Los nombres de los personajes que utilizo en esta historia; no son de mi pertenencia sino de RUMIKO TAKAHASHI. La historia si es mía y queda prohibida su copia total o parcial.


LOVE SONG

Capítulo 6


Esa noche, no solo el lazo de amistad entre los seis jóvenes aumentó, sino también y exclusivamente, entre Sesshomaru y Rin. Pues de hecho, desde aquel sábado en la noche, después de haber conversado en la cocina, algo entre ellos había surgido. Y no, no solo esa irresistible atracción, sino también una confianza exclusiva. Una confianza, que poco a poco los alentaría a cruzar más que palabras sino también e incluso, comenzar a entablar una amistad.

Ya era la segunda semana de ensayos. El día anterior habían terminado de acordar el esquema perfecto, por lo que ese día, era el momento para comprobar de una buena vez, si funcionaría para su concierto.

Así mismo, ese día, tanto Rin como Kagome, habían salido temprano de la universidad, y al tener tiempo libre, disidieron ir a casa de Bankotsu. Al fin, a pesar del poco tiempo, su confianza ya era suficiente, por lo que, esperar a que llegara Sara, ya no era necesario. Además, el llegar tan temprano también estaba motivado con la esperanza que cada una tenía, de poder encontrarse con ese chico de pelo plateado para poder conversar un poco con él.

Pero desafortunadamente para Kagome, Inuyasha, aún no había llegado, pues según las palabras de Bankotsu, al joven, no le gustaba llegar tan temprano.

- Ya veo… - suspiró la chica, con desánimo.

- ¿Necesitabas algo? – cuestionó curioso, guardándose para él, lo que ya había descubierto.

- ¿Qué? Ah, no. – Pero el moreno ya lo sabía.

Era obvio que a la azabache le encantaba su amigo, y aunque le parecía dulce, también debía admitir su envidia. Pues Kagome, era una chica preciosa.

- Supongo que ya no ha de tardar – comentó, intentando darle ánimo a la chica, pero a falta de respuesta, añadió. – ¿Saben? Necesito salir, creen que, ¿Podrían estar al pendiente si alguien llama a la puerta? – preguntó, viendo exclusivamente a la chica. - Solo en lo que regreso.

Y Rin, quien comprendió completamente las intenciones del joven, volteo su mirada a Kagome, esperando que ella, tomara esa oportunidad.

- Sí, claro. No hay problema. – respondió la chica.

- ¡Muy bien! Se los agradezco. Trataré de no tardar. – y después de sonreír. Bankotsu, salió de casa.

- Bueno… creo que yo me iré al estudio. – adelantó Rin.

- ¿Qué? ¿Vas a dejarme aquí, sola?

- Si… - aceptó sonriente, disfrutando de la expresión de su amiga.

- ¡Rin!

- No se necesitan dos para abrir una puerta, además, ¿Qué prefieres? ¿Qué Inuyasha nos vea a ambas? O ¿Qué seas tú, la primera a quien vea al llegar? – Kagome, suspiró.

- Y ¿Qué harás tu sola en el estudio?

- Tranquila, no suelo aburrirme fácilmente.

Dicho eso, la castaña se dirigió al estudio, pues no solo quería darle esa oportunidad a su amiga, sino que también, desde haber llegado, había visto la motocicleta de Sesshomaru, por lo tanto esperaba poder conseguir otra charla con él.

Es así que, cuando por fin llegó al estudio, advirtió que la puerta se encontraba abierta. Con pasos suaves, se adentró esperando encontrar a Sesshomaru, y efectivamente, él, ya estaba ahí.

En cuanto lo vio, no hizo ningún ruido, tampoco ningún movimiento. Simplemente, se quedó observándolo, confirmando para sí, lo que pensó desde el primer momento. Ese hombre, era extremadamente apuesto. Desde su manera de mirar, enigmática, hechizante, cautivadora y depredadora. Con ese color de ojos tan dorados como el oro y ese cabello plateado que resaltaba a la perfección el tono pálido de su piel. La increíble forma en que tocaba la guitarra, en cómo sus dedos acariciaba cada cuerda, que a pesar de su aspecto rudo, cuando lo hacía, semejaba a un hombre recitando un poema.

