Capítulo 4.
Faltaba un mes antes de que el ciclo de clases al que se uniría empezara, los sujetos de pruebas ángeles caídos habían sobrevivido su utilidad así que los encerró en las profundidades de su escondite, vigilados por un clon de serpientes hasta que su interés volviera a recaer en ellos, deseaban la muerte, pero el causarles dolor con sus experimentos de alguna forma satisfacía a la naturaleza, permitiéndole absorber de manera más segura el poder natural. Los seres vivos de este mundo realmente habían molestado demasiado a la naturaleza si esta estaba dispuesta a brindarle todo su poder a un extranjero solo porque como efecto secundario de sus ambiciones daña a los habitantes del planeta, no es que le importara de donde provenía el poder, ni tampoco dejaría de realizar sus experimentos inhumanos.
Con su hambre por el conocimiento saciada de momento, comenzó a tomarse enserio su tapadera como un adolescente común y corriente, dejo de simplemente ir al hospital y regresar al departamento, dejar un clon para seguir sus experimentos y repetir. Sabia que los sirvientes de Sona Sitri habían comenzado a seguirlo algunas semanas después de que le revelara su estado falso al demonio. Ahora Kabuto salía a distintos lugares dentro de la ciudad de Kuoh donde se podía ver a cientos de adolescentes cada día, centros de juegos, parques, salas de cine, puestos ambulantes, mercados. Utilizo su experiencia como un ninja infiltrado para replicar los patrones de comportamiento de un chico de 15 años.
No socializaba mucho en sus salidas, realmente desinteresado en lo que personas que solo piensan en el sexo opuesto y cosas infructuosas como videojuegos tenían para ofrecer, pese a su desgana, se metió en el papel. De vez en cuando simplemente uniéndose a grupos de chicos y chicas para salidas, personas completamente aleatorias a las cuales no volvería a ver nunca más en su vida. Pero la persona que más se quedo en su memoria, y con la cual tuvo varios encuentros fue una en específico, Issei Hyoudou.
Al principio no lo había notado, pero con el pasar de los días, se hizo claro que algo raro estaba pasando. Desde la primera vez que se había encontrado al chico en un salón de juegos, jugando un juego de carreras, cada día, sin excepción, había terminado de alguna manera cerca del castaño. Cuando fue al cine lo vio ser echado por esconderse bajo los asientos de las chicas, cuando caminaba por el mercado lo encontró hablando de cosas pervertidas con otros dos chicos, cuando fue al parque de la ciudad a relajarse, ahí se encontraba espiando entre los arbustos. No era una casualidad que se siguiera encontrando al chico aparentemente.
Cuando por curiosidad utilizo su visión mágica para tratar de descubrir si el chico era un ser sobrenatural, casi se cae al suelo de la sorpresa. Su aura era el completo opuesto a la que había notado de uno de los sirvientes de Sona Sitri y Rias Gremory, los poseedores de Sacred Gear si recordaba correctamente. El aura mágica del chico era casi inexistente, una sola hebra de magia se unía a su cuerpo, pero esto era compensado completamente por el aura monstruosa de color carmesí contenida dentro de esta. Era tan grande que incluso si miraba detrás suyo, Kabuto todavía faltaban unos cuantos metros antes de que el aura terminara. Ahora consciente de tal aura abrumadora, sus instintos le dijeron que no podía derrotar al chico que se encontró por casualidad, incluso si conexión mágica era patética, existía un poder que nunca antes había sentido en su vida, probablemente estaba a la par de los Bijuu.
Por fuera parecía un adolescente común y corriente, pero por dentro era un monstruo, no muy diferente de lo que estaba tratando de hacer el mismo. Lo había decidido mentalmente, evitaría a toda costa un enfrentamiento con ese chico, su poder era abrumadoramente superior al suyo, ni siquiera si diera su 100% creía poder alcanzar el mero poder bruto que estaba emitiendo, trato de repasar los seres que podrían tener tanto poder en el mundo sobrenatural.
