CAPÍTULO XIX

DE CAMBIOS Y CRISTALES ROTOS

(Esa misma noche)

Sentada frente al espejo, la aguamarina se contemplaba en búsqueda de cualquier imperfección que en su perspectiva pudiera restarle belleza a su fresco rostro. Mientras tanto la alta y rubia mujer se cepillaba los dientes.

"¡Dioses!, estoy muerta", exhausta, expresó Michiru.

Habiéndola escuchado, su amada dejó a un lado lo que hacía y dirigiendo sus pasos hacia ella, colocó ambas manos sobre sus hombros, luego se inclinó un poco para besar su mejilla, aunque más bien lo hizo para poder admirar su escote; "Pues yo te veo muy viva", dijo deslizando sus traviesos labios hacia su cuello.

Ante ese provocativo toque la joven se estremeció, dejando escapar una pequeña risa. "¡Dioses!, mi amor. Espera"

"¿Qué quieres que espere?", cuestiono volviendo a besarla en ese sitio.

Michiru se puso de pie con intenciones de echarle los brazos al cuello, pero ante su descarado toque, tan solo alcanzó a apoyar ambas manos sobre el tocador. "Sé que no puedes hacerlo, ¡ah!", mordiéndose los labios y entrelazando los dedos en ese corto cabello, siseo sin aliento.

Logrando su propósito, la rubia mujer sonrió y luego le hizo a un lado los tirantes de la pijama. "¿Qué decías?"

Ante el suave y provocativo toque de sus besos en su desnuda piel, la violinista no pudo evitar estremecerse...


(En la habitación vecina)

Habiendo concluido de forma equivocada que esa noche no podría dormir a consecuencia de toda esa cafeína que durante la mañana bebió, la guardiana de las puertas del tiempo se entregaba a ese ya bien merecido descanso.

Ella, así como sus amigas, lejos estaba de imaginar no solo lo que estaba sucediendo con el resto de sus compañeras, sino lo que dentro de unos minutos aconteceria...

El reloj del recibidor marcó la una de la madrugada, produciendo a lo largo del salón su estridente sonido.

El viento se arrastró con fuerza, golpeando a su paso los cristales y provocando que uno cediera. Luego, la tranquilidad de la madrugada se vio quebrantada por el molesto sonido de algo que con violencia se rompía.

"¿Qué... qué pasa?", cuestionó la peliverde mientras que de golpe se sentaba sobre la cama, luego ante el silencio que sobrevino, se recostó logrando dormir casi de inmediato.

Michiru, quien también despertó, con la ligera sábana cubrió su desnudes; "¿Qué se ha roto?", nerviosa cuestionó.

Por su parte Haruka Tenoh seguía durmiendo. Y es que pocas eran las cosas que podían perturbar su descanso.

"Haruka", la aguamarina la llamó, sin embargo la rubia no respondió. "Haruka, despierta... Creo que hay un intruso en la casa", volvió a pedir.

Ante la sacudida que la joven aplicó en su cuerpo, la alta mujer por fin abrió los ojos. "¿Qué... qué pasa?", totalmente confundida cuestionó.

"Creo que hay un intruso", susurrando expresó. "Un cristal se rompió y..."

Despreocupada, la alta mujer acomodó la almohada y volvió a apoyar la cabeza; "No tengas miedo, Michi. Es solo el viento que ha de haber empujado algo... en la mañana lo limpiare"

La aguamarina volteo hacia la ventana, contemplando como en efecto el viento agitaba las frondosas ramas de los árboles; "Tienes razón", replicó y volviendo a recostarse, cerró los ojos.

Y sin duda de nueva cuenta habrían logrado conciliar el sueño, sin embargo en ese momento algo más se estrelló contra el suelo del recibidor.

"¿Escuchaste eso?", nerviosa Michiru salió de la cama.

"No, ese no puede ser el viento", ya sin poder ignorar lo que estaba sucediendo, la rubia también abandonó la cama y con presura comenzó a vestirse. "Tenemos que revisar la casa, ve por Setsuna y la niña", avanzando hacia la puerta estuvo a punto de abrirla, sin embargo lo que vio terminó por horrorizarla. "E... está abierto", con extrañeza señaló.

"¿Qué?"

"Lo que escuchaste, la puerta está abierta y cuando digo que está abierta, me refiero a que no simplemente falta el seguro. ¿Saliste y olvidaste cerrar?", fue la pregunta obligada.

"Por supuesto que no. Antes de acostarme siempre me aseguro de que todo esté en orden"

"Esto no huele nada bien", saliendo al pasillo, Haruka intentó encender la luz, cosa que fue imposible. La tormenta las había dejado sin electricidad. Así que encendiendo la linterna de su teléfono, se aventuró en esa oscuridad.

Por su parte Michiru, agradeciendo que la niña no hubiera despertado ante el alboroto, camino hacia la cuna para tomarla en sus brazos, sin embargo y al igual que en el caso de Haruka, lo que descubrió terminó por helarla.

"La niña, la niña no está", gritó al borde del colapso.

"Eso es imposible", regresando a su lado, la otra expresó.

"Mira", la aguamarina señaló levantando las mantas a la espera de que entre ellas estuviera oculta así como solía jugar cada vez que ella iba a cargarla. "Setsuna... estoy segura de que ella estuvo aquí. Si, quizás estaba llorando y nosotros no la escuchamos y ella se la llevó a su habitación", esperando que esa lejana posibilidad fuera una realidad salió al pasillo en dirección a sus aposentos. Y es que preferible era que la peliverde hubiera ingresado a su alcoba sin su consentimiento, a que un indeseable intruso lo hiciera.

