Los nombres de los personajes que utilizo en esta historia; no son de mi pertenencia sino de RUMIKO TAKAHASHI. La historia si es mía y queda prohibida su copia total o parcial.
LOVE SONG
Capítulo 7
- Entonces, ¿Todos estamos de acuerdo con el resultado? – cuestionó, mirando a cada uno.
- ¡A mí me parece bien! – comentó Inuyasha.
- Estoy de acuerdo. – secundó Bankotsu. Sara, levantó una ceja, volteo su mirada a Sesshomaru, y al ver que él, también lo aceptaba, soltó un suspiro.
- De acuerdo… entonces, así será. Abriremos con Decode, y cerraremos con Rose, ¿Muy bien?
- ¿Qué pasa? ¿Aún no te convence Sara? – cuestionó el moreno. Sara, pasó saliva.
- No, no. Me gusta. – y sin decir más, comenzó a desarmar el atril del micrófono.
No era como si realmente le preocupara el esquema. Sabía que el concierto sería un éxito, y aunque hubiera deseado ser la única que cantara ese día, debía admitir que la ayuda de Inuyasha, en los coros y armonías, le servirían de mucho para no agotar su garganta. Lo que realmente la había mantenido suspirando todo el día, había sido esa escena entre Sesshomaru y Rin.
Lo cierto es que, no le molestaba si Sesshomaru hablaba con algunas chicas. Sabía que su interés por ella era real, y que además, cualquier otra mujer con quien hablara, no tendría comparación con su belleza. Y eso incluía, a su pequeña amiga. Sin embargo, el verlos sentados uno junto al otro, conversando con tanta confianza, fue más de lo que esperaba. Especialmente por parte de Sesshomaru.
Era un hombre distante, desinteresado y poco sociable. Hasta el momento, nadie más que ella, había cruzado esa barrera. Nadie había llegado a estar tan cerca de él, porque él mismo, nunca se lo permitía a nadie que no fuera ella. ¿Pero con Rin? ¿Por qué? ¿Qué había pasado, que aún no lo sabía?
Pues no se quedaría con la duda, esa misma noche, después de que sus amigas se marcharan, lo averiguaría.
- ¡Este ensayo fue realmente increíble! – comentó Inuyasha, con entusiasmo.
- ¿Qué? ¿Ya te gustó cantar? – burló Bankotsu en complicidad con Sesshomaru.
- No me refiero a eso – gruñó – Sino que, logramos lo que queríamos. Tocar sin un solo descanso.
- Está bien, sigue ocultándolo. Pero es cierto, lo conseguimos. – confirmó, al mismo tiempo de sobarse la espalda.
- No alardees demasiado. Parece que no soportas ni un ensayo. – burló Sesshomaru. Bankotsu, frunció el ceño.
- Tocar la batería requiere más esfuerzo que la guitarra o el bajo. Si alguno de ustedes lo hiciera, no aguantaría ni cinco canciones.
- Sin dificultad alguna puedo hacerlo mejor que tú. – declaró el joven, observando con supremacía a su amigo. Inuyasha, soltó una carcajada.
- ¿Quieres apostarlo? Inténtalo mañana, yo toco la guitarra y tú, la batería. Pero no solo cinco canciones, sino todo el esquema. – propuso firme, colocándose frente a su amigo. Sesshomaru levantó una ceja.
Sara rodó los ojos, siempre era lo mismo con esos tres. Lo único de lo que hablaban era para saber quién era el mejor músico, quién se había equivocado o quién se sabía mejor los acordes, incluso, siempre apostaban pero al final, nunca lo hacían. Y aunque admitía que a veces le era divertido verlos, esa noche, no se encontraba de buen humor como para aguantar sus tonterías. Por lo que soltando un suspiro, los interrumpió abruptamente.
