Toda historia tiene un inicio y un final, y hoy llegamos al final de este recorrido, espero que hayan disfrutado la travesía, tanto como yo lo disfruté escribiéndola y leyendo sus maravillosos comentarios, gracias por eso.
Muchas gracias por llegar hasta el último capítulo, y espero recuerden que la historia no es para menores de edad, que es completamente mía, únicamente basada en la historia original. Lo hago sin fines de lucro, solo por diversión.
MUCHAS GRACIAS
LÍNEAS DEL TIEMPO
50
LÍNEA 1
Candy y Anthony habían decidido viajar con sus hijos rumbo a Lakewood, ahí pasarían unas pequeñas vacaciones para descansar un poco del trabajo y para poder abonar sus amadas rosas, cada cambio de temporada era un trabajo que Anthony realizaba personalmente y ese año no sería la excepción, además tenía demasiada ayuda como para sacarle la vuelta.
-¡Me encanta el aire libre! – Dijo Candy una vez que bajó del vehículo. Anthony extendió su mano para ayudarla a descender del vehículo. Sus rizos estaban perfectamente escondidos en un sombrero cloche y otros cuantos permanecían pegados a su frente, llevaba un vestido suelto que se sujetaba a la cadera, un collar largo de perlas audado al frente y unos zapatos negros de correa en su empeine y tacón cuadrado, tan cómodos para el uso diario.
-Y a mí me encantas tú pecosa. – Le dijo Anthony muy cerca de ella, procurando que sus pequeños no lo escucharan. El rubio también llevaba una gorra irlandesa para cubrirse del sol a pesar que por la época no era tan fuerte.
Alexander se bajó del automóvil llevando el mismo estilo de gorra que su padre, este llevaba un pantalón corto y un chaleco de tono más oscuro que su pantaloncillo.
-¡Papá, quiero salir a montar! – Dijo el pequeño Alexander con emoción, le gustaba que su padre lo llevara a montar cuando se alejaban de los bullicios de la ciudad de Chicago.
-Tranquilo hijo, deja ayudar a mamá con los gemelos y con el pequeño Arath. – Dijo Anthony ayudando a Candy a bajar a Andrés y Andrea, quienes tenían un poco más de un año y otro pequeño nacido pocos meses atrás. Había llegado de sorpresa diez meses después de los gemelos, parecía que el parto tan difícil que había tenido Candy con los gemelos no había sido suficiente obstáculo para ya no tener familia.
Candy había quedado embarazada de Alexander en la luna de miel y habían decidido esperar para que naciera el segundo hijo, el tiempo pasó y para su sorpresa no llegó uno sino dos bebés antes de tiempo, un niño y una niña idénticos a su madre, pero con los ojos de su padre. Se habían olvidado de cuidarse para tener más familia, así que sin planearlo Arath llegó tan solo diez meses después de sus hermanos, convirtiéndose en el cuarto hijo de la joven pareja. Arath era un niño igual a su padre, pero con los ojos verdes iguales a los de su madre y con sus mismos rizos, era un pequeño inquieto y demandante para sus padres quienes tenían que estar más al pendiente de los más pequeños.
-Te ayudo a dormir a los gemelos. – Dijo Alexander cooperativo con su mamá y su padre, así este se desocuparía más temprano y podría salir a jugar con él.
Los integrantes de la familia Brower se establecían en Lakewood por unas cuantas semanas, paseando por las tardes, cuidando a sus hijos y dando rienda suelta a las noches de pasión. Stear y Archie pronto llegaron con sus familias a pasar también unos cuantos días, aprovechando que Albert estaba en Chicago para supervisar los negocios.
Annie y Archie habían tenido una niña después de Axel, le habían puesto Ayleen, un nombre que Annie había leído en un libro antiguo y que a Archie le había encantado, decidiéndose a quedar según ella con solo dos hijos, sin embargo no tenía idea que dentro de algunos años tendría otro hijo más.
Stear y Patty por su parte, habían batallado en tener familia, los dos primeros embarazos de la joven no se habían logrado, haciendo que el joven inventor desistiera de continuar buscando embarazarla, se habían estado cuidando un tiempo para no hacerla sufrir más, ya que cada vez que sucedía una pérdida ella terminaba devastada al igual que él, pero él debía sacarla adelante una vez más. Después de algunos años casados, igual que Candy y Annie, anunciaron su embarazo, y después del nacimiento de los gemelos y de Ayleen, nació su primogénito Alan, un pequeño niño muy parecido a su padre, sus mismos cabellos y labios, sin embargo el color de sus ojos era tan azul como los de su abuela paterna, Marianne era la otra niña de Stear y Patty, quien como había pasado a Candy llegó tan solo diez meses después de la llegada de Alan, ambas tenían que lidiar con pequeños menores de dos años.
-Bienvenidos. – Dijo Anthony con una gran sonrisa al recibir a sus primos en Lakewood.
El ruido de todos los pequeños se escuchó llenando de vida el lugar, al momento que bajaban de sus autos. Alexander se puso feliz porque tenía con quien jugar, Axel era su compañero de travesuras y sin él se había sentido muy solo a pesar de que tenía a sus dos hermanitos que ya comenzaban a hacer sus primeras travesuras, pero no era lo mismo cuidar de las travesuras a ser el artífice de ellas.
-¡Qué bueno que llegaste! – Dijo Alexander emocionado abrazando a Axel. Axel sonrió emocionado él también había extrañado a su primo.
-¿Cómo está Albert? – Preguntó Anthony para saber de su tío.
-Está bien, dijo que tal vez el fin de semana se da una vuelta con las niñas e Isabella. – Dijo Stear respondiendo a la pregunta de Anthony.
Archie ayudaba a Annie para que entrara a la mansión, mientras todos los demás platicaban amenamente en el jardín.
-Hola. – Dijo Alexander de pronto, mirando hacia el lado opuesto de la mansión. Anthony lo escuchó saludar a alguien, pareciéndole extraño que lo hiciera si todos los de la familia que habían llegado ya estaban en el interior de la mansión. - ¿Quién eres? – Preguntó de nuevo el pequeño rubio. Anthony lo observó caminar curioso hasta donde estaba mirando.
-Alexander. – Dijo Anthony inquieto al no saber hacia dónde y con quien iba su hijo.
-¿Qué sucede? – Preguntó Candy cargando al pequeño Arath en sus brazos. Candy al igual que Anthony se habían quedado observando al jovencito que se acercaba a su hijo. -¿Alexander? – Preguntó una vez más Candy al ver al Alexander de la línea dos ponerse en cuclillas para alcanzar la estatura de su contraparte.
-Aquí estoy mami. – Dijo el pequeño Alexander al escuchar a su madre llamarlo. El joven Alexander sonrió a la rubia y a Anthony, asintiendo para que vieran que efectivamente era él el que había regresado.
Candy y Anthony sonrieron alegres, observado a un adolescente Alexander, era el vivo retrato de Anthony a esa edad, era como si el tiempo se hubiera detenido y Anthony volviera a tener doce años otra vez.
-¿Viniste solo? – Preguntó Candy preocupada como cualquier madre por su retoño. Alexander negó con una sonrisa.
-¿Quién es mami? – Preguntó el pequeño Alexander.
-Me llamo Alexander, igual que tú. – Le respondió Alexander a su pequeña contraparte, pudiendo hablar hasta ese momento por la emoción que sentía de ver a la pequeña familia que habían formado aquellos jóvenes que él un día había visto tan solitarios y tristes. Hasta ese momento el joven Alexander pudo comprender lo que había sido para sus padres y sus tíos tenerse frente a sí mismo.
-¿De verdad? – Preguntó el pequeño Alexander sin creer que hubiera alguien más llamado como él. - ¿Y por qué te pareces tanto a mí? – Preguntó perspicaz el menor al ver que tenía los ojos azules y los cabellos rubios igual que él.
