¡Hola! Espero que estén teniendo un buen domingo.

Ya estamos en octubre, así que me toca despertar de mi letargo y volver jaja. ¡Qué rápido pasa el tiempo! Me gustaría decirles que vengo con una historia feliz pero la verdad es que no. Esta es posiblemente una de las historias con más angst que he escrito, así que entenderé totalmente que, si te gustan más las historias felices, decidas saltarte este fic. O quizá estoy siendo exagerada. ¿Quién sabe?

En esta historia quise explorar un poco el concepto de realidades paralelas. Lo bueno de la ficción es que me permite abordarlo de una manera bastante libre, y así ningún físico se va a morir con esta explicación jajaja. Tenganme un poco de paciencia! Algunos dicen que, en los fanfics, los mundos paralelos y los viajes en el tiempo son una combinación que significa peligro. ¿Quién sabe? Podrían tener razón.

Lo otro, es que esta historia tiene dos finales.

Como el tema me lo permite, llegará un momento en el que uno de los personajes tendrá que tomar una decisión importante. Los resultados según la decisión que tome ese personaje son tan opuestos que no pude resistir la tentación de explorar esos 2 finales, así que, cuando llegue el momento, les avisaré para que puedan saber cuando empieza la ruta hacia el final "malo" y el final "bueno". Considero que el "mal final" es bastante triste. Es más, según mi escala de "qué tan mal me sentí escribiendo eso" podría decir que es tristísimo. Saturno, la canción de Pablo Alborán, fue una de las canciones que estaba escuchando en loop cuando escribí esa ruta así que creo que eso explicaría muchas cosas.

Acerca de la extensión de los capítulos, este capítulo inicial será un poco más largo que lo habitual, ya que tendré que tocar algunos puntos de manera rápida para poder ubicar mejor lo que está sucediendo y el contexto que involucra. Los siguientes capítulos tendrán una extensión bastante variable (siendo algunos bastante cortitos, que tocaran alguna situación muy puntual) y, a pesar de empezar con una clasificación más baja, lo más seguro es que la clasificación del fic cambie a M cuando se empiecen a tocar temas más delicados. La historia está terminada, pero por temas de tiempo solo podré actualizar un capítulo cada domingo, como ya es costumbre, mientras no me pase nada extraño. A todas estas, me alegra mucho haber terminado esta historia antes jajaja. No hubiese sido capaz de escribirla justo ahora. C'est la vie. También, quisiera extenderle un agradecimiento especial a YukaiKraken , quién se encargó de darle vida al arte de la portada. ¡Infinitas gracias por no reírte ante mi explicación de la expresión de Fate! :p

No les robo más tiempo. Muchas gracias por estar aquí, y por permitirme llegar a ustedes de esta manera. Gracias por soportar estos desvaríos.

Disclaimer: MSLN ni sus personajes me pertenecen. Todo el crédito a sus respectivos autores.

Capítulo 1: El inicio del fin

Intentó ignorar el sonido de los cuchicheos que inundaban el pasillo esa mañana, mientras caminaba hacia el laboratorio con paso firme. En su maletín, un par de informes que había retirado hace algunos minutos desde la recepción del centro de investigación permanecían asegurados, quizá las últimas piezas del rompecabezas que llevaba años intentando resolver. Incluso su madre lo había intentado antes, pero había muerto antes de ver los frutos de su trabajo.

El resultado de esos informes podría darle algo de esperanza. Capaz ella sí sería capaz de ver con sus propios ojos el resultado de esa larguísima investigación antes de morir.

Afortunadamente el rumor que circulaba por los pasillos del centro TSAB en ese momento sería suficiente para mantener a gran parte del staff del centro distraídos en otra cosa, lo que significaba que posiblemente podría analizar esos resultados en paz, y con la menor cantidad de interrupciones posibles. Eso era maravilloso.

Entonces ¿Por qué el sonido de los cuchicheos de pasillo ese día la estaba molestando?.

Mientras pedía el ascensor hacia el subterráneo, donde se ubicaba el laboratorio que tenía asignado para la investigación, no pudo evitar observar su reflejo en las puertas metálicas. Su boca, en vez de mostrar una ligera curvatura relajada, estaba contraída en una fina línea, mientras sus ojos borgoña mostraban una mirada quizá un poco más dura de lo que estaba acostumbrada. Las ojeras que bordeaban sus ojos luego de tantas horas extra dentro del laboratorio intentando darle sentido a sus notas solo acentuaban lo sombrío de su aspecto. Cualquiera que la viera en ese momento se daría cuenta de que estaba molesta, o mínimo pensaría que había tenido una noche de mierda.

