Condescendencia XI
La Universidad de Columbia era ciertamente un lugar enorme, una vez escuchó que todo el campus eran alrededor de diez manzanas de la ciudad. Los grandes edificios llenos de gente, los jardines, los alumnos caminando en grupo, estresados por el fin del semestre. Todo eso le recordaba a su propia época de estudiante. Damien en realidad no brilló demasiado durante la Universidad, no porque fuera particularmente difícil sino porque fue advertido por su padre. No sería bueno que alguien como él llamara la atención y la gente podría comenzar a hablar del extraño parecido del joven Damien y el señor Belial Thorn.
En fin, incluso el peor alumno de New York University tiene muchisimas mas oportunidades que el mejor alumno de cualquier universidad pública. Ademas Damien no era un idiota, tal vez no pudo brillar academicamente pero tenia las credenciales, además de un bello rostro y un carisma que podia convencer a las masas.
Ese maravilloso poder hacía que las miradas de algunos alumnos voltean a verlo, miradas intrigadas al ver a un hombre así de elegante caminar por los pasillos del edificio de Literatura. La vida no tenía ningún sentido si Damien Thorn no llamaba la atención donde quiera que fuera. No pudo evitar sonreír complacido y seguir de memoria el camino al área de tesistas.
-Hola, Damien.- Pip lo reconoció al llegar a la puerta de su cubículo.
-Hola, cariño.- Pip sintió sus mejillas enrojecer.
El rubio se levantó del escritorio para saludar con un beso al moreno. Ese detalle no pasó en vano para los interesados espectadores en la salita común en el centro de la habitación rodeada por los cubículos de más estudiantes. Pip comenzó a parlotear un momento acerca de su tesis, Damien con tranquilidad se sentó en una de las sillas del cubículo mientras el rubio paseaba por todo el pequeño espacio recogiendo notas, documentos y libros.
El pequeño grupo de alumnos en la salita comenzó a murmurar acerca del nuevo novio de su compañero Phillip. El hombre moreno definitivamente resaltaba entre los eruditos de las letras. Obviamente unos años mayor que ellos, vistiendo un fino traje negro, patillas largas, piel palida y ojos azules, sentado completamente erguido mientras que graciosamente cruzaba sus piernas. Chicos y chicas comenzaron a armar sus propias teorías de quién era ese hombre, la naturaleza de su relación con el rubio y cómo es que estas dos personas aparentemente tan distintas pudieron haberse conocido.
-Parece que el nuevo rico necesita más dinero y se consiguió un patrocinador.- una voz arrogante sobresalió entre los murmullos. Alguien que no planeaba ocultarse y mañosamente hizo que sus horribles comentarios llegaran a oídos de Damien y Pip por igual.
Pip se petrificó por un segundo por el comentario, sin embargo decidió hacer lo que siempre hacía, tan solo ignorarlo, así que continuó acomodando su laptop dentro de su bolso de piel. Damien por otro lado, dirigió su mirada de reojo al grupo de alumnos e identificó a la persona que seguía hablando divertido de la humillación al británico.
-Creo que ya lo había visto antes, viene en un cadillac a recogerlo de vez en cuando. No sabía que estuviera en tanta necesidad para comenzar a vender su trasero.-
Damien apretó su puño, sabía que comenzar una pelea con un estudiante más joven solo traería problemas para Pip, sin embargo eso no calmaba la ira que estaba sintiendo por ese pequeño bastardo.
-Son los tontos comentarios de Bridon Gueermo, solo trata de llamar la atención.- Pip le susurró a su novio.- No lo tomes en serio.-
Bridon Gueermo, ahora tenía un nombre. Esperando que Pip acomodara los últimos detalles de su pequeño cubículo, Damien tomó su teléfono y comenzó a buscar algunas cosas. Dios bendiga el internet y sobre todo a los alumnos snobs de la universidad que estaban más que dispuestos a compartir su insulsa vida en Instagram por unos pobres likes. Ahora que lo pensaba, el apellido Gueermo le resultaba un poco familiar, creía haber escuchado algo hace un año donde la ciudad estaba a punto de iniciar unas cuantas demandas. Tres clics en algunas páginas y perfiles fueron suficientes para encontrar lo que buscaba.