Era obvio, amaba la música y Rin, lo había confirmado desde el principio. Cuando Sesshomaru tocaba, se transportaba a otro mundo. A uno que era perfecto, a uno en dónde cada nota era un elíxir de placer. Y justamente esa pasión, era un aspecto que exclusivamente encantaba a la chica.

Sonrió complacida, no podía evitarlo, Sesshomaru era increíble.

Pero en fin, no podía continuar observándolo desde lejos como una niña, por lo que, con la plena intención de sorprenderlo, se acercó juguetona.

Estaba concentrado afinando su guitarra, así que no sería problema llegar y plantarse frente a él.

- Siempre llegas temprano…– habló de pronto, consiguiendo lo que buscaba. Pues el joven, al levantar la mirada, lo que encontró frente a él, fue la hermosa imagen de Rin. Debía admitirlo, lo había sorprendido, sin embargo, no dijo nada e intentó no demostrarle lo mucho que su cercana presencia había acelerado su pulso. – Adivinaré, es para que, con tranquilidad, puedas afinar tu guitarra y tal vez… ¿Ensayar un poco por tu cuenta? – añadió sonriente.

- Así es… - afirmó, viéndola directamente al rostro.

- ¡Lo sabía! Solo un perfeccionista suele hacer ese tipo de cosas.

- ¿Qué cosas? – cuestionó curioso.

- Llegar súper temprano, repasar y repasar algo aunque ya te lo sepas de memoria, revisar que todo esté como tú quieres...

- Parece que sabes de lo que hablas. – suspiró y poniéndose de pie, tomó una silla. La colocó a su lado, y con un gesto amable, le indicó a la chica que tomara asiento. – Solo un perfeccionista sabe qué hace otro perfeccionista.

- Supongo que sí. – sonrió tímida, aceptando el gesto. – Gracias. - Y aunque todo su cuerpo tembló por la cercanía a ese hombre, intentó controlarse. Sesshomaru sonrió.

- ¿Haces lo mismo con tus estudios? – ella sonrió.

- Después de delatarme. Ya no puedo decirte que no.

- ¿Me habrías mentido? – cuestionó levantando una ceja. Rin, bajó la mirada.

- No… quizá, no habría podido hacerlo. – suspiró.

- ¿Ah sí? ¿Por qué no? – indagó curioso acercando su rostro a ella. Pero Rin, advirtiendo sus intenciones, respondió:

- Porque no me gusta mentir. Creo que siempre es mejor hablar con sinceridad. ¿No lo crees? – Sesshomaru soltó aire.

No sabía cómo, pero cada vez que intentaba ponerla nerviosa, esa chica, con un par de palabras, lograba evadir sus intenciones.

- Supongo que sí. – y regresando a su lugar, la observó fijo. – ¿Por eso, eres así de auténtica? – y sin siquiera esperarlo, ya lo había dicho. Mientras que Rin, sorprendida, no pudo evitar bajar la mirada.

- Bueno… ¿Cómo podría responder a esa pregunta sin parecer engreída? – soltó nerviosa. Sesshomaru levantó una ceja. No había planeado confesarle eso, era algo que pensaba y que sin intención había dicho, pero, si había sido suficiente para verla temblar, no se retractaría.

- No es necesario que lo hagas, porque realmente fue una afirmación – reiteró, sonrojando a la chica. ¡Definitivamente, era una preciosura!

- En ese caso… - suspiró - Supongo que un "gracias" es lo más apropiado. - dicho eso, ambos sonrieron.

Existía algo entre los dos, algo que quizás, ninguno había descubierto aún, pero que crecía rápidamente. Esas sonrisas que se compartían, contenían más que agrado, más que gentileza. Contenían una complicidad única, porque solo ellos dos, podían entenderla.

Sesshomaru, deseaba conocer más de ella, deseaba indagar dentro de sus pensamientos, descubrir el significado completo de sus palabras, saber y tener la certeza de que ella, era diferente. Confirmar que Rin, era única. Sin embargo, cuándo planeo continuar con su conversación, la presencia de su amiga azabache, apareció de pronto.

