SIN PALABRAS
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Historia sin fines de lucro.
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Akane suspiró por tercera vez, de verdad estaba tratando de contenerse, pero esto se estaba volviendo cada vez más aburrido.
En las últimas dos horas Ranma había estado balbuceando, a veces no se le entendía nada, otras, repetía una y otra vez las mismas frases, pero más allá de eso no avanzaba.
- ¡Lo digo en serio y con orgullo! - Exclamó fuerte el muchacho, Akane asistió, era la séptima vez que decía aquello. - Yo te… yo te… a… - Tartamudeó sin poder evitarlo. La chica levantó una ceja "algo" sorprendida había dicho dos y media palabras más. - ¡Aaggg! - Gritó desesperado removiéndose el pelo, haciendo que su trenza se desordenara; luego, con mucha "valentía" estrelló sus manos en el colchón donde ambos estaban sentados, haciendo que sus dedos se crisparan sobre el enredón amarillo que había estado inmaculado antes de su presencia. - ¡Lo digo en serio y con orgullo yo te a… - Dejó salir en una sola oración sin pausas.
Akane no pudo reprimir más el bostezo que llevaba rato aguantando, cosa que inmediatamente molestó a su prometido.
- ¡Oye! ¡Qué falta de respeto la tuya! - La señaló casi iracundo por su falta de "interés" en lo que él decía.
- Ranma, por favor. - Pidió tratando de razonar con él. - Menuda hora se te ocurrió para venir a mi habitación, casi son las doce de la noche, mañana tenemos clase y tú no pareces decir nada. ¿Qué tal y lo dejamos para mañana? ¿si? - Pidió con una sonrisita persuasiva, juntando las palmas de sus manos en súplica.
- ¡Claro que no! ¡Haré esto ahora! - Se levantó con decisión, asegurándose a si mismo que de pie encontraría las agallas que le faltaban para decir aquellas palabras. Akane resopló resignada, si Ranma no quería dejarlo para otro momento, no le quedaba más que apoyarlo, aunque le llevara toda la noche.
- Te escucho entonces. - Afirmó sin mucho ánimo.
- ¡Lo digo en serio y con orgullo! - Estampó su pie derecho contra el suelo. empuñando sus manos. - ¡Yo te amo! - Gritó aún más fuerte, tanto que Akane dio un sobresaltó, antes de asistir con la cabeza.
Hubo un silencio algo incómodo, las mejillas de Ranma estaban coloradas y Akane, indiferente a los miles de pensamientos en la cabeza de él, solo lo observaba.
- Y… - Comenzó ella, Ranma le quitó la palabra antes de que dijera algo más.
- ¡No me interrumpas! - Amonestó. - ¡Lo digo en serio y con orgullo! ¡yo te amo! - comenzó de nuevo y Tendo solo pudo dejar caer los hombros. - ¡Akane esto es importante! - La regañó de nuevo notando ese último gesto.
- Perdón, perdón. - Pidió para apaciguarlo, aunque se notaba a leguas que no era sincera y que moría de sueño. Volvieron a pasar los segundos sin más intervención de Ranma, por lo que ella comenzó a mirar por la habitación tratando de encontrar alguna distracción.
- ¡Lo digo en serio y con orgullo! ¡yo te amo! ¡y así será por el resto de mi vida! - Habló de nuevo él. La chica lo observó de nueva cuenta interesada momentáneamente. - ¡Y así será por el resto de mi vida! - Repitió, Akane, en esta ocasión se mordió el interior del labio para que su prometido no notara el desgane de escucharlo, estaba segura de que esto tardaría muchísimo más.
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- ¡Lo digo en serio y con orgullo! ¡yo te amo! ¡y así será por el resto de mi vida! - Exclamó Saotome ahora sentado en la orilla de la cama mientras su prometida ya estaba recostada y apenas se mantenía despierta, eran casi las cuatro de la madrugada. - ¡No me importa lo que piensen los demás! ¡me importas solamente tú! ¡al diablo con todo! - Akane bostezó asistiendo y esta vez Ranma no se detuvo a amonestarla considerando que había repetido eso más de 100 veces ya. - Eres la mujer más... ¡Akane! ¡Me estoy declarando! - Le estrujó el hombro al ver sus ojos cerrados.
