Los nombres de los personajes que utilizo en esta historia; no son de mi pertenencia sino de RUMIKO TAKAHASHI. La historia si es mía y queda prohibida su copia total o parcial.
LOVE SONG
-Una amistad-
Capítulo 17
- ¿No te dije que te caería bien relajarte un poco? – preguntó Bankotsu después de contemplar la hermosa sonrisa de Sara.
- ¡Ah, cállate! – dijo rodando los ojos al mismo tiempo en que le sonreía a su amigo. – Está bien, lo admito. Me estoy divirtiendo mucho pero aun así, tengo que encontrar a…
- ¡Vamos Sara! ya olvídalo, Sesshomaru quizás ya se fue de la fiesta. Sabes que no le gustan, solo asiste porque es parte de la banda. – replicó el moreno, poniendo todo su esfuerzo para no demostrar su molestia. Por su parte, la chica lo observó incrédula.
Si, Bankotsu tenía razón, se estaban divirtiendo y durante todo ese tiempo a su lado se había sentido relajada y feliz pero… divertirse como hace mucho no lo hacía con su mejor amigo, no significaba que cambiaría sus planes. Y no, quizás no era exactamente por Sesshomaru, sino más bien, por Rin. ¿Por qué? Porque, de e algún modo, Sara sentía la necesidad de ganar siempre y cada momento, en especial si se trataba de Rin. Claro que, esto nunca lo mencionaba y de hecho, ni siquiera ella misma lo admitía. Por lo tanto, aunque dentro de ella, no quería que ese momento tan divertido junto a Bankotsu, terminara, su personalidad posesiva y egoísta, fue mayor. Es así que, después de escuchar las palabras del joven moreno, la chica, no pudo evitar sentirse ofendida.
- ¡Vaya! Nunca creí que te valiera de esa manera, la presencia de Sesshomaru. – comentó molesta. – Bankotsu suspiró.
- No es lo que quise decir…
- ¿Ah, no? ¿Entonces que fue, Bankotsu? – exaltó.
- Que dejes ya de preocuparte. Desde que terminó el concierto has optado una actitud que…
- Pero tú sabes perfectamente mis motivos. – interrumpió firme. El joven, desvió la mirada. – Además, si quieres hablar de actitudes, ¿Por qué no empiezas contigo? ¿Crees que no he notado como te molestas por todo lo que digo? ¿Qué sucede contigo Bankotsu? ¿Desde qué momento te volviste tan egoísta? – cuestionó furiosa y antes de que pudiera continuar, el joven, se adelantó.
- ¡Porque te extraño! – soltó. – ¡Extraño a mi mejor amiga! Extraño compartir momentos juntos, risas, bebidas… extraño pasar tiempo contigo. - Y Sara, contuvo el aliento.
- Pero Bankotsu… - exhaló. – ¿De qué hablas? Ensayamos todo el tiempo… compartimos momentos juntos, bebidas, risas. Nos divertimos casi todo el tiempo, no entiendo a qué te…
- ¡Me refiero a ti y a mí! Extraño nuestros momentos juntos, solo los dos. – y tras escucharlo, la chica, pasó saliva.
Lo aceptaba, el cuestionarle sobre su egoísmo, realmente había hecho referencia a un sentimiento romántico, porque si, Sara sabía que el joven moreno estaba enamorado, y que de alguna manera u otra siempre intentaba estar cerca de ella. Por ese motivo, había planeado rechazarlo. Aclararle de una vez que nunca cambiarían sus sentimientos por Sesshomaru, y si eso incluía romperle el corazón de manera cruel, lo haría. Sin embargo, nunca esperó que Bankotsu, hablara de su amistad.
Sara, lo admitía, desde su interés por Sesshomaru, su cercanía con el guapo joven moreno había disminuido, pero no siempre fue de manera natural, pues ella misma llegó a utilizar estrategias que le dijeran a Bankotsu que ya había hecho su elección. Por eso, lo alejaba, lo ignoraba e incluso, hasta a propósito desmotivaba sus intenciones para cualquier cosa, porque creía que de esa manera, él entendería que su corazón le pertenecía a Sesshomaru.