- ¡Rin! Me siento un poco…. - pero no terminó de pronunciar la frase, pues la chica, al entrar al estudio, encontró frente a sus ojos una escena que nunca esperó. Su amiga Rin y Sesshomaru no solo estaban sentados cerca uno del otro, sino también sus rostros. Lo suficiente que su sorpresa, fue tan clara a como si hubiera interrumpido un encuentro íntimo.

- ¡Kagome! – soltó Rin, en un suspiro ahogado.

- Ah… hola, yo, bueno… - tartamudeaba – Solo, solo venía a decirte que… que… Yo, voy a ir al tocador. – dijo sin más. Pero Rin, comprendiendo inmediatamente los nervios de su amiga, se adelantó.

- Ah, ¿Quieres que te acompañe?

- ¡Si, si! ¿Podrías?

- ¡Claro! – y con tranquilidad se puso de pie. – Lo siento – le indicó a Sesshomaru. Después tomando su bolso, se dirigió a la salida.

El joven no dijo nada, y aunque realmente le había molestado la interrupción, no quiso demostrarlo y simplemente le dirigió una mirada de comprensión, aunque lo cierto era que no entendía porque tendría que acompañarla al tocador. Aun así, prefirió ignorarlo por el momento, y continuar concentrado en su guitarra.

Por otro lado, Rin se dirigió sin detenerse hasta llegar al tocador, pues sentía que debía controlarse, no solo la presencia de su amiga la había sorprendido sino también, le llenaba de vergüenza lo que había visto. Quizás, refrescándose un poco con agua, podría explicarle bien, sabía que su amiga le exigiría contarle todo, pero antes de poder abrir la puerta, Kagome la interceptó.

- ¡Hey, espera! ¿Qué acabo de ver? – cuestionó curiosa con una sonrisa de emoción. - ¡Se iban a besar verdad!

- ¿¡Que!? ¡No!

- ¡Oh, claro que sí! Entonces ¿Por qué estaban tan cerca?

- Solo estaba sentada a su lado, y solo estábamos conversando… - explicó, pero su amiga levantó una ceja. Estaba claro que no le creía.

- ¿Conversando eh? Y ¿Desde cuándo son tan amigos tú y el chico malo? – Rin se sonrojó.

- Bueno, no somos exactamente amigos pero… nos llevamos bien. – la azabache sonrió.

- Lo que vi, fue más que llevarse bien, Rin. Estoy segura de que si no hubiera llegado, el tipo te habría robado un beso. – y al escuchar tal cosa, la castaña abrió los ojos.

- ¿Por qué lo dices?

- Prácticamente estaba encima de ti. Y tú… estabas muy cómoda con eso.

- ¡No estaba encima de mí, Kagome! – replicó.

- Yo vi como su brazo rosaba el tuyo…

- ¿Y eso significa estar encima de mí? – Kagome lo afirmó. Rin rodo los ojos. – Me ofreció asiento a su lado, ¿Bien? Y si, quizás, estábamos un poco cerca uno del otro, pero nada más. Solo conversamos.

- Hasta que interrumpí – adelantó, y Rin se soltó a reír. – ¡Sigue así, amiga! – le animó, y tras una mirada de complicidad, ambas chicas escucharon el timbre.

- ¿Será Inuyasha? – cuestionó Rin con entusiasmo.

- Iré a verificarlo. – y con una sonrisa, Kagome se dirigió a la entrada.

Peinó su cabello, acomodó su falda y después de soltar aire, abrió la puerta. Pero aunque sí pudo comprobar que era Inuyasha, la sorpresa de verlo junto a Sara, bajó por completo su entusiasmo.

- ¡Kagome! – saludó Sara, un poco confundida.

- ¡Hola! – suspiró inconforme.

- ¿Qué sucede? ¿El perezoso de Bankotsu no pudo abrir la puerta? – cuestionó Inuyasha con indignación.

- ¡No, no! Tuvo que salir. Pero como Rin y yo, ya habíamos llegado, nos pidió que atendiéramos si alguien llamaba.

- Ah, entonces, ¿Rin también ya está aquí? – preguntó Inuyasha comenzando a buscarla con los ojos.

