Capítulo 3.

Los sonidos de máquinas resonaron en la habitación oculta en las profundidades de la tierra, los sonidos de signos vitales volviéndose locos antes de calmarse, volviendo a un ritmo normal para estándares sobrenaturales, superiores a lo que un humano podría aguantar, si el corazón de una persona latiera al mismo ritmo que un ser sobrenatural probablemente moriría en poco tiempo. Kabuto había hecho avances considerables en su investigación sobre la anatomía de los seres sobrenaturales. Aunque de momento sus dos objetos de investigación eran ambos de la misma especie todavía le brindaron un margen considerable para expandir su conocimiento.

Afortunadamente, el segundo espécimen que había capturado era una mujer, por lo que pudo completar el circulo, al tener un macho y una hembra de la misma especie podía investigar más temas relacionados que la simple anatomía. Por la información que había obtenido de ambos sujetos, la natalidad de los seres sobrenaturales era extremadamente baja, los demonios, por ejemplo, tenían suerte si tenían uno o dos hijos a lo largo de toda su vida. Los ángeles caídos no eran la excepción, su natalidad era incluso inferior a la de los demonios y principalmente ganaban miembros de los ángeles del cielo que caían en pecado.

Esa fue la razón por la cual dejo de capturar ángeles caídos, si su suposición era correcta, cada miembro, incluso si era débil individualmente, era preciado por los meros números, si se llevaba demasiados de ellos seguramente llamaría la atención de alguien en los altos mandos antes de que pudiera hacer nada. Lo más probable es que ya haya sospechas sobre algo extraño tras la desaparición de dos caídos, pero nada que no fuera a desaparecer con algo de tiempo.

Ahora mismo se encontraba realizando una operación complementaria a la información que había obtenido de su experimentación, no había encontrado ningún órgano especial o diferente al de la anatomía humana ordinaria, por fuera, parecía que los seres sobrenaturales eran exactamente igual a los seres humanos, y aparentemente también por dentro. Casi se había dado por vencido cuando sus sentidos de sabio le habían señalado en una dirección peculiar.

Cuando se encontraba recolocando uno de los órganos de su sujeto de pruebas actual sintió un extraño tirón cuando dejo caer el órgano en su posición, y sus ojos se maravillaron cuando desde los órganos circundantes, una energía multicolor comenzó a entretejer el órgano en su lugar hasta dejarlo como nuevo. Su memoria le llevo nuevamente al lugar donde había aparecido luego de escapar del sello de la espada de Totsuka, una dimensión arcoíris que corroía su cuerpo con la mera presencia, lo que había presenciado ahora mismo le recordó a eso.

Una sonrisa excitada se abrió paso por su rostro cuando comenzó a hilar la información que se le había presentado. En ese momento no lo sabía, pero luego de estudiar a los ángeles caídos se había familiarizado con la energía que utilizaban, magia. A diferencia del chakra de un shinobi, las reservas mágicas de una persona no podían aumentar por mucho que lo intentara, desde el nacimiento, se determinaba una cantidad especifica de poder como el límite superior, los dos caídos que había capturado habían entrenado durante décadas, pero no sufrieron ningún aumento de poder por lo que pudo ver en sus recuerdos, mientras que otros pudieron conseguir resultados en un tiempo menor.

Tenía una teoría. Probablemente el lugar al que fue arrojado antes de llegar a este mundo era la fuente de los poderes mágicos de los seres sobrenaturales, si con solo poner un pie en ese lugar era suficiente para comenzar a desintegrar a una persona significaba que la cantidad de energía que contenía era incalculable, incluso los Bijuu, bestias abrumadoras de poder puro, no destruían a los seres cerca de ellos con su mera existencia. Con eso en mente, los seres sobrenaturales posiblemente tomaban la energía de ese lugar, lo que los conectaba de alguna forma, algo invisible que ningún ser normal podría notar, claro que ese no era su caso.

Kabuto se concentró firmemente, quedándose completamente quieto para volverse uno con la naturaleza, permitiendo que la energía natural llena de odio lo llenara, sin dejar que una sola gota de esa emoción se interpusiera en su camino de posiblemente realizar uno de los mayores descubrimientos en su progreso hacia un poder superior al de quizás incluso los Bijuu entonces lo vio.

