Aelita's Nature

Capítulo 29

N/A: Último capitulo del año hasta 2024, que volveré con los capítulos como hasta ahora a partir de enero (sin fecha fija). Os deseo una buena Navidad y Año Nuevo, y muchas gracias por vuestro apoyo.

Yumi y Aelita no tardaron demasiado en llegar hasta la fábrica, para su sorpresa Jeremy les había dado la indicación de bajar directamente hasta los ascensores por la presencia de William, tampoco es que quisieran verle en esos instantes más allá de lo imprescindible. Por su parte él sólo quería solucionar aquella situación cuanto antes, y no sólo se refería al ataque de Xana… se sentía fatal al respecto pero ahora tenía que apagar un fuego antes de poder solucionar otro aunque pudiera serle más acuciante. William por su parte se había colocado a su vera para ver más de cerca el mapa holográfico del sector del boque con mucho interés, había escuchado que de vez en cuando ellos desaparecían, así que era por todo esto… Molaba, sin ninguna duda.

-¿Cómo puedo ayudaros? -preguntó- Sé que estáis haciendo algo importante.

-No te preocupes.

-Insisto.

-Yo también -le espetó, en ese momento suspiró-. Perdona… pero esto es grave, no es ningún juego.

-No lo dudo, pero me gusta ayudar -explicó-. Pero entiendo tu miedo, yo también lo tendría… no te preocupes, no se lo diré a nadie.

Jeremy no lo ponía en duda, pero a la vez quería asegurarse. Además, si Xana había atacado habría personas que probablemente sí informarían a las autoridades de que algo malo o peligroso había pasado de alguna manera. Y no se la podía jugar de esa manera, por eso igualmente daría la vuelta al pasado: ello beneficiaba a Xana, aunque tenía que confirmar ese dato cada vez que se daba una el estallido de energía era tan intenso que todo lo sobrepasaba y su poder lo inundaba todo hasta unas cotas que no podían siquiera imaginarse.

En un momento dado le llegó a los oídos la voz de Yumi a través de los cascos para enviarlas a Lyoko, así que continuó tecleando los diferentes programas que necesitaba y suspiró antes de echarse atrás con los brazos cruzados; en los escáneres entraron las dos chicas y cayeron al lado de sus compañeros, que se habían apostado detrás de un enorme tronco de árbol caído junto a un gran lago en cuyo centro se alzaba la torre: un puente hecho con rocas era vigilado por dos tarántulas y tres cangrejos que, según les veían caer, les intentaban acribillar a disparos pero que no llegaron a avanzar pues estaban muy cómodos en esa posición defensiva. Ahora que estaban los cinco podían ponerse a avanzar a pesar de las posibles diferencias… tenían que hacer ese esfuerzo y no dejarse llevar por lo que pudieran sentir.

Ulrich fue el primero en correr por la superficie del lago acompañado de Aria como soporte aéreo, las alas de ella permitían que recorriera el aire en pocos instantes y ser capaz de esquivar los muchos láseres que les disparaban. Sin embargo con su espada era capaz de defenderse en el aire, pero no quedó estática en el mismo demasiado tiempo pues se precipitó con un fuerte grito contra la cabeza de una de las tarántulas; por su parte, Ulrich llegó hasta la otra aunque le llegó a impactar uno de los láseres en el pecho, eso le hundió bajo el agua pero pudo recomponerse con relativa rapidez y volvió a cruzar la lagua en apenas unos segundos antes de empuñar su katana y hundirla en el ojo de Xana de la segunda tarántula. Fue entonces que Odd y Yumi también avanzaron para acompañar a los otros dos.

No dotados por la velocidad de su amigo, tenían que avanzar de forma más inteligente mientras Aria intentaba remontar el vuelo después de aterrizar, Quiso correr para coger velocidad antes de extender sus alas y comenzar a moverlas e impulsarse en el aire; eso sin embargo era un momento de debilidad para ella pues daba su espalda al enemigo, no había otra manera para poder hacerlo y lo comprendía. Por eso se sabía vendía en esos instantes, cuando quiso dar un salto le lanzaron varias ráfagas de láser que dieron en el blanco y, aunque intentó protegerse con sus alas, no pudo evitar ser convertida en una nube de píxeles también. Al centrarse en su amiga los otros dos pudieron avanzar y Yumi aprovechó para elevar el agua del lago y rodearse de un chorro con la misma… en un momento dado lanzó el mismo como si fuera un cañón para golpear al enemigo, su precisión y fuerza era mínima pero se sorprendió a sí misma por ser capaz, incluido Odd, que sólo dudó unos segundos antes de seguir avanzando.

Los monstruos se fijaron en ellos en ese instante y procedieron a acribillarlos a ellos, primero al chico dado que era el más cercano de los dos. Tuvo que interponer sus brazos en forma de X para que se alzara su escudo y se hizo fuerte en esa posición gracias a sus piernas, los ataques no parecían tener especial fuerza hasta que escucharon algo moverse a lo lejos. La voz de Jeremy resonó por todas partes en ese instante, parecía alarmado y esa no era buena señal; cuando giró su rostro vio una gran esfera negra que rodaba como si fuera una enorme bola de billar, encima lo hacía a una gran velocidad y en poco tiempo estaría allí con ellos.

-¡Chicos, un nuevo monstruo! No sé qué es, pero no me gusta lo que veo.

-¡Nos haremos cargo, Einstein!

-¿Ese fue Odd?

