Las 100 novias qué te quieren mucho mucho mucho (solo que sin censura)

Capítulo 3 Una perra mala, una gal sonriente y un plan malvado en curso

Por el momento, el plan con Hahari iba bien pero debía tomar un descanso. Podía sentir que ella se estaba enamorado pero su corazón aún no se abría por sus vivencias pasadas, por lo que tenia que ser paciente.

El chico estaba sentado en una zona apartada de la escuela porque necesitaba pensar un poco y luego notó que alguien se había sentado a su lado. Era una chica de un tono rubio apagado y no se veían sus ojos, pero se veía que unas lágrimas se derramaban un poco, pero a la vez parecía sonreír levemente.

—¿Estás bien?—.

—¿Eh, no te preocupes por mi? De veras, de veritas—volteó ella pero al ver a los ojos de Rentauro es que ambos tuvieron un shock del alma de tal forma que ella cambió su expresión de inmediato.

—Oh oh—maldijo Rentauro por dentro porque era muy mal momento haberla encontrado justo ahora que quería resolver lo de Hahari.

—Holi, ¿qué te trae por acá?—decía ella un poco nerviosa.

—Quería pensar un poco, veo que algo te aflige—.

—No te preocupes por eso, son problemas todos bobos—intentó ella no darle importancia, pero Rentauro le tomó los hombros porque eso no era verdad.

—Cuéntame que te pasó—.

—Es que yo… tenía a mis amiguis, mi pandilla, ellas me hicieron la ley del hielo. Yo me siento cabizbaja, toda bajoneada, es que yo…—.

—Escucha, sé que no tengo la solución a ese problema. Yo entiendo que se siente que las personas te rechacen, si quieres hablar con alguien sobre como te sientes, puedes contar conmigo—le dijo el joven con una sonrisa.

—Apenas nos conocemos, ¿por qué te interesaría andar conmigo?—.

—¿Cómo que por qué? Eres muy linda a simple vista, ¿Quién no querría ser tu amigo? Las personas pueden ser muy duras con quienes no lo merecen. ¿Quieres comer algo?—.

—Sí, ya me regresó el apetito—sonrió la chica de forma verdadera.

3 horas después…

—Y así fue como resultaron las cosas, ¿pueden aceptar a Ahko como mi novia?—preguntó Rentauro nervioso a las 5.

—¡¿Otra?!—exclamó Karane pensando que ya no habrían más.

—Holi, me llamo Ashii Kedarui, pero llámenme Ahko para los cuates—declaró la gal sonriente.

—Bueno, si Rentauro me sigue queriendo no tengo problema con ello—comentó Hakari con el sentido de la realidad alterado.

—Mientras más amigas mejor—alegó Kusuri en su forma de niña.

—Mientras no dejes de ser eficiente, no tengo problema—asintió Nano.

—Has lo que quieras, solo no juegues con mis sentimientos—dijo Karane de forma tsundere.

—Ay, gracias. Vamos a ser muy buenas amiguis, voy a peinarlas, a jugar y a salir juntas como compis—decía Ahko abrazándola a todas de forma tan tierna que las demás se conmovieron.

—"La reina de corazones es una dama muy dulce y llena de amor"—se oyó a la grabadora de Shizuka.

Al día siguiente, Shizuka veía que su teléfono tenía emoticones de cosas monas ya que Ahko se lo había adornado personalmente y quedó precioso.

—"Mi herramienta de comunicación quedó como nueva"—.

—Ay, ¿verdad que si? Espero que te guste mucho—decía la gal muy entusiasmada.

—"Gracias por su generosidad"—.

—Eres muy mona, te quisiera comer a besos—abrazó Ahko a Shizuka, pero Nano se acercó.

—Oye, estas invadiendo la privacidad de Shizuka—comentó la peliplateada.

—"A mi no me molesta"—respondió Shizuka con su teléfono.

—Tú también eres muy mona, eres como una muñeca de porcelana–decía la gal abrazando a la IA humana.

—No es eficiente invadir mi propio espacio personal, pero has lo que quieras—alegó Nano sin admitir que le estaba gustando.

