NARUTO
REGRESO A KONOHA
Autor: Jiraiya-Sama
Nota 1: Todos los derechos de Naruto pertenecen Masashi Kishimoto, o aquellos quienes le sucedan legalmente en el futuro. Esta historia fue escrita sin fines de lucro, solo como medio de esparcimiento. No me demanden.
Nota2 : Este fanfics fue escrito originalmente cuando el manga de Naruto aún no había finalizado, por lo que había muchas cosas que se desconocían. Esta es una remasterización donde se actualiza información y se adecua para que esté dentro del canon ya finalizado, sin generar incoherencias argumentales… o al menos eso espero.
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Capítulo 2: VENGANZA
Tiempo presente...
Naruto observaba las grandes puertas de entrada a Konoha a una prudente distancia por medio de un monocular táctico de alcance extendido, escondido entre el follaje de un árbol. Aún faltaba una hora para el momento que había dispuesto para comenzar el ataque, por lo que sus fuerzas deberían estar terminando de tomar sus posiciones asignadas. Con algo de tiempo a su favor, se dedicó a contemplar los alrededores con sus penetrantes ojos rojos.
Todo estaba casi tal como lo recordaba. El bosque se había recuperado por completo de los estragos de su batalla contra Orochimaru y el muro que protegía a Konoha, se veía incluso más imponente y resistente que la vez anterior. Aun así, por más resistente que fuera ese muro, caería sin problemas ante el avance de su fuerza de invasión. Sonrió sin poder evitar hacer un repaso mental por todo lo ocurrido luego de abandonar Konoha hace 7 años.
Luego de dejar Konoha, pasó cerca de seis meses recuperándose de las quemaduras y heridas recibidas en el ataque a traición del que fue víctima. La gravedad y extensión de las heridas que había recibido fueron de tal magnitud, que vivió sumido en un perpetuo dolor día y noche, mientras que el poder curativo del zorro trabajaba tiempo extra, tratando de reparar las horribles lesiones de su cuerpo, junto con volver a regenerar su piel horriblemente quemada.
Un lastimado Naruto tenía más que claro que en el momento que dejara Konoha, sería inmediatamente buscado por los Anbu y los Cazadores Ninja, al convertirse en un criminal y Ninja Renegado. Fue así como pese al dolor y las supurantes heridas, se movilizó trabajosamente para lograr esconderse en medio de un frondoso bosque, relativamente cerca de Konoha. Su objetivo era una cueva camuflada diestramente por sellos especiales que la hacían indetectable. Era una de varias "Casas Seguras" que había preparado su antiguo maestro Jiraiya, para desaparecer del mundo cuando fuera necesario. Gracias a la previsión del viejo Sannin y sus sellos de almacenamiento, tenía alimentos y agua para vivir un año tranquilamente sin salir de ese lugar. Fue escondido en las entrañas de esa cueva por seis largos meses, tiempo que le tomó recuperarse de sus heridas, que su odio y resentimiento creció como la espuma, reafirmando con cada día que pasaba su decisión de destruir Konoha.
Sabía que la empresa que tenía por delante no sería fácil, él mejor que nadie conocía la fortaleza y el poder de los ninjas de Konoha. Si quería destruir esa aldea maldita, necesitaría un ejército poderoso y bien preparado, eso tomaría tiempo, años en el mejor de los casos, además necesitaba volverse más fuerte. Sabía que si entrenaba por su cuenta no lograría progresar como requería, necesitaba un maestro, pero ¿dónde encontrar un maestro que lo instruyera para poder concretar una venganza? Al momento de formularse la pregunta, supo de inmediato la respuesta: Kyubi.
Tratar con el zorro sellado dentro de él, no fue tarea fácil. Estuvo gran parte de los seis meses que pasó recuperándose de sus heridas, tratando de establecer un acuerdo con el zorro. La gigantesca bola de pelos no estaba por colaborar, sobre todo por la creación del "Kitsune Akuma no Jutsu", con el que se adueñaba a la fuerza de su poder. Naruto reclamó de regreso que si él hubiera colaborado cuando le pidió ayuda, no hubiera sino necesario crear ese jutsu, en primer lugar.
Finalmente y luego de meses de regaños, peleas y conversaciones medianamente civilizadas con el demonio que vivía dentro de él, este accedió a entrenarlo. El zorro se comprometió a enseñarle todos los conocimientos que había recolectado a lo largo de su vida sobre chakra y las artes ninja, junto con permitirle el acceso a su chakra, a cambio de dejarlo participar en la destrucción de Konoha. Naruto accedió a la demanda del zorro y prometió modificar el "Kitzune Akuma no Jutsu", para permitirle a Kyubi participar en la batalla, luego de lo cual regresaría a su prisión. En este punto, Naruto no era como Sasuke, que estuvo dispuesto a darle su cuerpo a Orochimaru por un poco de poder. Contrario al Uchiha, él quería vivir para saborear su venganza.
Una vez el acuerdo con el zorro estuvo establecido, Naruto pasó la mayor parte del tiempo en su paisaje mental, sentado frente a la gigantesca jaula que contenía al Kyubi, escuchando como el zorro le contaba todo aquello que se le había ocultado durante toda su vida. La identidad de sus padres, la verdad de la noche del ataque de Kyubi a Konoha y el hombre de la máscara arremolinada con un Sharingan, que estuvo detrás de todo. La ira y el odio de Naruto por esa aldea infernal y su gente solo aumentaron luego de conocer esa verdad, pero a la vez, recordó que para poder destruir Konoka, primero debía lidiar con Akatsuki, que estaba detrás de él para extraerle el Kyubi a la fuerza, matándolo en el proceso. Luego estaba el hombre de la máscara arremolinada, que había liberado a Kyubi, causando la muerte de sus padres. Era necesario tratar con él también. Demás está decir que el Kyubi estaba encantado con la idea de ir detrás del Uchiha de la máscara arremolinada que lo había usado hace tantos años. Ese fue un gran incentivo para mantener cooperador al zorro.
Cuando Naruto estuvo finalmente recuperado, dejó la "Casa Segura" en mitad de la noche y emprendió rumbo a un lugar donde podría estar oculto, lejos de la gente que buscaba su cabeza, entrenando sin temor a ser descubierto: Uzushiogakure, el hogar de su madre.
Uzushiogakure, la antigua aldea ninja del País del Remolino, estaba ubicada en una isla olvidada por todos luego de su destrucción, al no haber podido obtener ningún trofeo de guerra de ella, lo cual obviamente no se aplica a un Uzumaki. Para Naruto y su ejecito de clones trabajando día tras día, no fue difícil encontrar varios sellos de sangre escondidos estratégicamente por la destruida aldea ninja, los cuales una vez activados le permitieron acceder a cámaras secretas, donde se pudo reencontrar con un pasado que le fue negado. Pudo acceder a una gran biblioteca, la historia de su clan, armas y cantidades obscenas de dinero, ocultos para cualquiera que no poseyera sangre Uzumaki. Esa fue la piedra sobre la cual Naruto fundaría su futuro imperio.