Los dioses le vinieron primero a la mente, pero negó con la cabeza, no distinguía algo sagrado o divino proveniente del poder, se sentía en esencia como el resto de magia, solo que potenciado enormemente, entonces quedaron los dragones, seres mitológicos que se decía podían rivalizar con los dioses, si Issei Hyoudou resultaba ser un dragón no le sorprendería, el poder que estaba sintiendo estaba haciendo que su sangre hirviera en respuesta, se hacia llamar un dragón que había sobrepasado a las serpientes, pero parece que realmente le quedaba un estrecho bastante largo para que su afirmación fuera creíble.
No tenia dudas, al comparar el poder que sentía de Issei con el que pensaba tendría un dragón, su cuerpo respondió afirmativamente, los instintos de un sabio no mentían, Issei Hyoudou era un dragón, o al menos descendía de uno, cualquier fuera el caso, el segundo seria el peor, si le hiciera algo al chico, un dragón real podría ponerlo en su mira y acabarlo, obviamente en el primer caso el propio chico lo mataría en el acto. Con el corazón en la garganta, esperando que sus encuentros fortuitos no se trataran del chico tratando de analizarlo, regreso a su escondite para incrementar su entrenamiento, no tenia el poder necesario para protegerse mientras incrementaba su fuerza, con su fuerza actual, si Issei Hyoudou no era uno de los seres mas fuertes del mundo, nunca podría alcanzar sus metas, si existían seres más fuertes que el poder de un dragón, entonces estaría en graves problemas, parecía que los Sacred Gear eran su única esperanza en este nuevo mundo, debía encontrar uno y rezar por que incrementara su poder drásticamente como esperaba.
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Mientras estaba siendo pateado en el suelo por un grupo de chicas, un pensamiento pasajero cruzo por la mente de Issei Hyoudou.
—"¿Por qué siento como si hubiera esquivado una bala?"— sus pensamientos rápidamente fueron consumidos por el dolor cuando recordó que se encontraba siendo apaleado por sus actos pervertidos.
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Finalmente era el día de ingreso a clases, había conseguido su uniforme en el momento que se confirmó su aceptación en la academia, el uniforme era simple, pantalones negros, camisa blanca y un blazer negro acompañado por un listón negro en el cuello, ropa completamente normal. Con su maletín listo para lo que fácilmente podrían ser varios años mientras construye su tapadera, con cuadernos y libros proporcionados por la escuela misma, se dirigió a las instalaciones de la escuela.
Decidió tomar una caminata ligera, no necesitaba ningún ejercicio real, su cuerpo había superado el punto en que una carrera normal o cualquier ejercicio humanamente extenuante causaba una meya en su resistencia, conocer a un dragón lo motivo para ampliar los horizontes de su poder, todavía sentía que le quedaba un margen de mejora, por lo cual, si bien no dejaría de entrenar, una camina a la escuela no retrasaría su crecimiento.
Por las calles de Kuoh podía ver muchos más alumnos vistiendo el mismo uniforme que el mismo, mayoritariamente chicas con el uniforme que había visto en Sona Sitri y Rias Gremory. Llego sin problemas a las puertas de la academia, donde se pudo notar la gran diferencia de números entre chicos y chicas. De cada diez personas, ocho o nueve eran mujeres, el porcentaje era tan bajo que no dudaba todos los alumnos de tercer año eran femeninos, la mayor concentración de hombres estaría en el primer año, con más y más adolescentes lujuriosos queriéndose unir a la escuela con mayor índice de mujeres.
—¡Finalmente llego el día!— un escalofrió recorrió su espalda cuando reconoció la voz del chico que había tratado lo mejor de evitar.
En medio de las puertas de la academia se encontraba Issei Hyoudou, con sus brazos extendidos, mirando al cielo con una mirada lujuriosa que alejaba instintivamente a las mujeres a su alrededor. El dragón tenia tendencias pervertidas por lo que sabia de todos sus encuentros fortuitos, esperaba no encontrárselo aquí, pero sus esperanzas fueron pisoteadas en ese mismo momento. Le incomodaba la sensación de poder latente que emitía el chico, sus sentidos de sabio se embotaban cada vez que estaba dentro del rango de su aura, desde que tuvo conocimiento de tal aura, sus instintos naturalmente lo priorizaban sobre cualquier otra cosa, híper-concentrándolo para no perderse el más mínimo movimiento del chico, era molesto, pero algo que no se podía evitar.
