Los nombres de los personajes que utilizo en esta historia; no son de mi pertenencia sino de RUMIKO TAKAHASHI. La historia si es mía y queda prohibida su copia total o parcial.


LOVE SONG

Capítulo 16


- Entonces, si este fue tu primer concierto de rock, ¿Qué clase de música escuchas? – cuestionó curioso.

- ¿Qué clase de música crees que escucho? – respondió juguetona, pues claramente deseaba saber qué opinión tenia Sesshomaru, de ella.

- ¿No podrías simplemente, responder? – intentó, ya que, sabía bien cuáles eran las intenciones de la chica.

- ¡No! prefiero ver si adivinas… - Sesshomaru, desvió la mirada. Era consiente que la bella castaña estaba jugando con él, y aunque en el pasado se habría molestado, era obvio que con ella, no podía hacerlo. Rin era totalmente una preciosura, ¿Cómo podría negarle algo?

- No puedo hacerlo si no me das alguna pista. – dijo entonces, mirándola directo a los ojos.

- Hm, de acuerdo – sonrió ella. – La música que me gusta escuchar, tiene un estilo único, con características propias. – mencionó, sin embargo, al ver el rostro confundido del joven, decidió agregar: Bueno… puede decirse que; agrupa gran número de géneros musicales… - pero Sesshomaru, continuaba sin comprender. Entonces, Rin, comenzó a reír.

Era curioso, por su personalidad y manera de vestir, podría decirse que Rin, era una chica que podría disfrutar de música suave, como el jazz, bossa nova o simplemente baladas. Además, su manera de expresarse con respecto a la música e instrumentos, lo daba a imaginar. Sin embargo, no podía subestimarla. Desde haberla conocido, esa hermosa chica de ojos cafés y dulce sonrisa, lo sorprendía con algo nuevo cada día, haciéndolo dudar, incluso de lo que se suponía él, conocía de las mujeres. Por lo tanto, por más que intentara pensar en la mejor respuesta, debía admitirlo, no podría adivinar.

Rin era única, y eso, lo sabía.

Es así que, disfrutando de la melodiosa risa de la castaña, decidió esperar, a que ella misma se lo dijera.

- Está bien… te lo diré, más que nada porque… siento que fui yo quien no encontró la manera de explicarse. – Sesshomaru sonrió. – No suelo escuchar música convencional, en realidad, no sé a qué género pertenece, lo que sé, es que, me gusta la música que tiene estética retro. – explicó. – Como lo fue…

- La música de los ochenta. Disco, psicodélica… - adelantó el joven, con expresión sorprendida.

- ¡Si! Así es… - confirmó ella. – Bueno, en realidad, me encanta la música de los ochentas y… - Pero al ver el rostro de Sesshomaru, su entusiasmo cayó hasta el piso. - Bueno… sé que quizás es rara y también anticuada pero…

- ¡Claro que no! – intervino él. – Rin, la música de los ochentas… es genial. - la chica soltó aire. - En realidad, nunca habría imaginado que te gustara. – confesó. - ¿Cómo fue que…?

- Por mi Padre. Crecí escuchando su música así que… terminé amándola.

- Ya veo… - Sesshomaru, la observó. Después de unos segundos, sonrió. – Entonces, tu padre. Puedo notar que lo admiras.

- Claro que sí. Es el mejor hombre que conozco. – declaró sincera. – Y no solo porque me enseñó a apreciar la buena música, sino que también… por guiarme siempre. – y tras un suspiró, Rin pasó saliva.

- Puedo entender el sentimiento. Ya que mi padre, también lo fue… - y tras escucharlo, los latidos se su corazón se detuvieron.

- También, ¿Lo fue? – repitió angustiada. – Eso significa que…

- Murió. – confirmó y por primera vez, desde haberlo conocido, Rin, pudo ver en sus ojos, un aire de dolor.

- Lo siento mucho Sesshomaru. – dijo ella, y guiada por su sentido de empatía, colocó ambas manos sobre su brazo, pues su intención fue; brindarle consuelo.