Por los siguientes dos años y medio, Naruto se volcó por entero al entrenamiento. Kyubi fue un maestro exigente y despiadado, pero valió la pena todo el sufrimiento físico y mental infringido por el zorro, haciéndolo tomar un ridículamente extremo y peligroso régimen de entrenamiento. Aun así, no podía negar que los métodos de la bola de pelos fueron totalmente efectivos, además, era una fuente casi inagotable de conocimientos y jutsu. Gracias al zorro aprendió a controlar sus inmensas cantidades de chakra, junto con comenzar a aprovechar correctamente el chaka demoniaco del zorro, pudiendo luchar con varias colas de chakra sin perder el control. A la par de este entrenamiento, comenzó un meticuloso estudio y práctica de las distintas técnicas dejadas en la biblioteca de su clan. Siendo finalmente consiente del secreto detrás del Kage Bunshin, tuvo cientos de clones trabajando día tras día por dos años y medio en distintas disciplinas ninja. Gracias a este régimen de entrenamiento, Naruto había logró llegar a un nivel que a un ninja común le hubiera tomado varias vidas poder conseguir. Esa afirmación pudo ser comprobada cuando dos ninjas Akatsuki dieron finalmente con su paradero. Era la pareja de ninjas más pintoresca que había conocido hasta la fecha. Ante él estaban Kakuzu e Hidan.
La batalla que vino a continuación le dio a Naruto un marco de referencia para comprender el nivel que había alcanzado en ese momento, pudiendo usar taijutsu, ninjutsu y fuinjutsu con relativa fluidez. Luego de una ardua batalla pudo dar cuenta de ambos ninjas de Rango S, no sin poca dificultad. Estuvo a una pulgada de la muerte en varias ocasiones, ya que eso dos parecían ser inmortales. Pudo jurar que los había matado más de una vez a cada uno, pero seguían poniéndose de pie. Finalmente pudo dar cuenta de Kakuzu y destruir por completo el cuerpo de Hidan, dejando solo su cabeza parlante. Con esa batalla pudo comprender que aún le quedaba un largo camino por recorrer. Si estos dos ninja de Akatsuki poseían un jutsu tan problemático, no quería imaginar cómo sería el líder de esa organización en batalla. Ciertamente aún no estaba listo para enfrentar a Akatsuki, su líder, ni mucho menos al hombre de la máscara arremolinada. Pero si estaba listo para regresar al mundo.
Para cubrir los característicos bigotes de sus mejillas, decidió usar una máscara facial como la de Kakashi, junto con una capucha para cubrir su cabeza, cargando además en su espalda una hermosa katana, perteneciente a uno de los antiguos líderes de su extinto Clan. Ese día, Uzumaki Naruto dejó Uzushiogakure para perseguir su ambición, pero ahora bajo una nueva identidad: "Dark"
Llamarse a sí mismo "Oscuro" parecía una idea bastante pobre, incluso la pronunciación: "Kurai", sonaba algo estúpida, pero en la biblioteca de Uzushiogakure, uno de sus clones encontró un libro con una extraña lengua que venía de un lugar más allá de las Naciones Elementales. La forma en que esa lengua desconocida pronunciaba la palabra "Oscuro", era simplemente genial: "Dark". Sonaba fuerte y poderosa, además, venía bien con la que sería su nueva forma de vestir; totalmente de negro.
Bajo su nueva identidad de "Dark", Naruto fue a una estación de recompensas con la cabeza de Kakuzu y para sorpresa de todos, la aún viva y parlante cabeza de Hidan. La recompensa que recaudó por esos dos lo volvió mucho más rico de lo que ya era en ese momento, haciéndolo ganar inmediatamente una gran reputación. Luego de eso, comenzó a recorrer las naciones elementales, dedicándose a cazar a los más fuertes y peligrosos criminales del Libro Bingo, para así seguir ganando experiencia de combate y practicar los nuevos jutsu que había aprendido. Estos viajes le dieron la oportunidad de tantear cómo estaban las cosas en las distintas aldeas ninja, recabar información sobre Akatsuki y amasar una fortuna, a la vez que su nombre se hacía cada vez más conocido y temido en los bajos fondos por donde solía transitar.
Pasado un año después de regresar al mundo, ya con una cuenta bastante grande de recompensas a su haber, Naruto se sintió lo suficientemente preparado para lanzarse a la empresa de cazar a los Akatsuki y derribar la organización. En ese momento, Naruto ya era el líder de un experimentado grupo de ninjas mercenarios, entre los que se encontraba un ex-cazador ninja y dos hurañas y peligrosas kunoichi de Rango S, que se habían unido al grupo entusiasmados ante la perspectiva de una buena batalla y la fortuna que les esperaba, al cobrar la recompensa por la cabeza de los miembros de Akatsuki.
La caída de Akatsuki no fue una tarea fácil ni rápida. Fueron muchos meses de cuidadosa preparación para lidiar con ellos por separado. Sufrieron varias bajas en cada combate antes de lanzarse de lleno a la que sería la batalla final, que le costó la vida a todo el grupo mercenario de Naruto, salvo por tres: Kysaka, el ex-cazador ninja, junto con Maya y Takako, las dos kunoichi de Rango S. Los tres estaban heridos, pero aun funcionales.
Lidiar contra los caminos y el Rinnegan de Pain, fue un verdadero dolor en el trasero, sobre todo luego de haber matado a esa molesta kunoichi llamada Konan, que luchaba con Origami. Parece que Pain tenía algo por ella, ya que luego de eso se volvió loco de furia, pero eso a la vez lo volvió descuidado y Naruto supo sacar ventaja de eso. En este punto debía agradecer el tener a Kysaka, Maya y Takako de su lado. Esos tres se encargaron de tomar al hombre de la máscara arremolinada y su Sharingan, que resultó ser Obito Uchiha, el verdadero líder de Akatsuki, que dirigía la organización desde las sombras.
Unos heridos Kysaka, Takako y Maya, se lanzaron a la compleja tarea de lidiar con el bastardo Uchiha y su jutsu de intangibilidad. Como ya se habían topado con el Uchiha en el pasado, habían visto su problemático jutsu en acción y Naruto dedujo correctamente que en esencia era un jutsu espacio/tiempo. Con eso, se las arregló para idear una forma de tratar con él, usando la especialidad de los Uzumaki: Fuinjutsu.
Viendo lo heridos que se veían sus tres retadores, Obito luchó con la arrogancia propia de los bastardos Uchiha. Confiando ciegamente en su Sharingan y su jutsu de intangibilidad, Obito Uchiha se dio la libertad de jugar con Kysaka, Takako y Maya, antes de matarlos, pero esa arrogancia fue su perdición. Dejando pasar un ataque de Kysaka, confiando en su intangibilidad, no se percató de que el ex-cazador ninja, le aplicó diestramente un potente sello de fuinjutsu estilo Uzumaki, impregnado además con el chakra de Kyubi. Para completo horror del Uchiha, el selló ignoró su jutsu de intangibilidad, apagando su Sharingan y sellando por completo su chakra. Tan sorprendido y horrorizado había quedado, que dejó una abertura. Unas furiosas Maya y Takako, no necesitaron más para saltar sobre él y filetearlo en trozos, mientras el corrosivo chakra de Kyubi se disparó, quemando vivo al Uchiha mientras lo despedazaban; para la total felicidad del zorro que reía a carcajadas por la suerte del bastardo Uchiha, mientras veía todo a través de los ojos de un clon de su carcelero.
Por su parte, Naruto tuvo que usar todo lo aprendido hasta esa fecha para lidiar con un furioso y descontrolado Pain, mientras destruían Amegakure en el proceso. Lo peor de toda esa batalla, fue descubrir que detrás de toda esa perversa confabulación, estaba un plan ridículo para meter a todo mundo en un estúpido genjutsu; de todas las cosas. No era de extrañar que al conocer esta verdad, Naruto se cubriera con una mortaja de chakra demoniaco, para mandar a un ya debilitado Pain y Amegakure directo al infierno en un arranque de furia, con la más poderosa técnica enseñada por Kyubi: "Bijudama".
