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**Menores, manténganse lejos...

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La genuina alegría de sus tierno labios comenzaba a elevarse con detenimiento a sus brillantes ojos marrones, haciendo que, de alguna manera, aumentaran la hermosura de su mirada.

—¿Quién te habló de nosotros? —Interrogando, Thanatos comenzaba a mover sus brazos hacia arriba, para que en un solo movimiento ambas extremidades quedaran enredadas sobre su pecho, fijando sus ojos negros sobre el rostro de ella, mientras en sincronía fruncía el ceño en una notable desaprobación—. ¿Cómo supiste que Nix es nuestra madre?

Con sus manos aún ocupadas en el austero recipiente, abría sus labios con lentitud, dejando que el hermoso rubor de sus mejillas, con rapidez se intensificara; abriendo sus ojos como platos; y a su vez, la hermosa joven soltaba una risita cantarina.

—Lamento la rudeza de mi hermano —Interrumpiendo sus palabras, Hypnos con sonoros pasos llegaba a su costado, para después con poco de ventaja, Thanatos quedaba atrás de él—. Sólo que le sorprendió que conocieras a nuestra madre.

"¡¿Qué haces, Hypnos?!"

Los pensamientos de Thanatos eran recitados con furia, sabía que Hypnos no tardaría en intervenir a su interrogatorio; sin embargo, comenzaba a sentir como una ardiente sensación en su interior comenzaba a crecer con prisa en su estómago, quemando con desdén su interior, junto con la frustración de no dejar actuarlo.

—No te preocupes, Hypnos —Metis parecía avergonzada con su rubor más intenso y los incesante movimientos de sus manos que hacían desestabilizar el cuenco de madera, agitando el turbio liquido—. No era manera de expresarme, me emocioné un poco al saber que sus hijos vendrían.

—Mi madre nos ha relatado tus hazañas durante la Guerra —Escuchando las afirmación de su hermano, dentro su mente parecía entender algo que no se había percatado—. Nos dijo que fuiste muy valiente para ayudar a Zeus a liberar a sus hermanos [1].

"¡¿Qué tramas, Hypnos?! ¡Primero me cayas y ahora estas alagándola! ¡¿Acaso te gusta esa mujer?!"

—Zeus y sus hermanos fueron quienes derrotaron a Cronos —Metis seguía hablando con serenidad, entrecerrando despacio sus ojos—, yo no hice gran cosa…

—¡Metis! —Una melodiosa voz se escuchaba a sus espaldas, interrumpiendo las palabra de Hypnos, al mismo tiempo que unos ligeros pasos se escuchaban acercarse—. Te estuve buscando.

Metis desviaba un poco su mirada, dirigiéndola a sus espaldas, en ese alguien que acercaba con imperceptibles pasos; Thanatos giraba su cuerpo en dirección de la voz, fijando su mirada en la diosa que poco a poco se acercaba a ellos.

Con una postura desencorvada, vestida de túnicas blancas que eran sostenidas con un broche plateado sobre cada hombro. Un grueso cinturón escarlata ceñido a su esbelta figura. Con su par de manos colocadas pulcra y naturalmente sobre su vientre, su delicado rostro cincelado lleno de una expresión seria y recta, enmarcando con perfección la expresiva imperturbabilidad de sus encantadores ojos azules; que sin piedad alguna eran acentuados por sus largos y lacios cabellos rubios, y el alborotado flequillo que mostraba codicioso, sus ojos.

Por un leve momento, ese semblante le decía mucho de la fuerza que tenía esa diosa en un cuerpo tan delgado y menudo, una fortaleza digna de una bella reina.

—Lo siento Hera, fue culpa mía —Sin vacilación alguna contestaba a la hermosa diosa, que, con cautela, disminuía la velocidad de sus zancadas poco a poco, hasta frenarlos por completo pasos de ellos—. Por cierto, ¿ya conoces a Thanatos e Hypnos?, son los hijos de Nix, serán consejeros de Zeus…

—No …—interrumpiendo a la titánide Hera mantenía la mirada en la joven detrás de él, dejando ver como su rostro se oscurecía con lentitud—; creo que deberías presentármelos en otra ocasión, Hades te está esperando.