-Es porque… - Respondió Alexander sin saber qué decir, buscando la respuesta perfecta para su yo de seis años.
-Es porque se parece a mí. – Dijo Anthony mayor con una sonrisa al ver a los demás.
-¡Candy! ¡Anthony! ¡Stear! – Gritó Candy emocionada al ver a los visitantes de la línea dos.
-¡Volvieron! – Dijo Anthony con emoción, le daba verdadero gusto volver a verlos. – Creí que después de aquella vez ya no volverían a regresar. – Dijo recordando que se habían ido antes de su boda y que habían quedado de regresar tal vez para ese día.
-Larga historia Anthony. – Dijo el inventor mayor a su primo. El pequeño Alexander veía extrañado que hubiera dos personas más muy parecidas a sus padres, y que casualmente compartían su nombre también.
-¿También se llaman Anthony y Candy? – Preguntó el pequeño con intriga. - ¿Igual que ustedes? – Preguntó ahora mirando a sus padres. Todos asintieron, sobre todo Alexander quien creía que aquel niño era muy perspicaz para su edad, definitivamente le recordaba mucho a él.
-Es igual a ti. – Dijo Anthony joven como adivinando sus pensamientos. El Alexander adolescente soltó una carcajada al recordar todo lo que había hecho de pequeño y ahora sabía con mayor certeza la preocupación que había provocado a sus padres con su repentina desaparición para efectuar sus planes.
-¿Es Andrés? – Preguntó Alexander creyendo que el pequeño que Candy sostenía en sus brazos era su hermano mellizo.
-Andrés está con Andrea durmiendo la siesta. – Respondió Alexander con vivacidad, mientras el joven Alexander veía que Candy y Anthony negaban con una sonrisa.
-¿Otro? – Preguntó Anthony con una sonrisa llena de sorpresa, igual que Candy, quien se acercó a la rubia menor para tomar en sus brazos al pequeño que hubiera sido su hijo si hubieran continuado procreado.
-Se llama Arath. – Dijo Candy con una sonrisa, mientras Candy tomaba al pequeño en brazos y lo miraba con ternura, escudriñando sus rasgos para encontrar en ellos el gran parecido con su esposo.
-Es igualito a ti amor. – Le dijo la doctora Candy a su esposo, quien sonrió enternecido por el pequeño ser que tenía su esposa en brazos. Ambos sintieron un estrujamiento en su pecho al creer que habían negado la posibilidad de tener otra personita más como miembro de su familia.
Los abrazos llegaron por fin y todos se saludaban felices por el encuentro. Los demás visitantes de la mansión los recibían con felicidad y esmero.
-¡Me alegra que estén aquí! – Dijo Stear emocionado al ver a su contraparte, a su primo, a Candy y a Alexander de la línea dos.
-Me alegra volver. – Dijo el inventor mayor con una gran sonrisa, aspirando con ganas el aire tan puro que podía respirarse en Lakewood de aquella época.
Como todo buen anfitrión, Anthony invitó a todos a merendar, preparando la mesa principal de la mansión, una mesa que tenía mucho tiempo no era utilizada en su totalidad. Alexander observaba maravillado a todos los niños sentados, observándose a sí mismo de seis años, a Axel que era exactamente igual que cuando lo había conocido por primera vez, a los mellizos que eran igual de inquietos como los recordaba a esa edad y a sus primas y primos que tenían tan relativamente poco de haber nacido, todos ellos cuidados por varias doncellas que estaban ahí para ellos, algo que en su tiempo no era tan necesario.
-¿Qué sucede Alexander? – Preguntó el joven Anthony al ver que el jovencito estaba perdido en su contraparte y en Axel.
-No sé. – Dijo Alexander sin dejar de observarlos. – Se me hace extraño verlos jugar. – Dijo con los sentimientos encontrados, sentía felicidad, pero al mismo tiempo sentía una nostalgia y añoranza por aquellos años en los que se divertía más, tenía menos responsabilidades y menos problemas en el amor. – Se ven tan tranquilos y felices. – Decía con una gran sonrisa, recordando lo mucho que se divertía con su primo Axel cuando niños, en cambio ahora tenía que cuidar también a sus hermanos de vez en cuando y eso era porque le gustaba ayudar a sus padres a hacerlo, más no tenía ninguna obligación.
-Lo que sucede es que Alexander ya comienza a tener problemas de amor. – Dijo el médico Anthony a su contraparte, quien sonrió divertido por lo que estaba pasando la contraparte de su hijo.
-¿Tan pronto? – Preguntó Anthony joven al adolescente, quien se ruborizó por haber sido descubierto por su padre.
-No es así. – Dijo avergonzado de verdad, sonriendo tímidamente lo cual confirmaba que realmente era así como lo decía su padre.
-Eso es totalmente normal Alexander. – Le dijo Archie al jovencito, quien lo miró sorprendido por su comentario. – Anthony y yo siempre teníamos que escondernos de las niñas que venían invitadas por la tía abuela a los bailes. – Dijo Archie una vez más con orgullo. – Annie era una de ellas. – Dijo señalando a su esposa, quien escuchó el comentario de su esposo y lo miró con advertencia. La risa de los presentes no se hizo esperar.
-¿Igual que la tía Bella persiguió al tío Albert? – Preguntó Alexander víctima del comentario gracioso que había hecho Archie.
-Algo así. – Dijo el rubio mayor con una sonrisa sin querer ahondar mucho en el tema.
-¿Quién es Bella? – Preguntó Annie un tanto confundida por la manera en la que llamaban a la que pensaba era la esposa de Albert. - ¿Isabella? – Preguntó una vez más, le parecía un mote perfecto para su prima.
-Isabella Andrew. – Respondió Candy con un suspiro, cada vez se notaba que Candy no toleraba mucho a la esposa de Albert. – Antes Isabella Brown. – Dijo de nuevo para investigar si en esa línea de tiempo Albert se había casado también con ella.
-¿Isabella Brown? – Preguntó Candy confundida. - ¿Ella es la esposa de Albert? – Preguntó la rubia con sorpresa. Annie también estaba sorprendida y confundida, lo mismo que Anthony y los demás. Candy mayor asintió.
-Albert estuvo cortejando por mucho tiempo a la prima de Annie. – Dijo Candy mirando a Annie con timidez, sin embargo cuando Isabella salió embarazada de Allison, Albert no tuvo más remedio que casarse con ella. – Dijo una vez más, revelando el motivo por el cual se había casado con ella.
-Tenía otras razones para casarse con ella. – Dijo el inventor mayor con picardía, abriendo los ojos como expresando qué otras razones había tenido para casarse con ella.
-¿Dos buenas razones? – Preguntó Stear menor también con travesura, reconociendo en su contraparte los motivos que habían orillado al joven de la línea dos a casarse con la escultural y voluptuosa Isabella Brown.
-Muy buenas razones. – Dijo el inventor mayor, aprovechando que su esposa no estaba ahí.
-Espero que para ti no sean tan buenas razones. – Dijo Patty tomando a Stear de las orejas para hacerle ver que se estaba pasando de la raya con aquel comentario.
-¡Por supuesto que no! – Dijo Stear rápidamente, mirando a su contraparte mientras este le hacía señas que lo iban a retar por haber hablado de más. Pero cómo mentir si él mismo había podido apreciar en primer plano que las razones de su esposa estaban mucho más hermosas y firmes que las que había apreciado en las pinturas de arte.
-Era una atrevida. – Dijo Candy incómoda, recordando la manera de vestir de su "tía" y la manera en la que se comportaba cuando estaba persiguiendo a Albert.