Aunque las novias en el fondo tenían miedo de que el grupo empezara a crecer, Ahko parecía ser tan linda con todas y llena de amor que fue aceptada muy rápido y ese era un buen escenario para empezar a expandir a la familia Rentauro.

Sin embargo, el joven no sabía que hacer porque necesitaba salir en citas ahora, pero tenía el problema de que tenía trabajo y no sabia como pedir permiso.

—¡Aaaah no calculé bien ese movimiento!—exclamó Rentauro viendo que su plan tenía una enorme falla.

En ese momento, entró un mensaje al teléfono del estudiante y era de parte de Hahari qué parecía avisar algo importante.

De: Hahari mami.

Rentauro chan, no voy a estar en la ciudad una semana. Tengo un viaje de negocios muy importante, así que no irás a trabajar. Si necesitas algo de mi, puedes pedírselo a Mei o Mai.

—¡Esto es demasiado conveniente, señor escritor!—.

—Aún tienes mucho que hacer con las minitas—alegó el autor del fanfic.

—Bien, por fin podré salir con mis lindas novias al parque—sonrió Rentauro imaginando una salida grupal muy linda con todas las presentes.

—¡Ja, caíste en mi trampa! ¡Activo carta trampa!—exclamó el escritor.

—¡Esto no es Yugi Oh!—.

En ese momento, se veía llegar a Hakari muy feliz con un boleto en sus manos mientras daba brincos de alegría.

—¡Rentauro, gané una salida a un sauna con final feliz! No sé que es eso pero suena a que es lindo—declaró Hakari muy inocente.

—No sé porque eso no suena qué me vaya a gustar—pensó Rentauro ya que el término era muy sospechoso.

—Jajajajaja—se oyó al escritor muy malvado en la mente del protagonista.

—Pero me sobraron boletos de más. Ya invité a las chicas, pero no sé a quien más llevar. Tengo tres boletos extra—.

—Hmmm, podrías llevar a Mei y Mai—.

—Suena bien, pero me falta un boleto—.

—Eeeeh, ¿Qué tal Meme? Ella parece ser muy tímida, me gustaría ayudarla a tener amigos—sugirió Rentauro.

—Oh, ¿Meme Kakure qué se dice es una hija de dos supermodelos guapos? Me parece buena idea, dale el boleto—se fue Hakari de ahí.

—¿Por qué se llama sauna con final feliz?—preguntó Rentauro al escritor.

—Averígualo por ti mismo—.

En la casa de los Hanazono, Mai estaba haciendo sus clasicos deberes de chacha de élite cuando sintió algo en la entrepierna y cayó de rodillas, empezando a ruborizarse.

—¿Otra vez te caíste?—preguntó Mei viendo a su kohai.

—Me siento muy rara, siento un cosquilleo en el trasero—.

—Yo te haré sentir otra cosa en el trasero si no te pones a trabajar—amenazó la maid muy seria.

Mai siguió trabajando pero no sabía que Mei se había ido de ahí y en el baño se revisó qué bajo su falda tenía su entrepierna muy húmeda, justo como había quedado luego de que hizo ese acto impuro con Hahari sama.

—¿Qué fue lo que me pasó? ¿Qué es esto?—se preguntaba ella sobre su estado en que se encontraba.

Mientras tanto, Rentauro no sabía que hacer con el tema de Meme porque no había podido verla a los ojos y no sabia que hacer. En ese instante, hubo un fuerte vendaval qué le quitó el boleto de sus manos y este corría a atrapar el boleto. La chica mencionada iba caminando en el pasillo de la escuela pensando en algo que había visto y la entristeció.

Flashback…

Meme no era una persona de muchos amigos y consideraba qué Rentauro podría ser su mejor amigo en muy poco tiempo. La verdad es que rápidamente se estaba ganando su afecto y quería tenerlo cerca porque parecía comprenderlo, pero algo le hizo sentir mal.

—Rentauro Aijou, te amo—.

Meme había visto a Nano muchas veces en su salón de clases y notó que se había vuelto más expresiva desde hace un tiempo. Sin embargo, ella miró como es que la chica besó a Rentauro sin miedo y este le correspondió.

