Disclaimer: Los personajes de One Piece le pertenecen a Oda y los OC's son propiedad de Blair D Carrol.

Notas de la autora: Quiero agradecer infinitamente a Blair y Rose por haberme hecho este pedido. Debo decir que amé a Louis y Liam con locura y quisiera seguir viendo más de estos personajes.

La felicidad que les fue negada

Los labios dulces de Liam y las caricias certeras de Louis, iban a terminar por enloquecerlo. No era la primera vez que Smoker se rendía a los encantos de sus dos más fieles discípulos, pero con cada noche que pasaban juntos, sentía que no podría contenerse mucho más.

Smoker seguía rebuscando en su cabeza alguna excusa que lo dejara continuar, sin embargo, no podía dejar de sentirse como un aprovechado. En primer lugar, porque él mismo era mucho mayor a esos dos chiquillos, que a pesar de que el mundo en el que habían vivido los había obligado a madurar prematuramente, seguían siendo casi unos niños. Quizás no tanto, pero así los veía Smoker y esto lo llevaba a otra cuestión que lo tenía inquieto: ¿Qué tal si tanto Louis como Liam se entregaban de esa manera porque era lo que tenían que hacer para saldar la "deuda" que tenían? Al fin y al cabo, Smoker los había rescatado de esa vida llena de sufrimiento con los Tenryuubitos. «Imbéciles», pensó en cuanto recordó aquellos días y sintió como la furia se le subía a la cabeza repentinamente.

Temía que ellos, al no haber conocido nunca la bondad, estuvieran confundiendo el respeto y la admiración por amor. Que sí, que habían pasado dos años desde ese día en que rompió sus cadenas, y también habían pasado dos años desde que se fueron para encontrar su camino en la vida, con tanta suerte que el destino volvió a unirlos… Y allí radicaba el tercer problema.

Cuando los vio llegar con la nueva tanda de reclutas, Smoker no supo si sentirse afortunado o maldito. Afortunado porque tenía que reconocer que se había encariñado con ellos y se alegraba infinitamente por volver a verlos, esta vez ataviados en sus trajes de marines; empuñando armas, esta vez para causas justas, marchando hacia él para presentarle sus respetos…

Es que no había de dónde más agarrarse. Smoker sentía que claramente ejercía una fuerza de poder sobre ellos, y había querido alejarse por el bien de ambos, pero al parecer no había poder humano que pudiera disuadirlos de entregarle tanto cariño y eventualmente Smoker claudicó.

Llevaban poco más de dos meses en una relación de a tres, durmiendo en la misma alcoba, sumergiéndose en besos y caricias cada vez más atrevidas hasta que la noche empezara a aclarar y tuvieran que salir forzosamente del calor que emanaba Smoker para retirarse a los camarotes, asegurando así que nadie los viera. No tuvo tiempo de formular otro pensamiento, pues los labios de Liam bajaban por su abdomen, quedando más y más cerca de la evidente erección que portaba, al mismo tiempo, Louis se dedicó a besarle el cuello mientras con una mano buscaba la hebilla del cinturón.

El hombre echó la cabeza hacia atrás, disfrutando del roce, del contacto, de la humedad de sus lenguas haciendo dibujos en espiral en todo su cuerpo, y por qué no, también en su consciencia. Se dejó llevar por las sensaciones y con la cabeza completamente nublada agarró a Louis de los cabellos turquesas, no con fuerza, pero sí con firmeza, provocando en el muchacho un gemido de completo éxtasis.

Smoker se estremeció ante el sonido al tiempo que la presión de la correa se liberaba. El tintineo de la hebilla fue a partes iguales un aliciente y un freno. En ese momento supo que si no actuaba a tiempo, terminaría por perderse a sí mismo, cruzando las barreras que él se había puesto. Agarró a Louis de los hombros y lo atrajo hacia su cuerpo y con la otra mano, tomó a Liam para obligarla a que se acostara a su lado, rompiendo así las claras intenciones de los dos muchachos.