- Y ¿Quien más ha llegado? – interrogó Sara.

- Solo nosotras y Sesshomaru. - respondió viendo como Sara, contuvo un gesto.

- Ya veo… y ¿Dónde están…? – pero antes de que pudiera terminar su pregunta, Rin apareció.

- ¡Hola chicos! ¡Qué bien que ya están aquí!

- Así es… - adelantó Sara – Pero, ¿Tu? ¿Dónde estabas amiga?

- En el tocador – intervino Kagome. Sara, levantó una ceja. – Pero en fin, ahora que ya han llegado todos, solo queda esperar a que regrese Bankotsu.

- Entonces vamos al estudio – indicó Inuyasha y todos se encaminaron dentro.

Y aunque ese breve momento en la entrada había contenido más que preguntas curiosas, todo continuó normal. Los jóvenes llegaron al estudio, conversaron un poco. Después, llegó Bankotsu y al fin, pudieron comenzar con el ensayo.

Los siguientes días fueron similares. Tanto Rin como Kagome llegaban temprano a casa de Bankotsu y aprovechando la oportunidad, ambas compartían conversaciones con los hermanos. Sin embargo, a diferencia de la azabache, Rin comenzó a generar una extraña pero única confianza con Sesshomaru, ya que, entre más hablaban, mas cómoda se sentía. Incluso, aunque llegaran a comentar trivialidades, el sentir que podía ser completamente sincera con él, era un sentimiento que nunca antes había experimentado.

Por otro lado, Sesshomaru, sentía lo mismo. Era cierto que su personalidad solitaria siempre le impidió ser un conversador tenaz, pero con Rin era diferente. Quizás seguía sin hablar lo suficiente pero era mucho más de lo que había intentado con alguna persona antes. Además, lo reconocía, nunca antes se había interesado en escuchar a una persona por más de treinta segundos, pero con esa chica, deseaba hacerlo, todo el día.

No sabían cómo, ni por qué, pero entre ambos, ya había surgido una amistad. Una amistad que más allá de miradas y coqueteos, incluía una conexión única.

Ya era la tercera semana de ensayos antes del gran concierto, y como ya era costumbre, Rin llegó temprano. Aunque por esta ocasión, lo había hecho sola, pues Kagome, se mantenía ocupada con proyectos de la universidad, por lo que esa semana, llegaría más tarde.

Bankotsu, que era testigo de todo lo que sucedía, ya había advertido las intenciones de Sesshomaru al verlo llegar tan temprano, y lo mismo sucedía con Rin. Era más que obvio que ambos usaban ese tiempo a solas, no solo para conversar, sino también para coquetearse. Y a pesar de que no debía, admitía que verlos juntos, le agradaba. Es por eso que, prefería mantenerse al margen y no entrar al estudio hasta que todos llegaran.

Mientras tanto, ese día, cuando Rin llegó al estudio y saludó como siempre a Sesshomaru, pudo comprobar un aspecto que ya llevaba días girando por su cabeza.

- ¡Hola! – saludó como siempre.

- Llegaste…– pero al recibir la misma respuesta de todos los días, la castaña levantó una ceja.

- Así es… - afirmó, mirando de manera curiosa al joven peli plateado.

- ¿Sucede algo? – cuestionó él, al darse cuenta de su insistencia. Así mismo, no pudo evitar sentir cómo su corazón comenzó a acelerarse, pues esos hermosos ojos cobrizos eran hechizantes. Aunque claro, mostrarse nervioso no estaba entre sus características. Era un joven bastante cauteloso.

- Nada… - suspiró, acomodándose a su lado. – Solo… confirmé algo que ya pensaba.

- ¿Sobre mí? – insistió, poniendo todo su esfuerzo para no mostrar más interés de lo normal.

- Si… sobre ti – respondió juguetona volteando la mirada.

- Y ¿Qué es? – Rin, sonrió.