Pero ahora, al saber que siempre se trató de su amistad, muchas cosas habían cambiado de color. Entonces, ¿De eso se trataba? – se cuestionó. – ¿de su amistad? ¿Todo ese tiempo, solo se había tratado de su amistad? – dudó. Quizás, Bankotsu, como su pareja, no era una opción. Pero como su amigo, era el más indicado. Por lo que, después de escucharlo, todas las barreras que Sara había puesto entre ellos, se agrietaron.
Por su parte, Bankotsu, habría preferido contener por más tiempo aquella confesión, no obstante ya no podía hacerlo. Además, por el rostro de la chica, sabía que había logrado mover su corazón, así que, quizás, no era tan malo después de todo.
- Bankotsu, yo… no sabía que te sentías así… - susurró. – Escucha yo… - pero desafortunadamente, cuando la chica planeo hablar con su amigo, al levantar la mirada, por fin pudo ver lo que tanto temió. A Sesshomaru y Rin, juntos.
Fue entonces, que un remolino de sentimientos la inundó inmediatamente. De haberse sentido culpable y conmovida, pasó a experimentar: alegría, por haber encontrado a Sesshomaru, indignación, por verlo con Rin. Satisfacción, por acertar a su sospecha, pero muchos celos, por acertar a su sospecha. Furia, desplazo, rabia y mucho miedo, no solo por verlos juntos, sino por distinguir e identificar, como es que se estaban dirigiendo al estacionamiento que les habían asignado en la gran mansión, lo que significaba solo una cosa: se marcharían, "juntos".
Y aunque al instante, le dolió el pecho, rápidamente lo superó con un plan, pues está claro que Sara, no se los permitiría. Es así que, desviando completamente su atención e intenciones, y sin perder tiempo, se encaminó detrás de ellos. Claro que, Bankotsu inmediatamente se percató de lo que sucedía, por lo que, impedir que Sara actuara ya era demasiado tarde. Lo único que pudo hacer, fue ir con ella.
Afortunadamente para la chica de grandes ojos, no llegó tarde, pues había llegado justo a tiempo cuando Rin, tomando de los hombros a Sesshomaru, planeaba subirse a su motocicleta. Pero quizás, fue la desesperación de Sara, quién la dominó y la hizo soltar un grito.
- ¡¿Rin?! ¡¿Qué estás haciendo?! – y al momento de escucharla, tanto Sesshomaru como Rin voltearon, encontrando frente a ellos, a Sara.
- ¿Sara? – cuestionó Rin, no solo por la sorpresa de ver a su amiga, sino por la manera en que esta misma, había gritado. - ¿Qué sucede? – intentó investigar, bajándose de la motocicleta. Sesshomaru por su parte, solamente observó a la chica.
- Ah, ¿A dónde van? – preguntó intentando parecer más tranquila, pues sabía que había cometido el error de dejarse llevar por sus emociones.
- Bueno…
- Estaba a punto de llevar a Rin a su casa. – adelantó Sesshomaru. Sara, le dirigió una mirada incrédula.
- ¿A su casa? – repitió. – Pe- pero… ¿Por qué? Me, me refiero a que… aún es muy temprano. – comentó, sintiendo el cuerpo temblar. – La fiesta, literalmente acaba de comenzar… ¿Por qué…?
- Lo sé Sara, pero… ya lo sabes, siempre me voy temprano.
- ¡Si, eso lo sé! – exaltó. – Pero no me refiero a ti, Rin, me refiero a Sesshomaru. – todos los presentes, observaron a Sara. - Si tienes que irte lo entiendo, amiga, pero… ¿Por qué no llamaste a tu padre para que viniera por ti?
- Mi padre no se encuentra en la ciudad… esta…
- ¡Entonces podrías haber llamado a un Uber!