-Tranquila amor. – Le dijo Anthony a su esposa para que guardara silencio, ellos no estaban seguros si en esta línea del tiempo Albert se había casado o no con la misma Isabella que ellos conocían. Candy asintió apenada, una vez más se había dejado llevar por su imprudencia.
-Cuando Albert escuchó el nombre de su esposa en su línea del tiempo no lo tomó mucho en cuenta. – Dijo Archie recordando la reacción de Albert en ese tiempo. – Pero en nuestra boda, conoció a Isabella, la prima de Annie. – Agregó con una sonrisa. – Pero también estaba Isabella Brown, deslumbrando a todos con sus atributos… e Isabella Porter, la amiga de la tía abuela. – Dijo intentando ser más sutil que los demás e intentar bromear un poco con ello, provocando una divertida risa entre todos que ayudó a relajar un poco el ambiente.
-¿A todos? – Preguntó Annie mirándolo con cierta molestia, centrándose en lo único que le había importado. Archie pasó saliva de inmediato intentando arreglar las cosas.
-A todos los solteros amor. – Le dijo rápidamente para no ser reprendido, mirándola con toda la ternura que le era posible transmitir con sus hermosos ojos y tranquilizarla así.
-A mí ni me miren. – Dijo Anthony casi de inmediato, antes de que al igual que los Cornwell fuese retado por Candy. – Yo solo tengo ojos para mi pecosa. – Le dijo con una sonrisa enamorada, fijando sus azules en los verdes de ella, que brillaban con intensidad devolviéndole aquel gesto enamorado.
-Eso es verdad. – Dijo el médico mirando a su esposa, quien le sonrió de lado al ver que se había colgado de la salvada que había hecho su contraparte. – Aquí son más románticos mi amor. – Le dijo con una sonrisa traviesa, acercándola a su lado un poco más para asegurar calmar un posible enojo.
-Ya van a empezar. – Dijo Alexander al ver que sus padres se hacían ojitos soñadores. Anthony y Candy jóvenes comenzaron a reír, porque de la misma manera que el adolescente Alexander se quejaba de la ternura entre sus padres, su hijo se quejaba de la de ellos.
-El punto es que la señorita Brown se divirtió mucho esa noche con Albert, pero gracias a que Archie le pidió que bailara con la prima de su esposa, comenzó a nacer una amistad que derivó en boda un año después de haberla cortejado tanto. – Dijo Stear resumiendo lo que había pasado con Albert. – Ahora tienen dos pequeñas Allison y Victoria de tres y dos años respectivamente. – Agregó para finalizar el tema.
-Igual que las hijas de Albert de nuestra línea del tiempo y que Albert de la línea tres. – Dijo Anthony mayor pensativo.
-¿De la línea tres? – Preguntó el joven Anthony intrigado por lo que decía. Stear puso atención también a lo mismo, ambos intrigados por saber cómo era que sabían ese dato.
-Antes de venir hasta aquí viajamos a la línea del tiempo tres. – Dijo Stear con un suspiro profundo, no quería que se molestaran con él por haberlo hecho.
-¿Cómo está? – Preguntó Anthony al ver que sus rostros reflejaban la pena por haber ido a su antigua línea de tiempo. A pesar de todo tenía curiosidad por lo que había pasado con él.
-Muy arrepentido. – Dijo Anthony mayor mirando fijamente a su contraparte para que se convenciera que así era. Anthony sonrió de lado incrédulo a las palabras de su otro yo.
-De verdad, lo vimos muy mal. – Dijo Stear mayor para convencer a su primo joven que era cierto lo que decía.
-Se casó con Isabella Britter. – Dijo el Dr. Anthony nuevamente mirando a Annie y a Candy para que no se alteraran. – Tiene dos hijas Allison y Victoria, dijo que Isabella lo había salvado de la vida que llevaba. – Dijo el rubio mirando a su contraparte, quien comenzaba a sentirse incómodo por la conversación.
-Lloró cuando nos vió. – Dijo Stear mirando ahora él a su contraparte. El joven inventor miró a Anthony, quien suspiraba sintiéndose culpable por haberlo abandonado sin ninguna explicación. – Los creía muertos, dijo que los había buscado mucho después de que terminó la guerra. – Dijo una vez más. Anthony tragó duro al escuchar aquello, a pesar de todo él había querido a su tío y lo había respetado hasta el momento que se había enemistado con él por haber resultado heredero de la mitad de los bienes de su abuelo.
-Quedamos en volver y explicarle todo. – Dijo Anthony mirando al joven Anthony quien abrió los ojos con sorpresa.
-No lo sé, yo soy muy feliz aquí con Candy, mis hijos… además con Albert me llevo de maravilla, jamás hemos tenido un desacuerdo, nuestra relación es cordial y con respeto. – Dijo refiriéndose a Albert como siempre lo había hecho y no como su tío.
-No te estamos pidiendo que vuelvas. – Dijo Stear seguro de que para Anthony debía ser muy difícil regresar al lado de alguien que lo había saboteado más de una ocasión. Anthony lo miró agradecido por su comprensión.
-Solo queremos decirle que estamos bien, que somos felices y que puede seguir con su vida sin arrepentimientos en el futuro. – Dijo Anthony a su contraparte. El joven Anthony sonrió agradecido por lo que buscaban hacer, le daba gusto saber que su tío estaba felizmente casado y más enterarse que había rectificado su conducta y modo de vida.
-Gracias por preocuparse por él. – Dijo Anthony joven con una sonrisa. Stear joven palmeó su hombro comprendiendo que realmente estaba feliz por saberlo con bien y feliz, era algo que podía calmar su alma, algo que sabía en el fondo estaba martirizada por saber cómo habían resultado las cosas para él. – Me alegra de verdad que esté bien y sobre todo saber que ha formado una familia con Isabella. – Dijo nuevamente con una sonrisa llena de paz.
-¿Qué sucedió con los Leagan? – Preguntó Stear, atreviéndose a saciar esa duda que tenía por aquella familia que los había orillado a decidir salir huyendo de esa línea del tiempo.
-Albert nos dijo que Elisa se había casado con un amigo de su padre y que se había ido de Lakewood… y que Neal se había ido a Las Vegas a comercializar alcohol. – Dijo Anthony respondiendo al joven Stear.
-¿Las Vegas? – Preguntó Anthony confundido, no sabía dónde había escuchado ese nombre.
-En nuestro tiempo es una ciudad turística muy famosa. – Dijo Anthony mayor para sacar de la duda a su contraparte. – Pero de seguro tú la conoces por que las personas comenzaron a comercializar alcohol de manera ilegal y al parecer Neal es uno de los que participan de ese contrabando. – Dijo el médico recordando un poco de historia.
-Creo que algo escuché de eso. – Dijo Anthony sin querer poner mucha atención en ello, era algo que no le interesaba al ser parte de esa familia que tanto daño le habían hecho en su línea del tiempo.
-¿Aquí no se han aparecido los Leagan? – Preguntó Stear para saber si habían tenido noticias de esa familia.
-Ninguna desde que llegamos. – Dijo Anthony con una gran sonrisa. – La tía abuela insistió un tiempo en pedirles que vinieran a "convivir" con la familia, pero tanto Stear como yo pusimos como condición que no regresaran o volveríamos a la línea tres. – Dijo con cierta travesura en su voz, porque para esa fecha no era posible que regresaran.
-Supimos que se habían indignado por no recibir invitación a nuestras bodas, sobre todo a la de Anthony, pero Albert nos apoyó en todo y la tía abuela no tuvo más remedio que ceder a nuestra petición. – Dijo ahora Stear completando lo poco que sabían de ellos.
-La verdad es que no nos ha interesado mucho saber de ellos. – Reconoció Anthony mientras tomaba la mano de Candy y la besaba con ternura. – Creo que ya hicieron suficiente daño en tan solo tres líneas del tiempo. – Dijo mirando a todos con sabiduría.