—Cierto —volviendo la mirada hacia ella, Thanatos frunciendo el ceño giraba por un breve momento hacia el rostro inexpresivo de Hypnos—, lamento irme de esta manera, sin embargo, espero encontrarlos pronto.

—Lo esperare ansioso —contestando con una aparente calma, con una ligera inclinación de su cabeza hacia una reverencia.

Metis respondiendo el gesto, imitaba sus movimientos, para luego incorporarse con elegancia y reanudar su camino.

Atravesando el trecho entre ambos hermanos, la titánide parecía que solo flotaba con una distinción inigualable alcanzando a Hera.

Un destello azul proveniente de los deslumbrantes ojos de la diosa parecía aparecer por la brevedad de un efímero segundo. Profundizando el ceño, cada músculo de sus extremidades se tensaba, dejando un claro e instintivo deseo de descargar la furia que se había acumulado con tranquilidad en su interior; al mismo instante en que comenzaba a abrir sus labios preparando sus palabras.

El dorso de una delgaducha mano pálida se posaba con elegancia sobre su pecho. Girando su mirada oscura hacia él, podía mirar el semblante gélido en su rostro.

Su mirada volvía al frente para ver como ambas deidades viraban en una esquina hacia otro profundo pasillo.

—Metis participó a lado de nuestra madre en la Guerra contra Cronos —Contestando a una pregunta sin hacer, Thanatos sólo podía observar cómo su hermano fruncía el entrecejo sin dejar mirar el desolado pasillo—. Mientras nuestra madre, mantenía la noche de manera perpetua, ayudando a los hermanos a ocultarse fácilmente de los Titanes, Metis junto con Zeus planeaban las batallas.

—Por esa razón, fuimos nombrados consejeros de Zeus… —Hablando con un evidente desdén Thanatos entrecerraba sus ojos negros manteniendo fija la mirada sobre su hermano —. Y ella, ¿qué relación tiene con nosotros?

—Ninguna, sólo comparte el mismo respeto que le tienen a nuestra madre —contestando con un todo carente de emociones, Hypnos iba moviendo sus brazos para cruzarlos sobre su pecho—; a pesar de que nuestra madre tiene un origen más antiguo y puro que el de Metis. Sin embargo, meterse con Metis, es buscar líos innecesarios.

—Entonces, ¿por qué tanto interés de su parte?

—No lo sé —Hypnos aún se encontraba mirando con expectación el fondo de aquel pasillo, mostrando un semblante algo… diferente—. Tengo la sospecha de que algo trama…

—¿Intentarás averiguarlo? —Cuestionando a su gemelo, mientras tanto sus pasos comenzaban a andar desviándose hacia el hermoso jardín iluminado magníficamente por la luz radiante del sol—. Esto es lo más intrépido que hayas sido en todo este tiempo, Hypnos.

Bañado por los rayo del sol, Thanatos deshacía con una notable tardanza el enredo de sus brazos, para que un ligero movimiento, extendiendo una de sus extremidades, la acercaba con una impresionante calma hacia a una frondosa enredadera de verdes y vibrantes hojas, que enroscaban con saña alrededor del sólido barandal de piedra caliza, tapizado de tiernas y bellas rosas rojas.

Jalando con fuerza el sonido del débil tronido al momento que se rompía el tallo una rosa de pétalos abiertos, seduciendo con descaro con su bella, para acercarla a sus fosas nasales, aspirando con fuerza su fragante aroma.

—Aunque honestos, sus pensamientos eran cautelosos —Contestado con frialdad a sus espaldas—. Piensa en decirle a Zeus que nos ofreciera en compromiso, a alguna de las ninfas o alguna de sus hijas, las Musas.

"¡¿Un compromiso?! ¡Ni siquiera tenemos un día en este sitio, y, ¿ya piensan en que contraigamos matrimonio?!"

—Es extraño —Contestando Thanatos subía la voz haciendo que esta resonara en el largo pasillo, presionando con fuerza la delicada flor—. ¡Deberías dejármelo a mí!

