—Duusu, transforme-moi. —Una luz azulada cubrió el cuerpo de Karma, transformándolo por completo. Cuando la luz se disipó se pudo ver su nueva apariencia.
Llevaba un unitardo azul real manga larga con cuello alto, que le cubría hasta los pies; un abrigo azul imperial largo abierto que le llegaba hasta el tobillo, la parte inferior del manto tenía puntas redondeadas con manchas de color azul oscuro y rosa pálido, que se asemejaban a las plumas de la cola del pavo real; las puntas redondeadas estaban bordeadas con un material azul claro translúcido; el interior del abrigo era azul imperial oscuro. Tenía una bufanda que hacía juego con su abrigo, dónde ponía su abanico, que también hacía juego con el abrigo y la bufanda. Llevaba un sombrero de cóctel de plumas de pavo real, que era azul y en forma de lágrima, con una marca de color rosa claro en el centro; se encontraba arriba de su ojo derecho. Su pelo estaba teñido de oxford azul; su piel era índigo claro; y sus ojos tenían iris rosados y esclerótica rosa que se mezclan con el índigo negro, junto con un delineado negro alrededor de sus ojos.
Salió por la ventana y empezó a saltar sobre los techos de las casas y edificios de la ciudad hasta llegar a Le Grand Palais. Una vez aterrizó en el techo de cristal, y de situarse en un punto ciego para asegurarse de que no lo vean, dirigió su mano a su nuca para agarrar el abanico, que estaba amarrado a su bufanda, y procedió a sacar una pluma de este; cerró su mano para llenar la pluma de energía, se quitó los aretes e insertó el amok.
Frente a él, empezó a crearse una silueta negra envuelta en masa morada oscura que, poco a poco, empezó a tomar una forma humanoide. Al cabo de unos segundos, se terminó de formar el aliado que lo acompañaría de ahora en adelante.
—Loi, Yo soy Karma. Tu tarea es ayudarme a vigilar a Mayura y a Papillombre. Mientras tanto, mantendrás a salvo a su único hijo, acompañándolo y brindándole apoyo cuando sea necesario.
»Debes mantener esta misión en secreto para no involucrar a nadie más en esto; cuando todo termine, ya no requeriré de tus servicios. ¿Puedo contar contigo?
Los ojos de Loi titilaron y se volvieron ámbar.
—Sí, Karma.
[———]
Era un día hermoso en la capital de Francia, lleno de vida y alegría.
Las vacaciones habían terminado, todos los estudiantes habían vuelto a clases. En una de las aulas de Le Collège Françoise Dupont, unos ojos amartelados miraban fijamente a una pelirrubia; su belleza era abismal, aquellos ojos verdes podían hacer que divagara durante horas, podía oler su perfume a lo lejos, y sus labios... sus labios... sus labios...
El sonido de la campana lo sacó de su trance; cuando iba a guardar sus cosas, uno de sus compañeros le dio una nota.
—Para los que tienen Sport, el señor D'Argencourt los espera abajo para ir al estadio. Los demás pueden ir a la biblioteca —dijo su maestra. Entretanto, él leía lo que había en la nota:
«¡Ni siquiera puedes decirle a Emilie que estás enamorado de ella! ¡Cobarde!»
—¡Kim! —exclamó furibundo, estaba a punto de golpear al nombrado, que lo miraba de forma burlona.
—Gabriel, ¿qué ocurre? —preguntó su maestra, extrañada.
—¡Es Kim! Voy a hacer que coma este...
—¡Gabriel, cálmate! ¡Ve a la oficina del director!
Gabriel gruñe furiosamente mientras arruga el papel de Kim, luego agarra su mochila y baja las escaleras.
El señor D'Argencourt invita a los estudiantes que tienen deportes a seguirlo. Gabriel llega a la oficina del director y entra sin avisar.
—Vaya, joven. ¿No le enseñaron a tocar antes de entrar? Allez ! Hop, hop, hop ! ¡Vamos a hacerlo otra vez! —Gabriel gruñe y cierra la puerta.— ¡Adelante! ¡Toque la puerta! —Gabriel pone la mirada en blanco y acerca la mano a la manija.