-Tienes razón. – Dijo Anthony mayor, dando la razón a su contraparte.
La merienda se volvió cena, todos habían estado en el mismo lugar platicando sin descanso, poniéndose al corriente de los acontecimientos que habían vivido los últimos años, los inventores estaban hablando entre ellos de los últimos avances y el joven Stear estaba cada vez más maravillado al ver que había ahora audífonos sin cables y relojes que hablaban y se comunicaban con aquel aparato que era todo en uno.
-¡Es una locura! – Había dicho a su contraparte mientras este le mostraba sus propios inventos. Dando ideas el mayor para un mejor funcionamiento.
Candy y su contraparte platicaban cada una respecto a lo que habían pasado en sus embarazos, de la manera en la que tranquilizaban a sus hijos y la mayor le dio algunos tips para los mellizos y así batallara menos de lo que ella lo había hecho.
-Arath es una ternura. – Decía Candy meciendo entre sus brazos al recién llegado de los Brower, despertando en ella el instinto maternal una vez más.
-Cuando quieras puedes venir a visitarlo. – Le dijo Candy consciente que ella de alguna forma también era su madre y que sentía el mismo amor y emoción que sentía ella cuando los cargaba, era lo mismo que ella sentía por el adolescente Alexander, quien a pesar de ser todo un jovencito con problemas de amor, seguía siendo para ella el adorable niño que la ayudó a encontrar su felicidad al lado de su primer, convirtiéndolo en su más grande amor.
Annie y Archie por su lado preguntaban a Anthony sobre sus contrapartes, quedándose conformes con saber que habían reconstruido una vida juntos y que estaban esperando un tercer hijo. Annie miró a Archie con complicidad y este le correspondió discreto, dispuesto a seguir practicando noche a noche para volver a tener otro más.
Las visitas de la línea dos tenían que regresar hacia su línea del tiempo, debían cada uno atender sus negocios y cuidar a sus respectivos hijos, habían quedado con la promesa de volver así como lo habían hecho con la línea tres.
-No es una despedida. – Dijo Stear mayor a los más jóvenes, abrazándolos a todos para decir hasta luego. – Les prometo que volveremos antes de lo que se imaginan. – Dijo advirtiéndoles que no se iban a librar esta vez tan fácil de ellos, ya que esperaban alguna vez pasar unas largas vacaciones en ese lugar tan tranquilo y pacífico que no podían encontrar en su línea del tiempo.
-Saben que aquí tienen su casa, es más la tía abuela y Albert se pondrán tristes cuando les mencione que estuvieron de regreso. – Dijo Anthony con una sonrisa a su contraparte. – Sobre todo por verte a ti. – Le dijo a Alexander, quien gracias a él había convencido a la tía abuela de que aceptara a Candy.
-La próxima vez iremos hasta Chicago. – Dijo Anthony convencido de que así sería.
La máquina comenzó a brillar con la misma intensidad de siempre, y poco tiempo después desapareció frente a los jóvenes Andrew, quienes habían ido a despedirse hasta el taller de Stear. Alexander se había despedido de Anthony con un fuerte abrazo, agradecido por los consejos que le había dado con las niñas de su época.
-¿No crees que tus consejos sean pasados de moda para él? – Preguntó Stear a su primo.
-Creo que el romanticismo y los buenos modales nunca pasaran de moda. – Dijo Anthony con una sonrisa a su primo, quien sonrió no muy convencido de ello, sin embargo estaba seguro que si las técnicas de conquista de Anthony no servían en ese siglo, tal vez la hermosa sonrisa y los bellos ojos de Alexander harían todo el trabajo.
-Su problema no es que no lo voltean a ver. – Dijo Archie seguro que así había comprendido. – Su problema es que las niñas no lo dejan en paz. – Dijo una vez más el joven elegante. – Y con tus consejos lo único que lograrás es que menos lo dejen en paz. – Dijo divertido nuevamente. Anthony y Stear comenzaron a reír por el error cometido, esperando que cuando volvieran poder remediar lo que habían hecho.
Los tres jóvenes caminaban de regreso a la mansión cada uno sumido en sus pensamientos, Anthony se llevó a Alexander a dormir a su habitación y Archie hizo lo mismo con Axel, Stear se dirigió hasta su habitación para ayudar a su esposa porque de seguro estaba batallando con los dos pequeños, sabía que sería otra noche más sin dormir como le complacía.
Anthony regresó hasta su habitación, ya era de noche cuando entró hasta la alcoba encontrándose a una hermosa rubia colocando a su hijo en brazos de la doncella que le ayudaba a cuidarlo.
-Con su permiso. – Dijo la joven vestida completamente de blanco al pasar junto a Anthony. Anthony asintió con una sonrisa.
-Adelante. – Respondió amable. Una vez que la puerta se cerró, su mirada se dirigió hasta la figura de su esposa, que a pesar de haber dado a luz dos meses antes ya había recobrado su forma original. - ¿Y los gemelos? – Preguntó Anthony acercándose a ella sin dejar de admirarla. Candy sonrió con picardía al adivinar las intenciones de su esposo.
-Joane se los llevó a su habitación. – Respondió Candy sin dejar de mirar a su esposo, podía adivinar en su mirada el deseo que lo comenzaba a consumir. Llevaban muchos meses en total abstinencia y todo parecía indicar que estaba dispuesto en ese momento a concluirla.
-Alexander ya se durmió. – Dijo Anthony seguro de que lo había dejado completa y profundamente dormido.
-Entonces estamos solos. – Dijo Candy colocando sus brazos sobre su cuello. Anthony asintió con una sonrisa de satisfacción.
-Completamente solos. – Dijo mirándola a los ojos, observando en aquellas esmeraldas el reflejo puro de su amor.
Anthony se apropió de sus labios con devoción, con la misma devoción que le había rendido desde que se habían casado, aumentando poco a poco el ritmo de su suave caricia, recorriendo con sus manos su cuerpo, acariciando alrededor de su espalda para comenzar a estimularla, logrando estremecer su cuerpo ante aquel suave contacto.
Candy correspondía con vehemencia, con la misma intensidad con la que Anthony la besaba, fundiendo sus labios en contra de su boca, explorando en su interior, robando la frescura de su aliento.
-Te necesito mi amor… - Le dijo Anthony con la voz cargada de deseo. Candy sintió que su piel se erizaba simplemente por sentir el calor de su voz golpear su oído.
-Anthony… - Dijo Candy dando libre acceso a las caricias de su esposo.
Anthony la levantó sosteniéndola por los glúteos para lograr que ella se sostuviera de su cintura con ambas piernas, mientras su lengua continuaba con su ardua exploración dentro de su boca. Candy ofreció su cuello a cambio de un poco de aire y Anthony no se negó, llenando de saliva aquella blanca torre que sostenía su cabeza. Candy se removía ansiosa sintiendo como su centro comenzaba a despertar de manera favorable, se sentía necesitada de él, quería volver a sentir el calor de su cuerpo llenarla por completo. Anthony hacía un esfuerzo por desnudarla, levantando su vestido sin bajarla de él, le gustaba sentir como sus intimidades chocaban una contra la otra proporcionándoles ese placer que tenían prohibido hasta esa noche.
-Te he echado mucho de menos. – Le decía Anthony arrojando por fin su vestido, el cual había sacado sobre su cabeza. Candy seguía aferrada a su cintura, unida por aquel espacio que los excitaba de placer.
-Y yo a ti… - Le decía Candy ayudándole en su ardua labor, permitiéndole hacer la tarea más fácil para que terminara de desvestirla.