—Oh, ya tiene novia—susurró Meme muy triste.

Flashback fin…

La chica debió haber visto venir esta situación y es que Rentauro era un buen hombre. Quizás si hubiera sido más asertiva, habría ido por él y no solo como mejor amigo.

—Ojalá tuviera una oportunidad más, una sola oportunidad me basta—susurró ella sin saber que el escritor la oía.

En ese instante, ella sintió llegar un vendaval salvaje y cubrió su fleco y su falda de forma que no se alzara. En ese momento, miró a Rentauro correr y notó que había un boleto en las ráfagas de aire. Luego intuyó qué eso era muy importante y sin pensarlo mucho, logró atraparlo en el aire. Sin embargo, ella iba a caer de forma violenta en el suelo y Rentauro la logró atrapar. El ángulo era tan perfecto qué solo el joven pudo ver sus ojos misteriosos de forma que se dio el esperado shock del amor.

Meme estaba en total shock por la sacudida y Rentauro se sonrojó porque ella se veía muy hermosa en esa posición.

—Disculpa, no quería que te lastimaras—le dijo el muchacho bastante preocupado por ella.

—Descuida, fui muy imprudente. Aquí está tu boleto—decía ella muy nerviosa.

—Es para ti—.

—¡¿Qué, para mi?!—.

—Venía a invitarte a este lugar, espero que vayas conmigo—.

—Pero… tú ya tienes novia. No puedo ir, Nano debería ir—le comentó la pelinegra sacando a relucir eso.

—Así que nos vistes. Ojalá pudiera negarte qué no la amo para no hacerte sentir mal, pero la amo tanto como a mis demás novias—.

—Espera, repiteme eso. ¿Novias? ¿Engañas a Nano?—se sorprendió ella de esto.

—No, deja que te explique la situación—.

Meme prestó atención sobre el tema de la relación poliamorosa en la que se encontraba Rentauro y recordó qué él tenía amigas en su salón de clases. ¿Acaso ellas eran las otras novias?

—Meme, sé que lo que te voy a pedir es atrevido. ¡¿Quieres ser mi chava?! Que diga, mi novia. ¿Quién me hizo decir eso último?—maldijo Rentauro esto último pero Meme se río de esto.

—Así que eso era. ¿Quieres que yo salga contigo a pesar de que tienes más novias? No sé que decir. Estas loco, ya me puse más nerviosa por esto—.

Meme recordó qué había pedido un deseo al cielo en el momento en que ocurrió el vendaval y parecía que esa era la única oportunidad que tenía. ¿Este era el precio que tenía que pagar? Su corazón dolía bastante ahora mismo y quería salir corriendo, pero sus sentimientos pudieron más.

—¡Aaaaaah, acepto! ¡Kyaaaaa!—exclamó ella para después desaparecer en humo dejando un peluche de Pentauro cosido.

—¿A dónde se fue?—se preguntó el sujeto sorprendido.

Meme estaba escondida en los arbustos y se cubría el rostro porque había decidido salir con Rentauro a pesar de lo pecaminoso de la situación y lo peor del asunto es que no se sentía mal, sino más bien avergonzada como siempre.

—Meme, aquí estás—la encontró Rentauro pero no la sorprendió para no incomodarla.

—Rentauro—.

—Quisiera que conocieras mejor a las chicas, ellas son maravillosas. No te van a juzgar, sé que eres muy tímida y te incomoda la presión social. Quiero que sepas que me gustas demasiado y que estoy dispuesto a todo por ti—.

La chica sonrió un poco y dejó de sentirse nerviosa por unos momentos, así que se paró y Rentauro la vio con una sonrisa en el rostro.

—Gracias por aceptar mis sentimientos—le dijo Meme muy feliz.

—Igual que yo, quiero que vengas conmigo—.

Una hora después, las chicas veían con mirada juzgadora qué ahora Rentauro tenía otra más en el grupo.

—Y así fue como ocurrieron las cosas, ¿Pueden aceptar a Meme Kakure como mi novia?—preguntó Rentauro nervioso.

