Capítulo 3
La pareja iba de camino al MercadoTroll. Durante el trayecto, Branch podría oler a cada una de las hembras que pasaban de largo. Estaba sudando frío.
Las hembras no pueden oler el aroma de otra troll, pero conocen que están en celo cuando su melena se vuelve más sensibles ante el tacto y los machos comienzan a tratar de cortejarlas. El troll de sobrevivencia visualizaba a parejas de Trolls que nunca imaginó que procrearían juntos.
Trolls del Rock con Trolls Clásicos. Trolls del Funk con Trolls del Country. Trolls del Pop con Trolls Techno. Eso y muchas combinaciones más.
Mientras avanzaban, el ojizarco se percató como la mirada de los Trolls machos se posaban en su novia, al parecer habían percibido el aroma de la reina.
Branch entrelazó su mano con la de Poppy para marcar territorio. La pelirrosa al sentir el toque de su amado le sonrió dulcemente. Rápidamente, los Trolls macho apartaron la vista y continuaron con sus asuntos.
Llegando al MercadoTroll, la pareja visualizó a una troll con una cabellera roja algo despeinada, una oreja puntiaguda y piel de color morado grisáceo. Era la Reina Barb.
–¡Barb! – La llamó la reina del Pop.
La mencionada comenzó a buscar el lugar procedente de su llamado hasta que su mirada encontró a su amiga y a Branch.
–¡Popcorn!¡Boy toy! – Les dio un medio abrazo rápido a los dos cuando se encontraban lo suficientemente cerca.
El troll de sobrevivencia captó el olor de la reina del Rock.
«Regaliz.»
No era su olor favorito, pero si era embriagante y penetrante.
«Estar con dos reinas en celo en un mismo lugar no traerá nada bueno.», declaró para él mismo.
–¿Qué haces por aquí? ¡Me hubieras avisado!¡Habría hecho una fiesta! – Exclamó la troll rosada con euforia.
–Es exactamente la razón por la que no te avisamos. No queríamos que te tomaras la molestia. –Dijo Barb con algo de incomodidad. Aún no se acostumbraba a las fiestas tan llamativas de la tribu del Pop, es por ello que se resignó a avisarle a su amiga sobre su llegada. – Además, solo vine de paso con Riff. Venimos en búsqueda de unos productos que últimamente no hay en Volcano Rock City y pensamos que tal vez podríamos encontrarlo por aquí. Es extraño, nunca habíamos tenido desabasto de nada, hasta hace un año.
Branch y Poppy intercambiaron miradas.
–Reina Barb, tengo una suposición con respecto a eso. – Dijo el troll de sobrevivencia. –En VillaPop tenemos un caso de sobrepoblación y a causa de eso los recursos se están agotando más rápido de lo normal. Creo que es exactamente el caso de su tribu. –
La pelirroja se sorprendió ante tal declaración. Él tenía razón, era exactamente lo que estaba pasando en Volcano Rock City. En los últimos meses se había percatado de un incremento poblacional impresionante, tanto que tuvo que buscar nuevas zonas para construir hogares a los Trolls externos que se estaban instalando en la tribu del Rock.
–Creo que tienes razón, Boy toy. – La expresión de Barb se volvió de preocupación. – Pero la temporada de apareamiento está comenzando. ¡Eso significa que el problema empeorará! – La pareja asintió al mismo tiempo ante la deducción de la pelirroja.
–¿Qué es lo que harán ustedes? – Le preguntó la reina del Rock a la reina del Pop.
Antes de que Poppy pudiera contestar, fue interrumpida por la voz de Riff.
–¡Su Rockteza! ¡He encontrado algunos de los productos que estábamos buscando! – Decía mientras que cargaba varios artículos en brazos. Las tres miradas se posaron en Riff.
– Hola, viejo. – Dijo al ver a Branch e instintivamente el troll del Rock extendió su puño para que el troll azul grisáceo lo chocara con él, a lo que Branch correspondió. Instantáneamente, la mirada del troll del Rock se posó sobre la troll rosada y le lanzó una pequeña sonrisa. – Reina Poppy, déjeme decirle que el día de hoy se ve hermosa y huele fenomenal. –
La pelirrosa se sonrojó ante tal comentario. El troll de sobrevivencia soltó un gruñido y lo fulminó con la mirada. En eso, la reina del Rock le golpeó la cabeza a Riff.
–No hables de la esencia de otras Trolls en su presencia, es descortés. – Exclamó Barb mientras rodaba los ojos. – Y menos delante de su novio. Tienes suerte de estar vivo aún. –
–Lo siento. – Se disculpó mientras se frotaba su cabeza para calmar el dolor.
–No te preocupes, Riff. Todo en orden. ¿Verdad, Branch? – Le preguntó Poppy a su novio.
–Si. –Contestó de mala gana.
El hecho de comentar sobre la esencia de una hembra es un indicio de cortejo y Branch no soportaba la idea que otro troll quisiera conquistar a su novia. ¡Menos en su presencia! Pero como se trataba de Riff, se contuvo. El troll del Rock era un buen tipo, solo que a veces actuaba como un idiota e irradiaba imprudencia.
–Entonces… ¿Qué es lo que están planeando? – Quiso retomar Barb la conversación que estaban teniendo antes de que llegara su lacayo.
–En primer lugar, tenemos pensado hacer una sesión informativa sobre el control de natalidad. – Contestó Poppy.
–¿Puedo asistir? Si la información es buena podría llevarla a Volcano Rock City. – Cuestionó la pelirroja.
–¡Por supuesto que sí! – Dijo Poppy, emocionada. – Entre más tribus se informen, podremos controlar la sobrepoblación. Será dentro de una semana. –
–Excelente. Ahí estaré. – Confirmó la reina del Rock.
–Y en segunda instancia, tenemos pensado desarrollar un plan estratégico para disminuir el creciente desabasto de los recursos. – Le informó Branch a la reina.
–Interesante. – Comentó Barb. – ¿Les puedo hacer una petición? –
–Si. – Respondió la pareja al unísono.
–Cuando concluyan ese plan, ¿Me lo pueden hacer llegar? – Solicitó la reina del Rock. – También me gustaría implementar ese tipo de estrategias en mi tribu para evitar que los recursos se agoten.
–Claro que sí, Reina Barb. Cuenta con ello. Yo personalmente se lo hago llegar. – Dijo el troll de sobrevivencia.
–Estupendo, gracias. – Barb les regaló una leve sonrisa.
–¿A dónde se dirigían? – Preguntó Riff cambiando totalmente el tema.
–Íbamos por un helado. –Mencionó Poppy a la vez que tomaba a su novio del brazo. – ¿Quieren venir? Yo invito. –
–¡Si! – Exclamó el Riff sin pensarlo dos veces. – Me encantan los helados de la tribu del Pop.
Barb y Branch lo fulminaron con la mirada. La reina del Rock sabía que su amiga quería tener tiempo de calidad con su novio e hizo la pregunta por compromiso, lo más sabio era no aceptar. Cualquier troll hembra lo intuiría en seguida. En cambio, Branch pensaba que Riff aceptó solamente para seguir percibiendo el aroma de su novia. Pero, lo que ellos no sabían era que el troll del Rock simplemente quería un helado y no tenía dobles intenciones.
–Bueno, pues vamos. – Poppy comenzó a caminar hacia el puesto de helados.
–Adelántese ustedes, nosotros vamos a buscar una última cosa antes de seguirlos. –
–¿Ah? – Riff cuestionó a su reina. –¿No puede esperar, Barb? Realmente quiero un helado. – Ante su respuesta la pelirroja le lanzó una mirada de odio, haciendo que su lacayo respondiera con nerviosismo. – …yo digo, ¿No? –
–¡No puede esperar, Riff! –Le respondió la reina del Rock entre dientes. Lo tomó del brazo y se lo llevó arrastrando en dirección contraria.
–¡Nos vemos más tarde! –Les gritó el troll con el gorro de lana a lo lejos.
–Riff, ¡Idiota! – Escucharon la voz de la reina Barb a metros de distancia, provocando que Poppy y Branch rieran ante la reacción de la pelirroja.
–¿Nos vamos? – Le preguntó la reina a su novio.
–Claro. – Entrelazaron sus manos y caminaron hacia el puesto de helado.
–❀–
La pareja se encontraba comiendo sus helados. Como siempre Branch, había pedido uno de chocolate y, por otro lado, Poppy pidió uno de fresa con chispas de colores. Sin embargo, esta vez sabía algo desabrido.
La reina aún se encontraba conmocionada por la información que le habían proporcionado los comerciantes. Al parecer la situación era más grave de lo que pensaba. Había frutos y suministros que se habían agotado desde hace semanas y ella no se había dado por enterada.
En esos momentos la problemática le estaba agobiando tanto que se le estaba revolviendo el estómago.
–¿Quieres que te ayude con tu helado? – Le preguntó el troll azul grisáceo a su reina.
–Es todo tuyo, se me fue el hambre. – Le entregó su helado que se empezaba a derretir.
La fresa con chipas de colores no era el sabor favorito de Branch, pero no soportaba la idea de que un helado se desperdiciara en pleno indicios de escasez de recursos. Así que, decidió comerlo lo más rápido posible para no sentir el sabor.
–Todo saldrá bien, Poppy. Lo prometo. – Dijo después de comer su segundo helado y ver que su amada aún continuaba con una expresión de seriedad.
El azabache, controlando sus impulsos, la abrazó para aliviar su preocupación. La ojirrosa correspondió, realmente necesitaba esa muestra de afecto y más si era por parte de su novio. Le daba a entender que no estaba sola y que él siempre estaría ahí con ella en los buenos y malos momentos.
–Disculpen. – Una voz familiar interrumpió tal escena, haciendo que la pareja deshiciera su agarre y se enfocara en el troll que les había llamado.
–Hola, Aspen. ¿En qué te podemos ayudar? – Preguntó cortésmente la reina, junto a una sonrisa fingida. El hecho de que hubiera interrumpido su escena con Branch le había molestado un poco, pero ella era su monarca y siempre tendría que estar a disposición de su tribu antes de sus propios intereses. Era un gaje del oficio.
–Solo quería preguntarle Reina Poppy, si a usted ¿No le gustaría procrear conmigo? –Dijo serenamente el troll anaranjado.