- ¡Estoy escuchándote! - Reclamó sin abrir los ojos manoteando la mano que la zarandeaba.
- Más te vale. - Dijo entre dientes antes de continuar. - Eres la mujer más hermosa que haya visto, la más sincera y amable, definitivamente la mejor mujer que pude encontrar.
- Genial... - Dijo en un nuevo bostezo.
- Amo tu forma de sonreír, tu forma de afrontar lo malo y la forma en que me haces sentir. - Ranma decidió dejar de mirarla, si lo hacía le daba más nervios.
- Aja... - Habló ella haciéndole notar que seguía despierta.
- Desde que nos conocimos todo fue tan difícil, todo en nuestra contra... ni siquiera he podido... - Tomó una gran inspiración de aire antes de decir. - he podido... besarte... y no sabes... y no sabes... ¡cuanto lo deseo!
- Estupendo... - Akane soltó por lo bajo.
- Y no solo eso... - Volteó a mirarla de nuevo, indeciso de hacer o no lo siguiente, deseando por un momento que Akane si se hubiese dormido, pero a la vez no, si ella no estaba escuchándolo no tenía caso seguir. Respirando aún más profundo, tomó su mano entre las suyas. - Deseo casarme contigo, formar una familia y envejecer a tu lado.
- Muy bien. - Sus ojos aun seguían cerrados, pero ella puso su mano libre sobre las de él, palmeándolas de manera condescendiente.
- Por ello... ¡ya no me importa nada más! - Afirmó decidido. - ¡que las tradiciones se pudran! ¡y si he de arder por ello en el infierno lo aceptaré con gusto! ¡esta noche te llevaré lejos y serás mía de ahora en adelante! - Gritó mientras sus orejas humeaban cual locomotora.
- ¡Ranma! ¡mi mano! - Se quejó sentándose en la cama
- Lo siento... - dijo con pena, en su obtención de valor para decir aquello tan "atrevido" casi le rompe la mano a la pobre chica.
- Continúa. - Dijo despectiva sobándose la mano mallugada. A este punto Ranma estaba muy cerca de ella, pero no dijo nada.
- ¿Podrías al menos mostrar un mínimo de interés en lo que ¡te estoy diciendo!? - Terminó por gritar.
- Si, si... - Rodó los ojos. Ranma bufó con molestia, si era sincero sentía un poco de decepción al ver como su prometida estaba más interesada en dormir que en escucharlo.
- Te amaré por toda la eternidad... y nada ni nadie podrá impedírmelo... - Con extrema seriedad envolvió las manos de ella, esta vez de manera suave, tan tiernamente que todo el sueño y enojo de Akane desaparecieron, si antes aquello le parecía tedioso, ahora le parecía agradable.
Ranma comenzó a acercarse a ella, a su boca y de pronto...
- "Pum" - Hizo la onomatopeya con su boca y la empujó de manera brusca. La chica rebotó en su colchón completamente sorprendida.
- ¡Eres un idiota Ranma! ¡¿Tenías que hacer eso?! - Reclamó, su femenino rostro, a pesar del ceño fruncido, estaba sonrojado y en esta ocasión Ranma decidió hacerse de la vista gorda, de lo contrario terminaría también sonrojado.
- Pues sí. -Altanero se alejó de la cama. - Ahí es en donde le disparan a la chica. Además, eso te pasa por no ponerme la adecuada atención.
- Imbécil... - Le dirigió la grosería. - Todavía que me quedo contigo ayudándote a ensayar tus líneas te haces el digno. Son casi las cuatro de la mañana, cualquier otro te hubiera mandado por un tubo desde el momento que apareciste aquí pasadas las diez de la noche queriendo repasar.
- ¡Tú me metiste en esto!
- ¡Yo no te metí en nada! ¡Tú reprobaste el examen semestral! ¡El profesor de literatura te eligió para esa estúpida dramatización para que alcanzaras la mínima aprobatoria en su materia!
- ¡Si me hubieras ayudado a contestar el examen como buena prometida... - recalcó. - no tendría que hacer esto!