—Aquí vamos de nuevo—murmuraron todas.

—¿Meme Kakure de nuestro salón? Oh, lo sabía—sonrió Hakari que notaba que su novio le interesaba mucho ella.

—Sí, si, ya ni preguntes. Has lo que quieras—dijo Karane representando el pensamiento de las demás.

—Ella es muy tímida, así que quisiera que fueran sus amigas—les pidió el joven a las demás.

—"Bienvenida al gremio de las tímidas"—se oyó a Shizuka con la grabadora.

Más tarde, Ahko había sido citada por Rentauro para estar a solas con ella, por lo que andaba más contenta de lo usual, aunque tuviera esa apariencia tan tranquila.

—Me sorprende de que no quisieras que saliéramos con alguna de las chicas, ¿Qué te hizo querer estar a solas conmigo?—preguntó ella curiosa.

—Porque quería platicar contigo, es que no hemos tenido tiempo de profundizar en nuestra relación—.

—Chale, ¿de veras? Se me nota que parecía ansiosa—decía la gal un poco bajoneada.

—No es eso, simplemente quiero saber de tu vida, me importas más de lo que piensas. Ahko, te amo y quiero que sepas que siempre puedes contar conmigo—.

Ella abrió los ojos y se les llenó de brillo, por lo que le pegó muy feliz y Rentauro la abrazó.

—Te digo una cosita, pensaba que estabas conmigo por lástima. Chispas, lo siento por pensar mal de ti—.

—Oye, no te haría eso jamás. Ahko, me gustas como eres, sobre todo porque eres auténtica y muy buena con todas las que les ofreces tu amistad. Sé cuanto has sufrido, puedo empatizar con eso, te amo y quiero hacerte feliz—.

—Rentauro, te amo—.

Ahko se encontraba más tranquila y le dio un beso a su novio, mientras que ella se sentía tan bien que sonrió de forma verdadera.

—Recorcholis, estoy tan feliz—.

—¿Quieres hacer algo el día de hoy? Lo que sea esta bien—.

Ahko volvió a sentirse en confianza y sacó un enorme papel con una lista de las cosas ultra divertidas y monas qué quería hacer con Rentauro, aunque la hoja era tan grande que llegaba en el suelo.

—Lo siento, es que me emocioné tanto. Cuando me dijiste que querías salir a solas conmigo escribí todo esto. Siento que me excedí—sonrió ella muy feliz.

—Entonces hagamos lo que podamos el día de hoy. No es necesario que lo hagamos todo, tenemos una vida por delante para llevar a cabo nuestros proyectos—respondió este leyendo las cosas de la lista.

Ahko se sonrojó porque Rentauro era muy abierto para hacer cosas lindas y especiales para ella y así empezaron a hacer cosas monas. Lo primero era ir por peluches bonitos o chácharas qué le parecieran muy lindas, lo otro era ir a comer a un sitio muy cute y degustar postres coloridos.

—Mi barriguita se siente muy llena, ya va a anochecer—miró Ahko el cielo.

—Creo que es hora de irte a dejar a tu casa—.

—Puedes quedarte a dormir, mis padres estarán fuera varios días. Es perfecto para pasar tiempo juntos, sin las demás chicas, solo por hoy seré la única novia—.

Aunque Ahko quería a sus nuevas amigas y daría todo por ella, solo quería una noche en el paraíso para ella solita y Rentauro se lo iba a dar. Sin embargo, a medio camino empezó a llover y se mojaron todos.

—Lo siento porque tuviste que cargarme—decía Ahko muy bajoneada.

—Ah, descuida. Para eso soy tu novio, eres lo más importante en mi vida—.

—Estoy mojadita, ¿por qué no nos damos un baño juntos para no resfriarnos?—le sugirió ella.

—¡Aaaaaah, ese era tu plan!—exclamó este viendo que lo tenia todo planeado.

—Jijiji, me descubriste. La verdad es que ese plan era de Hakari, ella me dijo que si se daba la oportunidad, la aprovechara—admitió Ahko sus negras intenciones.