–¿Perdón? –Interrogó la troll rosada, confundida. No podía asimilar lo que sus oídos habían escuchado. Por otro lado, la sangre de Branch estaba hirviendo. ¡¿Cómo se atrevía a preguntarle tal cosa a su novia enfrente de sus narices?! Tenía ganas de golpearle la cara al troll peliazul y dejarlo inconsciente en el suelo, pero se contuvo. Esta no era su pelea. Sino la de Poppy, y sabiendo que su novia era la reina del Pop, entonces tendría que ser más tolerante ante este tipo de propuestas.
–Si, piénselo. Usted, yo, ritual de apareamiento, igual a un bebé troll. – Aspen sostuvo las manos de la reina y fijó su mirada con la de ella, intensificando la declaración. – Le aseguro que nuestra cría tendrá una voz o una esencia inigualables y unos colores hermosos.
Este era un intento de cortejo. Poppy nunca en su vida había experimentado uno, por lo que no sabía cómo lidiar ante la situación.
Branch solo miraba la escena con recelo. Tenía sus brazos cruzados y le lanzaba una mirada fulminante al "pretendiente" de la reina.
–Me alagas, pero no estoy interesada. – El ojizarco suspiró internamente tras la respuesta de su amada. Ese era uno de los instantes más felices de su vida, el escuchar que la persona que amas rechazaba a otra persona por ti.
–¿Entonces está interesada en alguien para procrear en esta época? – Aspen miró al azabache.
–Probablemente…– Lanzó una sonrisa nerviosa y una mirada fugaz hacia su novio.
–En ese caso, Branch te reto a un duelo. El ganador se queda con la reina. – Le dijo al troll azul grisáceo, completamente firme y decidido.
–¡¿Qué?!, ¡Por supuesto que no! – La oportunidad que tenía con Poppy jamás la cambiaría por nada. Y mucho menos la perdería en una competencia insensata.
–¿No?, pero si estoy en mi derecho de hacerlo. –
–Poppy no es ningún trofeo. Es una troll que tiene sentimientos y decisión propia, la cual, ya la tomó al rechazarte como procreador. Además, ¿No se supone que los machos tenemos prohibido cortejar a la reina durante su época de celo? – Expresó molesto, llamando la atención y atrayendo a todos los Trolls que se encontraban a su alrededor. Estos los comenzaron a rodear en un círculo para apreciar mejor la escena.
–Bueno, para tu información si existe esa regla. – Aspen sacó un viejo libro de recortes de su melena y leyó. – "Todo troll macho, tiene prohibido cortejar a la reina en su época de celo. Sin embargo, esta regla seguirá en vigor en dado caso que la reina no haya elegido un troll para aparearse o haya sido desposada." – Posó su mirada en Branch. – Y al parecer, tú como su actual novio consorte, la reina tiene claramente interés en aparearse contigo. ¿O me equivoco, Reina Poppy?
Poppy se quedó callada y desvió la mirada avergonzada.
Tras su intento de aparease por primera vez, acordaron que lo volverían a intentar en la siguiente época de celo. Más, sin embargo, ante la situación por la que estaban pasando, ambos estaban dando por hecho que no lo harían, todo con el fin de mantener un control de la natalidad en VillaPop. Y si querían que los demás siguieran este lineamiento, ellos tendrían que mostrar el ejemplo.
–Eso no es asunto tuyo. No tienes derecho a meterte en nuestra intimidad. – Respondió Branch apretando la quijada, ante la incomodidad de la pregunta.
–Ahora bien, "…en dado caso que la reina tenga el interés de aparearse con alguien en su época de celo, entonces los Trolls machos tendrán derecho de luchar por ese puesto de progenitor." – Cerró el libro de recortes y lo guardó nuevamente en su cabellera. – Así que te reto, Branch. –
–¿Por qué ahora? Y no antes, cuando no estábamos en una relación. – Dijo mientras apretaba los puños y continuaba apretando los dientes. Un cólera incontrolable se estaba esparciendo por todo su cuerpo. – Ustedes sabían que ella tenía interés en aparearse conmigo desde antes de comenzar una relación seria. –
–Como tú lo dijiste Branch, antes no era serio y ahora sí. Tú nunca mostraste ningún tipo de interés para procrear con la reina, así que no eras categorizado como una amenaza para los Trolls machos. Esa es la razón por la que nadie te había retado hasta ahora que eres el novio de nuestra reina y tienes deseos e intereses en procrear con ella. – Comentó el peliazul, mientras que miraba de una forma desafiante a los ojos de Branch. –Ahora con todo esto, ¿Qué dices? ¿Aceptas el duelo? –
–No lo haré. – Dijo el azabache con sus dientes apretados y la mandíbula tensa. Ya le estaba comenzando a doler tras someterlos a tanta fuerza y presión, pero era su única forma de controlar todo su enojo. Ya estaba en su límite y si pasaba algo más explotaría.
–Entonces yo gano por default. – Tomó la mano derecha de su reina y beso su dorso. – Reina Poppy, prometo ser cuidadoso a la hora de engendrar a nuestras crías. –
Esa fue la gota que derramó el vaso. Instintivamente, Branch derrumbó bruscamente a Aspen al suelo y lo ahorcó con su cabello negro.
–¡Retráctate de lo que dijiste Heitz! ¡Ella es mi novia! ¡¿Cómo te atreves a decir tales atrocidades frente a mí?!– Su agarre se volvía más firme por cada segundo que pasaba y el peliazul solo se movía bruscamente para tratar de liberarse o al menos para tomar una bocanada de aire.
–No… – Dijo con el poco aliento que le quedaba. Tenía agallas para aferrarse a su declaración atrevida.
El troll azul grisáceo gruñó al escuchar su respuesta y apretó más su cabello. No iba dejar que nada, ni nadie lo separa de Poppy y si alguien tendría que salir lastimado, pues que así sea.
La troll rosada estaba atónita por la escena, no podía creer lo que sus ojos estaban presenciando. Nunca pensó que vería a su novio en un acto tan sanguinario, en donde estuviera dañando la integridad física de uno de sus súbditos solo para estar con ella.
Tenía que detenerlo antes de que terminara en el peor de los casos. Además, como su reina era su deber salvaguardar la vida y seguridad de sus súbditos a toda costa.
–¡Branch detente! ¡No lo mates! – Poppy se abalanzó sobre él para sostenerle uno de sus brazos y halarlo, con la esperanza de separarlos. Sin embargo, el azabache inmediatamente movió su brazo abruptamente hacia atrás para evitar su toque, provocando que la reina cayera de bruces contra el suelo.
El público que observaba la escena se sorprendió ante esto y la atmósfera se paralizó.
Branch regresó en sí y se dio cuenta de lo que había hecho. Este palideció al mirar el cuerpo de Aspen en el suelo. Aún se movía, pero su piel anaranjada se había mezclado con un tono azulado, reflejando asfixia. Si no se hubiera detenido, tal vez esa misma tarde estarían planeando un funeral.
El ojizarco deshizo el agarre de su melena hacia el indefenso troll. Miró hacia atrás en busca de su novia y se encaminó rápidamente en ayudarla. Jamás se perdonaría el hecho de que la hubiera lastimado.
Branch le tendió su mano a Poppy para ayudarla a levantarse del suelo. Pero ella rechazó su ayuda y se reincorporó por si sola. La ojirrosa se sacudió la tierra de los brazos y del vestido y finalizó acomodando su corona, recobrando su compostura.
–Aspen está haciendo las cosas bien, Branch. Es lo que dicta la ley. – Declaró la reina ignorando lo que había sucedido hace pocos segundos.
El troll azul grisáceo frunció el ceño ante tal argumento.
–¡Pues es una ley ortodoxa y sin sentido! – Tomó a la reina de las manos. –Poppy, eres una troll capaz de tomar decisiones razonables por ti misma. No dejes que una ley antigua decida tu futuro. No lo permitas. – Branch rozó su mano contra su mejilla pecosa.
–Lo siento, pero no tengo otra opción. – Desvió su rostro para evitar su tacto y al mismo tiempo soltaba su agarre con las manos del troll.
Él entendió el mensaje.
–Bien. ¡Pues lo nuestro se acabó! – Dijo firme. –Ya que, supongo que con todo esto mis sentimientos no te importan. –
Los espectadores exclamaron sorprendidos ante las palabras de Branch. ¿Cómo era posible que alguien quisiera terminar con Poppy? Ella lo tenía todo, colores y ojos hermosos, una sonrisa encantadora, una melena suave y sedosa, una voz celestial, daba los mejores abrazos, era amable, divertida, alocada y por supuesto ... ¡Era la reina del Pop!
La pelirrosa al escucharlo, sus ojos comenzaron a cristalizarse. Realmente no quería terminar con él. Había sufrido tanto por su rechazo durante todos esos años y se habían esforzado en construir su relación, tenían altas y bajas, pero siempre lo solucionaban para estar bien. Si embargo, la situación provocada por Aspen llevó a la relación a un abismo sin retorno.
–No…Bran…ch…– Dijo con un nudo en la garganta, mientras que de su mejilla resbalaba una lagrima. – Por…favor…no...me dejes. –
–Ya tomaste tu decisión. – Miró a su reina con lamento y comenzó a caminar hacia su búnker.
Branch no quería llegar a eso, su relación con ella era maravillosa. Pero perderla por una ley, era algo que no se iba a permitir. Sus sentimientos no eran de papel y debía hacerlos valer. Poppy no podría simplemente jugar con él de esa manera.
Antes de seguir su camino, el ojizarco volteo a ver a su exnovia.
–Espero que seas feliz. – Dijo con una voz quebrada.
Si no estuviera rodeada de sus súbditos, se agarraría a llorar desconsoladamente. Debía de aparentar fortaleza delante de su pueblo, por lo que hizo todo lo posible para soportar las lágrimas, a pesar de que internamente se sintiera destrozada.
–¡Branch…espera! – Gritó la reina, necesitaban aclarar algunas cosas. No podían simplemente dejar morir la relación así. Todo su esfuerzo no sería en vano.
El troll azabache no se iba a detener por nada en el mundo. En esos momentos no quería saber nada de ella. Si volvían a hablar, tal vez, su corazón no lo soportaría y rompería en llanto.
Él siguió su camino, hasta que una voz ajena a Poppy, lo detuvo.
–¡Quiero la revancha! ¡El duelo sigue en pie! – Tosió Aspen mientras se reincorporaba del suelo, un par de Trolls lo estaban ayudando a levantarse. El troll era persistente con su reto, no le había bastado su experiencia cercana a la muerte y al parecer, no se rendiría tan fácilmente. –¡Dentro de tres días al medio día!, si no vas ¡La reina será mía! –
Desde la distancia a la que se encontraba el troll azul grisáceo, los gritos del anaranjado eran apenas audibles, pero si comprensibles. Al escucharlo Branch rodó los ojos, suspiró y continuó caminando rápidamente, mientras que la ojirrosa ya casi le pisaba los talones.
