Karma se dirigía a la habitación de Gabriel en busca de ejecutar su próximo juicio.
Al llegar vio al hombre dormido en su gran cama, lo suficientemente grande como para dos personas, y avanzó hasta colocarse a su lado, observándolo detenidamente: su cabello rubio estaba despeinado, su boca semiabierta y sus ojos cerrados. Lo zarandeó hasta que este se despertó bruscamente, espantado, ya que lo primero que vio al despertar fueron los ojos azul acero del sentimonstruo mirándolo fijamente. Gabriel estaba a punto de gritar cuando sus ojos se abrieron de par en par al ver como el sentimonstruo le había puesto su mano encima de la boca para que no hablara.
Gabriel miraba con atención al ojigarzo, directamente a los ojos, cuando unas palabras golpearon su mente de manera abrupta:
«Conséquence... Expérience... Changement...»; fue lo que escuchó.
—Como consecuencia de tus actos: desistirás de tu Miraculous, vivirás las experiencias de los ciudadanos afectados y cambiarás tu estilo de vida para atenerte al juicio de la ley parisina —espetó fríamente mientras metía su mano debajo de la almohada de Gabriel, lugar donde tenía el Miraculous de la Mariposa.
Gabriel seguía en shock, su cabeza comenzaba a doler y se empezaba a marear. Dirigió su mirada a Karma, el cual ya se estaba yendo de la habitación.
—¿Q-quién eres tú? —preguntó Gabriel titubeando.
El ojigarzo se volteó para dirigirse hacia el diseñador. —Mi nombre es Karma y mi objetivo principal ha sido logrado: juzgar a los villanos más grandes de París —soltó con firmeza en su voz y salió de la habitación, dejando a un Gabriel Agreste mareado y confundido por lo que acababa de pasar.
Karma se dirigía a la salida, según él: ya no tenía nada que hacer ahí; cuando pasó por la habitación de Adrien, se asomó a la puerta y lo vio durmiendo plácidamente. Los ojos de Karma regresaron a su color original, un hermoso azur, indicándole que no había necesidad de juzgar al menor de los Agreste. En realidad, aquel muchacho era la "abnegación" hecha persona, cosa que asombró al sentimonstruo, ya que, no era de fácil entendimiento como una persona tan bondadosa descienda de alguien tan podrido hasta la médula.
Karma salió de la gran mansión y empezó a vagar por las calles, sin rumbo alguno. No había mucha gente debido a que era de madrugada y estaba sumamente oscuro, así que decidió pasar la noche junto a un local que se encontraba a unas calles de donde estaba.
[...]
Era un nuevo día en la ciudad del amor, París, cuando una joven franco-china se levantaba de su cama para ayudar a sus padres en la panadería.
—Marinette, baja a desayunar.
—Ya voy, mamá —decía Marinette, mientras terminaba de ponerle la contraseña a la caja de seguridad que había inventado para que los kwamis, en caso de que alguien entrara a su cuarto mientras no estaba, estuvieran a salvo junto con la caja de los Miraculous. Terminó con la caja y bajo al comedor—. Buenos días, mamá.
—Buenos días, chérie. Voy a ayudar a tu padre en la panadería; cuando termines de comer vienes, ¿está bien?
—Sí, mamá. —Marinette esperó a que su mamá saliera del departamento para alcanzarle un poco de su pan a Tikki. Una vez terminado el desayuno, se dirigió a la panadería—. Buenos días, papá.
—Bonjour, ma princessette. ¿Podrías sacar la bolsa de basura de la cocina para que se la lleve el reciclador? Está justo afuera —pidió Tom, señalando a un señor de estatura mediana y cabello castaño que portaba un chaleco con el símbolo del servicio comunitario—. Oh, y también llévale esto. —Le alcanzó una bolsa de papel, la cual contenía croissants recién horneados.
—Está bien, papá. —La peli-azabache sacó la bolsa de basura de la cocina y se dirigió hacia el señor que se encontraba a las afueras del local. Al llegar, le entregó su orden junto con la bolsa de basura, una en cada mano para no mezclarla con la comida.
