Cerrando los ojos con fuerza, Thanatos sólo era consciente del contacto de sus tiernos e inexpertos labios, sobre los de su hermano. Cada parte cosa a su alrededor era completamente inexistente, sólo la sensación de todo lo que sentía y quería seguir percibiendo era la de su cuerpo, que comenzaba a estremecerse con un notable escalofrío, que se reflejaba en el temblor de sus extremidades.

Desde su nacimiento, siempre habían permanecido uno al lado del otro.

A su vez, Nix siempre les recordaba que ellos como alfas de un linaje puro como al que pertenecían, debían mostrar su superioridad, de ser lo que eran, protectores natos, fuertes lideres, de un género que era superior, por encima de todo y todos.

Sintiendo como sus manos recorrían con un movimiento descendiente percibiendo la suavidad de la tela en las yemas de sus dedos, para notar como un ligero trémulo movimiento del cuerpo de Hypnos.

Olfateando con ligereza, podía sentir como su nariz percibía ese delicado y amargo a amapolas, que danzaba mientras hacía cosquillear sus fosas nasales; anhelando hacer que su cuerpo lo emanara con más fuerza, aturdiéndolo y embriagándolo.

El interminable descenso por la complexión de su cuerpo lo hacían abrir sus labios, con movimientos bruscos, los movía sobre la boca de su gemelo. Sin señales de detenerse, su dedos recorrían con una cínica caricia de la base de sus brazos hasta llegar a los costados de su cuerpo.

El estremecimiento de su ser comenzaba a aumentar, cuando un gruñido empezaba a formarse en el fondo de su garganta, amenazando con salir como un susurro salvaje por sus labios.

Un par de manos temblorosas se colocaba sobre su pecho, tanteando con un evidente nerviosismo, sobre la tersa tela que cubría su cuerpo. Sin esperarlo, sentí como los pequeños vestigios del fuego en lo profundo de su vientre, se avivaba sin moderación.

Las manos de su hermano se presionaban contra su cuerpo, al mismo tiempo que sus propias manos, iban con lentitud a enredarse alrededor de su cintura, quería sentir ese calor en cada rincón de su cuerpo.

Una repentina fuerza presionando sobre su pecho, iba agrandando la distancia de Hypnos, haciendo que sus pasos retrocedieran a trompicones, cayendo de espaldas. Thanatos había abiertos sus ojos como platos al ver la escena con ambas manos cerradas con fuerza, hasta dejar sus nudillos blancos.

—¡¿Qué crees que estás haciendo?! —Replicando con un enfado notorio en su voz, mirando como el mismo ser de él, continuaba trémulo.

El ceño fruncido de Hypnos empañando de desaprobación sus hermosos ojos dorados; un rechazo , que, en realidad, parecía no ser importante, con el hermoso rubor en sus mejillas.

—¡No es obvio!—Respondiendo con honestidad, Thanatos miraba sin arrepentimiento, una curiosa sensación parecía detonar algo en su mente—. ¡Lo hice porque deseaba hacerlo! ¡Me reclamas como si no pudiera, cuando te involucras con esa omega!

—No tiene sentido hablar contigo —con una fría aura que poco a poco iba a formándose en su ser y en su mirada, a pesar del delator rubor de su rostro—, te comportas como un idiota.

—Yo…

Ligueros golpes se escuchaban sonar en la puerta, rompiendo con la tensa atmósfera entre ambos. Una expresión completamente gélida, compuestas de una extraña máscara que cubría su rostro en su totalidad, que poco a poco iba desvaneciendo el adorable sonrojo, era lo único que podía mirar.

—Soy Aquiles—la conocida y molesta voz del otro ser que se escuchaba al otro lado, repitiendo la golpecitos en la entrada—, lamento la molestia dios Hypnos.

—¿Qué sucede Aquiles?

—Dios Hypnos —respondiendo con naturalidad, el ángel continuaba hablando, con una notable calma—, mi señor, el dios Zeus, ha pedido su presencia en la Gran Sala.

—Mi hermano, ¿ya fue avisado?

—Disculpe dios Hypnos —contestando con una seriedad notoria en su voz—, pero el dios Zeus únicamente pide su presencia, sin el dios Thanatos.

Por un momento, cada rastro de esas rojizas pinceladas en su cincelado rostro habían perdido fuerza y su tonalidad no era más parecidas a la fachada blanquizca de las piedras que lo rodeaban.

—Está bien —contestando con calma Hypnos no podía evitar fruncir aún más el entrecejo—, iré de inmediato.