- Veo que ya han formado una gran amistad con mis amigas ¿He? - los tres jóvenes, voltearon a verla. – Todos se llevan muy bien, conversan y se ríen con mucha confianza... Especialmente, tú y Rin, Sesshomaru. – pronunció, y el joven la observó fijo. - ¡Que agradable! Haberlo visto me dio…. Mucha alegría porque, tal vez no lo sepan pero, Rin, es muy especial para mí. – y después de pasar saliva, continuó. - Rin es… siempre tan tierna, tan dulce. Siempre piensa en los demás… ella es… una chica realmente encantadora. Es por eso que… - suspiró - Siempre la consideré como mi hermana pequeña. Alguien a quien debo proteger y cuidar, ¿Comprenden? Así que, cuando la vi junto a ti Seshomaru, me hizo sentir tranquila, porque sé que como amigo, tú cuidarás de ella. De mi pequeña hermanita. – y tras terminar, todos se miraron entre sí, preguntándose desconcertados, si acaso Sara, hablaba en serio.
- ¿Ah, Sara…? – dudó Inuyasha - Tienen la misma edad…
- Pero no lo parece. – afirmó – A comparación de mí, Rin se ve mucho más joven. – y volteando a Sesshomaru, añadió. – Seamos realistas. Al ser tan pequeña y delgada, junto a mí, fácilmente puede ser confundida con una niña, ¿No lo creen? – pero nadie respondió.
De hecho, desde haber comenzado el tema, tanto Inuyasha como Bankotsu, quisieron tomar esos comentarios como broma, pero al ver la seriedad con la que Sara lo pronunciaba, comprendieron que no era un juego. Su amiga, realmente consideraba a Rin como una niña pero, ¿Por qué, cuando claramente, eso era imposible?
Por otro lado, Sesshomaru, en lugar de preguntarse el porqué de sus palabras, no pudo evitar sentirse furioso. Al decir que veía a Rin como su hermana, no se había escuchado en lo absoluto como ella quería. De manera sentimental y cariñosa. Sino más bien, lo estaba haciendo de una manera tan desagradable, que parecía querer degradarla, al mismo tiempo de insinuar a la fuerza, una imagen que no le correspondía.
Sara tenía la costumbre de hablar con presunción, arrogancia y vanidad. Y hasta cierto punto, nunca le había molestado, porque en realidad, su autoestima era una de las cosas que le gustaban de ella. Pero hacerlo con su propia amiga, hacerlo con Rin, no era para nada aceptable.
Es por eso que, el joven, ya no pudo contenerse.
- ¿Hm, Sara? – adelantó Bankotsu, junto con una risita nerviosa. – ¿Si sabes que no eres mucho más alta que Rin, cierto? Posiblemente eres uno o dos centímetros más alta que ella pero…
- Pero no es suficiente para que la compares con una niña. – interrumpió Sesshomaru. – Y el hecho de que sea delgada, tampoco influye. Ante cualquier hombre que la vea, Rin es claramente una mujer. – soltó furioso.
Y aunque Bankotsu sabía que esa respuesta le había afectado en su autoestima a Sara, no podía negarlo. Rin era hermosa, delgada o pequeña, era hermosa, y si no fuera porque su corazón le pertenecía a Sara, sin ningún problema intentaría acercarse a ella.
- Sesshomaru tiene razón. – secundó, y seguido de él, Inuyasha.
- Así es… es una chica hermosa. Para nada se ve como una niña… Está bien que la veas con ese cariño porque es tu amiga pero, ¿De dónde sacaste esa idea de que luce como una niña? – pero Sara no respondió.
Sus ojos estaban enfocados en Sesshomaru, y su mente no paraba de repetirle las palabras que había mencionado. Eso significaba que, ¿Sesshomaru realmente veía a Rin? Más que como simple público, más que como una invitada, más que una amiga. ¿Sesshomaru, realmente veía a Rin con los ojos de un hombre, cuando ve a una mujer?
- Supongo que… - suspiró ahogando dentro de ella, el deseo de llorar. –Si lo dicen de esa manera… supongo que tienen razón… aunque, como lo dijo Inuyasha. Quizás, yo la veo así porque… es mi amiga y la quiero como una hermana. - Y a pesar de que Sara prácticamente ya se había justificado, el silencio que los invadió después, fue claramente de incomodidad. Así mismo, todo habría terminado ahí, sino fuera porque segundos después, Sesshomaru, decidió marcharse.