—Tendré que averiguarlo por mi cuenta, eres demasiado impulsivo y nos meterás en problemas.

Tensando aún más su cuerpo, Thanatos continuaba aumentando la presión en su mano, provocando que los pétalos, uno a uno se desprendiesen de la flor. A la vez que, con una lentitud desesperante, los hermosos pétalos de la rosa aún adheridos a ella, poco a poco se oscurecían tomando un grotesco color negruzco, dejándolas secas por completo.


Las sombras de la inquisidora noche comenzaban a avanzar con rapidez tiñendo los anaranjados y violáceos tonos de la bóveda celesta de una azul tan profundo e intenso que se asemejaba a las tinieblas de Erebo.

Salpicándose con demasiada pereza de luces débiles y brillantes de estrellas conforme su inevitable marcha avanzaba.

Los ojos de Hypnos ignorando el maravillo espectáculo del trabajo de su madre; con la mirada dorada en los alumbrados con incandescentes antorchas incrustadas en lo alto de los pedestales del interminable corredor.

Su plan era sencillo, no obstante, de igual manera era arriesgado.

Dentro de sus reglas, los ángeles eran los únicos que se desplazaban con sigilo entre los pasillos y alrededores de los templos existentes dentro del Olimpo. Por ende, ninfa y ser divino tenía estrictamente prohibido salir de sus aposentos en un designado toque de queda, que iniciaba al anochecer; ya que, en palabras de Zeus, a pesar de que los titanes ya habían sido derrotados y encerrados, por seguridad nadie podía salir en la penumbra de la noche, hasta que el reino de los dioses fuera estabilizado por completo.

Era sabido que Zeus en los primero días de su reino, como nuevo gobernante de los dioses, se mostraba un tanto paranoico en cuanto todo lo relacionado con los titanes, los cuáles aún consideraba una amenaza constante.

Avanzando poco a poco con sumo cuidado entre los verde césped, caminando a la par de los barandales de los largos pasillos, que delimitar de una manera precisa los hermosos jardines, sus pies pisando con un toque ligero para no ser detectado. Cada uno de sus sentidos estaba atento a cada estimulo del ambiente, al mismo instante en que su avance se aceleraba, tratando de aprovechar cada momento que tenía.

El momento en que los ángeles estaban fuera era limitado, y aun así no podía usar su cosmos para transportarse dentro de las paredes del templo.

Por esa misma razón era por la cual Hypnos no había permitido que Thanatos fuera en su lugar, ese simple hecho, los habría puesto en evidencia dado el temperamento y la imprudencia de su hermano, en cambio, él con su habilidad podía detectar con mayor habilidad a alguien con sus pensamientos, así de esa misma manera, indagando en sus cabezas, podría averiguar lo necesario.

Girando su cabeza de un lado a otro, Hypnos podía lograr visualizar una mata de arbustos desordenado que una manera extraordinaria se encontraba a lo largo de una gran pared, así como enredaderas de hojas verdes y flores de diversos colores trepaban con ingenio alrededor de la misma ventana, dándole una apariencia de ensueño.

Al contrarios de cada uno de los aposentos que había atravesado, era el único en el cual la luz estaba extinguida.

"Quizás este deshabitado."

Un inconfundible y denso aroma a roble, junto con otro que no podía identificar, comenzaban a penetrar en sus fosas nasales.

Su cuerpo sentía como una corriente violenta recorría con furia su columna percibiendo a su vez como cada parte de este iba siendo presa de un entumecimiento intenso, que hacía que la rigidez de su cuerpo fuera siendo cada vez más intensa y difícil de controlar.

"E-ese aroma…"

Inhalando profundamente la mezcla de esencias no podía evitar que su cabeza se distrajera, girándola de un lado a otro, con una sacudida frenética en un notable intento por despertar de su aturdimiento.

Disminuyendo la distancia entre él la pared que se encontraba delante de él.

Con la respiración agitada podía sentir como su corazón latía con un ritmo desenfrenado que parecía taladrar su pecho.