En ese mismo momento, todo a su alrededor se tornó oscuro, volteó a ver a todos lados y no encontró nada. Al cabo de unos minutos, pudo ver a una pequeña mariposa morada volando hacia él.
—Gabriel —susurraba la mariposa.
—Podemos ayudarte —dijo otra mariposa.
—Solo tienes que aceptar nuestro poder y podrás vengarte de ese chico —susurró una tercera mariposa, poco a poco aparecían más y más de ellas.
—Y-yo no quiero vengarme —dijo, asustado y confundido— ¿Dónde estoy? —Por más que miraba a su alrededor, solo podía ver a esas mariposas, y cada vez había más.
—No seas tonto —susurraba con un tono juguetón.
—¿Acaso eres un cobarde, Gabriel? —le dijo con voz firme.
—¿Qué pensaría Emilie si te viera de esta manera? —espetó con burla.
Gabriel empezó a agitarse.
—Cállense... —Gabriel tenía la mirada fija en el suelo, empezaba a hiperventilarse.
—Vamos, Gabriel...
—Con nuestra ayuda...
—Te convertirás en Cœur de Pierre.
—Acepta...
—Cœur de Pierre...
—Cœur de Pierre...
—Cœur de Pierre...
Las decenas de mariposas empezaron a revolotear a su alrededor.
« Cœur de Pierre... »
« Cœur de Pierre... »
« Cœur de Pierre... »
« Cœur de Pierre... »
—Basta...
« Cœur de Pierre... »
« Cœur de Pierre... »
« Cœur de Pierre... »
« Cœur de Pierre... »
« Cœur de Pierre... »
« Cœur de Pierre... »
« Cœur de Pierre... »
« Cœur de Pierre... »
—Basta.
« Cœur de Pierre... »
« Cœur de Pierre... »
« Cœur de Pierre... »
« Cœur de Pierre... »
« Cœur de Pierre... »
« Cœur de Pierre... »
« Cœur de Pierre... »
« Cœur de Pierre... »
« Cœur de Pierre... »
« Cœur de Pierre...»
« Cœur de Pierre... »
« Cœur de Pierre... »
« Cœur de Pierre... »
« Cœur de Pierre... »
« Cœur de Pierre... »
« Cœur de Pierre... »
—¡Basta! —gritó con todas sus fuerzas.
—¡Gabriel! —El nombrado levantó la mirada al reconocer esa voz.
Una mariposa azulada estaba revoloteando cerca de él.
—¿Nathalie...?
La mariposa se iba alejando, perdiéndose entre las mariposas violáceas.
—¡Nathalie, espera! —Estiraba su mano para alcanzarla, pero cada vez era más difícil.
—¡Gabriel!
—¡Nathalie!
—¡Gabriel!
—¡Nathalie!
—¡Gabriel, despierta!
[...]
Gabriel despertó, agitado y con gotas de sudor en su frente.
Cuando su vista término de ajustarse a la luz de la habitación, pudo ver a Nathalie sentada en su cama, a su lado.
—¿Estás bien, Gabriel? —preguntó preocupada—. Estabas teniendo una pesadilla.
—Pesadilla... —susurró, muy confundido. No parecía ser una simple pesadilla, se sintió real, de algún modo.
¿Qué rayos había sido eso?
—Nathalie, ¿por qué estás aquí? —interrogó al terminar de procesar lo que ocurrió—. Deberías estar en tu cuarto; tienes que descansar.
—Alguien vino a verlo, señor —respondió con seriedad.
—Ese no es tu trabajo ahora, Nathalie; para eso está la servidumbre. —Llevó una de sus manos al puente de su nariz—. Diles que no voy a ver a nadie hoy, y menos, si no tiene cita previa.
—Gabriel. —El pelirrubio volteó a verla y notó algo extraño en su mirada, estaba inquieta—... Es importante.
Gabriel Agreste no está preparado para lo que ocurrirá de ahora en adelante.
[...]
Gabriel bajaba las escaleras del vestíbulo de la mansión.