Podía mentir y decir que sí, había tenido una mala noche, aunque realmente había alcanzado la meta de dormir 7 horas seguidas, cosa que la había dejado con un humor estupendo al momento de tomar el desayuno.

Ella no era la protagonista de la nueva comidilla. No tenía las narices metidas en ese asunto. Entonces ¿Por qué le molestaba tanto?

Al salir del ascensor pasó una de sus manos por sus largos cabellos rubios, intentando ordenar un poco sus ideas mientras caminaba hacia el final del pasillo. Acercó su tarjeta de identificación al lector electrónico y, luego de un ligero bip, la puerta de acceso del laboratorio se abrió, permitiendo su entrada.

A muchos podría darle un poco de temor ese espacio, pero Fate había pasado tantos años en el que le había tomado cariño en ese laboratorio. El espacio que tenía asignado esa investigación era mucho más amplio de lo que se pensaba, justo por esa razón el laboratorio había sido instalado en el subterráneo, a diferencia de los otros laboratorios de investigación que estaban repartidos por los pisos superiores y otros edificios del complejo de la TSAB. La iluminación artificial le daba cierto carácter inhumano al espacio, en vista de que al estar en los pisos inferiores no podía recibir luz natural, y eso también hacía que, para los que trabajaban en esa investigación, fuese muy fácil terminar por perder la noción del tiempo luego de un rato. Esa era una de las razones por la cual Fate muchas veces terminaba trabajando más horas de las que debería sin querer.

El laboratorio tenía dos secciones bien delimitadas, además del área de papeleo en donde se ubicaban algunos escritorios, una pizarra para anotaciones rápidas, y sus computadores de trabajo. Una de las secciones, a la que llamaban área de pruebas biológicas, estaba tras una cámara sellada para asegurar la asepsia del espacio, equipada con material médico quirúrgico de alto nivel, además de numerosos equipos para poder monitorear cada uno de los signos vitales de los sujetos de experimentación. Al extremo contrario del laboratorio se encontraba la sección de ensayos químicos, que era donde habían podido sintetizar hace unos pocos años el compuesto alrededor del que, desde ese momento, empezó a girar la investigación.

El RF6. Un viscoso líquido verde que, al apagar las luces, iluminaba tenuemente con su fluorescencia. Al ver ese espectáculo muchos asumían de inmediato que era algo peligroso, aunque según los análisis no había nada de peligroso en ese compuesto. Habían pasado años. Su madre, Precia Testarossa, una de las pioneras en la investigación del tiempo y los universos paralelos, había teorizado sobre la existencia de un compuesto que permitiera, aunque fuese de manera momentánea, alterar las frecuencias energéticas de los átomos de un organismo vivo de tal manera que le permitiera acceder a otro universo afín, sin perder la conexión con el universo actual. Era una locura, un imposible. Pasó su vida intentando encontrar ese sueño. El Santo Grial.

Y Fate lo había conseguido. Con ayuda de las anotaciones de su madre, claro está, pero lo había conseguido. O al menos eso era lo que estaban reportando los resultados de los estudios de prueba que habían hecho durante los últimos años. Ese descubrimiento podría cambiar el mundo. En malas manos, estaba segura de que podría convertirse fácilmente en el inicio de una investigación peligrosa y potencialmente letal. Pero aún la investigación estaba en pañales.

Lo habían encontrado. Pero, ¿Era un compuesto seguro?, ¿Cuál era su real alcance?, ¿Podían alterar algo de esa otra realidad?, ¿Algún cambio podría alterar la realidad original?. ¿Cuánto afectaría al mundo saber que podían acceder ahora a otras realidades?

En malas manos era algo peligroso. Eso había hecho que la investigación empezara a ser monitoreada directamente desde el gobierno, volviéndola algo un poco más secretiva. Fate realmente dudaba que, salvo el comité directivo de la TSAB, el resto del staff supiera de verdad qué era lo que estaban haciendo en esa sección del subterráneo. Eso también había limitado la cantidad de staff que estaba asignada a ese proyecto. Lo había limitado tanto que, para ese preciso momento, los datos de esa investigación sólo estaban siendo monitoreados por dos personas, además de por la junta directiva: Rein Eins, quién era su compañera de investigación además de la figura oficial a cargo, y Fate misma.