–¡Branch! Detente, por favor hablemos. – Su voz estaba entrecortada por la falta de aire. Estaba preparada para continuar corriendo para alcanzarlo. Pero para su sorpresa, el ojizarco se detuvo y la volteó a ver.
–Reina Poppy, me alegra que se tome el tiempo de hablar con uno de sus súbditos. Pero, lamentablemente tengo cosas que hacer. Recuerde que debo de buscar información para dar la sesión informativa de control de natalidad y también planificar una estrategia para que el reino no sufra por la sobreexplotación de los recursos. – Dijo de una forma fría. –¡Y claro! Sin mencionar los miles de pendientes que tengo, tanto en el búnker como en mi trabajo en la seguridad y construcción de la villa. – Mencionó sarcásticamente.
La apatía de Branch, hacia que el cuerpo de la reina se estremeciera de desprecio y enojo. No había necesidad de que la tratara de esa manera. Sin embargo, en vez de comenzar una pelea por esa actitud que estaba tomando, Poppy decidió calmarse y hablar con la cabeza fría para solucionar las cosas.
–Estoy al tanto de todas tus obligaciones, pero solo te pido un momento para aclarar todo lo ocurrido. – Le lanzó una mirada suplicante.
–No hay nada que discutir, su alteza. – Negó con la cabeza. – Usted tomó la decisión de cumplir una ley absurda, donde queda planteada como un trofeo. Denigrando su dignidad y valor no solo como troll, sino también como autoridad. Tuvo la oportunidad de revocar esa ley al instante de que Aspen terminó de leerla, pero no lo hizo.
–Branch, realmente no puedo hacer nada. La ley dicta que los súbditos declaran el futuro de los reyes. Y todas esas leyes, no pueden ser revocadas por los monarcas; el pueblo es el que decide si la ley continua en vigor o no. –
–Es una tontería que los demás elijan lo que es bueno y malo para usted. Es como si no tuviera decisión propia sobre su vida. – Dijo molesto. – ¡Debe de haber una solución ante tal sistema de legislatura! –
–Lo solucionaré, no te preocupes. – Tomó su mano y rozó su pulgar en su dorsal. – Pero por mientras, prométeme que irás y lucharás por mi futuro junto a ti. –
–Nos vemos en el día de la sesión informativa, Reina Poppy. – Se soltó del agarre de la pelirrosa. Aún seguía dolido por lo que había sucedido, no quería regresar a ella tan fácilmente. Sus sentimientos aún estaban de por medio, al igual que su dignidad, así que debía hacerlos valer.
–¿No participarás en el duelo? – Cuestionó, angustiada.
Branch no respondió. En cambio, la ignoró y se encaminó nuevamente a su hogar.
–¿Acaso nuestro futuro no vale nada para ti? – Dijo Poppy en un susurro casi audible.
El azabache no se inmutó ante tal comentario y continuó su camino.
–Creí que me amabas. – Mencionó la troll rosada cabizbaja. Sus ojos estaban repletos de lágrimas y los sollozos se hicieron más presentes cada vez que Branch se alejaba.
Al escuchar su dolor, el troll quería regresar a consolarla. Pero su orgullo lo dirigió hacia su búnker.
–❀–
Poppy se encontraba hecha un ovillo en su cama. Sus ojos ardían de tanto llorar y su abdomen le dolía por sollozar. Nunca pensó que perdería a Branch por una ley que fue decretada hace décadas. Y lo peor de todo, era que ella no tenía el poder para revocarla, todo dependía de la opinión de sus súbditos.
La troll odiaba el hecho de que su futuro estuviera encadenado por normas que tenían control sobre los monarcas. Ella quería ser dueña de su vida y no tener que aferrarse a leyes que la limitaban a tomar sus propias decisiones.
Al pensar en todo lo sucedido, el capullo se sumergía cada vez más en lo sonidos de su llanto. Lloró por al menos una hora de abrazar y aun así sentía que no había sido lo suficiente para desahogarse. Quería continuar deshaciéndose de ese sentimiento, pero justo en ese instante tocaron desde el exterior de su hogar. No quería que nadie la viera en ese momento de vulnerabilidad, por lo que ignoró el llamado a su puerta.
–Poppy, ¿Puedo pasar? – Era la voz de su padre. Al escucharlo, la reina se levantó de su cama a duras penas y caminó hacia la entrada. Ella consideraba que él era el único troll que podría ayudarla para solucionar el problema con la ley.
La pelirrosa le dio acceso al exrey hacia el interior de su capullo.
–Papá, terminamos. – Dijo con un nudo en la garganta y ojos cristalinos. – Branch y yo ya no estamos juntos. – Acto seguido, abrazó a su padre y se desahogó sobre su hombro.
–Oh, mi pequeña florecita. – El exrey correspondió el abrazo de su hija e intentó brindarle consuelo sobando de arriba abajo su espalda durante unos minutos. De solo escucharla llorar se le estrujaba el corazón, él como padre solo quería tomar su sufrimiento y hacerlo desaparecer, pero era imposible. Lo único que podía hacer era estar con ella y abrazarla, mientras pasaba por esta etapa de duelo.
–Lamento todo lo que ocurrió en el MercadoTroll. – Comentó el Rey Peppy una vez que su hija se había tranquilizado y los sollozos habían cesado.
–¿Ya lo sabías? – Interrogó a la reina mirándolo directamente a los ojos.
–Si, me enteré de que los tres armaron un espectáculo, debido a que Aspen retó a Branch a un enfrentamiento y el ganador se quedaba contigo como progenitora de sus crías. – Confesó el troll anaranjado.
–Las noticias sí que viajan rápido en la villa. – Declaró incómoda al pensar que ya todos sabrían lo ocurrido, inclusive en otras tribus.
–Y más si se tratan de la reina del Pop. Eres el foco de atención en todo el Reino Troll, hija. –
–Lo sé, papá. – Suspiró. A Poppy le gustaba ser el centro de atención la mayoría del tiempo, pero que los demás Trolls se enteraran de lo que pasaba en su vida íntima con Branch era algo que le disgustaba. Realmente le molestaba que sus súbitos en cada oportunidad que tuvieran le hicieran preguntas incómodas sobre su relación, como el hecho de que, si era buen besador, si estaba pensando en aparearse con él o si ya lo habían intentado, cuántas crías le gustaría tener o si le daría la oportunidad a otro troll de procrear con ella. Todo eso eran detalles privados que quería mantener solamente entre ellos y es por eso que se limitaba a contestar de forma entre cortante con un "si", "no", "tal vez" o un "no lo sé". En el caso de Branch, aquel que le preguntara algo así solo fruncia el ceño y lo ignoraba, pero la reina no podría darse el lujo de hacerlo y menos cuando todo el reino tenía los ojos fijos en ella.
En el último año, Poppy se había dedicado a construir su utopía, en donde los Trolls de todas las tribus pudieran vivir en armonía. Esto había ocasionado que cada troll estuviera interesado en saber cada una de sus acciones y decisiones para lograrlo. Significando que sí daba un paso en falso se podría perder todo su progreso.
–¿Estás herida? – Preguntó intranquilo el viejo troll. – Me preocupé al saber que Branch te había empujado al suelo. –
–Estoy bien. – Asintió la pelirrosa. –Solo quería que dejara de estrangularlo, pero terminé en el suelo. Aunque el hecho de empujarme hizo que él entrara en razón y liberara a Aspen. – Su labio se frunció al recordar tal escena. – Pero juro que nunca lo había visto tan enfadado, a tal punto de casi cometer una locura, papá.
–Creo que se sintió tan amenazado ante las propuestas indecorosas de Aspen que no pensó en las consecuencias. – Expresó el exrey mientas seguía tratando de comprender aquel impulso de agresión por parte del troll azul grisáceo. –Por cierto, la próxima vez que lo veas, dile que tendrá que ir a clases de control de la ira. –
La reina asintió, aunque sabía que a su exnovio le disgustaría la idea.
–En verdad, desconozco lo que haya pasado por su mente en ese momento. – Comentó la ojirrosa, restándole importancia a ese asunto. – Aunque no terminamos por eso, sino por el hecho de que no podría revocar fácilmente la ley en donde dice que nadie puede seducir a la reina durante su época de celo, a menos que esta tenga interés en procrear con alguien. –
–Si, recuerdo la ley. Fue proclamada por mi madre, la Reina Pippi. –
–¿La abuela? – Cuestionó Poppy.
–A ella le molestaba que los Trolls machos siempre intentaran seducirla durante su época de celo. Así que les prohibió hacerlo. – Es la principal razón por la que ningún macho puede cortejarte. Su ley te ha beneficiado.
– Pero, ¿Por qué pierde validez al tener interés en procrear con un troll? – La reina aún no comprendía por qué la ley quedaba nula ante tal escenario.
–Solo el más apto tiene el derecho de engendrar con la reina. Entre mejor sea la genética, existe una mayor posibilidad de sobrevivencia de la cría. – Explicó su padre. – Prácticamente, la ley está garantizando que tu descendencia siga prevaleciendo por generaciones, heredando habilidades excepcionales para el canto y el baile. –
–Entonces, ¿Todo esto es por una clase de selección natural? –A la reina no le sorprendía, incluso todo el ritual de apareamiento lo era. Pero le disgustaba que no pudiera elegir al troll que ella quería para procrear. Cada vez odiaba más esa ley y no quería convertirse en una monarca ortodoxa.
–Eso parece. – Reflexionó el viejo troll.
–Pero, ¿Los ancestros no conocían lo que es el amor? ¿El querer aparearte y compartir tu vida con un solo troll? – Protestó Poppy inconforme y haciendo ademanes en el aire.
–Es por eso que se casaban. – Respondió el Rey Peppy instantáneamente, haciendo que la reina parara en seco. –Creo que todo este problema se podría resolver si te casas, Poppy. –
Una sonrisa acompañada de sus dientes frontales se alzó en los labios de la reina al pensar en casarse con Branch. Sin embargo, al recordar que ya no estaban juntos, una punzada de dolor invadió su corazón y una cuantas lágrimas escaparon de sus ojos borrando la sonrisa de su rostro.
–Entiendo que esa pueda ser una solución, pero no me gustaría recurrir a eso. – Expresó tristemente al pensar que el troll azul grisáceo no aceptaría con tanta facilidad debido a su orgullo en esos momentos. Además, ella consideraba que él aún no se encontraba preparado para las responsabilidades que adquiriría después de un posible matrimonio real.
