Hola a todos y bienvenidos a un nuevo capítulo de esta historia. En esta oportunidad les traigo el inicio de un nuevo arco, uno que espero sea tan bueno como los anteriores y si se puede, mucho mejor que estos. Antes que nada, quiero agradecerles por haber leído el capítulo anterior, espero les haya gustado la última retrospectiva.

Sin más que decir empecemos.

Tierra de sombras – Capítulo 16

Velas negras

Habían pasado varios meses desde la fundación de Nueva Roma y en ese tiempo, el pueblo había ido creciendo día con día. Los Loud habían ayudado en todo lo que podían para que este lugar pudiera seguir creciendo, por lo que no tardaron tanto en ser quienes prácticamente se convirtieron en los guías de cada paso en el nacimiento de aquel lugar.

Para empezar, estaba Lincoln quien usando los recursos disponibles, tanto materiales como de mano de obra, fue indicando a todos los pasos a seguir al momento de ir construyendo. Aquello al inicio fue un tanto complicado para él, pero el haber estado trabajando por años con sus hermanas, tanto en los buenos como en los malos momentos, hizo que las cosas fueran cada vez más sencillas.

Lisa fue la segunda en importancia, esto debido a que fue la encargada de diseñar cada parte de la infraestructura del pueblo, desde el trazado de las calles, hasta el suministrar al pueblo de servicios básicos como lo era el agua y la electricidad. Aquello no fue tan difícil para ella, solo repitió lo mismo que hizo con su hogar luego del pulso electromagnético y construyo la misma máquina que le daba agua a su hogar, solo que en una versión más grande. La electricidad, por otro lado, surgió con base en el uso de paneles solares, molinos de viento y a la quema de todos los desperdicios que producía el pueblo. El área de los negocios, en donde la gente iba a vender las cosas que tenía pensado producir, fue creada gracias a Leni, quien todavía recordaba como era el centro comercial y, por tanto, se acordaba de como estaba organizado, lo que la llevo a crear una mejor planificación tomando las cosas que le habían gustado de ello y corrigiendo los que no. El resultado, pese a las dudas iniciales de sus hermanos, fue uno que gusto a todos.

La parte defensiva fue elaborada por Lynn, no precisamente en lo que fue la construcción de las mismas, ya que para aquello solo se requería copiar las mismas defensas que había en Santa Lucia. Lo suyo fue el entrenar al ejército de Nueva Roma, y era un ejército, debido a que, según ella, era mejor tener a gente entrenada para la guerra y no conformarse con una milicia que entrenara de cuando en cuando y no estuviera verdaderamente preparada. Pero como en ese tiempo nadie los ataco, pudo darse el gusto de volver poco a poco a su vida de deportista, empezando a crear diversos equipos de distintos deportes, al mismo tiempo que tuvo la idea de tener una parte dedicada a los deportes. Esto último al inicio tuvo muchas trabas debido a que se pensaba que había cosas más importantes, pero la idea calo en muchos de los habitantes que solían practicar algún deporte en el pasado. Cosa que al final hizo que la idea fuera aceptada.

En la parte educativa, Lisa estuvo de regreso, ella mandó a construir una biblioteca en la cual se pusieron todos los libros que ella y Jocelyn habían ido juntando en aquellos años, además de algunos libros que le fueron donados por los habitantes del lugar. Sumado a estos, se incluyó toda la colección ósea que Lisa había ido reuniendo, esto con el fin de que fuera mejor apreciada. Aparte de ello, ella y Jocelyn, junto con otros expertos, se encargaban de dar clases tanto a quienes estaban en lo que antes era edad escolar, como a los que deseaban retomar la educación que habían interrumpido luego de esos años de caos.

En cuanto a la administración del pueblo, durante la época de su construcción se contó con aquel grupo de siete individuos, entre los que estaba Lincoln, Liam, Jordan y Robert. Pero una vez estuvo construida, se sumó a este a Lori y a Lynn quienes se encargaban de la parte de los recursos y de lo defensivo respectivamente. Lori, pese a que su embarazo avanzando semana tras semana y mes tras mes, se encargó de revisar el acopio de comida, de material de construcción e incluso de ver como funcionaria la economía del lugar, la cual termino basándose en monedas de oro, plata y cobre. Aquel fue un puesto que desempeño hasta que terminaron por pedirle que se tomara unas vacaciones en los últimos meses que le quedaban para no afectar a su hijo o hija por nacer.