Los niveles monstruosos de chakra liberados durante la batalla en Amegakure, fueron algo que nadie pudo ignorar. Las cinco grandes Aldeas Ninja entraron en estado de emergencia y enviaron de inmediato escuadrones con su mejores ninjas para averiguar qué demonios había pasado. Incluso los siempre neutrales Samurai de Tetsu no Kuni (País del Hierro) enviaron a sus mejores hombres, para ver si había algo que pudiera afectarlos en el futuro.
Cuando los distintos grupos se encontraron en el mismo lugar, quedaron horrorizados al ver la escala destructiva de la batalla que había ocurrido. Amegakure prácticamente había desaparecido, reducida a ruinas humeantes. El baño de sangre era de proporciones épicas, ya que la mayoría de los habitantes de Amegakure habían muerto como consecuencia de la batalla. De los pocos sobrevivientes, la mayoría estaban demasiado asustados para hablar y los pocos que lo hicieron solo hablaban incoherencias, pero había un denominador común, una palabra que no lograban comprender: "Dark".
No pasó mucho para que los distintos grupos descubrieran los cuerpos decapitados de algunos ninjas con capas negras y nubes rojas en medio de toda la destrucción. En ese momento comprendieron lo que había pasado. Alguien había derribado a la organización más peligrosa de las Naciones Elementales. Akatsuki había caído. Las alarmas sonaron de inmediato, comenzando la busque desesperada de los desaparecidos Jinchuriki, que deberían estar en manos de quien derribó a Akatsuki, pero pese a la búsqueda incesante, no encontraron nada.
Luego de eso, pasaron varias semanas y una vez se calmaron las aguas después de la destrucción de Akatsuki y Amegakure, Naruto liberó a los Biju capturados, para entonces lidiar con los Zetsu restantes. Terminado eso, fue a cobrar las recompensas por las cabezas de los miembros de Akatsuki, luego de lo cual Naruto fundó su propia organización criminal, con los tres supervivientes de la batalla contra Pain y Obito, pasando a ser Kysaka el Comandante de su futuro ejército, mientras que Maya y Takako pasaron a ser sus guardaespaldas y manos ejecutoras.
Usando como base nuevamente ese extraño idioma descubierto en las bibliotecas de Uzushiogakure, la nueva organización pasó a llamarse "Shadow", que significa "Sombra" y comenzó a hacerse conocida rápidamente, estableciendo su base de operaciones en un casino en "Yu no Kuni" (País de las Aguas Termales) apoderándose rápidamente del negocio del juego, apuestas, prostitución, tráfico de drogas y cualquier tipo de negocio rentable, en base a asesinatos, amenazas y extorsiones. Los grupos mafiosos que se negaron a someterse, fueron totalmente exterminados, sus cuerpos mutilados y sus líderes empalados vivos en medio de plazas públicas, como ejemplo para los demás. El nombre de la organización "Shadow" fue rápidamente conocido y temido por todos los países vecinos. De su líder, solo se sabía que era un hombre cruel y despiadado, que se hacía llamar "Dark". Los pocos que lo habían visto, aseguraban que vestía de negro, se cubría el rostro con una máscara, una capucha y poseía unos amenazantes ojos de color rojo.
Cuando Naruto comenzó a expandir su creciente imperio a los países de "Tsuchi no Kuni" (País de la Tierra) y "Kaminari no Kuni" (País del Rayo) los mafiosos locales contrataron ejércitos de ninjas renegados y mercenarios para defenderse. Fue una guerra corta, pero sangrienta, finalmente la organización "Shadow" se apoderó de todas las actividades ilícitas, exterminando a cualquiera que se atreviera a oponerse. Con el tiempo, compró la amistad de jueces, fiscales, policías y políticos, incluso llegó a acuerdos con algunos Daimyo, para que lo dejaran tranquilo en sus negocios, a cambio de prestarles protección y algunos servicios especiales, como crédito ilimitado en los casinos, orgías de sexo y drogas con innumerables mujeres, hombres y niños, lejos de los ojos de la prensa y sus esposas, junto con más de algún asesinato.
Cuando llego el momento de ingresar a "Kaze no Kuni" (País del Viento) y "Hi no Kuni" (País del Fuego) se encontraron con la sorpresa de que en muy poco tiempo lograron controlar los negocios ilegales, sin derramar una gota de sangre, ya que las mafias locales accedieron inmediatamente a todas sus demandas. Estaba claro que no querían terminar siendo empalados vivos en alguna plaza pública, como ocurrió con todos los que se opusieron a ellos. La voz se había corrido en todos los bajos fondos del mundo. Contra "Shadow" solo había dos opciones: Rendición o muerte.
Las grandes Aldeas Ninja comenzaron a mirar con malos ojos a esta nueva organización y a su misterioso líder. "Shadow" se había transformado en una fuerza a tener en cuenta y más de una Aldea Ninja trató de infiltrar espías o eliminar a su desconocido líder. Ningún intento fructificó y para cuando quisieron eliminar a la organización, se corrió el rumor de que el líder de "Shadow" era un hombre que se hacía llamar "Dark". Las alarmas sonaron inmediatamente para las Aldeas Ninja. "Dark" era el nombre del hombre que supuestamente derribó a Akatsuki. Se intentó formar un grupo de trabajo conjunto entre las cinco grandes Aldeas Ninja, para ver cómo lidiar con este problema, pero ya era demasiado tarde para hacer algo. "Shadow" tenía sus tentáculos en todas las Naciones Elementales, junto con la protección de importantes políticos, incluidos algunos Daimyo, que les ordenaron discretamente mirar a un lado.
Con los años la organización "Shadow" logró formar un impresionante ejército, que fue alimentado por mercedarios, ninjas renegados, algunos de Rango S y ninjas que desertaban de sus aldeas para ir directamente a "Shadow" en busca de un mejor pasar, ya que era sabido que así como era despiadado, Dark también sabía retribuir la lealtad de sus hombres, los cuales gozaban de una excelente situación económica.
En el transcurso de esos años, Naruto había logrado también sus dos principales objetivos. El primero: Uzumaki Naruto había desaparecido totalmente de la existencia, sin dejar ningún rastro, y el nombre de "Dark" nunca fue asociado con el otrora ninja más extrovertido y escandaloso de Konoha. Nunca a nadie se le hubiera pasado por la mente que Uzumaki Naruto, era en verdad el misterioso líder de la organización criminal más grande, temida y poderosa del mundo. Y en cuanto a segundo objetivo: Preparar la destrucción de Konoha.
Maya, la hermosa Kunoichi que cargaba la gran guadaña, se adelantó para susurrarle algo al oído, sacando a Naruto de sus recuerdos y trayéndolo de regreso al presente. La hora había llegado. Miró a las dos kunoichi que nunca se despegaban de su lado y luego al ejército que estaba detrás de él, todos expectantes y entusiasmados ante el potencial botín de guerra que obtendrían de lo que quede de Konoha. El que antes de partir Naruto se hubiera quitado la capucha y la máscara facial, revelando su identidad a todo su ejército, fue un nuevo impulso para todos ellos. Saber que eran comandados nada menos que por el Jinchuriki del Zorro Demonio de Nueve Colas, era garantía de victoria.