Nathalie estaba junto a él; tenía un dispositivo de asistencia para caminar, cortesía de los Tsurugi. Estaba inquieta, se le notaba. El pelirrubio también estaba incómodo; sentía que su malestar se intensificaba con cada escalón.
Llegaron a la puerta del atelier. El ojizarco miró a Nathalie; ella asintió con la cabeza. Respiró profundamente y abrió la puerta.
Frente a la gran ventana, se encontraba una chica a la cual Gabriel Agreste nunca sería capaz de olvidar de ahora en adelante. Volteó al escuchar que se abrió la puerta; tenía su mirada fija en el diseñador.
La chica sonreía ampliamente.
—Al fin nos conocemos, Papillombre.
[...]
El sonido de la alarma daba inicio a un nuevo día en la vida de Adrien Agreste.
El pelirrubio sonreía enternecido al ver a su kwami dormido, abrazando al Plagg hecho de calcetín. Se levantó de su cama y fue a darse una ducha para despejarse.
Al salir del baño, pudo ver la televisión encendida, y a Plagg dando saltitos en los botones del control remoto para cambiar de canal.
—¿Necesitas ayuda? —preguntó con un tono divertido mientras agarraba el control.
—Para tu información, soy perfectamente capaz de hacerlo yo mismo —dijo orgulloso. Adrien solo se limitó a soltar un suspiro, resignándose.
Se oyó que alguien tocaba la puerta, por lo que el kwami fue a esconderse.
Adrien volteó hacia la puerta y vio entrar a una señorita de cabello castaño claro, ondulado y atado en una coleta de lado; ojos aero y tez clara. Viste una camisa blanca con botones y un chaleco negro con una pajarita negra. Ella también usa una falda negra con medias gris oscuro y zapatos negros.
La chica traía el desayuno en un carro de distribución de dos bandejas.
—Buenos días, Adrien.
—Buen día, señorita Duparc.
—No hacen falta las formalidades, Adrien —dijo con una tierna sonrisa—. Ya te dije que puedes llamarme por mi nombre.
—Está bien, Anne —respondió apenado.
—Así está mejor —rio con alegría—. Te traje el desayuno. —Aquello extrañó al pelirrubio.
—¿No voy a bajar a desayunar? —Le parecía muy extraño que le trajeran el desayuno directo al cuarto. Gabriel no era esa clase de padre.
—El señor Agreste está atendiendo a una visita. Pidió que nadie bajara a interrumpirlo.
—Entiendo...
—¿Una visita? —pensó—. Él ha recibido visitas antes, pero nunca había pedido tal... privacidad.
—Disfruta tu desayuno. —La voz de Anne lo sacó de sus pensamientos.
Adrien solo sonrió mientras asentía con la cabeza. Anne procedió a salir de la habitación.
Al ver que ya no había nadie, Plagg salió de su escondite y se posó al lado del carrito.
—¿Adrien? —preguntó—. ¿Estás bien?
—No es nada, Plagg —dijo mientras negaba con la cabeza—. Es que es la primera vez que me dejan comer en mi habitación.
—¡Entonces aprovéchalo! Puede que no vuelvas a tener esta oportunidad —exclamó. Aquello provocó que Adrien se riera alegremente.
Al cabo de un rato, Adrien terminó de desayunar y se encontraba en el sofá mirando televisión mientras el kwami estaba a su lado comiendo queso.
Se escucharon pasos provenientes del pasillo. Plagg terminó lo que le quedaba de queso de un bocado y se escondió en la camisa de Adrien.
La puerta se abrió, dejando ver a una Nathalie más seria de lo normal y con un semblante estoico.
—Adrien... Baja, por favor.
[...]
Adrien no sabía qué estaba pasando.
Frente a él se encontraba una chica de ojos amarillo nápoles claro, tez blanca y peliblanca; su cabello estaba recogido en dos grandes trenzas que le llegaban a la cintura. Portaba una camiseta de color negro, pantalones negros y zapatillas blancas con suelas negras.
¿Quién es esa chica?
—Adrien —dijo Gabriel con neutralidad—, quiero presentarte a... —El diseñador volteó hacia la peliblanca, arqueando una ceja.