Caminó con ella hasta la pared para usarla de apoyo, sosteniéndola con su pelvis, remontándola contra ella para usar sus dos manos y vencer el fondo que aún vestía. Lanzó la prenda de seda que servía para evitar que se transparentara su vestido, quedando tan solo en el pequeño bustier de encaje que cubría su parte superior. La respiración de Anthony sonaba agitada, estaba desesperado por llegar directamente a sus senos, desabrochó la prenda con ambas manos desde su espalda y Candy ansiosa esperaba sus caricias, sintiendo que su centro estallaba repentinamente al sentir sus labios mojar nuevamente sus areolas.
-Anthony… - Gimió Candy intentando no gritar de placer, removiéndose en sus brazos mientras él acariciaba su seno con una mano y lo estimulaba con sus labios, las manos de Candy se aferraron a sus hombros con fuerza para mitigar el placer y el deseo que comenzaba a consumirla por dentro.
Anthony no se detuvo ni por un segundo, estaba ansioso por poseerla, por probarla, deseaba estar una vez más con ella y saciar esa pasión contenida todos esos meses, deseaba estar con ella, fundirse en su cuerpo y amarla hasta complacerla antes de que debiera alimentar a su pequeño nuevamente.
La lencería que se usaba en la época era un poco menos recatada que antes y Anthony estaba fascinado con los pequeños bustier que ahora usaba su pecosa y los calzones que se ajustaban con elástico y no con el listón que a veces se anudaba y entorpecía la entrega. Quitó la prenda inferior que comparada con las anteriores era pequeña y más delgada. La dejó completamente desnuda sobre él, recargada en la pared, para después descender por su vientre y bajarla para continuar así estimulándola con sus labios. Candy se removía ansiosa por lo que su esposo le haría, necesitaba tanto sentirlo, pero la estaba volviendo loca de placer con esas caricias que tanto había añorado. Anthony por primera vez se atrevió a explorar en su intimidad, despejando su zona de los rizos que cubrían su pudor para apreciar totalmente la excitación de la rubia. Candy no esperaba lo que seguía, simplemente se dejaba querer por su esposo, quien subió una de sus piernas sobre su hombro para llenarse de su aroma. Candy gimió con aquella acción, removiéndose desesperada por sentirlo dentro, pero en lugar de eso obtuvo otro tipo de caricia que la hizo sentir un latigazo de electricidad golpearla y viajar por todo su cuerpo en cuestión de segundos.
-Anthony… qué haces…? - Preguntaba la rubia sosteniéndose de la pared, buscando estabilizar su cuerpo después de esa descarga de energía que la había azotado sin aviso.
-Confía en mí… - Le dijo Anthony pasando su lengua una vez más por aquel camino oculto a sus ojos. – Si te molesta lo dejo… - Dijo Anthony a su esposa, pero antes de terminar su frase Candy oprimió su cabeza contra ella para que continuara con lo que estaba haciendo, Anthony tuvo más de cerca su intimidad sintiéndose invitado a continuar con aquella exploración que efectuaba. Las piernas de Candy temblaron de la emoción una vez más y Anthony la ayudó colocando su otra pierna sobre su otro hombro, sosteniendo heroicamente el peso de su esposa sobre sus hombros, mientras su boca comenzaba a invadir aquella zona prohibida que le había dado tantas satisfacciones en su vida.
Anthony continuó con las envestidas con su lengua, logrando que Candy comenzara a gemir de manera más audible pero a la vez discreta. La rubia cerraba sus ojos para abandonarse por completo a aquella dicha de placer que le era provocada por los labios de su esposo, no pasó mucho tiempo que aquel martirio tan placentero que recibía rindiera frutos, desencadenando un intenso y potente clímax sin previo aviso. Anthony recibía las muestras de su éxito sin detener sus movimientos, desencadenando una ola de terminaciones seguidas que provocaban que el cuerpo de Candy sufriera las consecuencias, ahogada de placer.
Una vez que Anthony terminó de estimular directamente su zona íntima la bajó de sus hombros y la levantó el brazos al sentirla incapaz de caminar, la rubia seguía perdida en su propio placer, seguía conmocionada por el cúmulo de emociones que se habían centrado en su cuerpo y que tenía tiempo de no experimentar. Definitivamente el trabajo realizado por el rubio estaba más que completo aquella noche.
La colocó al centro de la cama y con una sonrisa provocativa comenzó a desnudarse frente a sus ojos. Candy observaba detenidamente sus movimientos, logrando que su centro vibrara nuevamente al tenerlo por completo como Dios lo trajo al mundo, expuesto ante ella, tan fuerte, tan viril. Sus ojos se posaron en el arma del deseo que apuntaba firme hacia ella. Anthony no dejaba de observar sus reacciones, maravillándose con su rostro que reflejaba el deseo contenido, el placer se dibujaba en sus ojos y en los de él. Ella estaba dispuesta una vez más y él estaba listo para la acción.
-Te amo hermosa. – Le dijo Anthony con una voz aterciopelada y sensual. Una voz que le hacía el amor a su oído, traspasándola directo a su corazón, besándole el alma por completo.
-Te amo mí príncipe. – Le respondió Candy con un brillo muy particular iluminando sus ojos, un brillo que lograba que el rubio se encendiera aún más por la invitación recibida con la mirada. Ella le gritaba en silencio que la tomara en sus brazos y le hiciera el amor.
Anthony sabía que la abstinencia de todos esos meses lo había afectado, sabía que no podría aguantar mucho antes de derramarse dentro de ella, así que continúo con sus estímulos orales antes de entrar en su cuerpo, quería complacerla primero, quería que gozara y que disfrutara de ese primer encuentro después de varias noches de veto. Sus labios jugaban con sus areolas y su mano se colaba entre sus piernas, ayudado por Candy quien le permitía que explorara abiertamente y con confianza. El gemido que salía de sus labios lo alentaba a continuar para después abrirse camino con su mismo cuerpo. Candy sintió una vez más la adrenalina recorrer su cuerpo al momento que lo tuvo dentro, para ella era un placer indescriptible sentirlo en su interior, le fascinaba cómo la llenaba por completo y como a pesar del tiempo sin sentirlo, su cuerpo volvía a reconocer lo que le hacía falta, acoplándose nuevamente a su forma.
Los movimientos de Anthony comenzaron lentos, quería que ella alcanzara una vez más el clímax, sin embargo para él estaba resultando muy difícil, Candy comprendió lo que sucedía y lo ayudó a alcanzar la máxima expresión del amor a su lado. Anthony sonrió cuando con una sola mirada ella le advirtió estar lista para recibirlo. Una sonrisa de alivio y agradecimiento apareció en el rostro de Anthony, quien aumentando el ritmo de sus envestidas llenó a su esposa de manera profunda. Candy gimió gozosa por recibirlo, sintió el calor arder en sus entrañas y segundos después volvía a explotar de manera espontánea.
Sus cuerpos comenzaron a liberar el calor del momento, sus respiraciones continuaban siendo agitadas. Él permanecía dentro de ella y ella lo observaba completamente enamorada, se veía tan guapo, tan sensual encima de ella que le provocaba volver a sentirlo.
-Te amo… - Le dijo Candy exhausta, acariciando su rostro que volvía de su placentero viaje. Anthony sonrió sin poder responder todavía, perdido en su propio placer, disfrutando de aquella maravillosa emoción que se sentía al liberarse en su interior.
-También de amo mi amor. – Le dijo en cuanto pudo articular palabra, su respiración aún era difícil, agitada, había esperado tanto tiempo ese momento que se sentía aún abrumado de placer.