Cuando se volteó para regresar al establecimiento, dirigió su vista a un muchacho de tez blanca y cabello negro que estaba sentado en el piso, recostado en una de las paredes del local con los ojos cerrados.
—Hola —lo saludó con una amable sonrisa.
El muchacho abrió sus ojos con lentitud y posó su vista en la ojizarca; asintió con la cabeza y se le quedó mirando fijamente sin emitir ninguna palabra.
—¿Qué estás haciendo ahí? —inquirió intrigada. Al no obtener respuesta se puso de cuclillas frente a él—. ¿Tienes hambre? —preguntó con una sonrisa radiante, se puso de pie y le ofreció su mano para levantarse. El muchacho la vio a los ojos y aceptó su mano—. Me llamo Marinette, mucho gusto —dijo con amabilidad para después dirigirlo hacia dentro del establecimiento.
—Hola, hija, ¿quién es tu amigo? —interrogó Sabine al ver al muchacho entrar al establecimiento junto con ella.
—Estaba afuera de la panadería, mamá, la verdad aún no me dice su nombre —respondió ella volteando a ver a su acompañante, este estaba inhalando el aroma del pan recién salido del horno. Sabine se acercó al muchacho y posó su mano sobre su hombro.
—¿Cómo te llamas, chéri? —preguntó con dulzura. Él la miró fijamente para después dirigir su vista al suelo y negar con la cabeza. La mujer miró a su hija con preocupación y le hizo una seña para que lo guiara hacia su departamento.
Sabine empezó a atender a los clientes mientras seguía pensando en el muchacho, que ahora se encontraba en su departamento mirando televisión con su hija, que al parecer no quería, o podía, decir su nombre, y de paso, su hija lo encontró a las afueras del local sentado en el suelo. Lo que más le preocupaba era que nadie había ido a la panadería a preguntar por él, y ya era tarde para que un chico como él esté fuera de su casa a esas horas. Terminó de cerrar el local, cabe aclarar que ya era de noche, y se acercó a su esposo, que se encontraba limpiando el piso de la panadería.
—Tom..., ¿recuerdas que le diste a Marinette el encargo del reciclador, el de la mañana? —preguntó Sabine a su marido con un tono de voz pacífico.
—Claro que sí. ¿Por qué? —respondió Tom, dejando la escoba a un lado para prestarle atención a su esposa.
—Lo que pasa es que cuando Marinette estaba regresando del encargo se encontró a un chico afuera de la panadería; me preocupa porque ya es de noche y nadie vino a preguntar por él. Le preguntamos su nombre, pero no nos lo ha dicho aún —expresó con preocupación.
—Ya veo... ¿Él sigue arriba? —Ella asintió con la cabeza—. Entonces vamos a hablar con él. —Colocó sus manos sobre los hombros de la asiática.
Subieron al tercer piso y encontraron a su hija viendo televisión en la sala, el ojigarzo se encontraba a su lado con su mirada fija en las noticias. Tom se acercó tomando el control remoto y apagó la televisión. Ambos chicos los observaron y Sabine se sentó en uno de los sillones para empezar a hablar.
—¿Cuál es tu nombre, cariño? —preguntó la mujer con amabilidad.
Karma miró a la adulta a los ojos; ella solo quería saber el porqué parecía que él se encontraba en la calle y hasta ahora no se había ido a su hogar.
Si tan solo supiera.
—Mi nombre es Kar... Kar... Karam. —dijo él, pensando en que sería extraño que alguien se llamara "Karma", así que improvisó con el nombre.
—¿Karam? —preguntó Tom, extrañado por el nombre tan peculiar, recibiendo un pequeño codazo de parte su esposa, indicándole que no hiciera un comentario inapropiado—... Es... un lindo nombre... muy, muy singular —miró de reojo a su esposa para saber si había metido la pata por el comentario. Ella negó con la cabeza y se dirigió al muchacho.
