Advertencia ️
**El siguiente capítulo contiene escenas de desnudez leve
**Menores, lejos por favor...

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Inhalando y exhalando rápidamente, poco a poco iba llenado la habitación con fuertes jadeos que se estrellaban con fuerza en las gruesas paredes de su alcoba; aún podía sentir como su cuerpo se encontraba rígido, mientras, al mismo tiempo que sus piernas no paraban de temblar, robándole la fuerza de estas, sintiendo que apenas podían sostenerle.

Hypnos usando lo poco que tenía de fuerza, movía una de sus manos con dirección a su pecho, colocándola con lentitud sobre el mismo, sintiendo como los latidos de su corazón golpeaban con fuerza sus costillas, como si quisiera romperlas y salirse por su propia cuenta.

De repente podía sentir como una corriente de aire atravesaba de entre las blancas telas, erizando su piel sin piedad a su vez que podía ir sintiendo a lo largo de su espalda como la gélida brisa, surcaba entre sus empapadas túnicas.

"¡¿Qué… me sucede?!

Entre ruidosos jadeos el joven dios, trataba con notorio esfuerzo, aspirar con calma el aire, que se negaba a entrar profundamente en su pecho, al igual que se apresuraba en escaparse de su interior.

En cada toma de aire, su cabeza, con una lentitud impresionante comenzaba a aclararse, como sus fosas nasales le permitían tantear con desconfianza su atmosfera a su alrededor, hipnotizante aroma a roble había sido dispersado con rapidez entre las libertinas brisas que entraban por la amplia ventana.

La otra manos se extendía con un notable sacudida que con una notoria pausa, movía su mano hacía su cabeza, enredando los largos dedos entre sus cabellos rubios. Casi, como invocando a otro ser, pasos apresurados se acercaban a la entrada de sus aposentos. Al mismo tiempo, que intentaba componer su rostro.

—Lamento tardar, Hypnos —la voz de Thanatos captaba su atención, levantando la mirada podía ver como Thanatos entraba con los brazos cruzados sobre su pecho acortando la distancia entre ambos hermanos—, pero ese tipo estaba siendo jodidamente molesto con lo respecto a las reglas del lu…

Interrumpiendo sus palabras, Thanatos dejaba caer de una manera repentina, sus brazos que terminaban colgando inertes a sus costados. Alzando nuevamente sus extremidades, el hermano acortaba con grandes zancadas los escasos metros que los separaban.

De repente, sentía como algo, lleno de una fuerza abrumadora, se envolvía alrededor de sus brazos.

—¡¿Qué te sucede?! —Subiendo los decibelios de su voz, a la vez que su ceño se fruncía con fuerza, sin dejar de aumentar la cantidad de presión alrededor de sus brazos—. ¡Responde! ¡¿Alguien te hizo algo?!

—¡Detente! —Moviendo sus brazos entre los de Thanatos, el dios del sueño jadeaba al mismo tiempo que forcejeaba, percibiendo el dolor de sus extremidades aún más presente—. ¡Estoy bien!

—¡Hypnos deja de hacerte el fuerte! —Un alarido retumbaba en las paredes de la habitación, el joven dios abría sus ojos dejándolos casi desorbitados—. ¡Tu comportamiento no es normal! O, ¿acaso es por tu celo?

Moviendo sus manos posándolas con fuerza en su pecho, tensando su brazos hacía uso de su fuerza, empujaba a su hermano sintiendo como con renuncia apartándose de él, sin dejar de mirar su rostro. Con las cuencas abiertas de par en par, de su gemelo dejándose alejar de esa manera tan descuidada.

—¡No me sucede nada…! —Contestando con una voz extraña, sentía como una parte de su ser se paralizaba, sin dejar de mantener la mirada en el rostro de su hermano.

Una extraña sensación en su interior comenzaba a manifestarse. Esa sensación de poder ocultarle algo, era como una extraña satisfacción, de por primera vez en su vida, no compartir con él.

—Desde que pisamos este maldito lugar, has empezado a actuar extraño —Thanatos con el ceño fruncido, al mismo tiempo que sus labios también se arrugaban deformándolos en una fea mueca—. ¡Además, sigues con esa tontería de crear tu mundo…!

—¡No es ninguna tontería! ¡Deja de meterte en mis asuntos, Thanatos!

—¡Me inmiscuyo porque me preocupo! —Aun alzando de una manera evidente, sus oídos podían escuchar sin problema los pasos de su hermano deshaciéndose de la distancia entre ambos— ¡¿De acuerdo?!