Ante su respuesta, el troll anaranjado comprendió que la relación de su hija colgaba de un hilo y sería imposible lograr que el azabache aceptara una propuesta de matrimonio inesperada como solución.
–Entonces, ¿Qué es lo que piensas hacer? – Cuestionó el Rey Peppy preocupado por escuchar una propuesta descabellada.
–Papá…ya lo he decidido. – Suspiró mientras se cruzaba de brazos. – Quiero tener el mismo derecho que las demás hembras Trolls. Ellas tienen la libertad de elegir a un troll para procrear y pueden engendrar sin la necesidad de casarse. No me gustaría que por el simple hecho de ser la reina se me prive de una decisión que podría cambiar por completo el futuro de la tribu. Y así como yo, las futuras reinas del Pop, también deberán de tener el mismo derecho a decidir por ellas mismas con quien procrear y no por una ley antigua. Es por eso, que necesito anularla por completo. –
–Piénsalo bien, Poppy. La ley te protege a ti como reina. Si la anulas, llegarán oleadas de Trolls que buscarán una oportunidad contigo. – Declaró el viejo troll intranquilo ante la idea. –Además, piensa en Branch, ¿En verdad crees que le agradé la idea de que cada año tenga que enfrentarse contra tus pretendientes? –
–No. – Suspiró cabizbaja.
–Ahora bien, sabemos que él es uno de los Trolls más talentosos de la tribu. Pero, aun así, existe la posibilidad de que pueda fallar. ¿Estas consiente de eso? –
Poppy asintió tristemente y se abrazó así misma para darse consuelo ante la probabilidad de que Branch pudiera perder un duelo. No quería que todo terminara de esa forma. –Viendo ese escenario, creo que en lugar de anularla se podría modificar. Ahora proclamando que la reina tiene derecho a elegir al progenitor de sus crías y los machos deberán de apegarse a su decisión. –
–Podría funcionar... –Consideró su padre. – Pero tendremos que hacer que la mayoría de los súbditos voten a favor de su modificación. –
–¿Crees que pueda convencerlos? – Preguntó preocupada ante una respuesta negativa por parte de sus súbditos.
–Me temo que solo hay una forma de averiguarlo, Poppy. –
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Los duelos de los Trolls del Pop no implicaban cosas violentas, en realidad solo mostraban su habilidad para cantar, bailar y abrazar. Estos encuentros se dividían en tres rondas. La primera evaluaba los abrazos, la segunda el baile y la tercera el canto, siendo esta última la etapa más importante.
Durante estos duelos se contaba con un jurado para tener una mejor gestión del ganador. Sin embargo, los contrincantes no solamente tendrían que impresionar a los jueces, sino que también tendrían que brindar una excelente presentación para el público, ya que este podía influir en la decisión final por medio de sus ovaciones.
La presentación de Branch y Aspen daría lugar en el centro de la villa, a lo cual se había construido un escenario para la ocasión. Nunca antes se había presenciado un duelo entre dos machos para procrear con la reina, por lo que todos querían tener un asiento en primera fila para observar el espectáculo.
Mientras que los Trolls tomaban sus lugares para el enfrentamiento, Poppy se encontraba alistando la mesa de los jueces hecha todo un manojo de nervios. No había visto a Branch en esos tres días, trató de localizarlo en su búnker en numerosas ocasiones, pero nunca recibía una respuesta de su parte.
Le preocupaba que no se presentara al duelo y que al final Aspen realmente ganara por default esta vez. De solo pensarlo se le revolvía el estómago y creía que solo era cuestión de segundos para que vomitara su desayuno.
– Reina Poppy. – Los pensamientos de la reina fueron interrumpidos por una voz que la llamaba. Era Biggie junto con su gusano mascota en brazos. El troll azul reflejaba una cara de preocupación y de angustia, al parecer le venía a dar reportes sobre el paradero de Branch. La troll pelirrosa al ver que su exnovio aún no se presentaba al duelo, le encomendó al Snack Pack la tarea de encontrarlo mientras que ella se encargaba de terminar todos los preparativos. Pero por la expresión que reflejaba su amigo podía intuir que aún no había rastros de él.
– Biggie, ¿Lograron encontrarlo? – Cuestionó esperanzada.
– No, aún no. Buscamos en cada rincón de la VillaPop y no se encuentra en su búnker. Tuvimos que entrar a la fuerza para confirmarlo. – Poppy esperaba que Branch no se enterara de esto último, si descubría que alguien había ingresado a su búnker librando todas sus defensas, probablemente le entraría una paranoia y se dedicaría a reforzar su sistema de seguridad durante semanas.
–¿Encontraron alguna clase de mensaje en la entrada de su búnker? – Tenía miedo de la respuesta. Si ellos habían hallado una nota diciendo que Branch regresaba en unos días, eso significaría que el troll azul grisáceo había renunciado a ella y oficialmente su relación se había terminado. En verdad no quería eso, no quería ni siquiera pensar en un último rechazo por parte del azabache, eso realmente la destrozaría por completo.
–No, no encontramos ningún aviso o misiva de su parte. – Declaró el gran troll.
La reina llevó su mano al pecho y suspiró aliviada. Aún había esperanza de que se presentara.
–Bien. Gracias, Biggie. – Dijo de forma más relajada. – Pero continúen la búsqueda, por favor. –
–¡Por supuesto, Reina Poppy! – Exclamó con firmeza el gran troll antes de continuar con su búsqueda. –¡Vamos, Mr. Dinkles! –
–¡Mew! – Chilló el gusano en forma de respuesta.
La reina vio como su amigo se alejaba apresuradamente hacia el centro de la villa evitando a la multitud. El espacio en donde se desarrollaría el evento estaba repleto de Trolls de todas las tribus, las cuales habían asistido solamente para ver el duelo. Nunca hubiera pensado que todo el Reino Troll se enteraría de que dos machos se pelearían por procrear con ella.
«Las noticias sí que vuelan en todo el reino.», pensó la pelirrosa al ver la cantidad de Trolls que habían asistido. «Lástima que no tenía previsto esto, no podré recibirlos a todos con una canasta de bienvenida.», frunció los labios ante esta declaración. Sin embargo, recordó que ahora no podría utilizar los recursos del territorio Pop de forma desmedida, por lo que probablemente no regalaría canastas de bienvenida por un tiempo. Eso la entristecía, pero tendrían que tomar medidas desesperadas para proteger a toda la tribu.
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Poppy nunca se había sentido tan angustiada en su vida, faltaban 15 minutos para que comenzara el duelo y el azabache aún no hacia acto de presencia. La troll se encontraba caminando de un lado al otro para tranquilizarse, pero no estaba funcionando y ya se había cansado de esperar. Así que, decidió ya no quedarse de brazos cruzados y salió a buscarlo. Lo encontraría a como diera lugar y le preguntaría directamente si asistiría a la presentación o no. Una futura respuesta negativa la agobiaba, pero tendría que afrontarla con madurez.
La reina se estaba encaminando apresuradamente hacia el centro de la villa para iniciar su búsqueda rumbo al bosque. Sin embargo, la búsqueda terminó tan rápido como empezó, ya que logró divisar a Branch caminando hacia ella desde la multitud de Trolls.
Al verlo sintió un completo alivio en su interior, logrando que sus ojos se llenaran de lágrimas. Poppy, instintivamente corrió hacia él para abrazarlo y entrelazar sus cabelleras en señal de afecto. Este último acto provocó que la troll gimiera un poco por la sensibilidad de su melena, pero no pareció importarle. –¡Oh, Branch!, pensé que no vendrías. –
La esencia de su exnovia embriagó el olfato del troll haciendo que se aferrara más a la reina para continuar percibiendo su aroma.
–Me alegro de que estes aquí. – Comentó la reina mientras rompía su abrazo y el agarre de sus cabelleras.
El troll de sobrevivencia desvió su mirada hacia el suelo. No podía verla a la cara después de que ella lo había recibido con tanto apego y cariño. Ahora se sentía más avergonzado y frustrado consigo mismo por su comportamiento en esos últimos tres días. Mientras que él se dedicaba a evadirla, ella se tomó el tiempo para ir a buscarlo a su búnker para hablar y reconciliarse.
[…]
Poppy golpeó ligeramente con su puño la piedra que se encontraba cerca de la escotilla en el suelo. Le dolía el pecho de solo pensar en él y en cómo rompió con ella el día anterior. Las lágrimas comenzaron a brotar nuevamente, pero se contuvo. Necesitaba fuerzas para hablar con Branch, por lo que se armó de valor y dejó de llorar.
–¡Branch, ¿Estás ahí? – Su voz se escuchó entre cortada y temblorosa. –Te he estado buscando por toda la villa, pero no tuve éxito en encontrarte el día de hoy. Supongo que te encuentras aquí. – Declaró con una risa nerviosa.
Esperó unos segundos para escuchar una respuesta desde el interior del búnker. Pero no logró oír nada.
La pelirrosa dejó escapar un gran suspiro y siguió insistiendo en recibir alguna señal de su presencia. –¿Quería saber si asistirás al duelo? Eso significaría mucho para mí. –
Esta vez, lo único que logró escuchar la reina fue el sonido del viento que chocaba contra las hojas de los árboles.
–Si no te presentas, eso indicaría que Aspen será el ganador. Pero yo no quiero estar con él, Branch. No me gustaría que él fuera el progenitor de mis crías. – A Poppy le asqueaba pensar que otro troll tocara su cuerpo y entrelazara su melena con la de ella solo con fines reproductivos. Es probable que hace algunos años atrás haya pensado que eso era una costumbre troll completamente normal. Pero ahora que había experimentado el verdadero amor con Branch, esa práctica se le hacía atroz. Tal vez, debería promover más la monogamia en el reino para evitar situaciones así. – Cuando pienso en mi futuro, yo me veo a tu lado y no con nadie más. – Confesó en un sollozo.
El silencio nuevamente se hizo presente como parte de su respuesta.
–He hablado con mi papá al respecto y he decidido modificar la ley. Solo faltaría conocer la opinión de mis súbditos al respecto. – Mencionó después de recobrar la compostura. –Pero no te preocupes, lucharé por obtener su aprobación. No serás el único que tendrá un duelo por los dos. – Expresó decidida y confiada. –Te amo, Branch. Nunca lo olvides. –
El troll azul grisáceo se encontraba debajo de la escotilla, había escuchado cada una de las palabras de Poppy. Su pecho le dolía y las lágrimas estaban a punto de brotar, le dolía escuchar a la reina tan afligida. Quería mantenerse firme a su decisión de terminar la relación para proteger sus sentimientos y que ella no los tomara a la ligera. Sin embargo, con el discurso que le había presentado estaba totalmente convencido de que ella haría hasta lo imposible por él.