Naruto sonrió perversamente. Luego de siete largos años, había llegado la hora de ajustar cuentas con la aldea que lo despreció desde el día que nació, la aldea que lo maltrató, humilló, usó y luego intentó matarlo, pese a que había salvado sus traseros. Había llegado la hora de la venganza. Con una señal del rubio Jinchuriki, el ataque comenzó.
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Era el amanecer de un hermoso día en la aldea de Konoha. Los aldeanos comenzaban a salir de sus hogares para comenzar un nuevo día laboral, los niños iban camino a la Academia Ninja y los equipos ninja concurrían a la Torre Hokage, para tomar las misiones que se les encomendarían ese día. En la entrada de la aldea, los ninjas a cargo del control de ingreso, comenzaban a prepararse para abrir las gigantescas puertas principales, pero antes de siquiera empezar a mover las pesadas puertas, dos gigantescas explosiones se escucharon a la distancia en lados opuestos a las puertas principales.
Los guardias y centinelas que custodiaban los altos muros no alcanzaron a reaccionar a las explosiones, cuando cayeron muertos por atacantes que nunca vieron llegar. Mientras, en el lugar de las explosiones reinaba el caos. Cientos de metros fueron arrasados por la onda expansiva de las explosiones. Destrucción, heridos, mutilados y muertos fue el resultado del ataque. Entonces, antes siquiera de poder comenzar a atender a los heridos, una enorme fuerza de ninjas invasores ingresó a la aldea, matando a todo aquel que se le cruzara en su camino, fuera hombre, mujer o niño. Una vez establecido un perímetro, un grupo selecto de ninjas enemigos realizaron Kushiyose no Jutsu, haciendo aparecer en medio de nubes de humo a enormes bestias convocadas, que comenzaron a atacar y desbaratar el insipiente contraataque defensivo de los ninja de Konoha.
Los siguientes minutos fueron caóticos, pero pese a todo, los valientes ninjas de Konoha lograron frenar el avance de un enemigo del que el servicio de inteligencia de Konoha, no tenía conocimiento. Aun así, ese pequeño alto en el avance de la fuerza invasora dio tiempo para poner en marcha el plan de evacuación y todos los no combatientes fueron trasladados prontamente a los refugios, guiados por los maestros de la Academia, junto con los Genin menos experimentados. Mientras eso ocurría en la retaguardia, al frente, el resto de los ninjas más experimentados se dirigían a los destruidos muros, para plantarle cara al enemigo.
A las afuera de los muros de Konoha, en una posición más cercana y de pie sobre la rama de un gran árbol, Naruto observaba extasiado como columnas de humo y fuego se levantaban desde distintos sectores de la aldea. Sus ojos cobraron un rojo aún más intenso, dejando ver un odio y crueldad infinitos. En su rostro apareció una sonrisa perversa. Miró a sus dos fieles guardaespaldas y los ninjas que esperaban sus órdenes para atacar. Asintió con la cabeza. Había llegado su momento de regresar a Konoha.
Mientras, dentro de la aldea, luego de extenuantes minutos de lucha, los ninjas de Konoha habían logrado frenar un poco el avance de los enemigos, pero en ese momento una nueva explosión remeció todo en cientos de metros a la redonda. Las puertas principales de la aldea habían literalmente volado por aires, por causa de una explosión que al igual que las dos anteriores, destruyó y mató a todo el que estuviera cerca. Segundos después un nuevo grupo de ninjas invasores ingresó a la aldea, comenzando una nueva sangría en las fuerzas de Konoha. Por entre el grupo de ninjas uno destacó sobre el resto de forma inmediato.
El ninja era de un porte respetable, vestido íntegramente de negro, con un Aori rojo con diseño de llamas negras en la parte baja, cargando una Katana en la espalda. Caminaba con arrogancia, mirando con diversión la destrucción y muerte a su alrededor, siendo flanqueado en todo momento por dos hermosas kunoichi. Varios ninjas intentaron atacarlo, pero él hombre no se inmutó, las dos kunoichi que lo escoltaban mataron a los ninjas antes de que llegaran hasta su señor. Un ninja de cabello gris con un peinado que desafía la gravedad, le prestó atención al ninja de negro y se dio cuenta de que podía ser el líder. Le hizo una seña a los dos Jounin vestidos de verde que lo acompañaban y estos asintieron sin dudar, yendo detrás de él.
El trío de Jounin saltó cortando el paso al ninja de negro y sus escoltas, momento en que el peligris pudo por ver por primera vez el rostro del hombre y sintió un vació en el estómago. Cabello rubio y alborotado, tres marcas en cada mejilla que asemejaban bigotes y un rostro que se asemejaba demasiado al de su antiguo Sensei, Minato Namikaze. Solo había una persona en todo el mundo que podía responder a esas características.
— Naruto — fue todo lo que pudo decir un incrédulo Kakashi, causando que sus acompañantes de temática verde quedaran tan impactados y sorprendidos como él, al ver frente a ellos a un clon del héroe de Konoha: Yondaime Hokage.
— Tanto tiempo sin verte, Kakashi-Sensei — respondió el rubio con una sonrisa cínica.
Los tres ninjas quedaron impactados ante la visión que tenían frente a ellos, la visión de un ninja rubio totalmente distinto a lo que ellos recordaban, un ninja con una sonrisa cínica y siniestra, junto con unos ojos de un inquietante color rojo, que dejaban ver un odio que les heló la sangre. Solo Lee fue capaz de articular algunas palabras.
— Naruto-Kun. ¿En verdad eres tú? — preguntó aun incrédulo el más joven de los Jounin.
El ninja rubio le dedicó una seria mirada al clon de Maito Gai, antes de ampliar un poco más su ya de por si, siniestra sonrisa.
— Cejotas, Gai-Sensei, también es un placer volver a verlos. De hecho, me alegra que estén aquí. Quisiera presentarles a mis dos acompañantes — dijo Naruto, haciendo un gesto para que las dos kunoichi que lo escoltaban dieran un paso al frente — Gai-Sensei, Cejotas, les presento a Maya y Takako — añadió, mirando seriamente a los dos aludidos.
Kakashi estrechó los ojos ante las dos kunoichi frente a él, que le estaban dando una mirada depredadora a Gai y Rock Lee. Estrechó los ojos al darse cuenta de que le sonaban de alguna parte.
Maya era una hermosa pelirroja con un lunar bajo el ojo derecho. Llevaba un kimono de batalla blanco, con hermosos bordes y diseños en dorado, sujeto por un grueso cinto de cuero rojo, con incrustaciones de oro, amarrado con un condón también de oro. La parte baja era corta, dejando a la vista la mayor parte de sus largas y hermosas piernas, enfundadas en sandalias ninja con espinilleras. Sus manos estaban enfundadas en guantes sin dedos de color rojo, con protecciones metálicas en el dorso, dándole un aire demasiado sexy y mortal, sobre todo cargando esa enorme guadaña, conectada con una gruesa cadena a su brazo derecho.
Takako era tanto o más hermosa que Maya. Tenía una cabellera color ceniza, tomada en una coleta. Vestía un traje táctico ajustado de cuerpo entero, que marcaba todas sus curvas. Era de color gris oscuro con líneas en gris claro y rojo. Tenía piezas de armadura en caderas, torso, hombros, brazos y espinilleras, todo con diseños en color rojo y negro. En su espalda cargaba dos katanas con el mango de color rojo.