-¿Será una relación DomSub*? Pirrup tiene cara de le gusta que lo golpeen- Bridon seguía parloteando acerca de la vida privada del rubio. Algunos compañeros reían y otros lo miraban con reproche, pero eran incapaces de alzar la voz para callarlo.
-Estoy listo, vamos Damien.- Pip le habló con su bolso al hombro.
-Vamos.-
Ambos salieron de regreso al largo pasillo del edificio, ninguno de ellos dijo nada, el silencio se convirtió en algo bastante incómodo para Pip que no podía decir nada. Ambos sabían lo complicado que era este mundo de ricos y nuevos ricos. Bridon era el hijo de uno de los dueños de varios teatros en Broadway, desde hace ya varios años su familia ha amasado una fortuna en el entretenimiento. Quizá su fortuna no tenía comparación con la de los Magwitch, Pip podía presumir que la fortuna de su familia era más grande y abundante. Sin embargo el apellido Gueermo era más conocido y un poco más respetado que el suyo. Al menos en el departamento de humanidades en la universidad de Columbia, un microcosmos de la verdadera sociedad de ricos neoyorquina.
El joven británico apretó con ambas manos la correa de su mochila, mirando distraídamente por las ventanas del pasillo. Intento pensar en otras cosas, por ejemplo la cita que tendría con su novio, no necesitaba nada más. ¡Además! esa misma noche sus amigos irían a su casa para poder beber algo y celebrar que su tesis al fin estaba lista. Eso valía mucho más la pena, tenía que mandar un mensaje de confirmación en su chat grupal.
-Uh pero… ¡Mi teléfono, lo deje en el cubículo!-
-¿Tu teléfono?- Damien replicó
-Si, regreso en un minuto.- Pip dio media vuelta.
-¡No! Yo voy por él. Tu adelantate al auto, lo dejé en el estacionamiento de estudiantes.-
-Pero-
-No te preocupes, sé donde está todo, no tardo nada. Toma. - el moreno le entrego el pequeño control remoto de su precioso Cadillac negro.
-¿Puedo conducirlo?- pregunto incrédulo
-Claro, lo que sea por el futuro graduado.- Damien le sonrió coqueto y le guiñó el ojo.
-De acuerdo, te espero en el auto ¿Si?-
Damien asintió y comenzó a caminar de regreso al área de tesistas. Esta vez el área estaba ya vacía, con calma fue al cubículo de su novio y encontró el teléfono descansando a un lado de un par de libros. Cuidadosamente guardó el teléfono dentro de su bolsillo y volteo a la salida dispuesto a encontrarse con su adorado en el estacionamiento. Sin embargo el universo le ofreció en bandeja de plata su oportunidad.
El joven Bridon, entraba al área de tesistas concentrado en su teléfono, meneando la cabeza para que su fleco pasado de moda se acomodara otra vez sobre su frente. Damien analizó a este espécimen, vistiendo logos de marcas costosas, utilizando reloj y zapatillas deportivas. Este niño tenía mucho valor al atreverse a llamar "new rich" a Pip, cuando él era la perfecta descripción de alguien que desesperadamente quería sostenerse de las apariencias.
El timbre del teléfono de Damien llamó la atención del más joven y por fin se dio cuenta de la presencia del moreno. Solo y acorralado dió un paso atrás, no esperaba enfrentar directamente al objeto de sus burlas.
-Tu, ¿Dónde está Pirrup?-
-Bridon Gueermo.- dijo Damien con un tono severo. El castaño dio un brinco al escuchar su nombre dicho por este hombre que se acercaba a paso lento.
-¿Quién eres?-
-Estudiante de Teatro y Drama, 22 años. A pesar de tu buena apariencia, casi nunca eres el protagonista de la obra, la verdad es que no tienes mucho talento. Te gusta pasear por los pasillos y por el estacionamiento con los juguetitos de la compensar el triste hecho de que no hay nada dentro de tu cabeza. -
-¡Yo tengo talento!-
-El señor Gueermo te obligó a tomar esta carrera porque espera que algún día actúes en uno de sus teatros ¿Eh? Si tan solo tu familia tuviera una cancha de basketball esto no sería tan doloroso para ti.-
-¿Basketball? Eso no.-
-¡Oh! Lo que me recuerda.- Damien se acercaba más y más al joven castaño.- ¿Sabes? Yo sé quién es tu padre. El señor Gueermo, bastante violento y frustrado, creo que él siempre quiso actuar en los teatros de tu familia pero tu abuelo lo obligó a dejarlo. Ahora tu estas aqui tratando de vivir el sueño de papi, que patético.- Damien soltó una risa viendo como el castaño comenzaba a temblar de coraje por sus comentarios.
