Aunque para muchos, el infame Rey Mono era un demonio sin corazón y capaz de comenzar una guerra contra cualquier reino sin darle importancia las consecuencias, seguía siendo alguien con sentimientos, sentimientos intensos que podrían afectar al mundo a su alrededor como una de las bestias más poderosas del planeta.

Algunos dioses temerosos lo llamaron el diablo sin miedo ... Pero Mori conocía muy bien el miedo.

No tuvo miedo al enfrentar a los reyes dragones y robar sus tesoros legendarios sumiendo en caos los mares.

No tuvo miedo de asustar a los reyes del infierno y borrar su nombre y el de los demás monos del libro de la vida y la muerte, poniendo el inframundo patas arriba.

¡Diablos! Ni siquiera tuvo miedo de comenzar una guerra santa contra el Reino Celestial, enfrentando monstruos disfrazados de dioses como los hermanos Natak, los dioses del combate; el Zorro de las Nueve Colas, Hojosa y al maldito Emperador de Jade.

Ni se hable del último Ragnarok, donde enfrento al Campeón de los Dioses, Satanás.

Pero había una razón para todo eso, su miedo estaba capitalizado por un solo ser ...

Él cuál lamentablemente tenía delante suya.

- ¿No piensas hablar, mono? Es de mala educación no responderle a tu maestro cuando habla. - Dijo la mujer pelirroja delante de Mori, pero el susodicho ni siquiera podía abrir su boca para balbucear algún sonido.

¿Como no estar aterrado ante la aquella persona que te enseñó literalmente todo lo que sabes de las artes divinas?

Es aquella persona que amenazó de muerte al Rey Mono si divulgaba su nombre, forjando así un contrato vinculante, un Geass en el caso de que Sun Wukong dijera su nombre, ella aparecería para brindar castigo.

Es la persona que ... Le otorgó su primer nombre y lo crió como si fuera su propio hijo.

Miedo, respeto y admiración se mezclaron en el interior del peli turquesa sin control.

- Puedes decirlo. - Dijo su maestro con una sonrisa cariñosa, sus ojos reflejaban un afecto sincero que lo hacía dudar del miedo que le tenía en algunas ocasiones. - Puedes decir mi nombre. -

Esta era la primera persona que lo reconocía en este mundo ...

Mori sonrió con cierta tensión pero también con melancolía, entonces hizo una leve reverencia juntando sus manos en un saludo respetuoso, como había hecho hace siglos, aún su cuerpo destrozado recordaba la sensación familiar y entusiasta de saludar a su maestro cada mañana.

- El discípulo Sun Wukong, saluda al gran sabio maestro ... Subhuti. -

La susodicha parecía resplandecer como el sol del mediodía por aquellas palabras que no había escuchado en siglos.

- Este maestro saluda a su querido discípulo. -

...

Ahora mismo tanto maestro como alumno se encontraban en el parque cerca de la residencia Emiya. Estaban sentados en los columpios mirando hacia la extensión del cielo de la tarde.

Gracias a la hora, no había niños ni padres cerca para interrumpirlos e incluso si fuese así, Subhuti utilizaría sus habilidades místicas para crear una zona segura para hablar sin interrumpir este gran encuentro que ella estuvo esperando por tanto tiempo.

¿Quien diría que cazar a otro gran sabio como ella le permitiría reencontrarse con su discípulo más querido?

Ciertamente era una fortuna, pero la verdadera pregunta era ... ¿Como el Rey Mono se encontraba en este mundo?

Sin que ella lo supiera, el dios caído tenía pensamientos similares, pero en este caso, tenían que ver si en verdad este Subhuti era igual al que conocía, en un principio parecía ser así al reconocerlo pero Mori no podía estar seguro.

Así que ambos grandes sabios cayeron en un silencio tenso pero tranquilo al tratar de encontrar las palabras correctas para hablar.

La primera en romper el silencio no fue nadie más que Subhuti, como gran maestra de innumerables inmortales y dioses, ella daría el ejemplo al guiar la conversación por si misma.