- Qué… no saludas… - Sesshomaru, levantó una ceja. – Te lo explicaré. Cada que alguien llega después de ti, ya sea yo o alguno de los chicos o chicas, y saluda con el respectivo "hola" nunca es correspondido por ti. Y cuando lo haces, no es específicamente un saludo, sino que simplemente haces cualquier tipo de comentario. Como en este momento por ejemplo. Yo te dije "hola" y tú, no correspondiste. – El joven, observó a la chica. – Me gustaría saber, ¿Por qué no lo haces?

Si, Rin lo admitía, tal vez era extraño y un poco repentino su interés por un saludo, pero no podía evitarlo. Le llenaba de curiosidad saber por qué Sesshomaru se limitaba a devolver un simple "hola". Tal vez lo entendía con sus amigos, ya que la confianza era diferente, pero aun así, no entendía porque hasta el momento, seguía sin llamarla por su nombre. Lo que le hacía preguntarse; ¿Acaso, no le gustaba? O ¿Se debía a qué aun no le tenía la suficiente confianza? En fin, cualquiera que fuera la respuesta, deseaba saberla. Era un hombre intrigante, y aunque sus pocas palabras no eran tan difíciles de entender, lo que buscaba realmente, era saber, en qué lugar se encontraba ella. Que era lo que significaba para él. Pero desafortunadamente, la respuesta del joven, no fue lo que esperaba, pues más allá de ser sincero, su respuesta la había hecho sentir insignificante.

- Porque no lo veo relevante. – respondió serio. Y tras un suspiro, la chica bajó la mirada.

- Oh, ya veo…

Tal vez, haberle preguntado algo como eso, no había sido una buena idea. Pues después de esa respuesta, ninguno volvió a hablar.

Ciertamente no era algo importante, pero aun así, esa expresión cabizbaja a un detalle tan insignificante, no había pasado desapercibido para Sesshomaru. Si, quizás en ese momento no había encontrado una mejor manera de responderle, porque ciertamente eso era lo que sentía. Aunque nunca lo habían pactado, entre los dos estaba implícito ser honesto el uno con el otro. Es por eso que Sesshomaru lo había dicho tal cual lo pensaba, sin embargo, no había esperado que algo así afectara a la chica, al punto de ponerla triste e incluso, de hacerla callar.

Acaso ¿Esperaba alguna respuesta especifica? – se preguntó el joven. Un saludo, ¿Significaba algo más para ella? pero, de ser así, ¿Por qué?

Entonces, cuando vio llegar a Inuyasha, lo analizó.

- ¡Hola Inuyasha! – saludó Rin con alegría.

- ¡Hola Rin! – respondió el joven, devolviendo el gesto. - Otra vez llegaste temprano, ¿He?

- Si… he tenido mucho tiempo libre estos días.

- Entonces gracias – añadió galante, pero Rin levantó una ceja. – Por decidir pasar tu tiempo libre aquí con nosotros. – y después de una sonrisa, también apareció Bankotsu.

Parecería ridículo. Y tal vez, lo era. Pero aun así, Sesshomaru ya lo había descubierto. Lo que ella realmente quería saber, era el nivel importancia que tenía para él.

Es así que, decidió hacerlo. Si para ella, era importante el devolver un saludo, lo haría. Sin embargo, el siguiente día, Rin no había llegado temprano como acostumbraba, pues resolviendo asuntos en la universidad, habían atrasado su llegada, por lo que, cuando llegó, los tres jóvenes y Kagome, ya estaban dentro del estudio.

Al llegar, la chica los observó a todos, y sonriente, saludó a cada uno.

- ¡Hola a todos! Inuyasha, Kagome, y… – y volteando sus ojos a él, lo observó tímida. – Sesshomaru…

Lo había pensado durante toda la noche. El desear que Sesshomaru hiciera algo que no le gustaba, no era correcto. Tenía la certeza de la atracción que sentía por ella, ¿Por qué necesitaba más? ya llegaría el momento en que tuviera la confianza necesaria para llamarla por su nombre. Mientras tanto, debía continuar igual.

Entonces, cuándo la chica, planeo sonreírle como siempre al guapo joven peli plateado, el escuchar su voz, no solo la paralizó, sino más bien, lo que él, le dijo.

- Hola, Rin. – y volteando con el rostro sorprendido, lo vio directamente a los ojos.