-¡Tu no sabes nada!-
-Yo sé que la ciudad estuvo a punto de cerrar los teatros de tu familia, sé que tuvieron que vender algunos lugares para pagar sobornos y también sé que tienen una gran deuda con el departamento de electricidad y agua de la ciudad. También intentan ocultar la muerte de un trabajador el verano pasado, electrocutado por el pésimo mantenimiento en el teatro principal de Broadway. Tu padre debió haber sido bailarín, porque es un terrible hombre de negocios… y un terrible esposo.-
-...-
-Demanda de divorcio, violencia familiar… ¿Él también te golpeó?-
-N-No.- Bridon estaba al borde de las lágrimas
-¡Ha! No sabes mentir. Pero descuida, yo sé guardar secretos, no queremos que el departamento de Teatro y Drama vea esas horribles fotos de mami con esos feos moretones. Tampoco queremos que las autoridades reciban reportes por extraños accidentes en otras propiedades de tu familia o peor una demanda del departamento de energía de la ciudad, con el cual curiosamente tengo buenas conexiones.-
Damien estaba justo frente a Bridon, juzgándolo con esos profundos y fríos ojos azules como el hielo. El joven cantante solo podía comparar ese miedo que sentía con el de su padre cuando se enojaba y lo abofeteaba. Su corazón latía fuertemente y más lágrimas de angustia se acumulaban en sus ojos cristalinos. Ya no podía hablar, su garganta tenía un nudo que le impedía hablar.
-Vuelve a decir una palabra contra Philip y toda la universidad sabrá los secretitos de papi. ¿Entendiste? Yo sabré que hablaste tu mierda, tal vez no me lo dirá Philip pero todos tus huecos amiguitos hablaran sin problema, ellos no dan un carajo por ti Bridon.-
-Pirrup, él…- intentó comenzar otra vez y arremeter contra el rubio en un último intento de defenderse. Damien perdió la paciencia y empujó al castaño contra la pared, sosteniendo su mano contra la boca de Bridon.
-¡Una palabra más, Gueermo! Una sola palabra más contra mi novio… yo mismo te arrancaré el pene y haré que te lo tragues ¿Escuchaste?-
Bridon comenzó a llorar con más fuerza, incapaz de articular palabras asintió con fuerza. Estaba completamente aterrado por las palabras de este monstruo. Damien se alejó rápidamente del joven y salió de la habitación.
En pocos minutos cruzó el campus hasta llegar al estacionamiento. Encontró su bello auto justo donde lo había dejado, Pip ya estaba instalado en el asiento del piloto, estaba distraído tomando notas en su cuaderno de piel, escribiendo con su pluma fuente personalizada. Damien cerró la puerta del copiloto cuando estaba totalmente acomodado en su asiento.
-¿Qué le dijiste a Bridon?-
-¿Eh?- Damien se sorprendió de haber sido descubierto tan rápido. -¿Yo? ¿Decirle? ¿Cuando?-
-Cuando caminaba hacia el estacionamiento… el grupo de chicos que estaba en la sala de cubículos me sobrepasó en el pasillo. Bridon no estaba con ellos, supongo que se quedó solo en la sala. Tu no dejarías pasar una oportunidad así.-
-¿Cómo estás tan seguro de lo que pasó?- Damien lo miró burlón.