—Louisette, Louisette Sancœur —respondió con una sonrisa.
—¿San... cœur...? —preguntó extrañado—. ¿Ese no es el apellido de...?
—Soy la sobrina de Nathalie.
... ¿Qué?
Adrien no podía salir de su asombro.
¿Nathalie tiene una sobrina? ¡¿Tan siquiera tiene hermanos?!
Adrien no podía dejar de mirar tanto a Louisette como a Nathalie.
¡Ni siquiera se parecen!
—¿Adrien? ¿Pasa algo? —inquirió la peliblanca.
—No... es solo que es un poco... confuso —respondió muy apenado.
—Lo entiendo. Para mí también sería muy confuso. —Le sonrió dulcemente.
—Adrien —dijo su padre—. A partir de ahora Louisette se quedará con nosotros en la mansión. —Adrien amplió sus ojos enormemente.
—Espero que nos muy llevemos bien, Adrien —dijo mientras lo abrazaba.
Adrien podría jurar que le saldrían brillitos de los ojos por lo que estaba pasando.
¿Acaso estaba soñando? ¿Esto era real? ¿Al fin podría dejar de estar solo en esa fría casa?
—¿Qué te parece si vamos de compras, Adrien? Me imagino que debes tener buen gusto para vestir, ¿o me equivoco?
—S-sí, claro —respondió un poco avergonzado.
—¡Perfecto! —Louisette se volteó hacia el diseñador—. ¿Nos dejas ir al centro comercial, tío Gabriel? —preguntó con una sonrisa divertida.
A Adrien casi se le desfiguró el rostro en una horrible mueca y empezó a sudar frío. Podría jurar que su alma saldría de su cuerpo y pasaría a mejor vida.
No sabía si debería tener lástima de la pobre chica o si debería empezar a rezarle a todos los dioses posibles para que lo salven de la furia de su padre.
«Pauvre âme infortunée. Repose en paix, Louisette, siempre te recordaremos.»
—Por supuesto, no hay razón para negarme —respondió Gabriel mientras cerraba sus ojos y se dirigió hacia las escaleras de la mansión.
... ¿Qué?
Adrien ya no entendía nada.
Nada de lo que acaba de suceder tenía sentido.
¿Quién eres y qué le hiciste a Gabriel Agreste?
—Adrien...
Creo que ya llegó el fin para Adrien Èmile Gabriel Donatien Athanase Agreste.
—... espero que te portes bien con nuestra invitada.
Sin más que decir, Gabriel se fue directo a su habitación.
Adrien seguía en estado de shock.
¿Acaso... acababa de presenciar un milagro?
—Adrien...
—¿Sí? —balbuceó, mientras aun procesando todo lo sucedido.
—Ya pasaron 5 minutos —dijo la chica mientras soltaba una pequeña risa.
Al oír a la peliblanca, Adrien cayó en cuenta de que, efectivamente, se había quedado mirando a la nada por mucho rato, provocando que se rascara la nuca, apenado.
—Lo siento.
—No te preocupes. ¿Vamos?
—¿A dónde?
[...]
—¿Y bien? ¿Qué opinas?
Louisette portaba un vestido informal tipo camiseta, sencillo y holgado color malva. Adrien lo meditó un momento y le levantó el pulgar en señal de aprobación. La peliblanca abrazó a Adrien, emocionada. Siguieron caminando por el centro comercial: La chica quería comprar ropa y que él le diera su opinión.
—Sí que te gusta comprar ropa —dijo el pelirrubio divertido al ver como la chica se emocionaba cada vez que veía ropa de su agrado.
—Si te soy sincera; nunca había ido a un centro comercial —espetó con una sonrisa.
—Eso lo explica. —Aquel comentario les sacó una risa a ambos.
Siguieron paseando por todo el centro comercial. El guardaespaldas de Adrien se quedó ensimismado en la tienda de figuras coleccionables, por lo que Adrien y Louisette podían pasear todo lo que quieran.
Al cabo de unas horas, las tiendas empezaron a cerrar, debido a que estaba anocheciendo; el guardaespaldas de Adrien estaba cargando las bolsas de ropa, mientras que los chicos terminaban de comer su helado.
