Final imaginario del siglo XIX
En estos tiempos, las personas que poseen extraños poderes provenientes de su cuerpo o incluso de misteriosas y poderosas armas, son conocidas como ladrones, escoria de la humanidad que roba hermosas y valiosas obras de arte, estatuas o joyas de diversos museos de todo el mundo, con la esperanza de reunir los 108 trozos de inocencia perdidos.
OOOOO
Acompañada solo por el cielo nocturno cubierto únicamente de estrellas, Fou fue enviada por Bak a un bosque de bambús para recolectar plantas medicinales.
Lo que jamás esperó durante su silencioso y oscuro trayecto, fue escuchar los desesperados gritos de un niño, pronunciando un nombre perdido por alrededor de 50 años.
Torció los labios. Y guiada por los gritos, terminó pasando por unos arbustos, para llegar a un claro. Dos jóvenes, portando ropas oscuras y la rosa plateada de la orden oscura se encontraban tirados en el piso, cubiertos de polvo, heridas y sangre.
Más allá, estaba una chica de largo cabello castaño, recibiendo empujones de un niño con una esponjosa cola de zorro, el cual, lloraba, gemía y temblaba.
-Bak... - susurró. - ¿Estás viendo esto?
Dentro de una habitación oscura, el aludido; acompañado por su asistente y otros de sus subordinados, miraba seriamente las condiciones de los ladrones, a través de una gran pantalla holográfica en la pared.
-No vayas a moverte. - escuchó la joven, desde su oído derecho. - Abriré un portal para que alguien más se ocupe de ellos. Una vez que regresen aquí, revisa los alrededores de la aldea Yuanbao.
-De acuerdo.
PPPPP
SSSSS
Con su cabeza resguardada por la capucha de su larga gabardina negra, Megumi caminaba dentro de una fila llena de personas desconocidas. Las calles de Londres recibían en sus tonos grises las gotas de una lluvia serena, pero agonizante.
De pronto, el sonido de un cascabel llamó su atención. Al girar a su derecha, vio que en otra calle; más iluminada, donde la lluvia no llegaba, caminaba su querida amiga Kikyo, acompañada por Rin.
Desesperada, se abrió pasó entre la gente, gritando sus nombres y estirando hacia ellas su brazo derecho. Ambas voltearon a verla, haciéndola sonreír y llorar, hasta que una silueta oscura pasó por su lado.
Suman Dark, conservando arrepentimiento y soledad en su mirada, caminaba hacia la calle iluminada. Kikyo y Rin, haciéndose a un lado, lo reverenciaron y le sonrieron con respeto.
En ese instante, Suman volteó hacia Megumi, dibujando una sonrisa triste en sus labios. Fue entonces que la menor consiguió apartarse del tumulto de gente, corriendo a la misma calle.
Sin embargo, antes de poder alcanzar a Suman o a alguna de sus amigas, más personas aparecieron detrás de ellos, asombrándola y deteniéndola en seco.
Sus compañeros Exorcistas, aquellos que murieron la noche de la luna roja, le sonreían con calidez.
Se quedó pasmada unos segundos, derramando un par de lágrimas de sus ojos castaños sin darse cuenta.
-Aún no puedes acompañarnos. - dijo Rin.
-Tienes que seguir viviendo. - agregó Kikyo. - Por nosotros. Por la humanidad.
-¡Dale su merecido a los Noé! - exclamó un Exorcista.
-¡Ayuda a tus compañeros! - prosiguió otro, seguido por más ánimos y halagos para la joven.
-Cuando vuelvas a la orden oscura... - entre tantos gritos, escuchó la clara y entristecida voz de Suman. - ...dile al jefe Komui y a Johnny que lo siento.
SSSSS
Megumi abrió despacio sus ojos castaños. Tal y como le sucedió, al despertar de su coma de 7 años, una máquina le medía el pulso; siendo el único aparato que hacía ruido en la habitación, y un cable de intravenosa se hallaba colocado en su brazo izquierdo.
Al verlo, levantó su extremidad y movió su mano en cualquier ángulo que le era posible. Pero, cuando parpadeó un momento, la vio cubierta de sangre, seguida por la escalofriante figura de Tyki Mikk, riendo mientras le atravesaba el pecho.