-Estas sonriendo.-
-¿Eh?- ¿Sonriendo? se cuestionó
-Normalmente cuando haces una travesura como un pequeño diablillo tienes una sonrisa en la cara…-Pip sonrió.- Cuando tuviste ese buen día en el trabajo, cuando le ganaste esa pelea a Kyle, cuando te sales con la tuya básicamente.-
-¿Diablillo? -
-Si, casi como en las caricaturas. Puedo imaginarte con un par de cuernos, la cola y un pequeño tridente. Así que dime ¿Qué le dijiste?-
"Si así fuera yo sería el rey del infierno" Pensó Damien, la verdad es que nunca se había detenido a pensar si había otro detalle de sí mismo que nunca había notado, sin embargo Pip era muy observador y se daba cuenta de su humor por sus expresiones, sus modos y sus actos. Por un lado le hacía sentir algo extraño en el pecho que alguien le prestara tanta atención y validación a sus emociones, por el otro se sentía inquieto. Pip podría darse cuenta de algo que no deseaba que se supiera. Algunos de sus pensamientos debían permanecer secretos.
-Le dije que si volvía a hablar mierda de ti, le cortaría el pene y haría que se lo tragara.- Era la verdad, no toda la verdad pero verdad al fin y al cabo.
-¡Damien!- le reprochó el rubio
-No permitiré que vuelva a decir su mierda Philip.- habló con voz firme y fuerte.
-Te dije que no tenía importancia, se cansará de inventar chismes.-
-Sé que tu naturaleza no es la confrontación Philip, tu eres un alma cálida, conciliadora y pacífica.- con cada palabra el rubio se sonrojaba.- Me encanta que seas así ¿De acuerdo? No dudo que si quisieras detener a Bridon ya lo habrías hecho pero… - No pudo continuar con la frase e inconscientemente el moreno apretó sus puños.
-¿Damien?-
-Cuando ese idiota empezó a decir tantas cosas de ti, de nosotros, yo solo quería partirle la cara. Sabía que eso traería sólo más problemas, por eso no hice nada y solo me sentí más impotente. Odio sentirme así. Solo le dije unas cuantas palabras para que se detuviera, no lo toque.-
-Ya veo.- Pip volteo al frente, no sabia que mas decir. No aceptaba lo que Damien hizo pero tampoco fingiría que no le enojaba Bridon, el old rich venido a desgracia que quería mantener su estatus a costa suya, porque sabía que Pip no negaría ni afirmaría nada.
-Perdóname, me tome atribuciones que no me corresponden.- dijo el moreno, casi a regañadientes. No se arrepiente de nada, ese pequeño hijo de puta Bridon podía morirse mañana mismo y él sería el primero en irse a burlar a su tumba.
El rubio miró a su novio con culpa, Damien no tomaba bien tener que doblegarse. Las palabras de Bridon habían sido también un insulto directo a él. El rubio odiaba los conflictos, le causaba mucho estrés enfrentarse incluso con sus amigos, Damien por otro lado creció para luchar contra cualquiera que se atreviera a desafiarlo, así fuera Dios mismo, lucharía.
-Bien, supongo que lo asustaste. Si vuelves a verlo por favor no digas algo como eso otra vez.- Pip soltó una risilla.- Creo que me diste el valor de cerrarle la boca yo mismo.-
El moreno sonrió de lado al oír eso. Si Pip podía enseñarle paciencia y esperanza a Damien, Damien podía enseñarle valor y pasión a Pip. Tal vez estas personas tan diferentes entre sí podían llegar al balance que resulte igualmente beneficioso.
…
Esa tarde, la pareja estaban en la mansión neoyorquina del rubio. Habían comido juntos, algo que Pip preparó, nada demasiado pesado, aun guardando espacio para los aperitivos de la noche en la reunión con los otros chicos.
Ambos hombres estaban sentados en la gran sala, desde aquella noche de Año Nuevo se habían acostumbrado a recostarse sobre la suave tela, escuchar un poco de música, beber algo, charlar y descansar. Damien descansaba su cabeza en el regazo del rubio, mientras el más joven de vez en cuando acariciaba la melena negra.
Pip permaneció admirando el rostro de su novio, cuando se conocieron este rostro se veía muy diferente: cansado y con la barba crecida aunque las patillas largas siguen ahí. Su mente comenzó a recordar exactamente como había sucedido. Damien vivía en un lugar deplorable del Bronx. Aun no entendía cómo es que el moreno terminó en esa situación, sabía que debía estar relacionado con su situación emocional y su situación familiar, el padre de Damien sonaba como un hombre muy cruel y su madre… logró que su hijo le guardara mucho rencor. Además nunca ha escuchado a Damien hablar de algún amigo, era una persona bastante solitaria. Al menos ahora Damien no mostraba señales de volver a ese horrible lugar y estaba comportándose como todo un adulto responsable.