—Bueno, eso no importa ahora. ¿Quieres bañarte conmigo? Vamos—.

Ya había visto a Ahko desnuda antes y se había bañado con ella, pero no de esa forma y aun le resultaba linda verla así. Ambos se desnudaron y se metieron a una tina de agua caliente en la que ella abrazaba a su novio.

—Este acercamiento en cueros es muy mono, pero me siento excitada, te amo—murmuró ella acercando su cara al tórax de Rentauro.

—Yo te amo también—.

—Quiero hacer cosas monas y sucias—le sacó la gal el tema de repente.

—Ya sabía que ibas a eso—murmuró el joven sobre ello.

—Hagámoslo aquí, no quiero ensuciar mi cama de sudor y cosas cochinas, quiero pecar en la tina—.

A diferencia de su primera vez, Ahko se vio más activa por el agua que ayudaba a estimular su perezoso cuerpo. La gal estaba encima de Rentauro mientras besaba a su novio y empezaba a mover sus caderas, generando qué el agua chapotee.

—¿Te gusta, Rentauro? Se siente muy rico—decía ella empezando a notarse qué estaba excitada.

—Te mueves tan lento que me torturas de placer—.

Las caderas de ella no eran tan rápidas como las de Hakari o Hahari, pero ese vaivén lento daba una sensación distinta. Además, el cuello de la chica tenía un punto seductor qué le hacía querer morderle de forma linda ahí.

—Eres como un vampiro, se siente rico en el cuello—.

—Ahko, ya no puedo más—sentía el joven que se acercaba a su climax.

—Hazlo dentro mío, siento algo mono en mi entrepierna—.

La chica tan relajada como siempre sintió que su cuerpo dio todo de si y se relajó en el cuerpo de su amado mientras él la abrazaba con suma delicadeza.

—¿Estás llorando?—le preguntó Rentauro a su novia.

—Es que me siento tan feliz, me gusta mucho ser tu novia. No solo eso, sino que ser parte de la Familia Rentauro es lo mejor que me ha pasado. Gracias por nacer, no sé qué sería de mi sin ti y mis amigas—se confesó ella sonriendo de forma tan mona que Rentauro volvió a besar a su novia.

Más tarde, ella abrazaba desnuda a Rentauro en la cama mientras que esta se había quedado dormida luego de seguirse tocando y besando por largo tiempo.

—Pobre Ahko, de verdad se siente tan sola. Voy a hablar con las demás chicas para que hagan cosas lindas con ella—se prometió el joven mientras que Ahko volvió a abrazar con más fuerza a su amado.

Al día siguiente, Mei había sido citada por Rentauro en un parque de cerezos y ella no sabia que hacer sin Hahari cerca, por lo que estaba a la deriva.

Desde que conoció a Rentauro, ella se sentía muy extraña porque era su primer amor. Más bien, era aun más profundo qué eso y después de tanto tiempo sentía el privilegio de volver a amar y abrir su corazón roto, luego del maltrato qué le dio su familia biológica. El problema es que no sabía que hacer y se sentía impura ya que había tenido sexo con Hahari.

—Rentauro, ¿está bien que estés conmigo aunque ya no sea pura?—preguntó Mei preocupada.

—¿Te refieres a lo de Hahari?—.

—Me gustas Rentauro, me gustas mucho. Pero yo habría querido ser más pura para ti—.

—Mei, mírame a los ojos. Quiero que lo hagas—le pidió Rentauro muy serio.

Ella abrió los ojos y luego miró que el chico se acercó a ella para besarla, tomándola por sorpresa. Ella tembló bastante y volvió a cerrar sus ojos entregándose a ese sentimiento tan puro.

—Me gustas mucho, me gustas bastante—.

—¿No te importa si no soy pura? Tuve sexo con una mujer—.

—¿Te digo un secreto? El imaginarme que tuviste sexo con Hahari es excitante, ¿Qué se sintió ser besada por ella y que fueras suya?—le preguntó este con una seriedad y picardia.

—Rentauro, ¿Acaso tu quieres…?—se sorprendió Rentauro de eso y luego de eso el hombre decidió contarle su plan.

