Capítulo 2.

Todavía faltaban algunos meses antes de que el ciclo escolar es reiniciara, había recibido confirmación de los directivos de la escuela de que su postulación fue aceptada. Aunque la carta que recibió no traiciono nada, pareciendo un mensaje completamente normal, su vigilancia en las instalaciones de la academia le permitió vislumbrar a través de los ojos de una serpiente como la presidenta del consejo estudiantil, Sona, descubría la piel de serpiente que había plantado dentro del sobre luego de descubrir que uno de sus objetivos revisaba a mano las solicitudes. Con la semilla de la curiosidad plantada en el demonio, era cuestión de tiempo que se encontraran, impulsando la eficacia de sus acercamientos planeados.

Sona Sitri le resulto interesante, comparada con su compañera demonio, Rias Gremory, se tomaba muy enserio su trabajo como una especie de jefe en las sombras de la ciudad. Se quedaba hasta tarde planificando junto a los directivos de la escuela las actividades escolares, salía regularmente a cazar demonios callejeros con sus sirvientes, mantenía récords académicos decentes. Poniéndola lado a lado con la chica que vivía una vida de derroche, descuidando su territorio, delegando sus responsabilidades a su compañera, se ve quien mantenía las cosas unidas a simple vista.

Antes incluso de conocerlas en persona se había decidido, si tenia que relacionarse con alguno de los demonios seria sin duda Sona Sitri, su dedicación era de su gusto, dudaba siquiera poder soportar la actitud pretenciosa que había observado en Rias Gremory, solo alguien estúpido o ciego podría pasar su tiempo voluntariamente con ella, se apiadaba de las almas de sus sirvientes, robados de su libertad, transformados en demonios para la diversión de sus amos.

Una sonrisa aguda se abrió paso por su rostro y se lamio los labios con emoción al recordar uno de sus descubrimientos luego de observar con atención a los dos demonios puros de la academia Kuoh. Aparentemente la sociedad demoniaca había desarrollado una tecnología impresionante, capaz de no solo transformar a otros seres en demonios reencarnados, sino también de revivir a los muertos de llegar a ser el caso. Evil Piece, un nombre adecuado para un artefacto con posibilidades tan malignas, si no fuera por su limitación basada en el juego de ajedrez muy posiblemente los demonios habrían tomado el control de una gran parte del mundo, revivir humanos y otros seres sobrenaturales como demonios sin necesitar su consentimiento.

Ni siquiera el Edo Tensei era tan malvado, al menos luego de que su función terminara, los espíritus regresarían a su lugar de descanso, pero al ser revividos como otra raza, se verían obligados a obedecer las ordenes de sus reyes, como eran llamados, al pie de la letra, y si se atrevían a desafiarlos tanto sus cuerpos como mentes serian corrompidos por el poder de las Evil Piece. Los demonios se habían ganado ese nombre de manera justa con sus acciones, ninguna otra raza sobrenatural había pensado siquiera en un acto tan atroz como perturbar el alma de otras razas.

Si bien no le importaba lo que hicieran los seres sobrenaturales, las Evil Piece eran un problema que no podía ignorar. Sona Sitri o Rias Gremory eran irrelevantes, pero si existía un demonio capaz de sobrepasar sus propias habilidades y reencarnarlo a la fuerza entonces las posibilidades de que cumpliera sus objetivos se reducirían drásticamente. Confiaba en su poder, pero no era ingenuo como para pensar que era el mas fuerte, incluso en su mundo, monstruos como Hashirama Senju o Madara Uchiha podrían borrarlo con facilidad, no era imposible que en un mundo donde los dioses vagan libremente por la tierra existan demonios capaces de rivalizar con estos poderes, si no fuera así entonces los demonios, que crearon artefactos tan terribles como las Evil Piece, ya habrían sido borrados del mapa. Por eso quería que su primera interacción con lo sobrenatural fuera con los demonios, recopilaría toda la información posible sobre las Evil Piece, dominaría el poder detrás de estas y sin el miedo a ser convertido en un demonio sin libre albedrio sus planes finalmente podrían comenzar a tomar forma.

