Disclaimer: Crepúsculo es de Stephenie Meyer, la historia de LyricalKris, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.
Disclaimer: Twilight belongs to Stephenie Meyer, this story is from LyricalKris, I'm just translating with the permission of the author.
Grupo en Facebook: Tradúceme un Fic
―Estoy tan nerviosa. ―Bella luchó por no inquietarse, sentada con los ojos cerrados mientras Jessica la maquillaba―. Estar nerviosa tiene sentido, presión laboral, estúpidas convenciones sociales y tener que ver al imbécil sin darle un puñetazo en la cara y todo, pero ¿así de nerviosa? Siento todo… ―Se pasó una mano por el estómago y giró los hombros. Se le erizaba la piel; no de una manera espeluznante, sino como si una carga atravesara cada terminación nerviosa que tenía―. Argh.
Lauren se rio disimuladamente. Angela suspiró. Jessica le dio unas palmaditas en la espalda.
―Te lo voy a decir claro, Bella ―comenzó su mejor amiga―. Fuiste e hiciste exactamente lo que te dijimos que no hicieras. Te involucraste demasiado con este chico de las flores.
―Yo no... bueno… ―Bella se sonrojó, y solo el firme agarre de Jessica en su hombro le impidió agachar la cabeza―. No fue mi intención.
―Sucede ―ofreció Jessica.
―Complicado no significa que será malo ―añadió Angela.
―Honestamente, Bella, a tu edad, la mayoría de nosotros hemos tenido algunas relaciones, buenas, malas y feas. Te da carácter y todo eso ―agregó Lauren.
―Lauren ―siseó Angela.
―No le digas que podría terminar como tú, Lauren, eso convertiría a cualquiera en monja. No necesitas asustarla solo porque es nueva en el mundo de salir con gente que probablemente no debería. ―Jessica negó con la cabeza―. Pero estarás bien, Bella.
―En algún momento, simplemente te sientas y disfrutas de la cabalgata. Literalmente, cuando decidan ponerse manos a la obra. ―Lauren se rio disimuladamente.
Bella tuvo que luchar para no taparse los ojos con las manos.
―Oye, nunca tuviste una cita, así que te perdiste esta parte ―dijo Jessica―, las mariposas y este tipo de momentos. Estás a punto de sacar al menos un momento de cuento de hadas de esta pequeña complicación tuya. Ya conoces esa parte de las películas en la que se abre la puerta, aparece la mujer y se ve tan hermosa, puedes ver en los ojos de él que no hay un pensamiento en su cabeza que no sea "vaya"? Este es tu momento, amiga.
Bella apenas tuvo tiempo de mirarse antes de que sonara el timbre. Jessica le impidió saltar sobre sus pies, diciéndole a Lauren que dejara entrar a Edward. Colocó a Bella frente a ella para una última inspección.
»Vas a triunfar esta noche, Bella. Ese hombre de abajo tiene suerte de poder estar a tu lado. No lo olvides.
Se abrazaron. Angela le apretó la mano. Bella respiró hondo, se recordó a sí misma que podía manejar lo que fuera que esta noche le deparara, y se dirigió a las escaleras.
Las mariposas se volvieron locas cuando ella apareció en lo alto de las escaleras. De alguna manera, sin embargo, todavía escuchó la rápida inhalación de Edward y su murmullo:
―Oh, vaya.
~0~
Abrumada por los nervios cuando se detuvieron en el servicio de valet parking, Bella no pudo evitar la risita que surgió.
―Estoy emocional ―dijo, cuando Edward levantó una ceja inquisitiva―. Reír es mejor que...
¿Vomitar? Tenía el estómago hecho un nudo. Ella no quería darle más importancia a esta noche. Pero junto con la agitación de los nervios y la amarga ira, había algo más revoloteando en su vientre.
Mariposas. Como le dijo Jessica.
La expresión de Edward era gentil cuando extendió la mano, tomando la de ella y dándole un breve apretón.
―Tienes mi apoyo.
Ella soltó un profundo suspiro y el calor enrojeció su piel fría.
Habían sido unas semanas confusas. Lidiar con la traición de Jacob la dejó tambaleándose. Fue un tipo de angustia diferente a la de la mayoría de los romances. Su amor por Jacob nunca fue intenso. Fue constante y reconfortante. En cierto modo, eso hizo que la agonía de lo que le hizo fuera mucho más insoportable. Se suponía que los mejores amigos eran las personas a las que uno podía acudir cuando los amantes rompían contigo.