Liam soltó un suspiro pesado para luego esconder el rostro en el pecho marcado del vicealmirante y Louis se limitó a mirar hacia el techo. Se quedaron en esa posición lo que restaba de la noche, sin decir una sola palabra, tratando de controlar sus respiraciones agitadas y dejando en Smoker una sensación de culpa que lo persiguió hasta el siguiente día.

Los veía limpiar la borda con escobas y trapeadores, una tarea que solamente se les imponía a reclutas que se hubieran portado mal o a los novatos, pero que ellos disfrutaban de hacer. Louis le había dicho que así vaciaba la mente y Liam había querido acompañarlo en esa labor… Smoker no recordaba haberlos visto separados nunca desde que los había conocido y sintió una espinita clavarse muy profundo en su corazón. Sensación que se vio magnificada al reconocer entre ellos ciertas miradas que no sabía lo que significaban.

Tanto Liam como Louis habían sido transparentes con él desde un principio, así que sabía al revés y al derecho toda su historia, desde los actos atroces a los que se habían visto obligados a cumplir -como matar gente o acostarse con tenryuubitos- hasta aquellas cosas que hacían por placer o en busca de consuelo, como lo era por ejemplo, tener sexo entre ellos.

Smoker apretó los habanos entre sus labios por una milésima de segundo. No, no sentía celos de que los dos hayan compartido ese tipo de intimidad desde hace algún tiempo, de hecho, se alegraba por ellos. El mundo de por sí era un sitio sombrío al cuál pertenecer, así que un lugar de paz y calma a cualquiera le venía bien, sin embargo también sabía que de un momento hasta la actualidad, habían dejado de hacerlo por, y en palabras de ellos, esperarlo a él.

Smoker se hubiera revuelto los cabellos en ese instante de no ser porque estaba en la parte más alta del barco, en donde todos los reclutas podían verlo y escucharlo por si su superior les daba alguna orden de último momento. En vez de eso volvió la mirada hacia los dos jóvenes que ahora limpiaban con esmero los cañones superiores y no pudo evitar una carcajada en cuanto Louis soltó un sentido insulto a uno de los novatos que tuvo la mala suerte de cruzarse en su camino, pero enseguida volvió a su postura habitual mientras en su mente empezaba a formarse una nueva idea…

Smoker se encontraba nervioso, como muy pocas veces. Las luces del barco se habían apagado por completo desde hace algunos minutos y sabía que la puerta de su camarote no tardaría demasiado en abrirse, revelando los rostros ansiosos de sus dos amantes… Aún se preguntaba cómo haría para decirles que no podían seguir de la misma manera, que si seguían haciendo lo que venían haciendo desde hace un par de meses, las cosas fácilmente podrían salirse de control, y él, como el adulto responsable que pensaba que era, no estaba dispuesto a caer en la tentación, a pecar de esa y mil maneras más que no estaba dispuesto a explorar… Al menos eso era de lo que trataba de convencerse.

Sabía que bastaban un par de caricias o besos por parte de Liam y Louis para hacerle perder los estribos, así que evitaría a cualquier costa el contacto físico, y para eso, había puesto una mesa entre la puerta y la cama para cortarles el paso, esperando de esa manera, disuadirlos de acercarse, pero en cuanto ambos jóvenes ingresaron, se le olvidó absolutamente todo el discurso que venía preparando desde la tarde. Fue ver los ojos anhelantes de Louis y los labios brillantes de Liam para que nuevamente su mundo interno se revolucionara por completo.

Saltaron por encima de la mesa hasta el mullido colchón para luego acurrucarse en los musculosos brazos de su superior, esta vez sin besos, sin caricias… Solamente el abrazo cálido al cual estaban acostumbrados. El único sonido que les llegaba de afuera era el crepitar de la marea contra el casco del barco que además provocaba un leve vaivén que poco a poco los arrullaba y por un momento, estuvieron a punto de quedarse dormidos, sin embargo la voz gruesa de su superior los despertó de golpe.