Sintiendo dolor en su brazo, lo bajó y apretó con fuerza sus ojos cerrados. Una vez que se fue, deslizó sus piernas a la orilla derecha de la cama, sentándose, y se desconectó de cualquier cable unido a su cuerpo.
Se incorporó, arrastrando los pies a un lado de un buró blanco; que se encontraba junto al monitor cardiaco, y tomó con un movimiento brusco la empuñadura de colmillo sangriento.
Por no medir su propia fuerza, terminó cayendo al suelo, recibiendo otro dolor punzante que la hizo recordar a los niños desaparecidos y a un caído llamado Suman Dark.
Cuando ella y Kanda intentaron purificar los fragmentos de Shikon corrompidos, terminaron rompiendo su arma por accidente, ocasionando una explosión.
Consiguió atrapar los cubos negros. Pero el tercer objeto, uno que tenía un resplandor verde, pasó por delante de sus dedos, perdiéndose en el aire.
Se quejó y soltando un minúsculo gruñido, se apoyó en sus antebrazos y en su espada, para ponerse de pie otra vez. Respiró un par de veces. Y moviendo los brazos y a colmillo sangriento, llegó a la puerta del cuarto y salió al pasillo.
El lugar le parecía familiar.
Pero cuando los dolores punzantes regresaban a su cuerpo; obligándola a caer, quejarse y apretar los dientes, dejó a un lado esos recuerdos y se concentró más en la repentina necesidad de salir de ahí.
Para poder salvar a Allen de las garras de la familia de Noé.
¿Dónde estaba la salida? ¿Dónde podría encontrarla?
Al extender su mano izquierda adelante, se topó con una pared, por lo que, atónita, levantó la mirada. Tenía dibujos que contaban la historia de un clan de hechiceros y garabatos hechos con sangre, pintados sobre ellos.
De nuevo, los dolores en su pecho comenzaron a molestarla, obligándola a caer de rodillas y a apoyar el lado derecho de su cuerpo en la pared.
Mientras colmillo sangriento rebotaba en el piso, lejos de ella, respiraba entrecortadamente, apretando los dientes cuando los dolores se hacían más intensos. No podía quedarse ahí. Tenía que seguir caminando. Sino...
¿Quién rescataría a Allen? ¿Quién le daría su merecido a Tyki Mikk?
En eso, escuchó como otro objeto rebotaba en el piso, seguido de una voz que la llamaba por su apellido original. Giró los ojos a su izquierda. La borrosa imagen de un hombre rubio se aproximaba a ella, zarandeándola de los hombros.
Al ver que no le respondía, la tomó con gentileza en sus brazos, junto con su arma, y se la llevó a otro lugar. Durante su trayecto, la joven de cabello castaño parpadeaba parsimoniosamente, recordando, finalmente, el sitio donde se encontraba.
El antiguo cuartel de Asia de la orden oscura.
PPPPP
-¡¿La guardiana dimensional se encuentra bien?!
-¡Wong nos dijo que caminó hacia el laboratorio prohibido!
-¡SHHH! ¡La van a despertar!
Al escuchar tanto alboroto, Megumi abrió de nuevo sus ojos castaños, topándose primero con el techo gris de su alcoba, antes de inclinarse hacia adelante y ver hacia el frente.
Cerca de la pared y de la puerta, se encontraban la deidad guardiana de la sede de Asia, Fou, acompañada por Shippo y cinco personas más.
El primer individuo, es un hombre de cabello rubio; atado en forma de una cola de caballo. Piel blanca, ojos oscuros. Sobre la cabeza, usa un gorro parecido al de Komui Lee, con la diferencia de que este es de color negro.
Encima de una camisa negra, porta una chaqueta blanca, con la insignia de la rosa plateada unida a su lado izquierdo. También usa unos pantalones y unas botas, que le llegan por debajo de las rodillas, del mismo color que la camisa.
A su derecha, se encuentra un hombre mayor, de piel, cabello y barbas blancas. Usa camisa blanca de mangas largas con una corbata azul oscuro. Pantalones y zapatos negros. Encima de la camisa, lleva una bata blanca, al igual que los jóvenes que se encuentran a su lado izquierdo, mirándola con curiosidad.
