante. Especialmente para Kagome, pues más que Rin. Fue ella quien quedó, completamente hechizada. Si bien, desde haberlo conocido, su atractivo varonil le había encantado por completo. Sumando su personalidad y carisma, mas verlo tocar, lo habían convertido en el chico perfecto, al escucharlo cantar, fue el culmen definitivo de la azabache para caer rendida a sus pies.
Fin del flashback.
- ¿A qué te refieres? – cuestionó el joven.
- A que pueden incluir las canciones donde tú participas. – propuso, disimulando su emoción.
- ¡¿Qué?! – expresó.
- ¡Esa es una buena idea! – intervino Bankotsu con una sonrisa.
- Claro, opino lo mismo. – añadió Rin.
- Pero en esa canción solo canto las estrofas, y hago segunda voz en el coro junto a Inuyasha. – comentó Sara, no muy de acuerdo.
- ¡Exacto! – adelantó Rin. – Si Inuyasha participa en el coro de algunas canciones, te va ayudar a no desgastar tanto tu voz y así, podrás soportar todo el concierto sin interrupciones. – pero la chica de ojos grandes, continuaba sin estar segura, pues dentro de ella, su intención era lucirse esa noche.
- Estoy de acuerdo – habló Sesshomaru. Y Sara, volteo su mirada a él.
- ¡Esperen un segundo! – intervino Inuyasha, con la intención de negarse completamente. Sin embargo, fue interrumpido por aquella hermosa chica de melena azabache.
- ¡Por favor no te niegues! Tocas espectacular, pero cuando cantas… eres increíble. – confesó sincera, dedicándole al joven, una mirada llena de ilusión. Al mismo tiempo, todos, guardaron silencio. Mientras que Inuyasha, suspiró.
Debía admitirlo, esa manera en como Kagome le hablaba y le compartía esa dulce mirada, habían sido suficientes para controlarlo y no poder negarse. Y si, podría pensar que se trataba quizás por ser tan hermosa o porque esas piernas le encantaban, pero en ese momento, más que guiado por su belleza física, algo de ella se había adentrado en él, lo suficientemente fuerte, como para hacerlo aceptar sin más excusas.
- De acuerdo… - soltó sin más, en un suspiro.
Y al ver tal cosa, tanto Sesshomaru como Bankotsu, lo advirtieron. Esa chica había tenido el poder de hacer cambiar de opinión al testarudo de Inuyasha, por lo tanto, ambos amigos después de compartirse una mirada, no dijeron nada más.
Quizás, esa noche no hubo ensayo, pero como bien lo habían dicho, era necesario acomodar de una vez el esquema de canciones que presentarían en su concierto. Por lo que no fue una noche perdida. Pues afortunadamente, habían llegado a buenos acuerdos, y estaban felices con las decisiones tomadas, pero mejor aún. Habían pasado una tarde entre amigos increíble. Tomando café, comiendo galletas, riendo y conversando entre todos como si su amistad se tratara de años.
Comentarios de la Autora:
¡Esta vez no me tardé! Ja,ja,ja. Pero ya saben, cuando todo anda bien, me apresuro. Por otro lado, quiero que sepan algo. Desde el principio, cuando comencé con esta historia, planee que fuera larga y que los capítulos tuvieran un ritmo agradable, donde se explicara con tranquilidad como es que va avanzando la historia.
Lo menciono porque no quiero que me digan que ya exponga el climax, o que ya me tardé o que va muy lento. !No mis queridísimas lectoras! Disfruten junto conmigo cada paso de esta historia, que les prometo, no se van a decepcionar.
Por cierto, la canción donde Inuyasha canta el coro es una de mis canciones favoritas de todo el mundo. Se llama Free Fall de The Overdressed Monkeys. Espero que la puedan escuchar y que me den su opinión.
Bueno, por hoy es todo. Les mando un fuerte abrazo y nos leemos pronto.