- ¿Y qué querías que hiciera? El maestro Kitagawa ya se sabe todas tus mañas, y de paso las mías... para ayudarte durante en los exámenes, por algo te sentó en su escritorio a responder la prueba. - Bufó sentándose al filo de la cama.
- ¡Bah! ¡Pudiste encontrar una manera! - La acusó. - ¡Pudimos haber usado LA técnica! -
- ESA técnica, no es una técnica en sí y lo sabes, y aunque así fuera, no funciona de esa manera.
- ¿Y tú cómo sabes?, si hubiéramos practicado como lo sugerí, ya la hubiéramos desarrollado bien. - Ranma se dejó caer en la cama al lado de ella, ambos suspiraron al mismo tiempo, ambos cansados, perdiendo la energía para pelear de tajo. - ¿Sabías que los estudiositos han buscado por años y años la forma de desarrollar la telepatía? - Se dejó caer hacia atrás, recostándose, poniendo sus brazos de almohada tras su cabeza.
- Científicos, no los demerites. - Se dejó caer a su lado corrigiendo esa ñoñería. - Si, lo sé. - Contestó la pregunta cerrando los ojos, intentando analizar si realmente Ranma y ella habían comenzado a desarrollar una verdadera telepatía, o si solo era producto de la imaginación de ambos cada que alguno necesitaba desesperadamente algo y deseaban realizar un plan siguiendo cierto patrón. - Tal vez... solo es que nos conocemos muy bien, ya sabes... sé perfectamente como piensas y tú como pienso yo, sería natural deducir nuestros próximos movimientos.
- Vamos Akane, eso no explica ciertas situaciones. Como cuando supiste exactamente donde había escondido la pipa del viejo verde... jeje... estaba tan enojado, casi me quema vivo. - Se rio como si fuese un chiste. Por su lado Akane sintió un escalofrió de miedo, Happosai estaba tan fúrico que dejó medio inconsciente a Ranma y lo amarró a un poste rodeado de troncos secos, ya había lanzado varias brazas presionando al heredero para que le dijera lo que quería.
- Idiota. No es gracioso, y por orgulloso casi te mueres.
Saotome nunca dejó de proclamar su "inocencia" pero Happosai no estaba conforme y no dejaba que nadie se acercara; y aunque Ranma no lo reconociera, ya estaba asustado cuando las llamas comenzaron a cobrar fuerza, y aún con eso, no admitió la verdad.
- No puedes negar que solo fue una mirada. - Él se puso de lado apoyando su cara sobre su mano derecha para observarla. - ¡Una sola mirada Akane! Y "paff" ya sabías donde la tenía escondida. Tú misma admitiste que había sido así.
- Pues si... pero... ya te dije, puede ser porque sé cómo piensas, era muy obvio que la pondrías en un lugar del que él no desconfiaría y no revisaría.
- ¡No era obvio! - La señaló con su mano libre. - Además solo es por mencionar una de las tantas situaciones en las que nos ha pasado eso.
- ¡Maestro! ¡Está siendo completamente ridículo! - Le gritó Akane
- ¡No te metas en esto linda Akane! ¡no quiero tener que hacerte daño para que este insolente me dé mi valiosa pipa!
- Usted le toca un pelo y yo... - Salió ahogada la voz de Ranma, aunque el fuego aun no lo estuviera calcinando, el humo le impedía respirar, estaba a punto de caer inconsciente de nuevo cuando le dedicó una mirada penetrante a Akane, ella por su lado sintió su corazón casi detenerse ante el inesperado pensamiento que le cruzó la cabeza sin explicación.
- ¡Ranma no la tiene! - Le dijo con "obviedad" - ¡Usted mismo la puso en su cajón de medicina!
- ¡¿Qué?! ¡Por supuesto que no! - Contestó de inmediato. Ese cajón no lo abría a menos que enfermara, y no lo había hecho en los últimos tres años.
- Yo lo vi guardarla, lo hizo frente a mí, fue antier, cuando le fui a avisar que la comida estaba lista, ¿no lo recuerda? - Preguntó haciendo su mejor actuación.
- No... no es cierto... - Pareció pensarlo, lo único que recordaba (y Akane esperaba que así fuera) era la forma en que se había lanzado a enterrar la cara a sus senos.