Fue entonces que Kakashi abrió grande su único ojo visible, cuando finalmente reconoció a las dos kunoichi que tenía al frente. Eran Maya Usagiyama y Takako Nishi, ambas kunoichi renegadas de Rango S, con un gigantesco reguero de sangre y muerte a sus espaldas y una recompensa descomunal por sus cabezas en el Libro Bingo. Kakashi estaba por hablar para advertir a sus compañeros, pero Naruto se le adelantó con una única palabra: "Mátenlos"
En menos de un parpadeo Maya y Takako ya estaban sobre unos apurados Gai y Lee, que a duras penas evitaron ser cortados en trozos por una enorme guadaña y dos katanas. Kakashi hizo el amago de ayudar, pero pronto se vio bloqueando el ataque de una katana usando la protección de metal del dorso de uno de sus guantes, evitando por poco que le cortaran la cabeza. No pudo evitar gruñir al efectuar el bloqueo, ya que tuvo que usar toda su fuerza y aun así el impacto lo arrastró hacia atrás unos cuantos metros. El ataque de Naruto se sintió como ser golpeado por una patada de Gai.
— ¿A dónde crees que vas, Kakashi-Sensei? Recién nos reencontramos y ya me estás abandonando. Me siento ofendido — dijo Naruto con esa sonrisa cínica y una penetrante mirada.
Kakashi estrechó su ojo visible, sosteniendo la penetrante y ahora escarlata mirada de su antiguo alumno. Podía escuchar la pelea de Gai y Lee a poca distancia de él. Si esas kunoichi eran todo lo que decía el Libro Bingo y las historias que él mismo había escuchado de ellas, sabía que su amigo y su alumno no lo iban a tener fácil. Hubiera querido ir a ayudarlos, pero ahora él estaba en problemas aún mayores.
— ¿Te preocupa Gai-Sensei y el Cejoras? — preguntó Naruto, aumentando la presión de su espada, comprometiendo aún más la posición de Kakashi — No te preocupes. Maya y Takako los trataran bien. Es una promesa.
Kakashi logró forzar un escape y retroceder, pero pronto se vio usando la protección del dorso de sus guantes una y otra vez para frenar los ataques de Naruto, que apenas le dejaban margen para defenderse.
— Naruto, tú… ¿Tú está detrás de este ataque a Konoha? — logró preguntar Kakashi.
— ¿Realmente tienes que preguntar eso? — preguntó el rubio, incrédulo.
— ¿Cómo? Te buscamos por años, pero nunca…
— Nunca me encontraron — finalizó Naruto, dándole una mirada divertida al ninja peligris — No olvides que estás ante el ninja que pintó el monumento a los Hokage en pleno día y ante las narices de todos. Si no quiero ser encontrado, entonces no me encontraran. Por eso destruí el Pergamino de Invocación de los Sapos. No quería que a algún inteligente se le ocurriera convocarme a la inversa.
— Naruto. Realmente te desconozco — dijo Kakashi, no pudiendo congeniar la visión de ese hombre lleno de odio, con ese niño escandaloso y alegre, que gritaba a los cuatro vientos que algún día sería Hokage. De solo pensarlo sentía que su corazón se partía — ¿Por qué hacer esto? — preguntó.
Una vez dijo esas palabras, Kakashi supo que había cometido un error. La cara de Naruto se deformó de ira, mientras sus ojos literalmente brillaban como si fueran brasas. Su instinto asesino se filtró de una forma tan opresiva, que el ninja peligris apenas podía respirar y por poco cae de rodillas al suelo, sus piernas apenas manteniéndolo de pie.
— ¿Y aún tienes el descaro de preguntar: "por qué"? — rugió Naruto.
Solo los reflejos adquiridos a lo largo de toda una vida en las filas Shinobi, salvaron a Kakashi de ser cortado en dos por el filo de la katana de su antiguo alumno. Segundos después, para su total sorpresa, Kakashi se vio en la increíble situación de estar luchando por mantenerse con vida y lo estaba logrando por un margen cada vez más estrecho.
— Toda mi vida luché por demostrarles mi valía a todos en esta maldita aldea. ¿Qué recibí a cambio por todo mi esfuerzo? ¿Qué recibí a cambio? — rugió Naruto cortando en dos a Kakashi, solo para revelar un tronco.
Kakashi no alcanzó a levantar la banda sobre su cabeza para exponer su Sharingan, cuando el puesto ambulante detrás del que se ocultó luego de hacer un reemplazo, estalló en pedazos gracias a un potente Rasengan, que dejó un cráter en el lugar.
— ¡Respóndeme, Kakashi! — ladró Naruto, mirando con sus ojos como brazas ardientes al ninja peligris, que estaba casi petrificado por lo intenso del instinto asesino del rubio, pero él no había terminado de hablar — Salvé a esta maldita aldea de Orochimaru, ¿Y cómo me pagaron? ¡TRATARON DE MATARME! Me apedrearon, me patearon, me escupieron, me clavaron cientos de kunai, shuriken y senbon por todo el cuerpo, me atravesaron con un Ninjato… ¡Y LUEGO ME QUEMARON VIVO!
Kakashi miraba en estado de shock al rubio que gritaba su odio frente a él. Su rostro deformado en una máscara de ira, ojos rojos ardientes como llamas y un instinto asesino tan potente, que le recordaba al que sintió del Kyubi hace ya tantos años. Entonces Naruto desapareció y él fue lanzado a decenas de metros, cayendo y rodando por el suelo como si fuera un muñeco de trapo. Trato de levantarse, pero un profundo corte le atravesaba el pecho. Apretó los dientes para acallar un gemido de dolor, llevando una mano al pecho. De inmediato sintió como la sangre escurría en gran cantidad por entre sus dedos. El corte era muy profundo. Trató de ponerse de pie una vez más, logrando solo quedar sentado de rodillas en el suelo, jadeante, mirando a Naruto a unos metros de él, con la Katana chorreando sangre, mientras que caminar de un lado a otro como si fuera un animal enjaulado.
— Siempre fue lo mismo con todos ustedes. Despreció y odio — continuó hablando un furioso Naruto — ¡ESTA GENTE INTENTÓ MATARME TANTAS VECES QUE HASTA PERDÍ LA CUENTA! — gritó el rubio.
— No puedes condenarlos a todos por los actos de algunos, Naruto — dijo un descorazonado Kakashi.
— ¡Ya no soy Naruto! — dijo el rubio mirando con odio a su antiguo maestro — Uzumaki Naruto murió hace siete años, el día que lo quemaron vivo. Ahora, puedes llamarme "Dark".
Kakashi abrió grande su único ojo visible. ¿Dark? ¿Naruto es Dark? ¿El líder de la organización criminal más poderosa y temida en todas las Naciones Elementales? ¿El hombre que derribó Akatsuki y destruyó Amegakure? ¿Ese Dark? El Jounin sintió un vació en el estómago ante esa revelación. Si eso era cierto, entonces… Kakashi no pudo seguir analizando las cosas, ya que un par de cuerpos cortados en trozos cayeron frente a él. Eran Gai y Rock Lee. Tras los cuerpos de su amigo y su discípulo aparecieron dos figuras más.
— Reconozco que Maito Gai tenía bien ganada su fama, pero no fue suficiente — dijo Maya, que se veía bastante golpeada y algo ensangrentada. Su kimono de batalla había visto tiempos mejores, pero aun así, esbozaba una sonrisa de satisfacción en los labios, mientras limpiaba la sangre del filo de su guadaña con un paño.
— Pues yo no pude divertirme tanto como tú. El clon de ese tipo Gai, no era tan bueno como creí — dijo Takako, también algo golpeada y con varias partes de su armadura destruida. Le dio una mirada burlesca a Kakashi y sacudió la sangre de sus katanas.