—Te preocupas demasiado.

Recuperando casi la completa movilidad de su cuerpo, Hypnos giraba su cuerpo, casi en el mismo instante comenzaba a aspirar el aire fresco que se colaba a su habitación. Con un notable y forzada calma trataba de mantener su respiración estable. Lentamente iba moviendo su cuerpo girándose hasta mirar una vez más el montón de pergaminos que aún se encontraban amontonados en la precaria pila.

"Si bien debes recordar que de ahora en adelante serás uno de mis consejeros, y debes aprender a no dejar que tus emociones te cieguen; eso influencia a su vez en mis toma de decisiones, asimismo, sería una pena tener que prescindir de ti."

—Estoy bien —mintiendo, Hypnos comenzaba a mover sus pies hacia el mismo mueble enfrente de sí moviendo con calma sus ojos hacia un costado, concentrándose en los pensamientos de su gemelo—, fue un poco abrumador ver a Zeus frente a frente.

—Imaginé que sería eso —Las palabras sonoras de Thanatos podían escuchar alejarse de su posición, con una tranquilidad desesperante.

—Evítanos problemas, Thanatos…

—De acuerdo, me iré ante de que ese tipo molesto me encuentre aquí, y me sermoneé…

Pasando saliva por su garganta seca, el dios del sueño se aumentaba su cercanía hacia los pergaminos enfrente de él; atento a cada señal dentro de la mente de su hermano.

—Oye, Hypnos —la voz de su hermano se escuchaba a la vez que el sonido de sus pisadas iba desvaneciéndose hasta detenerse por completo, dejando la habitación en completo silencio—, siempre me dirás todo… ¿cierto?

Por un segundo ese incomodo silencio había llenado cada espacio posible de la habitación, arrugando inconscientemente el entrecejo. Hypnos casi podía escuchar como los latidos de su corazón, retumbando en sus oídos era lo único que era capaz de percibir, con la mente de su hermano en total silencio.

—Claro —contestando con calma extendiendo una mano hacia los pergaminos, sintiendo como un estremecimiento comenzaba a tomar poco a poco control de su ser—, nunca tendría secretos contigo.

—Bien, me voy.

Paso a paso el hermano gemelo se alejaba, para que un ruidoso golpe, se escuchara extrañamente más fuerte.

Con el brazo extendido, Hypnos solo podía mirar con una clara impotencia, su pálida mano temblar sin remedio. Cerrándola con fuerza, llevaba la extremidad hacia su pecho, colocándola encima de su desenfrenado corazón, para cubrirla con la otra, en un extraño e inútil intento, por mantenerse calmado.


El resplandor fantasmal de los rayos de la luna bañaba de manera delicada su rostro, dándole un peculiar brillo a sus fríos ojos, aumentando su cautivante atractivo.

Dejando su espalda recostarse con pereza en la helada piedra del borde de la ventana, al igual que sus largas piernas recostadas a lo largo del amplio alféizar, Zeus no podía apartar la mirada de los aposentos alejados por la desmedida cantidad de metros del suyo.

Verlo callado, con un débil tinte de timidez en su rostro y, sobre todo, a pesar de la delicada, y casi inexistente línea que lo diferenciaba del otro dios, había podido encontrar las innumerables diferencias entre ambos.

Tenerlos frente a frente uno al lado del otro, cualquiera que los viera a simple vista le sería difícil creer que, aunque gemelos, eran tan distintos. Además del color de sus cabellos y ojos, sus modales, sus formas de pensar y comportarse, eran para muchos, la clave para poder distinguirlos.

Eran como el día y la noche, como la luz y la oscuridad; eran el sueño y la muerte. Tan iguales, tan distintos, tan contrarios y a la vez tan complementarios del uno por el otro; al mismo tiempo, parecían que, por separado, eran dioses fuertes pero juntos, compartían una fortaleza que los hacia destacar.

Dejando que la helada brisa se deslizara con descaro sobre su piel desnuda, el Regente de los Dioses, hacia caso omiso a su divino cuerpo reaccionando ante el gélido toque, a la vez que ese travieso vientecillo revolvía y hacia revolotear sus largos cabellos celestes.

"Admito que se veía… un poco adorable…"

El rostro blanquecino decorado con ligeros toques de un adorable sonrojo, imaginando como ese soberbio y cauteloso rostro, manipulado con un simple roce, provocaba una reacción más inocente que esa; con un rostro que decorado con ese delicado rubor, que inexplicablemente potenciaban con demasiada fuerza el enigmático misterios de sus ojos dorados.