Se sorprendieron de escuchar una voz desconocida pero no tenían tiempo de pensar en eso. Aquello se detuvo en las cercanías de la torre pero sin llegar a entrar a la plataforma donde ellos estaban; en su lugar se quedó en un punto paralelo a ellos relativamente ancho, y se expandió: pasó de ser una esfera a una suerte de óvalo cuyo medio era en realidad unos tendones rojos que permitían mantener las dos partes de la esfera unidas y un ojo de Xana en su medio. Cargó energía y una gran ola láser manó desde su núcleo en forma de una gigantesca pared de luz delgada pero muy poderosa que recorrió el aire y suelo como si fuera un rayo imparable.

Si la potencia era su punto fuerte no así su velocidad: ellos se encontraban a la suficiente distancia como para ver llegar la pared de luz aproximarse y lanzarse a un lado o a otro, Odd pudo dar una voltereta hacia adelante y saltó hacia uno de los cangrejos. Este se encabritó y alzó sus patas delanteras para atravesar su pecho, el chico le dio tiempo de reaccionar y escaló hasta la parte superior justo a tiempo para que un segundo rayo de una de esas cosas les alcanzaran a ambos, aquello llevó a que ambos se convirtieran en píxeles, dejando sola a Yumi… gruñó un poco, puede que fuera el momento de volver a llevar a cabo su técnica. Sus ojos brillaron un poco mientras se concentraba y alzaba las aguas para atacar nuevamente; con un movimiento rítmico pudo hacer oleaje suficiente para que una de las olas fuera lo bastante grande como para que el cangrejo fuera derribado y tirado contra el mar digital.

-¡Y ahora os toca a vosotros!

Salió corriendo hacia ellos, Aelita había permanecido oculta en todo momento y había tenido la idea de retirar la tierra bajo sus cuerpos pero ahora que la otra avanzaba decidió abstenerse. Yumi recorrió los caminos y preparó sus armas para atacar a aquellas cosas, mientras el resto se había recluido en la sala de escáneres en silencio. Se sentaron en unos laterales cada uno y se miraban de vez en cuando en silencio pero sin llegar a decir nada, era una situación en la que no querían estar pero no tenían ganas de entrar en el mismo… ni energías tampoco, sólo esperaban que llegara la vuelta al pasado para proceder a seguir con sus vidas, ya habría tiempo de encontrar la manera de solucionar aquello.

Los abanicos de ella se dirigieron directos contra sus caparazones, logró pasar en torno a los láseres dando una pirueta después de impulsarse con las piernas, aterrizó con las manos y avanzó varios metros antes de caer en pie ante ellos; sus armas se habían dirigido contra sus largas piernas para desestabilizarles y hacer que cayeran, y gracias a lograrlo pudo hacer un buen corte en su caparazón para desintegrarlo. Fijó su vista en su compañera, al otro lado del camino y le indicó con un gesto que comenzara a correr; justo entonces los otros monstruos atacaron nuevamente, y Yumi supo que su única oportunidad pasaba por que se centraran en ella en lugar de en su amiga…. Sin embargo esta se había adelantado.

Preparó una distracción y ni la misma joven supo cuál de las dos figuras que corrían era la de verdad y cual la falsa, las criaturas de Xana tampoco parecían tenerlo especialmente claro y comenzó una a disparar mientras la otra se dirigía contra ellas. Por ello la mayor corrió también, en un momento dado se detuvo en seco para esquivar el enorme rayo del monstruo y siguió avanzando; se cruzó con las dos Aelitas, deseando que la que fuera desvirtualizada fuera la copia, y se preparó para su combate con el otro bichejo… esas cosas eran como tanques blindados, se había fijado que un gran número de pequeños símbolos de Xana salían cuando se detenían a lo largo de su ecuador, así que puede que de esa manera pudiera derrotarlos más fácilmente. Cuando estuvo a una distancia prudencial se detuvo y llevó sus manos hacia adelante para frenarlo con sus poderes psíquicos ya que pretender hacerlo con sus brazos lo consideraba de plano imposible, así que se centró y extendió sus manos y con la mirada fija en el mismo… al menos intentaría pararlo o cambiar su rumbo lo bastante para que cayera al mar digital. De un fuerte tirón y tras un grito guerrero logró que la esfera de acero se precipitara al vacío del mar digital justo cuando el láser del otro la golpeó y convirtió en una nube de píxeles, para cuando quiso girar Aelita ya estaba a pocos metros de la torre, a la que penetró después de pegar un salto y aterrizar en la base.

Allí comenzó a llorar un poco y golpeó el suelo con rabia, aunque lágrimas no caían y eso le daba más rabia aún pues deseaba sentirlas correr por sus mejillas y que mancharan el suelo. Quería sentir dolor de verdad cuando golpeaba la plataforma pero tampoco quería ser escuchada, por eso había cortado toda comunicación y sólo podía escuchar al resto hablar como un murmullo lejano, en cambio su voz no podía llegar a ellos. Se abrazó a sus piernas, allí se sentía segura y no quería ir a ningún lado… después de tan duro combate lo único que quería era hacerse un ovillo y descansar de una vez, no ir de nuevo a la Tierra a sentirse como una mierda por lo que acababa de pasar en su vida. Puede que ni tuviera que serlo, sólo por esa razón Jeremy querría antes a Aria que a ella. Esas y otras muchas malas ideas aparecían en su cabeza burbujeante de emociones cuando vio que en la pantalla aparecía lo que se asemejaba a una dirección de correo electrónico… debajo había un mensaje, estaba claro que Jeremy no podía estar al corriente dado que no estaba diciendo nada al respecto. Giró el rostro con interés y se aproximó, lo leyó en silencio y luego alzó la vista hacia la parte superior.