- ¡Sara! – exaltó Bankotsu, intentando detenerla, pero la chica, sin importarle nada, continuó.
- ¿Sabes acaso lo importante que es la presencia de la banda, aquí? ¿Por qué haces esto? ¿Por qué hacer que Sesshomaru se vaya de la fiesta? ¡Que desconsiderada! – regañó fingiendo estar indignada, pues su plan era hacer sentir mal a Rin. Sin embargo, nunca esperó qué tanto Sesshomaru como Bankotsu, estarían de su lado.
- ¿De que estas hablando Sara? – intervino el peli plateado. - Nuestra participación como banda terminó en cuanto finalizó el concierto. Quedarnos en esta fiesta no afecta en lo más mínimo a la banda, es simplemente decisión personal. Ahora, estás equivocada. Rin no me pidió nada, fui yo, quien se ofreció a llevarla. – y tras escucharlo, una punzada en el pecho, la paralizo. Y por si eso hubiera sido poco, Bankotsu, también habló.
- Sara… es tu amiga – dijo, tomando uno de sus hombros. - ¿Realmente te hubiera gustado que se fuera sola a esta hora? – y aunque la intención del moreno, fue hacer entrar en razón a Sara, la chica de grandes ojos, lo tomó más bien, como una oportunidad para disminuir la clara molestia de Sesshomaru.
- Ah, bueno… no, no. Eso hubiera sido… Peligroso. – suspiró. Y después de pasar saliva, dirigió sus ojos a Sesshomaru. – Es verdad… Rin, querida, lo siento yo… lo que intentaba decir es que…
- Tranquila… - adelantó Rin. – Creo que si entendí tus intenciones. – Sara, pasó saliva. – Sango los invitó a quedarse en su fiesta, así que, más que por diversión, es la intención de complacer a su cliente, ¿No es así? – y está claro, que todos los presentes, quedaron estupefactos.
Rin, no lo había dicho porque fuera ingenua o porque no se hubiera percatado de la actitud de su amiga. Sabía que algo había pasado pero ya no había tiempo para resolverlo, debía llegar a casa y entre más tiempo pasaba, más tarde llegaría, así que, dejarlo pasar, era lo mejor por el momento, y si para eso, debía fingir comprensión, eso haría.
Por su parte, Sesshomaru, que continuaba sentado en su motocicleta, fue el único, que se percató de las intenciones de la castaña.
- Ah, si… si, a eso me refería. – dijo Sara, sin perder la oportunidad. – Pero aun así, también tengo algo importante que hablar con ustedes así que…
- Si es tan importante, diles a Inuyasha y a Bankotsu. – interrumpió. - Ya después alguno se encargará de decírmelo. Mientras tanto, esta noche, te llevaré a casa. – indicó, dirigiendo sus ojos a Rin. Y sin esperar a que la chica respondiera, se acomodó en su motocicleta para decir: ¿Nos vamos?
Es así que, sin necesidad de responder con más que solo una sonrisa, Rin, se dirigió a él.
- Pero… ¿No te da miedo, Rin? nunca antes has viajado en motocicleta, puede ser peligroso si no sabes cómo hacerlo, ¿No prefieres que Bankotsu te lleve? – propuso como su último recurso. Sin embargo, tampoco funcionó.
- Bueno… ¡Para mí sería un placer, Rin! – adelantó Bankotsu. – Pero… no puedo. – Sara, abrió los ojos. – Aun debo guardar los instrumentos y todo el equipo que trajimos así que…
- No, no, descuida – añadió Rin, entendiendo perfectamente las intenciones del moreno. – Yo entiendo, no tienes que explicarlo. Además, te lo agradezco pero… de cualquier forma, Sesshomaru fue quien se ofreció a llevarme desde el principio. Seria grosero despreciar su amabilidad. – explico con dulce voz, y tras una sonrisa que dirigió primero a Sara y después a Sesshomaru, soltó un suspiro. – Y con respecto a que nunca he viajado en una motocicleta… no te preocupes amiga, decidí que confiaré en Sesshomaru. – y el joven, que observaba a la chica, sonrió. – Bueno… - soltó aire. – Debo irme. Excelente concierto Sara, también para ti, Bankotsu. Nos vemos. – y acercándose a Sesshomaru, que ya la esperaba. Rin, realizando de manera perfecta las indicaciones que el joven le había indicado, subió a la motocicleta. Por detrás de su hombro, observó por última vez a su amiga, y mostrándole una actitud de victoria, finalmente, se marchó con el guapo guitarrista.