—Esto es delicioso —exclamó ella—. ¿Qué sabor dijo que era?
—Es de manzana.
—¿Manzana? —Miró su helado, extrañada—. Pero es verde.
—Es porque es una Granny Smith.
—¿Eso se come?
—Pues lo estás comiendo ahora —dijo soltando una risita.
—Es que pensé que todas las manzanas eran rojas —dijo haciendo un puchero—. Solo falta que me digas que existen las manzanas amarillas... —Volteó a ver a Adrien, quien estaba sonriendo de forma divertida—. ¡¿Existen las manzanas amarillas?!
El guardaespaldas había terminado de guardar las bolsas en la maletera. Adrien empezó a subir a la limusina con una gran sonrisa.
—¡Adrien Agreste! —exclamó, siendo ignorada por el pelirrubio—. ¡Vuelve aquí y dime si existen las manzanas amarillas!
[...]
—¿Cómo te fue?
El manto de la noche acompañaba al nuevo portador del Miraculous del pavo real. Karma se encontraba sentado en un punto ciego en lo alto de la Torre Eiffel junto a su compañera, la nueva portadora del Miraculous de la mariposa.
Llevaba un unitardo malva, manga larga con cuello alto, que le cubría hasta las manos y los pies; una capa color wisteria con una abertura a la mitad, que daba impresión de ser dos alas caídas que salían desde el Miraculous; y un antifaz de color lavanda pálido. Su cabello estaba amarrado en una coleta trenzada que le llegaba a la rodilla y sus ojos amarillo nápoles claro brillaban a la luz de la luna.
—Existen las manzanas amarillas.
—¿Qué?
—Nada.
«¿Existirán las manzanas moradas? No, no creo.»
—¿Cómo te fue en la mansión Agreste? —preguntó Karma, interrumpiendo los pensamientos de Loi sobre los diferentes tipos de manzanas.
Loi empezó a reír al recordar la expresión que puso Gabriel cuando le reveló su identidad.
—Veo que te divertiste.
—Desearía haber tenido una cámara para tomarle una foto —dijo entre risas—. ¿Quieres ver? —Él asintió con la cabeza.
Loi se acercó a Karma y juntó su frente con la de él, mirándolo fijamente a los ojos. El color ámbar de sus ojos se mezcló con el azul bondi y de ellos salió un brillo asparagus. Pasaron unos minutos y se separaron; la peliblanca se reía a carcajadas, mientras que Karma tenía una sonrisa en su rostro.
—Ya veo porque te da tanta gracia. —La chica no paraba de reír.
—Dime que si no es divertido —dijo mientras se limpiaba una pequeña lágrima.
—Un poco.
—¿"Un poco"? No tienes sentido del humor —rio y le dio un pequeño empujón en el hombro con su mano.
—Tal vez —respondió con una pequeña sonrisa. Dirigió su vista hacia el frente—. Es hora de irnos. —Loi volteó hacia el frente para ver lo mismo que el peli-azul.
La peliblanca pudo ver a lo lejos a Ladybug y Chat Noir saltando por los tejados. Ya debían irse.
—Esa es nuestra Bat-Signal —dijo y se estiró en su sitio para después levantarse y dirigirse al extremo junto a su acompañante—. ¿Te veré mañana en la noche? —preguntó con una sonrisa pícara.
—No lo dudes —contestó—. A propósito —dijo antes de que ella saltara e hizo que volteara a verlo—: Sí, existen las manzanas moradas —afirmó y saltó dejando a la chica en su sitio procesando lo que le acababa de decir.
—... ¡Karma —gritó cuando terminó de recalcular lo que le dijo—, vuelve aquí!
No pudo decir nada más, ya que los héroes estaban cerca. Bufó en voz baja y saltó hasta llegar a la mansión Agreste.
[...]
Mentiría si dice que no está nerviosa.
La limusina se había estacionado frente al collège; ella estaba mirando sus pulgares tímidamente y Adrien la miraba preocupado.
—¿Te pasa algo?
—Es que... —¡No podía decirle que nunca había ido a la escuela!—... creo que no me veo muy bien —señaló su atuendo.