Fate temía que, a pesar de tantos avances, llegaran pronto a un punto muerto.

Intentó despejar su mente mientras se sentaba en el escritorio y sacaba los informes de su maletín, intentando concentrarse lo más posible en la rápida sucesión de palabras. El más corto de los informes médicos sólo validaba la inocuidad del compuesto sobre los sujetos que se habían sometido a la prueba. El gobierno lo estaba haciendo pasar como un estudio acerca de la "memoria". Eso estaba prácticamente en una zona ética gris que seguramente se transformaría en una zona negra si alguien de la TSAB llegaba a abrir la boca respecto a la realidad de ese estudio antes de que se consiguiera algún avance importante.

El otro informe, que fue el cúmulo de reportes de experiencia de los sujetos de prueba, la estaba metiendo en una encrucijada grandísima.

Hasta ese punto sabían que el compuesto era muy probablemente inocuo al uso. La experimentación con ratones de laboratorio les había demostrado que, luego del uso, no había alteraciones mayores en la biología de los animales, salvo un momentáneo estado de estupor que terminaba en desorientación cuando el efecto del compuesto pasaba, y que dependía de la dosis de compuesto que usaran. Por limitaciones éticas, no podían repetir múltiples veces esos estudios en los mismos animales, pero las pocas veces que pudieron hacerlo obtuvieron reportes satisfactorios en cuanto a las condiciones médicas de los pequeños animales, y también habían descubierto que el ocupar un ligero sedante al momento de la prueba reducía el tiempo de desorientación post prueba en los ratones.

Superado ese primer estudio, habían solicitado una segunda prueba, esta vez en seres humanos. A pesar de la zona gris en la que entraban, el gobierno evaluó la solicitud junto al comité de ética de la TSAB y habían autorizado algunos ensayos. Los primeros informes que recibieron de las nuevas pruebas, las cuales por temas de seguridad preliminarmente solo se podían hacer una vez por sujeto, confirmaban que su uso inicial era, hasta ese momento, inocuo para los sujetos de prueba.

Pero los reportes de experiencia, dirigidos por un grupo de psiquiatras con certificación de la TSAB, mostraban resultados tan dispares que la hacían estar prácticamente segura de que les harían paralizar momentáneamente ese proyecto. O al menos las pruebas, hasta que idearan otra forma de continuar.

Fate no sabía muy bien qué pensar respecto a los resultados. Lo único que podía decir en su defensa era que hubiese sido imposible prever esos resultados con la experimentación en animales.

Todos los sujetos de prueba habían manifestado haber entrado en una especie de sueño que, extrañamente, se sentía hiperrealista. Usualmente el sueño se les hacía similar a un recuerdo de su pasado, pero que iba cambiando según la actitud que tomaran en el sueño, hasta el punto en el que dejaba de parecerse a la memoria que tenían acerca de esa situación. Muchos se habían encontrado en situaciones de su pasado que, normalmente, recordaban bastante bien porque habían sido hechos que, de alguna u otra forma, los habían marcado. Los hechos eran tan variables como el encontrarse con alguien y dar otro tipo de respuestas en una conversación, tomar una ruta distinta al caminar por una calle, ayudar a alguna persona que estaba en necesidad en su memoria, o incluso no salir de casa ese día.

También todos coincidían que, el tomar un camino distinto al que habían tomado inicialmente en su memoria, había hecho que la situación cambiara completamente. Para muchos era simplemente como un sueño que les permitió ver qué hubiese pasado si, en ese momento, hubiesen hecho algo distinto. Pero, al despertar de ese sueño en la fría cama del hospital donde habían hecho esas pruebas, el recuerdo de ese sueño permanecía extremadamente fijo en sus memorias, como si hubiese sido algo que realmente hubiese ocurrido.

El hecho de que, el momento al que regresaban con el compuesto, fuese algo que consideraban importante aunque fuera de manera inconsciente, los ayudaba a que pudieran situarse muy bien en la edad que tenían al momento de esa situación, pero la variedad de los datos aún no les permitía encontrar un patrón respecto a ese regreso. Con la misma dosis del compuesto, algunos regresaban a memorias de su infancia temprana, o de su adolescencia. Hubo un caso en donde la memoria correspondía a algo sucedido apenas uno años atrás.