Abandonó su cuerpo colocándose a un costado de ella, apreciando su hermoso rostro, admirando la belleza que poseía su esposa. Candy lo miró con la misma intensidad que él, perdiéndose en su mirada, admirando su rostro y confesándose en silencio el amor que se tenían. Los ojos de Candy fueron cerrándose poco a poco, estaba tan cansada, tan relajada, que necesitaba descansar un poco antes de tener que alimentar a su hijo. Anthony la observaba con una profunda ternura y amor, amor que había ido madurando con el tiempo, amor que iba creciendo más y más con los años y que se iba transformando en algo más allá de lo físico, más allá de lo tangible.
-Descansa mi amor… - Decía el rubio despejando los rizos que ya secos habían quedado adheridos a su rostro. – Yo velaré tu sueño. – Dijo seguro que lo haría, sabía que estaba realmente cansada después de cuidar a los mellizos y al pequeño Arath, así que cuando llamaron a la puerta de la habitación se encargó de atender personalmente. – Yo lo atenderé Joane, muchas gracias, puedes volver con los gemelos y si necesitas algo házmelo saber. – Le dijo con respeto y amabilidad. La chica sonrió tímida y regresó hasta la habitación que ocupaban los mellizos.
Anthony observó a su esposa removerse entre las sábanas, sin embargo él se hizo cargo del pequeño Arath, alimentándolo él mismo para permitir que su esposa descansara como era debido.
Por la madrugada Anthony se había quedado dormido con el bebé junto a él. La rubia abría los ojos buscando a su esposo, descubriendo en pocos segundos la hermosa imagen que protagonizaba aquel tierno hombre junto a su hijo más pequeño, sonrió enternecida por lo tierno que se veían cuando de pronto Arath comenzó a moverse como si la hubiera sentido. Candy sonrió al ver la hora ya que seguramente le tocaba alimentarse de nuevo, advirtió las botellas de leche que estaban junto a él y pudo darse cuenta que se había hecho cargo de las dos últimas tomas.
Candy tomó a su bebé con cuidado de no despertar a Anthony, para después acomodarlo en su seno y que este se alimentara. El pequeño Arath tomó con ganas el seno de su madre y comenzó a saciar el hambre que se desataba en su cuerpo cada dos horas.
-Veo que extrañaste mi leche… - Pensó Candy al ver cómo su pequeño se sostenía de su seno con ambas manos como evitando que este fuera a perderse una vez más. Candy acarició sus rizos rubios mientras lo mecía en una mecedora.
Caminó con él por unos momentos y lo colocó en su cuna segura de que con esa toma aguantaría hasta que amaneciera. Se acercó a su cama y con el mismo cuidado que se había levantado volvió a acostarse, sin embargo Anthony la sintió cuando pegó su cuerpo al de él.
-No me di cuenta que tenía hambre de vuelta. – Dijo acercándola más a él, se había dado cuenta que Candy lo había alimentado. Candy sonrió melosa, le gustaba sentir su cuerpo sobre su espalda baja. Anthony se removió ansioso al sentir cómo reaccionaba su cuerpo al sentirla cerca.
-No te quise despertar… - Dijo Candy cerrando sus ojos mientras sus caderas comenzaban a moverse sutilmente, incitándolo, invitándolo una vez más a recorrer aquella senda antes prohibida. Un gemido abandonó los labios de Anthony, un gemido que resonaba en los oídos de la rubia captando rápidamente la frecuencia del amor. – Ya era hora de alimentarlo. – Dijo Candy aumentado cada vez más sus movimientos eróticos. Anthony cerraba sus ojos para centrarse en ese arduo movimiento que lo endurecía cada vez más.
-Te vi tan a gusto dormida que le dije a Joane que lo dejara conmigo. – Decía Anthony rodeándola por la cintura, comenzando a mecerse contra ella de manera repetitiva. Candy se estremeció al sentir sus manos ardientes sobre la tela de su camisón, sin embargo quería sentirlas directamente sobre su piel.
-Anthony… - Gimió Candy apenas audible. Anthony besó su hombro sobre su camisón de noche para después despojarla de él, pronto se quedó una vez más sin ropa, dando la espalda a su esposo quien dirigía su ya erecta extremidad hacia su interior, levantando su pierna izquierda para tener más acceso a ella. Candy gimió complacida al sentir cómo su esposo la invadía, pronto sus glúteos golpeaban con la pelvis de su esposo, provocando un movimiento que aumentaba el placer en el rubio, quien excitado se movía cada vez más rápido para incrementar el placer y el deseo en su piel. Sus manos se aferraron a sus senos mientras sus labios se refugiaban en la parte trasera de su cuello. La culminación de Candy fue rápida e intensa, agradeciendo Anthony que así fuera ya que a los pocos segundos la volvía a llenar con su calor, su entrega había durado pocos minutos pero había sido intensa y suficiente para satisfacerlos por completo.
La mañana llegaba nuevamente y los recibía con los ánimos completamente renovados, el ánimo que se sentía esa mañana era muy diferente a la mañana anterior, tanto para la pareja de rubios como para las otras parejas, quienes se levantaban con una sonrisa radiante en sus rostros.
-Buenos días. – Decía Anthony a sus primos, mientras Candy se había ido junto a las otras chicas para ver a sus hijos.
-¡Vaya! – Dijo Stear con picardía al ver al rubio. – Tal parece que no he sido el único que tuvo recompensa esta noche. – Dijo mirando a Archie y a Anthony al mismo tiempo.
-Me temo que no has sido el único. – Dijo Archie con esa sonrisa y esa mirada que reflejaba una noche de pasión.
-Me temo que no solo por la noche he recibido recompensa… - Dijo Anthony travieso, presumiendo a sus primos que él al igual por la noche, en la mañana había recibido tal "recompensa".
-Cuando sea grande quiero ser como tú. – Dijo Stear haciendo una reverencia ante él, provocando la risa entre los tres.
La risa de los tres se mezcló con la alegría de la mañana, en donde los pequeños corrían por el jardín emocionados por estar todos juntos.
Albert llegaba con su familia junto con la tía abuela, todos dispuestos a pasar un fin de semana ameno, todos juntos todos felices. Elroy se quejó porque no había podido ver a Alexander convertido en un jovencito responsable y dejando atrás las travesuras propias de la edad.
-No te preocupes tía abuela, te aseguro que pronto volverán. – Dijo Anthony animando a la tía abuela quien cada vez estaba más anciana, sin embargo las ganas de vivir no se alejaban de ella ni por un momento, por el contrario, cada año que pasaba se volvía menos estricta y más complaciente con sus bisnietos.
Como Anthony lo había dicho la línea dos volvió después para visitarlos, dando noticias de la línea tres, donde Isabella esperaba nuevamente un bebé, algo que alegró al patriarca de la línea uno quien esperaba que su esposa también pronto le diera la buena nueva, deseando que esta vez pudiera acertar y tener el primer varón que continuara con su legado.
-¿En qué piensas? – Preguntó Candy a su esposo, quien mantenía su vista puesta en toda la familia. Anthony sonrió al ver que su esposa al igual que él se alejaba un poco para admirar lo que sucedía a su alrededor.
-En lo feliz que soy pecosa. – Le dijo atrayéndola a su cuerpo por la cintura. Candy lo abrazó y recargó su rostro sobre su pecho. – En lo afortunado que he sido gracias a ese aparato que Stear inventó. – Dijo mirando al inventor mayor, quien hacía gestos raros provocando la risa de su contraparte, quien al igual que él los imitaba a la perfección, mientras sus hijos los miraban divertidos.
-También gracias a Alexander… - Dijo Candy mirando al jovencito que jugaba tranquilamente con los mellizos de la línea uno, mientras los de la línea dos jugaban tranquilamente con el Alexander de la línea uno.
-Principalmente a él. – Dijo Anthony con una sonrisa, mirando a su esposa con una sonrisa enamorada. – Él fue el que se fijó en nuestra soledad, gracias a él inició toda esta aventura y a la mente vivaz y despierta que posee. – Dijo mirando también al preadolescente, quien sintió sus miradas agitando su mano para saludarlos.
