A insistencia de ti amiguis, les adelanto la navidad.

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Ice Stars

Capítulo 16.

Tregua.

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Residencia Yamanaka.

—Ino… ¿qué significa esto? —preguntó un gruñón Inoichi, cuyo tic en la ceja se iba intensificando cada vez más por lo que veía.

Frente a él, se encontraba su hija que, después de horas de ausencia, había regresado de lo más normal a la residencia tomada de la mano del joven al que él le prohibió ver.

—Creo que esto es más que obvio. —respondió la patinadora con completa seguridad sin soltar la mano de quien la acompañaba.

—Soy Sai, mucho gusto, señor. Le prometo que voy a cuidar muy bien de su hija. —mencionó el sonriente muchacho haciendo la respectiva reverencia.

—¡Espera! ¿Qué?! —se alteró el padre sonrojándose y casi se lanza hacia el pintor de no ser por su esposa que lo detuvo.

—Hija… ¿quieres explicarnos? —preguntó la mujer confundida.

—Ay, mamá… como digo es bastante obvio, pero si quieren escucharlo está bien: Sai es mi novio.

—¡Pero…

—Y antes de que digas algo, papá. —interrumpió Ino. —Te recuerdo que Sai no tuvo nada que ver en el incidente de Hinata Hyuga, él no tenía velo ni entierro en ese asunto, al igual que yo sólo quiso ayudar esa noche.

—Tal vez actué precipitadamente en esa ocasión. —continuó Sai. —pero realmente me indignó lo que esos tipos estaban haciendo y por supuesto lo que le habían hecho a Ino, por eso cuando iniciaron las peleas no pude evitar entrar en estas.

—Así que no veo el motivo por el cual ensañarse con él, papá… Sai es mi más preciado amigo, bueno, ahora es algo más… yo lo quiero por cómo es y él también por como soy a pesar de todos mis defectos.

Los padres de la joven no cabían de la impresión al escuchar a su hija hablar así, en especial Inoichi, que era quien principalmente veía a la patinadora como una pequeña niña, como su princesita, hasta ese momento no había percibido lo mucho que esta había crecido.

—¿Podrían aceptarlo? —preguntó Ino al ver silenciado a su padre.

—Yo sí. Me alegro por ti hija. —dijo su madre con una sonrisa.

—Gracias mamá… ¿Papá? —preguntó esperanzada.

—¡Arrgghhh! ¡¿Por qué no te quedaste en pañales para toda la vida?! —lloró el hombre.

La rubia sólo alcanzó a reír con tremenda ocurrencia.

—Pero está bien… lo acepto… pero ¡eh! ¡Muchacho! —señaló a Sai —¡¿Cuántos años tienes?!

—Tengo 19, en noviembre cumpliré los 20. —respondió este sonriente.

—¡ESTÁS MUY VIEJO!¡Pervertido, asaltacunas!

—¡Ay, papá! —gritoneó Ino enrojecida. —sólo nos llevamos 3 años y unos meses…

—¡Es mucho!

—Querido, nosotros nos llevamos 5 años. —susurró su mujer nada discreta.

Inoichi entonces se quedó sin palabras y dejó el drama para reír nerviosamente.

—Sí, claro… pero en fin… ¡muchacho! Bienvenido a la familia, te encargo a mi hija.

—Gracias. —Sai hizo otra reverencia. —Y no se preocupe, señor como usted dice, Ino todavía es joven, puede romper conmigo en el momento en que quiera y buscarse a otro más joven.

—¡Oye! —le dio un codazo la aludida.

—Bueno, pasa… ¿no?

—Sí, pero… vas a ver que no… no pienso dejarte, espero lo mismo de ti…

—No te defraudaré… entonces ¿ya nos casamos?

—¡¿Quéééééééé?! —gritaron tanto Ino como su padre, completamente enrojecidos.

—Bromeo… no ahora… pero tal vez después sí…

—Ay, Sai… ya mejor cállate… —pidió esta abochornada.

—Sí, cierra la boca muchacho. Mi HIJITA aún tiene muchos sueños por cumplir. —dijo el posesivo Inoichi, abrazándose a su hija como si la quisiera alejar de aquel joven.

—Sí… las olimpiadas ¿no? —sonrió Sai. —Ino… yo te apoyo.

—Ya está entonces… equipo Yamanaka, porque mi hija seguirá siendo Yamanaka. —estableció Inoichi con recelo, viendo de reojo al sonriente joven. —Hagamos ese sueño posible.

—¡Sííí! —sonrió Ino, pensando que nuevamente todo volvía a la normalidad

—Muy bien, entonces qué tal si le hablamos al entrenador Asuma para empezar a organizarnos y…

—Espera, papá… antes de que continuemos, hay algo más que debo decirles.

Los progenitores de la patinadora no tenían idea que era aquello tan importante, pero por la expresión de su hija pudieron ver que al parecer no se trataba de algo bueno.

Por otra parte de la ciudad de Konoha, el presuroso Naruto había llegado a las instalaciones de la pista privada de los Hyuga, pero debido a que en esta había una caseta de vigilancia, en donde de seguro no le dejarían pasar, optó por buscar por los alrededores la manera de brincarse por la barda.

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Mientras tanto, dentro de las instalaciones, Hinata se encontraba patinando en medio de la pista, lo hacía desganada y lentamente, haciendo todo mal que a la vista se veía indigno para alguien que días atrás había sido coronada como la campeona de las finales, pero es que dentro de la cabeza de la chica no había otra cosa que no fuera los recuerdos de la noche de la fiesta.

Aún seguía teniendo lagunas mentales de lo sucedido, pero seguía convencida de que la persona que le había dado esa botella con agua había sido Shion, aquella chica que sólo creyó estaba celosa por la atención de un muchacho pero que no pensó estuviera tan loca como para llegar a hacerle tal daño.

¿Por qué? ¿Por qué tanta crueldad?

—Señorita Hinata…

Entonces aquella voz y despertó de sus pensamientos dando un sobresalto.

—Entrenador Toneri…

—¿Hay algo que le moleste? La he visto distraída… —mencionó el hombre caminando hacia ella sobre el hielo, gracias a unas botas especiales que calzaba.

—Nada. —respondió secamente.

—¿Cómo que nada? Se le nota en toda su carita. —insistió el entrenador acariciando sutilmente su mejilla.

Más que confort, Hinata sintió asco, y nuevamente en ella un recuerdo se hizo presente en forma de voces, unas asquerosas voces que peleaban por ver quien era el que podía removerle el cinturón del pantalón.

—¿Qué tiene, señorita? —volvió a cuestionar Toneri, acariciándole el brazo.

—¡Ya dejé de hacer eso! —respondió ella exaltada, apartándose.

—¿Qué? Sólo intento ayudar.

—Ya no lo haga, no soporto que me toque, no me importa si es parte del entrenamiento o para "consolarme" no quiero que me toque.

Entonces más recuerdos inundaron a la patinadora, pero ahora de momentos de los entrenamientos en los que su entrenador la tocaba más de la cuenta con la excusa de corregirla, pero ahora que lo pensaba, esos roces, esos toques disfrazados de caricias le resultaban tan desagradables como las de esos sujetos y ¿por qué? Porque se sentían igual de invasivas y depravadas.

—Pero mi estimada señorita, si no lo hago… ¿cómo cree que mejoraremos? Recuerde que si usted ganó es porque ha seguido todos mis consejos.