Así fueron las cosas en esos meses, meses en los cuales las cosas habían ido bastante tranquilas, en los que había llegado gente nueva y en las que el pueblo pudo terminar de construir Nueva Roma. Tal vez el lugar no estaba tan bien decorado como Santa Lucia y quizás no tenía el mismo tamaño que aquel lugar, pero para todos era un hogar y una oportunidad de comenzar de nuevo.

Esa era una mañana casi como cualquier otra, la temperatura era cálida y la gente podía moverse al aire libre sin necesidad de requerir de abrigo. Muchos iban a sus trabajos, otros iban a los negocios en busca de algo y otros como en el caso de Luna y Sam iban a visitar a unos viejos amigos.

—Siempre me es difícil venir aquí —decía Sam al ver las tumbas de sus dos amigos.

—Lo sé. Me hubiera gustado enterrarlos en un mejor lugar. Se merecían estar en un campo de flores, al lado de un lago o junto a un árbol lleno de hojas. No en un jardín al cual las malas hierbas parecen cubrirlo en cualquier momento —dijo Luna.

Sus amigos Mazzy y Sully estaban enterrados en el jardín de una casa común y corriente. La casa no era de nadie al cual ella o su familia conocieran, pero desafortunadamente aquel era el único lugar donde podía enterrar sus cuerpos debido a que su escuela y el parque estaban tomados por los Purificadores. Lo cual hizo que no le quedaran muchas opciones.

—Hiciste lo mejor que podías hacer en ese momento. Por lo menos tenemos un sitio en el que podemos visitarlos siempre.

—Gracias.

Las dos habían ido esa mañana a arreglar las tumbas de sus amigos, quitar las malas hierbas y poner unas cruces mejores que las anteriores, las cuales habían sido hechas de forma improvisada y cuyos nombres en ellas tenían que ser retocados cada cierto tiempo. Estas nuevas estaban mejor construidas y tenían los nombres tallados en ellas. Aquella había sido la primera vez en que las dos al fin pudieron conseguir algo de tiempo tras la construcción del pueblo para poder ir a ver a sus viejos amigos.

Mientras ambas observaban el trabajo que habían hecho, Luna aprovecho para mirar a su amiga, a quien por mucho tiempo había dejado de ver. Observo como esta, pese a los años, seguía siendo la misma chica de antes, físicamente estaba casi igual, si bien su ropa era otra y su mechón celeste había desaparecido. Esta era casi la misma Sam de antes de La Caída, incluso todavía seguía amando la música y tocando la guitarra acústica, cosa que ni siquiera Luna se atrevía a hacer tras todas las perdidas sufridas. Recordó el porqué en su momento se había llegado a enamorar de ella, pero también se dio con la sorpresa de que aquellos sentimientos que en su momento se habían dado, ya no estaban y únicamente la veía como una amiga. No porque hubieran pasado todos esos años, sino porque sentía que todos esos sentimientos ahora iban para alguien más, alguien quien era compartido por dos personas de su familia.

—¿Recuerdas esos tiempos, antes de que todo esto pasara? —pregunto Luna.

—Sí. Parecía que podíamos conquistar el mundo —dijo Sam.

—Lo hubiéramos hecho. Los cuatro éramos imparables, y todo gracias a Chuck.

—Es cierto. ¿Sabes que fue de él?

—Lo último que supe de él antes de despedirnos, fue que se iba al sur. Quizás ahora esta en algún asentamiento siendo el mejor músico del lugar.

—Sí. Estoy segura de ello.

Las dos se quedaron mirando las tumbas de sus amigos antes de dejar unas flores de distintos tipos sobre estas y despedirse.

—Bueno, chicos. Es hora de despedirnos. Espero estén preparando varias canciones para cuando nos volvamos a juntar —dijo Luna.