—No podemos seguir haciendo esto. —Si quiso arrepentirse de sus palabras, ya era demasiado tarde.

Liam lo miró con esos ojos profundos en los cuales aún se podía detectar un dejo de tristeza, pero no dijo nada, solamente volvió a acurrucarse, escondiendo el rostro en el espacio entre el cuello y el hombro de su superior.

—¿A qué se refiere? —Louis fue el que se atrevió a hablar, no había querido hacerlo, pero sintió que alguien tenía que decir algo.

—A todo esto… —Smoker, quien no soltaba los habanos ni siquiera para dormir, exhaló un poco de humo sin tener mejor cosa que hacer. ¿Por qué no podía poner en palabras todo lo que pensaba y sentía? Aunque en realidad, todo él era un caos. Mientras su cuerpo entero suplicaba por las caricias, los besos, los roces y cualquier cosa que pudiera venir después de aquello, su cabeza se dividía en dos. Por un lado, su profunda conciencia sobre la justicia y el entendimiento sobre el bien y el mal no lo dejaban avanzar, pero había una pequeña parte que se nublaba por completo con tan solo sentir el calor de los muchachos junto a su cuerpo.

—¿No nos quiere? —La voz menuda de Liam hizo su aparición congelando la respiración de Smoker.

¿Cómo podía pensar de esa manera? No solamente los quería, y por eso mismo trataba de alejarlos… Para no corromper aún más a esos jóvenes que aún tenían demasiadas cosas por descubrir, por vivir, por explorar. Quiso decirles que no los quería, para así empezar a poner distancia, pero no podía hacerles eso. Los dos chicos habían sido sinceros en exceso con él y no le parecía del todo justo traicionar su confianza de esa manera.

—Los amo —Optó por decir la verdad. —, y por eso mismo no podemos seguir así —Las ideas iban conectándose una tras otra sin siquiera planificarlo y de pronto la respuesta se hizo presente. —. Yo no puedo darles lo que ustedes quieren, y no porque no quiera, porque en realidad lo deseo con todo mi ser, pero no debo hacerlo.

La última frase pareció ser lo único que necesitaba Liam para actuar y dejó a un lado la actitud tranquila a la que se había forzado esa noche para después montarse a horcajadas sobre la pelvis del hombre. Movió las caderas lentamente de adelante hacia atrás para estimular el bulto que en cuestión de segundos se volvió rígido. Louis sonrió de medio lado al ver en el rostro de Smoker las señales indiscutibles de la excitación y aprovechó el momento para besarlo lentamente como otras tantas noches.

—No están entendiendo —dijo en cuanto Louis se separó de él para buscar un poco de aire. —. Lo que trato de decir es que esto no es lo correcto.

—¿Según quién? —Se atrevió a preguntar Liam un tanto ida, el roce atrevido contra la erección del vicealmirante empezaba a surtir efecto en ella.

Smoker se quedó en blanco por una fracción de segundo y antes de poder formular una oración coherente, sintió las manos cálidas y ásperas de Louis tomar la suya para dirigirla hacia su propia erección.

—Según mis valores —La voz le tembló ante el tacto de la piel de Louis. El pene del muchacho se encontraba tan duro como una roca y palpitaba entre sus dedos con ansias locas. —. No me perdonaría jamás por corromperlos de esta forma.

—Hemos hecho cosas peores… —Liam se inclinó hacia adelante buscando un beso que Smoker no fue capaz de esquivar, y no tanto por la rapidez en que se había aproximado la joven, más bien no quiso privarse a él mismo de sensaciones tan placenteras.

—Lo hacíamos por obligación, por temor a los castigos —Louis aprovechó el momento para empezar a mover su mano de arriba hacia abajo, dirigiendo el ritmo al que quería ser estimulado. —. En cambio esto, lo hacemos porque queremos… Porque lo deseamos —soltó un gemido cuando Smoker le acarició el glande con el dedo pulgar. Louis tuvo que obligarse a terminar la frase —... tanto como usted.