— ¡MALDITAS! — gritó de pronto Kakashi, haciendo el amago de saltar sobre las kunoichi que habían matado a su amigo y su discípulo, pero el profundo corte el en pecho le impidió levantarse, cayendo de bruces al suelo.
El ninja peligris apretó los dientes mientras jadeaba producto del abrazador dolor que le cubría el pecho y el líquido caliente y rojo que escurría entre sus dedos. El corte en su pecho era mucho más profundo de lo que creyó y el dolor tan fuerte que prácticamente no podía moverse. ¿Tan rápido era Naruto, que hasta él no pudo ver su movimiento y consiguiente ataque? Levantó la cabeza aguantando el dolor, solo para sentir el filo de una guadaña y una katana en su cuello. Maya estaba a su izquierda sonriendo con burla mientras sostenía su guadaña. Takako sonreía de igual manera sosteniendo hacia él una de sus katanas. Un poco más atrás, Naruto lo fulminada con la mirada, su odio prácticamente palpable.
— Quería ser Hokage más que nada en este mundo. Tú lo sabes Kakashi — afirmó Nauto, dejando ya de lado el apelativo de Sensei, y añadió — Pero esta gente, la gente por la que luché, la gente por la que arriesgué mi vida en más de una ocasión, nunca quisieron entenderlo, nunca quisieron aceptarme, siempre fui un demonio para ellos, el "niño Kyubi" al que golpeaban y despreciaban. No importaba lo que hiciera, no importaba cuanto tratara, nada cambiaría, eso lo comprendí el día que me quemaron vivo.
— Naruto… tú… — trató de decir Kakashi en un jadeo, pero sus palabras murieron en su garganta por una toz húmeda que llenó su máscara facial de sangre.
— ¡ESTE ES EL DESEO DE KONOHA! — gritó Naruto con furia, mirando a un apenas consciente Kakashi — ¡USTEDES QUIEREN QUE SEA KYUBI, PUES SERÉ KYUBI Y LOS MATARÉ A TODOS!
Kakashi miraba con impotencia y horror al monstruo que estaba frente a él, gritando su odio por Konoha a los cuatro vientos. Podía ver como un chakra rojo comenzaba a filtraba de él, junto a la destrucción que sucedía a sus espadas. Innumerables peleas, muertos, destrucción, humo e incendios por todas partes. Era un panorama apocalíptico, creado por el monstruo que la misma Konoha había creado por su estupidez y falta de visión. Entonces, el monstruo que una vez fue Uzumaki Naruto, comenzó a formar una secuencia de sellos con las manos. Kakashi ya había visto la disposición de esos sellos hace siete años, sabía lo que venía a continuación y sabía también, muy a su pesar, que era el fin. Con un movimiento de la guadaña, la cabeza de Hatake Kakashi rodó por el suelo.
Naruto finalizó la secuencia de sellos y con una sonrisa de anticipación, activó la técnica.
— ¡KITZUNE AKUMA NO JUTSU! (Técnica del Zorro Demonio)
Todas las batallas que se sucedían por las distintas partes de la aldea de Konoha, se detuvieron ante el potente y masivo estallido de chakra. De pronto, desde un lugar cerca de la destruida entrada de la aldea, una gigantesca columna de chakra se elevó hacia el cielo arremolinándose sobre sí misma mientas iba tomando forma, una forma que era la encarnación de todas las pesadillas de Honoka. De entre la columna de chakra surgió la forma de un zorro, un zorro de dimensiones monstruosas, con un pelaje de color rojo anaranjado y nueve colas que mecía furiosamente de un lado a otro. Era Kyubi.
Los ninjas de Konoha vieron su mayor pesadilla alzarse desafiante ante sus ojos, dando un estruendoso aullido zorruno y liberando un estallido de chakra, declarando a todo el que pudiera escuchar, que había regresado a Konoha y que esta vez terminaría el trabajo. Todos sintieron como la esperanza de rechazar la invasión se les escurría de las manos. Algunos de los ninjas de Konoha corrieron despavoridos en un intento por salvarse de la ira de zorro, otros lloraron y otros simplemente se dejaron caer de rodillas al suelo, sabiendo que era el final. Por su parte, los ninjas de "Shadow" supieron al instante que ese zorro gigante con nueve colas era su señor. Supieron también, que la batalla estaba ganada.
Mientras eso se desarrollaba abajo, desde lo alto y por medio de los ojos de Naruto, el Kyubi pudo ver con satisfacción como algunos de los ninjas de Konoha corrían despavoridos como pollos sin cabeza, mientras que otros simplemente se quedaban ahí, resignados a su suerte. Esto es con lo que el zorro había soñado durante todos sus años de presidio forzado y se sentía simplemente extasiado.
Fiel a su promesa, Naruto trabajó durante años, logrando finalmente modificar el "Kitsune Akuma no Jutsu" usando técnicas de fuinjutsu del clan Uzumaki. Ahora, el jutsu no dormía la conciencia de Kyubi, como hacía en un inicio; por el contrario, el zorro demonio ahora estaba plenamente consciente. Seguía restringido y sin poder tomar el control, pero a cambio ahora podía ver, sentir, oler, degustar y empaparse por completo de la destrucción que su contenedor causaba en esa aldea ninja miserable, como si fuera él mismo quien estuviera fuera. Era un poco extraño sentir su cuerpo pero a la vez no tener el control, pero era un precio pequeño a pagar por poder ver y sentir todo como si fuera él mismo el que estuviera fuera.
Kyubi rió desde el paisaje mental, complacido por la destrucción que su contenedor estaba causando, usando su chakra y su forma. Pero necesitaba más, mucho más. Se comunicó mentalmente con su contenedor y le exigió que no se detuviera. Su contenedor no lo decepcionó. El colosal zorro de nueve colas abrió el hocico, lanzando una llamarada de fuego que incineró una enorme sección de la aldea, junto con cientos de ninjas que estaban en retirada. En su paisaje mental, el Kyubi seguí riendo, extasiado.
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Tsunade Senju, Hokage de Konoha no lo tenía fácil. No solo se despertó intempestivamente a primera hora de la mañana, luego de quedarse dormida sobre su escritorio con unas cuantas botellas de sake vacías junto a ella, sino que se encontró de un momento a otro, lidiando con una invasión de la que la red de inteligencia de la aldea no tenía el más mínimo indicio, y de manos de un enemigo totalmente desconocido.
No alcanzó a pasar un minuto cuando en su oficina estaba Shikaku Nara, Comandante Jounin y estratega, junto con los consejeros Koharu Utatane y Homura Mitokado. Luego de las dos explosiones que botaron grandes secciones del muro exterior y posterior invasión, Tsunade impartió las primeras órdenes por medio un par de Anbu que custodiaban su oficina, para luego idear un plan de acción con Shikaku y alguna sugerencia oportuna de Koharu y Homura, que por una vez estaban colaborando sin poner problemas. Es así como comenzaron a dirigir las fuerzas para contener la invasión, mientras se implementaba la evacuación de los civiles. Con esa parte finalizada, se podría comenzar con el contraataque.
— ¡Tsunade-Sama! — dijo una agitada Shizune, entrando de golpe en la oficina — La evacuación ha sido completada. Todos los civiles están en los refugios.
Tsunade apartó la vista del mapa de la aldea que estaba desplegado sobre su escritorio para mirar a su discípula y mano derecha, asintiendo con la cabeza. La rubia estaba por dar su siguiente orden cuando lo sintió; de hecho, todos en la aldea lo sintieron. Era un estallido de chakra, un chacka gigantesco y siniestro que todos conocían demasiado bien.