Llegando a su puerta, llamó a fuertes golpes. "Setsuna, despierta. ¿Verdad que tú entraste a nuestra habitación y tomaste a Hotaru?, ¿Verdad que ella está aquí?", ingresando, con desespero cuestionó.

"Por supuesto que no", confundida la otra replicó mientras se cubría con la manta y se ponía en pie.

"No, no está", expresó Tenoh, quien la había buscado hasta debajo de la cama.

"Sin duda esta es obra de los cazadores de la muerte", fue Michiru quien señaló. Y es que luego de que ellos utilizaran a la pelinegra en sus malévolos planes, imposible fue que acusara a alguien más.

"Es imposible, ese día acabamos con todos y..."

"El profesor... el profesor Tomoe...", sin aliento Michiru murmuró. "Debemos ir a buscarla a la zona Omega"

"No, tampoco pudo ser él. Ese día murió", dijo Haruka mientras recorría el amplio salón, contemplando que sobre el suelo yacían los cristales de lo que hasta hacía unos minutos había sido una fina copa, luego descubrió que la ventana estaba abierta. Caminando hacia ese punto se asomo esperando poder ver algo en torno al amplio jardín. "Quien haya sido sin duda debió haber entrado por aquí", volviendo a asegurarla, con impotencia apretó el puño.

"¿Por qué se la han llevado?, ¿Quién pudo haber sido?", al borde del colapso, fueron las dos preguntas que la violinista formuló.

"Imposible saberlo... será mejor que no toquen nada y en lo que la policía llega vamos a buscar en los jardines", tomando su teléfono, Tenoh expresó. "Es lo único que por ahora podemos hacer"

Y habrían llevado a cabo el plan trazado, sin embargo el sonido de un cristal rompiéndose las hizo volver la mirada hacia el fondo del oscuro pasillo.

Procurando no hacer ruido las tres mujeres comenzaron a desplazarse a la espera de sorprender al intruso, sin embargo quienes terminarían sin palabras serían ellas.

"Ahí está", Michiru exclamó al escuchar que del cuarto de lavado provenía un leve llanto.

Así que dirigiéndose a prisa, gracias a la luz proveniente del teléfono celular de la rubia pudieron contemplar a la pequeña, quien encima se había vaciado una botella de detergente.

Y fue ante la imagen que la pelinegra les ofreció, que incrédulas las tres mujeres se vieron al rostro..

"¿Ho... Hotatu?", sin poder entender lo que estaban presenciando, titubeante la violinista avanzó hacia ella, sin embargo Haruka pronto la retuvo.

"No, Michi... es imposible... Esa niña no puede tratarse de ella. Hotaru aún es un bebé", exclamó.

Por su parte, de forma inocente la chiquilla sonrió para ellas. Extendiendo sus pequeños brazos, de forma torpe comenzó a avanzar en su dirección. "Ma-má"

"Si, es Hotaru... sin embargo... ¿Qué es lo que le ha pasado?... Hace algunas horas era un bebé y ahora...", ante lo inverosímil del asunto, la violinista no pudo continuar.

"Esto es algo que ni siquiera yo puedo explicar", añadió la peliverde.

Michiru hizo a un lado cualquier pensamiento que pudiera modificarla y sonriendo, la tomó en sus brazos para comprobar que no estuviera herida; "Su cambio es extraño... así que fuiste tú quien hizo todo este desastre, ¿Verdad?. Tendré que darte un baño"

"Últimamente han estado pasando cosas que están fuera de nuestra comprensión"

"Supongo que estás pensando lo mismo que yo, ¿No?", Setsuna habló.

"¿De qué se trata?", desvistiendo a la pequeña, Michiru contempló a ambas.

"Que todo lo que ha estado ocurriendo parece ser producto del eclipse. Desde poco antes no logramos transformarnos y ahora sucede esto"

"Tienes razón", mordiéndose los labios, la aguamarina observó a la pequeña, quien parecía muy entretenida con el encaje de su bata.

"Tanta tranquilidad comenzaba a parecer algo increíble, quizás se trata de un nuevo..."

"No, me niego a aceptar que esto pueda tratarse de algún aviso. Será mejor que esperemos antes de tomar una conclusión tan precipitada... quizás todo es producto de la casualidad"

Haruka Tenoh asintió; "Tienes razón, después de todo lo que sucedió durante la batalla contra Faraón noventa poca explicación tiene... Quizás este cambio está relacionado con que de un momento a otro Hotaru murió y renació... quizás solo está regresando a su estado como adolescente"

"Tu explicación me es convincente", Setsuna asintió, aunque para sus adentros tenía sus dudas.

"Entonces será mejor que dejemos de preocuparnos tanto. Con hacerlo nada ganamos, será el tiempo el que nos otorgue una respuesta"

"Es verdad, que este pasando esto no significa que debamos renunciar a esta nueva vida que hemos decido comenzar", la aguamarina añadió mientras besaba la mejilla de la pequeña…


Notas de autor;

Ya necesitaba actualizar esta historia XD.

Isavellcota; Hace mucho que tenía el capítulo listo, pero por una razón u otra lo iba dejando pendiente.

Kaiohmaru; Aunque estaba previsto que Haruka y Michiru fueran personajes sin importancia, se convirtieron en la pareja protagonista XD. Por eso creo que les restaron tiempo en pantalla xd.

Michelle; Es cierto, a Michiru no la visualizo haciendole ningun tipo de broma a Setsuna xD.