Los nombres de los personajes que utilizo en esta historia; no son de mi pertenencia sino de RUMIKO TAKAHASHI. La historia si es mía y queda prohibida su copia total o parcial.
LOVE SONG
Capítulo 15
Sesshomaru realmente lo había intentado, reprimir sus impulsos, y esperar a que su hermano regresara siendo rechazado por Rin. Pero… está claro que era algo que no podía controlar. Es así que, después de agradecer los halagos de aquellas chicas, se dirigió a aquel lugar donde se encontraría esa hermosa castaña.
Si, quizás Bankotsu tenía razón y mantener su distancia ayudaría a Inuyasha a aceptar de mejor manera si recibía un rechazo, sin embargo, ¿Cómo podía asegurar que Rin realmente lo rechazaría? Y no es como si dudara de ella, pues aunque sabía que ella correspondía a su atracción, realmente no la conocía del todo como para asegurar alguna respuesta de su parte. Por lo que, sentir dentro de su pecho esa incertidumbre y temor a perderla, era algo normal. Ahora bien, el tema de los hermanos que tanto defendió su amigo, era… razonable. Efectivamente, pelear por una chica nunca estuvo dentro de sus planes porque, fuera cual fuera su relación con Inuyasha, no dejaba de ser su hermano. No obstante, cuando pensaba en colocar a Rin en medio de los dos, todo cambiaba de color. Tal vez porque la castaña realmente le gustaba o tal vez porque… ya estaba comenzando a sentir por ella, más que atracción.
Es así que, mientras caminaba, con su cabeza llena de mil pensamientos, por fin, al levantar la mirada, pudo ver aquella escena que hubiera deseado evitar; a Rin e Inuyasha, juntos.
Al momento, su primer impulso fue dirigirse a ese lugar, interrumpir lo que estuvieran hablando sin importarle nada, y tomar a la chica entre sus brazos. Pero… al mismo tiempo, como si un mural lo hubiese detenido, se quedó de pie, inmóvil. Porque sabía, que no podía hacer eso. Porque, por más que él sintiera o asegurara la conexión que tenía con Rin, no debía entrometerse en sus decisiones. Por lo tanto, aunque le fue difícil, no dio un paso más, y en su lugar, después de pasar saliva y soltar un profundo suspiro, observó la escena.
Afortunadamente para él, al instante, ocurrió un acto que lo hizo levantar una ceja, pues vio a su hermano, dirigirse a la salida. Se detuvo, volteó una última vez hacia la chica y después de pronunciar algunas palabras inaudibles para Sesshomaru, el más joven de los hermanos, finalmente se marchó.
No es como si hubiera querido escuchar pero, al ver cómo es que Rin se había dado la vuelta, de inmediato lo confirmó, Inuyasha había sido rechazado.
Entonces, como si nuevamente hubiera adquirido la habilidad de caminar, comenzó a dar pasos, directo a aquel departamento.
Mentiría si dijera que Sesshomaru no se sintió aliviado o que su respiración no volvió a la normalidad después de ver a su hermano marcharse, o que, no deseo sonreír de alegría. No obstante, no lo demostró y no hizo ningún gesto. ¿Por qué? Simplemente por respeto. ¡Así es! Inuyasha, se habida enfrentado a él y con honestidad le había confesado sus intenciones y deseos para con la chica, y sin importarle el resultado, lo había intentado. Un acto imprudente quizás, pero aun así, valiente. Por lo tanto, comportarse con debida prudencia, era lo más apropiado. Es así que, cuando los hermanos se cruzaron uno a lado del otro en su camino, ninguno dijo nada. Ambos se compartieron una mirada y después de aceptar cada uno lo sucedido, continuaron su propia dirección.
Sesshomaru, no podía decir que se sentía mal por Inuyasha, porque no era verdad. Realmente, haber contemplado el rechazo de Rin, le había devuelto el aire a los pulmones y, aunque ya se lo esperaba, confirmarlo fue lo mejor. No por lo sucedido con su hermano, sino por él, porque con eso, también confirmó que la hermosa castaña, era tal y como lo había sospechado.
Es así que, con entusiasmo pero con su ya acostumbrada actitud inmutable, se dirigió al departamento. Ya a un par de pasos de entrar, vio salir a Kagome, pero no fue hasta que la escuchó llorar que nuevamente tuvo que detenerse.