Y aunque al principio el guapo joven comprendió las intenciones de la chica, fue inevitable no sentir como todo su cuerpo se estremeció. Pues esas pequeñas y delicadas manos eran tan suaves que; provocaban en él, el deseo de tomarla entre sus brazos y disfrutar del calor de su cuerpo. No obstante, sabía también que debía controlarse, pues ese no era el momento para desatar sus deseos.

Así que, dirigiendo su mirada a ella, habló:

- Descuida. – y al mismo tiempo pero tan fugaz como un parpadeo, Sesshomaru, acarició el mentón de la chica. – Al igual que tú, fue mi padre, quien indujo mi interés por la música, especialmente el rock. – explicó. Y aunque Rin intentó mantener su postura, está claro que el anterior acto de Sesshomaru, había descontrolado totalmente su tranquilidad. Aun así, la chica se esforzó en disimular. – Crecí escuchando las clásicas bandas de rock, como lo fueron: Kiss, AC&DC, Queen…

- También conozco algunas. – intervino. - Como: Guns N' Roses, The Beatles…

- ¡¿Entonces tu padre también escuchaba rock?!

- Si, bueno, solo algunas canciones, que son exactamente las que yo conozco. – y después de un suspiro, Sesshomaru, sonrió.

- Entonces es cierto. – dijo de pronto. – Escondes más secretos de lo que pensé. – y tomando las manos de la chica, que aún continuaban descansando en su brazo, se acercó a ella. – Dime, ¿Qué más ocultas? – susurró, y aunque, esa actitud cautivó por completo a Rin, lo mejor que pudo hacer en ese momento fue; contrarrestar su coqueteo.

- No podría decírtelo… - mencionó en voz baja.

- ¿Por qué no? – dudó él.

- Porque… ¿No sería mejor que los fueras descubriendo? – y apartando las manos, pero sin desviarle la mirada, bebió de su vaso. Sesshomaru, soltó aire. – En fin – suspiró. – Aun no te he dicho a quienes escucho. – el joven, levantó una ceja. - Roosevelt y Ellie Goulding.

- ¿Quiénes? – cuestionó confuso.

- ¿No los conoces? – y al ver su expresión, fue suficiente para saber su respuesta. La chica, comenzó a reír. – Son increíbles, su música es exactamente como la que disfruto. Y, si no me crees, puedo recomendarte algunas canciones… así podrás darme tu opinión. - ofreció y tras terminar de hablar, ambos se compartieron, una sonrisa.

Quizás, para cualquiera que hubiera escuchado su conversación, habría creído que se trataba solamente de un intercambio de información trivial. Sin embargo, para Sesshomaru y Rin, no fue así. Pues para ellos, fue conocer más acerca del otro, cómo su pasado, su manera de pensar y sus experiencias. Es por eso que, aunque para cualquiera, ese momento pudo ser insignificante, para ambos fue algo especial.

Ya había pasado alrededor de una hora, desde haber llegado a ese lugar, y aunque Rin estaba disfrutando plenamente su momento a solas con el guapo guitarrista, fue inevitable que Sesshomaru, no se percatara de su preocupación. Ya que la bella chica, de un momento a otro, comenzó a desviar su mirada, claramente, en busca de su amiga.

- ¿Quieres ir a buscarla? – propuso entonces el joven peli plateado.

- ¿Eh?- suspiró Rin, sonrojada.

- A tu amiga. Kagome...

- Ah, bueno…

- Tranquila, como te lo dije, si después de darle tiempo aun quieres ir a buscarla. Te ayudaré. – Rin, lo observó. – Ya ha pasado un poco más de una hora, ¿Vamos?

Y a pesar de que la chica, se sintió avergonzada por interrumpir su conversación, agradeció el gesto, pues aunque hubiera deseado continuar con su increíble velada, aun debía asegurarse de que Kagome, estuviera bien. Es así que, después de darle el paso, los jóvenes se encaminaron en busca de la azabache.