—A caso el Regente de los Dioses —una delicada voz rompía con sus pensamientos desde las espesas sombras de los aposentos—, ¿piensa dejarme más tiempo sola?

Girando la cabeza, Zeus podía mirar el cuerpo desnudo recostado sobre el lecho. Con ayuda de los rayos de luna, podía mirar como sus largos cabellos caían en una cautivante cascada que de sin reservas dejaba ver sus hermosos y suaves pechos por encima de una delegada cintura, que era parcialmente cubierta por las blancas mantas.

—Solamente quería pensar —respondiendo con pereza, el dios con cautela movía sus pies hasta que los mismos tocaran el suelo—, ha habido muchos cambios estos últimos días.

Con tranquilidad el ser enredado en las mantas colocaba uno de sus brazos, recargando el peso de su cuerpo, que con cuidado se levantaba, dejando que sus largos cabellos cayeran con suavidad, dejando más a la vista sus redondeados senos.

Zeus levantando una de las comisuras de su boca dibujaba una sonrisa traviesa; en un solo movimiento sus pies se desplazaban, mientras tanto girando su cintura hacia el interior de la habitación, descendían sus pies hasta tocar el frío piso. Sintiendo la textura áspera de la roca debajo de sus extremidades, apoyándose en ellas, mostrando la totalidad de su desnudez al descubierto, sin dejar de mirar el lecho.

—¿Te refieres a los hijos de Nix? Escuché que venían hoy —Cuestionando con cuidado, la deidad borraba de su bello rostro la hermosa sonrisa—. Estas preocupándote demasiado, dudo que ella tenga intenciones de intentar algo en tu contra. ¿Por qué no vienes y te relajas un poco?

Dejando escapar un suspiro sus labios, el dios comenzaba a andar con lentas zancadas, reduciendo el espacio entre el lugar donde su amante se encontraba recostada, tan bella y seductora.

—Son alfas, y parecen muy cercanos —contestando con un susurro casi inaudible al mismo tiempo que llegando al lecho se quedaba paralizado a su costado—, eso es lo que me preocupa.

—Estás pensándolo demasiado —la bella deidad se movía acercándose, al mismo tiempo que extendía su brazo zurdo incitándolo tiernamente—, además son hermanos ¿por qué debería ser un problema?

—Sabes a que me refiero [*] —refutando las palabras de la divinidad, Zeus manteniéndose estático en su posición.

—Si tanto te preocupa —respondiendo con un tono más dulce, la diosa reclinaba su cuerpo hacia el de él, mirándolo con sus ojos entrecerrados—, puedes arreglar un compromiso para cada uno; son jóvenes y creo que las ninfas estarían encantadas de ser la esposa de un dios alfa.

"Quizás ella tenga razón…"

—Ahora, ¿sería mucho pedir que me acompañaras un poco más?

Inclinando su cuerpo con cuidado, para acercar su rostro hacia el de ella, Zeus entrecerraba sus ojos fijándolos en sus ojos marrones; levantando con malicia ambas esquinas de sus labios.

—Como ordene, mi futura consorte… —con un movimiento lento, Zeus se acercaba a su delicado rostro, para cerrar sus parpados y posar sus labios en los de ella.

Separar a los hermanos con un matrimonio, no sería suficiente, a plena vista dejaban ver aquella fantasmal conexión que a penas dejaban ver a los demás. Lo único que podía hacer, era provocar que ellos mismos se alejaran del otro.

"Quizás tengas razón, pero no puedo correr riesgos…"

El silencio entre ambos comenzaba a tornarse molesto, con lo único presente en su lento caminar, el sonido retumbante de sus pasos, impactándose en las duras paredes y resonando en un notable eco, mientras al mismo tiempo, avanzaban por el largo pasillo.

Teniendo los ojos en al fondo del extenso corredor, aún podía sentir la mirada de su hermano en su espalda. La noche anterior había logrado, por primera vez había logrado ocultarle algo a su hermano, dejándolo completamente fuera de la situación.

Desde la noche anterior los pensamientos de Thanatos podían apreciarse en un total silencio. Sin duda, sabía de sobra que la ira del dios no tardaría en aparecer.

Sin previo aviso, unos ligeros pasos se acercaban a sus espaldas, así como un perceptible olor amargo, llegaba de golpe a sus fosas nasales. Poco a poco, ese fuerte olor provocaba punzadas dentro de su cabeza, sin notarlo, su nariz se arrugaba por reflejo; en el mismo instante en que extendía su mano, para acercarla con rapidez y bloqueando aquel penetrante olor.