El remordimiento por la actitud y el comportamiento que tomó frente a su exnovia ganó terreno en su interior, por lo que rápidamente abrió la entrada de su hogar para encontrarla y disculparse, pero cuando miró hacia el exterior no había nadie.
Branch solo bajó sus orejas y se encerró nuevamente en el búnker, hundido en sus pensamientos. Reflexionando en cómo ahora podría enfrentarla y exponer su perdón.
[…]
–Poppy, lamento todo lo que sucedió. – El troll azul grisáceo obtuvo el valor sufriente para sostener su mirada con la de ella, pero su rostro y orejas expresaban tristeza acompañado de remordimiento. –Perdí los estribos por todas las atrocidades que Aspen te estaba insinuando e incluso todavía tuvo el coraje de provocarme. Y cuando me dijiste que no podías anular esa ley enloquecí. –Branch volvió a desviar la mirada hacia el suelo avergonzado. La reina al notarlo, le levantó el rostro con su mano para que ambos pudieran verse a los ojos. –De igual manera, siento mucho haberte empujado. No fue mi intención, estaba cegado por la ira que sentía en ese momento.
–Lo sé. Se que nunca me lastimarías de forma intencional. – La troll rosada acunó su mano sobre la mejilla de su exnovio y la acarició con su dedo pulgar. El azabache solo cerró los ojos ante su dulce tacto.
–Perdóname. Por todos los errores que cometí. – Su ojos azules reflejaban mucho arrepentimiento.
–Disculpas aceptadas. – Mencionó con una sonrisa en su rostro a la vez que frotaba su nariz contra la de él.
–¡Buen día, Trolls! Comenzaremos en 5 minutos, preparen todos sus lugares. – Comentó Smidge desde el escenario, ella sería la presentadora del duelo y gestionaría las tres rondas. Por lo general, la reina era la que se encarga de esa labor en todos los eventos que sucedían en la VillaPop, pero en esta ocasión ella solo se limitaría a observar desde la mesa de los jueces. Sin embargo, no podría brindar ninguna calificación, debido a que esto podría sesgar los resultados. Poppy en verdad se sentía frustrada por el hecho de que no podría ayudar a Branch de ninguna forma, pero al menos lo estaría apoyando antes de su presentación.
–Tengo miedo. – Dijo el azabache en apenas un susurro.
–Tranquilo, no me perderás. Si las cosas salen mal, las solucionaremos. – Mencionaba la reina con serenidad mientras entrelazaba sus manos con las de él. El ojizarco al sentirla, se aferró con mayor firmeza a su agarre. Poppy unió sus labios en un beso corto, el cual tomó desprevenido a Branch, pero le brindó seguridad y tranquilidad al troll.
–Lucharé por ti, Poppifer. – Esas palabras le dieron a la pelirrosa la certeza de que el troll no se dejaría vencer.
–Se que ganarás, Branchifer. – Le regaló un último beso en la mejilla antes de que su novio caminara rumbo al escenario.
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Una vez arriba en el escenario, lo primero con lo que se cruzó el troll de sobrevivencia fue la mirada de su contrincante.
–Vaya, Branch. Pensé que no te presentarías. – Comentó Aspen divertido a la vez que caminaba hacia el azabache. – Escuché que la reina y tú habían terminado.
–Ya nos hemos reconciliado, además no iba a permitir que te quedaras con ella. – Contestó de mala gana y con una mirada asesina.
El troll peliazul soltó una risa burlona ante su respuesta.
–Espero que realmente hayas practicado como yo, estuve ensayando sin descanso estos tres días. Todo con tal de engendrar con la Reina Poppy. – Expresó con algo de malicia en su última oración para provocarlo.
–Ahórrate tus comentarios, Heitz. – Expresó con el ceño fruncido. –No estoy aquí para tener una charla amistosa contigo. –
–Bueno, en ese caso, que gane el mejor troll macho. – Externó antes de dirigirse a su lugar en el escenario.
El ojizarco solo lo miró alejarse e intentó hacer caso omiso a todo lo que dijo. Había intentado intimidarle y ponerle nervioso, pero tenía que mantener los estribos, de lo contrario, con cualquier mínimo error podría perder a Poppy para siempre. Aun así, no permitiría que un troll como Aspen se quedara con ella. Él lucharía por la relación que tanto le había costado construir.
Desde arriba en el escenario pudo observar que Trolls de todo el reino habían venido a ver su presentación, agregando más presión de la que ya sentía. Pero no se daría el lujo de ser derrotado y humillado frente al Reino Troll. Haría todo lo que estuviera en sus manos para ganar de forma legítima el duelo.
Al seguir contemplando el panorama, divisó a su reina sentada en la mesa de los jueces. Se notaba la angustia en su rostro por conocer el desenlace del duelo. Internamente, ella rogaba que el vencedor fuera Branch, de lo contrario la situación se agravaría y no sabría cómo sobrellevarla de forma diplomática.
Por otro lado, el azabache se sentía afligido por ver a su novia de esa manera. Él anhelaba transmitirle tranquilidad en ese momento, por lo que el troll buscó la atención de la pelirrosa desde el borde del escenario cambiando el color de su cabello de negro a azul. El verdadero color de su melena. Sin embargo, le agradaba más la tonalidad oscura, al fin y al cabo, ese había sido el color de su cabello por más de dos décadas.
Instantáneamente, esta acción captó la atención de la troll rosada, la cual lo miró extrañada por el cambio repentino de color.
– "Te amo." – Articuló con los labios, esperando que Poppy pudiera comprender el mensaje.
La reina esbozó una leve sonrisa. Había entendido sus palabras.
– "Yo también, Branch." – Respondió de la misma forma. Ahora la reina se encontraba más calmada o al menos trataba de aparentarlo. Sabía que Branch lo haría fenomenal, pero aún existía la posibilidad de que Aspen pudiera ser el vencedor, ya que el troll anaranjado también era considerado como uno de los Trolls más talentosos de la VillaPop.
Al obtener una respuesta por parte de la ojirrosa, el troll azul grisáceo regresó su melena al clásico color oscuro que solía reflejar y se posicionó en su respectivo lugar en el escenario.
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El público gritó de emoción al ver a Smidge salir de tras bambalinas. Todos se encontraba impacientes por presenciar el encuentro y conocer al vencedor.
– Trolls de todas las tribus, les doy la bienvenida al duelo por la reina del Pop. –Introdujo Smidge. – Les presento a los contrincantes. A mi lado derecho tenemos a Branch, el actual novio concubino de la Reina Poppy. –Al escuchar su nombre, la audiencia lo recibió con un gran entusiasmo. –Y de este lado, Aspen, el troll macho retador. – Señaló la troll amarilla desde el lado contrario del escenario haciendo que los espectadores aclamaran al rival por igual.
– El troll que resulte ganador tendrá el derecho de procrear con la reina en esta época de celo. – Continuó la pequeña troll. – Y antes de comenzar, les brindaré una introducción sobre esta competencia. En la tribu Pop los duelos cuentan con tres rondas a calificar: abrazos, baile y canto. Las cuáles serán evaluadas por nuestros jueces al final de cada presentación individual. Ahora bien, quiero que les den la bienvenida a nuestros jueces invitados. En primer lugar, tenemos a nuestro exlíder, el Rey Peppy. – El troll al escuchar su nombre se levantó de su asiento, saludó al público y este le respondió con gran devoción. –Continuamos con Mags Gumdrop. – Esta repitió la misma acción que el exrey. – Y a su derecha, tenemos a la Doctora Moonbloom. – La troll morada solo se limitó a levantar la mano en señal de saludo. – Y, por último, pero no menos importante Sky Toronto. – Este hizo un ademán para agradecer toda la aclamación. – Cada uno de ellos cuenta con un sistema de carteles que refleja una ilustración. Al finalizar cada ronda, alzarán los carteles y revelarán la calificación otorgada. Si muestran una lollipop significa que el participante lo hizo "Genial", el malvavisco equivale a un "Estupendo", la barra de chocolate representa un "Fantástico", los cupcakes simbolizan una "Magnifica" presentación y los arcoíris designan que realizó una ejecución "Extraordinaria e Insuperable". –
Branch se percató de que la explicación de Smidge sobre la forma de calificar había causado confusión en los Trolls pertenecientes a otras tribus. Desde el escenario pudo apreciar que parte del público había remplazado sus gritos de emoción por un rostro de confusión. No podía culparlos, incluso a él le había tomado años comprender el sistema con el que calificaban los duelos, así que decidió hacer un intermedio para esclarecer las reglas.
–¿Me permites, Smidge? – Al encontrarse al lado de la presentadora pidió permiso para tomar el micrófono. –Creo que hay un poco de confusión en esta última parte. –
–Claro. – Dijo con su voz rasposa y le confió al público.
–Para entenderlo un poco mejor, véanlo como un sistema de puntos. La lollipop representa un punto, el malvavisco 2 puntos, la barra de chocolate 3 puntos, los cupcakes 4 puntos y el arcoíris 5 puntos. El que obtenga más puntos es el ganador. – Explicó el azabache para que todos estuvieran en la misma sintonía.
–Gracias, Branch. – Agradeció mientras recibía el micrófono en sus manos y esperó a que el troll de sobrevivencia se reincorporara en su lugar para continuar. – Aclarada la situación, es momento de empezar con el enfrentamiento. –
La emoción de los espectadores se hizo presente al mencionar esas palabras. Todos aclamaron por el tan esperado inicio.
–En nuestra primera ronda, los cuatro jueces pasarán al escenario y abrazarán a cada contrincante. – Reveló la troll amarilla. – El primero que evaluaremos será Branch. Jueces ¿Pueden acompañarnos? –
Los abrazos no eran el mayor fuerte del troll azul grisáceo, aún consideraba que debía practicar para abrazar de tal forma que lo hacía su novia. Ella daba los abrazos más firmes, cálidos y llenos de amor de todo el Reino Troll, independientemente del troll que fuera. En cambio, él estaba seguro de que los suyos eran incómodos y no transmitían tanto afecto hacia otros Trolls, aunque con Poppy se esmeraba para que siempre recibiera el mejor abrazo de su parte.