Estaba claro que el tamaño del lugar y por la gente que había, sería más que difícil poder encontrar a la chica, sin embargo, Rin, era inteligente. Sabía que si su amiga deseaba estar sola, buscaría lugares alejados, por lo que, comenzar por las orillas era el primer paso, desafortunadamente, después de rodear toda la fiesta, no pudieron encontrarla.

- Sigue sin contestar… - suspiró la chica, mientras sostenía su teléfono. Sesshomaru por su parte, simplemente, la observó.

Estaba sorprendido, sabía que eran buenas amigas pero la actitud de Rin, parecía mas allá que solo aprecio. Pudo notar que la castaña, realmente la quería.

Entonces, mientras esperaba que la chica terminara de volver a llamar, sus dorados ojos, pudieron distinguir a Bankotsu. Pero, ver a su amigo no fue lo que lo sorprendió, sino verlo, junto con Sara. Debía admitirlo, era algo nuevo, usualmente, cuando terminaban de tocar o asistían a alguna fiesta todos juntos, su amigo solía aislarse totalmente y disfrutar de sus bebidas mientras escuchaba música. Claro que; estaba al tanto de su interés por Sara y en parte sabía que de esa manera les daba espacio, pero en ese momento, al verlo con esa insistencia para con la chica, se percató de que ya no perdería el tiempo. Bankotsu, estaba dispuesto a conquistar a Sara.

Mentiría si dijera que no se sintió incómodo, pero no por la chica, sino por su amigo. Durante el tiempo en que Sesshomaru había estado interesado en Sara, el moreno se había apartado demostrando su madurez y lealtad. Y aunque no era propio de él, sabía que le debía una disculpa, pero bueno, ya llegaría ese momento. Por lo pronto, continuó su camino junto a la hermosa chica castaña.

- Lo siento… - comentó de pronto. – Una fiesta es para disfrutarse y, estás aquí conmigo buscando a Kagome.

- ¿Quién dijo que no estoy disfrutando la fiesta? – respondió él.

- ¿En serio? – cuestionó Rin. - Dudo que divertirte sea algo como esto. Acaso, ¿No te gusta bailar? ¿Jugar? ¿Beber o, nadar? – mencionó, dirigiendo sus ojos a la piscina.

- No. En realidad, no me gustan las fiestas. A menos que… tenga buena compañía. – y aunque esas palabras las había dicho con la intención de sonrojar a la chica. No pudo lograrlo por completo, pues aunque Rin si lo había escuchado, al mismo tiempo, sus ojos, por fin pudieron verla.

- ¡¿Kagome?! – interrumpió sorprendida. Sesshomaru, volteo. – ¡Si, es Kagome! – confirmó. – Y esta con…

- Inuyasha…

La chica no podía creerlo, aunque sus ojos no le mentían y a quien estaba viendo era a su amiga, la hermosa chica de melena azabache y mini vestido negro, lo que no podía creer, era que esa misma, quien no hace más de dos horas estaba llorando por el tipo que le rompió el corazón, en ese momento, estaba sonriendo a su lado mientras disfrutaban de una bebida.

Si, al instante, Rin se sintió confundida y hasta cierto punto molesta, sin embargo, y casi al mismo tiempo, recordó las palabras de su amiga, "no quiero renunciar a él" así mismo, su determinación: "Yo sé que puede cambiar. Y yo, me voy a encargar de demostrárselo". Por lo que, aunque aún no se sentía convencida, no tuvo más remedio que cumplir a su promesa. Apoyarla.

No obstante, Rin, al ser su amiga, debía comprenderla, pero Sesshomaru no pensaría lo mismo, por lo que, no pudo evitar sentirse avergonzada.

- Ah, yo… iré a, hablar con ella… ya regreso. – y sin mirarlo al rostro, se dirigió directo a Kagome. Mientras que Sesshomaru, comprendiendo la actitud de Rin, se encaminó detrás de ella.

Aun así, debía admitirlo. Esa chica, sí que era insistente, pero más que eso, era decidida. A pesar de saber que el imbécil de Inuyasha le había declarado sus sentimientos a su amiga, no quitaría el dedo del renglón, continuaría siendo su amiga, continuaría intentándolo y continuaría con su vida, totalmente normal.