-Tengo… que cumplir mi misión antes -gruñó ella-. Pero hablaremos.

Y después de colocarse en el lugar apropiado se dejó alzar por la torre y llegó hasta la cima para, tras esperar unos segundos a que apareciera la pantalla adecuada, colocar la palma de su mano y que un poderoso resplandor blanco lo rodeara todo y desatara una energía que hizo que toda ella fuera engullida por su calor. Cuando abrió los ojos era de nuevo por la mañana y esa vez ya no había un colgante en el suelo cuando abrió la puerta, suspiró pesadamente y puso mala cara pero se limitó a volver a repetir el día con la boca del estómago cerrada y un mal cuerpo cuya procedencia prefería no recordar… pero que ahí estaba quisiera ella o no. Después de recoger sus cosas y esa vez sí que lloró con ganas bajo la ducha, aprovechando el agua del grifo y haciendo que se perdieran por el desagüe, limpiando más su alma y mente que el cuerpo.

Sollozó con ganas mientras temblaba un poco y se tapó el rostro, apoyó su cabeza en la pared mientras más lobos imaginarios la rodeaban. Su pulso se aceleró y sus ojos fueron los de un elfo corriendo por el bosque hasta una casa… reconocía los caminos y empezó a recordarlos, dio un suave puño contra los azulejos de la pared y dejó que el agua cayera por su cuerpo desnudo y sentir su calor envolver su cuerpo como una manta húmeda que revitalizaba su cuerpo y espíritu. En un momento dado se separó después de meditar unos instantes y cortó el flujo de la ducha, se enjabonó y volvió a colocarse bajo la alcachofa y se quedó nuevamente en esa posición en silencio total.

Por su cabeza pasaban cientos de pensamientos, con los ojos cerrados podía recordar todo lo sucedido con aquellos malditos besos y todas las ideas intrusivas se fueron amontonando en su cabeza… con la intención de acallarlas se dio un par de golpes en la frente con la pared y se retiró a taparse con la toalla. Recorrió el camino hasta su cuarto y allí se vistió como siempre mientras intentaba mantener la cabeza en blanco y calmar un poco para que nadie comenzara a preguntar. Sabía que si Sissi la veía mal preguntaría y no quería mentirla en la cara, suspiró pesadamente y después de colocarse la ropa interior salió por la puerta para ir a desayunar un poco; precisamente dio con la susodicha y Aria, ésta tuvo un ligero sonrojo al encontrársela y la otra también puso un rictus de seriedad pero no pudo evitar tampoco que el rubor subiera por sus mejillas.

-Hola… -murmuró- ¿Qué tal?

-Bien… tú no pareces muy bien, ¿mala noche?

Aelita se limitó a asentir un poco y sólo se dirigió hacia la cafetería sin llegar a mirar a la cara a Aria, que tampoco estaba muy dispuesta a mirarla a los ojos en esos momentos. Sissi se dio cuenta de ello pero no llegó a decir nada, tampoco sabía si era buna idea decir nada a decir verdad… suspiró un poco después de cerciorarse de que la otra había salido por la puerta, entonces miró a Aria y la contempló unos segundos.

-¿Qué crees que le pueda pasar?

-Ni idea -murmuró despacio-. Habrá dormido mal, o habrá tenido pesadillas o lo que sea.

Sissi se limitó a asentir y se rascó un poco la cabeza antes de seguir adelante, Aria por su parte sabía perfectamente la razón y se avergonzaba profundamente de lo sucedido… tendría que hablar con Jeremy o incluso con la misma Lita, se preguntó durante unos instantes si tenía que separarse de ellos para no hacerles daño… era algo que sin duda tenía que charlar con Yumi, se acordó en ese momento de que tenían que hablar las tres. No sabía si tenía ganas de eso, dudaba sobre si estaba preparada para aquello; la otra la observó dudar durante unos instantes y eso le llamó la atención, tomó su mano con cuidado y Aria dio un brinco en el sitio de la impresión.

-¿Y tú? ¿Qué andas pensando?

-Pues… nada realmente.

-¿Segura?

-Del todo.

Sissi comprendió que poco iba a sacar de esas dos, por eso se encogió de hombros y se limitó a meterse a su cuarto. Y mientras ellas estaban con eso Jeremy se encontró al poco de despertar con Ulrich y Odd llamando a su cuarto, al principio les abrió con miedo a posibles represalias pero en su lugar ellos sólo querían hablar; les dejó pasar, necesitaban también charlar en esos momentos y comprender qué era lo que había pasado. Y habían entendido que habían cometido un grave error y Xana se había aprovechado de su debilidad… ahora tenían miedo genuino de que el grupo se dividiera de alguna manera. No se sentían preparados para ello, desde luego.

-Dijo Yumi que era algo de Xana, ¿sabes qué es?

-No lo sé, la verdad… -reconoció- Cuando me llamó sólo me dijo que era del colgante, que tenía por dentro alguna cosa que controlaba a Aelita -los otros dos la miraron-. No sé qué pasó, me temo que además lo destruyeron… puedo entenderlo.

-¿Estaba cabreada?

-Más bien nerviosa -Ulrich asintió despacio-. Creo… que Lita tuvo un ataque de ansiedad… y fue mi culpa -Jeremy miró a Odd-. Oye, yo… perdón por nuestra pelea.