— Kyubi — fue todo lo que pudo decir Koharu, antes de ser sostenida por Homura, para que la anciana no cayera de rodillas al suelo.
Todos se giraron hacia donde miraba Koharu y lo vieron. Por el ventanal de la oficina se podía ver una columna de chakra a la distancia, desde la que estaba apareciendo el enorme zorro con nueve colas de pelaje rojo anaranjado, avanzando entre las llamas, escupiendo fuego por el hocico y destruyéndolo todo a su paso. Tsunade se llevó una mano al cuello, donde estaba un collar con una hermosa piedra, mientras que las lágrimas comenzaban a correr por sus mejillas.
— Naruto — susurró la mujer con su corazón afligido.
Para Tsunade habían sido siete largos años desde que Naruto dejó Konoha, luego del terrible asesinato de la enfermera en el hospital. Había enviado a escuadrones Anbu y a todos sus Cazadores Ninjas detrás de él. Necesitaba tenerlo al frente, abrazarlo, decirle que lo sentía, que la perdonara por no haber estado ahí para él cuando más la necesitaba. Luego de eso, buscaría una forma de lidiar con todo lo que había pasado, buscaría una forma de hacerle cambiar de opinión, de que no llevara a cabo eso que dejó implícito en esa habitación del hospital, buscaría una forma de hacer que Naruto le diera una última oportunidad, una oportunidad de corregir los errores del pasado.
Fueron siete largos años de espera, siete largos años de decepción tras decepción. En todos esos años Naruto nunca fue encontrado, literalmente se había esfumado en el aire. Pero ahora, Naruto finalmente se había dejado ver y había regresado a Konoha una vez más, pero ya no como el salvador que fue una vez, sino como su destructor.
Tsuande seguía absorta mirando al gigantesco zorro sembrando destrucción a la distancia, por lo que Shikaku estaba por tomar la palabra, cuando la Torre Hokage fue remecida por entero producto de una tremenda explosión que botó parte de los muros de la oficina, lanzándolos a todos por los aires, junto con reventar los cristales del ventanal, esparciendo cientos de afilados cristales por todo lo que quedaba del lugar.
— ¿Qué fue eso? — preguntó Tsunade aturdida, levantándose del suelo donde la botó la explosión, cubierta por múltiples cortes producto de los cristales. Los Anbu que custodiaban la oficina estaban junto a ella en cosa de segundos, maltrechos y heridos, pero atentos para custodiar la vida de su líder.
— Una explosión. Provino desde la retaguardia, donde están… — comenzó a explicar Shizune, pero no pudo terminar la frase, congelada cuando comprendió lo que había pasado.
— Los refugios — exclamó Shikaku con el rostro ceniciento, sabiendo que su esposa debía encontrarse en los refugios como parte de la reserva shinobi, custodiando a los civiles.
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Minutos antes.
Los ninjas de "Shadow" habían ingresado por la retaguardia de Konoha, pasando completamente desapercibidos gracias a los sellos de camuflaje diseñados por su señor "Dark". Dieron cuenta de los ninjas que custodiaban el acceso a un sistema de desagüe hábilmente camuflado con el entorno. Tal como su señor había predicho, la entrada estaba sellada y cubierta de una serie de intrincados sellos de protección. Fue en ese momento que un escuadrón de expertos en fuinjutsu, preparados personalmente por su señor, entró en acción, dando cuenta de todos los sellos de protección, comenzando su incursión mientras deshabilitaban un nuevo y también intrincado sistema de sellos que estaba dentro del sistema de desagüe, como una protección secundaria.
Una vez lograron atravesar, el equipo experto en sellos y el resto de la fuerza de ataque, se adentraron en un sistema de refugios esculpido en la ladera de la montaña. En ese momento entró en acción el equipo de demolición, que colocó cientos de poderosos sellos explosivos, perfectamente oculto por todo el sistema de cavernas. Incluso un ninja con experiencia no podría descubrirlos. Con la labor concluida, la fuerza de infiltración se volvió a cubrir con los sellos de camuflaje, dejando discretamente los refugios usando intrincados recovecos, que su señor descubrió y usó para escapar de los aldeanos y Anbu, durante su niñez en Konoha. El grupo se desplazó tomando la vida de cualquier ninja de Konoha que tuviera la mala suerte de cruzarse en su camino, los que eran inmediatamente ocultos de la vista.
Cuando el grupo logró asomarse por una discreta toma de ventilación a los pies de la montaña donde estaban esculpidas las caras de los Hokage, era justo la hora acordada. Vieron como el muro estallaba a la distancia y como comenzaba la invasión. Lo siguiente ocurrió tal cual su señor había detallado. Los ninjas de Konoha concentraron sus fuerzas en la entrada de la aldea, para contener la invasión, dándoles tiempo para poner a los civiles en refugios detrás de las caras de los Hokage. Entonces lo vieron: El Kyubi.
Kysaka, ex–cazador ninja, uno de los supervivientes a la batalla que derribó Akatsuki y destruyó Amegakura, actual Comandante del ejército de "Shadow" y líder de la fuerza de infiltración, observó con asombro como a la distancia aparecía el inmenso zorro de nueve colas en medio de una columna de chakra, para luego comenzar a escupir fuego por el hocico. Kysaka solo había escuchado historias sobre el Kyubi, pero nunca lo había visto, ni mucho menos sentir su potente y maligno chakra. Su señor no uso esa forma en su batalla contra Akatsuki, siempre se preguntó el por qué, pero ahora podía comprenderlo. Si hubiera liberado esta forma y este poder en ese entonces, todos en las Naciones Elementales hubieran sabido que era él.
El ex–cazador ninja sonrió. Sabía que aceptar trabajar bajo las órdenes de "Dark" le iba a traer buenas cosas a su vida. Estaba al mando de un ejército, era asquerosamente rico, tenía todas las mujeres que quisiera a su disposición y ahora iba a inscribir su nombre en los libros de historia, como uno de los que dirigió el ataque que destruyó a la más grande y poderosa Aldea Ninja. Kysaka sonrió al ver como el zorro gigante escupía fuego, incinerando una sección completa de Konoha. Supo que esa era la señal que estaba esperando. Supo también que la batalla ya estaba ganada. Miró a sus hombres y estos de inmediato supieron que debían prepararse para entrar en acción.
Kisaka levantó la cabeza y constató que estaban cerrando las puertas a los refugios. La evacuación había terminado. Miró al escuadrón de demolición y les dio la señal acordada. Todo el grupo levantó una mano en el sello de medio carnero, liberando su chakra y activando los sellos explosivos. La montaña con los rostros de los Hokage voló en pedazos.
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Tiempo presente.
Un maltrecho Chunin entró corriendo a lo que quedaba de la oficina de la Hokage, ya que la mitad de esta se había derrumbado, dejando un enorme boquete por el que se veía la aldea y parte del piso inferior. El Chunin quedó sorprendido al ver que casi la mitad de la oficina había desaparecido, pero se alivió al ver a su líder poniéndose de pie, junto a la pared del lado opuesto al boquete producido por la explosión. Estaba cubierta de cortes y heridas, pero viva.
— ¡Hokage-Sama! — dijo el Chunin, llamando la atención de la líder de su aldea — Los refugios fueron atacados con sellos explosivos y hay cerca de cincuenta ninjas enemigos atacando desde la retaguardia. Son de nivel Anbu o superior. Algunos de ellos parecen ser expertos en fuinjutsu y pueden aplicar sellos en combate. Nos están masacrando, no podemos contenerlos.