El mayor de los hermanos, observó a la azabache. Definitivamente, su hermano, era un imbécil.

Entre tanto, Rin, llegó hasta su amiga.

- ¡¿Kagome?! – expresó inquieta, ignorando rotundamente a Inuyasha.

- ¡¿Rin?! ¡Hola! – saludó la chica con una sonrisa.

- Te… te estaba buscando. – mencionó, aun expresando un poco de incredulidad. Entonces, antes de que Kagome hablara, Inuyasha intervino.

- Ah, iré por más bebidas. – y dando media vuelta, se alejó de las chicas.

- ¿Ya viste? – dijo la azabache, en cuanto el joven se apartó. – ¡Te dije que funcionaría! – reiteró, mostrando a su amiga que traía puesta la chaqueta de Inuyasha. Rin, la observó con preocupación.

- Kagome…

- Tranquila. – adelantó. – Estoy bien. Como te dije, no voy a rendirme.

- Lo sé pero, cuando te fuiste tú…

- Lloré lo que tenía que llorar. Ahora, solo me queda continuar hacia adelante. – la castaña, soltó aire. – De verdad Rin. ¡Estoy bien, más que bien! – y aunque aún se sentía un poco confundida, finalmente, decidió creerle.

- De acuerdo. – suspiró. -Y, ¿Cómo fue que…?

- No lo sé, estaba cerca del jardín, cuando de pronto llegó. Conversamos un poco y después, me invitó a bailar.

No cabía duda, Kagome, era una mujer excepcional. Valiente, decidida, pero sobre todo, muy fuerte.

- Bueno… en ese caso, entonces dejo que te sigas divirtiendo. – mencionó Rin. Pues por la manera en que había visto y escuchado a su amiga, sabía que, ya no tenía nada de qué preocuparse. Kagome, con una grandiosa fortaleza, había superado lo vivido y estaba dispuesta a continuar con sus planes.

- Lo mismo digo amiga. – respondió juguetona, dirigiéndole una mirada al guapo joven que; a un par de pasos detrás de ellas, esperaba a la castaña. Rin, al darse cuenta de ello, sonrió. - Tengo tantas cosas que preguntarte, pero, ya será en otro momento…

- Estoy de acuerdo. – dijo Rin. Y después de compartir sonrisas cómplices, las chicas, se despidieron para continuar cada una, disfrutando de sus compañías.

Por fin, cuando Rin llegó hasta Sesshomaru, ambos sonrieron.

- ¿Todo bien? – cuestionó el joven.

- Si… todo bien. – suspiró ella, y así, ambos se fueron, juntos.

Poco después, llegando cerca de donde se encontraban una hilera de faroles, y queriendo reestablecer su conversación, Rin se detuvo para decir:

- Entonces… ¿Solo te gustan las fiestas si tienes buena compañía? – preguntó sonriente, no solo con la intención de continuar donde se habían quedado, sino también, para demostrarle a Sesshomaru que sus palabras, no habían sido olvidadas. Sesshomaru, dirigió sus ojos a ella.

- Así es… - afirmó.

- En ese caso… te lo agradezco. – y mordiéndose involuntariamente los labios, agregó: Y, también me gusta… tu compañía. – suspiró.

¡Estaba claro! Aunque intentara ocultarlo, su mirada, sus palabras y todo su comportamiento, lo decían. Ella también deseaba besarlo. Por lo que, sin decir nada más y aprovechando que la chica estaba recargada en un farol, Sesshomaru se acercó con la plena intención de robarle un beso. Desafortunadamente, por esa noche, sería su último intento, pues justo en el momento menos apropiado, el teléfono de Rin, comenzó a sonar.

- Ah, lo siento… - pronunció. - ¡No puede ser! – expresó en seguida, al ver la pantalla de su teléfono. Sesshomaru por su parte, aunque al principio suspiró por la decepción, al ver la reacción de Rin, no pudo evitar preocuparse por ella.