—Y espero que estén ensayando como se debe de hacer —dijo Sam.

Tras eso, las dos se retiraron del lugar con una mezcla de emociones. Por un momento la tristeza parecía ir ganando terreno, hasta que Luna dijo.

—¿Qué tal unos pasteles glaseados de la panadería? Yo invito.

—Eso suena bien.

Mientras tanto, en Nueva Roma, Lori estaba en uno de los tantos chequeos que se hacía con María. La cual ahora era parte importante del pueblo al ser una de las pocas especialistas en salud, más concretamente era quien tenía a su cargo a médicos, doctores y a un puñado de aprendices que se habían sumado al hospital una vez este fue construido. Aquel sitio, si bien no era lo mejor en tecnología y avances médicos por obvias razones, estaba bien abastecido con todo lo que Lisa estuvo fabricando por años y con los instrumentos que Robert hizo en su forja.

En el caso de Lori y el de muchas otras embarazadas, solo se podían hacer preguntas y recomendar dietas, ya que no se contaba con las herramientas del pasado como eran las ecografías.

—Bueno. Al parecer está todo bien, solo recuerda mantener la calma y descansar mucho —dijo María dando por terminada la consulta.

—¿Cuánto más le queda? —pregunto Lori quien ahora tenía una enorme barriga de embarazada, la cual apenas le permitía caminar.

—Unas dos semanas más posiblemente. Temo que solo puedo dar una hipótesis.

—Descuida. Igual, gracias por ello.

—De nada. Sé que quieres volver a la administración del pueblo, pero debes de tener paciencia.

—Pensaba visitar la sede del consejo, pero creo que lo dejaré para otro día.

—Es lo mejor, además las cosas van bien aquí. Opino que pueden soportar un poco más sin que estés ahí.

—Eso espero. Pero aparte de lo de volver a la administración. Quiero que ya nazca pronto mi pequeña para literalmente hacer de todo con ella. Nadar, caminar, llevarla sobre Príncipe —el nombre que Lori le había dado a su megaloceros— y todas las demás cosas que solía hacer mi madre con nosotros.

—Me sorprende que estés tan segura de que es una niña.

—Algo me dice que lo es. No sé cómo explicarlo, solo lo sé.

—Pues me pasaba lo mismo. Solo que lo mío fue en desorden. Pensé que Bobby sería una niña y que Ronalda sería niño. Espero que lo tuyo sí sea correcto.

Esa noche, la familia Loud volvió a reunirse para la cena, con ellos estaban sus nuevos huéspedes, una mezcla de Santiago, Casagrande, Mallister y Halbert. Quienes ahora vivían en ambas casas de forma permanente, siendo los Casagrande quienes ocupaban la casa de al lado, mientras que Jocelyn, Paz y Edric vivían junto a los Loud.

Las cosas en aquella casa habían cambiado bastante en todos esos meses, no solo Lincoln, Lynn y Lisa tenían cosas que hacer en Nueva Roma. Leni había cumplido el sueño de su jefa y ahora tenía una tienda de ropa junto con sus amigas, en la cual vendía toda la ropa que había estado almacenando por esos años, además de la que ella misma hacía. Esta era uno de los negocios más exitosos, en parte por ser una de las pocas tiendas de ropa existente y en parte por el gran trabajo que hacía la segunda mayor de la familia.

Por otro lado, también estaba una mayor cercanía entre miembros de ambas familias, como era el caso de C.J. y Lynn quienes se dedicaban a entrenar a las tropas junto con Ajani y el resto de expertos, esto debido a que si bien eran necesarios los arqueros, también se necesitaban de otras unidades para defender el lugar como lo eran la infantería y la caballería. En ellos se podía ver cierta rivalidad amistosa con el fin de ver quién era el mejor en el dominio de las armas. Siendo C.J. mejor en el uso de la espada y Lynn mejor moviéndose con la lanza.