—Karam, ya es muy tarde, ¿no deberías ir a tu casa? Tu familia debe de estar muy preocupada por ti —dijo Sabine con preocupación. Karma negó con la cabeza—. ¿Te escapaste de casa? —Karma volvió a negar con la cabeza.
—¿Entonces...? —preguntó Tom confundido.
Karma miró a los adultos a los ojos. —No tengo familia —contestó de forma sincera.
Aquella afirmación desconcertó tanto a la adolescente como a sus padres, los cuales se miraban entre sí pensando en lo que iban a decir a continuación; Marinette fue la primera en hablar.
—¿No tienes algún tío, hermano, primo...? —preguntó la ojizarca posando su mano en el hombro del pelinegro, este negó con la cabeza de nueva cuenta. Marinette apretó los labios, pensativa, y dirigió su mirada a sus padres.
—Hay una habitación para visitas en el segundo piso —sugirió Tom, después de pensarlo un rato; miró a su esposa esperando una respuesta. Sabine lo meditó un momento.
—Puedes quedarte aquí si quieres —sentenció ella con una sonrisa que reflejaba amabilidad.
—Muchas gracias —dijo Karma, agachando la cabeza en señal de gratitud.
Sabine preparó la cena, mientras que Marinette y Tom jugaban Ultimate Mecha Strike III bajo la atenta mirada de Karma. Marinette le ofreció jugar, pero él se negó, alegando que no conocía el juego y que, por lo tanto, no era bueno en el mismo, cosa que los sorprendió, ya que el juego era muy popular, pero lo dejaron pasar.
Karma observaba detenidamente el panorama actual: aquellas personas que lo acogían benévolamente eran totalmente sinceras; dudaba si juzgarlos o no, aunque de todas maneras, si los llegara a juzgar, su karma sería en beneficio de sus buenas acciones. Al final decidió no hacerlo, ya que no quería que ellos se preocuparan, y se limitó a seguirles la corriente hasta que encuentre el momento indicado. Siendo sincero, él no se quería quedar con ellos mucho tiempo, no quería que se encariñaran mucho con él, puesto que era consciente de que en algún momento ya no sería de utilidad y, por ende, debería dejar de existir.
Después de la cena, Marinette subió a su habitación a "dormir" y Karma ayudó a Sabine a lavar los platos. Al terminar, se dirigieron al segundo piso y Sabine le indicó dónde quedaba la habitación. La asiática se detuvo en frente de una puerta azul francia y se giró hacia el muchacho.
—Esta será tu habitación —dijo con una amable sonrisa mientras el chico entraba a la habitación: aquella era azul bebé con toques de lavanda azul, la cama era blanco nieve y había una ventana con cortinas celestes—. Mi esposo y yo estaremos en la habitación de aquí al frente por si necesitas algo, cariño —agregó Sabine, mirando enternecida como el pelinegro se mostraba encantado con la suavidad de la cama, hasta el punto de que sus ojos emanaban un brilo de alegría único.
—Muchas gracias, señora Cheng —dijo sinceramente.
—Dime Sabine —expresó con cariño, a lo que él asintió como respuesta. Cuando estaba por salir de la habitación, paró en seco y se volteó hacia el muchacho—. Disculpa, chéri, ¿cómo sabías mi nom de famille? —inquirió con curiosidad. Karma podía sentir cómo se palidecía ante aquella pregunta.
—Me lo dijo su hija —dijo, tratando de no verse nervioso, a pesar de que su expresión no cambió mucho—. Cuando hablamos en la tarde me dijo su nom y deduje que ese era su apellido —dijo, aliviado internamente de que el recuerdo de la plática de la franco-china se asomara por su mente en ese momento, salvándolo de tener que inventarse algo para que no se delatara por su imprudencia. Sabine, por su parte, soltó una risa divertida al imaginarse esa escena, muy propia de su hija.
—Me lo imagino. Descansa, Karam —dijo con cariño al ojigarzo.
—Buenas noches, señora Sabine —dijo con una sonrisa que emanaba sinceridad.