El otro se sonrojó un poco y le restó importancia, aunque era como si nunca hubiera pasado y por tanto sus consecuencias en los expedientes personales de cada uno había sido borrado para siempre; no así de sus mentes. La vergüenza pesaba bastante más a decir verdad, Ulrich se cruzó de brazos en silencio y se limitó a rascarse la cabeza mientras le daba vueltas a las cosas.

-Yumi… también se vio afectada, igual que Aelita y Aria -comentó, los demás le miraron con interés- No sé cómo lo hizo a decir verdad, pero me da miedo… poder controlarnos de esa manera, jugó con nosotros.

-Por eso debo ser mejor… -murmuró Jeremy, más para sí mismo que para los demás- Hay que ser mejores… ¿Os sentís bien?

-No… -Odd le miró- ¿Tú?

-En absoluto -reconoció el otro-. Me siento como la mierda…

-No sé si podría mirar a Emily a los ojos -Ulrich se rascó la cabeza-. Sentí… celos de cuando William besó a Yumi, muchos…

-Es normal, ella te gustaba mucho -le recordó Jeremy-. Bueno… igual me pasa con Aria.

Los otros dos se miraron, lo de él con sus dos amigas… no sabían qué pensar, sabían que no tenía mala intención pero…

-Tío, ¿en qué estabas pensando? -le espeto Odd- Yendo a dos bandas de esa manera… no sé tío, igual no soy el mejor para hablar pero…

-Lo sé, lo sé -Jeremy gruñó algo-. No sé… tampoco es que puedas hablar mucho.

Odd iba a responderle cuando Ulrich le detuvo con su brazo.

-No discutáis, ya os metisteis antes en un lío -les espetó, los otros dos le miraron con algo de sonrojo pero asintieron-. Vayamos a desayunar, anda…

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En la cafetería el grupo se disgregó por sexo y cada triada fue por su lado y a su propio ritmo a la hora de llegar, comer e irse; sin embargo eran conscientes de que en un momento dado tendrían que verse, y en esos instantes no tenían cuerpo o ganas… como la mayor Yumi se sentía responsable de volver a unirles, por eso en un momento dado dejó que las otras dos fueran a clase y luego se acercó a los tres chicos, que no supieron mirarla a los ojos por respeto. La chica se apoyó suavemente en la mesa y les observó unos instantes.

-Hablaré con ellas esta tarde… cuando estén listas podremos hablar, ¿vale, Jeremy?

Tenía sentido que a él en especial le echaran la culpa de todo ello, aunque sentía que los demás también la tenían, todo pasaba por falta de compromiso o sinceridad; y a la postre de valor, del necesario para poder explicar las cosas que podían sentir en esos momentos. Sin embargo en esos momentos él no tenía ganas de ponerse a discutir o rebatir argumento alguno, por eso se limitó a asentir y la otra se incorporó de nuevo y les sonrió antes de mover su mano a modo de despedida y dirigirse a la salida de la instalación.

Sissi fue testigo de todo aquello, se quiso haber sentado con las dos pero la japonesa la obligó en cierta medida a abstenerse por no entrar en conflicto con ella. Por eso se dirigió con Naomi, que estaba acompañada por Herb y Nico. Les sonrió un poco antes de sentarse al lado de sus amigos mientras empezaba la cháchara y cruzaba su mirad con William, que la retiró un momento después para llevarla hacia la parte baja de la espalda de Aria.

El día avanzó así sin demasiadas novedades, con una Xana encantada por lo que había pasado con aquellos malditos niñatos, su plan había salido a la perfección. Ni en sus mejores sueños habría pensado que todo saliera tan rotundamente bien, con una perfección tal que por poco no rompe al grupo y destrozado las – al parecer – endebles costuras que unían las diferentes piezas. Puede que más adelante las cosas fueran incluso a peor y ahora sí encontrara la manera de destruir a esos adolescentes que tantos problemas estaban dando. Por su parte trabajaría para ello, igual que perfeccionaría los colgantes hasta tener un control mucho más intenso y perfeccionado que el que tenía por ahora… también era consciente de que Waldo iba a intervenir ahora que vio a su hija en peligro de muerte, era algo con lo que tenía que contar y aunque pudiera verlo venir, saber que iba a suceder le molestaba. Pudo notar su intervención en un momento dado, mínima por otra parte pero había sucedido y no deseaba contar con la constante presencia de su creador molestando y dando problemas.

Al menos había observado en la mente de Aelita y pudo sacar mucha información que fuera interesante, por otro lado también con la puerta abierta haría que recordara muchas cosas… esa era una espada de doble filo, esperaba salir ganando con aquella jugada en la que no había caído en un inicio pero cuyas consecuencias podían llegar a ser interesante en cualquier caso. Ella no dejaba de ver aquellos lobos y al joven y pequeño elfo, de vez en cuando la saludaba y desaparecía tras pasar por una columna o entre las piernas de alguien, bajo una mesa o incluso después de saltar por una ventana baja… ¿tendría algún problema mental? Muchas veces había leído antes sobre alucinaciones de personas, ¿y si el ataque de Xana le provocó algo así? Sin embargo… cuando cerraba los ojos todo desaparecía y si se centraba en algo concreto igualmente pasaba eso… en su cabeza pasaban muchos pensamientos a la vez pero decidió centrarse en la clase.