No habría sido necesario ser un genio para saber que su llanto se debía a Inuyasha, pues al parecer, la chica había escuchado todo y como lo suponía, la azabache tenía sentimientos por su hermano. Por lo que, imaginar que fue duro para ella escuchar la declaración de ese imbécil, fue algo obvio. Así mismo, de inmediato también lo consideró, quizás Kagome desearía desahogarse con su amiga, y aunque pensarlo le molestó, sabía que darles espacio era lo mejor. Pero entonces, justo cuando planeó dar media vuelta y marcharse, la chica, le dirigió una mirada y con una sutil indicación, inmediatamente comprendió que quería que se quedara. Tal vez para que él, también escuchara lo que le diría a Rin, pero… ¿Por qué?
Finalmente, después de limpiar sus lágrimas, la chica, volvió a dirigirle una mirada y sin esperarlo pronunció:
- Bueno...Creo que, será mejor que me vaya…
- ¿Qué? ¿A dónde? – cuestionó Rin.
- A un lugar donde no estorbe. – respondió intentando bajar la voz, aunque está claro que no lo fue del todo, pues Kagome, lo había dicho con tal claridad para que Sesshomaru también escuchara.
Un instante después, Rin volteo y fue ahí que, cuando volvió a contemplar sus ojos advirtiendo tristeza en ellos, fue más que suficiente para distraer a Sesshomaru y no percatarse de que Kagome ya había comenzado a caminar.
Afortunadamente, su habilidad para reaccionar lo había ayudado a verla pasar a su lado, y sin perder tiempo, el joven, solo mencionó lo obvio.
- No hace falta que lo hagas. – pues aunque no era algo que quería, si ambas necesitaban tiempo a solas, esperaría con paciencia. De cualquier forma, en esa fiesta, no le importaba hacer nada más que; pasar tiempo con Rin.
Sin embargo, la azabache, con un par de palabras y su última mirada, lo dejó en claro.
Los dejaré solos… - y terminando de pasar a su lado, salió de la habitación.
- Pero… Kagome… - intentó detenerla Rin, pero además de que su amiga, ya se había marchado, fue Sesshomaru, quién tomándola del brazo, la detuvo.
- Deja que se vaya… - indicó sereno. Rin, lo observó incrédula. – Necesita estar sola.
Y quizá, fue la manera en como lo dijo o tal vez, la forma en como la estaba viendo qué; el corazón acelerado de la chica, se tranquilizó. Soltó aire y dirigiendo sus ojos en dirección a donde había ido Kagome, pasó saliva.
Lo sabía, su amiga solía ser una mujer muy valiente y madura, pero en esos momentos, ¿Realmente necesitaba estar sola? ¿Realmente podía hacerlo? o era porque… ¿Quería que Rin y Sesshomaru, pudieran tener tiempo a solas? ¡Tonta! – pensó Rin, soportando las ganas de ponerse a llorar.
- No debería… - finalmente susurró. Sesshomaru, la observó.
- Tú la conoces bien, ¿No es así? – cuestionó. - Por lo tanto, debes saber el verdadero motivo, por el que decidió marcharse. – Rin, apretó los ojos. Entonces Sesshomaru, añadió. – En ocasiones, es necesario estar solo. Ayuda a pensar, analizar mejor lo sucedido y también, ayuda a sanar. – y tras escuchar esas palabras, la chica, abrió los ojos. Lo observó con esperanza y después de suspirar, lo aceptó.
- Supongo que si… aunque… no deja de preocuparme.
- Si es así, te ayudaré a buscarla.
- ¿Qué? ¡No! no, haré lo que dijiste. Le daré su espacio.
- Solo por un tiempo… - añadió. – Y si después de eso, aun quieres ir a buscarla. Te ayudaré.
Desde haber comenzado a hablar con Sesshomaru, este, siempre demostró ser un joven naturalmente inmutable, sincero pero siempre, encantadoramente amable. Y en esta ocasión, no fue diferente. Pues Rin, además de conocer una nueva faceta del peli plateado, aumentó con rapidez su admiración por él. Ya que en ese momento, no parecía coquetearle como usualmente solía pasar, esta vez, estaba completamente concentrado en su preocupación por su amiga. Y lo mejor, es que; sin saber de qué se trataba, estaba dispuesto a ayudar.
Es así que, con una dulce sonrisa, Rin, planeo agradecerle.
- De acuerdo… muchas gracias… – sin embargo, Sesshomaru, la interrumpió.
- Lo sucedido con tu amiga… ¿Fue por culpa de Inuyasha, cierto? – y como si hubiese visto un fantasma, la chica, se quedó sin aliento.