Al principio era leve, una distorsión en su visión como si el vapor se posara frente a sus ojos. Lentamente, mientras más se unía con el mundo que lo rodeaba, lo que antes parecía humo gano forma, hasta convertirse en hilos finos que envolvían toda su visión. Todo a su alrededor estaba entrelazado con hilos multicolores, sus tamaños variaban, el más grande de ellos provenía del sujeto de pruebas, confirmando su sospecha. Además del hilo arcoíris, una pequeña, casi imperceptible rodeaba su cuerpo.

Luego de maravillarse con su nueva visión del mundo, lentamente dejo escapar el exceso de Senjutsu, volviendo a su visión normal, pero ahora sus ojos brillaban de emoción. No sabía que era ese lugar al que había llegado por accidente, pero si se podía hacer con su poder, definitivamente se convertiría en una existencia superior a su estado actual, desafortunadamente no había notado ninguna conexión entre el mismo y la extraña red de energía, pero estaba bien, todavía tenía mucho tiempo para encontrar una forma de apoderarse de ese poder.

Sus ojos cayeron en la mujer ángel caído que lo miraba con terror en sus ojos, su rostro deformado por la alegría le causaba escalofríos a la mujer, por lo que sus signos vitales comenzaron a elevarse ligeramente hasta que Kabuto le inyecto un analgésico directamente en el cuello. La visión del caído se volvió borrosa al mismo tiempo que sus signos vitales volvían a algo aceptable. Ahora que creía haber descubierto el origen del poder de este mundo solo quedaba una cosa por hacer, investigación.

En su tiempo libre de investigar o hacerse pasar por un adolescente común y corriente, Kabuto también entrenaba sus habilidades Shinobi, había estado encerrado durante quien sabe cuánto tiempo en el sello del maldito Uchiha, así que naturalmente sus habilidades se oxidaron, aunque fuera un poco. Además, el Senjutsu más poderoso de este mundo abría nuevas posibilidades a sus poderes ya sobresalientes. No solo tenía los genes de varios guerreros distinguidos de Otogakure, sino también sus poderes y conocimiento, los fantasmas devoradores de Chakra de Tayuya, las redes con dureza de acero de Kidoumaro, la capacidad de unificar sus células con otros de Sakon y Ukon, el Shikotsumyaku de Kimimaro y los jutsus de serpiente de su maestro. Si podía potenciar aún más sus poderes con este nuevo Senjutsu su poder base se incrementaría enormemente, antes de tratar de adueñarse de la magia de este mudo primero llegaría a su límite superior. Estaba en camino de conseguir un poder superior a cualquier cosa que su mundo había visto, de eso estaba seguro.

Con su dominio de la naturaleza en este mundo su comprensión de esta había aumentado aún más, poder comunicarse con la tierra era algo imposible en su propio mundo, la naturaleza ahí era tranquila, casi sin conciencia, pero aquí podía sentir cada momento como esta trababa de susurrarle al oído, aparentemente era la única persona capaz de lograr tal conexión y la naturaleza estaba extasiada de tener a alguien para conectarse. La naturaleza era una fuente de información extraña, cuando no divagaba sobre como desearía la extinción de la humanidad dejaba caer algunas joyas de conocimiento, no podía preguntarle nada, ya que cuando trataba de hablarle la cantidad de energía natural que absorbía se disparaba hasta el punto donde tenía problemas para no perder el control, realmente se emocionaba demasiado cuando le hablaban.

Una información interesante que consiguió fue el hecho de que existían otros usuarios de Senjutsu bastando por el mundo, nunca dijo sus nombres, siempre refiriéndose a ellos como animales sarnosos, pero con esa pista pudo reducir las posibilidades, la más probable eran los Youkai, seres sobrenaturales de la mitología japonesa que estaban íntimamente relacionados con la naturaleza según tenía entendido, sus espías alrededor del mundo no habían tenido ningún contacto directo con ninguno de ellos, pero si habían logrado verlos. Aparte de los apéndices animales eran iguales a los humanos, si eso fuera lo único especial en ellos no les habría dado un segundo vistazo en las etapas tempranas de su investigación, pero para su sorpresa pudo sentir algo familiar proveniente de cada uno de ellos, Chakra.