Mei era una pieza clave en esto y aunque al principio se le hacía muy doloroso causarle una arbitrariedad a Hahari, todo era su felicidad.

—¿Crees que Hahari sama va a aceptar todo esto? Ella va a estar en contra. Yo te amo, no quisiera estar en conflicto con los dos, me partiría el corazón tener que elegir—.

—A veces hay que usar la fuerza contra las personas que no quieren escuchar. No quiero lastimar a Hahari, solo la voy a hacer recapacitar, Hakari esta de acuerdo conmigo—.

Mei pensaba en la chica y ahora todo tenía más sentido, la hija de Hahari se había portado bien con ella desde que fue admitida en la mansión y quizás fue su primera amiga, pero su corazón estaba cerrado para admitir eso.

—Cuando todo esto termine, todos seremos felices. Confía en mi—.

La maid asintió y abrazó a Rentauro porque quería sentirse segura en sus brazos. Por primera vez podía bajar la guardia y se sentía muy bien ser ella misma.

—Hazme el amor—.

—¿Qué?—preguntó Rentauro sorprendido.

—Quiero ser tuya ahora, quiero que mi cuerpo te pertenezca—susurró Mei ya movida por su lujuria desatada.

—Pero…—.

La mansión estaba vacía y Mei metió a su habitación a Rentauro, por lo que entraron besándose. El joven estaba adquiriendo más experiencia en todo esto y le quitaba la ropa a Mei que ya no pensaba con claridad.

—Te amo—.

La chica besaba con intensidad a Rentauro y en su mente pasaban toda clase de eventos desagradables. Desde las escenas malas de su niñez, su dolor, todo lo que ella había guardado en su interior empezaba a salir a la luz.

—¡Aaaaaah, Rentauro! ¡Aaaaaah, más! ¡Soy una niña mala, me merezco más castigo suyo!—empezaba jadear ella tomando un aire de perra sumisa.

—¿Mei?—.

—Castígame, quiero sanar mi dolor, quiero sentir esa catarsis—decía ella sacando a relucir un tenue masoquismo de su parte.

—¡No voy a lastimarte!—.

—¡Hazlo, por favor!—.

—¡No sé insultar bien!—.

—Dile que es una perra sucia—le sugirió el escritor a Rentauro.

—¿Qué?—.

—Dilo—.

—Este… ¡Mei, eres una perra sucia!—exclamó Rentauro con el corazón hecho añicos.

—¡Si, si lo soy! ¡Soy una perra sucia!—empezó ella a retorcerse porque el insulto era como una reprimenda qué sentía que se la merecía.

—¡Eres una perra desobediente!—.

—¡Si, si soy! ¡Soy una desobediente, si lo soy!—.

Rentauro miraba que Mei lo había disfrutado solo porque sentía que el regaño era una verdadera catarsis para ella y esa clase de insultos eran los que la calentaban.

—¡Aaaaaah, ya no puedo más!—.

Mei sujetó las sábanas y se vino en un orgasmo tan potente que la dejó noqueada en la cama mientras respiraba profundamente. En ese instante, se oyó un gemido en la puerta y Rentauro se levantó tapándose con una almohada a ver quien era, siendo Hakari y Mai qué habían presenciado todo, pero notó que sus entrepiernas estaban humedas.

—¡¿Qué es lo que hacen aquí?!—exclamó Rentauro en shock.

—¡No es justo, yo también quiero eso!—reclamó Hakari toda horny.

—Dejaste a Mei hecha polvo, que hombre. Ella jamás se cansa, se ve tan bella así de mojada y llena de placer, gracias Rentauro—alabó Mai y luego de quitarle la almohada comenzó a lamer el miembro de su crush.

—¡Mai!—exclamó Hakari al ver eso.

—Quiero todo, quiero sentir lo que Mei. Quiero ser su hermana de leche también—decía la maid toda caliente.

—¡Me uno a eso!—.

Para todo hombre, el ver que dos mujeres hermosas le laman su miembro erecto era sin duda una experiencia erótica y Rentauro no era la excepción. No esperaba encontrar a Mai aún, pero quizás haría más fácil pedirle ser su novia.