—Eso no tiene nada que ver.

—Claro que sí, además… ¿qué? ¿Preferiría que cualquier sujeto la tocara? ¿No preferiría que fuera yo esa persona en lugar de un extraño?

Y con una arrebatado movimiento el entrenador se acercó a la patinadora para tomarla de ambos brazos. Hinata se sintió acorralada, una sensación que le hizo recordar el momento en que esos sujetos la tomaron y se la llevaron.

—¡¿Qué hace?! Suélteme…—trató de zafarse.

—No lo haré, tiene que escucharme primero… creo que esto ya es inevitable…

—¿Inevitable? ¿qué cosa? —preguntó temerosa.

—¿Qué no es obvio mi estimada Hinata? Estoy enamorado de usted…

La Hyuga agrandó sus ojos con sorpresa.

—Y quisiera que me correspondiera… si usted me acepta no tenga duda de que la haría la mujer más feliz, nunca la lastimaría ni la utilizaría como todos lo han hecho…

—¿De qué hablas? —gruñó Hinata, tratando aun de zafarse.

—De su padre, por supuesto, de ese mal hombre que sólo quiere lucrar con su talento… que ni la quiere como un padre debe hacer, yo… puedo protegerla de él, de esas tipas que la lastimaron, de todos… solamente correspóndame y verá cómo me hago cargo de todo.

—No… ¡te equivocas! ¡No me interesa! ¡lárgate… cuando mi padre sepa esto…

—Hinata… me rompes el corazón. —mencionó el hombre con tristeza. —¡Y no dejaré que hagas eso!

De un momento a otro, la mirada le cambió al entrenador y con otro movimiento sujetó a la patinadora del cuello, y la hizo inclinarse en el hielo sin darle oportunidad de que se pudiera levantar debido a los patines.

—Vas a ser mía a como dé lugar… quieras o no.

—¡No!... suél-tame… me… estás haciendo… daño.

—No más que tú a mí, querida… pero para que veas lo generoso que soy te daré dos opciones para que escojas. La primera es que… te olvides de todo lo que me has dicho y sigamos como siempre, claro, sólo que ahora seríamos una pareja formal, pero si no quieres entonces la segunda opción es llevarte conmigo a la fuerza; y te lo juro jamás volverás a ver a tu padre, ni a tu hermanita… así que… ¿qué decides querida Hinata? ¿Me aceptas?

Aun sometida, la patinadora negó a como pudo con la cabeza, era evidente que no quería ninguna de las dos opciones.

—Si no te decides yo lo haré por ti y…

—¡Oye idiota, SUÉLTALA!

Entonces aquel grito resonó haciendo eco en toda la pista, tanto el entrenador como la patinadora vieron con estupefacción y asombro al muchacho rubio que se encontraba justo en el umbral de la instalación.

—¡¿QUÉ HACES AQUÍ, IDIOTA?! ¡no tienes derecho a acercarte a la señorita Hinata, no después de lo que le hiciste. —reclamó el entrenador, soltando con rudeza a la patinadora para enfrentarse al recién llegado.

—¿Lo que yo le hice? —masculló este entre dientes. —¡querrás decir lo que TÚ LE HICISTE!

—¿Qué? ¿De qué hablas, idiota? —cuestionó burlonamente.

—¡FUE ÉL, HINATA! ¡FUE ÉL! ¡él fue quien le dio el agua adulterada a Shion para que te la diera!

Con tal acusación, Hinata perdió aún más el aliento y estando aún tendida sobre el hielo vio la inmensidad de aquel hombre con más miedo. ¿Con quién había estado entrenando? Fue lo que pensó sintiendo un gran temor.

—¡ja! así que la soplona ya habló... —se burló Toneri descaradamente.

—¿Entonces lo admites?

—¿Por qué? ¿Por qué lo hizo? —cuestionó Hinata, aún conmocionada.

—Todo fue culpa de tu padre. —explicó el entrenador de lo más normal. —No debió dejarte salir con ese imbécil. —señaló al furioso Naruto. —Tenía que darle una lección, y a ti también querida… por no haberme elegido. —susurró sólo para ella.

Hinata tembló más y no debido al hielo, sino al miedo que le provocaron las palabras de ese hombre.

—¡eres un desgraciado! ¡¿Te atreviste a tanto? incluso ibas a permitir que…! —riñó Naruto, viendo la manera de como acercarse pues su contrincante estaba justo a mitad de la pista.

—Por supuesto… —aceptó Toneri de brazos abiertos. —Admito que es algo nefasto, en especial hacerle eso a quien amas, pero ya que su padre considera que soy muy viejo para ella… pensé: y ¿si la desgracio de tal manera que ya nadie más la quiera? A como son los Hyuga, ya no podrían vender a su joyita al mejor postor, entonces es donde yo aparecería, el hombre que estaría dispuesto a amarla a pesar de todo.

—Eres asqueroso… maldito depravado… ¡Aléjate de Hinata!

Ya cansado de escuchar tantas idioteces, Naruto saltó la barda que había alrededor de la pista y a tropezones y resbalones trató de acercarse, pero terminó de panza abajo en el hielo, lo que provocó que su contrincante estallara en risas.

—¿En serio Hinata? ¿prefieres a este baboso? —señaló a quien estaba tirado en el hielo.

La patinadora no podía siquiera hablar del shock.

—¡Maldito! Déjala en paz… —riñó Naruto, poniéndose a tientas de pie, lanzándose a como pudo contra él

—¡Para la otra prepárate mejor, idiota! —lo recibió Toneri con una patada en el pecho.

El golpe fue tan severo que Naruto perdió el aliento casi instantáneamente, pero no sólo eso, sintió como los piquitos metálicos que conformaban el calzado del entrenador se le encajaron en la piel.

—No eres más que un perdedor. —condenó burlonamente el entrenador a punto de darle un pisotón con su calzado cuando…

—¡déjalo, no le hagas daño! —saltó Hinata encima de él, logrando apartarlo un poco de él.

Sin embargo con la altura que se cargaba Toneri, rápidamente se quitó a la chica de encima y la sometió tomándola del cabello.

—Has sido una niña mala, querida Hinata… no me provoques o te puede ir muy mal.

—¡Toneri!

Entonces con aquel grito y una embestida el entrenador cayó, soltando a la patinadora y quedando a merced del rubio que comenzó a darle de golpes.

—¡Hinata, sal… ve por ayuda! —gritó Naruto comenzando un forcejeo cuando el entrenador comenzó a defenderse.

La chica, acatando la orden, patinó hacia la salida de la pista, y después corrió con todo y los patines hasta el umbral de la entrada desde donde comenzó a gritar por auxilio.

—Mierda…—masculló Toneri.

Consciente de que la caseta de vigilancia no estaba muy lejos, y pronto los guardias podrían aparecerse, Toneri se zafó de Naruto dándole un puñetazo.

Poniéndose rápidamente de pie, saltó la barda de la pista, tomó las pocas cosas que tenía ahí y salió presuroso por una puerta trasera.

Para cuando los vigilantes llegaron atendiendo los gritos de Hinata, sólo se encontraron a un golpeado Naruto en medio de la pista, de Toneri no había rastros, y en lo que se dispusieron a buscarlo, de repente escucharon el rechinido de unos neumáticos así como el motor de un auto, para cuando salieron observaron que el entrenador había huido, tan desesperado, que hasta la aguja de la caseta había destrozado.