La peliblanca llevaba un suéter tejido girante de hombros descubiertos amarillo crayola, unos pantalones azul bebé, botas largas con agujetas color chamoisee y un arete en forma de cruz en su oreja derecha. A su lado había una pequeña mochila menta verde con un estampado de una pequeña mariposa blanca.
—Tonterías —le sonrió—, te ves preciosa.
—Gracias... —Aquel cumplido la había hecho sonrojar un poco—. Puedes adelantarte, tus amigos deben estar esperándote. Me quedaré aquí un rato más.
—¿Estás segura?
—Sí. No te preocupes, bajaré en un momento.
Adrien le dedicó una sonrisa tranquila antes de bajar del auto y saludar a su mejor amigo.
—Salut, mon pote ! —saludó alegre el moreno.
—Salut, Nino —ambos hicieron su clásico saludo.
El DJ vio que la limusina aún no se iba y pudo ver a una chica adentro de esta.
—¿Quién es ella? —señaló el auto.
—Eh...
—Hola, chicos —saludó la morena, que recién llegaba.
Antes de que Nino pudiera volver a preguntarle a su amigo, la campana sonó para dar inicio a la jornada escolar.
Louisette, que seguía en la limusina, vio cómo los estudiantes empezaban a entrar al establecimiento.
—¿Está bien, maîtresse?
Nooroo se había asomado por la pequeña mochila. La peliblanca miró que el guardaespaldas estaba con los auriculares puestos y le susurró al kwami.
—Estoy algo nerviosa —respondió—, ¿qué pasa si digo algo que me delata?
—No debe preocuparse. Todo saldrá bien, estoy seguro.
—Eso espero —respiró profundamente, se colocó la mochila en el hombro y salió del auto para entrar al establecimiento.
[...]
Gabriel estaba en el atelier intentando trabajar en un nuevo diseño. Su mano se dirigió a su corbata, donde antes estaba su Miraculous, y recordó lo ocurrido esa mañana.
—Veo que alguien no durmió muy bien.
Loi había entrado al atelier y lo miraba con burla.
—¿Qué quieres? —soltó fastidiado.
—Solo vine a ver cómo estaba mi querido tío —sonreía de forma divertida.
—Ambos sabemos que eso es mentira —la miró con una expresión gélida y molesta.
Fue entonces cuando ella lo miró directamente a los ojos y sintió una punzada en su cabeza a la vez que cerraba los ojos.
—¿Pero qué...? —vio como su sonrisa se ampliaba y sus ojos cambiaban a un ámbar intenso.
—Con esto me aseguro de que no harás nada indebido en lo que no estoy vigilándote de cerca —espetó.
—Fille de p-
—Mucho cuidado con tus palabras, Papillombre —borró su sonrisa y lo miró de forma seria—, no querrás que tu karma sea más severo, ¿o sí?
Se dirigió a la puerta, dejando a Gabriel sin habla y echando humo por las orejas.
El diseñador apretó los dientes ante el recuerdo y la impotencia de no poder hacer nada respecto a esa sabandija.
—Maudite méprisable...
[...]
Las clases habían empezado y los alumnos ya estaban sentados en sus respectivos asientos.
Louisette estaba parada al lado de la puerta del aula mientras esperaba a que la maestra terminara de pasar lista. Fue ahí cuando vio a una chica de cabellos azabache y ojos azules corriendo a máxima velocidad posible y tropezando con su propia sombra para terminar estrellándose de cara contra el piso.
—Aïe —expresó con una mueca al ver de reojo a la chica contra el suelo.
Louisette miraba de reojo el Miraculous que se encontraba abrochado en el interior de la parte superior de su suéter junto a su hombro derecho mientras recordaba lo que había pasado esa mañana en la mansión Agreste. Le daba algo de gracia de que podía hacer temblar fácilmente al terrorista más grande de París y, a su vez, le daba nervios su primer día en el collège.
Quién lo diría.
Fue ahí cuando se dio cuenta de los susurros provenientes del salón.
—Silencio, alumnos, por favor —escuchó la voz de la maestra a la vez que los estudiantes guardaron silencio—. Gracias. Puedes pasar.