—Si ustedes lo necesitan —El hombre jadeaba tratando de mantener la compostura, algo que le estaba resultando más que difícil por todos los estímulos que lo rodeaban. —, ¿por qué no lo hacen entre ustedes? Nunca se los prohibí.

Los dos muchachos intercambiaron miradas de sorpresa para luego sonreír. En realidad no tenían demasiado conocimiento acerca del mundo exterior ya que toda su vida, o al menos la que recordaban, habían sido esclavos y con Smoker habían aprendido que estaba bien tener deseos propios, merecer una vida y querer ser felices. Con ese nuevo conocimiento, una infinidad de puertas se habían abierto ante ellos y con cualquiera que probaban, habían descubierto que su lugar en la vida, tendría que ser junto a ese hombre valiente que les había enseñado la importancia de la justicia y del amor.

—No es que lo necesitemos. —Liam tomó la otra mano de Smoker y la posó delicadamente sobre uno de sus senos aún cubiertos por el uniforme de marine.

—¿Entonces? —La voz siempre fría y autoritaria, firme e intimidante, ahora era un susurro aberrante y tembloroso que sacaba a relucir toda la lucha interna del hombre. Cerró los ojos deleitándose con la suavidad del pecho y apretó levemente arrancándole un suspiro a Liam.

—Hemos tenido sexo tantas veces que hemos perdido la cuenta… —La respiración agitada de Louis empezaba a llenar la habitación debido a la intensa masturbación que le estaba regalando su superior.

—Queremos hacer el amor —remató Liam mientras volvía a mover las caderas de adelante hacia atrás a un ritmo desenfrenado. —. Y solamente podemos hacerlo con usted…

No fueron necesarias más palabras, en cambio, Smoker aspiró el humo de los habanos con fuerza para luego soltarlo por toda la habitación, dejando así también salir los últimos resquicios de negación. Si en algún momento los miedos y las dudas habían hecho nido en su cabeza, las palabras de los dos jóvenes habían sido lo único que necesitaba para saber que podía abandonarse entre sus caricias. Buscó, casi con desesperación, los labios de Louis y lo besó con toda la pasión que había estado reprimiendo durante esos meses, también apretó el seno de Liam arrancándole un gemido de sorpresa.

A partir de ese momento, cualquier restricción que hubiera existido, había desaparecido por completo. El hombre atendió la erección de Louis con mayor cadencia haciendo que el joven echara la cabeza hacia atrás. Smoker aprovechó el espacio que se había abierto para incorporarse y alcanzar los labios de Liam. El nuevo contacto lo hizo temblar de deseo, tanto, que algunas partes de su cuerpo se volvieron humo, completamente incapaces de controlar el torrente de pasión que parecía desbordarse en ese momento.

Lejos de frustrarse por el poco control que tenía sobre su cuerpo, la repentina transformación de sus extremidades le dio una idea. Decidió volverse humo por completo, pero no ese denso que utilizaba cuando perseguía a algún delincuente, en cambio, era una nube suave y ligera que se volatilizaba por toda la habitación. En su nuevo estado se fue filtrando por las fosas nasales de ambos chicos que acogieron gustosos a Smoker dentro de sus cuerpos.

Era la primera vez que Smoker probaba a ser respirado por alguien, y no bastando con eso, sabía que sus moléculas, células y lo que sea que el humo pudiera contener de su esencia, se repartía entre ambos, así que dejó que su cuerpo inmaterial penetrara en cada rincón en donde era bienvenido. Acarició las lenguas de sus dos amantes para luego deslizarse con suavidad a lo largo de todo el tracto digestivo, bajando al estómago y subiendo para alojarse por un momento en sus pulmones. Decidió pues, que era hora de ir un poco más lejos y subió hasta el cerebro de los jóvenes quienes en ese momento se encontraban en un trance tan intenso que solamente eran capaces de revolverse del puro placer.

Smoker era una presencia cálida que los llenaba literalmente. Sentían, a partes iguales, que pertenecían a Smoker y él los pertenecía a ellos. Cuando el calor les llegó al cerebro, la voz del vicealmirante resonó dentro de sus cabezas.