Con un exterior despreocupado y una sonrisa gentil en su rostro, Kabuto se dirigió al interior del edificio con normalidad, había conseguido los planos del lugar hace algún tiempo, así que era imposible que se perdiera, ignoro por completo los desvaríos pervertidos del dragón mientras se dirigía a su salón de clases, faltaban algunos minutos para el inicio de las clases, pero solo era natural para una persona normal llegar temprano a su primer día de clases.
La puerta del salón estaba abierta, voces animadas salían del interior, mentalizándose para lidiar con un montón de adolescentes en la cúspide de sus hormonas, dio un paso hacia delante, entrando a la habitación como una persona completamente normal, no llamo la atención de nadie, algunas personas lo vieron antes volver a sus conversaciones, pudo tomar un asiento sin complicaciones en el centro de la habitación, no se sentía amenazado como para estar cerca de una de las salidas más obvias, la puerta o las ventanas, de hecho, había escogido el lugar estratégicamente, podía utilizar los cuerpos del resto de alumnos como escudos de carne humana si se veía en la necesidad.
Mientras colocaba los materiales escolares en su mesa, pudo sentir sus sentidos embotarse durante unos cuantos segundos antes de que volvieran a la normalidad. Con una mirada aguda, activo su visión mágica, ahora le tomaba solo un par de segundos, pero todavía no era lo suficientemente bueno, tenia que quedarse quieto mientras activaba la técnica, si bien luego podía moverse un segundo de descuido era todo lo que se necesitaba para morir en una batalla.
Como había sospechado, atravesando la pared se encontraba un aura carmesí con un ligero contorno arcoíris, afortunadamente no se encontraba en la misma clase que el dragón, dudaba poder concentrarse realmente en algo mas que no fuera el si estuvieran en la misma habitación durante varias horas, y si bien el aura era grande, no llegaba a su asiento actual. Desactivo su visión mágica justo a tiempo para que la campana de la primera hora sonara, el maestro no tardo mucho en entrar al salón, comenzando con la primera lección del siclo escolar.
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—¿Realmente tiene algo de especial este chico Kaichou?— las palabras de su reina causaron una mirada intensa en los ojos de Sona Sitri, sus ojos fijos en el objeto de su interés en los últimos días, Kabuto Yakushi.
El peliplateado se encontraba comiendo en el patio de la escuela como un alumno común y corriente, teniendo conversaciones con sus compañeros de clase esporádicamente, durante una semana completa, no dio ninguna señal extraña en absoluto, tenia la rutina de un adolescente normal, iba a la escuela, pasaba el tiempo con algunos compañeros fuera de clases, visitaba esporádicamente el hospital como voluntario, iba de compras, absolutamente normal. Pero eso solo hacia que sus nervios se pusieran de puntas.
—¿Dime Tsubaki, que sientes de él?— la pregunta repentina tomo un poco por sorpresa a la reina de ojo mixtos, pero rápidamente se compuso y poso su atención en el chico.
Luego de unos segundos, sacudió su cabeza con una mirada de disculpa en su rostro a su rey.— Lo siendo Kaichou, no puedo sentir nada extraño proveniente de él.— estaba avergonzada, sentía que le había fallado a su salvadora por no lograr ver lo que su maestra si había notado.
—Exacto.— para su sorpresa, la respuesta de la heredera Sitri no fue de decepción como esperaba.— Estoy segura que es un ser sobrenatural, no hay otra explicación para la piel de serpiente y la alteración de memoria del director, si no fuera por esa piel de serpiente nunca habría sospechado de él, es lo que me asusta.— Tsubaki miro con preocupación como algunas gotas de sudor caían de la frente de su maestro.— Los Youkai emiten una sensación especifica, no he tenido mucho contacto con ellos pero Koneko, la torre de Rias, siempre emite subconscientemente un aura distinta a la de los demonios, no puedo sentir nada en lo más mínimo similar de ese chico.— Sona apretó los dientes ligeramente al encontrarse con un problema aparente irresoluble frente a sus narices.