-¿En que piensas? - Damien preguntó aun con los ojos cerrados desde su regazo, su voz sonaba un poco adormilada.
Pip lo miró un momento y sonrió, era muy tierno.
-Pensaba en el día en que nos conocimos. Cuando te fui a buscar como un acosador en el Bronx-
Damien abrió los ojos y se quedó mirando el techo un segundo. En realidad nunca había hablado sobre ese lugar a Pip. No sabía si valía la pena pues se había deshecho de su departamento del Bronx, había consumido drogas pero debido a su salud no desarrolló una adicción, en realidad era un consumidor casual y solo las consiguió esa vez porque estaba desesperado.
-Has cambiado mucho desde entonces, la verdad parece que son dos hombres diferentes.-
Damien recordó lo que Pip mencionó acerca de Stan, el muchacho alcohólico que en sus momentos de exceso fue tan estúpido como para estrellar una botella en la cabeza de Pip. Le daba asco pensar en que quizá Pip comparaba ambas situaciones.
-Ya no regresaré a ese lugar.- sentenció el moreno
-Oh, ya veo.- Pip no se atrevía a preguntar, sin quererlo mordió sus labios.
-Sé que quieres saber porqué estaba ahí. Por qué solo pudiste encontrarme ahí-
-Entiendo si quieres mantenerlo en privado.-
-En realidad creo que te debo una explicación, me comporté como un perro contigo en ese entonces, aun si no te conocía.-
-Bueno yo también cometí el error de ir a buscarte, estaba obsesionado con saber lo que pasó que no pensé en cómo te sentirías tú acerca del accidente.-
Ambos guardaron silencio por un momento, avergonzados de sus comportamientos en el pasado, los meses que pasaron juntos desde que se conocieron fueron un parteaguas en sus vidas. Definitivamente la influencia que han tenido uno sobre el otro ha generado cambios, para bien o para mal estaba aún por verse.
-Días antes de que llegaras… había tenido una discusión con mi padre.- comenzó a explicar el moreno. Al mismo tiempo sus memorias de ese día también regresaron.
Damien estaba parado con el pecho en alto, su orgullo estaba en su punto alto. Ese mismo día había logrado por fin absorber a una de sus medianas competencias en el sector de los hidrocarburos. Por supuesto que no había sido tarea fácil, requirió de un muy buen equipo de abogados y un toque de sabotaje en las acciones de la competencia para hacerlos caer. Después de eso fue un accidente por aquí, incertidumbre por allá hasta que finalmente no pudieron más que aceptar la jugosa oferta por la empresa. Todo esto le había tomado años y era su primer gran movimiento. En su ingenuidad, cuando fue llamado a la oficina de Belial Thorn, pensó que recibiría un cumplido, una palmadita en el hombro como reconocimiento de su trabajo. Pero todo lo que recibió fue una mirada severa de esos ojos azules tan parecidos a los suyos.
Apenas entró a la habitación quiso mantenerse firme frente a Belial, no podía hablar primero, era casi una regla no escrita. Si era mandado a llamar sería su padre quien comenzaría.
–¿Piensas que tu pequeño sabotaje para crecer es impresionante, Damien?- preguntó el hombre con un tono severo.
-Creo que el resultado fue satisfactorio.-
-¿Tú crees? No cabe duda que sigues siendo un idiota.- sentenció
-¿Qué quieres decir?- Damien sin desearlo dejó que su postura se encogiera. Este no era el resultado que esperaba.