Un camino se generaba en su mente, un recuerdo de algo que no había vivido hasta ahora pero que su mente traía de vuelta con la misma facilidad que evocaba la idea de uno de esos deliciosos helados que tanto le gustaban. Eso le planteaba aún más preguntas, pero no tenía ni tiempo ni ganas de ponerse a divagar sobre aquellas cuestiones… se sentía agotada en esos instantes, aunque el día acababa de empezar y le daba vueltas al lápiz entre sus dedos con parsimonia, al menos aparentaba que estaba atenta para que no le llamaran la atención en ningún momento… pero tenía claro el objetivo a cumplir en las próximas horas. Iría a aquel lugar, sabía la ruta y también que era el lugar donde encontraría las respuestas a las preguntas que en esos momentos tenía… y puede que a muchas otras preguntas que en esos instantes ni tenía.

Después de las clases, en las que dejó apuntadas cuatro cosas pues ya las vivió el día anterior y no quería estar tampoco tan atenta como la vez original, se levantó como un resorte y salió por la puerta veloz como el viento para salir de la Academia cuanto antes. Se dirigió hacia su cuarto, dejó su mochila y después de colocarse el abrigo ni se paró a ir a comer con los demás, pues fue directa hacia fuera para comenzar a recorrer la avenida; desconocía si el resto la seguía o no pero le era indiferente y por eso apagó el móvil y lo guardó en su pantalón para olvidarse de ello. Anduvo durante un rato relativamente corto, absorta en sus cávalas y simplemente disfrutando del aire en su cara hasta llegar a una zona residencial al otro lado del Sena, justo en la misma orilla que la fábrica – en cierta medida, pues estaba en una isla y ésta estaba a sus espaldas – y a poco más de un kilómetro de casa. Era una zona ajardinada, con parques y zonas de juego a la entrada que luego se volvía un lugar algo más silvestre cuando se avanzaba por un camino de piedra.

Similar a un bosque europeo, tenía altos árboles y zonas de maleza pero todo estaba relativamente domado por la mano del hombre; veía ardillas en algunas ramas y pájaros aquí y allá pero sin mayor interés siguió adelante. Mientras más se internaba se daba cuenta de los lobos que la rodeaban, cada vez más evidentes y presentes con cada metro que recorría. Al principio sólo eran sombras pero eventualmente casi se volvieron físicos, sus gruñidos la hacían saltar en el sitio de vez en cuando y sus grandes ojos marrones o verdes se confundían con los colores de su alrededor, eso crispaba sus nervios. Era peor si aullaban, pero su corazón se calmaba cuando alguien de por allí ni se inmutaba cuando ella escuchaba perfectamente cómo el animal le cantaba a la oculta luna. Después de atravesar un par de cruces, en los que giró a la derecha, se encontró con un cambio evidente de las casas que hasta ahora había visto.

Eran todas de madera, pero las de la promoción más cercana a la carretera eran bajas y amplias de tejados ligeramente inclinados y una zona para aparcar amplia y con acceso a una vía privada que les llevaba al exterior. Tras un punto se encontró con una casa de varias plantas, estrecha a comparación de las demás y mucho más similar a lo que se esperaría de un pequeño templo de un poblado o aldea de la Francia profunda más que una casa en pleno centro de París. Como muchas otras estaba rodeada de una valla de madera baja y que rezaba en su puerta el nombre de Ermita. Y a ella ese lugar le evocó una pieza musical a piano que incluso comenzó a tatarear antes de entrar a la misma una vez revisó los alrededores para cerciorarse de que nadie la seguía.

Era un lugar relativamente destartalado, lleno de una suave y fina capa de polvo pero todo parecía bastante ordenado por dentro. Las ventanas estaban cerradas, no había restos animales en ningún lado y todos los libros permanecían en las estanterías; cosa sorprendente pues después de empujar algo la puerta de entrada – hecha en madera contrachapada – se movió sobre sus goznes con un suave chirrido. Se encontró con un espacio perfectamente habitable si se retiraba concienzudamente la tierrilla: el salón era amplio, con una chimenea que aún tenía varios troncos apilados y unos sofás colocados a su frente. En uno de los lados contaba con una gran mesa de madera con varias sillas a su alrededor y un piano de cola, pudo ver durante unos instantes la figura de un hombre mientras aquella suave melodía se repetía en su mente.

En el pasillo vio al otro lado lo que entendió que era la cocina, también correctamente ordenada la vajilla y con electrodomésticos que en su día debían ser de alta gama pero ahora tenían más años que ella. Algunos platos se habían dejado en un altillo con unos alambres de color blanco en los que colocar platos, vasos o cubiertos; precisamente un par de cada cosa aún permanecían en ellos, uno de los recipientes precisamente era de plástico con dibujitos de corazones rosas que a ella le llamó la atención. Sonrió un poco al verse usándolo, sin embargo se limitó a salir de allí dado que no había nada más interesante… hasta que miró una de las paredes, allí vio varias fotos de lo que debió ser la familia que allí residía. Había un hombre de pelo algo canoso negro, gafas redondas y algo de tripa pero con mirada cariñosa; a su lado, un par de mujeres. Una adulta, la que debía ser su pareja, de pelo rojizo y ojos verdosos que le era increíblemente familiar, en algunas salía embarazada y en otras con una niña pequeña… era indudablemente parecida a ella, es que ERA ella. O lo sería, de haber sido humana y haber tenido una familia con la que crecer.