Sin embargo, a pesar de lo nuevo de su dolor, todavía tenía espacio en su corazón para sentir algo por Edward. Atracción. Emoción. Fuego. Deseo vertiginoso.
Bella abrió su propia puerta, pero Edward estaba allí con una mano cuando ella salió del auto. Entrelazó sus dedos con fuerza. Ella dio un paso atrás para que él estuviera a distancia y le dio otra mirada. Ella suspiró.
―Es ridículo lo bien que te ves esta noche.
Su sonrisa era deslumbrante; literalmente eso: se quedó sin aliento y no pudo recordar cómo funcionar durante unos segundos. Él la rodeó con un brazo y la alejó del aparcamiento de coches.
―Iba a decir algo similar, aunque no sé si ridículo es la palabra que iba a usar. Con el aspecto que tienes esta noche, Bella, dudo que alguien me esté mirando. Pero, tomé mi papel de acompañante trofeo en serio. ¿Una de las ventajas de la locura que es Hollywood? Todo el mundo tiene un traje digno de entrega de premios.
Y eso era otra pizca de angustia en la maraña de emociones que se agitaban en sus entrañas. Siempre era irritante ser una mujer que intentaba ser tomada en serio por hombres engreídos. Su excusa para invitar a Edward a este evento seguía en pie. Nunca lo dijeron, con tantas palabras, pero Bella podía leer entre líneas. Consideraban que un mecánico como su ex estaba por debajo de ellos, inadecuado, y esa incapacidad para conseguir un buen partido decía más sobre ella a sus ojos.
Bella los detuvo justo antes de la entrada al lugar. Ella se hizo a un lado, trayendo a Edward con ella y enfrentándolo. Su corazón latía con fuerza, pero el impulso era demasiado fuerte para ignorarlo.
―Sabes que esto es más que eso, ¿verdad?
Él inclinó la cabeza, su expresión era ilegible.
Dejó que sus ojos se cerraran mientras respiraba entrecortadamente. Ella se tambaleó, aturdida, y él le puso una mano firme en la cintura. Ante su toque, una pequeña sensación de calma la invadió; lo suficiente como para poder encontrar las palabras que quería. Ella abrió los ojos para mirarlo.
»Te quiero aquí. No como un acompañante trofeo. Te quiero.
Tantas connotaciones para esas últimas palabras. Era el peor momento imaginable. Era confuso y desconcertante y probablemente una mala idea cuando estaba emocionalmente alterada. Pero también era cierto.
Los ojos de él ardían, el calor y la energía flotaban en el aire entre ellos. Tragó con dificultad y la punta de la lengua humedeció sus labios; como si tal vez sus pensamientos estuvieran tan enredados y confusos como los de ella. Extendió la mano y tomó un lado de su rostro con la palma de su mano con un toque tierno, su piel calentó su mejilla fría.
―Bella ―dijo en voz baja―. Yo…
―¿Bella?
Fue como si le arrojaran un cubo de agua helada sobre la cabeza.
Bella se giró, encontrándose frente a nada menos que a su ex. Sus ojos se dirigieron a la mujer que estaba a su lado. Tuvo que luchar para no mirarla fijamente, naturalmente curiosa e instantáneamente furiosa por el descaro de la mujer de ocupar el mismo espacio que ella. Ella dio un paso atrás, sin darse cuenta, apretándose a Edward. Él la rodeó con un brazo, acercándola un poco más a él, en apoyo.
Bella levantó la barbilla.
―Jacob.
Tenía la mirada dura mientras miraba a Edward y luego a ella. Tomó la mano de la mujer.
―Esta es Lizzie.
Una parte de ella se preguntaba de dónde había sacado esa audacia.
―Bueno, eso es especial, ¿no? ―dijo, inexpresiva.
Jacob estaba mirando a Edward otra vez.
―¿No vas a presentarme a tu... amigo?
―No. No estaba planeando hacerlo. ―Miró a Edward y sonrió―. ¿Vamos?
La apretó con fuerza contra él, una sonrisa sexi se extendió lentamente mientras la miraba.
―Vamos ―accedió, y la arrastró lejos del increíble imbécil y la llevó al vestíbulo.