En preparación para su pronta incorporación a la Academia Kuoh, Kabuto había comprado un apartamento lo más lejos posible de esta, ubicado cerca del hospital general de la ciudad. El dinero no era un problema, varios clones de serpientes, que también servían de espías y ojos en todos lados, se habían disfrazado como ciudadanos comunes que realizaban trabajos por todo Japón, cada uno de ellos enviando sus fondos a él mismo dado que ninguno de ellos necesitaba nada para subsistir, la energía natural era todo lo que necesitaban para mantener su existencia, así que viajar a un área verde como un bosque o parque los haría capaces de trabajar sin descanso por varios días.

Su investigación sobre la medicina también había dado frutos. La humanidad, sin el acceso al jutsu médico o el chakra, se habían convertido en una sociedad completamente dependiente de la tecnología. Las maquinas que en las naciones elementales eran escasas abundaban aquí, y eso también había afectado el campo de la medicina. Con nuevos métodos y materiales a su disposición, sufrieron un crecimiento tremendo, superando con creces los conocimientos del propio Kabuto, quien incluso con sus investigaciones poco éticas se quedó atrás de las técnicas medicas apoyadas con tecnología.

Disfruto genuinamente de las clases que recibió como voluntario en el hospital, se sentía nostálgico, era como volver a ser un niño, aprendiendo como diseccionar a una rana correctamente e identificar sus órganos. Incluso fueron capaces de replicar la capacidad innata de los Hyuuga, el Byakugan, con maquinas de rayos X, los médicos actuales eran capaces de no solo ver, sino también tomar fotografías del interior de una persona, aumentando la capacidad de uno de descubrir la enfermedad sin tener el riesgo de perder al paciente con una inspección más intrusiva como hubiera preferido Kabuto.

Pese a que había comprado un apartamento para guardar las apariencias, su base de operaciones real se encontraba escondido en las profundidades de la tierra, con sus poderes para manipular la tierra y la naturaleza había creado una cueva donde poder llevar a cabo sus planes. En ese lugar, no solo guardaba sus ganancias monetarias, sino también información y equipo interesante de ese nuevo mundo. Había asaltado varios lugares en el mundo, bases militares y centros de investigación de todo el mundo para su propia satisfacción, era un ninja después de todo, el sigilo era su especialidad, ninguna de las naciones humanas se había enterado de lo que había sucedido, el como sus secretos mejor guardados habían sido vulnerados. Equipo medico de ultima generación, investigaciones poco éticas de experimentación humana, armas biológicas, planos de armas capaces de destruir el mundo, todo se encontraba en la palma de su mano. No le interesaban las armas, pero ser capaz de resistirlas si eran usadas en su contra nunca era una mala elección.

En las profundidades de la tierra, donde ningún humano había llegado antes, se encontraba una cueva con varios kilómetros de largo y un techo tan alto que no se podía ver a simple vista. De las paredes, el suelo, y presumiblemente el techo, sobresalían irregularidades que le daban la apariencia de ser las fauces de una criatura antigua, no se encontraba ninguna iluminación presente que le restara a su aspecto intimidante. De vez en cuando, el goteo de un líquido rompía el silencio, pero pronto eso no fue lo único que lo hizo.

Dentro de la oscuridad casi absoluta, una pequeña luz blanca se encendió, iluminando sus alrededores, pero ni siquiera cerca de poder llenar la cueva gigantesca. Parado en medio de la luz, con la luz proviniendo de su mano levantada, se encontraba un chico apuesto con cabello negro, vistiendo un traje elegante de color negro, no parecía tener mas de 20 años, pero las apariencias podían engañar. Desde su espalda salían dos alas con plumas oscuras, desmintiendo su identidad como un ángel caído, normalmente los seres sobrenaturales tenían la capacidad innata de ocultar sus rasgos, pero bajo condiciones especiales esta supresión voluntaria podría romperse, como lo era el miedo extremo en este caso.