- Parece que me reconociste rápido, discípulo. - Comenzó a decir la mujer pelirroja con una sonrisa astuta. - A pesar de tantos siglos y este cambio de apariencia no tardaste en reconocer a tu maestro, estoy orgullosa de ti. -

Mori dejó salir una risa entre dientes. - No es la primera vez que cambias tu apariencia, maestro. Además, fuiste tú quien me enseñó las 72 Transformaciones, era natural que pudieras cambiar de forma a tu antojo. - En ese momento el peli turquesa la miró con seriedad. - Pero debería ser yo el sorprendido al reconocerme a pesar de ... -

Subhuti miro a su discípulo con seriedad. - Si, quería hablarte de eso pero no sabía abordar el tema sin sonar tan insensible. -

- Pregunta sin reparos. -

La Gran Sabio suspiró antes de hablar. - ¿Como estas en este mundo? Los Espíritus Divinos hace mucho que se retiraron de este lado del planeta y ... ¿Por qué tu Núcleo Divino parece estar roto? Por un momento pensé que eras un Cuerpo Divino de estos dichosos magus de Japón. -

Esa era mucha información que procesar para Mori, especialmente porque su maestro estaba utilizando términos que el antiguo Rey Mono desconocía completamente.

Así que al peli turquesa solo le quedó una sola opción, esperando que no causará más conflictos de lo que necesitaba ahora.

- Si ... Sobre eso. - Comenzó a decir el dios caído antes de suspirar, ya no había vuelta atrás. - No creo ser el Sun Wukong que conoces. -

Subhuti frunció el ceño por sus palabras, creyendo que la teoría de que su discípulo en realidad era un Cuerpo Divino, pero antes de que pudiera confirmarlo, el peli turquesa siguió hablando.

- Y se que es muy difícil de creer, incluso yo estoy dudando ahora mismo, porque mientras más te veo solo puedo pensar que eres mi maestro ... Pero lamentablemente no es así. - En ese momento Mori mira con seriedad a la persona que lo crió hasta convertirlo en uno de los guerreros más grandes del Reino Sabio, pero por desgracia no era la Subhuti de su mundo. - Mi nombre es Sun Wukong pero también es Jin Mori y soy de otro mundo, no soy el mismo discípulo que entrenaste y tu eres el mismo maestro que me enseñó. -

Un silencio sepulcral se instaló entre ambos seres, permitiendo que la información se asentará en la mente del Antiguo Dios Sabio, quien no dejaba de ver a su discípulo buscando alguna señal de mentira.

No encontró ninguna.

- Explícate, ahora. - Dijo la pelirroja solemnemente, esperando una respuesta que satisfaga su mente.

Mori esperaba poder lograrlo, porque no se quería imaginar las consecuencias.

- Pues, supongo que debería empezar por el principio, ¿No? - Dijo el peli turquesa con una sonrisa nostálgica pero también melancolía. - Esta es la historia de un tonto dios ... -

Quien lo perdió todo.

...

- Cielos, qué día. - Dijo Waver con un suspiro cansino saliendo de su boca, pero con una expresión satisfecha mientras se alejaba del Copenhague.

¿Por qué? Había logrado salir temprano en esta ocasión de su trabajo cuando la hija de su jefe, la joven Neko, llegó para suplir su turno. Además, la chica había llegado contando como había presenciado el nacimiento del nuevo Suzaku, quien al parecer era un amigo de Neko, o al menos alguien conocido de ella. Lo más destacable fue probablemente el hecho de que había derrotado al anterior Suzaku de prácticamente un solo golpe.

Sin embargo, el magus londinense no estaba particularmente interesado por eso a pesar de que fue una anécdota interesante, pero nada que llamara demasiado interés, después de todo, él se metió en todo el asunto de los Dioses de Fuyuki por un mero accidente y esperaba no seguir involucrándose con ellos por el resto de su estadía en la ciudad.

Así que se dedicaría a disfrutar lo que quedaba de día y también mañana, ya que era su tan esperado día libre. ¿Como debería gastar su tiempo mañana? ¿Debería ir a pescar con Glen? ¿Quizás comer galletas de Martha? Cielos, incluso se sentía dispuesto a sufrir burlas de Sun Tzao para poder sacarle más información de la Era de los Dioses y misterios para continuar con su investigación.

En ese momento, Waver parpadeó al percatarse de algo, ya se encontraba bastante lejos de su trabajo, había dejado la zona de Shinto detrás y caminaba por el gran puente rojo de Fuyuki al percatarse de algo.

Normalmente evitaba este puente, incluso si eso implicaba llegar tarde a los sitios, después de todo, había sido el último lugar donde había visto Rider antes de desaparecer al ser derrotado por el todopoderoso Archer.