—Bésense. —ordenó la voz y ellos obedecieron.

Ese beso fue el principio de algo completamente nuevo. Sentían como el humo se paseaba entre sus bocas conectándolos de una manera que jamás hubieran imaginado, de pronto parecía como si incluso sus más oscuros pensamientos se develaban y se fusionaban en una sola mente que contenía a los tres involucrados.

Louis y Liam rodaron a lo largo de toda la cama besándose casi con desesperación mientras Smoker poco a poco iba saliendo de ellos para materializarse a un costado del colchón para disfrutar del espectáculo. Había algo mágico en la escena que tenía enfrente y temió que su pobre corazón no pudiera soportar demasiado. No lograba discernir lo que sentía, pues tanta belleza lo tenía extasiado. Sin poder evitarlo, el hombre empezó a masturbarse al mismo tiempo que Louis se dedicaba a desvestir a Liam. Smoker hubiera podido quedarse allí solamente mirándolos, sin embargo, la prominente erección que portaba también reclamaba consuelo.

—¿Y yo estoy de adorno o qué? —dijo fingiendo molestia, aunque en realidad estaba desesperado.

La ronca voz en vez de intimidar a los dos jóvenes provocó una sonrisa traviesa en el par de labios.

Liam gateó en dirección al vicealmirante quien volvió a recostarse y ella, aprovechando la nueva posición, se sentó a horcajadas sobre la cara de Smoker, quien la recibió con un ligero lenguetazo en el clítoris. Liam apretó las manos en torno a la cabecera de la cama para mantener el equilibrio al tiempo que dejaba escapar un nuevo gemido. Louis también hizo lo suyo, acomodándose entre las rodillas del hombre e inclinándose hacia el frente para atender el falo enhiesto de Smoker con ambas manos.

El vicealmirante también tuvo que aferrarse a algo, no porque físicamente lo necesitara, más bien venía de una necesidad de contener, aunque sea un poco, todas las ganas que bullían en su interior, sin embargo, esos intentos no sirvieron de mucho cuando sintió que su miembro se deslizaba con bastante facilidad dentro de un canal estrecho y cálido, que asumió era el recto del muchacho. Gimió alto y fuerte contra el clítoris de Liam, aunque la palabra gemido pudiera ser mejor reemplazada por gruñido y debido a las nuevas sensaciones, se aferró a las nalgas de la muchacha con fuerza. Liam movió la pelvis en círculos y con mayor cadencia, estimulándose y dejándose estimular por la lengua de Smoker que por momentos entraba y salía, acariciaba y mordía la carne expuesta, provocándole a partes iguales un dolor delicioso y un placer doloroso.

La muchacha sintió que perdería la cabeza de un momento a otro y en el instante en que las sensaciones se hicieron más fuertes, se dejó ir en una espiral de gozo directo hacia el cielo para después caer en picada y aterrizar nuevamente a la realidad. Smoker se deleitó bebiendo los jugos del primer orgasmo de la noche, dejando que los fluidos lo bañaran por completo. Justo cuando Smoker creyó que estaba llegando a su punto más álgido, Louis le demostró que aún faltaban más sensaciones por probar. El joven lo cabalgó con mayor fuerza al tiempo que se masturbaba. No fue necesario mucho más esfuerzo, el esperma de Louis fue a parar directo en el abdomen bien marcado del hombre quien moviendo las caderas hacia arriba también se dejó ir a los pocos segundos.

Terminaron exhaustos, abrazados los tres pareciendo un mismo cuerpo, una sola respiración que se iba normalizando, volviendo a la quietud de la carne y del pensamiento. Smoker los abrazó con fuerza tratando de transmitirles ese amor tan profundo que sentía hacia ellos y prometiéndose y prometiéndoles de paso que haría lo mejor que estuviera a su alcance para regalarles esa felicidad que por mucho tiempo les fue negada.

FIN