Waking Up
Si de por sí es una completa monserga el levantarse temprano cuando iba a la Universidad para estudiar dos carreras mientras tenía que hacer trabajos en la Biblioteca, ahora era mucho más odioso el tener que hacerlo para llegar a mi entrevista de trabajo formal, pues no querían en mi familia que siguiera mi trabajo de escritora, porque no era lo más estable económicamente hablando. Ya me habían dicho previamente que podría ser criminóloga por mis gustos y pasión para llegar a escribir novelas negras.
Aun así, me bañé, me vestí, desayuné, me lavé los dientes y me fui a esperar el camión (apenas llevo unos meses en Virginia, Estados Unidos, y no tenía ni para comprarme mis cosas favoritas, menos para un coche). La música del camión no era precisamente de mi estilo por lo general, así que encendí mi música de mi Spotify y disfruté de lo que quedaba del camino hasta las oficinas principales del FBI. Una vez me dejó en un lugar más cercano, decidí caminar el largo trayecto hasta entrar en el edificio, donde me dirigí hasta llegar con una mujer mayor, de pelo rubio medio cenizo y ojos azules, muy mala carienta por cierto.
No quise darle relevancia ante sus expresiones, pero la mujer me reconoció y me ordenó a que me dirigiera a una oficina, mientras sentía unas miradas cómo me seguían hasta que finalmente entré. Además, había un hombre de semblante serio, vestido de traje negro, ojos cafés y cabello obscuro sentado en el asiento de su escritorio, y fue donde noté que el caballero funcionaba como figura autoritaria. La mujer, que por cierto era la jefa de sección y se llamaba Erin Strauss, se dirigió al hombre.
- Agente Aaron Hotchner, ella es la nueva agente Noemi Juárez, acaba recientemente de graduarse de la Universidad de Chihuahua en Psicología y también en Literatura.
Al imaginarme que probablemente me harían preguntas sobre por qué no iba tan formalmente vestida, terminé interrumpiendo abruptamente:
- Disculpe mi ropa toda informal, recientemente me acabo de mudar, y no tengo demasiado o suficiente dinero para conseguir mi ropa más de trabajo – confesé bajando mi cabeza que se iba sonrojando más y más, hasta que una voz femenina se escuchó, no sin antes de tocar la puerta.
- ¿Hotch? Lamento interrumpir, pero ha llegado un nuevo caso de Nueva Orleans.
- En un momento – le respondió Hotchner. Luego, dirigiéndose a mí: - Por el momento, Juárez, la ropa es lo de menos, solamente para los siguientes casos a este, sí necesitaría que te vistieras mucho más presentable. Mientras tanto, acompáñame a la sala de juntas.