Otro caso de amistad era la que tenían Carlitos y Lily, quienes ahora iban juntos de un lado a otro, y parecían como si se hubieran conocido de toda la vida. Algo que alegraba bastante a ambas familias al ver que se llevaban muy bien, teniendo la esperanza de que en el futuro esa amistad se convirtiera en algo más. En el caso de ambos, Lily era quien ponía los planes de qué cosas deberían hacer y era quien arrastraba a Carlitos a diversas situaciones que iban desde recorrer la sala de esqueletos que tenía la biblioteca donde estudiaban, hasta el hecho de colarse en el laboratorio de Lisa cuando no estaba, o retarlo a tocar uno de los huevos que había en los nidos de los establos. Esto último casi término en desastre cuando el torosaurus lo vio y arremetió contra él.

Por último estaba la relación cercana que había formado Edric con su media hermana. Bianca quien ya tenía un poco más de un año y ya podía caminar, era cuidada por este, quien se aseguraba que nada malo le pasara en casa como en las calles de Nueva Roma. Aquella cercanía sorprendió a ambas madres, quienes no entendían como ese vínculo se había dado cuando ninguno de los dos, en especial Edric conocían de su cercanía familiar. Pero aun así, aquello alegraba a ambas madres, quienes esperaban estuvieran igual de unidos cuando llegara el momento de decirles que eran hermanos.

Volviendo a la cena, esta eran un par de pollos que Lincoln había comprado en el mercado, junto con algunas verduras que habían sacado del huerto de la casa Loud, lugar de donde venia el jugo de naranja que estaban bebiendo en ese momento. Ademas de la comida, el comedor estaba iluminado con luces eléctricas verdaderas, cosas que no hacían casi nunca y que en el pasado hubiera significado enfrentarse a los gritos de Lori. La sola imagen de aquello era algo a lo que Lincoln no estaba acostumbrado, no es que le molestara, al contrario, estaba feliz de no necesitar de la cacería en todo momento. Pero sentía que aquello era algo que estaba más cercano a un sueño, a una ilusión que mostraba un mundo mejor pese a que podía tocar y saborear cada bocado.

—¿Estás bien Lincoln? —pregunto Ronnie Anne.

—Ah… Sí, estoy bien, solo me quede pensando en algunas cosas del día de hoy —respondió el peliblanco.

—¿Otra vez lo de los almacenes? —pregunto Luan.

—Sí. Ya saben que el invierno está cerca y no queremos que nos falten recursos.

—Suena raro que hablen de esa forma cuando nosotros no vivimos ahí —dijo Paz.

—No. Pero la gente que conocemos y son nuestros amigos sí están ahí —dijo Lynn.

—Sin mencionar que nos dan bastante ayuda —dijo Lana pasándole un par de vegetales a Inci.

—No tienes que preocuparte por ello. Estamos mejor que antes y podemos darnos cierto margen de relajo —dijo Leni.

—Leni tiene razón, Lincoln. Disfruta de estos momentos antes de que nazca tu hijo o hija —dijo María.

—Sí. Tienen razón. Creo que debo de no pensar tanto en ello.

—Por mí está bien que te preocupes en ello, mientras que no te olvides de estudiar las cosas que te he pedido —dijo Lisa.

—No lo haré.

Luego de la cena, cada quien se fue a su cuarto. Todos salvo Lincoln, quien tras ayudar a lavar los platos se quedó en la sala de la casa mirando un televisor que llevaba mucho tiempo sin funcionar. Solo estaba ahí, mirando el aparato mientras en su mente pensaba en algo que no lo dejaba tranquilo.

—¿Estás bien? —pregunto Lucy.

—No del todo. Hay algo que no he podido quitarme de la mente.

—¿Es sobre Lori?

—No —respondió Lincoln— es sobre lo que hemos estado viviendo en estos meses. Desde que fundamos Nueva Roma, no dejo de creer en que esto no es el final de todo. Como si esa oscuridad que ha estado acumulándose con el pasar de los años todavía estuviera presente.

—Te entiendo —dijo Lucy sentándose a su lado— yo he creído lo mismo. Por más que quisiera que llegue la luz a este mundo, a nuestras vidas y podamos dejar todo lo malo atrás, siento que todavía estamos muy lejos de aquello.