- ¿Sucede algo? – preguntó al instante.

- tengo que irme… - dijo de pronto.

- ¿Qué? ¿Por qué? ¿Sucedió algo?

- No, no… es más bien por, el horario. Puse una alarma en mi teléfono para que me avisara una hora antes pero… por llamar a Kagome, olvidé que la había pospuesto y ahora, ya es muy tarde.

- Pero… es solo media noche. – replicó.

- Se supone que debía estar en casa a la una, y faltan veinte minutos. – Sesshomaru, se sorprendió.

- La fiesta comenzó hace apenas dos horas, Rin. – dijo y aunque no fue un reproche, Rin, se incomodó.

- Lo sé. Pero aun así, tengo que irme. – respondió sin más. Justo después, tomando su teléfono, lo llevó a su rostro.

- ¿Qué haces?

- Llamaré a un Uber. – y así como Rin terminó de pronunciar aquellas palabras, Sesshomaru, tomó la mano que sostenía su teléfono, y apartándola de su rostro, se rehusó.

- ¿Es una broma? ¿Realmente planeas llamar a un Uber a esta hora? – cuestionó molesto.

- ¡Si! Como te mencioné, debo irme a casa, pronto. – explicó. Sesshomaru, frunció el ceño.

- En ese caso, espera un momento, no dejaré que te vayas tu sola.

- ¿Cómo?!– adelantó ella. – ¡No, no hace falta! No es necesario que se regresen antes por mi culpa, sé que planeaban quedarse toda la noche así que…

- ¿De que estas hablando? – interrumpió frustrado. Después, bajando la mirada y soltando un suspiro, se acercó a ella. Colocó su brazo en el farol por encima de su cabeza y hablando entre susurros, dijo: Me refiero a mí, Rin. Yo te llevaré a tu casa. – dicho eso, la chica, soltó aire.

Y aunque su suspiro, fue claramente por lo impresionada que la había dejado el hombre frente a ella, la frustración de Sesshomaru, no lo dejó notarlo, al grado en que, sin dejarla responder, añadió:

- Y no, no es molestia. No importa si me voy antes. Y no sucederá nada, si ellos se regresan sin mí. – aclaró seguro, sabiendo bien, lo que la chica le cuestionaría. Rin por su parte, después de escucharlo, bajó la mirada, sabía que Sesshomaru la había acorralado, por lo que, no tuvo otra opción más que, aceptar su propuesta.

- De acuerdo… - Y no era como si no quisiera, en realidad, la actitud de Sesshomaru había ayudado en mucho, pues de esa manera no había corrido el peligro de verse muy entusiasmada. Es así que, después de una dulce sonrisa, el joven, la invitó a seguirlo.

- Entonces vamos, dejé mi motocicleta junto a la camioneta de Bankotsu.

La chica asintió y sin más, comenzaron a caminar, pero… mientras cruzaban por en medio de la gran fiesta, ninguno volvió a hablar. Rin tal vez, por nervios, emoción o simplemente porque no sabía que más decir. Pero Sesshomaru, bueno, quizás, principalmente para ayudarse a él mismo a controlar sus emociones. Porque si, le había molestado de sobremanera esa interrupción de Rin, no obstante, la comprendía. Lo que realmente necesitaba controlar, era esa sensación que había invadido todo su cuerpo cuando creyó que por fin la besaría.

Finalmente, cuando llegaron al estacionamiento que les habían asignado en la gran mansión, sin perder tiempo, Sesshomaru, tomó su casco.

- Toma, póntelo. – le dijo. Después, subiendo a su motocicleta, la acomodó.

- Ah, creo que me queda un poco grande – dijo la chica. - ¿Cómo puedo ajustarlo? – el joven, volteo a verla. Bajó de la motocicleta, se acercó a Rin, y levantando su rostro, observó a la chica.

- No es solo un poco – mencionó. – Parece que es todo lo que se puede ajustar. Tendrás que usarlo así. ¿De acuerdo?