No obstante, Sun Tzao molesta por la tardanza del joven al usar caminos alternativos, le había obligado cruzar el puente, poco a poco dejando de lado el sentimiento de pérdida que sentía al cruzar el sitio.

Pero eso no era lo importante, sino que la demonio ancestral se encontraba en completo silencio cuando normalmente ya habría soltado algún comentario mordaz para molestarlo y distraerlo de su tristeza.

El peli negro volteó su mirada en busca de la fémina de cabellos rojos. Noto que el sol ya había caído y la luna estaba tomando su lugar brillantemente en la cima del cielo de la noche y las luces artificiales del puente hacían su trabajo para iluminar el camino para los transeúntes y automóviles que cruzaban entre ambas zonas de Fuyuki.

Sin embargo, el sitio estaba algo desierto, solo un auto eventual cruzaba un extremo al otro, lo cual le dio un mal presentimiento al joven de cabello negro pero decidió descartar aquello a favor de encontrar a su asociada.

Lo cual no fue difícil considerando que no podían alejarse demasiado el uno del otro por términos del contrato, además de que era una destacable mujer que flotaba generalmente cerca de él como una especie de fantasma de mal gusto esperando por asustarlo.

Pero las cosas eran diferentes ahora que de esta mañana, la hermana de Sun Wukong se encontraba con una expresión seria en su hermoso e inhumano rostro, luciendo pensativa como si algo no dejara de rondar por su mente sin cesar.

Waver no pudo evitar levantar una ceja dubitativo del porqué el repentino cambio de actitud de la pelirroja, debería haber una razón en específico por un cambio tan drástico. Pero en realidad no era de su incumbencia ...

¿O si?

Quiero decir, solo eran asociados, ni siquiera podrían llamarse aliados ni mucho menos amigos, ambos habían hecho aquel contrato con el motivo de ganar algo del otro, simple y llanamente. De cierta forma, esta situación debería traerle cierta sensación de paz al joven magus luego de una cadena de acontecimientos desafortunados desde que dejó la Torre del Reloj.

Además, si fuese algo tan importante, ¿Sun Tzao no debería de informarle? Ese era el tipo de relación que tenían ...

Por un momento no pudo evitar recordar el beso que tuvo con la demonio ancestral para sellar el contrato directo que habían tenido, como una respuesta natural sus mejillas se tornaron de color rojo furiosamente.

- Oye, Waver. -

Ya sea para su fortuna o desgracia, la voz del Rey Macaco lo distrajo lo suficiente para dejar de pensar en aquel suceso, pero el tono tan serio lo hizo dudar por un segundo.

- Cuidado detrás de ti. -

El actual Genbu no pudo comprender por completo lo que la pelirroja le había dicho, pero como una respuesta natural se volteó.

Y la oscuridad lo reclamó.

...

- Y así es como teorizó que termine aquí, aún no tengo una respuesta clara al respecto.. - Dijo Mori dando por finalizada su su historia, dándose cuenta que incluso había anochecido.

Esperaba que Shirou hubiese llegado a salvo a casa, aunque los Tohsaka eran extraños, era confiables a su manera, además de que las personas del Grupo Fujimura estaban cerca para dar seguridad bajo la orden del abuelo de Taiga.

El dios caído había todo desde el principio de su existencia, creyendo que al contar las cosas desde su punto de vista de sus primeros años haría la historia más verídica. Aunque no podía confirmar si Subhuti que creía ya que ella mantuvo una expresión neutral durante toda la explicación, dejando al peli turquesa con nada más que expectativas y dudas.

Pero aún así siguió hablando de la historia de Sun Wukong y Jin Mori para luego terminar con Dan Mori.

Contó prácticamente toda su vida, desde su nacimiento orquestado por el cielo y la tierra como también la traición a manos de Park Mubong y como aterrizó en este mundo y ahora vivía con una nueva familia.

Cuando finalizó de hablar, todo quedó en completo silencio, Mori ya había dicho todo lo que tenía que decir y simplemente espero la sentencia de su maestro en este mundo.

Por otro lado, a diferencia del antiguo Rey Mono, la mente del Gran Sabio Antiguo corría tan rápido como una tormenta, y fue simplemente su estado como un Gran Sabio de la Vacuidad que le permitió tener una aura tranquila para procesar, meditar y reflexionar todas las cosas que su discípulo ... No, que el discípulo de su otra "yo", había dicho.