Si, quizás, no lo había hecho como Sara solía hacerlo pero, justamente esa sutileza en Rin, había bastado para que todos, principalmente Sara, se percataran de su intención. Enfurecer a Sara. Porque en efecto, Rin, lo había advertido en su amiga, esa actitud de celos, furia, y un extraño sentimiento de autoridad que, por más amable que fuera, no podía dejar pasar. Es así que, sin importarle nada, la encantadora castaña, dejó atrás no solo a un Bankotsu sorprendido y complacido sino también, a una Sara que, estupefacta y furiosa, no pudo hacer nada.
Por su parte, mientras se alejaban, Rin, después de asegurarse que ya no estaban a la vista de Bankotsu y Sara, por fin, la valentía que había fingido frente a ellos terminó, haciendo que en un tembloroso apretón, se aferrara al cuerpo de Sesshomaru. Estaba claro, sentía miedo porque así como lo había dicho Sara, nunca había viajado en motocicleta, pero es obvio que no le había permitido a su amiga ver esa debilidad en ella.
Por otro lado, aunque se sentía incómoda y un poco molesta con Sara, también quiso entenderla. Tal vez, su amiga deseaba que todos permanecieran juntos hasta que terminara la fiesta o tal vez, era realmente porque deseaba complacer a su cliente. Como fuera, y aunque no se sentía del todo convencida por justificarla, decidió hacerlo, porque, de cualquier forma, eran amigas y debía perdonarla.
Mientras tanto, Sesshomaru, quien había atestiguado todo, así como advertir el cambio en el abrazo de Rin, espero un momento para que la chica tranquilizara sus pensamientos y después, habló.
- Realmente no voy tan rápido. – pronunció, provocando que Rin, abriera los ojos. – Pero si así lo quieres, puedo acelerar.
- ¡¿Qué?! – exaltó la chica. – ¡No! quiero decir, no hace falta creo que…
- Vamos tarde, ¿Lo sabías? – Rin, pasó saliva. - ¿No dijiste que confiarías en mí? – cuestionó juguetón, deseando poder ver la expresión de esa hermosa chica.
- Bueno… si, pero… - y aunque Sesshomaru debía admitir que era divertido, pues entre más miedo le daba a Rin, mas apretaba su cuerpo con el suyo, también sabía que lo mejor era; brindarle seguridad.
- Tranquila. – adelantó, con una sonrisa en el rostro. – A esta velocidad, no llegaremos tan tarde.
- Pero…
- Además, es preferible ir un poco lento, a que vayas temblando justo detrás de mí. – y aunque no la podía ver, pudo identificar claramente, como ese comentario, la hizo enrojecer. Segundos después, suspiró.
- Lo siento… No soy una buena pasajera, ¿Verdad? - Y tras escucharla, Sesshomaru se contuvo. Pues, ¿Cómo decirle que esa mini falda, esa delgada blusa y esa chaqueta de cuero, hacían más que desconcentrarlo? Si, le inquietaba un poco que la chica estuviera temblando pero lo comprendía. Además, con el solo hecho de que la castaña no dejaba de abrazarlo era más que suficiente para convertirse en la mejor acompañante. Es así que, controlando sus impulsos, pasó saliva.
- No es así. – respondió. – Y aunque preferiría que disfrutaras el viaje, es normal que tengas miedo.
- Eso hago – dijo, llamando inmediatamente, la atención de Sesshomaru. – Estoy… disfrutando el viaje. - mencionó al fin, y sin saber que decir, el joven, simplemente sonrió.