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—Espero que ese tonto no se meta en problemas. —masculló el estresado Sasuke.

Tanto Itachi como Neji y él iban en el auto del primero, dirigiéndose a una velocidad moderada hasta la pista de los Hyuga, un trayecto un poco largo desde el edificio de los Uchiha; lo que ocasionó que más de uno se desesperara, en especial cuando se toparon con el tráfico que los demoró un poco más.

—Ya no se estresen… ya falta poco. —indicó Itachi, el único calmado del grupo, pues hasta Neji que no iba diciendo nada se le podía notar por el retrovisor lo frustrado que estaba.

Llegando a la altura de donde se encontraba la entrada de la pista, rápidamente los hermanos y el Hyuga notaron que había mucha movilización por parte de los vigilantes, y por supuesto no pasó desapercibido que parte de la estructura de la caseta estaba destruida, mientras que a lo lejos ya se podía escuchar las sirenas de la policía y también de una ambulancia.

—Maldita sea… ya detente Itachi. —pidió Sasuke, comenzando a especular mentalmente sobre lo que había ocurrido.

El mayor de los Uchiha estacionó el auto a unos cuantos metros lejos de la caseta, y en cuanto apagó el vehículo, Neji fue el primero en salir de forma apresurada y luego Sasuke le siguió.

En cuanto a Itachi, él sólo observó un poco la situación desde el auto, el cómo el Hyuga aparentemente preguntaba a un vigilante por su familiar y este sólo le señalaba al interior de las instalaciones. Eso fue para él un indicativo de que la chica Hyuga estaba bien, así que no había porque preocuparse; pero esa era sólo su teoría, ahora faltaba probarla. Concluyendo que no necesitaba de su arma, la ocultó en el auto y en seguida salió del vehículo para recolectar información.

—Naruto-kun… estás sangrando… —musitó Hinata, ayudando a su amigo a caminar fuera de la pista después de que terminaron de ser interrogados por los vigilantes.

—Descuida Hinata… no es nada. Sólo… creo que necesito sentarme un poco. —comentó este adolorido, señalando con la mirada una banquita que había cerca.

—Está bien…

La patinadora lo ayudó, viendo con preocupación que Naruto había terminado con toda la cara enrojecida por los golpes, ni que decir de las marcas de sangre que tenía en la camisa.

—Naruto-kun… en serio…

—¡Hinata!

—¡Usuratonkachi!

Entonces aquellas voces llamaron la atención de los jóvenes, la patinadora se desconcertó al ver a su primo ahí, acompañado del chico Uchiha.

—Neji-ni… ¿qué…

—¡¿Estás bien? ¿qué te pasó? —preguntó inmediatamente el Hyuga, en cuanto la alcanzó, notando rápidamente las marcas enrojecidas que tenía en el cuello.

—¿Y tú, tonto? ¿Qué tienes que decir? —cuestionó Sasuke a su amigo, viendo lo mal que había quedado.

—Ay… ¡¿qué no ves?! Fue el maldito Toneri. —masculló furioso. —que en resumidas cuentas fue quien planeó todo lo que pasó en la fiesta, adulteró la bebida… se la ingenió para que Shion, su chivo expiatorio, se la diera a Hinata… incluso el imbécil trajo a esos hombres que para disque darle una lección a Hinata y a su padre… ¡el tipo está loco y está obsesionado con Hinata! ¡El muy depravado maldito!

—¡¿Y dónde está el infeliz?! —cuestionó Neji furioso.

—Se escapó Neji-ni…—contó Hinata con lamentación.

Naruto también se frustró al escuchar aquello, pensando que era su culpa por haberse precipitado.

—Bueno… sólo será cuestión de que lo atrapen, esperemos que sea pronto. —comentó Sasuke al notar la mueca de Naruto. —Usuratonkachi… ¿estás bien? Tienes sangre en la camisa.

El aludido se observó la prenda.

—Sí, no es nada… ese imbécil me pateó con sus botas para hielo.

—Y apuesto a que tu sólo entraste a lo baboso a la pista. —se burló. —Que imbécil.

Naruto hizo una mueca de niño regañado.

—¡Por supuesto! ¡Es que si hubieras escuchado todas las cochinadas que dijo ese sujeto y…

—¡¿y qué más pasó?!

Otra voz se unió a la conversación, los jóvenes se volvieron hacia el recién llegado Hiashi que, ya enterado de la situación, se mostraba desconcertado; junto a él estaba Itachi, que fue quien ya le había dado un adelanto de todo lo sucedido.

—papá…

—Hinata... ¿estás bien?!

—No te acerques a ella —se interpuso Neji entre ellos. —¿Ya viste lo que provocaste?

—¡Yo no sabía nada de esto! ¡Toneri se supone que era sólo mi mano derecha para el entrenamiento de Hinata… jamás pensé…

—Que era un degenerado que quería abusar de tu hija. —terminó Neji. —Eres un imbécil…

—Neji-ni, por favor…—pidió Hinata, ya no quería más peleas.

—Lo siento. —soltó de repente el patriarca para sorpresa de todos. —Yo… realmente lo siento. Lo siento mucho, hijita… también te pido perdón a ti, Neji, por favor.

Había un sincero dolor en la voz del patriarca de los Hyuga, todos lo pudieron notar, pero Neji se resistió a perdonar tan fácilmente todo lo que ese hombre le había hecho pasar, cosa contraria con Hinata que de antemano sabía muy bien que su padre no había tenido nada que ver con lo sucedido.

—Sasuke… vámonos… este problema ya no nos concierne. —decidió Itachi, viendo que la situación se estaba tornando familiar.

—Hmph… de acuerdo. Naruto… ¿quieres que te llevemos al hospital?

—La ambulancia ya viene en camino y si no les importa, también quisiera hablar con este joven. —pidió Hiashi antes de que el afectado pudiera responder.

Naruto, paralizado por dicha intervención, se apenó pues de la nada pareció como si él ya perteneciera también a la familia Hyuga.

—Hmph… como quieran. —respondió Sasuke, restándole importancia. —Pero ya que a esas vamos, viejo… si van a arreglar este asunto, arréglenlo bien…

—¿Qué quieres decir, jovencito?

—paren con todos los rumores que hay contra las otras patinadoras, en especial contra las acusaciones recientes que se han hecho contra Sakura Haruno.

El hombre tragó saliva al percibir el tono de exigencia del Uchiha.

—¡Lo haremos! —exclamó Hinata rápidamente.

—Hija!

—Es lo correcto, papá… Toneri no sólo quiso arruinarnos a nosotros, lo hizo también con personas que nada tuvieron que ver.

—Es exactamente lo que creo… así que háganlo lo más rápido posible, o aténganse ahora ustedes a las consecuencias. —amenazó Sasuke.

—Oye Teme…—musitó el impresionado Naruto con esa actitud.

—Ya ayudamos a resolver lo de tu "amiga". —recalcó este, viéndolo de reojo. —Ahora ayuden a la mía.

Naruto enrojeció al escuchar eso, sin poder creer que esas palabras estuvieran saliendo de la boca de Sasuke Uchiha.

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—¿Tanto te importa esa chica? —cuestionó un curioso Itachi, cuando finalmente entraron al auto. —Nunca te había visto interesado así en una persona.