Y era una memoria que no se desvanecía con el pasar de los días. En el seguimiento psicológico los sujetos de prueba insistían en que se había sentido como si eso hubiese sido otra vida. Y ahora, en su cabeza, tenían ese nuevo recuerdo junto a sus memorias habituales. Eso generó reacciones muy diversas entre el grupo de experimentación. Reacciones que iban desde el no querer saber nada de esa prueba, asustados por la sensación que les había dejado el haber podido sentir de manera realista como cambiaba una situación en su vida, hasta el de completa paz por haber sentido que, al menos en un sueño, habían podido hacer lo correcto.

Y luego también estaban los que, encarecidamente, rogaban por repetir la prueba una vez más, para poder entrar nuevamente en ese sueño donde habían hecho todo diferente, y en donde ya no tenían que arrepentirse por haber tomado la decisión equivocada.

Tenían que resolver ese tema, pronto. Si los resultados seguían siendo tan preocupantes, no le sorprendería incluso que cancelaran la investigación.

Si esas reacciones aparecían tan solo pensando que, lo que habían vivido, era solo un sueño, no se quería ni imaginar el problemón que se generaría si supiesen que era muy probable que estuviesen en otra realidad. El público en general no estaba listo para una situación como esa, pero ella no podía evitar sentir una inmensa curiosidad.

Cuando estaba por terminar de leer ese informe, escuchó a lo lejos como se abrió la puerta del laboratorio, y apenas unos minutos después apareció en el área de papeleo Rein, enfundada en su característica bata blanca y con una taza entre sus manos. Ese día se había recogido el largo cabello plateado en una coleta y, sus ojos borgoña, que casualmente eran muy similares a los suyos, la miraron con interés.

- ¡Ah! Veo que ya estás leyendo el informe - dijo Rein, mientras caminaba hacia la cafetera que habían dejado en un rincón - Por cierto, te ves horrible hoy.

- Buenos días Rein - murmuró Fate.

- ¿Ya escuchaste los rumores? - preguntó su colega, encendiendo el aparato.

- Sí - respondió secamente.

- Necesitas café ¿Verdad?

- Sería fantástico.

Luego de que la cafetera emitiera el melódico sonido que indicaba el final del ciclo de preparación de café, Rein se le acercó con una humeante taza del negro líquido, que puso frente a ella. Fate, inclinando levemente la cabeza en señal de agradecimiento, tomó la taza en sus manos y le dio un sorbo al contenido.

- ¿Cómo te sientes? - inquirió Rein, mirándola

- Bien - contestó Fate, sin devolverle la mirada - Dormí algunas horas más en la noche.

- Fate, sabes que no me refiero a eso. ¿Cómo te sientes respecto a Nanoha?

Hoy su amiga había decidido no irse por las ramas.

Fate, incapaz de fingir que seguía con su atención fija en el informe, colocó los papeles a un lado y miró a su colega, encogiéndose de hombros.

- Era de esperarse ¿No?. - indicó Fate, con voz sorna - Yuuno es un investigador experto y un excelente partido. Se había tardado mucho en pedirle matrimonio. Seguramente la hará feliz.

- ¿En verdad vas a dejar que Nanoha se case sin hablar con ella antes? - insistió Rein, cruzándose de brazos.

- Nanoha y yo no somos cercanas Rein. Nos saludamos por los pasillos de vez en cuando, pero no hablamos desde la universidad. ¿Qué le voy a decir?. ¿Qué me entere de que se va a casar y mágicamente me dio por confesarle que siempre estuve enamorada de ella?

Su secreto más amargo. El eterno crush que tenía de Nanoha Takamachi, la preciosa investigadora del departamento de botánica y fitoquímica a la que veía en silencio desde hace años, con los ojos más bonitos que había conocido y una sonrisa que iluminaba cada espacio en el que la mujer de cabello cobrizo entraba, apagando todas las luces y haciendo que todas las miradas se posaran en ella. La investigadora no sólo era una cara bonita, si no que era una de las mentes más brillantes de su área. Siempre acertada en sus respuestas, siempre dedicada a su trabajo.

Irónicamente se conocían desde la secundaria. Fate, aunque ya en ese entonces la miraba en secreto, no se había atrevido nunca a hablarle más allá de un simple saludo amable.

Aún peor era el hecho de que habían estudiado también en la misma universidad, aunque en carreras distintas. Eso hizo que, a pesar de encontrarse a veces por los pasillos del campus, el contacto verbal fuese aún más escaso que antes. Todo permaneció igual hasta que una noche, en una fiesta organizada por la facultad de ciencias, ambas se pasaron de tragos y pasaron la noche juntas.