Subhuti suspiró con exasperación. Ciertamente era algo confuso.

El hijo adoptivo de Kiritsugu le miró con curiosidad por la repentina acción, esperando con ansias que crea su historia y que no cause ningún conflicto más ... Ya había tenido los suficientes en las últimas semanas, aunque sabía que no tendría tanta suerte.

La mujer pelirroja lo ignoró olímpicamente, mientras seguía pensando sobre la historia de este Sun Wukong. Muchas de las cosas que había dicho eran realmente preocupantes y no podría imaginar que hubieran sucedido, pero la prueba viviente estaba sentada justo a su lado.

Entre tantas artes que Subhuti conocía, discernir la Verdad era una de ellas, y el peli turquesa no decía nada más que la verdad.

Además, la mera posibilidad de que su discípulo le mintiera era inaudito, incluso si era una versión diferente de él, no podía permitir tales acciones. Así que esperaba que la otra versión de ella le enseñara buenos modales a este Sun Wukong.

Pero la historia de este Rey Mono era alarmante, pensaba Subhuti olvidando sus demás responsabilidades actuales. Estaban hablando de un mundo donde Wukong y los demás peregrinos no pudieron lograr su viaje a la India ...

Incluso si el Rey de los Monstruos había logrado alcanzar la Budeidad en la travesía, era poco relevante cuando no pudo cumplir su misión de proteger a Xuanzang.

El Dios Antiguo no pudo evitar sudar frío al pensar en el asesino del descendiente de Gaia en el mundo natal del peli turquesa. De entre todas las deidades malignas que pudieron cometer tal acto, la menos esperada hizo acto de presencia ...

Tathagata, el Iluminado, el Dios Supremo del Universo ...

¿Como era posible que aquel salvador de la humanidad que ascendió a lo más alto del cielo se haya convertido en un brutal asesino hasta el punto de matar a su propio discípulo para acabar con el Rey Mono?

Para Subhuti, solo había una posible conclusión ... El Tathagata del otro mundo había "perdido" ante el Mara, la Encarnación Divina de la Ilusión de los Deseos Mundanos. De alguna forma, Mara se había interpuesto en el camino de iluminación de Tathagata y lo cambió radicalmente de aquel dios amable a un ser cruel como su discípulo lo describía.

O al menos esa era su teoría.

Su discípulo no había explicado si Tathagata había tenido alguna razón razonable para cometer tales actos, además de que Sun Wukong ni siquiera había nacido para atestiguar la ascensión de Buda, así que no podría estar segura.

Aparte, era bastante complicado ver a través de otros universos, especialmente que las cosas habían cambiado desde el comienzo de la Era del Hombre y ella como otros Grandes Sabios Antiguos tenían ciertas restricciones.

Así que sin otras opciones tuvo que confiar en las palabras de esta versión de su discípulo y en su propio juicio.

El resto de la historia fue tan destacable como la primera parte, devorar a su propia amada viva para enfrentar a Tathagata y matarlo era una hazaña inimaginable ... Con ese poder incluso la Trimurti de la India tendrían que estar realmente preocupados de enfrentar al Rey Mono.

Pero todo ese poder tuvo sus consecuencias, como la "primera muerte" de Sun Wukong, hasta que renació como un humano bajo el cuidado del abuelo adoptivo, Jin Taejin.

Entre varios procesos y situaciones, el despertar de sus antiguos poderes como el regreso al Reino Sabio para recuperar su verdadera identidad como Rey Mono.

No obstante, lo que mas había alarmado a la mujer de cabellos rojos era el Ragnarok, preocupandola de que la profecía que había dictaminado Gaia hace mucho tiempo a los dioses invasores del exterior de la galaxia, estuviese a punto de hacerse realidad al menos en ese mundo.

Además, el enfrentamiento contra el peor de los seres, Satanás, era algo que incluso Subhuti tenía que admitir que no podía tomarse a la ligera.

Y aunque afortunadamente su discípulo salió victorioso, no pudo evitar sentir algo de pena por la traición que Mori había vivido junto al reciente fallecimiento de su abuelo adoptivo.

Lo cual lo trajo a este momento, ¿Acaso los dos Santos Griales habían reaccionaron el uno al otro y lo trajo a este mundo? Esa era otra pregunta que el Gran Sabio Antiguo tampoco estaba segura de responder, los viajes extra dimensionales no estaban realmente en su área de investigación.