—Eso es algo que no te incumbe, hermano… pero…

—¿Pero?

Sasuke se mordió el labio, pensando si sería lo correcto o no mencionarle lo que Naruto le había dicho sobre Danzou, pero hacerlo suponía de nuevo poner a Sakura como sospechosa, no quería ya nada de eso para ella, o al menos no quería que su hermano fuera quien le siguiera el rastro, así que se convenció de que lo preferible es que el continuara con su propia investigación.

—Nada… vámonos.

—Hmph… estás muy extraño, hermanito.

—Ese es mi problema, Itachi. —respondió este, desviando su mirada hacia la ventana para evitar hablar más del asunto.

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Residencia Hyuga.

Después de tanto tiempo, Neji volvía a poner los pies en esa casa en donde había pasado gran parte de su vida y que, aunque no quisiera aceptarlo, le traían buenos recuerdos de la infancia, pero también malos, en especial los que tenían que ver con el pináculo de la familia: Hiashi Hyuga, quien desde los eventos sucedidos se encontraba serio y cabizbajo.

Cuando los Uchiha se retiraron, el hombre había repetido su acción de pedir disculpas tanto a su hija, como sobrino así como al mismísimo Naruto que, después de cuestionarlo y escuchar de su boca lo que había sucedido lo dejó irse en la ambulancia para que le revisaran las heridas, prometiendo que iría a disculparse respectivamente con sus padres por las molestias ocasionadas; sin embargo, una vez que se quedó solo con los miembros de su familia le pareció que lo más prudente era que hablaran en casa, en lo que la policía daba con el paradero de Toneri y por supuesto también de Shion.

—Es que en serio… aun me cuesta creerlo. —musitó Hiashi, después de rememorar todo lo sucedido.

—Pues créelo, viejo… está es la realidad. —comentó Neji, aun con sentimientos encontrados.

—¿Qué puedo hacer para que me perdonen?

—Yo no tengo nada que perdonar, papá… pero… es con Neji-ni con quien quisiera que hicieras las paces.

Hija/Hinata. —mencionaron ambos varones, uno conmovido, el otro aun renuente.

—Ay, sí… ya… déjense de payasadas. —dijo la relajada Hanabi. —aprovecha primo Neji, pídele a papá lo que quieras. —aconsejó burlonamente.

—Oye niña. —reprendió su padre con el entrecejo fruncido.

Sin embargo, inesperadamente aquel comentario le sacó una burlona sonrisa a Neji.

—Pues si a esas vamos…

El patriarca tragó saliva, había anticipado que Neji podría aprovecharse de la situación y pediría algo que probablemente le sacaría de sus casillas, pero que de igual manera estaba dispuesto a aceptar con tal de corregir sus errores.

—No es nada difícil, viejo. —aclaró Neji al intuir lo que su tío pensaba. —Sólo quiero tu apoyo en mi carrera como patinador.

El mayor se sobresaltó al escuchar tal petición.

—Y me refiero en todo, pero sobre todo en lo económico. —aclaró con una sonrisita.

—Está bien, no tengo…

—Aun no termino. —interrumpió. —Quiero lo mismo para mi compañera de patinaje: Tenten. Para ahorrar gastos sería favorable si nos dejas entrenar en la pista privada de los Hyuga, y no sólo ella, quisiera que el tonto de Lee y el entrenador Guy entrenen ahí también.

—No tengo ningún problema con eso, mientras no interfieran en el entrenamiento de Hinata. —condicionó el hombre de brazos cruzados.

—Claro… eso me lleva a otro punto. —continuó Neji. —Ya que no pasé a las olimpiadas… quisiera ayudar a Hinata con su entrenamiento ahora que ese tipo se esfumó… bueno, siempre y cuando así lo quiera ella. —observó a su prima de reojo. —Y eso sería todo.

—Sería un placer para mí, Neji-ni. —aceptó Hinata con una tierna sonrisa. — aunque también papá…

—Supongo que también me pedirás algo… —intuyó este, viéndola con seriedad.

Hinata asintió.

—Sí, aparte de Neji-ni ¡Quiero que la entrenadora Kurenai regrese!¡Quiero entrenar con ella.

—Hija…

—Sé que la principal razón por la que la echaste es porque ella comenzó una relación con el entrenador de los Yamanaka.

Ante tal acusación Hiashi se quedó sin palabras, mostrándose al descubierto, no había esperado que su hija supiera tanto y que también se lo hubiera guardado por tanto tiempo.

—Olvídate ya de esas rivalidades, papá, lo único que quiero es que estemos todos en paz y por eso… como segunda petición quiero que tú y yo hablemos con los Yamanaka, así como con la familia de Sakura Haruno si es posible.

—Ay, hija… si lo dices por lo que ese muchacho Uchiha dijo, si lo pensaba hacer, sólo que lo que planeaba hacer, era convocar a una rueda de prensa y pedir una disculpa pública, eso es todo.

—Creo que se necesita hacer más que eso, papá… quiero ver tanto a Sakura como a Ino a la cara y pedir disculpas de frente, porque siento que… si no lo hago así, no me sentiré digna de ir a las olimpiadas. ¿no sientes lo mismo?

—Hija… —musitó el hombre, pensándolo, algo difícil cuando tenía a sus dos hijas mirándolo con insistencia, así como su sobrino que, por supuesto, parecía regocijarse mucho con la situación. —Ush… está bien… contactaré a las familias de esas chicas para citarlos a una reunión.

—Entre más pronto mejor, papá… te lo pido. —rogó Hinata, bajando la cabeza.

—Deja eso hija, más bien descansa, ha sido un largo día y debo hacer unas llamadas.

Dando por terminada la reunión, el mayor de los Hyuga se levantó de su asiento y se retiró.

—Bravo primita… me sorprendes, parece que ahora nadie te puede callar. —felicitó Neji. —Parece que se te pegó algo de ese idiota.

La Hyuga sólo alcanzó a sonreír, sintiéndose un poco más en paz consigo misma.

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Capital del fuego.

Era un nuevo día en la capital, la lluvia había cesado por la madrugada así que en las calles solamente quedaban los remanentes del agua que se había estancado, pero en general poco a poco en toda esa área se podía apreciar claramente los colores del amanecer.

En una habitación de hotel, la patinadora Sakura se alistaba para salir; hacía apenas unos minutos atrás su entrenador la había despertado diciéndole que ya debían partir; así que no teniendo de otra, tomó su maleta así como su peluche de gorila y abandonó la habitación para dirigirse al lobby, donde por última vez fue atacada por los múltiples flases de las cámaras así como por varios reporteros que le preguntaron insistentemente cómo se encontraba y qué era lo que haría.

No respondió a ninguna pregunta y solamente se limitó a entrar en el auto, mientras que su entrenador se encargaba de la prensa, una vez que les dio algo de información se metió en el auto junto con ella y sin hacer comentarios al respecto emprendió el viaje hasta Konoha.

Sakura sólo suspiró, sintiendo que sería un muy largo viaje de regreso.

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Casa Hyuga.

El día había amanecido lluvioso, había comenzado por la madrugada y no había parado, más eso no significaba que las actividades de la rutina diaria se detuvieran, en especial en la familia Hyuga la cual desde muy temprano ya se encontraba desayunando, incluyendo a Neji que, después de la insistencia de sus prima-hermanas, aceptó quedarse una noche en aquella casa.