Sabine se dirigió a su habitación y se acostó junto a su esposo a dormir, pensando en lo que el pelinegro tuvo que pasar para que pareciera que no había visto una cama en mucho tiempo; podía jurar que sus ojos cambiaron de color, pero eso era imposible.
Ni se imagina.
Karma, por otro lado, cerró la cortina de su habitación y se colocó el miraculous del pavo real.
—¿Quién eres? ¿Dónde está la señorita Nathalie? —dijo Duusu, melodramático.
—Duusu, transforme-moi.
[...]
Marinette despertó luego de dormir aproximadamente ocho horas, después de una noche de patrullaje, y bajó a desayunar. Su papá estaba en la panadería, así que solo estaban ella y su mamá desayunando.
—Mamá, ¿dónde está Karam? —preguntó Marinette, al percatarse de la ausencia del muchacho.
—Está ayudando a tu padre en la panadería —respondió Sabine con una sonrisa—. Dijo que era lo menos que podía hacer como compensación por su estadía aquí.
—Ya veo —dijo, y justo en ese momento su celular empezó a sonar. Miró a su mamá, preguntándole con la mirada si podía atender; Sabine asintió y ella procedió a contestar bajo la atenta mirada de su madre—. Hola... ¿Ya estás afuera?... Está bien. Bajo en un momento... Adiós —colgó y se dirigió a su mamá—. Era Luka, está afuera de la panadería con su bicicleta —dijo y se apresuró a terminar de comer.
—Es bueno ver que, aun después de todo, siguen siendo amigos —dijo a su hija, la cual asintió con la boca llena, ella terminó de comer y le dio un beso en la mejilla antes de salir del departamento.
Marinette llegó a la puerta de la casa y se encontró a Luka en su bicicleta, cargando su guitarra en la espalda.
—Lamento la demora —dijo apenada.
—No te preocupes. Por cierto, tienes... —Le señaló la comisura de sus labios para indicarle que tenía una migaja ahí—. Alguien sí que tenía hambre —dijo y ella sonrió con vergüenza—. ¿Nos vamos?
—Sí. —Se subió a la bicicleta y partieron rumbo al centro comercial.
Después de los acontecimientos ocurridos en New York, Marinette se sinceró con Luka y decidió que lo mejor era ser solo amigos, ya que no quería estar con él sin que el sentimiento sea recíproco. Luka lo entendió y, aunque en el fondo le doliera, acordaron seguir como amigos.
Esa tarde la pasarían en el centro comercial; Luka quería la opinión de Marinette sobre una nueva funda para su guitarra, puesto que ella era la que tenía mejores ideas para los diseños, por obvias razones. Pasaban por unas tiendas de ropa cuando Luka alcanzó a ver a alguien conocido en una de ellas.
—Marinette. —La nombrada volteó a verlo con curiosidad.— ¿Ese no es Adrien?
Marinette giró rápidamente su cabeza para ver a dónde Luka había visto a Adrien. Estaba en una tienda de ropa femenina y cargaba un par de bolsas de ropa. Al cabo de unos segundos, se pudo ver a una chica peliblanca saliendo del lugar junto a él, modelando un vestido informal tipo camiseta, sencillo y holgado color malva; Adrien le levantaba el pulgar, en señal de aprobación, y a la chica se le veía emocionada. La peliblanca abrazó a Adrien para después caminar rumbo hacia otras tiendas.
Luka, quien había visto todo, volteó a ver a Marinette, la cual estaba con un semblante decaído y no apartaba su vista de Adrien y su acompañante, y posó su mano en su hombro.
—¿Todo bien? —preguntó y ella suspiró.
—Sí, todo está bien —respondió, sacudió su cabeza para después mirar a Luka a los ojos—. ¿Seguimos buscando? —Intentó dar su mejor sonrisa para después girarse y empezar a caminar en dirección opuesta a dónde se había ido su amor platónico, junto a esa chica que lo acompañaba.