En ese momento, muchos sentimientos se mezclaron dentro de ella. Tanto un escalofrió que recorrió su espalda, como un hormigueo en su estómago. Desde una inmensa incertidumbre a una ternura incomparable. Si bien, Sesshomaru era un hombre de aspecto rudo e indiferente, estaba segura que dentro de él, también existía un Sesshomaru, muy dulce. Es por esa razón, que después de escucharlo, no pudo evitar sonreírle.

- Hola, Sesshomaru. – devolvió con alegría. Causando en el joven, un extraño sentimiento de satisfacción.

No era típico en Sesshomaru hablar como lo había hecho, pero el desear volver a ver esa sonrisa en su rostro, lo había hecho actuar, y aunque al principio se sintió como un idiota, después de ver ese hermoso brillo en sus ojos cobrizos, el sentirse un idiota, había valido la pena. Por lo que sin importarle las miradas de los presentes, le devolvió la sonrisa.

Pero efectivamente, Sesshomaru tenía razón, porque aunque ese momento pareció único para ambos, la verdad era que, no estaban solos. Pues Bankotsu, Inuyasha y Kagome, habían sido testigos de todo. Los dos jóvenes que ya conocían a su amigo, se compartieron una mirada. Estaba claro que era algo totalmente nuevo para ellos, Sesshomaru no solía responder, o hablarle a alguien por su nombre. Era un tipo desinteresado por casi todo, por lo que presenciar ese acto fue tan inesperado como increíble, más que nada, cuando el tipo, le devolvió la sonrisa.

Por parte de Kagome, claro que hubo sorpresa, pero no a tal grado como los chicos, pues desde haber encontrado a Rin junto a Sesshomaru, esperar algo así ya era inevitable. Sabía que al chico malo le interesaba su amiga, y que así mismo, Rin era lo suficientemente cautivadora como para hacerlo olvidar su papel de rudo. Por lo que con una sonrisa de satisfacción, disfrutó de la escena.

Poco después, Rin se acomodó junto a su amiga, los chicos se concentraron en lo suyo, y guardando prudencia, nadie comento nada hasta que llegó Sara.

Al finalizar el ensayo, Rin no pudo evitarlo y se acercó a Sesshomaru. De alguna forma se sentía culpable. Estaba segura que él, lo había hecho por su actitud cabizbaja del día anterior, por lo que intentaría aclarar lo sucedido.

- ¡Hola! – dijo sonriente, colocándose frente a él.

- ¿Me harás repetirlo? – preguntó Sesshomaru, levantando una ceja. Rin soltó una risita.

- No… claro que no. Esa no fue mi intención. Y tampoco lo fue incomodarte…

- No lo hiciste.

- Lo que te pregunté el día de ayer… fue, simplemente curiosidad….

- Y lo que te respondí fue la verdad – adelantó serio – Pero lo de hoy también lo fue. – aclaró seguro. Rin suspiró.

- Lo de hoy…

- Así es. ¿Estás de acuerdo, Rin? – preguntó, y no hizo falta decir más para que ella lo entendiera.

- Si… estoy de acuerdo. Sesshomaru. – y tras sonreír, todo quedó pactado.

Sin pronunciarlo directamente, habían llegado a un acuerdo. Cada uno se llamaría por su nombre, pues al parecer, ya podían considerarse amigos. Pero así como entre ambos, todo caminaba bien en su relación de amistad, también incluía el ser más visible ante los demás, lo suficiente que Sara, estaba comenzando a notarlo.

Ya llevaba días en que lo había observado, su amiga y Sesshomaru habían comenzado a cruzar palabras, pero no eran lo suficientemente importantes como para preocuparse. Sin embargo, verla sentada a su lado mientras ambos sonreían, no era nada normal. Por lo que se decidió a acercarse, pero justo antes de hacerlo, Rin se puso de pie y como ya era hora, se despidió de todos.

Sara sabía que no tenía por qué sentirse intrigada, era Rin "su pequeña amiga" aunque no debía hacerlo, sabía que si comparaba su belleza con la de su amiga, estaba claro que sus curvas resaltaban más. La castaña era una chica delgada y no lo suficientemente alta como para llamar la atención. Así que, no tenía por qué alarmarse.

