Acomodó de manera tranquila el cabello de Izuku quien estaba cabeceando por el cepillado. La mujer río bajito ante la ternura que le daba el pequeño.

Al terminar, acurrucó al menor en sus brazos y comenzó a meserlo. Miró hacia la ventana dejando que su mente se perdiera en un mar de recuerdos.

Vaticano, Roma

Caminó apresuradamente por los pasillos del lugar en busca de la máxima autoridad religiosa. Al dar vuelta, dio justo con quien buscaba con ahínco.

-Su excelencia, lamento interrumpirlo pero ha ocurrido algo-comentó haciendo una breve reverencia

-Por lo que veo, debe ser bastante importante-terminó de firmar un documento dando un ademán de que se retirara-adelante

-La Abadía Wixtem está en funcionamiento-el papa le miró con el ceño fruncido y con extrañeza

-Es imposible, ese lugar fue destruido

-Según mis fuentes, esa Abadía ha estado activa desde hace 1000 años-el hombre quedó completamente en shock

-Sabía que ese lugar era maligno-se persinó con angustia-hay que destruirlo inmediatamente

-Disculpe mi ignorancia señor pero, ¿por qué ese lugar es peligroso?

-Porque esos blasfemos se atrevieron a alabar al rey del inframundo a la par de nuestro salvador-el otro hombre abrió los ojos en sorpresa-mancharon la imagen de nuestro mesías colocando también cosas profanas del señor de la oscuridad

-Por todos los cielos-el mensajero se persinó horrorizado-¿qué hará ahora señor?

-Mandar al padre Iida a exorcisar ese lugar para que el ejército de Austria lo destruya-le hizo una seña para que fueran a su despacho-mandaré esta carta al príncipe Inasa para que elimine a la abadeza y el padre pueda entrar a limpiar el lugar para luego ver ese profano sitio destruido por completo

-Si señor

Hungría, 856

La nueva abadeza estaba sonriente de que le hayan permitido manejar este lugar de manera independiente.

Las imágenes y estatuas de dios junto a más santos compartían espacio con las de lucifer y sus demonios menores se alzaban con grandeza en la iglesia.

Al principio la gente estaba escéptica y asustada por ello, pero gracias a la paciencia y entendimiento de la abadeza, comprendieron que ambos merecían el mismo respeto ya que equilibraban al mundo.

Nunca se hicieron rituales ni acciones que afectaran a nadie por lo cual el pueblo prosperó sin problema alguno. Todos estaban en armonía a excepción de una familia que vivía en situaciones precarias quienes curiosamente observaban a la Abadía como un lugar profano ya que se habían atrevido a dejar entrar al rey de los demonios.

-Esto no va a quedarse así, la iglesia debe saber que este pueblo es un montón de pecadores blasfemos-la mujer de la familia tomó sus cosas y junto con sus hijos y esposo salieron del pueblo para dar aviso a los altos mandos

Mientras eso ocurría, la abadeza acomodaba varias cosas en el área sur para abrirla al público y ampliar el espacio.

Sin darse cuenta, pisó mal y se fue de espaldas a punto de golpearse en el piso, sin embargo, eso no ocurrió ya que alguien logró atraparla en el aire.

-Gracias por ayudarme

-No hay problema su abadeza-la mencionada giró su cabeza y notó que quien la atrapó era nada más ni nada menos que el príncipe del imperio Austro-Húngaro

-Mil perdones su majestad-se bajó rápidamente de sus brazos e hizo una reverencia estando completamente avergonzada

-Descuide, era mi deber ayudarla-le sonríe con amabilidad provocando un sonrojo en la mujer

-Nuevamente agradezco su ayuda-hace une reverencia-disculpe mi atrevimiento pero, ¿a qué se debe su visita?

-Mi padre solicitó que viniera a checar cómo estaban las cosas en este pueblo y a lo que veo, están incluso mejor que en la capital-la mujer estaba sorprendida-y ya veo la razón

-Su alteza, nosotros no...-lo vio levantar su brazo para que no hablara de más

-No vine a juzgarla ni hacer una cacería de brujas-la miró fijamente-ustedes han sido el único lugar que ha entendido cómo deben ser las cosas y se ha preocupado por cada persona que vive en este lugar

-Si me permite, me gustaría quedarme un tiempo para hacer un informe detallado de la Abadía para llevar mis experiencias de este lugar-la abadeza sonrió agradecida-con ello podremos convercer a los otros reinos que lo que se requiere es equilibrio y respeto

-Sería un honor tenerlo aquí, príncipe Inasa-hizo nuevamente una reverencia


Pasando varios meses, la relación de príncipe y abadeza fue creciendo al punto en el que ambos estaban completamente enamorados uno del otro.

Ambos estaban en la oficina de la mujer la cual sin previo aviso, se lanzó a los brazos del príncipe besándolo con fervor siendo correspondido de igual forma.

En poco tiempo, la abadeza se encontraba montando con rudeza la enorme polla del príncipe soltando gemidos y jadeos de ambos. Un beso apasionado y ardiente fue suficiente para que ambos amantes se corrieran sin parar.

-Te amo Camie

-Te amo Inasa

Volvieron a besarse, pero esta vez con mayor calma y amor.


Las lágrimas cayeron de su rostro mientras su mirada permanecía perdida hacia la ventana.