-Todavía lo preguntas, eres más imbécil de lo que yo creía.-
Belial volteó la pantalla del ordenador que estaba a un lado suyo, de tal manera que fuera visible para el joven frente a él. En letras grandes podía leerse perfectamente "H.E.L.L. saboteó a su competidor" el artículo era de una revista de negocios importante. Su corazón se detuvo por un segundo, de inmediato sintió el miedo que podía significar que alguien atara los hilos. Si bien estaba seguro de que había atado bien los cabos, nadie podría señalarlo directamente por lo que pasó. Si, su empresa era la mayor beneficiada y la más interesada en que la competencia quebrara pero no era prueba suficiente para acusar a H.E.L.L. de ningún crimen, al menos por el momento
-Até bien todos los cabos, solo es una sospecha porque obviamente seríamos los más beneficiados de la desaparición de la competencia. Eso es todo, nadie puede acusarme de nada.-
-¿Seguro? ¿Leiste el articulo?- se burló Belial- Alguien dentro de H.E.L.L. podría confirmar todas las sospechas.-
-Nadie va abrir la boca, me encargaré personalmente de eso.-
-¿Cómo? ¿Cuánto dinero tienes para cerrar bocas? ¿Al menos tienes una idea de quién podría ser el soplón? -
-No difundí un memo con el plan a toda la oficina.-
-¡Ha! Espero que tomes medidas hoy mismo Damien, terminaras en la cárcel si permites que estos errores se repitan.-
-...- Damien no respondió, sin quererlo sintió una presión en su pecho y el aire comenzó a faltar. Desde el accidente había muchas cosas que el moreno padecía.
-Sería una lástima, de todos mis hijos… eras uno de los que más tenía expectativas.-
-¿Todos tus hijos?- preguntó
-No creerás que tu madre fue la primera pasante que trabajó aquí. La verdad es que mujeres hermosas hay de sobra y todas terminan igual. Abren las piernas con facilidad.- Belial soltó una risa cruel.- al principio solo las convivencia de no tenerlos pero luego algunas esperaban que al ver al bebe yo decidiera casarme o algo así.- Belial volvió a reír.
Damien permaneció en silencio, asqueado por la confesión de este hombre. Ni siquiera podía atinar un comentario ¿Qué se supone que debería decir? ¿Por qué Belial le confesaría que es un animal miserable? En su mente la posibilidad de poder haber sido simplemente abortado y desechado al igual que los otros hijos lo hizo querer vomitar.
-Tu llegaste hasta aquí… pero es tan decepcionante verte.- Belial resopló con cansancio, Damien sintió como un peso enorme se posaba por sus hombros.- Esperaba tantas cosas del hijo de Katherine, eras el más parecido a mi e invertí demasiado en tu educación. Todos estos años se fueron a la mierda, no puedo verte a la cara sin sentir vergüenza. Hubiera sido mejor que no hubieras nacido. -hizo una pausa que se sintió eterna.- Casi me deshago de ti en ese tren pero no tuve tanta suerte.-
Damien seguía en silencio, apretando los puños con fuerza y sintiendo como sus ojos se irritaban, se negaba a derramar una lágrima, nunca aceptaría que su padre lo lastimara de esa manera.
-Al menos tu madre fue más lista y se fue a tener un hijo que valiera la pena.-
Eso fue todo, la mención de Katherine había dolido tanto, su corazón se estrujó, Damien bajó la mirada, su postura se encogió y Belial pudo ver con una sonrisa cómo había doblegado a su orgulloso hijo bastardo. Damien estaba desesperado por poder lograr su reconocimiento, sin embargo con estos pobres intentos lo único que demostraba era que aún era un muchacho infantil y que no era consciente de los riesgos que tomaba gracias a su impulsividad y gran ego.
-¿Vas a decirme algo más?- preguntó el joven con la mirada aun agachada, rogando que su voz no sonara cortada.
-No, te llamaré si te necesito. Lárgate.-
Sin despedirse o decir algo más Damien dió media vuelta y a pasos rápidos abandonó el edificio. Sus pulmones débiles comenzaban a fallarle, sus piernas no podían sostener su cuerpo apropiadamente. Cuando estuvo fuera tan solo comenzó a caminar, por su mente las palabras de Belial se repetían una y otra vez. Quería callar la voz con fuerza. Quería dejar de sentirse así ¿Por qué dolía? Deseaba desaparecer, no quería que el mundo lo viera.
En su cabeza pensó el lugar perfecto para esconderse. Aquel que compró justo después del accidente del tren. Un nido de ratas donde lamerse las heridas, aún después de poder conseguir un mejor departamento, más acorde a sus gustos y posición que compró a nombre de su compañía, no pudo dejar atrás ese desagradable lugar en el Bronx. En momentos como este era todo lo que necesitaba, un lugar para desaparecer.