Los tres usan ropas formales. El primero es alto, de piel morena y cabello castaño. El segundo, tiene rasgos asiáticos, piel blanca y cabello negro. Y la tercera, tiene su largo cabello castaño oscuro, atado en dos grandes trenzas, y gafas redondas frente a sus ojos. Al ver a esta última joven, Megumi recordó a Umiko. De no ser por el cabello, serían idénticas.
-¿Qué...? - antes de poder formular su pregunta, fue atacada por una violenta tos que la hizo escupir sangre.
-¡Fuego mágico! - exclamó Shippo, saltando y envolviéndola en sus llamas azules.
Al ver aquello, los jóvenes hicieron muecas de horror.
-¡SE QUEMA, SE QUEMA! - gritó la chica con los lentes.
-¡T-TRAIGAN AGUA! ¡RÁPIDO! - le siguió el muchacho castaño.
En eso, los tres recibieron un golpe en sus cabezas.
-¡DEJEN DE GRITAR, IDIOTAS! - ordenó Fou, observándolos con cara de pocos amigos, haciéndolos abrazarse. - ¡Es una técnica sobrenatural! ¡No la está quemando, la está curando!
-¡¿Y no pudiste explicarnos eso sin golpearnos?! - se quejó el castaño.
-¡Eres muy mala, Fou! - prosiguió la chica de lentes.
Bak entornó los ojos. Cuando Shippo retiró sus llamas azules, rodeó la cama y se colocó al lado izquierdo, examinando a la guardiana con la palma de su mano derecha. El brillo que esta desprendía, era de un brillante color azul.
-Las mariposas de Tyki Mikk están paralizadas. - anunció, retirando su mano y enderezándose. - Supongo que eso explica porque pudiste levantarte y caminar. - llevándose su mano a su mentón, volteó hacia la pared a su izquierda. - Wong, ¿Cómo va lo que te encargué?
-Solo nos faltan las hierbas medicinales que Fou fue a conseguir.
-Hablando de eso... - su inexpresiva mirada se dirigió hacia la joven con los mechones anaranjados, siendo imitado por los muchachos con batas.
-Lo tengo todo grabado. - aseguró con una mueca, llevándose sus manoplas por detrás de su cabeza. - También encontré unas cosas bastante interesantes. Pero me gustaría que los tres ladrones estén presentes para eso.
Megumi, aunque sintió alivio por saber que Lenalee y Kanda también estaban en ese lugar, no podía quitar de su rostro la tristeza y la preocupación que sentía por el repentino secuestro de Allen.
-Parece que tienes muchas preguntas. - el rubio la despertó de sus pensamientos. - Pero, antes de contestarlas, permítenos presentarnos. - sonrió y se cruzó de brazos. - Yo soy Bak Chang, el líder de la sede fantasma de la orden oscura.
-Yo soy Wong, el asistente de Bak-sama. - habló el anciano, haciendo una reverencia.
-Me llamo Rikei. - dijo el muchacho castaño.
-Yo soy Shifu, mucho gusto. - comentó el joven de cabello negro, saludándola también con una reverencia.
-¡Mi nombre es Lou Fa! - se presentó la chica de trenzas.
-¿"Sede fantasma"? - repitió Megumi, luego de quedarse unos segundos en silencio.
-Antiguamente, la orden oscura se dividía en varios cuarteles, cada uno ubicado en un continente diferente. - explicó Bak. - Sin embargo, después del incidente de la luna roja y de que Malcolm C. Leverrier se marchara con su dinero, los clanes Lee y Chang fueron los que siguieron avanzando en la búsqueda del corazón, estableciendo una sede principal y una sede secreta. La sede principal es la que todos conocerían como el "refugio de todos los ladrones de Europa". Y la sede secreta, aprovechando los conocimientos mágicos del clan Chang, se encargaría de otras actividades que no estuvieran relacionadas con la recolección de la inocencia.
-Edgar Chang...
De pronto, una siniestra aura se asomó por la puerta entreabierta del cuarto. Era Kanda, con mugen desenfundada en su mano derecha y una expresión diabólica en su rostro.
Fin del capítulo.