- Ya debo irme… – suspiró el joven, intentando controlar sus emociones.
- ¿Tan pronto? – cuestionó Bankotsu tan sorprendido como Sara.
- Así es. Tengo asuntos que atender. – y tomando su casco, se encaminó a la salida.
- Ah, pero… Sesshomaru… - suspiró Sara sin siquiera tener tiempo para detenerlo, pues él, ya se había salido.
Inuyasha, que estaba distraído viendo su celular, no lo había notado pero Sesshomaru, al irse de esa manera no solo había demostrado su molestia, sino que también le había dejado claro a Sara, que no estaba implícito que todas las noches la llevaría a casa. Tenía una vida y asuntos que importaban más, que ser su chofer personal.
Como siempre, Bankotsu era quien lo había visto todo, tanto el motivo de Sesshomaru, como la reacción de Sara. Y aunque intentó ayudar ofreciéndose con la chica para llevarla a casa, está, nuevamente lo rechazó. Sara lo sabía, conocía el interés que su amigo tenía por ella, así que ofrecerse justo después de que Sesshomaru la ignorara, claramente era una oportunidad para él. Una oportunidad que ella no le permitiría. Es por eso que, tomando su bolso, se despidió de sus amigos y con dolor y furia recorriendo su cuerpo, se dirigió a su casa.
Durante el camino, Sesshomaru no pudo evitarlo. Había muchas diferencias. Cada una, era totalmente lo contrario a la otra. Llegando a la conclusión de que quizá, lo único que compartían era la amistad, porque hasta su belleza, era completamente diferente.
Rin; era como una armonía. Cálida, relajante, clara. Todo su ser era ternura y sensualidad, paz y deseo, belleza y misterio. Cuando estaba con ella, no pensaba en otra cosa, no podía ver nada que no fuera ella, y cada instante que pasaba a su lado, aumentaba su deseo de saber más de ella. Lo incitaba a querer descubrir, porque es que lograba encender sus sentidos y al mismo tiempo los tranquilizaba. Si, tal vez, no era una mujer extravagante, pero su sola personalidad, era suficiente para hacerlo admirarla como un idiota, su sola mirada, para hacerlo actuar como un idiota, y su sola presencia, era suficiente, para volverlo un idiota.
En cambio Sara, era como una nota vibrante. Fuerte, concisa, fácil de descifrar. Todo en ella era absoluta extravagancia, desde su curvilíneo cuerpo, hasta su personalidad. Desde el primer momento, estar junto a ella, no le había hecho pensar en otra cosa que no fuera probar su piel, porque realmente, era perfecto. Y ella lo sabía, conocía el poder que impartía en él y sabía cómo utilizarlo a su favor. Es por eso que quizá, esa gran autoestima había sido un factor importante para hacerlo interesarse en ella, dejando de lado los demás aspectos de su personalidad. Porque si, Sara era hermosa, pero dentro de ella, no existía más que egoísmo.
A pesar de eso, la superficialidad de Sara realmente nunca le importó. Era sexy, tentadora y juguetona, ¿Qué más necesitaba? Pues entrar en sentimentalismos no era lo suyo. Sin embargo, el paso del tiempo y la amistad que fueron formando, fue causante de que el joven, comenzara a tener sentimientos por ella. Sentimientos que aun así, no eran como los que estaba comenzando a sentir por Rin. Porque más que verla con deseo, a la hermosa castaña, la podía sentir, la podía ver, la podía admirar. Aspectos, que había logrado en tres semanas, y que Sara no, en dos años.
Para hablar con sinceridad, y a pesar de todo, a Sesshomaru de verdad le agradaba Sara. Lo suficiente, que había confundido sus sentimientos, y que por fin lo entendía. El haber pensado en tener una relación con ella, no era realmente porque la quisiera, sino porque sus instintos de hombre eran los que lo había motivaban a ir tras ella, pero nada más.
Es así que, comprendiéndolo, tomó una decisión.