El joven patinador no pudo negarse a tales peticiones, aunque también lo había hecho porque quería estar al tanto de lo que había sucedido con Toneri y la otra tipa llamada Shion, dudas que supuso se aclararían cuando vio que finalmente el patriarca hizo acto de presencia en el comedor familiar.

—Papá… —llamó Hinata, notando a su padre un tanto extraño.

Hiashi suspiró con fastidio.

—No sé cómo decirles esto, pero todo parece indicar que Toneri huyó muy lejos de aquí, la policía encontró su auto abandonado en los límites del estado. La policía cree que ese maldito recorrerá todo el país del fuego hasta que pueda salir de este, pero por lo pronto la policía local y estatal ya no pueden hacer nada ya que la jurisdicción ahora recae en el estado vecino… ya se mandó la alerta, pero por el momento seguimos en lo mismo. En cuanto a esa chica, Shion, la atraparon cuando estaba huyendo… se iniciará un proceso contra ella, así que Hinata, prepárate… nos pueden hablar en cualquier momento para una querella.

La patinadora asintió, sintiendo un poco de pesar por Shion, más no la justificó, puesto que esa chica se había metido sola en problemas al aceptar el juego de un desconocido.

—Y… ¿Hay alguna buena noticia por lo menos? —preguntó Hanabi, queriendo mantenerse positiva

—Pues… — el patriarca bufó. —Tal vez sea una buena noticia para Hinata.

—¿Eh? ¿para mí?

—logré contactar con los Yamanaka. Inoichi Yamanaka, después de estar renuente, aceptó que nos reuniéramos con él y con su familia, nos citó a su casa al atardecer.

—Eso está excelente. ¿Y qué hay de Sakura-chan y su familia?

—Ni idea… no tengo cómo contactar con ella, su entrenador o sus padres… llamé a la pista Uchiha, pero me dijeron que, aparte de que ya no entrena ahí, tampoco podían dar esa información, ya que es confidencial.

—Mm… ya veo.

—Oye, hermanita… creo que me pareció ver una nota sobre ella en la televisión recién desperté, todo parece indicar que apenas venía de regreso a Konoha. —comentó Hanabi.

—Bueno, supongo que entonces tendremos que esperar a que regrese… mientras tanto, alístate para esta tarde Hinata, iremos con los Yamanaka, pero antes de… quisiera también pasar a ver a la familia de tu amigo ese…

—¿eh? ¿De Naruto-kun? —se sonrojó Hinata.

—Sí, así que en cuanto te lo diga… nos vamos… ¿de acuerdo?

—Sí, sí…—asintió esta abochornada.

Dado los avisos el patriarca de los Hyuga se retiró, dejando nuevamente a los jóvenes para que terminaran con su desayuno.

—¡Ay, hermanita! Que suerte… aprovecha para formalizar y comprometerte con Naruto.

—¡Ehhhhh! ¡Hanabi! ¿qué cosas dices?

—Hmph… que cursis son. —fue lo único que comentó Neji antes de seguir degustando sus alimentos.

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Las horas pasaron rápidamente, y pronto llegó la hora de partir, y aunque la insistente lluvia no había parado en todo el día no fue impedimento para los Hyuga, en especial Hinata que deseaba con todo su corazón arreglar todo los malentendidos lo más pronto posible.

Pasando primero por la casa de Naruto, tanto ella como su padre les explicaron a los padres de este como su hijo había terminado con las heridas que, aunque no fueron de gravedad, dejarían un par de cicatrices visibles.

Tanto Minato como Kushina comprendieron la situación, y aceptaron las disculpas de corazón, algo que sorprendió a Hiashi, pues después de la disputa que había tenido con Minato el día de la fiesta pensó que ese hombre le guardaría rencor, pero se había equivocado.

En cuanto a Naruto y Hinata, estos estaban que no cabían de felicidad al ver el asunto arreglado después de tantos problemas, aunque lo único que siguió lamentando el muchacho es que Toneri siguiera prófugo.

—Bien, muchas gracias por el té y por habernos escuchado, debemos retirarnos, tenemos una cita con los Yamanaka. —indicó Hiashi, levantándose de su asiento.

—Vaya con cuidado, y gracias por venir. —dijo Minato haciendo una respectiva reverencia junto con Kushina.

—El placer fue nuestro… Hinata, andando hija.

—Sí, papá.

—¡Eh! Hinata… ¿crees que pueda acompañarlos? —preguntó un sonriente Naruto.

—Hijo, no seas metiche. —reprendió Kushina, dándole un golpe en la cabeza.

—¡¿Qué? No es por eso, bueno… tal vez sí, pero también quisiera ir por si lo necesitan, es decir, dar explicaciones y eso…

—No es necesario, muchacho, en serio. —dijo Hiashi

—Por favor, señor.

—¡Naruto! —volvió a reprender su madre.

—déjalo, papá, por favor… —pidió Hinata de repente. —Que nos acompañe.

—¡Síííí! ¡Vamos a arreglar este asunto de una vez por todas! —exclamó Naruto feliz.

—Aun no he dicho nada…—musitó Hiashi, viendo que ese muchacho era bastante confianzudo.

Y dado a que ya estaba más que apuntado, no le quedó de otra más que aceptar que los acompañara.

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Residencia Yamanaka.

Ino andaba nerviosa por toda su habitación, apenas en la mañana su padre le había informado sobre la inesperada llamada de Hiashi Hyuga, el cual al parecer había insistido para que se reunieran a hablar sobre algo referente a lo sucedido aquella noche de la fiesta. Algo muy extraño según ella.

—Tranquila Ino, no creo que sea algo negativo si ese hombre pidió hablar con ustedes. —comentó Sai, el cual no dudó en acudir a la casa de su novia cuando esta le pidió su apoyo para dicha ocasión.

—No sé… la verdad ya no sé ni que pensar, pero admito que me intriga bastante lo que tenga que decir esa… ¡Hinata! —recordó furiosa.

—Recuerda, Ino: primero escucha y luego juzga… pero trata siempre de observar todas las perspectivas desde distintos ángulos, no te adelantes a los hechos.

—Claro… ya me lo dijiste varias veces. —lo abrazó Ino. —Aww… gracias por estar aquí, en serio.

—Lo digo y lo seguiré diciendo, yo te apoyaré en todo… y te defenderé también si es necesario.

—¡Eres encantador! —se emocionó más la chica, apretándolo más.

—¿Eh? ¿Señorita Ino? —llamó de repente una apenada mujer de la servidumbre que vio todo aquello muy tierno.

Ino muy apenada también se separó de su novio, riendo nerviosamente.

—Eh… ¿sí?

—Vengo a informarle que alguien la espera en la sala de té.

—¿eh? ¿Quién?

La mujer sólo le hizo una expresión que le dio a entender que era aquella persona a quien esperaba.

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Siguiendo las instrucciones de su ayudante, Ino, acompañada de Sai, se dirigió a otra sala, en donde como bien le habían dicho se encontraba Hinata Hyuga en compañía de Naruto Uzumaki, para su sorpresa.

En cuanto se vieron, las chicas no pudieron evitar que se formara un silencio incómodo entre ellas, lo que posteriormente provocó que nadie se moviera de su respectivo sitio: Ino, quedándose en la entrada y Hinata de pie, junto a la mesa de té.