—Es tan caliente, tan sublime—decía Mai mientras que se masturbaba con una mano.

—La quiero dentro—.

Mei aun se encontraba temblando y sus oídos zumbaban, pero lo que notó al abrir sus ojos es que Hakari era fornicada por detrás mientras que Mai besaba a Rentauro mientras la dedeaba por detrás.

—¡Aaaaaah, aaaaaah, es mejor que mis dedos!—jadeaba Hakari mientras que sus pechos rebotaban al vaivén de sus caderas.

—Hakari sama—susurró Mei sorprendida.

—Mei, mírame. Estoy siendo la puta de Rentauro, me encanta. Soy tan feliz—decía ella llorando de placer y felicidad.

—Ya entiendo, esta es la felicidad de la que Rentauro hablaba—susurró Mei volviendo a dormir feliz.

—¡Rentauro, aaaaaah!—.

Hakari hacia muecas de placer y Rentauro no podía dejar de mirar ese tremendo culo que ella tenía, mientras que Mai simplemente sonrió.

—Mai, grábame. Ponme en línea con Karane—.

Todo parecía listo y cuando se vio en el celular, Karane estaba desnuda y al ver a Hakari ser follada comenzó a masturbarse y a tocarse sus pechos.

—Te miras muy bien Hakari. Que zorra te ves—decía la rubia en la pantalla.

—¡Rentauro, más, más, quiero que Karane me mira venirme! ¡Aaaaaah, me vengo!—.

La chica sintió el orgasmo aun más potente que el que haya tenido hasta ahora y Karane también se vino en la pantalla.

—Karane, después voy a hacerlo contigo. No comas ansias, te amo y voy a dejarte satisfecha—.

—Eso espero, Rentauro—colgó la chica la llamada.

—Así que este era tu plan. La señorita Hakari es más feliz que antes desde que llegué a esta mansión—decía Mai viendo a la joven que era cargada por Rentauro hasta donde estaba Mei.

—Hakari y todas ustedes merecen ser felices. Quiero que tú también seas feliz con nosotras, quiero que seas mi novia—le declaró Rentauro con total sinceridad.

—Sí mi hermana entra, claro que yo igual. Ahora quiero que te hagas responsable de mi entrepierna—decía ella mientras abría sus piernas.

—Te la voy a meter hasta en las orejas—.

Unos 20 minutos después, Mai descansaba a lado de sus hermanas de leche toda sudada y Rentauro las miraba dormir plácidamente.

—Son unas angelitas hermosas, quiero verlas así por siempre—susurró Rentauro mientras las acariciaba.

—Ya vas entendiendo que el sexo no tiene nada de malo—se oyó al escritor.

—Aún no me gusta la idea. Yo lo quería hacer a mi modo, pero ellas son felices, así que ellas no son lastimadas—admitió el joven que le iba perdiendo el miedo a esto.

Al día siguiente, Rentauro presentó a Mei y Mai en la azotea de la escuela y Karane ya sabía quienes eran, pero las demás no.

—Y así fue como resultaron las cosas, ¿pueden aceptar a Mei Meido y Mai Meido como mis novias?—preguntó Rentauro nervioso.

—Hmp, has lo que quieras—se volteó Karane avergonzada de que las había visto en la grabación.

—Que bien, al fin formalizaron—celebró Hakari cojeando.

—¿Y a ti que te pasó?—preguntó Kusuri sospechosa.

—Me caí—solo dijo ella y todas sospecharon más.

—¿Ustedes son hermanas? No se parecen en nada—notó Nano ese detalle.

—Nuestro apellido es el mismo pero se escribe muy diferente. Mai no es mi hermana biológica—declaró Mei con su seriedad habitual.

—Sí, somos hermanas de le…—iba a decir Mai pero la otra maid le pisó el pie por descuidada y a la pobre torpe le dolió muchísimo.

—No somos hermanas y punto—.

—Sospechoso—murmuró Kusuri sobre ello.

Fin del capítulo…