La única razón por la cual no había capturado a un Youkai todavía era el hecho de que siembre viajaban en grupos numerosos, decenas de ellos moviéndose juntos, aparentemente los demonios atesoraban el poder de los Youkai, así que como una forma de protegerse desarrollaron el hábito de desplazarse en manadas como los animales, no quería llamar la atención todavía, así que tuvo que detenerse en sus ansias de investigación. En la mitología japonesa existía un Kyuubi, y si era la mitad de poderoso que el que se encontraba en su mundo entonces no podría hacer nada contra él, así que mantenerse alejado de los Youkai era la decisión más sabia.

Una vez descubierta la capacidad de, posiblemente, vislumbrar el poder mágico de un ser si su teoría era correcta, Kabuto se escabullo por los pasillos de la academia Kuoh en dirección a la sala del consejo estudiantil, había descubierto que su poder de ver el flujo de la magia se limitaba a su cuerpo principal, clones de cualquier tipo eran incapaces de llegar al mismo estado que él, por lo que necesitaba hacer el viaje por su cuenta para tener una mejor comprensión de los poderes de los demonios con los que pronto tendría contacto, la información era el arma mas valiosa en el mundo, quien controlaba la información controlaba el mundo.

Se hizo invisible con un jutsu de camuflaje superior al del sabio sapo, su maestro había tratado de encontrar las mayores formas de superar al resto de sus compañeros, y aunque fallo en algunas como las habilidades sanadoras de Tsunade o la réplica dl Rasengan, técnicas mundanas fueron fáciles de mejorar para la serpiente. Cuando estuvo frente a la puerta de la sala del consejo estudiantil se fusiono con una de las paredes, para luego hacer aparecer la mitad de su cuerpo sobresaliendo del techo dentro de la habitación.

La habitación no era nada remarcable, algunos estantes con libros, sillas y mesas repartidas con varios documentos dispersos sobre estas y un escritorio principal con la mayor carga de trabajo visible. Se lamio los labios al vislumbrar los ocupantes de la habitación, la heredera de la casa de demonios Sitri si la información de los caídos era correcta, Sona Sitri, así como sus sirvientes, seis chicas para ser exactos, cada una de ellas vestía el mismo uniforme escolar estándar de la academia anteriormente femenina.

Gracias a un poco de práctica, el tiempo y concentración necesarias para poder ver el flujo de la magia del mundo se había reducido considerablemente, todavía sería inútil en una batalla, pero en este caso tenia todo el tiempo del mundo. Cuando sus ojos ganaron la capacidad de ver los hilos que unían el mundo saco su lengua como una serpiente para probar el aire, escaneando a las chicas con una mirada analítica detrás de sus anteojos.

La mayoría de los demonios reencarnados poseían un poder ligeramente mayor al de los ángeles caídos que había capturado, si se podía fiar del aura un poco más brillante que las rodeaba, la diferencia entre ellos o era mucha, casi imperceptible, pero dos de ellas resaltaban más que el resto. Obviamente el rey tenia un poder considerablemente mayor al de sus súbditos, con su aura logrando expandirse unos cuantos centímetros fuera de su cuerpo con la luz mas brillante que había visto de momento, la otra aura remarcable era el de una chica pelinegra con ojos de distintos colores que, como Sona Sitri, también llevaba gafas, su aura era ligeramente más débil que la del demonio puro, pero había algo distinto sobre ella. Además del aura mágica que había logrado vislumbrar hasta ahora, un aura ligeramente distinta también se encontraba entremezclada con el arcoíris, mientras su alrededor cambiaba constantemente, la capa interior del aura se mantenía de un color blanco puro estático, como si aparte de la magia de la chica hubiera algo más dentro de ella que se sumaba a su poder.