Suspirando con ligereza, Hypnos sentía que todo su cuerpo comenzaba a moverse; inhalando y exhalando con profundidad al mismo tiempo que una de sus extremidades se levantaba con cuidado, extendiendo sus largos dedos hacia la firme pared adornada con la hermosas y grácil flora.

Acercándose con pequeños pasos Hypnos podía percibir con mayor facilidad la embriagante esencia que continuaba confundiendo su mente.

Suspiros que iban convirtiéndose en jadeos sollozantes eran lo único que escapaba desde la penumbra de la habitación, irradiando un intenso calor que podía apreciarse, avivando la llama que de la nada crecía de una manera despiadada en su vientre, al mismo tiempo que mirada se dirigía con curiosidad hacia el interior de la habitación.

"Pero, que…"

Con los ojos casi desorbitados podía mirar con detalle de la nueva escena que contemplaba.

Una hermosa criatura de piel blanca sentada sobre el fuerte regazo de su apasionado amante.

Al mismo que uno de sus grandes y fuertes brazos bronceados, rodeaba su estrecha cintura, y a la vez el otro posado sobre a largo de su espalda, con su mano sobre su pequeño hombro, enredados en un abrazo, tan apasionado como posesivo, sobre la cortina de cabellos violáceos; que mantenían sus delicado brazos enredados sobre el cuello de su acompañante.

Echando la cabeza hacia atrás, la mujer dejaba expuesto con desvergüenza su cuello, mientras su amado hundía su rostro en su cuello descubierto.

Una ola de calor, que había comenzado a propagarse en cada rincón de su joven e inmortal cuerpo, comenzaba a hacer estragos en él. Sentía como sus mejillas comenzaban a arder, haciendo más notorio la fría y despiadada brisa del exterior.

Cada rincón estremeciéndose con violencia, desde los pies hasta cada uno de sus mechones de cabellos dorados, se temblarán con fuerza; sacudiendo con saña cada parte de este.

En un movimiento rápido, Metis volvía su mirada hacia la de él, para ir poco a poco mover el cuerpo de él. Con sus cabellos revueltos y celestes, Zeus con paciencia y calma subía por su pecho hasta cuello, besando y mordisqueando la piel.

Su mano colocada sobre su hombro comenzaba a moverse retirando los largos cabellos, dejando a la vista la blanca piel de su cuello, que recorriéndola con sus labios y su aliento provocaban una curiosa reacción, en él.

De repente, un jadeo sonoro llenaba por completo la habitación.

Colocando sus piernas en forma de loto, marcando de una manera evidente los fuertes músculos de ellas.

Zeus levantaba con paciencia y cuidado todo el ser de Metis, dejando a la vista la erecta y dura verga del dios.

Así como ella, guiada por su lascivo amante, comenzaban a mover sus caderas, con lentitud, casi podía mirar la polla del dios entrando y saliendo del interior de la titánide. Recorriendo con sus labios la piel de su clavícula, dejando al descubierto su atractivo rostro.

De un momento a otro, Zeus abriendo sus parpados, fijaba sus claros ojos sobre su rostro.


Inhalando profundo, dejando que el fresco aire se adentrara a sus pulmones suavemente.

Manteniendo la mirada sobre el rostro sereno de su señor, mientras con atención leía un largo pergamino de papel desenrollado entre sus largos dedos, con esa misma intensidad de la que siempre estaban llenos.

A su memoria el inconfundible fragancia de roble, que, junto con los gemidos libidinosos de Metis, y la salvaje mirada de Zeus, al momento que la poseía con una posesividad increíble notoria.

Sin embargo, el fuego que se había encendido por segunda vez en su interior había sido completamente diferente a su primera vez. Esta vez, aún más violento, dejando un imborrable rastro, imposible de ser ignorado.

"¡Hypnos! ¡¿qué te sucede?!

Las palabras de Thanatos lo regresaban de golpe a la realidad, moviendo un poco la cabeza hacia su costado, donde la mirada de su hermano se encontraba fija en él. Volviendo la mirada que cerraba con suavidad sus parpados, concentrándose en sus respiración.