- Si, así fue; antes de lanzarse hacia mí, ¡debe recordarlo! - Mintió. - Entonces lo golpeé. La pipa está en el cajón de medicinas, así que ¡desate a Ranma en este momento, pídale disculpas (añadió aparentando indignación) y vaya por su estúpida pipa! - Trató de sonar coherente, pues si no era como el pensamiento que había tenido abruptamente al mirar a su prometido, ambos estarían metidos en muchos más problemas.
El grito de la chica desconcertó tanto al maestro que trataba de recordar, que el campo de energía que rodeaba a Ranma desapareció. Akane corrió hacia su prometido y lo desató impaciente, se quemó un poco las manos, pero no le importó, Genma y Soun le ayudaron a alejarlo del fuego. Ranma, a este punto, además de golpeado, ya estaba bastante intoxicado del humo.
- "¿Está ahí?" - Los labios de ella no se habían movido, menos aún emitido sonido, pero la pregunta había resonado extrañamente en la cabeza de Ranma, quien, con el gesto asombrado, mirando el preocupado de Akane había asistido discretamente, el maestro aún los estaba viendo.
El recuerdo de aquel día aun le daba repelús a la chica.
- No vuelvas a robarle nada.
- ¿Cómo iba a saber que esa pipa era de la dinastía quien sabe que, con retoques de sabrá Dios que material más valioso que el oro y que si no fuma regularmente lo que para mí es simple tabaco se iba a poner como loco?
- ¡Promételo Ranma! - Exigió volteando a verlo.
- Ya, ya, de acuerdo, tú ganas, lo prometo, pero... - sonrió casi con maldad. - A cambio quiero que comencemos a practicar.
- ¿Tus líneas? - Intentó eludirlo, dentro de sí, aún le parecía demasiado extraordinario que en verdad entre ambos hubiera algo tan irrazonable como la telepatía.
- Que graciosa. Sabes de lo que hablo. Si no lo haces retiraré mi promesa. - Akane suspiró.
- De acuerdo. - Terminó por apoyar su rostro sobre su mano, igual que Ranma, viéndolo de frente.
- Hagámoslo ahora. - Propuso.
- Olvídalo, si ya no vamos a repasar tus diálogos vayamos a dormir, mañana comenzamos a practicar.
- Dime, ¿en qué número estoy pensando? - Preguntó sin escucharla. Akane suspiró, sabía que él no dejaría pasar el tema.
- ¿Nueve?
- Concéntrate. - Le exigió
- No creo que funcione así.
- ¡Concéntrate Akane! - Ella soltó un resoplido, luego pareció pensarlo y al final dijo.
- Ciento cuarenta y ocho.
- ¡Correcto!
- ¡Mentiroso! - Riendo por su ocurrencia le golpeó el hombro.
- Bueno, entonces concéntrate. - Contestó riendo también. El cuarto quedó en silencio un buen rato antes de que ella hablara de nuevo.
- Siento que... no es esa clase de cosas las que funcionarían Ranma. Tú no eres de esos magos que salen en la televisión, ni yo una de esas adivinas de la feria. Si quisiera solo adivinar un número hay formas para eso y no tiene nada que ver con la telepatía.
- ¿Ah sí? ¿Cómo cuáles?
- Si te lo demuestro, ¿nos vamos a dormir por fin y seguimos con esto mañana?
- Hecho. - Se sentó en la cama y le extendió la mano, la chica la tomó y él la ayudó a sentarse, luego, antes de soltarse, agitaron sus manos como si cerraran un trato.
- De acuerdo, piensa en un número del 1 al 10. No me lo digas, tampoco tus resultados.
- 9. - Pensó. - Ya.
- Multiplícalo por 1. - Ranma hizo un gesto de "¡qué tontería!" - ¿Listo?
- Si, si... 9. - Se repitió el número para sí.
- Súmale 10
- 19... Ya. - La miró con cara de incredulidad.
- Quítale el número que pensaste.
- 10. Esto se vuelve aburrido Akane. - Molestó a la chica.
- Si apenas viene lo bueno. - Le sonrió. - Súmale 55. - Ranma levantó la ceja ante el brusco cambio de cifras.