—¿Y qué es lo que necesitamos entonces? ¿Qué más debe de pasar para encontrar un final a todo?

—No lo sé. Desearía poder ver el futuro, pero temo que nunca pude hacerlo realmente.

—En ese caso. Solo nos queda rezar para seguir adelante sea cual sea esa prueba futura.

Tres días después las cosas parecían seguir su rumbo. Todos estaban en sus cosas cuando de pronto una serie de ruidos se empezaron a escuchar a lo lejos seguidos de unas nubes de color morado que aparecían en el cielo tras una explosión. Aquello se trataba de las bengalas que los exploradores disparaban al aire al mismo tiempo que volvían cabalgando a toda velocidad a Nueva Roma.

El color de esas bengalas hizo que todas las campanas del pueblo empezaran a sonar y que la gente dejara todo lo que estaba haciendo y se fuera corriendo en busca de sus familiares. Lo mismo pasaba en el campo, todos los que vivían ahí tomaron todas sus cosas, sus animales, sus dinosaurios y sus armas.

En las ruinas de Royal Woods, Luna y Luan volvían corriendo a su casa mientras cargaban una cabra que esperaban fuera su cena de esa noche. Las dos entraron a su hogar en el cual todas estaban preparando sus cosas para subirse a la van y huir a toda velocidad al pueblo.

—¡¿Qué es lo que pasa?! —pregunto Luan.

—Es una tribu. Una desconocida por la forma en que literalmente hicieron sonar las campanas —dijo Lori quien era ayudada por Nikki y Paz a bajar las escaleras.

—Tenemos que irnos rápido. Solo espero que hayan cargado el etanol —dijo Luna.

Las campanas del pueblo eran tocadas en caso de que sucediera algo importante. Casi siempre eran tocadas para indicar que se acercaba algún grupo amistoso, ya conocían a dos tribus amigas como lo eran la del Gato Montes y la de los Espíritus del Viento, las cuales iban de un lado a otro y solían pasar por ahí. Otras veces era para recibir a las caravanas que venían de Santa Lucía, las cuales iban por lo general a visitar a sus familiares y a quedarse un tiempo ahí. Otras veces era para indicar que se acercaba un tornado y que, por tanto, debían de protegerse. Pero esta vez era un sonido que ninguno esperaba escuchar.

—¡Muy bien! ¡Quiero que todo el mundo se ponga en los muros! —ordenaba Lynn.

—¡Quiero a toda la caballería lista para ponerse en el lugar que dijimos! ¡Esto no es un simulacro! —gritaba Robert.

Mientras las tropas se preparaban para salir al encuentro de aquellos que estaban llegando, los Loud junto con el resto de la gente entraba al pueblo con el fin de protegerse. El interior del pueblo era un caos, la gente que entraba intentaba buscar un espacio para meter a sus animales y todas las cosas que habían traído. Otros, por su parte, buscaban a sus amigos y familiares con el fin de saber si ya estaban detrás de los muros o si sabían algo de lo que estaba ocurriendo afuera.

—¿Dónde está Lincoln? —pregunto Ronnie Anne al ver a Leni llegando

—Debe de estar junto con el resto de las tropas —respondió.

—Eso significa que también debe de estar con Lynn —dijo Lucy.

—¿Es algo malo lo que está pasando? —pregunto Edric.

—No necesariamente. Es solo que no conocemos a esas personas y primero debemos conocerlas bien —dijo Paz tratando de calmarlo.

—Espero que literalmente sean buenas personas —dijo Lori.

Afuera de los muros de madera, la caballería se puso en formación. No estaban en posición de ataque, sino más bien en una que mostrara su presencia, del mismo modo que varios dinosaurios se pusieron junto a los caballos. Lincoln estaba junto con el resto de líderes, los cuales llevaban una bandera blanca con ellos en señal de que no buscaban luchar contra aquellos que veían aparecer a lo lejos.