—Hola, gusto en verlos. —saludó Sai, rompiendo con aquella tensión, que ayudó que al menos una de las chicas reaccionara.

—Igualmente. —respondió Hinata, haciendo una reverencia. —Ino… buenas tardes.

La rubia, reaccionando, se mordió los labios y no respondió al saludo, aún sentía algo de resentimiento hacia esa chica.

—Ino, por favor… escucha a Hinata. —pidió Naruto, al ver el recelo de la chica. —Ya todo se resolvió.

—¿Se resolvió? —la patinadora frunció el entrecejo, mostrándose desconcertada. — ¿De qué hablan?

—¿Por qué no dejas que Hinata te explique, Ino? Seguro ella aclarará todas tus dudas. —comentó Sai. —oye, tú… Naruto ¿verdad?

—¿Eh? ¿sí?

—Vamos afuera, creo que aquí nosotros sobramos.

—¡ja! Sí claro… —rio este, entendiendo a lo que se refería y, terminando con su té, acompañó a Sai fuera de la habitación.

Quedándose solas las chicas, ambas comenzaron a sentirse realmente incómodas, en especial la Yamanaka que, por más que quería, se le hacía imposible olvidar todo lo sucedido, hasta que…

—Ino…—llamó sutilmente Hinata.

—¿Sí?

—Yo… sólo quería decirte… ¡Que lo siento mucho!

Acto seguido, Hinata se inclinó ante ella, manteniéndose en aquella postura que claramente reflejaba mucho arrepentimiento.

Ino se apenó, más que nada porque le pareció sumamente exagerado.

—Ya… deja eso…

—No puedo, después de lo que ocasioné… yo… te afecté así como a Sakura-chan…—explicó Hinata en la misma posición. —no fue justo para ustedes.

—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó recelosa.

Fue entonces que Hinata levantó la mirada mostrando los ojos cristalinos.

—No es lo que piensas, Ino… esa noche de la fiesta… me drogaron… fue mi entrenador…

Yamanaka ahogó un grito.

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Fuera de la habitación, Naruto estando con Sai, le explicó lo sucedido con Hinata el día anterior sólo para que se diera una idea de porque su amiga se encontraba ahora con Ino, así como Hiashi hablando con Inoichi Yamanaka.

—Ya veo, con que eso pasó… ese Toneri es todo una fichita. —comentó Sai enseriado. —Aunque… tal vez me digas raro… pero, la verdad es que no me sorprende.

—¿Eh? ¿por qué no?

—Porque Ino ha pasado por una situación similar… no que la haya atacado alguien conocido, pero si la han llegado a acosar muy feo en la calle, justo ayer la atacó un tipo, y casi se la hubiera llevado de no ser porque la alcancé a ver.

Naruto ahogó un grito.

—Que asco, dattebayo, que mierdas pasa en el mundo, recuerdo que a Sakura-chan también la llegó a atacar un tipo.

—Sí, creo que si vi la noticia… en fin, creo que no queda de otra más que cuidarlas. ¿no lo crees? —sonrió Sai.

Naruto enrojeció ante la insinuación.

—¿Ya te le confesaste a esa chica? —cuestionó el pintor con una sonrisita ladina.

—¡¿Eh?! ¡¿Qué?! ¿Qué?! ¿De qué hablas?

—De Hinata Hyuga, por supuesto… Te gusta ¿no?

Naruto enrojeció a no más poder sin saber qué responder.

—Eres tan obvio, pero tan lento y estúpido.

—¡Oye!

—¿Qué? Es la verdad ¿o me equivoco?

Naruto nuevamente se quedó sin palabras, pero ya pensándolo muy profundamente se dio cuenta que era cierto.

Sin darse cuenta se había enamorado de Hinata.

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—Que asco… en serio Hinata, siento mucho lo que te pasó. —comentó Ino cuando terminó de escuchar a su rival. —Jamás me lo hubiera imaginado de ese tipo, se veía tan decente.

—Lo mismo pensaba, claro hasta que me di cuenta de que siempre fue un depravado por como siempre me tocaba.

—Ya… no recuerdes eso. —pidió la patinadora consolándola.

Hinata negó con la cabeza.

—Pero lo que más coraje me da es lo que ocasionó, me puso en duda con todos con Naruto-kun, con Sakura-chan, contigo. —la miró con tristeza. —En serio, siento mucho haberte metido en problemas.

Ino también negó la cabeza.

—Creo que nos volvimos locos todos, con tanta presión, tomo parte de la responsabilidad que me corresponde.

—Claro que no, tú no debes nada, ni tampoco Sakura-chan.

—Ah… la frentona… ella es todo un caso ¿no? Es decir… lo que pasó en la competencia…

—Eso es algo que por el momento no me interesa, cualquiera que haya sido su motivo para reaccionar así no me hará juzgarla… al contrario, siento que le debo mucho.

—¿Lo dices por lo que pasó en la fiesta?

Hinata asintió.

—Bueno, es que… la verdad es que si fue muy aventada, fue la primera en lanzarse contra esos tipos, y también en atenderte, creo que de haber estado sola o sólo con Naruto también me hubiera paralizado sin saber qué hacer.

—¿Ella te agrada, Ino?

Aquella pregunta hizo sonrosar a la Yamanaka.

—Mm… ¿agradar? No sé… es más… cómo explicarlo… ella… ella… es mi rival ¡sí, mi rival! —admitió apenada. —¡Ush! Lo admito… la desgraciada es bastante buena, mira que hacer ese montón de quads en la competencia, la muy presumida.

Hinata rio, viendo gracioso que Ino ocultara lo que realmente sentía.

—¿Sabes? De niñas intentamos ser amigas, pero luego algo pasó y ella se portó raro… no sé, ya no sé ni que creer, pero… ese día en la fiesta, realmente me la pasé muy bien, es decir, contigo… con ella… y con todos esos chicos babosos que no nos sacaron a bailar. —recordó molesta.

—Yo apenas la iba conociendo, me ayudó un poco con el asunto de Naruto, fue muy extraño pero sin conocerme del todo, me dio ánimos.

—Ush… pues es que tu historia es como un romance de novela de esas super cursis, ¿y qué dices? ¿Ya le dijiste algo a ese baboso?

Hinata rio y negó con la cabeza al mismo tiempo.

—aun no, quisiera arreglar primero todo esto antes de seguir.

—Entiendo. —suspiró Ino. —Y bien… Hinata… ¿qué es lo que quieres hacer ahora?

—Contigo más que nada quería disculparme, y por supuesto haré la declaración ante la prensa para que paren los rumores, pero para Sakura-chan…

—¿Qué hay con ella?

—No sé lo que pienses, pero… creo que necesita más apoyo ¿no lo crees?

—¿Te refieres a los patrocinadores?

—Sí.

—Bueno… yo tengo a mi familia, tú a la tuya… Sakura… creo que sería lo justo. —asintió Ino captando a lo que se refería Hinata. —Apoyemos a esa frentona también.

—No esperaba menos de ti, Ino… eres una persona muy gentil. —le sonrió la Hyuga.

La patinadora se sonrojó a no más poder con ese halago.

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Por otra parte, en otra habitación mientras las jóvenes arreglaban sus problemas, los mayores seguían con la discusión.