- 65. - Se planteó internamente. - Ya.
- Réstale 30. - Pidió Akane y Ranma entrecerró los ojos.
- 35. - Se recordó. - Ya...
- Súmale 15
- 50. Ya... - Dijo lentamente, lo suyo no eran los números.
- A esa cantidad, quítale 25
- ¿Esto tardará mucho?
- Solo hazlo, ¿o es que acaso ya te perdiste en la cuenta?
- Claro que no, son números simples. - Habló altanero.
- Entonces elige un número de tres cifras para ponerlo interesante.
- Mmm... - Lo pensó antes de decir. - 740.
- Entonces, si al último resultado que pensaste le sumamos 740, tu resultado es 765. - Afirmó. Ranma lo pensó unos momentos antes de decir.
- ¡¿Cómo rayos lo supiste?! - Exigió saber muy confundido.
- Es un juego de niños Ranma. Ahora, ve a dormir de una vez. - Pidió cuando llegó a la puerta, la abrió y le indicó salir con una sonrisa autosuficiente.
- Bien. - Sin ganas, se puso en pie y caminó a la salida. - Una última cosa. - Dijo de pronto cuando estuvo en el pasillo, volteando hacia ella.
- Pero que sea la última. - Advirtió recargándose en el marco de la puerta.
- ¿Cuáles son las cosas que crees que si funcionarían?
- No lo sé con exactitud, pero siempre pasa cuando... hay... - Lo pensó formulando como plantearlo en palabras. - Una especie de... conexión.
- Conexión... - Ranma pareció pensarlo.
- Ya vete a dormir. - intentó cerrar la puerta.
- Akane. - La llamó de pronto, deteniendo la puerta y empujando para abrirla nuevamente.
- ¡¿Pero qué... - Habló perdiendo la paciencia antes de que bruscamente Ranma la tomara de las mejillas y la hiciera mirarlo a los ojos muy de cerca.
- ¿Qué estoy pensando ahora? Es algo muy importante. Algo que es de verdad. Un mensaje para ti. - Lo dijo tan seriamente que ella se quedó callada.
Sus ojos no dejaban de mirarse e irremediablemente ambos comenzaron a sentir ese calorcillo que les llenaba el cuerpo cada que esa misteriosa conexión aparecía, no necesariamente la telepática que intentaban desarrollar, sino la conexión que había aparecido desde el día que se conocieron.
Después de un largo silencio donde parecían estar conectando hasta el punto de inconscientemente juntar sus frentes, Akane frunció el gesto de repente y de un empujón brusco lo alejó.
- ¡Ya Ranma! - Se quejó. - Estoy tan cansada que lo único que me viene a la cabeza después de tantas horas de lo mismo, es esa estúpida escena donde te declaras a la sirvienta de la historia. Buenas noches. - Y cerró la puerta.
Akane se recargó contra la puerta de su habitación.
"¡Lo digo en serio y con orgullo! ¡yo te amo! ¡y así será por el resto de mi vida!"
"¡No me importa lo que piensen los demás! ¡me importas solamente tú! ¡al diablo con todo!"
"Eres la mujer más hermosa que haya visto, la más sincera y amable, definitivamente la mejor mujer que pude encontrar."
"Amo tu forma de sonreír, tu forma de afrontar lo malo y la forma en que me haces sentir."
"Desde que nos conocimos todo fue tan difícil, todo en nuestra contra... ni siquiera he podido besarte y no sabes...¡cuanto lo deseo!"
"Y no solo eso, deseo casarme contigo, formar una familia y envejecer a tu lado."
"Por ello... ¡ya no me importa nada más! ¡que las tradiciones se pudran! ¡y si he de arder por ello en el infierno lo aceptaré con gusto! ¡esta noche te llevaré lejos y serás mía de ahora en adelante!"
"Te amaré por toda la eternidad y nada ni nadie podrá impedírmelo."
- Que tontería... - Habló agitando la cabeza para que todos esos diálogos elegidos de una novela europea por el profesor salieran de sus pensamientos. No es que no quisiera ayudar a Ranma a estudiar, pero le daba una mala sensación saber que (aunque fuese en una dramatización y que ni siquiera sería actuada como tal) esas líneas se las diría a alguna compañera al azar que también estuviera participando para obtener los puntos. - Solo estoy cansada. - Se dijo a sí misma.