Aquella tribu era casi lo que siempre solían ver, gente a caballo o en carros de madera cubiertos, pero además de ello, también había vehículos mecánicos como camiones, autobuses y automóviles. También había personas caminando junto a ellos, entre todos se calculaban unas mil personas entre las que se apreciaban hombres, mujeres y niños. Algo que relajo en cierta medida a la gente de Nueva Roma.

Cuando aquella tribu estuvo a unos cientos de metros, un pequeño grupo de unas cinco personas avanzo llevando una bandera blanca junto con ellos. Al frente estaba una mujer de cabello negro alargado, vestida con un abrigo rojo y unos pantalones negros parchados. Esta llevaba con ella una espada y una pistola en su cinturón. Su sola aparición llamó la atención de Lincoln, quien dedujo, no se trataba de una persona común.

—Saludos —dijo Lincoln quien bajo del caballo y se acercó junto con el resto de dirigentes— mi nombre es Lincoln Loud y este es el pueblo de Nueva Roma.

—Saludos, Lincoln Loud. Mi nombre es Artemisia y soy la líder de Los Lobos Rojos, es un gusto conocerte —dijo dándole la mano.

Lincoln la saludo al igual que todos los demás, ella a su parecer tenía uno o dos años más que Lori y se veía en un buen estado físico. No parecía alguien que representara un peligro, pero incluso desde antes de la caída, ya habían aprendido a no confiar en la primera impresión totalmente.

—Y dime, Artemisia. ¿Qué te trae a ti y a los tuyos hasta este lugar? —pregunto Lincoln.

—Íbamos al sur para pasar el invierno en un sitio cálido. Y de casualidad nos topamos con tu pueblo. Así que pensamos que era buena idea el acercarnos a ver si podíamos hacer un par de negocios que nos beneficien a todos.

—Hemos encontrado a otros grupos nómades como el tuyo en el pasado y se han vuelto buenos amigos nuestros. Esperemos que ustedes sean parte de esa lista.

—Puedes apostar por ello. Solo quisiera que nos dejen conocer su pueblo.

Aquellas palabras hicieron que se pusieran en alerta, pero no dejaron que aquello se viera en sus rostros.

—Claro. ¿Te parece si aceptas una visita guiada por nuestro hogar?

—Estaría encantada de ello.

La llevaron a ella y a su "guardia" al interior del pueblo. Recorrieron cada calle y lugar de interés como si de mostrar una mansión de estreno se tratara. Una parte era para presumir que habían hecho un buen trabajo construyendo aquel sitio, mientras que otra parte era para intimidarlos y evitar que se les diera por atacar Nueva Roma.

Luego del recorrido, Artemisia dijo que le parecía un gran sitio y que su gente estaría visitando el pueblo en los siguientes días, también dijo que montarían campamento cerca y que si querían podían visitarlos cuando quisieran.

Unos días después, Lincoln y Lynn estaban paseando por las ruinas de Royal Woods. La ciudad seguía estando abandonada pese al regreso de varios de sus habitantes habían regresado. Pero para ellos ese lugar era nada más que un osario a cielo abierto, una necrópolis en donde los restos óseos estaban por todo lado, no importaba si el lugar se iba cubriendo poco a poco de vegetación, ese lugar estaba muerto en todo sentido para ellos. Lo único que se permitieron hacer, fue ir a sus antiguas casas y recuperar todas sus cosas que todavía estuvieran en buen estado.

Aquello no era un problema para los Loud, les gustaba disfrutar de caminar sin ser molestados por el ruido de la gente, claro que lo hacían con precaución, ya que los eventos del pasado les habían dejado una huella.

Mientras caminaban por lo que solían ser edificios de oficina, los dos estaban únicamente concentrados en ellos dos, esa era una salida que ambos había decidió tener para dedicar un poco de tiempo para ellos luego de estar al pendiente de Lori en todos esos meses. Su destino era llegar al edificio en el cual habían pasado la noche aquella vez en que escaparon de su hogar una vez sus hermanas descubrieran su relación.

—Tiempo sin venir por este sitio —dijo Lincoln.

—Sí. Necesitábamos un tiempo para nosotros dos desde hace mucho.

—Y te prometo que tendremos otros, pero por ahora hay que disfrutar de este momento hasta el último segundo.