Se decía eso más como forma de defender su mente que por pensarlo de verdad, pues al ver aquella imagen le llegaron los ecos de un par de nombres que no supo pronunciar en esos momentos pero que conocía sin lugar a duda. Un agradable calor se esparcía por su pecho cuando pensaba en ello, pensaba en ello cuando se dirigió por las escaleras a los pisos superiores mientras su mente divagaba… su peso hacía crujir suavemente la madera pero soportaba su peso a la perfección y apenas tardó unos instantes en llegar al segundo piso. Allí había un baño y un par de cuartos, pero se dirigió casi por inercia al que estaba más próximo al cuarto de baño: dio con una habitación cuadrada, bien amueblada y con una cama con bonitas sábanas – aunque desgastadas y sucias en apariencia –, una mesa y correctamente iluminada por una ventaba que dejaba pasar perfectamente la luz al interior de la estancia. Muchas cosas llegaron en ese momento a su cabeza y suspiró pesadamente cuando unas lágrimas silenciosas llegaron a sus ojos, empezando a llorar un poco sin comprender la razón pero sintiendo una enorme pena por alguna razón que desconocía… y no deseando saber la razón aunque en el fondo de su corazón sí que comprendía su naturaleza aunque no la pudiera admitir.

-Míster… Puck…

Fue entonces que dio un par de pasos hacia el cercano armario y lo abrió de un tirón, pero no vio nada más que ropa que sin duda ella usaría – sobre todo vestidos de vivos colores y algo de ropa deportiva más o menos larga – y algo de material escolar también de lindos tonos rosados. Pero allí no estaba su elfo, frunció un poco el ceño e intentó recordar… se fijó en los pósteres de las paredes y vio varios: de un grupo de música, dibujos de una niña pequeña, de algunas cantantes famosas… y uno de un árbol, se fijó en su nombre: Yggdrassil, según lo leyó salió el nombre de sus labios y sonrió un poco, lo retiró con cuidado y se encontró con un hueco en la pared y el muñeco de un elfo bien custodiado en aquel pequeño escondrijo.

-Míster Puck… eres tú… el elfo de mis sueños.

Estaba vestido con un gracioso gorro de dormir de color azul, una camisa larga con los botones del pecho sin anudar color blanco como los pantalones y una larga bufanda rosa; su cara sonriente le agradó profundamente y tocó su rostro de algodón con cuidado mientras más lágrimas salían de sus ojos y se acurrucaba en el suelo. Por primera vez… sentía que estaba en un lugar familiar, una zona de confort en la que se encontraba plenamente segura y bien.

-Ya no dormirás sólo… igual que yo -lo guardó entre sus prendas-. Volvamos a casa, tengo hambre y los demás… igual están preocupados.

Precisamente cuando salió de la Ermita los vio a lo lejos, precisamente dentro de la zona de bosque pero sin llegar realmente al área en la que ella se encontraba, sino aún en la primera área a la que accedió en un inicio… suspiró, debían estar preocupados cuando se dieron cuenta de su falta, pero no tenía ganas de escuchar a nadie ni que le calentaran la cabeza más allá de lo necesario. Puede que fuera una insolente y malcriada comportándose así, pero tampoco tenía otra opción realmente; y no deseaba tampoco enfrentarse a ellos ahora, pero al parecer la vida quería que así fuera.

Tomó su móvil y lo encendió nuevamente en silencio, se encontró con un par de llamadas perdidas de Yumi pero nada más… ninguna de Jeremy, eso la entristeció un poco, creyó ver a Odd antes pero en un segundo vistazo se encontró precisamente al otro junto a la mayor, parecían nerviosos… por eso se aproximó algo dubitativa hasta ellos, cuando la chica se giró corrió hacia ella y la abrazó con ganas mientras la acariciaba por la espalda. Jeremy descolgó entonces su teléfono para hacer las llamadas oportunas y procedió entonces a abrazarla también con evidente alivio, se dijo ella… luego Yumi le dio un suave bofetón, más a modo de darle en su orgullo que hacerle daño realmente; tuvo su efecto pues la otra sollozó un poco mientras se sobaba la cara y la japonesa también tuvo que contener algo las lágrimas.

-Estúpida… ¡nos dista un susto de muerte!

-Yo… lo siento.

-Volvamos a casa, anda… -ahora sí acarició su mejilla con cierto cariño y pasó sus dedos por su piel- Perdóname… estaba realmente asustada, Lita…

La abrazó de nuevo pero con más fuerza y se la atrapó con cariño en una cálida trampa de besos antes de separarse y recorrer de nuevo el camino de vuelta a casa… Jeremy no habló en ningún momento pero se fijó en que su compañera parecía aún molesta en general y observaba de refilón a su espalda, donde él mismo estaba; no se dio cuenta de que ella en realidad estaba mirando a la Ermita, apenas un pequeño cuadrado detrás de ellos a esas alturas pero al que estaba más que dispuesta a volver. Se planteó si decírselo más tarde a las chicas y se apenó por ya no pensar en Jeremy en ese sentido… ¿seguía fiándose de él? Sólo el tiempo lo diría.

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Un rato después y tras recorrer las calles en silencio volvieron a Kadic y se despidieron del muchacho para tener ellas dos y Aria una charla de chicas. Ésta se encontraba sentada en su cama en silencio, leyendo de un pequeño cuaderno escrito por ella en silencio donde todo estaba escrito en una mezcla rara entre escocés e inglés que sólo ella – o alguien como ella – podría comprender, una mezcolanza de sus ideas y pensamientos que tenía que plasmar por escrito para acabar de comprender los muchos pensamientos e ideas que pasaban por su mente en momentos así.

Las vio entrar por la puerta y bajó el rostro algo compungida pero estaba dispuesta a hablar con ellas… era un mal trago que en un momento dado tendría que pasar y estaba dispuesta a ello aunque no le apeteciera nada en esos instantes. Después de hacerles un hueco se sentaron las tres juntas en círculo, ella con la espalda apoyada en la pared y con las otras dos a cada lado de la cama, dejándose hueco para estar repantingadas o con los pies cruzados. Fue la mayor la que empezó a hablar después de jugar con algo que pilló antes entre sus manos… era uno de los muñecos de Aria.