—Como ordene, dios Hypnos.

El silencio comenzaba a apoderarse de la habitación, con un paso acelerado; el cruel ambiente que los envolvía. Thanatos abría los labios, mirando como si hermano se acercaba a él con lentitud.

—Sabes lo molesto, que es tener que dar explicaciones en estas condiciones, dado tu lascivo comportamiento —el tono amenazante de Hypnos era evidente, al contrario de la imagen de hielo de su cara —; sin embargo, es necesario que estes al tanto, para que no cometas algún estúpido error. Lo único que Afrodita me pidió, fue que ambos logremos convencer a Zeus de dejarla elegir a su compañero.

—¡No tiene sentido! —Con el entrecejo arrugado, Thanatos no hacía más que mirar la elegante figura de su hermano, la rabia y frustración de no lograr tomarlo—. ¿Por qué ayudaríamos a una omega?

—Lo tiene. Supe por ella que Metis es prometida y amante de Zeus —Con un tono carente de emociones, al igual que sus ojos, sintiendo como la molestia aumentaba entremezclándose con el ardiente deseo de su vientre—. Por lo tanto, no podemos meternos con ella sin salir perjudicados. Sin embargo, si le damos a Afrodita lo que pide, puede sernos de gran ayuda.

—¿En qué nos ayudaría?

—Ella es lo más cerca que podremos estar de Metis, y de sus planes.

Girando su cuerpo hacia la puerta, con sus largos pasos comenzaba a reducir el espacio hacia la puerta. Extendiendo su brazo hacia la entrada, los delgados dedos de su mano tocaban la superficie, abriéndola. Una corrientes de aire, llegaba dispersando las feromonas de ambos dioses, alejándose con rapidez, borrando todo indicio de su aroma.

Dejando que su inmortal cuerpo avanzara hacia el pasillo, deteniendo sin aviso su caminar.

—Iré a la Gran Sala —hablando sin emoción alguna en su voz, Hypnos volvía su cuerpo, haciendo que su mirada estuviera en dirección del solitario pasillo—, y espero que, para mi regreso, hayas enfriado tu cabeza, y lo olvides.

Con un sonoro estruendo la puerta se cerraba, dejándolo solo en la habitación, frunciendo sus labios, mostraba un par de hilera de dientes que emitían un rechinido. Cerrando sus dedos en un fuerte puño, el dios de la muerte lo acotaba contra la dura piedra, emitiendo un sonoro golpe.

El rostro sonrojado de su hermano, el temblor y el calor aun presentes en las puntas de sus dedos, la textura suave y delicada junto con el sabor de sus labios aun presentes en su boca. Pasando pesadamente saliva por su garganta, poco a poco agachaba la mirada a sus temblorosas piernas, mirando el bulto que su, aún caliente polla, provocaba.

—Hypnos… —mustiando en tono casi inaudible, Thanatos no movía sus ojos de la ardiente erección—, es imposible que lo olvide.


Sus pasos se habían convertido en pisadas demasiado ligeras, casi acorde con el silencio del estrecho y solitario pasillo.

La colosal puerta de la Gran Sala comenzaba a parecerle demasiado imponente. A la vez que sentía como la tensión de sus músculos aumentaba a cada paso, junto con los latidos de su corazón, que aún seguían a un ritmo alocado.

El hermoso ángel de pie en el centro de ambas puertas, lo miraba con seriedad con sus ojos celestes finamente enmarcados por un bello rostro bronceado, decorado por un par de cortinas de cabellos que parecían las furiosas cascadas de agua oceánica, azul, cristalina e indómita.

Al verlo aun con sus erguida postura, el guardián no apartaba la mirada de su rostro, Hypnos inhalando con fuerza aire hacia sus pulmones, poco a poco se acercaba a las puertas.

—He venido a ver al dios Zeus —Quebrando el silencio manteniendo su postura, tratando de calmar esa sensación cosquilleante en su lo más hondo de su estómago—. Ha pedido mi presencia.

El ángel asintiendo con la cabeza con ligereza, volvía su cuerpo hacia la puerta, abriendo un tanto la puerta, introduciendo con calma su cuerpo en la Gran Sala, balanceando sus largos cabellos azules.

Sus ojos dorados, podían mirar a través del pequeño espacio que Odiseo [*] había dejado abierto detrás de sí.

Delante de él, la figura magnánima de Zeus, tan imponente y seria; en su cuerpo ya alterado por el insensato toque de su hermano, ese temblor reavivaba con más fuerza. Su cuerpo parecía que poco a poco iba retomando la ardiente sensación que sus recuerdos le provocaban.