—Comprendo lo que pasó, sé que fue algo que se salió de su control, pero USTED no tiene la menor idea de lo mucho que afectó esto a mi familia, en especial a MI HIJA. ¡TAMPOCO tiene idea de los gastos que hicimos para que retiraran todas esas CALUMNIAS que hicieron! —reclamó Inoichi entre gritos.

—Si quiere una compensación monetaria no tengo problema en hacerlo. —comentó el tranquilo Hiashi, que a perspectiva del Yamanaka era una actitud bastante arrogante.

—No me refiero al dinero, sino a su estúpida forma de proceder… ¡¿creen que con una simple disculpa bastará?! ¿Le recuerdo como abofeteó a mi hija?

—Fue nefasto de mi parte, lo admito. Proceda como usted crea más conveniente.

—Que fácil decirlo, pero le tomaré la palabra y…

—Ya papá, basta. — interrumpió Ino, entrando en la habitación junto con Hinata.

—Pero hija… estamos discutiendo esto todavía.

—Creo que ya se dijo más que suficiente, yo ya escuché todo de parte de Hinata.

—¿Y estás conforme? ¡¿Después de lo que hicieron?!

—Ellos no hicieron nada, todo fue por culpa de un desgraciado pervertido, pero… si quieres echar culpas, entonces no estamos exentos, te recuerdo que nuestro relacionista público se encargó de dirigir toda la atención y culpa hacia Sakura Haruno.

Inoichi se quedó sin palabras.

—Sólo no queremos más peleas. —pidió Hinata suplicante. —Estamos dispuestas a limar asperezas y cooperar, ahora que prácticamente iremos a las olimpiadas.

—Queremos ir a las olimpiadas en paz, papá. —pidió igualmente Ino. —¿Crees que sea posible tener paz entre nosotros?

El Yamanaka mayor negó inicialmente con la cabeza, se rehusaba a perdonar fácilmente, mientras que el Hyuga estaba en completa disposición aunque no le agradara mucho.

—Si es lo que quieres hija…

Ambas patinadoras sonrieron.

—Es lo que queremos… pero también hay algo más. —dijo Ino.

—¿Eh?

—Para la persona que falta: Sakura-chan. — le siguió Hinata.

—¿Qué? —reaccionó ahora Hiashi.

Entonces ambas chicas dijeron al mismo tiempo lo que habían decidido.

—¡QUEREMOS QUE UNO DE USTEDES O LOS DOS PATROCINEN A SAKURA HARUNO!

El recibimiento de Konoha resultó ser una abundante lluvia. Todo parecía indicar que la tormenta que había afectado a la capital se había movido ahora a aquella ciudad, acompañada de sus nubarrones que oscurecieron todo el entorno, mostrándolo como si ya hubiera anochecido.

Dentro de un auto que iba a paso lento debido a la tormenta, estaba Sakura que con su mirada completamente ida en la ventanilla, sólo pensaba en lo poco que quedaba para llegar a casa y con ello el comienzo de su monótona rutina.

—Cuando lleguemos, preparas algo de comer… para ti, casi no comiste de nuevo. —aconsejó Danzou viéndola por el retrovisor.

—De seguro no hay nada, la despensa está vacía… no se preocupe… iré a comprar lo necesario para hacer la cena. —respondió ella de manera neutra.

—No, claro que no… ¿qué no ves que el cielo se está cayendo?, por esta ocasión lo haré yo.

Sakura se extrañó con esa respuesta, en todo los años que llevaba viviendo con ese sujeto jamás se había parado a hacer las compras de la casa. Le seguía resultando bastante extraño.

—Como usted diga. —fue lo único que respondió.

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Pasado unos minutos llegaron finalmente a la casa y lo primero que hicieron fue bajar el montón de maletas, al terminar, Danzou inmediatamente se retiró, dejando a Sakura con la responsabilidad de desempacar en lo que él llegaba.

Sin muchos ánimos, Sakura hizo lo correspondiente y subió a su habitación con toda la maleta y su peluche de gorila que no había soltado en todo el camino.

Una vez que llegó a su lugar privado, no pudo evitar suspirar con decepción al verse de nuevo en ese sitio, se sentía atrapada, harta, no quería estar más ahí. Pensar en todo eso, provocó que nuevamente las lágrimas se le salieran solas, cosa que trató de evitar ya que lo que menos quería es que Danzou la cuestionara.

—Ya… tranquila, tranquila.

Se dijo así misma, yendo con su peluche hasta una repisa en forma de pirámide en donde tenía colocado todos los peluches que llevaba ganados, en donde cuidadosamente colocó al gorila, justo en la segunda fila más alta, pues en la punta de la pirámide colocaría al zorro que le darían en las olimpiadas...

—Si es que voy…—musitó decepcionada, dejando de lado los peluches para ahora si desempacar la maleta.

Empezando por sacar sus patines los cuales colocó sobre la cama, comenzó a sacar las prendas hasta que dejó todo ordenado.

Empezando por lo que iba en las cajoneras, tomó unas blusas y procedió a guardarlas en un cajón de un tocador con espejo que tenía a un lado de la repisa y una vez que acomodó todo y lo cerró se volvió al espejo para ver un poco su reflejo.

Estaba deplorable, fue lo primero que pensó al ver la cara que se cargaba, cuando de repente, un extraño movimiento en el reflejo del espejo llamó su atención, este había provenido desde el armario el cual estaba justo frente al tocador.

preguntándose que había sido aquello, se acercó más al espejo, tratando de ver a través de este que era aquello que se había mostrado en aquel apartado que en ese momento estaba oscurecido.

Entonces lo vio, y ahogó un grito lleno de terror.

Dentro de su armario había una persona observándola.

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Residencia Yamanaka.

—Me siento como esos niños que dejan en el área de juegos para que no estén fastidiando. —comentó un aburrido Naruto, andando de un lado a otro en la sala de té en donde lo dejaron esperando.

—No te desesperes, Ino y Hinata están convencidas de lo que deben de hacer y no quitarán el dedo del renglón hasta que sus padres acepten.

—¡Oye sí! ¡Ellas son geniales! Le ofrecerán a Sakura-chan apoyo y prácticamente trabajarán en equipo.

—Sí, como se supone que deberían hacer las representantes olímpicas. —opinó Sai entretenido con su celular, cuando de repente una notificación de un en vivo llamó su atención por su escandaloso titular.

—¿Mmm? ¿Qué pasa? —cuestionó Naruto, notando extraño al pintor. —¿Qué viste?

El muchacho, aun en shock sólo le extendió su teléfono para que lo viera por si mismo.

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Pista de los Uchiha.

—Me voy… con esta lluvia nadie pudo venir al entrenamiento, y no tiene caso que siga entrenando solo. —dijo un fastidiado Sasuke, comenzando a retirarse.

—Sí, creo que es lo mejor… parece que esta lluvia no terminará hasta mañana temprano. ¿nos vemos entonces mañana? —preguntó Kakashi.

—Seguro. —respondió este indiferente.

En eso, el teléfono de Kakashi comenzó a sonar, algo a lo que Sasuke le restó importancia, hasta que…

—¿Eh? ¿Itachi? Sí, aquí está… ¿te lo paso?

El jugador se giró, viendo como Kakashi seguía atendiendo la llamada y sin entender nada de nada sólo extendió su teléfono con el altavoz encendido para que ambos escucharan.

—Sasuke…—nombró tenuemente Itachi del otro lado de la línea.

—¿sí?

—Me imagino que no has visto nada… Mmm… realmente lo siento.