El ángel caído no sabia donde estaba, lo ultimo que recordaba era estar paseando por las calles de la ciudad de Kuoh bajo las ordenes de un superior en búsqueda de los ángeles caídos descarriados que habían comenzado a matar portadores de Sacred Gear cuando escucho un siseo antes de sentir un dolor punzante en su cuello y desmallarse, lo siguiente que supo fue que se encontraba en esta cueva escalofriante. Obviamente tenia miedo, era un ángel caído de bajo rango, su poder no era nada por lo que molestarse, recibía los trabajos más fáciles por esto mismo, no tenia casi experiencia en batallas o situaciones de riesgo, por lo que sus piernas temblaban mientras sus alas se extendían para hacerse parecer más grande, su instinto de supervivencia le advertía que algo muy malo se ocultaba en las profundidades oscuras que su luz no podía alcanzar.

—¿Incluso los seres sobrenaturales tienen instintos animales? Interesante...— asustado hasta los huesos, el caído disparo una lanza de luz con su mano libre a la oscuridad donde creyó escuchar la voz, la sensación que le había dado la forma en que hablo le dio escalofríos en la columna, ahora definitivamente sabia que algo malo le pasaría si se quedaba en ese lugar por mucho más tiempo.

La lanza siguió su camino, iluminando su trayectoria antes de que se estrellara con una pared, iluminando los alrededores antes de desaparecer, no sin antes darle la oportunidad de vislumbrar lo que se encontraba en la oscuridad, aunque preferiría haberse quedado en las sombras. En el borde de la luz de su lanza pudo ver claramente un par de ojos amarillos con pupilas rasgadas, un rostro pálido cubierto por las sombras y una lengua extremadamente larga sobresaliendo de las fauces de la bestia, una sonrisa humana plantada en el rostro inhumano que solo se sumó a su temor por lo que se ocultaba en las sombras.

—No utilizas la luz del sol para crear las lanzas, parece que los ángeles y caídos cambiar la naturaleza de su propia energía para generar luz, ¿Es un rasgo de su magia o hay un factor físico involucrado?— las palabras analíticas resonaron con un eco en la cueva, esta vez le fue imposible distinguir de donde provenía la voz, pero aterrado por lo que podría pasar si se quedaba quieto dejo de concentrarse en la luz que sostenía en su mano y empezó a disparar indiscriminadamente en todas las direcciones posible.

Lanzas de luz se generaron alrededor de todo su cuerpo, emitiendo una luz ligeramente más brillante que su primera, antes de salir disparadas, tan rápido como eran lanzadas, el caído las sustituía y seguía con el asalto, la cueva se lleno de luz durante un minuto, cualquiera tendría dificultad para navegar o esquivar los ataques luego de quedar cegado, por lo que el caído, que tampoco podía ver nada, se consoló a si mismo pensando que nada podría escapar de tal aluvión incontrolable, por lo que cuando gasto hasta la última gota de su energía se desplomo en el suelo aliviado, tratando de dejar escapar un suspiro, su aliento se atoro en su garganta.

—Maravilloso, incluso un ángel caído con solo dos alas puede generar tanta energía para seguir con un ataque como este, la magia es sorprendente.— el sudor bajo por su espalda cuando escucho la voz proveniente detrás suyo, no se atrevió a moverse ni un solo centímetro, la presión que sentía proveniente de lo que fuera que estuviera detrás suyo lo paralizo en su lugar por el miedo.—Eres un espécimen decepcionante, pero al menos servirás como un sujeto de pruebas adecuado decente, puedes usar el poder sagrado de la luz, con eso vasta.— antes de que pudiera comprender que estaba pasando, sintió un toque suave de una palma contra su cuello antes de que perdiera el control de su cuerpo.

El ángel caído cayó de cara al suelo como una marioneta a la que le habían cortado los hilos, no podía moverse en lo absoluto, no podía sentir sus extremidades, pero todavía mantenía las sensaciones de tacto, el frio piso contra el que estaba recostado era prueba de ello. Sintió algo envolverse alrededor de una de sus piernas, arrastrándose alrededor de esta antes de apretarlo firmemente, momentos después, se encontraba siendo arrastrado por la cueva oscura.