- Está bien… - sonrió ella. Y aunque está claro que verla así, volvió a encender sus sentidos, prefirió apartarse para regresar a su motocicleta. Segundos después y soltando un profundo suspiro, habló:

- Dime Rin, ¿Alguna vez, haz viajado en motocicleta? – preguntó curioso.

- No, nunca… - respondió sincera.

- Ya veo… - suspiró y volteando el rostro, sonrió complacido. – En ese caso, pon atención, porque solo hay una manera de subirte a una motocicleta.

Rin no era tonta, y aunque nunca antes lo había hecho, sabía que para subir a una motocicleta, debía hacerlo pasando una de sus piernas por encima de ella. Y quizás, su estatura sería un problema puesto que no era muy alta, sin embargo, en ese momento, su pequeño tamaño no era la mayor de sus preocupaciones. Sino el hecho, de subir a esa motocicleta, frente a los ojos de Sesshomaru. Y más aún, siendo consciente de que llevaba puesta una minifalda.

La castaña, pasó saliva. Si, deseaba subir a esa grandiosa motocicleta y abrazar a Sesshomaru mientras se "sostenía" pero para eso, primero debía literalmente; abrir sus piernas. Es así que, sin saber que decir o que hacer, solo, observó la motocicleta.

Por su parte, Sesshomaru, quien no se perdía detalle de las reacciones de Rin, de inmediato se percató de su angustia, y aunque la comprendió, también admitió para sí, la satisfacción que habría sido verla subir a su motocicleta. Pero como ya se había mencionado antes, la comprendió, porque sabía muy bien que aunque Rin era una chica sexy, también era dulce y delicada, por lo que, no tuvo otra opción más que ayudarla y respetar su privacidad, al momento en que decidiera subir.

- No es tan difícil como parece - adelantó. – Solo debes hacer lo que yo te diga… - y tras una sonrisa juguetona, Rin, se acercó a él. – Es necesario que el piloto suba primero. – indicó. – Es por eso que me adelanté. Ahora, sigues tu… - la chica, pasó saliva. – En esta parte, pondrás tu pie izquierdo, tus manos, las vas a apoyar en mis hombros y finalmente cruzarás tu pie derecho para poder acomodarte. ¿Entendido?

- Hm, si… - soltó aire.

Por la forma en la que Sesshomaru se lo había explicado, sonaba sencillo. Además, no veía peligro en el joven, pues por su postura, se mantendría con la mirada al frente. Así que, un poco más relajada, decidió hacerlo.

- Bien, aquí voy…

La chica, guardó su teléfono en su bolso, se acercó a la motocicleta y después de asegurar que Sesshomaru mantuviera su vista al frente, subió su pie izquierdo tal y como él, se lo había explicado. Posó sus manos en los grandes hombros del joven y antes de subir por completo, una voz, apareció de pronto.

- ¡¿Rin?! ¡¿Qué estás haciendo?! – escucharon y al momento de voltear, vieron que se trataba de Sara.


Comentarios de la Autora:

Mil disculpas, se supone que la semana pasada tocaba publicar capitulo pero de tantos compromisos que tuve, se me fue el tiempo.

Pasando a lo del capítulo, debo aclararles unas cosas.

Si, puede que más de uno, piense que el horario de Rin es muy estricto o quizás demasiado exagerado, incluso puede parecer mucha ficción pero no es así. Aun en día, conozco a chicas que tienen horario de entrada y es hasta las diez de la noche, y no, no viven infelices, ellas acatan las reglas de sus padres y los respetan con gusto. A lo que voy es que, no quiero que vean la vida de Rin como un impedimento para la pareja porque no lo es, ¿De acuerdo? Ahora, también, incluí ese tipo de contrapartes en los dos (Sessho y Rin) para resaltar mayormente la diferencia de mundos. Ella la chica buena y él, el tipo malo. Jajaja.

Bueno, espero haberme dado a entender. Muchas gracias por su apoyo, especialmente a Marcela R. siempre estas apoyándome y comentando, de verdad muchísimas gracias.

Espero leer sus comentarios. Les mando un fuerte abrazo.