Lamentablemente, al día siguiente, su tranquilidad desapareció, al ver con sus propios ojos, algo más que cordialidad entre Sesshomaru y Rin.

- ¡Hola Sesshomaru! – saludó ella, con su hermosa y radiante sonrisa. Como siempre, había llegado temprano al igual que Sesshomaru. El joven, le dirigió una mirada.

- Rin. – respondió sin más, disfrutando de su belleza. No lo mencionaría, pero estaba feliz de volver a estar a solas con ella.

- Entonces, parece que he confirmado mi teoría. – agregó de pronto sentándose a su lado. Sesshomaru, levantó una ceja. – Siempre llegas temprano.

- Tú también… - Rin, sonrió.

- Por ahora…

- ¿Por ahora? – cuestionó curioso, preguntándose de inmediato, a qué se refería con eso.

- Si, lo que sucede, es que, estamos teniendo tiempo extra antes de comenzar con el servicio de voluntariado. – explicó. – Es por eso que estoy aprovechando para venir y… disfrutar de estos días antes de que ya no pueda.

- ¿Dejarás de venir? – preguntó directo, sorprendiendo a la chica.

- ¡No, no! Seguiré viniendo pero, ya no será tan constante como estos días. – y aunque Sesshomaru no habló, bastó ver su mirada para que Rin, comprendiera su intriga. – Es más que nada por los horarios en que me toque realizar el servicio.

- ¿El servicio es obligatorio?

- Así es… es fundamental para la enfermería.

- ¿Así que estudias enfermería?

- Si, así es. – sonrió y el joven, la observó fijo.

Rin no sabía que pasaba por la mente de Sesshomaru, esa manera de mirarla era intrigante. A veces sentía que la admiraba, pero otras veces, sentía como si el joven, intentara descifrar sus palabras.

Entonces, finalmente, habló.

- ¡Es increíble!

- Si… - suspiró. – Es increíble.

- Y ¿Por qué enfermería? – preguntó curioso, pues ciertamente deseaba conocer la razón.

- Fácil. – respondió segura. – Para poder ayudar a las personas. No solo en el ámbito profesional, sino también sentimental y empático. ¿Sabes? Estar en un hospital no es agradable para nadie, incluso llega a generar depresión, angustia y desesperación, por lo que, un buen trato, puede hacer la diferencia. Para sanar, no solo se necesita llevar bien los tratamientos y tomar los medicamentos correctamente, sino también, es necesario estar bien dentro, en tu corazón. Quisiera poder ser parte de la sanación de las personas. Darles ese ánimo y esa esperanza. – explicó, pero al ver que Sesshomaru no respondió nada, añadió sonrojada. – Que soberbio de mi parte. ¿Verdad?

- No. En realidad, es muy altruista.

Tal vez ya se lo esperaba. La personalidad de la castaña, siempre fue clara al demostrar sus deseos de ayudar desinteresadamente, y esa dulce bondad que trasmitía con una sonrisa, simplemente reflejaban su calidad como persona. Pero aun así, verla expresar de manera tan sincera sus pensamientos, lo hicieron admirarla. Porque más que verla con deseos de devorarla a besos, la vio con ternura, con calidez, con devoción. Ya que, en ese momento, no habló su belleza, no hablaron sus curvas, no habló su sensualidad. En ese momento, hablaba ella, hablaba Rin, hablaba su interior, su verdadero ser. Y eso más que cualquier otra cosa, lo había cautivado por completo.

- Y ¿Cuándo comienzas? – preguntó.

- Justamente, el día lunes después de su concierto. – respondió, y al escucharlo, Sesshomaru abrió los ojos. Prácticamente, faltaba una semana para no volver a verla. – Y de hecho, mi primer turno será en la tarde.

- ¿Hay más turnos?

- Si, son cuatro en realidad. Cada semana se me asignará uno diferente. El que empiezo la siguiente semana será de seis de la tarde a media noche.

- ¿Media noche? ¿En qué lugar? – Rin sonrió tímida.

- En el hospital general.

- Es el más grande de la ciudad. ¿Queda cerca de tu casa?