-Estaba pensando… ¿Qué hemos hecho mal? -las otras la miraron con curiosidad- Me refiero, al final… fue un lío de besos entre todos.

-Fue cosa de Xana lo que pasó.

-Ya, pero me refiero -Yumi se rascó algo el cuello antes de responder, pensando-. Xana… se aprovechó de nuestra debilidad… de nuestros celos.

-Sí… -murmuró Aelita- Qué ciega fui por no verlo… Aria, ¿a ti te gusta Jeremy? -la aludida giró el rostro- Dímelo.

-Déjala -le ordenó Yumi-. Ari, no tienes que responder…

Sin embargo ella negó con vehemencia.

-Sí, claro que me gusta -murmuró-. Y pienso luchar por él, Lita.

Ésta inspiró aire durante unos segundos y suspiró pesadamente por el coraje que sintió, apretó los puños y no llegó a decir nada.

-No pienso dejar que os peleéis por Jeremy -les espetó Yumi, molesta-. Él no lo merece en absoluto, ¡sois amigas!

-Una amiga no besa a quien sabe que amas delante de ti… -murmuró Aelita- Ni le mete mano, ni… más cosas que seguro habéis hecho -la miró a los ojos-. Os habéis reproducido, ¿verdad?

-¿C-cómo?

-¡Lo que has escuchado, Aria!

La otra se rio con ganas, más por la expresión usada que por otra cosa; Yumi también se había llevado las manos a la cara y se desternillaba de la risa, temblando un poco y echándose hacia adelante en un vano intento de superar aquello. Aelita se sonrojó, preguntándose si lo que había dicho era de alguna manera inapropiado o algo así.

-N-no, no llegamos a eso -le aseguró-. Y… perdón, pero… se dice, no sé, hacer el amor, tener sexo… ¡pero no reproducirse, Lita!

-¿Cuál es la diferencia?

-Pues… que reproducirse es cosa de animales, las personas… hacemos el amor, o tenemos sexo… o follamos, ¿me explico?

-No eludas mi pregunta -Aelita la miró a los ojos con intensidad-. Me da igual cómo se diga… ¿lo habéis hecho o no?

-No, Lita -dudó sobre si tomarla de la mano, Yumi las observaba con bastante interés-. No, no… hemos hecho cosas, eso sí, pero… apenas hemos pasado de los besos… ¿Vosotros?

Aelita se sonrojó un poco y negó con vehemencia, claro que no lo habían hecho aún… Pero estaba bastante segura que le encantaría, incluso sintió cierta humedad en su entrepierna al pensarse haciendo según qué con Jeremy. Recordó las muchas noches que había hablado con él y también esas ocasiones en las que le escuchó masturbarse, sobre todo la primera ocasión en la que aquello sucedió… le encantaría volver a hacer algo así, puede que más adelante se lo propusiera.

-No, no… pero… no estaría mal -reconoció-. Me molestó mucho verte con Jeremy, bueno, en general me molesta bastante sólo el pensarlo.

Eso era algo lógico, Aria se acarició las mejillas pensando un poco en eso y fue entonces que Yumi intervino.

-Yo tampoco he hecho nada así aún -les explicó ella, eso sorprendió a las otras-. No tengo a nadie con quien hacerlo, por otro lado.

-Ah, claro… -murmuró Aelita- Es que Ulrich está con Emily ahora… ¿Lo llevas bien?

-No del todo -reconoció ella-, me gustaría ser ella, pero por otro lado… Está William también, es bastante guapo.

-Ya te digo… -Aria incluso se sonrojó un poco- Y majo.

-Tía, le das a todo -le espetó con cierto rubor Yumi-. ¿Jeremy y a la vez William?

-Sólo… William -bajó el rostro y tuvo que ahogar un poco el llanto-. Ahora… sólo Will, yo no… no, Jeremy no puedo...

Se llevó las manos al rostro y empezó a llorar un poco, Aelita en ese instante se sintió fatal y la quiso abrazar, la colocó entre sus brazos con cariño y besó su coronilla en silencio mientras la otra las observaba en silencio. No podían renunciar al chico pero tampoco querían perder una amistad, y necesitaban también estar unidos ahora que tenían que seguir con la lucha contra Xana… era todo muy difícil, amaban cada una a su manera a ese muchacho tan inteligente y a la vez tan estúpido, igual que se querían profundamente entre ellas. Aria tomó la cara de la otra con cariño entre sus manos y besó sus mejillas despacio después de haber estado así unidas un rato, dejándose caer en la cama y dejando que Yumi las acompañara un rato al colocarse también a su vera.

-Os quiero mucho, chicas... -murmuró Aelita- Pero… siento que… os he fallado de alguna manera -comentó-. Me he comportado como una niña.

-A todas nos ha pasado en esta ocasión -le recordó Aria-. Y… también os quiero.

Yumi se rio un poco y comenzó a hacerles cosquillas un poco, haciendo reír a ambas por sus caricias en las tripas como si fueran sus hermanas pequeñas. Disfrutaba mucho de esas cosas con Hiroky y con ellas no iba a ser menos, las besó en las mejillas con cariño después de dejarlas reír un rato e incluso romper a sudar en un momento dado por el esfuerzo hecho; sus respiraciones estaban incluso agitadas en esos instantes pero ahora estaban felices, lejos de los malos sentimientos de ese rato. Seguían teniendo sus problemas, sus celos y otras emociones con las que tendrían que lidiar, pero en esos instantes ellas eran como niñas pequeñas pasando un buen rato todas juntas.