Llegaron a una tienda de instrumentos musicales y Marinette ayudó a Luka a elegir una funda que le cayera como anillo al dedo: Era negro carbón con azul bondi y tenía estampado el logo de Jagged Stone.
Al terminar de comprar, se subieron a la bicicleta y se dirigieron a la panadería. Luka estacionó la bicicleta junto a la entrada de la panadería. Al bajar de la bicicleta, se quedó mirando cómo un joven pelinegro estaba parado junto a la señora Cheng en el mostrador.
—¿Quién es él? —inquirió, girándose hacia Marinette, que estaba quitándose el casco y dejándolo en la canasta de la bicicleta.
—Se llama Karam, digamos que se quedará con nosotros por un tiempo. —Miró enternecida cómo el ojigarzo atendía tímidamente a una pareja—. Es muy amigable. Vamos, entremos. —Tomó a Luka del brazo y entraron a la panadería, a la vez que la pareja se retiraba del local.
Karam sonrió al ver a Marinette, sin embargo, se tensó un poco cuando vio a Luka.
—Bonsoir —dijo "Karam", intentando no mostrarse extraño frente al que era un amigo de la familia que lo acogió amablemente en su hogar.
—Salut ! Me llamo Luka—saludó con una sonrisa tranquila.
—Karam. —Extendió su mano hacia el guitarrista.
Al tomar su mano, Luka sintió un poco de tensión, por lo que miró al chico directo a los ojos con una apacible sonrisa que le brindó la tranquilidad que necesitaba para no sentirse nervioso.
—Fue un gusto conocerte, Karam. —Luka se giró hacia Marinette, que miraba en silencio la interacción de los dos—. Gracias por lo de hoy, Marinette.
—No fue nada, para eso están los amigos —dijo, abrazando a Luka, despidiéndose.
Luka salió de la panadería y volteó a ver a Karam por última vez; irradiaba una melodía serena, pero, al mirarlo a los ojos, pudo sentir que las cuerdas de los instrumentos se tensaban y temblaban en su interior. El chico guardaba un secreto y temía ser descubierto por el guitarrista; pero, a su vez, tenía pensado revelárselo a alguien más.
Sin más, Luka partió en su bicicleta, pensando en el misterioso acogido de la familia Dupain-Cheng.
[...]
Marinette llegaba tarde.
Pudo jurar que su alarma no sonó en lo absoluto; sin embargo, al revisar su teléfono, vio que su alarma no se había apagado. Se había quedado dormida y faltaba un minuto para que la profesora ponga "falta" en su registro.
Marinette subió las escaleras como si su vida dependiera de ello. Al llegar a la puerta del salón, pudo ver de reojo un destello blanco justo antes de tropezarse con su propia sombra y caer de cara contra el piso del aula.
—¿Marinette? —pregunta Caline con una sonrisa divertida al ver a su alumna en el suelo.
Marinette se pone de pie como un resorte y responde:— ¡Presente! —Sacándoles unas cuantas risas a sus compañeros.
—Como solo llegaste tres minutos tarde, lo dejaré pasar —sonrió en señal de complicidad.
—Gracias, señorita Bustier —respondió, sonriendo avergonzada mientras se dirigía a su sitio.
—Por poco —dijo Alya, sonriendo con picardía y dándole un pequeño codazo a su mejor amiga.
Marinette solo procedió a negar con la cabeza mientras cerraba los ojos y sonreía con resignación.
—Muy bien, alumnos, ahora que estamos todos, quisiera tener su atención, por favor —dijo la maestra, mientras daba un par de aplausos—. A partir de hoy, tendremos a una nueva alumna con nosotros.
Los murmullos no se hicieron esperar por parte de los estudiantes.
—¿Quién será? —susurró Alya a la peli-azabache.
—No lo sé —respondió, levantando los hombros.
—¿Quién crees que sea, mec? —preguntó Nino al pelirrubio.
—Ya lo verás —dijo Adrien con una sonrisa, intrigando a su mejor amigo.