Llegaron hasta el edificio, el cual significaba mucho para ellos, no solo fue el lugar donde habían pasado su primera y única noche juntos tras su fuga, sino que ese había sido el lugar de la primera vez de la pareja, cosa que había ocurrido unos tres meses después de la fundación de Nueva Roma. Al entrar todo estaba casi como lo habían dejado, pero una serie de detalles hizo que notaran que algo no estaba del todo bien.

—Alguien estuvo aquí —dijo Lincoln mirando unas huellas.

—Quizás fueron personas explorando. Ya no somos los únicos aquí.

—Lo sé. Pero parecen ser recientes —dijo Lincoln preparando su arco.

—Vamos. Seguramente ya se fue quien haya venido.

—No saquemos conclusiones apresuradas. Tenemos que ver esto antes de estar seguros.

Los dos subieron las escaleras con cuidado, fueron siguiendo las huellas, las cuales los llevaron hasta uno de los departamentos que estaban debajo del piso que ellos usaban. Entraron con cuidado y ni bien entraron se encontraron cara a cara con un hombre de piel negra, abrigo grisáceo y con un gorro de lana rojo en la cabeza, el cual los estaba apuntando con una escopeta.

—Tranquilo amigo, no queremos hacerte daño —dijo Lincoln.

—Sí. No fue nuestra intención entrar a tu hogar —dijo Lynn.

—¿Ustedes son de aquí? O sea, de Nueva Roma —pregunto el desconocido.

—Sí. Lo somos —dijo Lincoln.

—Gracias al señor. Tenía miedo de que me hubieran encontrado.

—¿De qué estás hablando? —pregunto Lynn.

—Soy del grupo de Los Lobos Rojos, o bueno lo era, deserte tan pronto vi que estábamos cerca de una ciudad.

—¿Pero por qué lo hiciste? —quiso saber Lincoln.

—No les recomiendo confiar en Artemisia. Esa mujer está loca y los planes que tiene, no son muy buenos para su pueblo.

Y así, queridos lectores, termina este capítulo con el que abrimos un nuevo arco. Espero les haya gustado pese a que es un inicio bastante calmado. Les aseguro que poco a poco la cosa irá en aumento. Ahora, pasemos a los saludos.

Montana Hatsune: El pasado de los Loud efectivamente fue duro. Lo que siguió luego de la caída de Royal Woods fue una etapa en que todo iba cuesta abajo por las razones que se han ido contando.

En cuanto a lo de Chaz, él solo fue víctimas de las circunstancias, una herramienta más en una guerra inútil entre facciones que tarde o temprano terminaron por destruirse sin lograr ningún cometido. Y sí, lo que hizo fue una traición, bien pudo buscar una forma o un momento para advertirles de que algo iba a pasar, pero se aferró tanto al miedo que este le tenía, que termino perdiendo una valiosa oportunidad.

Espero te haya gustado este capítulo y gracias por los saludos. Suerte con tus historias.

Marati: Fue toda una sorpresa lo de Chaz. Aunque en parte se entiende que le afectaron las cosas que estaba viviendo.

Jonas Nagera: Me alegra que te gustara la retrospectiva. En sí ya tenía planeado poner la muerte de Lynn Sr. en esta historia a modo de retrospectiva, aunque quizás hubiera funcionado hacer una historia que contara lo ocurrido en esos años antes de este fic. Pero bueno, no siempre se puede hacerlo.

En sí no fue culpa de ellas, no tenían motivos para desconfiar más allá de los presentimientos que tenía Lincoln. Por cierto, ya se había, puesto que la causa de muerte del patriarca de la familia Loud fue por causa de una traición, aunque fue un párrafo en un capítulo que ya está muy atrás. En cuanto a Rita y Myrtle, estas murieron por depresión y por edad, así que no hay mucho que contar en cuanto a ello.

Sobre el presente de esta historia, espero te haya gustado el inicio de este arco. Muchas gracias por los saludos.

Les agradezco por haber leído este capítulo y espero les guste el resto del arco.

Nos vemos.