Repitieron ese encuentro unas pocas veces más, hasta que Nanoha le pidió que hablaran acerca de su situación. Fate, con la presión de graduarse pronto para poder seguir los pasos de su madre en la investigación en la que trabajaba, no podía permitirse tener distracciones. O al menos eso era lo que creía en ese momento. Así que se comportó como una completa imbécil y cuando Nanoha le pidió seriedad, ella solo se alejó con la excusa de tener que dedicarse a sus estudios.

Nanoha tenía su orgullo. A pesar de su orgullo la esperó por un tiempo. Pero no iba a esperar por ella toda la vida. Cuando Fate se mantuvo con la obtusa idea de alejarse la cobriza decidió que ya había tenido suficiente, así que dejaron de hablarse por completo. Fate en esos momentos hubiese sido incapaz de admitirlo pero, en aquellas largas noches en vela cerca del final de la carrera, donde los ojos le dolían de tanto leer y la ansiedad por los resultados de los exámenes no la dejaba dormir, no podía evitar fantasear con Nanoha una y otra vez, incapaz de olvidar todas las sensaciones que la cobriza había despertado en ella.

En sus prácticas, Nanoha había conocido a Yuuno. Algunos meses después, por otros compañeros de clases que también habían compartido algunas materias con Nanoha, Fate se enteró de que esos dos habían empezado a salir.

En ese momento había considerado incluso hablar con Nanoha. Pedirle perdón. Admitir que se había comportado como una idiota. Pero no podía. No sabía cómo hacerlo. Hasta ese momento toda su vida había girado en torno a graduarse lo más pronto posible, con el mejor promedio del que era capaz, para entrar en el centro TSAB y continuar con la investigación de su madre, con los méritos suficientes para que no pensaran simplemente que se había ganado ese puesto por su apellido. Era una cobarde.

Y cuando entró a la TSAB y se enteró de que Yuuno también trabajaba allí, su corazón se encogió. Se encogió aún más cuando Nanoha también entró a la TSAB. Habían pasado varios años, pero aún Fate no la superaba. Ya no la evitaba tanto como antes, pero salvo un simple saludo, había tomado como costumbre minimizar la interacción con la cobriza lo más posible.

Para ella ya era muy tarde. Si hablaba con Nanoha en ese momento ¿Qué pretendía? ¿Acaso que Nanoha dejara toda la vida que estaba construyendo con Yuuno solo para fijarse en ella nuevamente?

Fate se lo merecía. Se merecía el pinchazo que sentía cada vez que los veía juntos, y el pinchazo que sentía ese mismo día al enterarse de que los tórtolos habían anunciado su compromiso. Ella fue la que se alejó. Fue su culpa. Había errores que no podían deshacerse.

- Al menos estarías siendo honesta con ella, Fate - sugirió Rein - Sí, es muy difícil que ella quiera algo contigo por todo lo que me contaste hace años, pero al menos te quedaría la satisfacción de saber que lograste confesarle lo que sentías. Mejor tarde que nunca ¿No?

- Me gustaría tener tu optimismo pero las cosas están mejor como están ahora, Rein - sentenció Fate - Cambiemos de tema mejor ¿Leíste el informe?

- Sí, sí lo leí - admitió Rein, suspirando - Y también hablé con Hayate.

Claro, usualmente en esos temas Rein siempre tenía un paso adelante. Esas eran las ventajas de estar casada con la directora de la TSAB.

- Esa cara me dice que no tenemos buenas noticias - comentó seriamente la rubia, acomodándose mejor en su silla.

- Es que no son buenas noticias - confirmó su colega - El comité de ética leyó el informe, y les preocupa el reporte de experiencias. Le dijeron a Hayate que tendríamos que suspender las pruebas por ahora, o si no nos meteremos en un lío con el comité. La suspensión es por tiempo indefinido.

- ¡No pueden hacer eso! - se alteró Fate - Estamos tan cerca Rein, si paramos ahora todo el trabajo que hicimos se perderá. Siempre pasa. Aún si lo retomamos luego no será lo mismo.

- Lo entiendo Fate, también le dije lo mismo a Hayate. Poner la investigación en pausa solo significa retroceder en lo que hemos avanzado, pero el comité fue enfático en el tema. Por ahora solo quieren que revisemos y procesemos los datos de nuevo. Con suerte lo más que podríamos solicitar ahora sería otra ronda de experimentación con animales. Y aún así no la van a aprobar de inmediato. Tienen que esperar a que se calme el asunto primero, para que todo siga con bajo perfil - explicó la mujer de cabellos plateados.