Y sabía que tratar con el Caleidoscopio iba a ser más problemático que productivo, así que con un suspiro la pelirroja se levantó de su asiento llamando la atención del antiguo Rey Mono.

- Te creo. -

Esas simples palabras le sacaron una sonrisa al peli turquesa que no se molestó en ocultar. Subhuti no pudo evitar sonreír levemente, incluso si era de otro mundo, seguía siendo su discípulo aunque no lo quisiera.

- Pero, ¿Que vas hacer al respecto? ¿Como planeas volver a tu mundo original? -

Mori frunció el ceño ante sus preguntas, las cuales el mismo se había hecho las últimas semanas y aún no encontraba una respuesta clara, aquellas dudas fueron tan grandes que incluso afectaron su salud al intentar utilizar sus artes marciales.

Pero una parte de aquel peso se había ido.

- Para ser sincero ... No estoy muy seguro. -

Había pasado por tantas cosas, ni siquiera había podido superar las frustraciones e impotencia que sufrió durante el Ragnarok, no había podido llorar la muerte de su abuelo a gusto ...

Una parte de él quería simplemente desaparecer para siempre en el olvido ...

Pero ...

La imagen de un niño caminando por el infierno mismo le dio esperanza.

- Pero estoy seguro que lo resolveré cuando llegue el momento. - Dijo Mori con confianza y una sonrisa tranquila, aquel peso que aplastaba sus hombros cada vez más ligero.

Subhuti se quedó mirando a su discípulo de otro mundo con ojos analíticos, tratando de comprender como alguien tan orgulloso y poderoso como el Rey Mono se había reducido a nada más que ... Esto y aún así podía mantener una sonrisa tan serena en su rostro.

Incluso cuando lo perdió todo, aún quedaba algo que lo mantenía a flote.

- ¿Como estas tan seguro de que tendrás una respuesta cuando llegue el momento? - Le cuestionó la mujer pelirroja.

El peli turquesa se río entre dientes. - Supongo que eso es una buena pregunta, ni siquiera puedo estar seguro de lo que hago sea lo correcto. -

El Dios Antiguo le escuchaba con atención, intrigada por la diatriba que su discípulo más querido tenía, preguntándose que era lo que le permitía seguir en pie y no convertirse en un monstruo sediento de venganza.

- Pero se que si lo hago de todo corazón, entonces no puede ser malo, ¿Verdad? - Dijo Mori con una sonrisa avergonzada, sintiendo que lo que decía era algo tonto y sin sentido, pero era lo que albergaba su corazón.

- Tu ... Supongo que tienes una razón para seguir en pie, ¿No? - Le pregunto Subhuti a sabiendas.

El dios caído parpadeó ante las palabras de su maestro de otro mundo, antes de sonreír recordando todo lo que había ganado en esta nueva vida como "Dan Mori Emiya".

- Si, supongo que ser un hermano mayor te cambia para bien. - Dijo el antiguo Rey Mono en respuesta, lo cual gano cierto interés proveniente de la Gran Sabio Antiguo.

Sin embargo, la susodicha dejó el tema de lado por ahora, se había desviado demasiado de su objetivo original. Se había perdido debido a aquel rastro falso que le dejó su presa, pero al menos se había reencontrado ... ¿Encontrado? Con su discípulo, aunque fuese otra versión de él, igualmente seguía siendo su querido discípulo.

Por otro lado, tenía que agradecerle a su discípulo, gracias al encuentro que tuvo con él, pudo analizar su firma divina y aislarla del ambiente, ahora su búsqueda ya no será a ciegas como desde el principio. Después de todo, buscaba a un ser semejante a ella en poder y habilidad, pero gracias a esto ya no podrían engañarla.

Ahora como una buena maestra, debía devolverle el favor a su querido discípulo.

Subhuti se levantó de repente de su asiento, llamando la atención del peli turquesa quien se puso algo nervioso, esperando que su maestra no lo castigara o algo semejante, pero ahora se daría cuenta que era todo lo contrario.

La mujer pelirroja le sonrió llena de cariño y aprecio genuinos, el peli turquesa le miró sorprendido, le había visto dicha expresión desde que domino todas las artes místicas que Subhuti le había inculcado hace tantos siglos.

