IZON SHŌ

Kimi ni

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"Adicción, a ti"

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Anexo XIII

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—¿Qué se supone que estoy viendo? —InuYasha acercó un poco más el móvil, necesitaba distinguir lo que Kagome le estaba enseñando a las dos de la madrugada, desde Tokio.

—Usa la imaginación —fue la respuesta que recibió en un tono travieso de voz.

InuYasha observó un poco más la imagen que contenía unos cuántos pétalos de hilo en tono rosa, los que estaban bordados a un fondo algo más claro por medio de ramificaciones tejidas de un color verde grisáceo.

—¿Una cortina? —intentó InuYasha. Conociendo el nuevo gusto de Kagome por éstas.

La sonrisa que liberó ella no era exactamente alegre, quizás comprensiva. Sin embargo, ese mismo gesto la llevó a mover el enfoque del teléfono unos centímetros a un lado e InuYasha consiguió ver un ribete de encaje rosa y un pezón a través de la tela traslucida.

—Un sujetador —afirmó. El descubrimiento lo tensó de inmediato.

—¿Tú crees? —Kagome continuó con el tono travieso e InuYasha lo captó ya desde otra intención.

—Quiero ver más —pidió con cierta exigencia, la misma que su cuerpo comenzaba a experimentar.

Kagome sonrió y esta vez lo hizo con total malicia.

—¿Cuánto más quieres ver? —la pregunta que ella deslizó fue acompañada de un suave alejamiento de la pantalla del móvil. Aquel gesto le permitió a InuYasha ver el modo en que el sujetador se ajustaba perfectamente a la forma del pecho de Kagome, mostrando sus sonrosados pezones.

—Más —la petición resultó gutural, necesaria. La hizo mientras llevaba una mano hacia su sexo para oprimirlo por encima del bóxer.

—Más —ronroneó Kagome, descendiendo con calma la imagen para él.

InuYasha pudo ver el torso de piel suave que ansiaba recorrer con la lengua, del mismo modo que había hecho tantas veces. A continuación pudo ver otra prenda, del mismo estilo que el sujetador. Ésta apareció en torno a la cintura e InuYasha notó que se le aceleraba la respiración a medida que su mente iba conservando los detalles de lo que ella vestía.

—Un ligero —murmuró, y deseó tocarla con aquella prenda puesta—. Tienes que traer eso cuando vengas.

La escuchó suspirar con una tensión que le conocía.

—Quiero tumbarte en la cama con eso puesto —insistió InuYasha mientras se recorría la erección por encima de la tela que vestía para luego meter la mano bajo la ropa. La excitación lo había puesto duro en un instante.

La imagen del ombligo de Kagome apareció, dando paso al borde de una pequeña braga cuyo triángulo invertido se le perdía entre las piernas. InuYasha comenzaba a perder el hilo del pensamiento de las cosas que deseaba hacer con ella. Quería tocar con la lengua el espacio que ahora se ocultaba de su vista y que la humedad de su saliva se confundiera con la que Kagome iría liberando para él. Cerró los ojos, imposibilitado de seguir el ritmo de su deseo y la frustración que le estaba produciendo en tanto el único alivio cercano era la masturbación. Escuchó a Kagome quejarse con suavidad y abrió los ojos para enfocarse nuevamente en ella y la imagen de los dedos jugueteando entre los pliegues de su sexo.

—Kagome, vas a acabar conmigo —suspiró aquella frase.

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Continuará.

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N/A

Estos dos acabarán conmigo también.

Espero que esta entrega de Kimi Ni les haya gustado, me encantaría que me contaran en los comentarios.

Besos.

Anyara