- ¿Eh? Ah, bueno… - no sabía que decirle, acaso, ¿Había escuchado su conversación con Kagome? O peor, ¿Había escuchado su conversación con Inuyasha? Entonces, en cuestión de segundos, Rin se paralizó, su cuerpo comenzó a temblar y el miedo comenzó a inundarla. Afortunadamente, Sesshomaru, se adelantó.
- Lo lamento. – suspiró. – Mi hermano suele actuar como imbécil. Aunque eso ya lo notaste. – y después de abrir los ojos por la sorpresa, Rin, bajó la mirada.
No lo entendía, ¿Sesshomaru sabía lo que había pasado? Y si lo sabía, ¿Esa era su respuesta? Ciertamente, no es como si estuviera de acuerdo, pues había notado en su voz, un tono de molestia, pero más que eso, había notado en sus ojos, un sentimiento de: ¿Tranquilidad, alivio? Cual quiera que fuera, parecía haberlo superado, para continuar adelante. ¿Pero ella? Rin, ¿Podía hacer lo mismo?
Si, si Kagome podía hacerlo, y si Sesshomaru podía hacerlo. Entonces también ella.
Estaba segura que Sesshomaru no se lo diría con palabras textuales y ella, tampoco tendría el valor de hacerlo, por lo tanto, se quedaría así, con esas palabras sería suficiente, al fin, lo había entendido perfectamente.
Por otro lado, el joven, quien observaba atento a la chica, esperó con tranquilidad. De cualquier forma, sabía que de cierto modo, había sido, muy directo.
Finalmente, después de tomar valor, Rin regresando sus ojos a él, lo observó y con una media sonrisa, le respondió:
- Creo que si…
- En fin… - dijo él. - ¿Vamos a tomar algo? – pues continuar con el tema de su hermano, no era algo que deseaba alargar. Estaba claro que ninguno de los dos deseaba hablar de lo sucedido, así que, lo mejor era comenzar de una vez con lo suyo. Rin por su parte, parpadeó. – Sin alcohol. – indicó y tras sonreír, la chica, aceptó.
- Me encantaría.
Y así, el tema entre Inuyasha, Kagome y Rin había terminado con un ambiente entre ambos tranquilo y confiable. Pero, solo bastó que el par de jóvenes se percataran de cómo es que el peli plateado, aún continuaba tomando de la mano a la chica, para entrar a un nuevo clima.
Quizás, la dulce respuesta de Rin fue la que hizo a Sesshomaru apretar su mano y tal vez, fue justamente ahí, que Rin, sintiendo como si un relámpago hubiera recorrido su cuerpo, se paralizó, provocando que en un impulso guiado por sus nervios, soltara su mano. Y no, no es como si no le hubiera gustado, pero está claro que sentir la enorme mano de Sesshomaru, sostener la suya, la hizo enrojecer más que un día de calor. Por su parte, Sesshomaru, no tomó a mal su reacción, pues con solo ver como su bello rostro se enrojeció fue más que suficiente.
Es así que, sonriendo complacido, invitó a la castaña, a salir.
- ¿Nos vamos?
- Claro.
Durante el camino en dirección a la barra, ninguno dijo nada. Pero no por incomodidad, pues ciertamente, entre ambos, eso no podía existir. Y aunque por lo sucedido, se podía dar entrada a ese sentimiento, la realidad era que, hasta en el silencio, Sesshomaru y Rin, podían entenderse.
Por fin, cuando llegaron a la barra, Rin se acomodó a lado de Sesshomaru, y justo cuando planeo pedir su bebida, el joven, se adelantó.
- ¿Tienes alguna bebida sin alcohol? – preguntó sin más, provocando la risa del joven barman. Y aunque quizá lo hizo sin pensar, al ver el rostro de Sesshomaru, esa estúpida sonrisa, inmediatamente, se borró de su rostro.
- Solo… solo limonada. – respondió, pasando saliva. Rin por su parte, solo guardó silencio.
- Dame dos vasos. – indicó serio y después de recibir sus bebidas, se alejó de ahí, junto con la chica.
Llegando a una barra que se encontraba cerca de la piscina, Rin tomó la palabra.
- No tenías por qué hacerlo. – Sesshomaru, dirigió sus ojos a ella. – El hecho de que yo no beba alcohol, no significa que me incómodo si alguien más lo hace. Puedes disfrutar de la bebida que quieras… te aseguro que no voy a…
- No me estoy limitando a beber, Rin. – indicó firme. – Simplemente quiero acompañarte.
- ¿Y eso no es limitarte? – cuestionó, curiosa.
- No si es lo que quiero. – Rin, lo observó. – Además, ¿No se supone que eres testigo de que no es necesario el alcohol para divertirte?