Necesitaba investigar un poco más sobre su nueva visión, saber si había algo especial en la chica o simplemente el aura difería entre razas, por lo que sabia, la chica podría ser de una raza con la que nunca había interactuado, todavía tenia mucho que aprender antes de llegar a una conclusión. Con su curiosidad satisfecha, el sabio se hundió nuevamente en el techo, desapareciendo sin que ninguno de los demonios presentes se diera cuenta de lo que había pasado en primer lugar.

Su siguiente parada era la iglesia abandonada a las afueras de la ciudad de Kuoh. No le fue difícil descubrir donde se encontraban los Ángeles caídos renegados incluso antes de saber que lo eran, pareciera que no conocían el concepto de suprimir su energía para esconderse, en el momento en que llego a la ciudad pudo sentir la energía extraña contaminando el aire, aunque fuera más probable debido al hecho de que era un sabio sensible a todo tipo de energía era imposible que sintiera el poder de alguien tan débil desde tan lejos sin que lo hicieran a propósito, esos caídos eran o muy valientes o muy estúpidos. Al final opto por la segunda opción.

Kabuto se materializó dentro de la iglesia abandonada, su interior que probablemente antes era hermoso ahora estaba destrozado, las bancas estaban dadas la vuelta, contra las paredes o directamente rotas, los retratos de los santos fueron vandalizados hasta el punto de ser irreconocibles y un sello mágico escrito con sangre se encontraba encima de un crucifijo invertido, se habían tomado realmente enserio el despreciar sus raises como seres sagrados.

Dentro se encontraban solo cuatro ángeles caídos, tres mujeres y un hombre, las mujeres vestían ropa reveladora o seductora, cada una mas indecente que la anterior, mientras que el hombre, como su propio sujeto de prueba, vestía como un hombre de negocios, con un sombrero incluido, por sus pocos vislumbres ante la cultura de los ángeles caídos, los hombres normalmente vestían de forma elegante mientras que las mujeres lo hacían de forma reveladora, una tendencia extraña pero no menos fascinante. Midió sus poderes, pero como esperaba, eran igual de fuertes que sus sujetos de pruebas, más de una vez estuvo tentado de simplemente llevárselos para ampliar la gama de sus experimentos y mantener algunos de reserva, pero se contuvo por una simple razón, Sacred Gear.

Al escuchar a escondidas descubrió que la razón por la cual los ángeles caídos habían desertado era para hacerse con uno de esos llamados Sacred Gear, el Twilight Healing, un artefacto capaz de curar no solo seres humanos, sino también ángeles, caídos y demonios. La palabra le resulto interesante, así que los mantuvo con vida hasta el momento de la llegada del usuario del Sacred Gear, esto también alejaría las sospechas si un nuevo ángel caído viniera a la ciudad solo para encontrar que el grupo que estaban buscando desapareció misteriosamente como el resto de ellos.

Aparentemente, por la información que pudo recopilar de su espionaje tanto en la heredera Gremory como Sitri, y el complemento dado por los ángeles caídos, un Sacred Gear era un artefacto creado por el dios bíblico para establecer un sistema de milagros que pudieran ser provocados por los mismos humanos, artefactos capaces de alterar el mundo a su alrededor. Su primer vistazo a uno de estos fue cuando en una de las raras ocasiones que Rias Gremory acepto una cacería de demonios renegados, uno de sus sirvientes, Kiba Yuuto, creo una variedad anormal de espadas distintas para lidiar con el enemigo que tenia una maestría en el uso de múltiples elementos naturales a base de magia.

Ahora los Sacred Gear se encontraban en el tope de su lista de intereses, los caídos renegados buscaban robar el poder del Twilight Healing, así que era posible tomar ese poder para uno mismo, simplemente tenia que encontrar uno adecuado para si mismo, robarlo y su poder se dispararía, no le interesaba el poder de crear espadas demoniacas, la curación se encontraba actualmente en el número uno solamente por ser los únicos dos Sacred Gear de los que tenia conocimiento, pero esperaba eso cambiara cuando finalmente entrara en la academia de Kuoh, los demonios y ángeles caídos ya se habían reunido aquí como si fueran atraídos hacia algo, así que merecía la pena esperar para ver qué sucedería.

Fin del capítulo.