Y así, sin decir más palabras, y como si hubieran hecho una clase de acuerdo, ambos, se dispusieron a disfrutar no solo del viaje, sino también de su compañía, de su cercanía, y de esos sentimientos que sin saber, crecían cada vez más.
Finalmente y lamentablemente para ambos, por fin, llegaron a casa de Rin.
- ¿Aquí es? – preguntó Sesshomaru observando la casa.
- Si, aquí es. – afirmó.
- Bien. Debes bajar tu primero, ¿Puedes hacerlo? igualmente, apóyate en mí, no quiero que te caigas. – dijo eso ultimo lanzándole una pícara mirada, por detrás de sus hombros. Y aunque Rin entendió a la perfección, prefirió que era mejor desviar ese coqueteo.
- No me caeré, lo prometo. – y apoyándose en Sesshomaru, bajó, sin ninguna dificultad. Después de ella, el joven, también bajó de la motocicleta. Pero como Rin se había distraído acomodando su falda, no se percató de que el peli plateado, ya estaba frente a ella. Es así que, cuando levantó la mirada, un suspiro ahogado, pasó por su garganta. – ah, yo, bueno… - tartamudeo. – Te, te lo agradezco y también…
- De nada. – dijo, sin dejarla terminar pues sabía que la chica le pediría una disculpa. – Fue un placer.
Quizás, si, ya era un poco tarde y Rin ya debía entrar a casa, pero por alguna razón, no podía irse. Todo su ser, no deseaba despedirse de Sesshomaru. Por su parte, el guapo guitarrista, solo se encontraba esperando un detalle, una entrada, cualquier excusa, para poder…
- Bien, ah, ya debo entrar. Mi teléfono ha estado vibrando sin parar desde que salimos de la mansión así que, mi madre ya debe estar preocupada.
- Entiendo.
- Nuevamente, muchas gracias Sesshomaru. – y después de una sonrisa, la chica, dio media vuelta planeando retirarse, sin embargo, nunca espero que la mano de Sesshomaru, la detuviera.
- Esta semana… - dijo de pronto. – ¿No estarás presente en los ensayos?
- No… - suspiró ella. – Como te mencioné, a partir de mañana, comienzo con el servicio de enfermería. Así que…
- Tu hora de salida, será a media noche, ¿No es así?
- Ah, sí pero…
- De acuerdo – interrumpió. – Te veo mañana. – y sin decir nada más, soltó la mano de la chica, acarició su mentón y dando media vuelta, se dirigió a su motocicleta.
Rin, por su parte, aunque no entendió la actitud de Sesshomaru, no indago demasiado, pues su cercanía le había amedrentado tanto el cuerpo, que simplemente, lo había dejado pasar. No dijo nada, pasó saliva y dando media vuelta, entro a su casa.
Así, después de explicarle a su madre la razón por la que había llegado tarde, finalmente la chica, se fue a dormir. La mañana siguiente, Rin se levantó, asistió a la universidad y al llegar la tarde, por fin, se presentó en el hospital, donde daría su servicio. Afortunadamente para la chica, su primer día, lo había realizado con éxito. Si, se sentía cansada, el cuerpo le dolía y por lo que había visto, sabía que le esperaban días difíciles, pero aun así, estaba feliz, pues sabía que le esperaba mucho por aprender.
Saliendo de las instalaciones del hospital, deteniéndose frente al estacionamiento, la castaña, soltó un suspiro. Habían pasado tantas cosas desde el día anterior que había olvidado por completo pedir un transporte. Así mismo, ni siquiera se había dado el tiempo de recordar con satisfacción, la encantadora velada que había disfrutado junto a Sesshomaru, el emocionante viaje a su lado y las maravillosas sensaciones que habían recorrido su cuerpo cuando lo estaba abrazando.