- Bueno… - suspiró. – En realidad, mi casa esta hasta el otro lado de la ciudad. Pero la distancia no me importa. – añadió enseguida – Logré que me aceptaran en el mejor hospital de la ciudad ¡Me siento muy emocionada! – confesó sincera, sin embargo, la mirada perpleja de Sesshomaru, la inquietó.

- ¿Cómo que lograste que te aceptaran? – suspiró cerrando los ojos.

- La universidad ya tiene convenio con algunas clínicas, incluso en esas mismas hemos realizado proyectos y hemos tenido clases. Pero elegir un instituto médico de manera independiente es meramente por interés personal. En mi caso, quiero que al graduarme, me puedan dar la oportunidad de trabajar ahí.

- ¿En un hospital tan alejado de tu casa? – reprochó molesto.

- La distancia no importa si realizas lo que amas, ¿No lo crees? – cuestionó confundida, pues no entendía por qué Sesshomaru había cambiado por completo su semblante.

- Y, ¿Tienes como regresarte? – continuó.

- Ah, bueno…

- Acaso ¿Planeas regresarte en Uber? – adelantó y tras la expresión de la chica, soltó un gruñido. - ¿Qué no tienes en cuenta lo arriesgado que es?

- ¡No conozco otra manera! – replicó, viendo directamente al joven.

Rin no terminaba de comprender que Sesshomaru estaba molesto por el simple hecho de que la hermosa castaña, corriera peligro a tan altas horas de la noche. Era preciosa, y estaba seguro que no faltaría cualquier individuo con malas intenciones si llegaban a verla sola. Es por eso que, soltando un profundo suspiro, se dirigió a ella.

- En ese caso... yo me encargaré de… - pero no pudo terminar lo que planeaba, pues sin esperarlo, la voz de Sara, los interrumpió.

- ¡Rin! – y volteando el rostro, Rin, pudo ver a su amiga.

Por impulso, la castaña se puso en pie y tratando de disimular que hace apenas unos segundos se encontraba a centímetros del rostro de Sesshomaru, se acercó a su amiga para saludarla.

- ¡Hola Sara!

- Rin… - suspiró la chica viendo a Sesshomaru con rostro atónito. – Qué, ¿Qué estaban haciendo?

- Ah, qué bueno que preguntas, justamente te lo iba a decir. ¡Ya recibí mi carta de aceptación, para realizar el servicio de voluntario en el hospital general! – anunció con alegría abrazando a su amiga.

- ¡Oh Rin! Eso es increíble…- dijo correspondiendo al abrazo, pero no del mismo modo que su amiga, pues aun confundida, continuaba pidiéndole a Sesshomaru una explicación. Sin embargo, el joven, simplemente desvió la mirada, concentrándose en su guitarra.

Sara conocía a su amiga, era una chica parlanchina que rápidamente entablaba conversación con cualquier persona, pero así como la conocía a ella, también conocía a Sesshomaru, y sabía que él, nunca le prestaba atención a nadie. Por lo tanto, sus oídos no la habían engañado, la conversación que había escuchado fue clara, así como las intenciones del joven.

Es por eso que tuvo que intervenir, pues algo le dijo, que Sesshomaru estaba a punto de ofrecerse con Rin para llevarla a casa.

Algo había pasado entre Rin y Sesshomaru durante esas tres semanas, algo que ella había ignorado pero que se encargaría de averiguar.


Comentarios de la Autora:

Y como lo prometí, cada vez, hay más SesshiRin para disfrutar. Solo espero que con el futuro drama, no me vayan a odiar…

En fin, por la tardanza y por el hecho de que hay muchas conversaciones en este capítulo, decidí hacerlo un poquito más largo. Espero que les haya gustado. Como mencioné en el capítulo anterior y como vengo mencionando desde el principio. Este fanfic planeo hacerlo con paciencia. Así que no se desesperen y disfruten de la lectura.

Muchísimas gracias Marcela R. Siempre me comentas y sin importar el tiempo, me sigues apoyando. De verdad, te lo agradezco mucho. Te mando un fuerte abrazo.

Igualmente a todas mis hermosas lectoras, les mando un fuerte abrazo y no se les olvide compartirme su Review.