- Si… si lo soy. – sonrió. Y después de ver a Sesshomaru, levantar una ceja, la chica, se soltó a reír. – Tienes razón, en ese caso… ¡Salud! – incitó y tras chocar ambos sus vasos, cada uno, dio un sorbo. Entonces Rin agregó. – Por cierto, gracias…
Debía admitirlo, disfrutaba de embriagarse en las fiestas a las que asistía, sin embargo, si evitarlo lo hacía disfrutar de la hermosa sonrisa de esa chica, valía completamente la pena. Es más, si en cada fiesta podía estar con ella, estaba dispuesto a no volver a tomar alcohol.
- ¡Ah, se me olvidaba! Increíble concierto. – comentó de pronto.
- ¿Te pareció increíble? – preguntó, junto con una sonrisa en su rostro. Y recargándose en la barra para acomodarse a su altura, se acercó a ella.
- Muy, muy increíble… - respondió Rin, conteniendo sus impulsos de morderse los labios. Así mismo, y casi al instante, desviando su mirada, añadió: Por cierto, este fue mi primer concierto de Rock, ¿Lo sabías?
- Lo supuse. Y después de hoy ¿Tienes la intención de presenciar más? – cuestionó curioso.
- ¡Claro que sí! A partir de hoy, no quiero perderme ninguno de tus… de sus conciertos. – dijo y Sesshomaru, sonrió.
- Eso espero. – y después de una pausa. – Y, ¿Cuál fue tu canción favorita?
Quizá, la mejor respuesta a esa pregunta sería decir: Decode, sin embargo, Rin sabía que si lo hacía, sería una clara declaración de su interés por el joven, pues ambos eran conscientes de las miradas que compartían cada que tocaban esa canción, además de ser mutuamente, la primer canción que los había hecho conectarse. Es por eso que, Rin, siendo consciente de las intenciones de Sesshomaru, prefirió limitarse y tan sutil como siempre, dio su respuesta.
- Around The World. – y tras escucharla, Sesshomaru, abrió los ojos. Realmente no esperaba esa respuesta. Rin, contuvo la risa. Después, al ver que el joven no respondió, continuó. - ¿Quieres saber por qué? – Sesshomaru, levantó una ceja, – Definitivamente, por el solo de guitarra, bajo y batería… - el joven, la observó. – Porque… cuando llega ese momento, se puede ver claramente como ustedes tres, se conectan de una manera… impresionante. Es como si, dejaran de estar en un escenario y se transportaran a otro lugar. A un lugar donde… no existiera nada más que la música. Y eso, lo trasmiten cada vez que tocan. O bueno, no lo sé… quizás, estoy divagando demasiado. – dijo de pronto, pero de inmediato, Sesshomaru, intervino.
- No, no lo hiciste. En realidad… se siente así. – la chica, soltó aire. – Me sorprende. – confesó. - Realmente, nadie suele notarlo. Pero tú, si lo hiciste. – y cortando su distancia, la observó atento, pues en cuestión de segundos, creció en él, un magnífico interés por saber que más había advertido ella.
Y es que, era cierto, ni siquiera Sara que estaba en los escenarios con sus compañeros, había logrado detectar ese éxtasis en el que entraban cuando se encontraban haciendo lo que amaban. Tocar. Y Rin, una chica sin experiencia en la música, que pudiera darse cuenta desde el principio, era algo, verdaderamente increíble. Porque, no solo denotaba su habilidad de intuición y observación sino que, aun sin saber de música, tenía la capacidad de entenderlo. De entender su pasión y de compartir con él, su fascinación por la música.
Claro, esto último era solo una teoría. Primero debía confirmarla.
Pero aun así, Sesshomaru no pudo evitarlo y con una emoción que se combinó con intriga, susurró:
- Dime, ¿Qué más has podido notar? – sin embargo, aunque Rin solía tener la habilidad de mantener su postura frente a él. Verlo comportarse así, más la corta distancia a la que se encontraba, la dejó sin armas, provocando que tartamudeara.
- Yo… bueno, no, no sé. – suspiró. Pero Sesshomaru, insistió.
- Inténtalo… quiero seguir escuchándote.
Y aunque ese momento, fue quizás, el más intenso para Rin, algo dentro de ella la detuvo para no dejarse llevar. Claro, pudo haberlo hecho, acercarse ella también y bajo el clima del momento, dejarse besar por él. Sin embargo, sabía que era demasiado pronto. Primero necesitaba conocerlo, solo un poco más, y con eso a su favor, poder justificar los sentimientos que ya habían nacido en su corazón.