- Eso es un retroceso.

Fate se llevó una mano a la sien, intentando pensar en una solución.

Habían trabajado por tantos años. Ahora tenían la respuesta en ese bendito compuesto. Podían intentar modificarlo, pero eso tomaría mucho tiempo, y no estaban seguras de que funcionaría. El comité de ética no les permitiría usar a más sujetos de prueba si la experiencia comprometía la fachada del estudio. No podían decirle la verdad a los voluntarios o si no la experiencia sería aún más traumática para ellos, que no entendían completamente la complejidad del asunto.

No podían probarlo en personas externas. Habían llegado a un punto muerto.

Como si hubiese tenido una epifanía, Fate levantó de pronto la mirada, fijándola en Rein.

- Ética no quiere que usemos sujetos de prueba externos - dijo Fate.

- Eso mismo te acabo de decir.

- Pero ¿Y si no usamos a alguien externo?

- ¿A qué te refieres?

La mirada de sorpresa de Rein ante la pregunta de Fate se transformó de pronto en una mirada de sospecha. Estaba empezando a entender el tren de pensamientos de su colega.

- Fate, ni se te ocurra.

- No tenemos alternativa. Y no tienes que hacerlo tú, pero necesito tu ayuda, porque si uso el compuesto no podría monitorear mis propias señales.

- ¡Es peligroso! - exclamó Rein

- Que no te escuche el comité - comentó Fate, con una sonrisa - Vamos Rein, no podemos dejar morir esta investigación. Hemos trabajado tanto, y también hemos progresado tanto. Nadie, ni siquiera los puritanos del comité, conocen mejor esta investigación como nosotras. Si lo hago sabré qué esperar, podríamos mantener la investigación con el carácter secreto que lleva, y además podríamos tener información más detallada de qué es lo que sucede realmente cuando lo usas. Si ética quiere que les firme mi testamento para que ellos se laven las manos lo haré. Así que ¿Qué dices? ¿Me ayudarías?

Rein solo miró a su colega rubia, y no pudo evitar sonreír ante la emoción desplegada en su rostro al imaginar esa idea. Era algo descabellado. Había tantas cosas que podían salir mal en ese planteamiento, pero no podía negar que Fate tenía razón. Si no continuaban con esa investigación por su cuenta, seguramente archivarían el proyecto y quedaría en un largo letargo del que quizá nunca saldría.

- Tú ganas - aceptó Rein, sonriendo ante el sonido de euforia que emitió Fate - ¿Podrías recordarme por qué rayos no le he pedido a Hayate que me cambie de departamento?

- Porque todos los otros laboratorios son aburridos, y en ningún lugar encontrarás a una investigadora a la que se le ocurran mis ideas - respondió Fate, con autosuficiencia.

- Creo que hay un poco de ego en tu explicación - replicó Rein, con una sonrisa - En fin, déjame ir a preparar todo en la sala de pruebas. No te tardes.

Aunque Rein se había mostrado reacia al inicio ante la idea de Fate, terminó preparando la sala de pruebas más rápido de lo que le hubiese gustado admitir. Haciéndole señas a Fate luego de algunos minutos, la hizo acomodarse mejor en la camilla clínica que tenían a su disposición, colocando estratégicamente los electrodos que le permitirían monitorear la actividad cerebral y signos vitales de Fate. Luego de verificar que todos los signos iniciales se mostraban normales, y de preparar el sedante que utilizarían, le pasó un pequeño vaso con la misma cantidad de líquido verde que habían estado ocupando en los ensayos anteriores.

Fate tomó una larga bocanada de aire antes de llevarse el vaso a los labios, y tomar todo el contenido de un solo golpe, haciendo una mueca de desagrado al terminar.

- Tenemos que mejorar el sabor de esto - comentó Fate - No sabía que era tan amargo.

- Es bueno saberlo - admitió Rein, mientras empezaba a pasar el sedante - Dulces sueños Fate.

Estaba a punto de realizar un chiste mordaz cuando su cuerpo empezó a sentirse pesado. Sabiendo que el sedante había empezado a hacer efecto, dejó que sus párpados se cerraran lentamente, y se entregó ciegamente a la oscuridad que la envolvía.


N/A: Nos leemos pronto.