No podía hacer nada en absoluto, los actos del chico eran completamente normales, no había tratado de hacer nada desde que se presento como un ser sobrenatural a través de su carta de postulación. Era como si se estuviera burlando de ella por no poder descifrar sus planes, porque se encontraba en la academia, cuales eran sus intenciones hacia ellos. Al menos debía saber que era un demonio, no estaba segura si sabía que Rias también lo era, pero era una posibilidad, apuntar a las herederas de clanes importantes del infierno y hermanas pequeñas de los Maou no menos era estúpido, pero ni siquiera estaba segura si ese era el caso.
El estrés causado por esta situación estaba llegando a un limite cuando Kabuto Yakushi de casualidad miro en su dirección, ella se encontraba en el segundo piso del edificio principal, por lo que tuvo que mirar hacia arriba para verla, su reacción fue simplemente desviar la vista luego de quedársele mirando durante unos segundos, pero gracias a su visión mejorada pudo notar un ligero sonrojo en su rostro. ¿Acaso esa era la verdad?
Una idea que nunca se había cruzado por su cabeza comenzó a formarse, su ceño fruncido se profundizo antes de caminar devuelta a la sala del concejo estudiantil, su reina y amiga siguiendo sus pasos. Reviso el pensamiento que había tenido antes con una ceja levantada ¿Podría ser que el Youkai Kabuto Yakushi se hubiera enamorado de ella? No recordaba haberlo conocido antes, pero Kuoh era una ciudad grande, había estado presente en la ciudad incluso antes de entrar en la academia, y los antecedentes del chico lo colocaban en la ciudad en tiempos cercanos, podría haberla visto desde lejos, sufriendo un enamoramiento a primera vista, era ridículo, pero las pistas que tenía apuntaban a ello.
Kabuto no había hecho contacto con Rias, había tratado de sondear a su amiga para saber si conocía algo sin revelarle la verdad de la piel, pero no pudo obtener ninguna pista que indicara una conexión, si ella era su objetivo por decirlo de alguna forma y era simplemente un chico sobrenatural queriendo salir con una chica sobrenatural entonces las cosas se simplificaban.
Su seño se convirtió en una sonrisa que su reina nunca había visto en su rostro, no sabia como describir el sentimiento en su pecho, Rias siempre era el centro de atención en cuando a lo sobrenatural y el mundo humano se trataba, por lo que ser notada antes que su amiga pelirroja le dio un empujón a su confianza, todavía no sabía qué hacer con la situación ante ella, pero era interesante.
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—"Perfecto".— Kabuto pensó para sí mismo mientras controlaba la sangre en su cuerpo para que dejara sus mejillas, deshaciendo el sonrojo falso que había puesto en su rostro, regresando a la charla inútil sobre una película nueva que estaba por estrenase el fin de semana.
Con la semilla plantada, ahora solo era cuestión de jugar bien sus cartas, se había mostrado como chico normal hasta el momento, y cuando la oportunidad se presentó, mostro la cara de un chico enamorado de un desconocido, Sona Sitri tenia la belleza de un ser sobrenatural, por lo que no seria raro enamorarse de su apariencia, ahora solo tenia que dejar pequeños indicios de atracción hacia la presidenta del consejo estudiantil en alguna que otra conversación, la información se difundirá y reforzara su cubierta. Solo era tiempo de esperar, si pasaba más de medio año sin recibir ningún contacto del demonio daría el primer paso, para ese momento su fachada debería ser perfecta.
—¿Ya vieron a Rias-sempai y Akeno-sempai? Son realmente hermosas.— uno de los chicos de su clase comento cuando el tema se desvió de la película a las personas de la academia.— Oye Kabuto-san, ¿A quién encuentras más atractiva?—
Su sonrisa de serpiente casi sale a flote, parece que la oportunidad de difundir la información se había presentado antes de lo que esperaba.— Bueno, a mi realmente me parece más atractiva...—
Fin del capítulo.