Todos esperaron la respuesta de la Hokage, pero esta seguía con la vista fija en la distancia en el gigantesco zorro que lo arrasaba todo a su paso, mientras los sonidos de las distintas batallas llegaban a ellos por el gran boquete que abría la oficina al exterior.
— Necesitamos reunir a un grupo de Anbu para lidiar con esos enemigos — dijo Shikaku, viendo que su líder no estaba reaccionando — Fukuro, ¿puedes encárgate de eso? — añadió, refiriéndose a uno de los Anbu que tradicionalmente permanecían ocultos en la oficina custodiando al Hokage y que ahora flanqueaba celosamente a su líder.
El Anbu de máscara de Búho que respondía al nombre en clave de "Fukuro", miró fijamente a Shikaku por unos segundos y luego devolvió la vista a la Hokage, la cual seguía absorta contemplando al zorro demonio. Comprendiendo la urgencia de la situación, le dio una mirada a su colega con la máscara de ratón y este asistió en conformidad. Fukuro devolvió la vista a Shikaku, le dio un leve asentimiento y desapareció en un Shunshin, yendo a cumplir la solicitud del Comandante Jounin.
— ¿Qué pasó con los civiles? — preguntó Shizune, luego de un par de segundos.
— Los refugios volaron por los aires… no queda nada — fue la descorazonada respuesta del maltrecho Chunin.
Los presentes se congelaron ante esas palabras. Eso esclarecía la magnitud de la explosión que acababan de resistir y que por poco se los lleva a ellos mismos. Aun así, pese a lo que les decía la razón, no podían simplemente rendirse con eso. Siempre existe una posibilidad.
— Aun puede haber algunos sobrevivientes. Shizune, un médico ninja sería apreciado en las labores de búsqueda y rescate — llamó Shikaku.
La discípula de Tsunade detuvo su andar a medio camino de llegar a la ausente Hokage y se volvió para mirar la cara del serio Comandante Jounin. Pudo ver tantas cosas en su normalmente estoico rostro, pero por sobre todo, vio una súplica. Ella lo comprendió. Con una última mirada a su ausente maestra, se dio la vuelta para dejar la destruida oficina. Ya no era de utilidad ahí. Sus conocimientos médicos eran necesarios en otro lugar.
— Buscaré a Yoshino-San — dijo Shizune, pasando junto a Shikaku.
— Gracias — fue todo lo que pudo responder Shikaku, esperando que Shizune pudiera encontrar con vida a su esposa.
Shizune caminó hasta la puerta de la oficina, arrastrando consigo al abatido Chunin, obligándolo a moverse y seguirla rumbo a los destruidos refugios.
Tsunade, que aún seguía ausente de todo, caminó tambaleante hasta el destruido ventanal, apretando con fuerza con una mano el collar de su abuelo. A la distancia se podía observar al inmenso zorro sembrando destrucción y muerte a su paso, siendo plenamente consciente de que esa bestia de chakra que sembraba destrucción y muerte a su paso, era en realidad aquel que ella quería como un hijo, un chico al que le falló cuando más la necesitó.
— Tsunade-Sama, tiene que reaccionar. La necesitamos — dijo Shikaku, poniendo una mano en el hombro de la rubia.
Tsunade no escuchó las palabras de Shikaku, ni se dio por enterado de que este la sujetaba por el hombro, solo permaneció de pie frente al destrozado ventanal, viendo a Naruto transformado en el Zorro Demonio de Nueve Colas, destruyendo todo a su paso y escupiendo fuego desde el hocico. Era un panorama caótico, pero tristemente era algo que la propia Konoha se había buscado, porque el formidable enemigo que tenían en frente, había sido creado por la misma gente de Konoha. Creado con su odio y desprecio sin razón hacía un niño que lo único que deseaba, era un poco de cariño y comprensión. Un niño que pudo haber sido el más grande de todos los Hokage, pero que por culpa de la estupidez de la gente de esta aldea, terminó transformándose en su peor enemigo.
— El merece su venganza — dijo de pronto la mujer, sobresaltando a Shikaku, que apartó la mano del hombro de la mujer, mientras que más atrás, unos heridos e impactados Koharu y Homura apenas creían las palabras dichas por la Hokage.
— ¿Qué has dicho Tsunade? — preguntó una incrédula Koharu.
— ¿Podrías culparlo Koharu? — preguntó Tsunade, con los ojos anegados en lágrimas, mirando fieramente a la anciana — Después de todo lo que la gente de esta aldea lo hizo sufrir, después de toda la basura que debió soportar durante toda su vida, después de que lo quemaran vivo, ¿podrías culpar a Naruto por querer tomar revancha? Te guste o no Koharu, Naruto merece su venganza.
La anciana miraba horrorizada a Tsunade, que calló de cayó de rodillas sobre los cristales que cubrían el piso, llorando amargamente, sosteniendo con fuerza el collar contra su pecho. Ella había permanecido como Hokage únicamente con la esperanza de encontrar a Naruto, de poder arreglar las cosas, pero ya no había nada que hacer, el tiempo se había acabado, había llegado la hora de pagar la deuda.
Koharo, que era sostenida por un igualmente sorprendido y herido Homura, no daba crédito de lo que acaban de escuchar. Shikaka y el Anbu miraban a su líder tan impactados por sus palabras, que ninguno vio al ninja enemigo hasta que ya era demasiado tarde. Tres kunai con sellos explosivos se clavaron justo en medio de la habitación. La explosión que siguió fue tremenda y destruyó por completo la oficina de la Hokage, matándolos a todos en forma instantánea.
A la distancia, en medio del fuego y la destrucción, el gigantesco zorro de nueve colas avanzaba lentamente como si fuera una visión salida del mismísimo infierno. Sus ojos que ardían como si fueran brazas incandescentes, miraban con total satisfacción el caos y la muerte que lo rodeaba. Avanzaba paso a paso, quemando el suelo bajo sus patas gracias a su corrosivo chakra. Sus fauces exhibían enormes y afilados dientes, en una perversa sonrisa de satisfacción por un trabajo bien hecho.
Konoha estaba completamente en llamas, cayendo al suelo en pedazos. Los civiles estaban muertos o heridos, los ninjas huyendo por sus vidas, o llorando en agonía y desesperación. El gigantesco zorro hinchó su pecho en regocijo y dio un estruendoso aullido zorruno de alegría. El zorro gigante azotó sus colas contra el suelo y tal como decían las leyendas: "La tierra tembló y las montañas cayeron"
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FIN
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Notas del Autor: Hola a todos, con esto finalizo la reedición y actualización de esta histotria, que nos mostró lo qué pudo haber pasado si Naruto se hubiera roto, cayendo en el camino del mal.
Como ya señalé antes, este Naruto fue inspirado en Anakin Skywalker y su consiguiente caída al lado oscuro. Acá podemos ver a Naruto haciendo ese viaje, luego de ser traicionado y casi asesinado por la misma gente que quiso proteger. Podemos ver todo su odio y desprecio siendo expresado libremente llevando a cabo lo que dice el título del capítulo: Venganza.
Este es un Naruto malvado y envenenado por el odio, que fue capaz de crear un imperio del mal con el único objetivo de cumplir su venganza y destruir Konoha, la que literalmente cosechó lo que sembró.
Saludos y los espero en la próxima historia.