–Rey Peppy, por favor. – Indicó Smidge, haciendo que el viejo troll abrazara al azabache.
El troll ojizarco ya estaba familiarizado con los abrazos del exrey. Gracias al vínculo de confianza que habían forjado a lo largo de los años le pudo permitir relajarse y disfrutar del momento. Sus abrazos le transmitían amor parental y provocaban que su interior irradiara una sensación de calidez y protección, aunque fuera por unos pocos segundos antes de romper su abrazo.
–Mags Gumdrop. – Dijo la presentadora indicándole su turno a la vieja troll.
La troll con cabellera rojiza estrujó al ojizarco, haciendo que el aire se saliera de sus pulmones. Menos mal que el "abrazo" duró poco, de lo contrario Branch se hubiera desplomado en el suelo por falta de oxígeno.
–Doctora Moonbloom. – El ojizarco esperaba que su agarre fuera frío como su personalidad, pero para su sorpresa su abrazo era confortable. Al parecer se debía de tener esta clase de tacto cuando trataba con pacientes.
–Sky Toronto. – Finalizó Smidge para terminar con el desfile de jueces.
El troll dorado se posicionó en frente del azabache y chasqueó los dedos. Rápidamente, su asistente, un troll de piel y cabellera morada, subió al escenario y extendió los brazos para abrazar a Branch. Esto desconcertó a los Trolls pertenecientes a las otras tribus, pero no a los Trolls del Pop. Ellos sabían que el troll de diamantina prefería los apretones de manos a los abrazos, principalmente para optimizar su tiempo y conservar su propiedad para los negocios.
El abrazo incomodó a Branch. Ni siquiera sabía el nombre del troll y mucho menos había interactuado con él previamente. La desconfianza provocó que el ojizarco se separara del asistente, haciendo que su abrazo durara menos tiempo que los anteriores.
–Muchas gracias, jueces. Pueden pasar a sus asientos para deliberar el resultado. – Dijo la troll amarilla encaminándolos a sus asientos al frente del escenario.
Tras sentarse en las mesas, cada uno de los jueces buscó el cartel ideal para calificar al troll de sobrevivencia. Cuando se encontraron listos para mostrar el resultado, le mandaron una señal a Smidge desde sus lugares.
–De acuerdo. Veamos los resultados para Branch. – Comentó mientras los jueces alzaban sus carteles. – Tenemos dos malvaviscos y dos lollipops para esta primera ronda.
Al terminar de mencionar el resultado, desde la mesa de los jueces se levantó un quinto cartel improvisado, hecho con una base de fieltro y desde su centro se podría ver reflejado un número elaborado con foami de diamantina. La pelirrosa era aquella troll que lo alzaba; lo había realizado con el propósito de disminuir su ansiedad por la situación y de paso, para traducir el sistema de calificación cualitativo a uno cuantitativo para una mejor compresión por parte de los Trolls ajenos a la tribu del Pop. Con esto, estaba segura de que su mente se mantendría ocupada hasta el final del duelo.
El azabache se alegró al ver que su explicación previa para comprender la forma de calificar de su tribu estaba siendo reconocida por su líder y estaba ayudando a los Trolls extranjeros. Sin embargo, se decepcionó al conocer su calificación. Le había ido fatal.
–Oh, esperen. La reina Poppy nos está indicando la interpretación de los resultados por medio del sistema de puntos. –Explicó Smidge. –Y al parecer en esta ronda nuestro participante ha obtenido 6 puntos. – Continuó con un gesto de disgusto. – Bueno, esperemos que se esfuerce más en la próxima ronda. –
El troll azul grisáceo respiró profundamente para no perder la concentración. Aún faltaban las siguientes rondas para recuperarse, así que no todo estaba por perdido aún.
–Ahora es el turno de Aspen. – Anunció Smidge.
Los jueces volvieron a pasar al escenario para abrazar al troll anaranjado. Aspen se mostró seguro con cada uno de sus abrazos e incluso Branch podría apostar que los abrazos de su contrincante habían durado mucho más que los de él.
–Veamos los resultados. – Informó la presentadora para que los jueces mostraran su calificación y la reina su interpretación – Bien, tenemos tres cupcakes y una barra de chocolate, siendo esto equivalente a 15 puntos. –
Los espectadores se emocionaron al conocer el ganador de la primera ronda. Se percataron de que el macho rival era un fuerte contrincante, haciendo que algunos Trolls comenzaran a hacer apuestas para saber quién sería el vencedor.
–A continuación, el performance de baile. – Notificó Smidge y leyó una tarjeta de presentación que el troll de sobrevivencia le había entregado para notificar a la audiencia sobre su equipo auxiliar tanto para la ronda de baile como en la de canto. Esto era un requisito obligatorio que se debía cumplir para poder competir, por lo que cada retador debía contar con su propio grupo de respaldo. –Para la presentación de Branch, tenemos como bailarines de apoyo a los Trolls del Reggaetón y la K-Pop Gang. Por favor, denles una dulce bienvenida al escenario. –
Branch les había pedido a sus amigos que lo auxiliaran como bailarines para su presentación de baile. Desde el momento que el ojizarco se decidió en participar en el duelo, los contactó para trabajar juntos en una coreografía en el menor tiempo posible. Incluso, a pesar de las responsabilidades que habían recaído en el azabache en esos últimos días, se había dado el tiempo de ensayar para dar una presentación impecable.
Los Trolls se posicionaron en el escenario para esperar el inicio de la música. En esa ronda el ojizarco no podría ser el cantante principal, pero podía contribuir con los coros. Aun así, confiaba en las habilidades de sus amigos como cantantes para que su presentación de baile fuera un éxito.
Un sonido de guitarra con aires latinos invadió el ambiente, haciendo que los bailarines realizaran levantamientos rápidos en diferentes direcciones de brazos y manos al ritmo de la canción. Las Trolls del K-Pop empezaron a cantar en su idioma a la vez que todos se desplazaban coordinadamente en el espacio y solo fue cuestión de segundos para que los Trolls del Reggaetón continuaran cantando en su respectivo idioma, haciendo que la letra de la canción fuera combinación de dos lenguajes diferentes.
El baile era sexy y resaltaban cada uno de sus atributos, además de que la canción era pegadiza. El público enloqueció ante la combinación de los dos géneros musicales. Últimamente se promovía la inclusión de todos los géneros y haciendo una fusión de ritmos era la mejor forma de demostrar que todos pueden cantar y bailar juntos en armonía. El mensaje que estaba dando Branch al Reino Troll por contribuir con las dos tribus atribuiría resultados positivos de tolerancia en el futuro.
Poppy estaba impresionada de la forma en que todo combinaba a la perfección. Sin embargo, los celos inundaron su interior al saber que otras hembras Trolls estaban viendo a su novio bailar de esa forma. Se veía tan atractivo y estaba segura de que esos movimientos cautivarían a más de una.
Durante toda la presentación el azabache fue el foco de atención, a pesar de que solo se dedicó a bailar y a cantar los coros. Aunque esa era la idea principal, sus compañeros debían hacer que su actuación destacara durante el performance para impresionar a los jueces. Y lo lograron haciendo que el ojizarco estuviera casi siempre en el centro del escenario mientras era respaldado por los demás como cantantes-bailarines.
El grupo finalizó la presentación con un salto y unas poses con estilo. Esto hizo que los espectadores aclamaran su contribución. Lo habían hecho excelente y el público lo sabía, pero aún necesitaban conocer la calificación de los jueces que evaluaría su desempeño en la ronda.
–Impresionante, desde mi lugar pude apreciar como la pista de baile se encendía. – Comentó Smidge cautivada al entrar al escenario. – Pero veamos lo que nos dicen nuestros jueces. – Los Trolls en la mesa frente al escenario alzaron los carteles para mostrar su veredicto. – ¡Vaya! Al parecer los jueces tienen una opinión diferida, ya que tenemos un arcoíris, dos cupcakes y una barra de chocolate, siendo esto equivalente a 16 puntos. –
La K-Pop Gang y los Trolls del Reggaetón se frustraron al ver su calificación. En verdad esperaban obtener un mayor puntaje, debido a que se habían esforzado al máximo en sus ensayos para que el azabache pudiera ser el ganador sin problema.
–Un último aplauso, por favor para despedir a nuestros invitados. –Pidió la presentadora a lo que todos los espectadores obedecieron. Acto seguido, el equipo de baile del azabache despejó el escenario para la siguiente presentación.
–Lo siento, hermano. – Dijo Tresillo con una expresión triste en su rostro al encontrarse tras bambalinas.
–En verdad queríamos obtener la máxima calificación, Branch. – Confesó Wani cabizbaja.
Branch pudo observar que todos se encontraban abatidos por los resultados, así que decidió animarlos un poco. –Tranquilos chicos, no tienen por qué disculparse. Todo el público nos aclamó. Bueno, enloqueció diría yo. –Expresó convencido. – No se preocupen, los jueces son Trolls del Pop de la tercera edad, ellos aún tienen opiniones retrogradas en cuanto a la fusión de géneros musicales. –Este último comentario causó unas pequeñas risas por parte de las K-Pop Gang animado el ambiente. – En verdad, les agradezco mucho su apoyo. Creo que no pude pedirle ayuda a mejores Trolls. Les debo una, chicos. –
–No fue nada, Branch. – Dijo Tambora esbozando una sonrisa sincera.
–Lo hicimos por ti, amigo. – Confesó Marimba mientras ponía su mano en el hombro del troll de sobrevivencia por unos segundos en señal de soporte.
–Cuando quieras hacer otra colaboración, lo haremos con gusto. –Declaró Ari, acompañada con afirmaciones por parte de los demás.
–Para nuestra segunda presentación de baile, tendremos como bailarines invitados Trolls del Pop. Recíbanlos a todos con un fuerte aplauso. – Se escuchó la voz de Smidge desde los amplificadores, haciendo que la audiencia aclamara la siguiente coreografía.
–Mucho éxito, Branch. – Externó Gomdori.
–Sabemos que lo harás genial en la última ronda. – Manifestó Baby Bun, confiada.
–Te apoyaremos desde el público. – Se despidió Kim-Petit moviendo su mano.
–Muchas gracias. Los veo luego. – Alzó la mano en forma de despedida y observó como el grupo bajó del escenario.
Mientras tanto, Aspen se encontraba bailando un ritmo clásico del Pop junto con sus bailarines. La corografía era buena y la canción tenía armonía, pero no se comparaba con el performance anterior. Y el público lo sabía, ya que no se encontraban tan entusiasmados al contemplar esa presentación. Sin embargo, a los jueces les pareció un espectáculo destacable por el simple hecho de conservar la esencia del Pop.