—Silencio, alumnos, por favor —dijo mientras aplaudía de nueva cuenta; los alumnos guardaron silencio—. Gracias. Puedes pasar. —Los alumnos se quedaron mudos al ver pasar por la puerta a la que sería su nueva compañera.
Era una chica de tez clara, ojos amarillos nápoles claro; cabello blanco, recogido en dos grandes trenzas a la altura de la cintura. Llevaba un suéter tejido girante de hombros descubiertos amarillo crayola, unos pantalones azul bebé, botas largas con agujetas color chamoisee y un arete en forma de cruz en su oreja derecha.
Marinette estaba impactada: ¡Era la misma chica que estaba con Adrien ayer en el centro comercial!
—Anda, chérie, no seas tímida, preséntate —dijo la señorita Bustier.
—Mi nombre es Louisette, Louisette Sancœur. Pero pueden decirme Lou —dijo, mirando a Adrien y guiñándole el ojo. Él solo sonrió en respuesta.
—Muy bien, alumnos. En vista de que a partir de hoy nos acompañará una nueva alumna, haremos un pequeño cambio. —La pelirroja miró a Mylène—... Mylène, desde ahora te sentarás con Ivan. —Los mencionados voltearon a verse mutuamente con una sonrisa—; Louisette, te sentarás junto a Alix...
—Disculpe, señorita Bustier —interrumpió Adrien, levantando la mano—, ¿puedo sentarme con Lou? —Nino lo miró, sintiéndose traicionado y, sobre todo, confundido—. Es que, como es su primer día, quiero ayudarla si es que no entiende algo de la clase.
—Por supuesto, Adrien. Entonces... —Caline lo meditó por un momento—. Nathaniel, tú te sentarás con Nino al frente; Alix, te sentarás con Lila; y Adrien, tú te sentarás detrás de Chloé y Sabrina, junto a Louisette.
Todos los nombrados se dirigieron a sus nuevos asientos. Adrien se fue a sentar junto a la peliblanca bajo la atenta mirada de sus amigos; la mayoría pensó que era muy amable de su parte, a excepción de Nino, que estaba confundido; Alya, que lo observaba con suma curiosidad; y Marinette, que estaba intentando recordar dónde escuchó el apellido de esa chica anteriormente.
—Oye —susurró la morena a la ojizarca—, ¿estás bien?
—Alya, ya he visto a esa chica antes —respondió en el mismo tono.
—¿Qué? ¿Dónde?
—Ayer. —La ojimorena solo atinó a ladear su cabeza, confundida—. Estaba con Luka en el centro comercial, lo ayudaba a elegir una nueva funda para su guitarra, y, cuando pasamos por una tienda de ropa, vimos a Adrien junto a esa chica saliendo de una de las tiendas —dijo en voz baja, mirando hacia donde estaban su amor platónico y esa chica misteriosa—. Además, podría jurar que escuché su apellido en otro lado.
—Vaya... —Alya estaba sorprendida—. Esto sí que es extraño —dirigió su vista hacia su maestra, estaba de espaldas mientras escribía en la pizarra; y a Nathaniel, que estaba concentrado en su dibujo; para después tocar el hombro de Nino con su dedo, llamando su atención.— ¿Tú sabías algo de esto? —preguntó susurrando.
—No. Pero, al parecer, la conoce, ya que me pareció verla en la limosi-
—¡Ya recuerdo! —exclamó Marinette, interrumpiendo a Nino y llamando la atención de todos los demás, tanto de sus compañeros como de su profesora.
—Marinette, ¿te gustaría compartir esa información con el resto de la clase? —preguntó Caline, sonriendo.
—No, señorita Bustier —respondió, apenada. La profesora siguió escribiendo en la pizarra—. Ya recuerdo dónde escuché su apellido —susurró a la pelirroja, que estaba intentando esconder su risa por lo anterior y trataba de recobrar la compostura—. Alya... —dijo, inflando ligeramente las mejillas a modo de enfado; Alya respiró profundo y la miro curiosa, esperando a que prosiga—. «Sancœur» es el apellido de la asistente del padre de Adrien —dijo en voz baja.