- Quizás nuestro encuentro fue decidido por el destino o quizás por tu misma madre, eso es muy difícil de decir pero de lo que estoy segura es que ... - El Dios Antiguo le miró en lo más profundo de su alma. - Me alegro mucho de haberme encontrado contigo hoy. -

Mori tragó saliva ante las palabras de quién sería su maestro en este mundo, la persona más cercana que tuvo a una figura paterna o materna en los primeros años de su vida como Sun Wukong, un sentimiento que sin importar los siglos, milenios o incluso eones nada podría cambiarlo.

- Sinceramente espero que nos volvamos a reencontrar para hablar otra vez. - Decía la mujer pelirroja con sinceridad antes de sacar unas cosas de la túnica que llevaba. - Mientras tanto, disfruta este regalo de despedida, mi querido discípulo. -

El antiguo rey Mono atrapó los objetos con relativa facilidad y ahora en sus manos pudo reconocerlos rápidamente y realmente estaba sorprendido por lo que sus ojos dorados veían.

Eran melocotones, pero no cualquier tipo de melocotón, eran los legendarios, exóticos y únicos Melocotones Celestiales de la Reina Madre del Oeste, Xiwangmu, los cuáles Sun Wukong había robado antes de desertar de los cielos y comenzar la primera y más grande Guerra Santa contra los dioses taoístas del Reino Celestial.

Eventualmente, el Rey Mono los cultivó en el Reino Sabio para todos los demonios y sabios de su reino para fortalecer sus tropas contra la guerra que se avecinaba, algo que podría ser considerado veneno para humanos normales pero esencialmente para superar los límites del cuerpo y la carne.

Y ante él estaban cinco melocotones celestiales perfectamente maduros, tan jugosos y deliciosos que incluso le hizo agua la boca ante la vista.

Sin embargo, antes de que el joven de cabellos azulados le fuese hincar un diente a uno de esos jugosos melocotones miró a su maestra con sorpresa, preguntándose no solo de donde los había sacado sino también el porqué se los estaba dando.

La susodicha sonrió divertida por la expresión de desconcierto que que daba su discípulo, a sabiendas de su confusión ella simplemente se limitó a explicar sin problemas.

- ¿Cuando fue la última vez que probaste uno? Hace un buen tiempo imagino, ¿No es así? - Decía la pelirroja solemnemente. - Esta un poco difícil ir y volver del mundo de los sabios, pero cuando se puede traemos un buen lote de melocotones celestiales, quizás te ayuden con tu recuperación o tal vez le sirvan a alguien importante para ti. - Con eso dicho se dio la vuelta. - De cualquier modo, ya he gastado bastante tiempo rondando por aquí, es momento que me retire para continuar mi misión. -

Mori sonrió levemente. - Fue un gusto verle, maestra ... Aunque no de la forma que ambos podríamos haber esperado. -

Subhuti sonrió respuesta. - Nos volveremos a ver. -

No fue una pregunta ni una suposición, era un hecho.

De repente, el viento empezó a soplar con fuerza, levantando las hojas del parque que estaban en el suelo, pero a su vez la imagen de la mujer de cabellos rojos se iba desvaneciendo junto a las hojas que danzaban en el iré hasta no quedar nada.

En un abrir y cerrar de ojos, Mori se encontraba solo con aquellos melocotones en sus manos.

- Bueno ... Espero que Shirou haya comido bien. -

...

Los días en la ciudad de Fuyuki habían pasado con naturalidad desde que Mori se había convertido en el nuevo Suzaku, aunque la creencia de un nuevo tipo de dios de Fuyuki se mantenía tan fuerte como el primer día, de hecho, era posible que haya ganado aún mayor fuerza.

Había personas que incitaban al nuevo Suzaku a enfrentar a Byakko de una buena vez, pero había otros menos numerosos que clamaban por un combate contra Seiryu.

No hacía falta decir que Mori los ignoró olímpicamente y siguió con su vida diría, relativamente normal con su hermano menor hasta el regreso de Kiritsugu, quien apenas llevaba un poco más de una semana desde su "viaje de negocios".

En el transcurso de su ausencia, el peli azul no podía decir que muchas cosas hayan cambiado a decir verdad, exceptuando su nueva posición como un dios de Fuyuki o la Mejora sustancial de su relación con Taiga.

Quizás el entrenamiento de Shirou se había vuelto un poco más intenso. Nada del otro mundo, solamente los ejercicios eran más largos y variados, junto a algunos movimientos del Full Contact Karate para mantenerlo tranquilo.