-Chicas… hagamos una promesa -pidió entonces Yumi, se había colocado sobre las otras y sonreía un poco, sonrojada como las dos-. Juremos… no volver a pelear por un chico, nunca, ¿vale?

-Y también, si nos gusta un mismo chico… lo hablamos y que él decida, claro -añadió Aria, sonriendo-. No que tengamos que pasarlo mal ni nada, ¿no creéis?

-¡Claro! -exclamó Aelita- Vosotras… bueno, los chicos también… sois mi familia… siento haberos causado problemas hoy -explicó la chica, se incorporó por primera vez en ese momento-. Tengo algo que enseñaros…

Se encaramó hasta la silla del cuarto y recuperó de entre los pliegos de su abrigo el muñeco de Míster Puck, al que observó unos instantes antes de entregárselo a sus amigos, que lo miraron con interés.

-¿Lo compraste en algún lado?

-No, lo… encontré en un sitio… especial -explicó-. Allí me sentí segura, como… me sentí ahora con vosotras, como si estuviera en casa… de alguna manera en mi corazón sabía que allí estaba en mi hogar -sonrió con cierta tristeza- Si alguna vez desapareciera… es muy posible que fuera allí, ¿sabéis?

-La próxima vez al menos no te quedes incomunicada -le dijo Yumi, divertida-. A Jeremy casi le dio un infarto al no saber dónde estabas.

-Tenía que seguir mi instinto en algo -explicó la otra-. Yumi, Aria… ¿me veis… humana? ¿O sólo actuáis ante mí? -las otras dos la miraron con sorpresa por semejante pregunta- Sed sinceras, porque… yo no sé lo que soy, no… no lo sé, y dudo.

-Joder Lita… -Yumi se rio un poco, más por vergüenza que por otra cosa- ¿Cómo no vas a ser humana? Tienes un cuerpo, una forma de ser concreta…

-No es por eso -le respondió-. En esa casa… había fotos de mí en esa casa -las otras la miraron con sorpresa-. No estoy segura, pero si no era yo… se me parece mucho.

-¿Crees que tuviste una vida antes de Lyoko? -a la pregunta de Aria su amiga asintió un poco- La verdad… ni idea, ni puta idea.

Yumi estaba más bien pensativa, había cosas que no comprendía aún pero no sabía qué pensar al respecto y puede que todo fuera una cuestión de lo que estaba pensando Aelita y de que se encontraba en un momento algo difícil de su vida.

-Sobre esto… podrías ir a hablarlo con Jeremy, si… tienes cuerpo.

La aludida se limitó a asentir… era algo que se tenía que hacer, igual que esa charla. Las miró con una suave sonrisa y saltó a abrazarlas nuevamente, besó sus mejillas y se dejó recostar sobre ellas como un cachorrillo, pensando en qué hacer.

-Debería ir, sí… -murmuró la chica- Pero más adelante, si os parece, ahora… no tengo muchas ganas, y ya después cenar con él y… puede que reconciliarnos.

Y con ese deseo, las tres se quedaron ahí juntas, charlando un poco. No fue hasta más tarde que se armó de valor para bajar a ver a su amigo, eran algo pasadas las seis de la tarde y bajó por las escaleras a buen ritmo, las otras dos esperarían en su cuarto mientras ella iba hacia el cuarto de Jeremy y hablaban un rato… no sabía si era el momento pero si ellas le daban el consejo sería por algo. Golpeó la madera de las puertas con los nudillos y abrió cuando él la dejó pasar… se lo encontró, como siempre, trabajando en su ordenador. Era su costumbre sentarse en la cama del chico y verle trabajar, se arregló un poco la ropa y carraspeó un poco mientras se armaba de valor, Jeremy sin embargo ni se giró y siguió tecleando en silencio.

-¿Querías algo?

Ella dio un saltito en el sitio y asintió despacio.

-Sí, bueno… -Aelita suspiró- Perdón por desaparecer así, yo… bueno, no sabía qué…

-¡¿En qué puñetas estabas pensando?! -saltó él, de pronto- ¡¿Estás tonta o qué te pasa?! ¡Te pudo haber pasado cualquier cosa! ¡Atropellarte un coche, secuestrarte alguien, perderte! ¿Querías matarme del susto o qué te pasa, Aelita? -ella le miró con los ojos bien abiertos, apretó los puños con el enfado creciente de aquellas palabras- ¡No vuelvas a hacer algo así nunca! ¡¿Me oyes?!

-Pero… ¿por qué me gritas? -le miró a los ojos, con sorpresa- Encima… encima que… quiero perdonarte por serme infiel… ¡me gritas! ¡Jeremy, eres un tonto! -rompió a llorar de nuevo y tembló un poco- ¡Me fui porque tenía miedo de todo, Jeremy! ¡Y necesitaba respuestas, y ahora las quería compartir contigo! Se ve… que el que no quiere eres tú… ¡Estúpido!

Salió echa una furia de su cuarto, dando un portazo con intensidad y sintiéndose como una mierda. Jeremy también dio un fuerte puño a la pared más a modo de queja simbólica que otra cosa… ahora sí que la había cagado.

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Espero que os haya gustado leerlo tanto como a mí escribirlo. Este fanfic está conectado con Nueva Generación: Proyecto Cartago, y que se encuentra más adelante en la línea temporal de este. Habrá referencias en ambos de eventos del otro.