Pasaron algunas semanas donde la abadeza caminaba con prisa en busca de su amado y al hacerlo lo encontró en el área sur colocando un último detalle para abrirla.

-Inasa...-llamó al mencionado el cual le miró fijamente-tendremos un bebé

-¿De verdad?-preguntó emocionado viéndola asentir frenéticamente-¡Seré papá!

La levantó con cuidado y alzó dando pequeñas vueltas sobre si mismo. La regresó al suelo para besarla pero la entrada de uno de los ayudantes de la Abadía los sacó de su burbuja.

-Su majestad, abadeza, el pueblo fue atacado por los reinos de Rumania, Serbia y Roma-les miró con preocupación-vienen directamente hacia acá

-Llama a mis hombres y a todo aquel que quiera defender la Abadía. Diles que se preparen-asintió y fue a realizar lo ordenado con prisa-Camie, pónganse a salvo

-Pero...-le calló con un beso-de acuerdo

-Volveré con ustedes, lo prometo-se abrazaron para luego irse por lugares opuestos

La abadeza llegó hasta el final de ala sur y entró a otra iglesia donde sobresalían ambas partes del bien y del mal. Se hincó frente a ellos y comenzó a orar por la seguridad de su familia, el pueblo y la Abadía.

-Könyörgöm végtelen hatalmadat, hogy segíts Inasa hercegnek és hűséges népednek, hogy segítsenek nekik- continuó rezando hasta que a sus espaldas, se escuchó una serie de pasos-Inasa...

Volteó a ver pensando que era su amado, sin embargo, era esa mujer que siempre estaba llena de odio hacia el pueblo y la Abadía.

-Al fin vas a pagar por tu blasfemia, bruja-la mujer se acercó a ella con un cuchillo

Inconscientemente llevó sus manos hacia su vientre provocando que la mujer riera y se abalanzara sobre ella.

-¡Basta! No hagas nada de lo que te puedas arrepentir-peleó para quitársela de encima

-¡Tus brujerías han hecho que mi familia cayera en desgracia!-el cuchillo en su mano iba directo al vientre de la abadeza

-Eso no es verdad. Las acciones de tu familia han hecho que sean miserables-logró patearla y alejarla lejos de ella para correr-solo mira al resto del pueblo. Viven felices sin dañar a nadie

Tomó una estatuilla para defenderse. La mujer, iracunda, volvió a ir contra ella. La abadeza golpeó la cabeza de la mujer la cual había logrado clavar el cuchillo en el vientre.

Con horror observó la enorme herida y se arrastró como pudo hacia el altar. La sangre manchaba el piso a su paso donde fluyó con mayor intensidad al ser retirado.

-Arra kérlek, adj nekem eszközöket, hogy fizessenek ezek a disznó fattyúk, és nemzedékeken át égethessem őket- terminó por desmayarse y caer inconsciente

Mientras eso ocurría, el príncipe, en su último aliento, observó con dolor cómo la Abadía era completamente consumida en el fuego.

-Egy másik életben újra látlak, és bosszút állok melletted- al dar sus últimas palabras, murió dejando este plano

Los ejércitos celebraban que ese lugar infernal llegó a su fin. Iban a continuar festejando su hazaña cuando escucharon un horrible rugido que venía de la Abadía.

Una espeluznante sombra se alzaba sobre esta observando a los soldados con sus horribles ojos rojos y los cubrió con una densa niebla.

Esta comenzó a asfixiarlos y a hacerlos sangrar hasta el punto de explotar.

La familia de la mujer quien observaba a lo lejos, notó que algo estaba tras de ellos y los arrastró dejándolos inconscientes.

Al despertar, el hombre miró con horror que estaba colgado y con la piel al rojo vivo a lo cual gritó de dolor. Intentó liberarse pero al hacerlo vio a la abadeza viva la cual ultrajaba con un enorme pene a uno de sus hijos mientras estrellaba su cabeza con violencia en la pared.

Al terminar de correrse, arrancó la cabeza del menor y la estrelló hasta quedar completamente embarrada

en la pared.

Vio con miedo como ahora tomaba a su hija y le metía el gran falo a la boca mientras le arrancaba los brazos.

Al terminar con ella, también la estrelló contra la pared y se acercó a él.

-El mundo será castigado gracias a ustedes-sonrió macabramente para luego consumirlo en completa oscuridad


-Falta poco, mi pequeño Izuku-sonrió de lado la abadeza observando el ala sur llena de siluetas de miles de niños sellados en el lugar

El menor estaba completamente dormido ajeno a lo que ocurría a su alrededor.


-Mi señor-un caballero llegó frente a él arrodillándose-ha llegado esta carta con el sello del papado

El mencionado tomó el sobre y sacó la carta. Con seriedad, observó al hombre.

-Manda llamar al príncipe

-Si, su majestad-hizo reverencia y rápidamente se fue a cumplir lo pedido

En poco tiempo, el príncipe arribó hacia su padre y se arrodilló.

-¿En qué puedo ayudarte, padre?-observó la leve sonrisa del hombre

-Ya es hora de que cumplas con tu destino-le entregó la carta la cual comenzó a leer con detalle

Al terminar de revisarla, sonrió de lado. Las cosas se estaban poniendo a su favor.