—Corte las confecciones que se encargaban de enviar señales desde tu cerebro al resto de tu cuerpo, mantienes las sensaciones que estas traen pero no te responderán.— la voz extrañamente animada le dio un miedo desconocido hasta el momento al caído, se sentía como una presa indefensa en la boca del depredador.— Si no te mueves será más fácil abrirte, quiero saber si los seres sobrenaturales desarrollaron órganos especiales por su interacción con la magia, ¿Una red mágica podrían llamarla?— la broma interna se perdió para el hombre lleno de miedo.— Siéntete agradecido, serás mi primer sujeto de experimentos, no te preocupes, te tratare bien, cuando estes a punto de morir te regresare a un estado aceptable, puedo regenerar órganos si me dan el tiempo suficiente, pero necesitare estudiar tus órganos a profundidad para hacerlo, espero que puedas vivir sin algunos de ellos por un tiempo.— sus ojos se movieron frenéticas ante las oscuras intenciones de su captor, quería gritar, pero su cuerpo no le respondía, quería llorar, pero su cuerpo no le respondía, su cuerpo ya no le pertenecía.

En la oscuridad de la cueva que el mismo había creado, Kabuto Yakushi dejo escapar una risa de alegría por la próxima investigación, su primer sujeto de experimentos no se movía en lo más mínimo, pero podía imaginar que de tener la oportunidad correría y lloraría como un niño, pronto llego a una bifurcación en la cueva que llevaba a una sala bien iluminada, llena con varias mesas cubiertas de instrumentos médicos y quirúrgicos, además de maquinaria más avanzada, seria su primera vez usando los conocimientos médicos aprendidos en este mundo, no podía dejar de esperarlo con ansias.

-x-

En las oficinas de la organización de ángeles caídos, Grigori, Azazel, uno de los lideres de los ángeles caídos chaqueo la lengua al recibir el informe sobre la situación en Kuoh. Había ordenado que se investigara la deserción de un grupo de ángeles caídos que se había escondido en la ciudad protegida por las herederas Gremory y Sitri, tenían que mantener un perfil bajo para no desencadenar otra guerra, por lo que solo mando una persona a encargase del asunto, pero luego de días sin recibir actualización, mando alguien a revisarlo, solo para que este también desapareciera misteriosamente, la tercera vez que mando a alguien, esta vez volvieron con el reporte frente suyo.

No había ningún rastro de los ángeles caídos que habían desaparecido, sus firmas mágicas eran inexistentes, parecía como su la tierra se los hubiera tragado, pese a sus mejores esfuerzos no pudieron encontrarlos, tampoco a los rebeldes, la respuesta más lógica era que estos fueron asesinados por los renegados, pero algo en su interior le decía que había algo que él no sabía. Si una pelea entre caídos se hubiera llevado a cabo los demonios se habrían dado cuenta, pero eso no sucedió.

El grupo que deserto no era mas poderoso individualmente que quienes fueron enviados tras de ellos, se necesitarían dos o mas para derrotarlos seguramente, y esa cantidad de energía sagrada llamaría la atención de los demonios, quienes tenían una gran aversión y debilidad por esta misma.

Azazel giro en su silla mirando al techo con el ceño fruncido, no le importaban mucho los desertores, pero que perdiera miembros de su raza cuando ya eran pocos era preocupantes, y más si ningún otro ser sobrenatural se había dado cuenta. Tendría que poner un ojo aun mas atento en la ciudad de Kuoh, podría estar equivocado, pero quizás había algo escondido bajo la superficie de lo que se podía ver, tal vez era la Khaos Brigade, ese grupo de terroristas liderado por el dragón infinito, si ese llegara a ser el caso parecer que una reunión entre las tres grandes facciones estaría en orden. No importaba las diferencias entre las razas, como lo hicieron una vez contra los dragones celestiales, esperaba que pudieran dejar de un lado sus diferencias para enfrenarse a un mal superior, eso es lo que su padre muerto hubiera querido. El gobernante de Grigori suspiro melancólico una vez más antes de volverse a su papeleo, ya tendría tiempo después para arrepentirse por sus acciones en el pasado.

Fin del capítulo.