Alexander jugaba entretenido con los pequeños mellizos y hacía gestos graciosos para el pequeño Arath quien crecía convencido de que aquel rubio frente a él era su hermano. El rubio mayor creía que era más divertido cuidar a sus hermanos aún siendo bebés que corretearlos a los seis años sin comprender lo que estaban haciendo, en cambio el pequeño Alexander se había encontrado que sus hermanos de la otra línea del tiempo eran mucho más divertidos que los que tenía en su propia línea, ya que con ellos podía jugar y hacer travesuras, explorar y aprender al mismo tiempo sin sentir que solo él y Axel eran los únicos responsables de los demás.
El tiempo entre las líneas de tiempo no se detenía, pronto era común recibir las visitas de los familiares del "futuro" un futuro que jamás fue pisado por los de la línea uno.
Stear y Patty habían convivido con sus contrapartes y de vez en cuando se enfrascaban en una plática aburrida para los demás discutiendo los avances tecnológicos que había sufrido el mundo en los siguientes cien años.
Annie y Archie habían llegado con su nuevo hijo, un pequeño ojiazul tan hermoso como su madre y tan despierto como su padre, una vez más Annie pudo ver antes de tiempo al pequeño que nacería en pocos años y a Annie le volvería a tocar ver a su pequeño recién nacido.
Para Candy y Anthony era un poco más difícil hablar de sus carreras entre sí, ya que Anthony era un exitoso hombre de negocios que al igual que Archie ayudaba a brindar sus conocimientos a las empresas Andrew, algo que el Dr. Brower no comprendía del todo, para eso tenía a sus administradores y contadores que se hacían cargo de sus finanzas, a él solo le tocaba estar al pendiente de que no lo embaucaran.
Candy por su lado se entretenía con su contraparte discutiendo sobre los puntos de vista entre sus hijos, recibiendo ayuda y consejos de una a la otra para saber llevar y controlar el a veces intrépido y rebelde carácter de sus hijos.
-Me alegra tanto verte tan feliz. – Dijo Candy mayor a la joven madre que mecía a Arath en sus brazos. La joven rubia sonrió agradecida por las palabras de su contraparte.
-A mí también me alegra saber que siempre has sido feliz al lado de Anthony y que no tuviste que enfrentarte a tantas dificultades como yo cuando lo perdí. – Dijo la pecosa con los ojos acuosos, le resultaba aún difícil recordar los años de ausencia.
-Anthony está aquí. – Le dijo Candy tomando la mano de la joven y colocándola en su corazón. – Y también aquí. – Le dijo colocándola ahora en su corazón. Candy sonrió agradecida por sus palabras. – Pero lo más importante es que está aquí. – Dijo mirando hacia donde estaba su esposo y su joven versión. – Y que siempre lo ha estado. – Dijo comprensiva a su otro yo, quien sonreía feliz por sus palabras, sabía que era verdad, sabía que Anthony de un modo u otro siempre había estado ahí para ella, y se sabía afortunada de volver a tenerlo cerca de ella, de ser la madre de sus hijos y de saber que estaría ahí para ella por mucho tiempo más.
-Es tan hermosa. – Dijo Anthony mirando hacia donde estaba su esposa mirándolo fijamente mientras mecía a su pequeño Arath.
-Somos muy afortunados. – Dijo el Dr. Anthony al ver que su contraparte se perdía en la imagen de su joven esposa, mirando él también a la suya, quien a pesar de tener un poco más de edad continuaba viéndose maravillosamente hermosa.
-Los más afortunados del mundo. – Dijo Anthony suspirando enamorado, perdiéndose en la imagen de su esposa, en la imagen de sus hijos riendo felices, correteando junto a sus primos, mientras las hojas de las rosas comenzaban a volar entre los jardines, deshojándose como cada año para prepararse para el nuevo invierno.
Candy observó como aquel viento esparcía por el jardín las hojas de las rosas y de los rosales mismos, fijó los ojos en su esposo y sonrió con tranquilidad, sabía que estaba cerca el otoño y por primera vez sintió que todo estaría bien, comprendió por fin que aquel cambio de estación no tenía nada que ver con un mal augurio, sino que simplemente el tiempo seguía su curso y ahí frente a ella estaba el mismo joven que le había dicho "El hombre muere, pero revive eternamente en el corazón de quien lo ama", Anthony había vuelto a su vida milagrosamente, gracias a un invento, un invento que les permitió viajar entre las LÍNEAS DEL TIEMPO.
FIN.
Hemos terminado una historia más, la verdad quiero agradecer sinceramente a cada una de ustedes que estuvo ahí apoyando con su comentario, con su lectura, gracias por no olvidar leer, por seguir cada uno de los capítulos, sus comentarios y sus vistas, son lo que me animan a continuar escribiendo, espero pronto volver con una nueva historia y que ustedes estemos dispuestas a continuar una nueva travesía. Mis más grandes y profundos agradecimientos a cada una de ustedes.
Julie-Andley-00:
Amiga hermosa, un millón de gracias por tus lindas palabras y por tu tiempo, gracias por estar ahí siempre y ser un apoyo en mis locuras! Te aprecio mucho, espero que te haya gustado el final, te mando un fuerte abrazo y deseo que esta Navidad estés rodeada de amor y buenaventura. Espero que el 2024 sea un año más fructífero en todos los aspectos de tú vida. Te quiero mucho.
TeamColombia:
Hermosas, ustedes siempre tan fieles y dispuestas a dejar un comentario breve pero poderoso, que me anima a continuar escribiendo solo para leer con emoción sus impresiones. Gracias por estar siempre dispuestas a leer sin importar el contexto de la historia. Gracias por su amistad, por sus lindas palabras y por ofrecerme su amistad. Las quiero mucho, deseo que pasen una excelente navidad, llena de amor y de magia con sus seres queridos y que el 2024, sea un año lleno de bellas sorpresas y buena fortuna. Un fuerte abrazo para todas.
Rose1404:
Mi hermosa amiga, talentosa y joven mamá, mis deseos para ti son los que tal vez una madre podría dar y es que la dicha y la felicidad no se agoten de tu vída, muchas gracias por estar siempre dispuesta a leer mis historias, muchas gracias por estar ahí dispuesta a dejarme un lindo comentario de tú análisis a mi escritura, gracias por expresar tus emociones y compartir un poco de tú vida conmigo. Deseo de todo corazón que este capítulo te haya gustado igual que todos los anteriores, y espero que estés aquí en la próxima. Deseo que esta navidad esté llena de dicha, de armonía y mucha felicidad, que el próximo año sigas maravillandote con la energía de tú pequeño Anthony y que cada travesura y cada sonrisa que te regale se quede grabada en tú corazón. . Te mando un fuerte abrazo amiga.
Cla1969:
Sono un po' preoccupato per la traduzione di Google, prima la traduzione della fanfiction non era così buona, ma ti assicuro che questo commento che mi hai inviato è stato trascritto meglio sulla pagina che su Google, motivo per cui temo che non lo farai' Non capisco cosa voglio dirti, spero di sì.