- Akane. - Tendo se sobre saltó al escuchar la voz de él, sonaba a que estaba tras la puerta, incluso podría jurar que estaba también recargado sobre ella.
- ¡Ve a dormir Ranma!
- Si... - Dijo pasivo a pesar de la mala forma de contestar de ella. - Ya me voy a dormir, solo quiero decirte que... - Silencio, puro y áspero silencio que solo hizo que Akane se impacientara más, incluso llegó a pensar que él se había ido, cuando de pronto lo volvió a escuchar decir lentamente. - Si, eso era en lo que pensaba. Buenas noches.
Al instante Akane se puso roja hasta la punta del pelo, sus ojos se pusieron vidriosos de la emoción y su sonrisa delataba sus sentimientos.
Abrió la puerta tan pronto pudo reaccionar; su prometido estaba a punto de entrar a su habitación e inmediatamente se tensó al notar su presencia en el pasillo, no se movió, no tenía valor para mirarla.
- Ranma. - Dijo suavemente.
- ¿No que ya ibas a dormir? - Preguntó con recelo.
- Ranma. - Volvió a llamarlo, ¿qué pretendía él? ¿qué lo dijera en palabras? Ni loca, él no lo ha dicho verbalmente, ¿por qué tengo que hacerlo yo?, pensó.
- ¿Qué quieres? Habla rápido porque ya me dio sueño.
- ¡Ranma! - Lo llamó por tercera vez y a él no le quedó más opción que voltear. Lo hizo lentamente, tanto que a Akane le pareció una eternidad.
- Oigan ustedes, ¿a qué hora dejarán de hacer alboroto? - Interrumpió Nabiki de pronto completamente harta de la falta de paz.
Ambos miraron a la enojada chica por algunos segundos, luego se miraron entre ellos. Ranma suspiró resignado a no obtener una respuesta cuando conectó sus ojos a los de ella.
- ¿Hola? Sigo aquí. - Les recordó Nabiki después de solo observar cómo esos dos se miraban como tontos y sin tregua. - Ya fue suficiente, a dormir los dos. - Enojada y preocupada de volver a entrar en su habitación y que ellos siguieran haciendo ruido, fue hasta su hermana, bruscamente la empujó dentro de su habitación y cerró la puerta. - Tú también. - Le ordenó a Ranma, y este, al ya no tener a Akane de frente, se metió a su cuarto.
El chico de trenza se recostó en el futón, cualquiera que lo hubiera visto no hubiera necesitado leerle la mente para saber que estaba realmente enamorado.
Cerró los parpados y visualizó a su prometida tal cual la había visto en el pasillo hace tan solo unos instantes; los ojos de Akane brillaban, pero eso no fue lo que lo atrapó; tenía un lindo sonrojo, pero eso tampoco fue lo que le llamó realmente la atención; su sonrisa era preciosa y aún con eso, no fue lo que en definitiva lo puso en un éxtasis de felicidad. No, ninguna de esas cosas lo fue.
Fue la frase que como melodía comenzó a sonar en su cabeza a penas conectó con su mirada.
"Yo también".
FIN
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N/A
02 de diciembre
Aquí de nuevo, muchas gracias por todos sus comentarios bonitos, no saben cómo se los agradezco, ¡haré mi mejor esfuerzo!
Por cierto, ¿alguien ya conocía el juego con los números? Muy útil para confundir personas xD.
Gracias a todos, especialmente a:
· Vero,Guti
· Benani0125
· Picoro
· Psicggg
· gatopicaro831
· Juany Nodoka
· Kaysachan
· Vane
· Akanita de Saotome
· LittleDate (x2)
· Guest (??)
· Rowenstar,art
· Pao Vedder
· EroLadyLawliet
· D-Infinity
· GabyCo
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· YokoLyn
· Lu chan87
· Guest03
· Adriana Flores
· arianne luna
Nos vemos mañana, dulces sueños, de este lado del internet, AkaneMiiya.