Inhalando profundo, exhalando lentamente.

"¡Contrólate!"

El ruidoso crujido de la gran puerta se abría a sus espaldas, al mismo tiempo que los ojos de Thanatos al otro lado del pasillo, se giraban hacia el umbral.

Hypnos, imitando los movimientos de su hermano, viraba su cuerpo hacia la misma dirección. Aquiles entrando con un delicado movimiento, caminaba acortando el espacio entre ellos; deteniéndose a pocos pasos de su posición.

Llevando una mano a su pecho, para en un ligero movimiento agachando la cabeza en un respetuosa reverencia.

—Lamento la interrupción, mi señor —la voz de Aquiles se escuchaba al mismo tiempo que comenzaba a levantar la mirada, fijando sus ojos claros en el rostro sereno de Zeus.

—¿Qué sucede, Aquiles? —Contestando con seriedad al ángel.

—La diosa Afrodita [2] —respondiendo con seriedad el ángel miraba a su señor—, ha pedido una audiencia con usted.

Escuchando el suspiro del dios a sus espaldas, al mismo tiempo, como si fuera los movimientos de un espejo, Hypnos y Thanatos giraban sus cuerpos hacia él.

—Hazla pasar —Respondiendo con un resoplido, Zeus se frotaba sus ojos con sus largos dedos dejando colgar el documento con su manos contraria.

Hypnos sólo mantenía su mirada en el rostro contraído del dios; los latidos de su corazón se aceleraban con rapidez sintiendo como sus mejillas comenzaban a calentarse, con ver ese rostro, tan diferente a lo que había visto en medio de la oscuridad de la noche.

—Dios Zeus —la voz de Thanatos parecía escucharse más cerca suyo, volteando la mirada a un costado teniendo a su hermano cerca—, ¿necesita que nos retiremos?

—Sí, retírense. Terminaremos más tarde.

Asintiendo ambos hermanos se volvían para comenzar a caminar.

Los pasos hacían eco en la cámara, mirando como una delicada silueta se asomaba, con un caminar delicado e insinuante. Por un breve instante, Hypnos sentía como cada parte de su cuerpo poco a poco iba perdiendo movilidad, sintiendo como cada extremidad se ponía rígida en cada segundo que pasaba.

Ver de nuevo los largos y rizados cabellos rubios, tan brillantes como la luz del sol, enmarcando una atrayente e inolvidable silueta, vestida sensualmente por unas túnicas rosadas anudadas detrás de su delgado cuello; con una pronunciada apertura casi desde el muslo izquierdo que, de un modo provocativo, dejaba a la vista su pierna en cada paso.

El par de ojos azules tan límpidos cómo los cielos mismos, se clavaban en su rostro, el cuál sentía frío de repente.

Una comisura de sus rosados labios se levantaba en una sonrisa burlona, sin detener su precioso avance.

"¡Vaya sorpresa! ¡Nos volvemos a encontrar, niño!"

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[1]Según la mitología griega, Metis dio una pócima a Cronos para provocarle el vómito y liberar a los hermanos de Zeus.

[2]Afrodita: (en griego antiguo, Ἀφροδίτη) es, en la mitología griega, la diosa de la belleza, la sensualidad y el amor. Su equivalente romano es Venus. Aunque a menudo se alude a ella en la cultura moderna como «la diosa del amor», es importante señalar que antiguamente no se refería al amor en el sentido romántico sino erótico.

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Holis ㄟ(≧◇≦)ㄏ

**¿Qué les pareció? Espero les haya gustado,

**En este capítulo tenemos nuevos personajes, que, aunque no lo parezca,

influenciaran mucho en la trama de la historia,

**En cuanto a las referencias mitológicas trataré de no poner tantas, siento que se convertirá en una clase de mitología en vez de un fanfic,

**Comenten que les pareció, este es su espacio y son libres de comentar, de preguntar, de poner sus teorías y quejarse de alguien,

**Espero les haya gustado,

**Nos vemos en el siguiente capítulo,

**Bye, Bye (>人<;)