Sara seguiría siendo su amiga, su compañera y la vocalista de la banda, pero nada más. Porque todos esos intentos de estar a solas con ella, todos esos coqueteos y todas esas miradas, terminarían esa noche. Si bien, anteriormente, había sido claro en demostrarle a la chica su interés. Ahora, sería claro para demostrarle que entre ellos dos, no existiría nada más, que una amistad.
Y con respecto a Rin. Haría algo que nunca había hecho. Conocerla.
Estaba dispuesto a hacerlo. Se daría la oportunidad de conocerla, de saber de ella, de experimentar lo que es realmente querer a una persona. Porque si, Sesshomaru ya lo había descubierto. Tenía sentimientos por Rin, sentimientos tan increíbles que estaba dispuesto a no dejar ir.
Esa noche, el joven peli plateado, no llegó a su casa. Pues se había dirigido a aquel risco que siempre visitaba cuando necesitaba pensar. Es así que, después de ver el alba, por fin tomó camino para irse a descansar.
Pero Sesshomaru no fue el único quien no durmió esa noche. Porque así como él había reflexionado, también lo había hecho Sara.
Lo había descubierto. Más que nada, porque Sesshomaru, no había puesto la más mínima intención en ocultarlo. Estaba claro, no solo había logrado entablar una amistad con Rin, sino que también, sentirse interesado por ella.
La chica de grandes ojos cafés, se tocó el pecho, no lo comprendía. ¿Por qué? ¿Por qué Rin? No era más hermosa que ella, no compartían nada en común, y no poseía ningún talento, ¿Por qué la más ingenua de sus amigas? Se preguntó. Pero por más que lo pensó, no pudo encontrar una respuesta. Ciertamente, haber visto esa actitud en Sesshomaru, le había dolido profundamente pero más que eso, la había llenado de rabia.
Si, Rin era su amiga y la quería, pero eso no significaba permitirle, quedarse con el hombre de sus sueños.
Es así que se lo propuso, si antes había logrado estar con todo aquel que ella elegía, Sesshomaru no debía ser su excepción. Era suyo y de nadie más.
Por lo que el día siguiente, no perdió tiempo y llegó temprano al estudio encontrando nuevamente a Rin y Sesshomaru, juntos.
- ¡Vaya! – suspiró – Y yo creí que había llegado temprano. – comentó intentando controlar su furia. – Pero… pareciera como si esta casa fuera de ustedes y no de Bankotsu. – y ante tal comentario, Sesshomaru, frunció el ceño mientras que Rin, soltó aire.
- ¿Ah? ¡Hola Sara! – saludó Rin, pero a falta de respuesta, añadió. - He tenido mucho tiempo libre, así que quiero disfrutarlo antes de comenzar con el servicio.
- Que interesante… - confesó, caminando hacia ellos. – De todo lo que podrías realizar con ese "tiempo libre" ¿Decides pasarlo aquí? ¡Oh Rin! ¿Tan aburrida estas, querida? – la chica parpadeo.
- No, claro que no, es solo que…- pero antes de que pudiera terminar, Sesshomaru intervino.
- Simplemente le gusta estar aquí, Sara.
- Puedo verlo – afirmó seria. – Pero en fin… - suspiró – Díganme, ¿De que hablaban?
Rin no lo entendía. Sara parecía molesta pero… ¿Por qué? En cambio, Sesshomaru lo había detectado desde el principio. Sara, volvía a comportarse irracionalmente celosa. Y aunque tal vez, antes tenía razón, nunca le había gustado ese comportamiento suyo, pues la chica, solía actuar como si él fuera de su pertenencia. Cosa en la que estaba completamente equivocada.
- De… libros… - soltó la castaña, después de mirar a Sesshomaru.
- ¡¿libros?! – expresó confundida, dirigiendo sus ojos al joven. - ¿Es en serio? – y después de soltar una pequeña risita de incredulidad, añadió burlona. – ¿Te gustan los libros?
- Así es. – afirmó serio., descontrolando la actitud de Sara.
- De hecho… coincidimos muy bien. Parece que hemos leído los mismos libros. – sonrió Rin con satisfacción. Su amiga, la observó incómoda.