Grazie mille, bellissimo amico, per essere sempre informato sugli aggiornamenti, grazie mille per il tuo entusiasmo e per le tue gentili impressioni su ogni capitolo. Grazie mille per essere diventato un amico a distanza. Voglio che tu sappia che ti auguro con tutto il cuore che tu possa trascorrere questo Natale pieno di gioia e buona fortuna a casa tua, circondato dai tuoi cari e dal loro amore. Ti auguro che il prossimo anno sia molto migliore di questo che se ne va, ti auguro che la gioia continui a bussare alla tua porta e tu la riceva subito. Ti auguro il meglio sinceramente bella. Un abbraccio.
lemh2001:
Hola hermosa, ¿Cómo estás? Espero que muy bien, muchas gracias como siempre por comentar, tienes razón el futuro aún no está escrito, y sigue alterándose como un diagrama de flujo según nuestras decisiones. Quiero agradecerte haberme acompañado una vez más en esta lectura, gracias por estar ahí apoyándome con un comentario y la lectura. Agradezco que seas parte de este nuevo viaje. Espero que esta navidad la pases llena de dicha y felicidad con tus seres queridos, que ellos estén llenos de amor para ti y de salud para todos, que el próximo año sea un año lleno de alegría, salud y prosperidad. Te mando un fuerte abrazo amiga, gracias por leer y continuar hasta el final, espero estés aquí la próxima.
Luna Andry:
Hola hermosa! Tienes razón Stear y Patty son una hermosa pareja, también me encantan y me gusta mucho desarrollar esa combinación de caracteres, la timidez de Patty y la espontaneidad y alegría de Stear, yo soy una fan de Stear la verdad, amo su personaje (como lo he dicho algunas veces, me gusta Stear pero para mí, no para Candy jajajaja) Es un personaje tierno, inteligente, dulce, intuitivo y si a eso le sumas que es guapo y con dinero ¿Qué más quieres? jajaja. Tienes razón, todos ya pusieron su granito de arena con la familia, ahora hay que cuidarlos de los caballos y las demás guerras snif. Amiga, quiero agradecerte enormemente que te hayas dedicado a leer esta historia, sé que los tiempos de alguien que también escribe son muy limitados y eso hace que sea más valioso, gracias por eso te lo digo honestamente, te aseguro que yo terminaré tú historia no por compromiso, sino porque en serio me encanta como escribes y como desarrollas cada personaje. Deseo que esta navidad la pases llena de amor y esperanza, que la pases rodeada del cariño de tus seres queridos y que el próximo año sea mejor que este, que la luz y la prosperidad iluminen tú camino. Te mando un fuerte abrazo amiga y continuaremos en contacto en tú historia. Saludos!
Mayely León:
Hola hermosa, te has convertido en la más antigua de mis lectoras, eres creo yo de las primeras que comenzó a leer mis historias y la única que se ha mantenido a lo largo de estos años, gracias en verdad por seguir aquí, espero que esto sea para rato y continúes compartiendo conmigo este amor a Anthony y Candy, que la verdad tiempo me falta para publicar las historias que tengo para ellos. Muchas gracias amiga por leer, gracias por robarte unos minutos de tú tiempo para dármelos a mí y mis locuras, gracias por no olvidar comentar nunca. Amiga, deseo que esta navidad la pases rodeada de todo el amor y la ternura que pueden darte tus tres bellos hijos y por supuesto de todo el cariño, amor y pasión de tú esposo, que esa llama que tienen encendida se incremente día a día y que el próximo año sea más maravilloso que este que termina. Deseo que toda la felicidad y el amor se multipliquen en tú vida y en tú corazón hermosa, te quiero mucho amiga y como siempre te mando un fuerte abrazo y mis bendiciones.
María José M:
Hola hermosa, como siempre un placer leer tus comentarios, gracias por ser tan linda y elocuente en lo que dices, me hiciste reír bastante con lo que has dicho, pero tienes razón vamos a dejarlo en que todo fue perfecto y que la arena y el agua salada no alteraron el curso de la historia ni la pasión desenfrenada que se vivió en el capítulo jajajaja. Amiga hermosa, este es el único medio por el que nos hemos mantenido en contacto los últimos días, pero espero que ahora que estaré ausente continuemos esa plática por medio del correo ¿Qué te parece? Me gusta platicar contigo y ahí responderé tus preguntas acerca de lo que quieras preguntarme, sobre todo de algunas que aún recuerdo en tus comentarios, espero que tú también lo recuerdes. Quiero agradecerte por acompañarme en esta travesía, gracias por dejarme un comentario siempre que podías y por cada capitulo, no podré responderte el último por este medio pero ya sabes mi correo. Quiero desearte una navidad llena de amor y felicidad, deseo que disfrutes ese día como si todos los ausentes en tu vida estuvieran bailando a tú alrededor, deseo que tus lágrimas se conviertan en sonrisas y que la tristeza se acomode en un rincón observándote bailar y disfrutar a los que están. Deseo que el año que viene esté lleno de amor y felicidad, que la prosperidad se asiente una vez más en tú hogar y que las bendiciones desfilen por tu casa. Te mando un fuerte abrazo amiga.
Mía Brower Graham de Andrew:
Mía, hola hermosa, quiero agradecerte también a ti por estar siempre leyendo la historia, gracias por regalarme un comentario efusivo y lleno de emoción cada vez que lo haces, sé que a veces no es fácil dejar uno pero me has hecho saber que siempre estás en la lectura, y te agradezco enormemente tú dedicación. Deseo que esta navidad estés rodeada de amor y alegría, que pases un feliz fin de año rodeada de toda tú familia y tus seres queridos y que el próximo año llegue cargado de éxito y felicidad. Te mando un fuerte abrazo mi querida amiga.
Silandrew:
Mi hermosa y bella amiga, deseo que estés muy bien, espero que esta historia que hoy llega a su fin te haya gustado mucho, espero que la hayas disfrutado y que te haya ayudado a pasar un poco mejor tu reposo, gracias por leer y por comentar. Deseo que esta navidad la pases llena de amor, alegría y felicidad, pero sobre todo llena de salud y energía para que el próximo año lo inicies con toda la energía necesaria para recibir todas las bendiciones y el amor que deseo tengas aseguradas. Muchas gracias por convertirte en mi amiga, gracias por ser tan linda con tus comentarios y por estar siempre atenta a la lectura. Te quiero mucho amiga.
Ster Star:
Hola hermosa, espero que cuando llegues al final puedas leer mi comentario, primero que nada sería gracias por leer y por dejarme una impresión al final jajaja. Pero no quiero dejar de pasar este espacio sin desearte una feliz navidad y un próspero año nuevo, deseo que todas las alegrías acumuladas este año, se tripliquen el que sigue y que el amor y la armonía prevelezca entre tus seres queridos. Te mando un fuerte abrazo amiga.
Mitsuki Leafa:
Hermosa, cómo estás? Espero que estés muy bien, muchas gracias por leer la historia, tengo confianza en que la habrás terminado, y quiero disculparme por lo extenso de cada capítulo, te confieso que no pude hacerlos más cortos, ojalá pueda cumplir más adelante tú pedido. Gracias por estar presente en cada historia. Quiero desearte una feliz navidad para ti y los tuyos, desearte que el próximo año sea lleno de prosperidad y amor y que la alegría se siente en tu sala todos los día que siguen. Saludos hermosa y gracias por leer.
Muchas gracias a todas y cada una de las lectoras que no se hicieron presentes con un comentario, más sin embargo sé que estuvieron presentes en la lectura, gracias por no perderse las actualizaciones, espero que haya sido de su agrado. También para ustedes deseo que la dicha y el amor esté en sus corazones y que la prosperidad y la salud toquen a su puerta y se alojen ahí a su lado, gracias por leer hermosas, gracias por estar aquí.
Quiero agradecer especialmente a las que decidieron agregar la historia a sus favoritas, gracias por hacerlo de verdad que eso me motiva aún más a continuar.
FlorMares
Julie-Andley-00
Silandrew
Usagi de Andromeda
lemh2001
letifern1998
Mía Brower Graham de Andrew
Mrs. Nurse
Musadelmar
judithtorres
stefanny93
yanicasti0206
Luna Andry
Xime05
CRISTAL-PERLA
Muchas gracias a cada una de ustedes, espero que estén aquí en la próxima aventura.
GeoMtzR
17/12/2023.