Ya era hora.
Inhaló y exhaló profundamente antes de abrir los ojos y entrar al aula de clases.
[...]
La panadería se encontraba cerrada.
El matrimonio Dupain-Cheng estaba sentado en la cama de la habitación de huéspedes mientras Karam estaba parado frente a ellos.
—¿Pasa algo, chéri? —preguntó Sabine con voz preocupada.
Karma estaba mordiéndose el labio inferior mientras se repetía a sí mismo que se tranquilice.
Esto no iba a ser nada fácil.
Cerró los ojos mientras inhalaba y exhalaba profundamente.
Aquí vamos.
Abrió los ojos y miró al matrimonio fijamente.
—Hay algo que debo contarles...
[...]
—¡¿Nathalie tiene una sobrina?!
Había llegado la hora del descanso y Louisette estaba platicando con algunos compañeros sobre su llegada mientras Adrien y Nino conversaban a unos metros de ellos. El grito del moreno llamó la atención de algunos estudiantes.
—¡No hables tan alto! —regañó en voz baja.
—Lo siento, mec —dijo apenado—, me tomó por sorpresa.
—No te culpo, a mí también me sorprendió.
—¿Y estás seguro de que es su sobrina? Digo, por lo que dices, hasta podría tratarse de tu hermana perdida.
—¿En serio, Nino? —lo miró con una sonrisa divertida—. No exageres.
—Solo velo de este modo: Un joven millonario que fue comprometido en contra de su voluntad desde muy joven y se enamora de otra muchacha, rompiendo el compromiso con ella para casarse con su alma gemela —empezó a relatar mientras hacía gestos dramáticos—. Y, sin saberlo, deja embarazada a su ex-prometida y ella oculta su embarazo para dejar que ellos sean felices.
»Años después, la hija no reconocida vuelve para reclamar la fortuna que le corresponde y se hace pasar por la sobrina de la secretaria para infiltrarse en la mansión y ejecutar su venganza.
Nino terminó de contar la historia y volteó a ver a su mejor amigo.
—¿Qué te parece?
—Me parece que tienes demasiada imaginación. —Los dos se empezaron a reír por las ocurrencias del DJ.
Un grito proveniente del baño de chicas los alertó a ellos y a otros compañeros.
Los estudiantes empezaron a ir a ver qué pasaba mientras otros iban a avisarles a los profesores. Estaban tan al pendiente de lo que sucedía, que no notaron cómo Louisette se escabullía hacia los salones.
Una vez sola, tocó el arete de su oreja derecha y una máscara azul aparecía sobre su rostro mientras sus ojos se teñían de ámbar.
—Karma, tenemos problemas.
[...]
Al fin había aterrizado.
Horas de vuelo que se sentían interminables. Esperaba poder llegar a su nuevo hogar a descansar.
Inhaló profundamente el aire de aquella ciudad, el viento mecía su cabello y una sonrisa se asomaba por sus labios.
—Así que esto es París...
[...]
• Traductor
- Duusu, transforme-moi: Duusu, transfórmame.
- Loi: Ley
- Collège: Colegio (Periodo educativo de entre los 11-15 años)
- Sport: Deporte
- Allez! Hop, hop, hop!: ¡Vamos, vamos, vamos! (interjección)
- Cœur de Pierre: Corazón de Piedra
- Atelier: Taller
- Pauvre âme infortunée: Pobre alma desafortunada. (referencia a la canción: "Poor Unfortunate Souls", de The Little Mermaid)
- Repose en paix: Descansa en paz
- Bat-Signal: Bati-Señal
- Salut: Hola (saludo)
- Mon pote: Colega, mi amigo, tío, viejo (sustantivo)(masculino)
- Maîtresse: Maestra, señora, ama, dueña (sustantivo)(femenino)
- Fille de p: Hija de p* (insulto)(grosería)
- Maudite méprisable: Maldita despreciable
- Aïe: Auch/Ouch (interjección)
- Chéri: Cariño, querido, cielo (sustantivo)(masculino)
- Mec: Tío, hombre, amigo, viejo, colega, chico, tipo (sustantivo)(masculino)
• Diccionario
- Titilar: Temblar ligera e involuntariamente [algo, en especial una parte del cuerpo].