- No sabía que te gustara leer, ¿Por qué nunca me lo dijiste? – preguntó abatida. Pero Sesshomaru, sin siquiera dirigirle la mirada, le respondió con desinterés:
- Porque nunca te pareció importante, algo que no fuera música.
Y así, la conversación terminó, pues Sara, no solo ya no supo cómo responder, sino por qué también, Inuyasha, Kagome y Bankotsu, aparecieron de pronto, interrumpiendo el incómodo momento.
Durante todo el ensayo, Sara había intentado con todas sus fuerzas, aparentar que todo estaba bien, que era un día mas, que se encontraba emocionada por el gran concierto que cada vez más se acercaba, que disfrutaba de la compañía de sus dos mejores amigas y que todo entre la banda estaba perfecto, cuando no lo era. Al menos, no con Sesshomaru.
Pues ya lo había comprobado, Sesshomaru ya no era el mismo, y todo se debía a Rin. Por qué…. De alguna manera que no entendía, su pequeña y menos atractiva amiga, había logrado capturar su interés. Sin embargo, Rin, no debía sentirse tan entusiasmada. Si, quizá Sesshomaru, le estaba prestando atención e incluso parecía estar conforme con su amistad, pero eso no significaba que sus sentimientos hubiesen cambiado.
Desde hace mucho tiempo, existía su atracción mutua. No cambiaria solo por la bonita sonrisa de Rin. Si, tal vez Sesshomaru, solo disfrutaba de un juego y no era más que un entretenimiento. Pues Sara, se había convencido por completo de que todo eso terminaría la noche del concierto. Sabía bien, que ese evento seria especial, ya que sería el momento en que por fin, el joven de quien estaba enamorada, le confesaría sus sentimientos. Pero mientras llegaba, no los dejaría avanzar y si para eso, necesitaba llegar temprano, lo haría.
Lamentablemente, su plan no funcionó, porque aunque los siguientes días, si había cumplido su propósito de llegar temprano e interrumpir las conversaciones de Sesshomaru y Rin. No había podido conseguir que entre ambos disminuyera su relación, pues entre menos tiempo tenían para hablar, más deseos de estar a solas se generaba en ellos.
Mentiría si dijera que no estaba comenzando a desesperarse. Sara no era tonta. Así como ella se esforzaba, así mismo, se volvían más visibles las miradas entre esos dos. Pero, ¿Qué más hacer? Con miradas ya le había dejado en claro a Sesshomaru que no aprobaba sus conversaciones, e incluso, le había demostrado que se encontraba furiosa con él, pero parecía que no le importaba.
Su frustración comenzó a aumentar. Lo había intentado durante toda la semana y no había conseguido nada. Lo único que quedaba, era enfrentar a su amiga y advertirle que ese hombre era suyo, pero antes de determinarse a hacerlo, recordó algo importante. El servicio de Rin. ¡Cierto! Ella misma lo había dicho, al comenzar con su servicio, disminuiría su posibilidad de asistir a los ensayos, lo que significaba que, ya no tendría la oportunidad de ver a Sesshomaru.
El último día que compartirían todos juntos, sería el domingo, el día del concierto.
Entonces, se le ocurrió una mejor idea. Sara sabía lo mucho que a Sesshomaru le gustaba su cuerpo y era consciente de cómo es que la devoraba con una sola mirada, por lo tanto, usaría eso a su favor. El día del concierto le reafirmaría a Sesshomaru quien era la mejor y la más hermosa de todas.
Sara estaba decidida, no le permitiría a Rin, tener lo que le pertenecía.
Comentarios de la Autora:
Y aquí termina el arco de "los ensayos" y comienza el arco de "el primer concierto" Y lo llamo arco, porque serán varios capítulos en los que se relatará todo lo que va a pasar en esa noche. Espero que lo puedan disfrutar, ya que se vendrán muchos momentos de drama.
Por otro lado, esta será la última actualización del año. Les deseo una hermosa y feliz Navidad, así como un próspero año nuevo. Nos leemos en el 2023 con más de este Fanfic e historias que tengo preparadas para publicar.
Les mando un fuerte abrazo con todo mi amor para ustedes. YazziLeon.