Había visto como tomaba a Metis, había sido testigo de la fuerza que escondía debajo de esa divina armadura, había comprobado que él y solo él, debía ser quien acariciara cada rincón de su piel, quien besara sus labios, deseaba que fuera él quien… lo ultrajara hasta lo más profundo de su ser.

Sonoros pasos atraían su atención haciendo que su mirada se levantara con rapidez.

Del interior, una delgada figura de un hermoso ser delante del dios, acortaba la distancia poco a poco con un caminar pausado. Sus largos y rizados cabellos castaños, casi rojizos, caían y se balanceaban con una inigualable elegancia sobre sus hombros.

Las vestiduras marrones de la diosa que cubrían con una hermosa sencillez su menudo cuerpo que, aunque erguido, mantenía una compostura que la hacía ver considerablemente humilde. A pocos metros de su lugar, la diosa pausaba sus pasos, quedando frente a frente de él.

Por un segundo, sus ojos dorados se cruzaban con fuerza en aquellos y sencillos parpados entrecerrados; que como dos cálidas cortinas cubrían la luz de su mirada de un azul idéntico a los cielos que rodeaban los hermosos templos del Olimpo. Hestia [1] mirando a sus ojos, limpios del más mínimo ápice de soberbia ni resentimiento, cerrándolos con una notable calma.

Con un movimiento fluido y grácil, la diosa asentía con su cabeza, el dios del sueño respondiendo al saludo, asentía con el mismo respeto y elegancia que la bella deidad, casi de inmediato, abriendo sus ojos con tranquilidad; casi de inmediato desviando su camino con un casi fantasmal andar.

"No tengo más opción que esperar que Zeus actúe. Sólo espero que haga recapacitar a Hades."

Los pensamientos de la diosa habían llegado a la mente de Hypnos; sabiendo que, de un modo u otro, había cosas que no estaban del todo claras en ese lugar.

—Dios Hypnos —la voz repentina de Odiseo atraía su atención con una desinteresada mirada—, mi señor lo recibirá.

Odiseo con una manos sobre la entrada le abría el paso aún más, dejando de ver la inmensidad de la sala de piedra. Mirando como los ojos celestes del dios, sujetos por completo a su cuerpo que, con una molesta inercia, movilizaba unos de sus pies adentrándose a la cámara.

Junto con el notorio eco de sus pisadas que se intensificaban a medida que penetraba la estancia; los latidos de su corazón, en su descompensado y caótico latir, retumbaba en sus oídos, delatando su actual estado.

Mirarlo tan solamente y con una presencia salvaje, podía percibir como el calor en su vientre volvía a avivarse.

Inhalando con fuerza, el dios del sueño continuaba con su andar en apariencia tranquilo, mirar la figura del dios de los cielos y regente de los dioses, esperando por su llegada; no obstante, en el fonde de su ser, podía presentir que algo extraño estaba pasando.

Deteniendo sus pasos, Hypnos cerraba sus ojos y agachaba con lentitud su cabeza en una reverencia, podía sentir como sus largos cabellos se deslizaban sobre sus hombros quedando como un telón de llamativos hilos dorados.

—Me disculpo por la demora, mi señor —contestando con un tono respetoso Hypnos levantaba poco a poco su cabeza, para en un lento y provocativo movimiento, sus parpados abrían hasta develar su mirada—, vine tan pronto resolví un imprevisto.

—Está bien —Sin esperarlo una corriente de electricidad que atravesaba su columna, tensando desde los músculos de su espalda, para que esa tensión fuera dispersándose como veneno por cada rincón de sus extremidades—. Odiseo.

De un momento a otro, ambos ángeles se acercaban con pasos pesados que, acompañados de un sonido metálico, constante y rítmico se acercaban hasta detenerse pasos atrás de su cuerpo.

—A sus órdenes, mi señor —La voz del ángel a sus espaldas, se escuchaba clara, sacudiendo su tenso cuerpo.

—No permitas que nadie más interrumpa. Hasta que te lo ordene.

—Como ordene mi señor.

Percibiendo como su cuerpo se sacudía al escuchar la seriedad de los rígidos pensamientos del dios. Junto con ellos los pesados pisos acerados de Odiseo escuchándose un paso a la vez, en cada momento más lejanos, hasta que el resonante sonido de la sólida puerta se podía escuchar en un golpe que rebotaba sobre las frías paredes de la cámara.