—¿Crees que sean parientes?
—Pues debe ser un pariente lejano; dudo que una mujer tan fría pueda llegar a sentir algo, menos tener hijos. —La ocurrencia de Nino les sacó una pequeña risa disimulada.
—Muy bien, chicos —dijo la profesora a sus alumnos, una vez acabó de escribir el tema en la pizarra—. Vayan al capítulo siete del libro.
Todos los alumnos empezaron a prestar atención, mientras que, desde el fondo del salón, una mirada sañosa observaba fijamente a la franco-china de la clase: Marinette Dupain-Cheng.
[...]
Llegó la hora del descanso.
Todos los alumnos se encontraban en el patio del colegio. Algunos alumnos se acercaron a Louisette, ya que tenían curiosidad y querían saber más de ella. Mientras que, en el baño de chicas, faltaban unos minutos para que ocurriera una desgracia.
Marinette estaba lavándose las manos cuando, de pronto, Lila entró al baño, asegurándose de que no haya nadie más; y, en efecto, estaban solas.
—Hola, Marinette —saludó la de cabellos castaños, fingiendo un tono de voz dulce.
—¿Qué quieres, Lila? —respondió de forma seca.
—¿Por qué me hablas así? No es mi culpa que una chica linda se siente junto a Adrien; no tienes por qué desquitarte conmigo. —Su voz cambió drásticamente a un tono lastimero.
—Estamos solas, Lila, no tienes por qué seguir fingiendo.
Entonces, Lila cambió bruscamente su semblante a uno descarado y lleno de avilantez.
—Tienes razón, no tengo por qué mentirte —sonrió con altanería—. Sabes, he decidido hacerte una propuesta —espetó, sonriendo de forma maquiavélica.
—¿Ah, sí? ¿Cuál? —preguntó desinteresadamente mientras ponía la mirada en blanco.
—Olvidarás todo el asunto de las supuestas "mentiras" —recalcó las últimas palabras—... y, a cambio, no te arruinaré lo que te queda de reputación.
—¿Me estás amenazando? —inquirió sarcásticamente.
—No. Solo te propongo un trato.
—Pues no, gracias. Jamás me dejaría vencer por personas como tú; primero me tendría que convertir en alguien igual a ti —aseguró con la frente en alto.
—Pues bien; si así lo quieres. Yo te lo advertí.
[...]
Los estudiantes pasaban tranquilamente cuando escucharon gritos provenientes del baño de chicas.
Al abrir la puerta se encontraron con un escenario horroroso: El espejo del lavamanos estaba completamente roto, Lila se cubría su brazo mientras lloraba y gritaba y había vidrios en el suelo.
—¡Ayuda! ¡Marinette me estrelló contra el espejo!
Los estudiantes empezaron a llamar a los profesores, mientras que otros se dedicaron a atacar verbalmente a Marinette.
—¡¿Qué es lo que te pasa?!
—¡¿Estás loca?!
—¡Mira lo que has hecho!
—¡¿Cómo se te ocurre hacer algo como esto?!
Marinette, asustada, se metió en uno de los cubículos del baño y se sentó en la fría tapa del inodoro. Estaba pálida, empezaba a sudar; sabía que no debía subestimar a Lila, pero ya era tarde, muy tarde.
Los alumnos, que se encontraban fuera del baño y veían todo desde el patio, empezaron a pasar la voz sobre cómo una alumna había agredido horriblemente a otra. Estaban tan distraídos en el tema, que nadie notó que una estudiante se escabullía entre los pasillos y entraba a un salón vacío.
La chica observó detenidamente el aula para comprobar que no haya nadie. Al ver que se encontraba sola, se recostó sobre la pared cerrando los ojos. Llevó su mano derecha a su arete y una máscara de color azul apareció sobre su rostro. Sus ojos titilaron y se tornaron ámbar.
—Karma, tenemos problemas.
[...]