–Y la calificación para Aspen en esta ronda es de tres cupcakes y una barra de chocolate, siendo equivalente a 15 puntos. – Anunció Smidge. En esta ronda Branch había ganado, pero Aspen todavía llevaba la delantera por 8 puntos. – Tras finalizar esta ronda, tomaremos un breve descanso para que los contrincantes puedan prepararse para la última etapa. –
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Tras bambalinas, el troll azul grisáceo estaba realizando ejercicios de vocalización y de respiración. Solo faltaban unos minutos para que todo terminara, pero tendría que ejecutar una espléndida presentación si quería ser el vencedor.
Al terminar su calentamiento, el ojizarco divisó que su contrincante se acercaba hacia él con una sonrisa en su rostro.
«¿Ahora que es lo que quiere?», se cuestionó mentalmente mientas lo fulminaba con la mirada.
–Si que sabes cómo moverte Branch, ya veo porque la reina se fijó en ti. Deben de pasársela genial durante el celo. – Odiaba que el resto de los Trolls no respetaran su intimidad con Poppy. No entendía la necesidad de los súbditos de conocer cada aspecto de su vida privada con ella.
–Eso no te incumbe. – Respondió cortante.
–Tienes razón, tendré que averiguarlo yo mismo cuando gane. Tal vez ella me enseñe nuevos trucos. – Ahora el troll comprendía las intenciones de Aspen, solo quería provocarlo nuevamente. Al parecer no había tenido suficiente en las ocasiones anteriores.
–¡Ya me tienes harto! – Estiró su cabello en un movimiento casi imperceptible y tomó al troll anaranjado fuertemente del cuello. – ¡Vuelves a hacer un comentario así y juro que no vivirás para contarlo esta vez! ¡¿Entendiste, Heitz?! – Fortaleció su agarre. El azabache había trabajado en su autocontrol a lo largo de los años para resolver sus problemas con diplomacia y con ello evitar que su actuar se viera influenciado por sus emociones. Sin embargo, el peliazul había sobrepasado su límite y no permitiría que volviera hacer insinuaciones sobre su novia.
Ante la situación en la que se encontraba, Aspen solo pudo asentir. Aunque ese fue gesto suficiente para que Branch lo liberara. Instantáneamente, el troll anaranjado tomó su cuello con sus manos en señal de protección y comenzó a inhalar aire bruscamente.
El ojizarco aún tenía que prepararse para su presentación y esperar a que su equipo de apoyo estuviera listo para el último acto, por lo que no se quedó para presenciar lo que había provocado.
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–Llegó el momento que todos estábamos esperando, la ronda de canto. – Reveló la presentadora. Para la última ronda, el troll azul grisáceo les había pedido ayuda a algunos cuantos Trolls del Rock y Clásicos que vivían en la villa para que lo auxiliaran con la música y también a unos cuantos Trolls del Pop para que lo apoyaran con el coro. – Branch, por favor deléitanos con tu arma más poderosa, tu voz. –
Todo los Trolls espectadores guardaron silencio y vieron como el azabache tomaba su lugar. El ojizarco volteó a ver la banda al fondo del escenario y asintió en señal de que estaba preparado para comenzar. Después de ese gesto, fueron solo cuestión de segundos para escuchar la melodía inicial de Total Eclipse of the Heart.
Una corriente electica recorrió el cuerpo de Poppy haciendo que la piel se le erizara, ella sabía el significado de esta canción. Branch se lo había contado. Esa era la misma canción que él cantaba cuando su abuela le salvó la vida.
Observó el rostro de su novio, se veía tan melancólico. Estaba segura de que en esos momentos el troll azul grisáceo estaba presentando sentimientos encontrados. Sin embargo, lo que la reina no comprendía era el motivo por el que había elegido esa canción, si esta tenía un recuerdo tan doloroso para él.
El ambiente se sentía nostálgico conforme cantaba. En verdad el ojizarco estaba transmitiendo todos sus sentimientos. La audiencia mostraba seriedad, lo cual era raro para los Trolls, ya que con cualquier canción se motivaban. Todos estaban atentos al ritmo, la entonación de la melodía y las emociones que les comunicaba el cantante.
And I need you now tonight
And I need you more than ever
And if you only hold me tight
We'll be holding on forever
And we'll only be making it right
'Cause we'll never be wrong
Al cantar esa última estrofa la reina sintió como sus mejillas se humedecían. Y justo ahí, Poppy se percató de que el significado de la canción había cambiado. El sentimiento que estaba transmitiendo ya no era por la pérdida de su abuela, era por el miedo de perderla a ella.
Un nudo se le formó en la garganta y sintió que el pecho le dolía. Las lágrimas no cesaban y empezaba a sentir como su nariz goteaba. La troll rosada podía percibir el dolor de su amado. Nunca pensó que él guardara tanto pesar.
La ojirrosa sorbió con la nariz, haciendo que perdiera su compostura real. Su padre, quien estaba sentado a su lado, le pasó un pañuelo. La pelirrosa lo tomó y se limpió con delicadeza.
–Gracias, papá. – Susurró Poppy con la voz entre cortada.
–Cuida de él, cariño. – La troll asintió ante la petición de su padre. Nunca más se permitiría perder a Branch de nuevo.
Once upon a time there was light in my life
But now there's only love in the dark
Nothing I can say
A total eclipse of the heart
A total eclipse of the heart
A total eclipse of the heart
Al finalizar la canción, los espectadores llenaron el lugar de aplausos y aclamaciones. Su presentación había sido impecable, pese a la dificultad de la canción. El troll azul grisáceo sintió plenitud al ver la ovación por parte del público, en verdad él no tenía idea de lo cautivador que había sido su interpretación hasta que escuchó su nombre en unísono proviniendo de la audiencia de Trolls.
–Nos has tocado el corazón, Branch. Veamos si lograste conmover a los jueces. – Declaró Smidge, haciendo que los evaluadores mostraron su veredicto en cuestión de segundos. –¡Excelente!, tres arcoíris y un cupcake, siendo equivalente a 19 puntos. –
En total, el azabache había obtenido 41 puntos acumulados a lo largo de las tres rondas. Esperando que esto fuera un puntaje suficiente para superar a su contrincante. El ojizarco salió del escenario y se colocó tras bambalinas para presenciar el acto de su adversario. Frente a él pasaban rápidamente Trolls del Country y del Pop con instrumentos en brazos, los cuales se posicionaban en el escenario para brindarle apoyo al troll anaranjado en esta última ronda.
–Finalmente, para concluir el duelo, tenemos la interpretación de Aspen. – El susodicho se posicionó en el centro del escenario y esperó la señal de la troll amarilla para comenzar. – Por favor, cautívanos con tu canto.
Una voz cautelosa resonó en todo el espacio sin acompañamiento musical, provocando que el bullicio del público cesara. La canción que interpretaba era I Will Always Love You. Branch palideció al identificar la canción, si su contrincante la ejecutaba correctamente, entonces obtendría un puntaje perfecto por la dificultad.
La reina comenzó a sudar frío al no escuchar ninguna desentonación conforme avanzaba la canción. Llegaba a todas las notas sin dificultad y los cambios en su entonación eran casi nulos. Era más que evidente que dominaba la canción y esto podría otorgarle una victoria intachable.
Sin embargo, en el último estribillo de la canción, Aspen comenzó a sentir que la garganta se le cerraba, impidiendo alcanzar la nota y desafinando. Al parecer, se había esforzado tanto practicando en los últimos días que sus cuerdas vocales se habían inflamado, provocándole una disfonía instantánea al cantar las últimas notas altas de la canción.
El troll peliazul comenzó a toser para reincorporarse y retomar la canción, pero al momento de volver a cantar su voz sonaba más ronca y no podía entonar su voz. Aspen solo suspiró cabizbajo y se arrodillo en el escenario aceptando la humillación. Ese había sido su fin.
El público estaba atónito por lo que presenciaba. En el Reino Troll era una deshonra no culminar una canción. Y a partir de ese momento, era probable que los habitantes de la VillaPop comenzaran a marginar al troll de los eventos sociales; de igual forma, tendría dificultades para encontrar una pareja que quisiera formalizar una relación seria o aparearse con él. Sería considerado un don nadie por el resto de sus días, lo cual era un final triste y cruel para un troll. Y el hecho de quitarse la vida podría ser la mejor forma de acabar con ese sufrimiento.
Aspen estuvo a punto de admitir la derrota. Buscó a la presentadora con la mirada, pero la melodía de su canción lo detuvo. El troll desconcertado miró hacia atrás y vio a Branch parado detrás de él, teniéndole la mano para levantarse.
–Terminemos la canción, Heitz. – Su propuesta sorprendió al peliazul, pero no dudo en reincorporarse para concluir la canción, a pesar de la debilidad y ronquera de su voz.
Branch retomó una estrofa antes del incidente para que ambos pudieran cantar el final de la canción.
And I will always love you
I will always love you
I will always love you
I will always love you
I will always love you
I, I will always love you
La audiencia estaba eufórica por el gesto de solidaridad del troll de sobrevivencia hacia su enemigo. Aunque, también se debía reconocer que las voces de ambos machos estaban en sintonía, pese a la incapacidad que presentaba Aspen en esos momentos.
Branch buscó a su novia con la mirada directamente en la mesa de los jueces. Al establecer contacto visual, el azabache colocó su mano sobre su pecho y le dedicó la última estrofa a su reina. Quería dejarle en claro que ese sentimiento prevalecería en su interior, frente a todas las dificultades que llegaran a presenciar como pareja.
You, darling, I love you
I'll always, I'll always love you
Al parecer la reina había captado el mensaje, ya que le lanzó un beso aéreo desde su asiento en forma de respuesta, acompañado de una sonrisa de enamorada.
Tras culminar la canción, todo el mundo se encontraba aplaudiéndoles por el gran espectáculo que habían ofrecido. Incluso los jueces le otorgaron cinco arcoíris a ambos Trolls por su dueto.
–Gracias, Branch. – Dijo Aspen entre toda la ovación por parte de la audiencia. – Aprecio que me hayas ayudado. Ningún troll hubiera hecho lo que tú. –
–Se lo que significa para los Trolls no concluir una canción durante una presentación. Simplemente, no podía permitir que arruinaras tu reputación por esto. –
–Te lo agradezco, en verdad te debo una. – Declaró con seriedad.