Sonrió por debajo, en definitiva una noche increíble. Se mordió los labios y llevándose una mano a la boca, deseo que aquel momento, se volviera a repetir. Pero, finalmente, después de regresar a la realidad, soltando aire, tomó su teléfono. Ya era tarde y debía llegar a casa a descansar así que, planeo llamar un Uber, sin embargo, cuando estaba a punto de llevarse el teléfono al rostro, una voz, le paralizó el cuerpo.
- Rin… - y al instante, con un rostro estupefacto, la chica, volteó su mirada. Ahogó un suspiro y bajando el brazo con el que sujetaba el teléfono, observó a Sesshomaru.
- Sesshomaru… - soltó y al mismo tiempo, sin poder evitarlo, contempló la varonil y perfecta imagen de ese hombre. - ¿Qué haces aquí? – cuestionó, pasando saliva. Sesshomaru, que estaba recargado en su motocicleta, se enderezó y dando un par de pasos a ella, respondió:
- ¿No te dije anoche que te vería, hoy? – y por un segundo la chica se confundió, pero afortunadamente poco después, lo comprendió.
¿A eso se refería? - Se preguntó. Pues recordó que la noche anterior, cuando se despidió de ella, le había pronunciado un par de palabras que no había entendido, "te veo mañana" eso significaba que, ¿Vendría por ella?
Y como si Sesshomaru, hubiese leído su mente, añadió:
- Dijiste que toda la semana saldrías hasta la media noche, ¿No es así?
- Ah, si… - y acercándose a ella.
- Bien, y yo te dije… - susurró. – Que me encargaría de eso… - y Rin, soltó aire.
Quizás, no lo había ignorado por distraída o porque tuviera mucho que hacer, quizás, ella misma había decidido no hacerse ilusiones, no creer que ese sexy guitarrista realmente estaba dispuesto a ir por ella y nuevamente, llevarla a casa. O quizás, quiso esperar y ver por sí misma, que era verdad, que Sesshomaru, deseaba conquistarla.
Comprobado lo anterior, Rin, sonrió, definitivamente, estaba dispuesta, a recibir todo lo que Sesshomaru fuera a darle, así mismo, a corresponderle.
Lo observó un instante más, disfrutando de la satisfactoria sensación de emoción que invadía su cuerpo, y sabiendo que el joven hacía lo mismo con ella, se acercó a él.
Por otro lado, antes de que Sesshomaru pronunciara su nombre, algo sucedió dentro de su mente.
Anteriormente, si alguien le hubiese preguntado cuál era su idea de una enfermera sexy, tal vez, habría dicho una estupidez, como; una chica exuberante que usa como uniforme una mini falda y presume un profundo escote. Una idealización realmente superficial. Afortunadamente para él, desde haberla visto salir, usando ese traje blanco que pareció quedarle un poco grande, fue que, por fin descubrió lo que era la verdadera y única imagen de lo que significaba una enfermera sexy.
Estaba más que comprobado, ya no podía ver a nadie más, ya no deseaba a nadie más, solo a ella.
Y, si Rin, aun no sentía lo mismo por él, no le preocupaba, pues estaba completamente dispuesto a conquistarla. A ganar su corazón y a provocar en ella, todo lo que él sentía, con solo verla.
- Bueno… - susurró la chica. – En ese momento, te faltó ser un poco más específico. – comentó sonriente.
- Puedo hacerlo ahora. – Rin, se mordió los labios. Justo después, y tras soltar una sonrisa de satisfacción. Sesshomaru, también sonrió. - ¿Te llevo a casa? – propuso.
- Me encantaría. Si.
Comentarios de la Autora:
Cuando hay capítulos, románticos y muy importantes para el desarrollo de esta hermosa pareja, me tardo demasiado, porque lo leo y lo vuelvo a leer, hasta que me convence en lo absoluto, pero… han de pensar que solo me justifico así que… esta vez no diré más, solo que; disfruten el capítulo y espero que me puedan compartir sus opiniones.
Nos leemos en la siguiente actualización. Les mando un fuerte abrazo.