Aún no se había dedicado a enseñarle el Renewal Taekwondo o el Moon Light Sword Style de Mira, ya que eran estilos de combate más exigentes para el cuerpo como el primero o necesitaban más entrenamiento como el segundo, y como Shirou podía ser tan impaciente como él pues decidió empezar a inculcarle los conceptos más básicos del karate.

No esperaba que llegara a realizar la Danza de los Cuatro Dioses hasta que llegara a su adolescencia pero al menos lo mantendría ocupado un rato.

Por otro lado, la amistad que habían entablado con la familia Tohsaka iba progresando de buena manera desde el punto de vista del peli turquesa. Se encontraban varias veces a la semana por tener destinos iguales al llevar a Shirou y a Rin a la escuela.

Además de que los niños pasaban las tardes jugando juntos casi todos los días, en su mayoría en la residencia Tohsaka pero un par de veces Rin había pasado algunas tardes en la residencia Emiya.

En otras noticias, la vida escolar de Mori fue escalando de buena manera, desde que derrotó al anterior Suzaku, las cosas con los bravucones se fueron calmando rápidamente, ya nadie en la escuela tenía pensando molestarlo. Además de que tener al lado a la actual Byakko y al hermano menor del actual Seiryu tenía cierta ventajas.

Aunque no todo era de color de rosa, algunas cosas se habían complicado en relación a los Cuatro Dioses de Fuyuki y aunque al dios caído le gustaba pensar que no tenía nada que ver con él, hacer la vista ciega en este punto era algo complicado.

Después de todo, la repentina desaparición del actual Genbu y Seiryu estaba preocupando en gran medida a las masas. Lo peor de todo es que el suceso había sucedido repentinamente el mismo día que Mori se había hecho con el título de Suzaku, lo cual cimentó aún más la creencia de estar por encima de los actuales Dioses de Fuyuki, haciendo que el título de Kizaru ganara aún más fuerza.

Lo cuál no molestaría al antiguo Rey Mono ... ¡Si fuese cierto! Aquel día lo paso con sus amigos y luego con la versión de su antiguo maestro de este mundo, aunque no podía explicar muy bien lo último, ya que lo tomarían como un lunático o algo así. Pero el problema era mayor cuando Taiga, Reikan y Neko incluso estaban sospechando al respecto, aunque aún así le creían en que no tenía nada que ver con la desaparición de los otros dos Dioses de Fuyuki.

Así que actualmente Mori vivía con cierta tranquilidad, pero las miradas expectantes y de miedo se hacían notar desde kilómetros, como si anticiparan su siguiente movimiento, pero esta vez contra su amiga Fujimura Taiga.

El asunto sería más serio si la susodicha Tigre Celestial no estuviese emocionada por ello.

- ¡Por favor, enfrentarme con todo, Mori-kun! - Le pidió la peli castaña con emoción para nada disimulada en su rostro.

Sus amigos, Reikan y Neko, miraban la escena aquella mañana entre divertidos y exasperados por la actitud de la joven espadachína, quien no desaprovechó la oportunidad de desafiar al actual Suzaku a un combate directo en frente de la academia Homurahara, atrayendo la atención de todos los estudiantes y profesores a la pareja.

No hace falta decir que varios se pusieron nerviosos y tensos al escuchar las palabras de Byakko.

Mori suspiró ante la insistencia de su amiga, aunque sabía que ya no existía la misma tensión furiosa de antes desde aquel altercado con Yamamoto donde le demostró un poco de su habilidad, eso no detenía a la chica de querer una pelea con él sin limitaciones.

Lo cual no sería posible si no quería lastimarla permanentemente.

Aún así, el peli turquesa sonrió, desde su encuentro con Subhuti su humor había mejorado en gran medida.

- En otro momento, vayamos a clases. - Dijo el antiguo Rey Mono antes de adentrarse en la institución académica sin esperar respuesta del Tigre de Fuyuki.

- ¡¿Eh?! ¡E-Espera, Mori-kun! ¡No me ignores! - Exclamaba la chica de cabellos castaños siguiendo a su amigo.

Todo eso sucedía mientras toda la escuela los observaba, poco a poco la tensión disminuyendo rápidamente, incluso Reikan y Neko no pudieron evitar divertirse ante la interacción de sus amigos.

Solamente esperaban que las cosas pudieran permanecer así un tiempo.

...

Por otro lado, en el mar de Japón ...

Las cosas no resultaban como el viejo Magus Killer esperaba.

...