—No andaré con rodeos —escuchando la voz de Zeus, Hypnos mantenía la mirada, conteniendo la tensión de su cuerpo—, estoy seguro de que estas al tanto de lo que quiero tratar contigo.

La imagen de la mirada fiera de Zeus clavándose en su rostro por un momento, antes de ocultarse entre la gruesa pared y las rebeldes hojas de las enredaderas que decoraban la ventana de la titánide.

—Me disculpo, mi señor —excusándose Hypnos mantenía la mirada fija en el rostro del regente—, admito mi falta.

—¡Entonces admites que estuviste merodeando por los jardines en pleno toque de queda! —Alzando algunos decibeles el sonido atronador de su voz parecía que atravesaría las gruesas paredes—. ¡No esperaba ese comportamiento de tu parte Hypnos!

—No puedo excusarme de mi comportamiento —hablando con un tono bajo, Hypnos agachaba la mirada al mismo tiempo, entrecerrando sus parpados—; sin embargo, puedo decirle que mi motivación era buscar los aposentos de Thanatos.

—Sea cual sea la razón —con una voz fuerte y sonora Zeus no dejaba de mantener su penetrante mirada sobre su rostro—, como mi consejero, debes tener un castigo ejemplar.

—Lo recibiré sin quejas, mi señor.

Un extraño y denso silencio iba llenando el vacío de la habitación, dejándolos a los dos acompañándose en una incómoda atmosfera que no cedía ni cesaba de envolverlos.

"Nunca dejas de impresionarme, Hypnos."

—Confío que no volverás a cometer la misma u otra falta similar, así por única ocasión no sucederá nada, ¿entendido? —Sentenciando con un suspiro Zeus relajaba su postura y sus ojos.

—Entendido, mi señor. No volverá a suceder.

—Por otro lado… veo que tú y Thanatos son muy unidos.

—Lo somos, mi señor, desde nuestro nacimiento —Respondiendo con rapidez, Hypnos mantenía baja la mirada, esperando, atento a cada pensamiento del dios ante el repentino cambio—. Solamente pensé que, ver a mi hermano un momento lo mantendría tranquilo. Llega a ser muy impulsivo y sobreprotector.

—Ya veo —Soltando un ruidoso suspiro, permanecía en silencio—. Nix, ¿siempre los mantuvo cerca?

—Siempre. La única excepción, era en la llegada de nuestro celo.

—Entonces, al menos espero, que entiendas que, en este lugar, no pueden estar juntos. Por esa razón ordene que fueran instalados por separado —Contestando con frialdad Hypnos volvía su mirada hacia arriba, mirando la inexpresividad del rostro divino—. Supuse mal, al pensar que Nix les explicaría esa parte de las leyes de este lugar.

"Realmente parece que Nix no les dijo nada."

—Mi señor, puedo preguntar, ¿por qué no puedo estar cerca de mi hermano?

"Es necesario frenar esto antes que algo irreparable suceda."

"¡¿Irreparable?! ¿Qué nos han estado ocultado?"

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

[*]Nota: Como saben, el diseño de Odiseo "oficial" es el usado en la película de Overture. Aunque tiempo después fue usado para el caballero de Oficuo en ND.

Sin embargo, tenía guardada la imagen de este artista (disculpen aun desconozco su identidad), la cual me gusto más. En el fanfic de Atheno x Hades (El Cautiverio de la Oscuridad) hice una pequeña mención sin decir abiertamente su nombre. Y decidí darle uso con esta apariencia.

[1]: Hestia (Ἑστία) era una de las diosas olímpicas. Hija de Cronos y Rea, personificaba el fuego del hogar. Hestia apenas salía del Olimpo, y nunca se inmiscuía en las disputas de los dioses y los seres humanos, por lo que paradójicamente pocas veces aparece en los relatos mitológicos a pesar de ser una de las principales diosas de la religión griega y, posteriormente, romana.

.。:∈-ヽ(・ω・`*)。:∈-ヽ(・ω・`*)。:.。

Holis ㄟ(≧◇≦)ㄏ

**¿Que les pareció el capítulo de hoy? Espero de verdad que les haya gustado,

**Bueno aparece Hestia, un personaje que me gusta y que, aunque no aparecerá mucho, su aparición es clave para algunas situaciones.

**¿Que creen que sucederá? Son libres de escribir teorías, mentadas de madres, comentarios,
quejas, es su espacio y son libres de usarlo, (*^-^*)

**Quiero darle spoiler... pero nop :3

**Nos vemos el siguiente capitulo,

Bye Bye (>人<;)