–Ni lo menciones. –
–Branch, yo…– Lo nombró apenado. El troll había recapacitado sobre sus acciones y lo mínimo que podía hacer era disculpase después de que el ojizarco prácticamente lo había salvado de una miserable vida. – Lamento todos los comentarios que hice para intimidarte. Además, de las insinuaciones sexuales que hice sobre la reina. –
–Y yo siento haberte estrangulado y amenazado de muerte. – Se encogió de hombros, restándole importancia al asunto.
–¿Sin resentimientos? – El troll de melena azul extendió su mano hacia Branch.
–Sin resentimientos, Heitz. – El azabache cerró el pacto con un apretón de manos.
–Debo reconocer fuiste un digno oponente. Pero con todo lo que pasó, creo que ya sabemos quién es el ganador. – Le regaló una sonrisa sincera antes de finalizar su agarre. –La Reina Poppy es muy afortunada de tenerte como su novio concubino. Sigue cuidando de ella. –
El troll azul grisáceo solo pudo asentir ante la petición de Aspen. Le alegraba saber que ahora aceptaba su relación con la reina y tras haber hecho las paces, el troll anaranjado ya no les generaría problemas en el futuro.
Al momento que los contrincantes terminaron su conversación, el público se emocionó al ver que Smidge había entrado al escenario con un sobre en manos. Eso significaba que era hora de anunciar al vencedor del duelo.
–Vaya espectáculo que nos han regalado este par de talentosos Trolls. Pero solo uno puede resultar victorioso en este encuentro. ¿Están listos para conocer al troll que tendrá derecho de aparearse con la reina en esta temporada de celo? – La audiencia aclamó entusiasmada respondiendo a la pregunta de la presentadora. – De acuerdo con el resultado de los jueces. El ganador es…– Abrió el sobre y leyó la tarjeta en su interior, pero no sin antes dar unos segundos de suspenso. –¡Branch! –
La audiencia estalló en una gran ovación al escuchar el nombre del troll. Su desempeño y la buena acción le habían otorgado limpiamente la victoria. Todo el Reino Troll se encontraba satisfecho por la decisión final de los jueces, a excepción de aquellos que apostaron a favor de Aspen como vencedor. Afortunadamente, solo hubo pérdidas materiales insignificantes como caramelos, comida, postres y uno que otro instrumento musical.
Por otra parte, Poppy al saber que el troll azul grisáceo había triunfado, dejó rápidamente su asiento para subir al escenario y lanzarse a los brazos de su novio.
–¡Lo hiciste fantástico, Branch! – Expresó la troll rosada haciendo un pequeño salto de la emoción. –Fue digno de admirar que ayudaste a tu adversario a terminar la canción. – Se acercó al ojizarco y rozó su nariz contra la de él. El troll solo sonrió felizmente ante el entusiasmo de su novia.
–Reina Poppy…– La ojirrosa detuvo su muestra de afecto al escuchar el llamado de su súbdito. – Lamento haberle causado tantos problemas por intentar seducirla. –
–No te preocupes, Aspen. Todo está perdonado. – Instintivamente la pelirrosa lo abrazó, mostrándole a todo el mundo que no había razón de sentir animosidad hacia el troll.
Al romper el abrazo con la reina. Aspen se despidió del público y bajó del escenario con la cabeza en alto. Mientras tanto, Poppy se acercó a Smidge, indicándole a la pequeña troll que era el momento para dar inicio con la siguiente etapa del evento.
–Ahora, la reina dará un anuncio importante para los súbditos de la tribu del Pop. – Anunció Smidge para el público, cediéndole el micrófono a la ojirrosa.
El troll ojizarco se quedó extrañado ante esta revelación. Al parecer su novia había planeado culminar el duelo con broche de oro. Branch sentía curiosidad por conocer lo que la reina compartiría, ya que al tener a todo el Reino Troll como testigo, debería ser un aspecto de gran relevancia.
–Trolls del Pop e invitados de otras tribus. Quiero comunicarles que el duelo que acaban de presenciar ha sido ocasionado por una ley prevaleciente en la tribu Pop desde hace varias generaciones, la cual dicta lo siguiente: "Todo troll macho, tiene prohibido cortejar a la reina en su época de celo. Sin embargo, esta regla seguirá en vigor en dado caso que la reina no haya elegido un troll para aparearse o no haya sido desposada. En dado caso que la reina tenga el interés de aparearse con alguien en su época de celo, entonces los Trolls machos tendrán derecho de luchar por ese puesto de progenitor." –
El barullo se hizo presente en el público. Los Trolls pertenecientes a otras tribus quedaron desconcertados ante lo que dictaba la ley. En ningún territorio del Reino Troll se había promulgado algo similar. Sin embargo, sabían que esta ley no respetaba la dignidad individual de la reina del Pop, por lo que algunos empezaron a manifestar su opinión al respecto.
–¡Qué decreto más arcaico! – Gritó un troll Clásico desde el público.
–¿Qué clase de ley es esa? – Cuestionó un troll cuadrúpedo perteneciente a la tribu del Country.
–Esa ley no es nada cool. – Externó un troll del Rock.
–Le está quitando el derecho de elegir con quien procrear, Reina Poppy – Expresó un troll del Funk con una voz profunda.
–Entiendo su inconformidad. –La reina esperó unos segundos a que cesara el alboroto en la audiencia. – Sin embargo, mi antepasada vio la necesidad de implementarla en su momento y ha prevalecido hasta mi reinado. Pero, lamentablemente estoy en contra de esta ley. –
Los súbditos del Pop se mostraron confundidos ante sus palabras, desconocían lo que quería lograr ante tal declaración. Sin embargo, el resto de los espectadores celebraron al conocer la opinión de Poppy. Era evidente que la pelirrosa tenía planeado una forma de solucionar futuros problemas ocasionados por la ley.
Al percatarse de que la euforia de la multitud había disminuido, la pelirrosa respiró profundamente para armarse de valor y continuar con su discurso. Lo único que esperaba era que su tribu no entrara en disputa al conocer su nuevo decreto.
–Como Trolls considero que cada quien es libre de decidir con quien concebir. Y a pesar de que en mi caso se trate del próximo heredero al trono, no tengo porque apegarme a una norma que quiere decretar por mí y el futuro de la tribu Pop. Es por eso que la ley ha sido modificada. De ahora en adelante los Trolls machos seguirán sin poder cortejar a la reina en su época de celo, pero esta norma siempre estará en vigor. Esto es para proteger mi integridad como autoridad y evitar que vuelvan a suceder enfrentamientos como el de hoy. Además, en dado caso que la reina tenga interés en aparearse con alguien en su respectivo celo, será libre de hacerlo y se deberá de respetar su decisión. –
Los Trolls del Pop se mostraron sorprendidos ante la reforma, mientras que los Trolls de las demás tribus festejaban esa decisión.
–Pero, Reina Poppy, nosotros también queremos tener el honor de ser tus concubinos. Sería un privilegio. – Comentó un troll macho desde abajo del escenario.
–Mis queridos súbditos, quiero aclarar que ya no estoy buscando un concubino. – Expresó la troll rosada con seriedad.
Los Trolls presentes se impactaron ante la declaración de la reina del Pop.
–¡Oh, my gah! – Gritó Smidge desde el fondo del escenario.
Incluso a Branch se le congeló la sangre al escuchar eso. De solo pensar que en ese preciso momento podía terminar con él, frente a todo el Reino Troll hizo que le doliera el pecho y se le entrecortara la respiración.
–Como reina no necesito un concubino, lo que busco es un troll con quien pasar el resto de mi vida. Que no solamente pueda cantar, bailar y abrazar bien, sino que sea sensato, generoso, atento, leal y cariñoso. – Declaró ante el público para que este comprendiera que ella buscaba una relación seria y no solamente un interés pasajero con fines reproductivos.
El troll azul grisáceo volvió a respirar con normalidad. Se sentía aliviado por la respuesta de su novia. Sin embargo, ese estado de tranquilidad no duró por mucho tiempo.
–Necesito un troll que sea un líder dispuesto a reinar a mi lado y pueda hacer sacrificios por la tribu Pop. Que básicamente se comprometa por el bienestar de nuestros súbditos y siempre busque la armonía y prosperidad entre todas las tribus. – Continuó la reina.
«Reinar a su lado.», repitió Branch en su mente. Aún no había contemplado las obligaciones que recaerían sobre él si se casaba con Poppy. Probablemente tendría las mismas responsabilidades que ella y ahora tendría tiempo limitado para hacer las actividades que él estaba acostumbrado a realizar diariamente. De solo pensarlo se sentía afligido.
–Requiero un troll con esas cualidades…– La reina retrocedió en el escenario con el fin de acercarse a su novio. Cuando estuvo frente a él, lo tomó de la mano y lo encaminó hacia la vista del público. –…y ya lo he encontrado. –
El azabache tardó unos segundos en reaccionar ante la situación. La declaración de la pelirrosa lo había agobiado, haciendo que se sintiera mareado y con nauseas. Aunque trató de disimularlo frente a todos mostrando una sonrisa forzada y respirando profundamente para tranquilizarse.
–Aww…– Exclamó la audiencia ante la confesión de la reina.
–Espero que puedan respetar la decisión que he tomado. En cuanto a la ley…– Poppy dejó de observar al público para fijar su mirada en los ojos de su amado. Al percatarse de que su novia lo observaba, el troll olvidó sus preocupaciones por unos segundos y le esbozó una sonrisa sincera, acompañada de una mirada llena de amor. –…y al troll que he elegido para reinar junto a mí. –
La pareja interrumpió su contacto visual al escuchar una gran ovación por parte de todos los Trolls presentes. La pelirrosa sonrió ante la respuesta general, pero quería conocer la opinión de sus súbditos.
Poppy fijó su mirada en los Trolls del Pop y suspiró al ver que ellos también se encontraban celebrando. Al parecer, con tal de ver a su reina feliz, aceptaron el nuevo decreto sin protestar y aprobaron a Branch como el futuro monarca de la tribu. La reina se alegró de que todo se hubiera resuelto de forma diplomática y sin recurrir al conflicto. Y ahora de que el problema se había solucionado era momento de terminar con los acontecimientos de forma apropiada.
–Muchas gracias por la participación de todos los Trolls que nos visitaron el día de hoy. Recuerden que siempre serán bienvenidos a nuestra tribu. – Expresó la ojirrosa. – De igual forma, me encuentro agradecida al escuchar una respuesta positiva de su parte. Es por ello que, con base a su aprobación declaro este evento como concluido. –