Por lo que, ocultándose de esos penetrantes ojos dorados, bajó la mirada, y con plena intención de desviar el tema, simplemente soltó:
- Creo que… te faltó quitarte la pintura de los brazos. – dijo, señalando el brazo del joven que se encontraba recargado en la barra.
Y aunque quizás, era verdad, puesto que se podía ver una franja sobresalir de su brazo, aun así, a Sesshomaru le sorprendió.
Por su personalidad, era de esperarse que se molestara, no obstante, al ver la expresión de inocencia en Rin, bastó para hacerlo reír y confirmarse a sí mismo, que; esa hermosa chica, de la manera más encantadora, nuevamente, lo desviaba de sus verdaderas intenciones.
Entonces, mientras sonreía divertido, se enderezó. Le dedicó una mirada a la chica y sin apartar sus ojos de ella, comenzó a desabotonar los puños. Remangó cada una de las mangas y terminando, mostró a Rin, sus dos fuertes brazos.
- Esto no es pintura. – dijo y volviendo a agacharse, añadió. – Son tatuajes…
Está claro que la sola imagen frente a Rin, fue suficiente para dejarla sin aliento, pero también el hecho de saber que, esas franjas en sus brazos eran tatuajes. Pues aunque nunca fue fan de ellos, debía admitir que a Sesshomaru, lo hacían lucir; más que un hombre sexy.
- ¿Qué sucede? ¿Ya te di miedo? – cuestionó, pues la chica, no había pronunciado palabra.
- ¿Qué? ¡No, no! Claro que no. – adelantó. – Es solo que…
- ¿No creíste que tuviera tatuajes?
- No solo eso. – dijo sincera. – Sino que… me gustaron. – y aunque fue una respuesta dulce de su parte, y que Rin no lo había dicho a propósito para provocarlo, para Sesshomaru, fue inevitable no querer devorar esa boquita suya, en cuanto la escuchó. Es por eso que, sin limitarse, llevó las manos al cuello de su camisa y juguetón, preguntó:
- ¿Ah sí? ¿Quieres verlo completo?
- ¿Cómo? – dudó ella.
- Las franjas de mis brazos llegan hasta mi espalda, ¿Quieres ver? – y al instante de comprender, no solo Rin se sonrojó sino que en un acto guiado por sus nervios, se colocó frente a él, y tomando sus manos, intentó detenerlo.
- ¡No! ¡No hace falta yo…! Así está bien… - y apartándose de él, volvió a su lugar. Por su parte, Sesshomaru, pasando saliva, soltó aire.
- De acuerdo… - aceptó, y dando un trago a su vaso con limonada, intentó ahogar sus deseos.
Después de unos minutos, que ayudaron a disipar lo sucedido, todo volvió a sentirse tranquilo.
Rin lo sabía, desde haber esperado ese momento a solas con Sesshomaru, sabía que limitarse a actuar fuera de su postura, sería realmente difícil, pero aun así, estaba dispuesta a superarlo. Sesshomaru le interesaba, lo suficiente; que deseaba conocerlo, saber más de él. Y esa noche, en esa fiesta, sería el escenario adecuado para crear entre ambos un vínculo más allá que solo el de amigos. Sabía que esa noche, sería crucial para su futura relación con el sexy guitarrista, y ella, estaba decidida a poner todo de su parte.
Por otro lado, Sesshomaru, nunca imaginó que ese tiempo a solas que tanto había esperado junto a la castaña, sería tan difícil para él. Pues, soportar sus deseos de tomarla del rostro y comérsela a besos, aumentaba su dificultad cada que ella respiraba. Lo cierto es que, estaba dispuesto a conocerla, a saber más de ella, a descubrir que ocultaba, para saber de qué manera acercarse a ella y conseguir su corazón. Sin embargo, no esperó que sería él, quien terminaría rendido a sus pies.
Comentarios de la Autora:
Y lo que tanto estaban esperando, por fin, de vuelta el SesshRin.
Aunque bueno, solo espero que haya valido la pena…
Mis queridísimas lectoras, espero que les haya gustado este capítulo, y me puedan comentar su opinión, saben que amo leerlas. Por otro lado, debo informar que el arco de "el primer concierto" está a punto de terminar. Ya vamos a entrar a otra etapa de la historia y sin intención de hacer spoilers, se viene muchos momentos de gran intensidad.
Bien, en fin, sin extenderme de más, les agradezco muchísimo su apoyo y les mando un fuerte abrazo. Nos leemos en la siguiente actualización.