—¡¿De dónde viene ese hedor?! —Las quejas de Thanatos se escuchaban con fuerza, al mismo tiempo que comenzaba a imitar sus movimientos.

—Lamento la molestia —una dulce voz, que era acompañada de ligeros pasos que comenzaban a hacerse notar, cada vez más cerca; ambos hermanos volvían la cabeza con un movimiento lento, manteniendo la arrugada expresión de sus rostros—, no pensé habría alguien por este camino.

Sus túnicas níveas perfectamente colocadas, por encima de ambos hombros, un nudo perfecto en cada uno, dejando descubierto la base de su cuello y la misma longitud de este, dejándose caer la prenda cubriendo todo su delgado cuerpo, que a su vez, estaba ceñida a por un cinturón marrón oscuro, que combinaban a la perfección con la blanquecina piel descubierta de sus brazos.

La hermosa criatura mantenía levantaba con cierta timidez las esquinas de sus labios, para poder dibujar una bella sonrisa con sus delgados labios que era adornada con un único y adorable rubor que iba encendiéndose cerca de sus ojos marrones, llenos de un inconfundible brillo, que mostraba llenos de vitalidad y de su rebosante amor por la vida. A su vez los finos rasgos de su rostro que eran enmarcados por una espléndida cascada violácea que llegaba debajo de su estrecha cintura.

Hypnos no podía dejar de admirar la belleza de ese hermoso ser, moviendo con lentitud y cierta duda lejos de sus nariz, tratando de suavizar su rostro.

—No tienes de que preocuparte —mirando a las delicadas manos de la joven, observando como llevaba el cuenco lleno de un líquido turbio y verduzco, la cual era la fuente del olor.

—Ustedes —continuando con la conversación, la joven los miraba con sus ojos fijos en sus rostros—, son los hijos de Nix, ¿cierto?

Un pequeño sobresalto estremecía su cuerpo, entrecerrando sus ojos de manera mecánica, el dios del sueño fijaba su mirada en su rostro risueño.

—Así es, soy Thanatos, dios de la muerte —Thanatos se apresuraba a hablar al mismo tiempo que con ligeros pasos que abrían aún más la brecha de su cuerpo con el de él.

—Mi nombre es Hypnos, dios del sueño —secundando a su gemelo mostrando un semblante tranquila—, y ¿tú eres…?

Una insignificante y peculiar mancha rojiza se asomaba con descaro debajo la blanca tela, que, se había marcado sobre la piel descubierta de su clavícula.

—Lo siento —acentuando el rubor de sus mejillas, entrecerraba sus ojos al mismo tiempo que ensanchaba más su sonrisa—, mi nombre es Metis, me alegra por fin conocerlos.

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[*] Nota de la autora: Esto es un tema un tanto complicado. Como, ya saben, el incesto en la mitología griega era común, sobre todo tomando en cuenta, las parejas de Zeus, lo que produjo su gran descendencia. Sin embargo, en la sociedad de la Antigua Grecia el incesto no era tan permitido, o sea, no era bien visto que los padres se involucraran con sus hijos o entre hermanos, pues era un tema tabú (bueno la sociedad actual lo sigue siendo, debido a los problemas genéticos que conlleva en los descendientes), además que también se consideraba que era una manera ofensiva de intentar de imitar a los dioses, lo cual era peor.

A pesar de esto, dentro del mito en sí, hay registros del mismo tema; como el caso de Edipo (mató a su padre y desposó a su madre, teniendo descendencia), el caso de los padres de Adonis (eran padre e hija), de la relación que llevaban Heracles y Yolao ( hijo de su medio hermano Ificles), el matrimonio de Heracles con Hebe (su media hermana), Abdero (hijo de su medio hermano Hermes), Anfitrión y Alcmena (primos), etc. etc.

No pondré todos los ejemplos porque nunca terminaré. Sin embargo, investigaré un poco más del tema y les pasare la información para que puedan leerla. Por otro lado, no es tan relevante ya que la historia no ondeara ese tema al menos en lo que inmiscuye a los humanos.

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Bueno espero les haya gustado, saben que son libres de comentar qué les pareció, si tengo algún error o quieren expresar que algún personaje les cae mal. Es su espacio

Espero estén listas para lo que viene, ya que estoy apenas comienza,

Nos vemos en el próximo capitulo,

Bye, bye