• Traductor:
- Conséquence: Consecuencia
- Expérience: Experiencia/Vivencia
- Changement: Cambio
- Chérie: Cariño, cielo (sustantivo)(femenino)
- Bonjour, ma princessette: Buenos días, mi princesita.
- Chéri: Cariño, querido (sustantivo)(masculino)
- Nom de famille: Nombre de familia (apellido)
- Nom: Nombre (nombre completo)
- Duusu, transforme-moi: Duusu, transfórmame.
- Bonsoir: Buenas tardes/Buenas noches.
- Salut: Hola (saludo informal)
- Mec: Tío, hombre, amigo, viejo, colega, chico, tipo (sustantivo)
• Diccionario:
- Ojigarzo/Ojigarza: Que tiene ojos azules.
- Abnegación: Renuncia voluntaria a los propios deseos, afectos o intereses en beneficio de otras personas.
- Ojizarco/Ojizarca: Que tiene ojos azules.
- Espetar: Decir a alguien una cosa que causa sorpresa o fastidio, en especial si se dice con brusquedad.
- Ojimoreno/Ojimorena: Que tiene ojos pardos.
- Sañoso/Sañosa: [persona] Que actúa con saña o que es muy propenso a ella.
[Saña: 1. Violencia y crueldad provocada por un enfado muy grande con la que se trata a una persona o cosa. 2. Insistencia cruel en un daño provocada por un sentimiento de odio.]
- Avilantez: Dicho o hecho de la persona insolente o atrevida.
- Altanería: Sentimiento de superioridad frente a los demás que provoca un trato distante o despreciativo hacia ellos.
- Maquiavélico/Maquiavélica: [persona] Que actúa con astucia y perfidia para conseguir sus propósitos.
- Titilar: Temblar ligera e involuntariamente [algo, en especial una parte del cuerpo].
- Tornar: 1. Cambiar la naturaleza, el estado o el carácter de una persona o una cosa.
• Código HTML (RGB) de los colores utilizados en este capítulo:
- Azul Acero: #4682B4
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- Azul Francia: #318CE7
- Azul bebé: #89CFF0
- Lavanda azul: #CCCCFF
- Blanco nieve: #FFFAFA
- Malva: #E0B0FF
- Negro carbón: #36454F
- Azul bondi: #0095B6
- Amarillo nápoles claro: #FFF6AD
- Amarillo crayola: #FCE883
- Chamoisee: #A0785A
- Ámbar: #FFBF00
Datos/Nombres de los personajes:
• Karam: (Anagrama de Karma)
- Nombre masculino, cuyo significado proviene del árabe "kareem" (generoso).
• Louisette
- Nombre femenino.
- Es el equivalente femenino francés del nombre del alto alemán antiguo "Ludwig" (su equivalente español es "Luisa")
- Variante y diminuto largo de Louise, cuyo significado es "guerrera famosa", "ilustre en el combate" o "ilustre en la batalla".
Referencias (en su mayoría visuales o de ropa) usadas para este capítulo:
- https: / www. minds .com/ newsfeed/ 1476685944982605840? referrer=la_loi_du_karma
¡Aquí Belle! Espero que hayan disfrutado de este primer capítulo. La primera parte de la trilogia contará con, más o menos, unos 30 capítulos (Si no me emociono y se me ocurre alargar el libro x,d). Por lo que nos queda mucho camino por recorrer :D
Para más información o interacción, pueden seguirme en Twitter, ahí siempre aviso cuando subo una nueva historia, me hice una cuenta solo para mis fics, separada de la que uso más a menudo, solo para avisarles cuando saque nuevo contenido
Es esta: (@BellePrixEcrit)
Sin nada más que decir, pueden dejar sus comentarios, ¡los leeré con mucho gusto! :3
Cuídense~
Chapitre suivant: "Je suis la Loi"
¿Quién es la misteriosa chica que acompaña a Adrien?
¿Por qué puede comunicarse con Karma?
...
¿Y si te dijera que el plan de Karma involucra a alguien más...?