- Amartelado/Amartelada: Que implica o demuestra amartelamiento.
[Amartelamiento: Manifestación profunda, y generalmente excesiva, del sentimiento amoroso.]
- Furibundo/Furibunda: [persona] Que siente mucha furia (enojo).
- Espetar: Decir a alguien una cosa que causa sorpresa o fastidio, en especial si se dice con brusquedad.
- Violáceas: Que tiene un tono violeta.
- Ojizarco/Ojizarca: Que tiene ojos azules.
- Estoico/Estoica: Que muestra fortaleza y dominio sobre sí mismo, especialmente ante las desgracias y dificultades.
- Ensimismado/Ensimismada: Que dirige toda su atención a sus pensamientos, aislándose de lo que lo rodea.
• Código HTML (RGB) de los colores utilizados en este capítulo
- Azul real: #002366
- Azul imperial: #002395
- Azul imperial oscuro: #00416A
- Oxford azul: #002147
- Ámbar: #FFBF00
- Aero: #7CB9E8
- Amarillo nápoles claro: #FFF6AD
- Malva: #E0B0FF
- Wisteria: #C9A0DC
- Lavanda pálido: #CEC8EF
- Azul bondi: #0095B6
- Asparagus: #7faa5b
- Amarillo crayola: #FCE883
- Azul bebé: #89CFF0
- Chamoisee: #A0785A
- Menta verde: #98FF98
Datos y curiosidades sobre los nombres de los personajes:
• Louisette
- Nombre femenino.
- Es el equivalente femenino francés del nombre del alto alemán antiguo "Ludwig" (su equivalente español es "Luisa")
- Variante y diminuto largo de Louise, cuyo significado es guerrera famosa, ilustre en el combate o ilustre en la batalla.
• Lou (Diminutivo corto de Louisette y Louise)
- Se pronuncia "lwu" (en referencia a "Loi", que se pronuncia "lwa")
Referencias (en su mayoría visuales o de ropa) usadas para este capítulo:
- https/ www. minds .com/ newsfeed /1476691335128813577? referrer=la_loi_du_karma
• Datos mencionados en el capítulo: Tipos de manzana
1. Granny Smith:
La Granny Smith, manzana verde de la Abuela Smith o simplemente manzana verde, es una variedad de manzana creada artificialmente, la cual se cree que proviene de la hibridación entre las especies Malus domestica y M. sylvestris.
2. Manzana Chantecler:
Es una manzana de origen francés considerada de alta gama. Presenta una apariencia rustica, como la manzana reineta. De buen tamaño, color amarillento, crujiente, jugosa, muy aromática. Su sabor tiene un agradable equilibrio entre el dulzor y el acido.
3. Black Diamond:
La Black Diamond es una variedad de las manzanas chinas Hua Niu, más conocidas como Red Delicious en el país. Sin embargo, la Black Diamond obtiene esa rica tonalidad oscura gracias a las condiciones geográficas que se dan para su cultivo. Y es que solo crecen en la región de Nyingchi, a 3.100 metros sobre el nivel del mar. Allí las condiciones atmosféricas son bastante drásticas, haciendo, entre otras cosas, que las manzanas consigan luz directa del sol, con sus correspondientes rayos ultravioletas. Estos son los responsables de que su color natural vaya del típico rojo de las Hua Niu, al morado oscuro y brillante, casi negro.
¡Capítulo dos, damas y caballeros!
Como se habrán dado cuenta, este episodio es algo así como el POV de Loi/Louisette, lo que nos da es el contexto de lo que pasó con Loi y los Agreste. (Algunos capítulos estarán narrados de esta manera, espero que no sea una molestia :'3)
Cualquier consulta, estaré leyendo sus preguntas, ¡y con mucho gusto las responderé!
¡Nos leemos luego!
Chapitre suivant: Françoise Dupont se teint en lie-las
Lila ya no tiene límites. Françoise Dupont empieza a estar de su lado.
¿Alguien podrá detenerla?