—¿De qué hablas?

En ese momento la notificación de un mensaje por parte de Itachi llegó, en este había un enlace de una noticia que se estaba transmitiendo en vivo.

Kakashi lo abrió, sin entender aun lo que pasaba; sin embargo cuando la multimedia comenzó a reproducirse en el teléfono, tanto jugador como entrenador quedaron en shock por las imágenes que se mostraban.

—no… no es posible…—musitó Sasuke sin creer lo que veía.

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Residencia Yamanaka.

Tanto Ino como Hinata pensaron que convencer a sus padres con respecto a su idea iba a ser fácil, pero era claro que sus progenitores no tenían la madurez suficiente para aceptar lo que ellas querían, pues estos creían que patrocinar a otra persona que no fueran sus propias hijas provocarían celos y envidias.

Por parte de Hiashi Hyuga argumentaba que no podía hacerlo, dado que Sakura no era parte de la familia, además que si tenía que patrocinar a alguien sería a su propio sobrino Neji, con quien además ya tenía pactado un trato; en cuanto a Inoichi, temía que patrocinar a Sakura supondría perjudicar a su hija y eso era lo que menos quería.

—Ay, anda papá… no me importa si patrocinas a Sakura, haría buen equipo para los Yamanaka o para los Hyuga.

—lo mismo pienso, Sakura-chan es una de las mejores patinadoras, se lo merece… —argumentó Hinata.

Ambos hombres resoplaron, viendo que no podrían con sus hijas y la bendita idea que se les había metido en la cabeza.

—Bien… supongo que… ambos podemos ofrecerle un trato…y… ya sería cuestión de si ella, o Danzou en todo caso lo aceptan. —opinó Inoichi después de reflexionarlo.

—Creo lo mismo. —le siguió Hiashi. —Dado a que no quitarán el dedo del renglón, está bien, no queda de otra… igual le haré una oferta a esa chica, ya si no la acepta no será mi problema.

—Está bien, hagan sus ofertas y que Sakura decida. —concluyó Ino. —Ahora… sólo quedaría buscarla… pero no tengo idea de dónde se encuentra.

—Mi hermana me dijo que apenas volvía para la ciudad, creo que mañana ya la podríamos encontrar en donde vive con el entrenador Shimura, Naruto-kun sabe la dirección…

—Bien entonces…

—¡Hinata¡Hinata! ¡Hinata! —irrumpió Naruto abruptamente en la habitación donde se encontraban las familias discutiendo.

—¡Oye, muchacho ¿qué modales son esos! —reprendió Inoichi.

—¡olvídense de eso!... Hinata. — miró a su amiga con preocupación.

—¿Qué pasa Naruto-kun?

—Tienen que ver esto. —respondió Sai, quien entrando en la habitación presuroso, tomó el control de la televisión que había en esa sala, la cual encendió en un canal en específico.

Tanto los padres como las chicas no comprendían que era lo que pasaba hasta que las mismas imágenes de la televisión, y el reportaje de una reportera que se encontraba en ese momento fuera de la acordonada casa de Danzou Shimura aclararon sus dudas.

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"Se cree que la patinadora profesional de 17 años Sakura Haruno se encontraba en su habitación cuando pasaron los hechos, en el lugar se encontraron con señales de un aparente forcejeo muy violento que trajo como consecuencia que la cama, así como los muebles y el piso quedaran cubiertas de sangre.

Por el momento no hay indicios de algún cuerpo y todo apunta que quien perpetró la residencia huyó con la jovencita en un desconocido estado, ya que se encontraron rastros de sangre por las escaleras hasta la puerta de la entrada principal, sin embargo debido a la lluvia el resto de los rastros quedaron borrados"

"Los investigadores expertos ya están trabajando para esclarecer los hechos y por supuesto encontrar al criminal causante de esta desgracia"

"Sakura Haruno se había destacado por sus presentaciones en los torneos que organiza el país del fuego, siendo el más importante el último torneo realizado en la capital en donde sorprendió al público con 5 saltos quads, rutina que la hizo acreedora a la medalla de plata y también a ser una representante para las próximas olimpiadas. También hemos de rememorar que en esta última competencia tuvo una crisis que los médicos consideraron fue debido al estrés al que había sido sometida."

Su entrenador Danzou Shimura así como su familia, aun conservan la fe de que se encuentre bien, y ruegan a quien se la haya llevado que la regrese sana y a salvo."

Sakura es una chica inocente, por favor… a quien se la haya llevado le ruego que no le haga daño.

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—No puede ser, esto no puede ser cierto—repetía el furioso Sasuke entre dientes, viendo como el idiota de Danzou sólo se lamentaba ante las cámaras y no hacía nada más. —Esto debe ser una maldita broma… no es cierto…

—Me niego a creerlo también… no es posible… hace unos días la estábamos viendo competir, maldita sea. —dijo Kakashi aun en shock.

Sasuke se cubrió la cara con las manos, aguantándose todo lo que estaba sintiendo en ese momento y todo lo que esas imágenes que reproducían una y otra vez en el reportaje le hicieron sentir.

La cama, los muebles y el piso ensangrentado, no quería pensar en lo que pudo haber pasado en especial en la maldita cama, pero más se quebró cuando mostraron en cámara unos peluches en el suelo, incluyendo aquel gorila que vio que su amiga recibió durante la premiación de las finales.

—Eran los que querías mostrarme. —musitó entre dientes, recordando aquella noche.

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Además de la medalla de oro, que es mi principal objetivo, claro está…. Hay algo más que quiero ganar.

¿qué cosa?

El peluche "mascota" de las olimpiadas que están inspirados en animales o seres mitológicos, se dice que en las próximas olimpiadas, será un kyuubi, el zorro de las 9 colas, y quiero ese peluche de zorro a como dé lugar.

Rara.

¡¿Qué?! Ya tengo al mapache, al pulpo, el último que gané parecía un caballito, y tengo más… si quieres algún día te los muestro.

No, gracias.

Ay, Sasuke-kun eres malo…

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La voz de su amiga resonó en su cabeza, haciéndolo sentir peor.

—Mierda… mierda…esto no es verdad…. tengo que irme. No tengo nada más que hacer aquí. —siguió gruñendo entre dientes, y hecho una furia ya no soportó estar más ahí y salió de la pista.

—¡Espera Sasuke! no te vayas así… —se apresuró el entrenador a ir con él.

—¡Vete a la mierda Kakashi!

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Residencia Yamanaka.

Los presentes estaban en shock, tanto padres como jóvenes no cabían de la impresión mientras veían en la televisión las imágenes de la escena del crimen, así como escenas de la joven patinadora durante su trayectoria por las finales.

Todo parecía mentira, pero cuando vieron a Danzou Shimura rogar ante las cámaras por que le devolvieran a su alumna, se dieron cuenta de que era en serio, realmente todo eso estaba pasando en ese momento.

—Hinata…

—Ino…

Llamaron los padres a sus respectivas hijas, viendo que estas aun no parecían procesar del todo lo que había ocurrido.

—Ino

—Hinata…

Llamaron ahora Sai y Naruto al verlas cohibidas.

Entonces las chicas reaccionaron, desmayándose ambas al mismo tiempo.

Continuará.

Notas de autora: Mi regalo de navidad adelantado para ustedes.

Espero les haya gustado.

Saludos.

19 de diciembre de 2023