Las llaves estaban ocultas en una lata debajo del piso y la alfombra del desgastado edificio, no había nada de valor de todos modos que robar. No contó los días que pasaban, en realidad, solo salió una vez para buscar comida y alguna sustancia que lo hiciera olvidar. Las ventanas estaban cubiertas, su ropa sin lavar estaba comenzando a apestar a sudor y podía sentir como su cara picaba por la barba crecida. Estaba solo y acostado en un colchón viejo, mirando al desgastado techo. Las palabras de su padre aún no se iban, la tristeza inicial se había transformado en rabia. Damien intercalaba beber y fumar entre sueños, no tenía energía para nada, su cuerpo no estaba soportando tanto abuso.
"Casi me deshago de ti en ese tren"
Habían sido las palabras de Belial. Si, debió haber muerto en ese maldito accidente, debió haber sido así. Aun si deseaba con todo su corazón poder vengarse de su padre debía admitir que estaba en desventaja y que probablemente nunca podría ni siquiera rasguñarlo. Debió haber muerto hace tanto.
Tock. Tock. Tock.
El sonido infernal de la puerta lo sacó de su lamento.
-Ese lugar lo compré después del accidente de tren, casi lo había olvidado pero yo solo quería que la tierra me tragara. Belial Thorn tiene la habilidad de hacerme sentir exactamente como una mierda y…-
Pip miró como Damien apretaba la mandíbula y sus manos se hacían puños, mientras que su boca hacía una mueca dolorosa. Era claro que lo que sea que haya pasado era un recuerdo desagradable.
-Tu me sacaste de ese infierno, aunque no lo creas. La verdad no tenía planeado regresar al trabajo o a la vida hasta que un muchacho muy ruidoso llegó a tocar la puerta y preguntar cosas que pensé que había olvidado.-
-Yo solo… yo quería saber.- Pip no quería volver a mencionar el accidente o a Stan.
-Si.-
Sin haberlo pensado antes recordó aquella horrible anécdota que Pip con el triste y borracho Stanley. Las similitudes entre ambos se hicieron más fuertes, eso le causó un disgusto muy grande a Damien. Odiaba compararse con Stan, odiaba pensar que Pip lo escogió por las trágicas coincidencias que lo unían con su ex prometido.
-Yo…- Damien comenzó a decir con dificultad.- Yo sé que no soy un hombre perfecto, estoy muy enojado y desearía olvidar muchas cosas. He cometido muchos errores y he lastimado a personas. Pero tú no tienes nada que ver con esto Philip, tú solo has intentado ayudarme, has tenido la paciencia para escucharme y la compasión para no juzgarme. Por eso te estoy agradecido. -
Damien se levantó de su cómoda posición para encarar al rubio, la mirada de Pip era de pura misericordia, como la de los ángeles. Esos ojos azules como el cielo de verano siempre reflejaban sentimientos tan puros que hacían sentir al moreno algo indigno. Las dobles intenciones de su discurso le provocaba aunque sea un poco de culpa porque con cada palabra que salía de su boca el corazón de Pip se hinchaba de gozo. Será una pena cuando llegue el día en que ese bello corazón se rompa.
-A pesar de eso… tú no puedes salvarme, no es tu responsabilidad hacerlo, no importa lo mucho que me ames. Ese amor no puede sanarme.- admitió con un tono triste.
-Lo sé.- Pip sin quererlo sintió lágrimas acumularse en sus ojos.
-Buscaré mejorar, para poder seguir adelante y que el pasado no me persiga. Para no hacerte daño, porque ahora… me importas mucho Pip.-
Pip no sabía que decir, la verdad no esperaba esta confesión. Hace años Stanley tuvo que tomar terapia y entrar a rehabilitación casi como un último intento para salvarlo. Su madre lo obligó a quedarse en el centro para alcohólicos. Fue muy difícil hacerlo cooperar pero eventualmente logró entender qué era lo correcto. Ahora Damien era consciente de sus propios defectos y por voluntad propia deseaba mejorar para poder volverse un mejor hombre. Un hombre digno del amor y afecto de Pip.
-Damien…- Pip movió sus brazos y con sus manos pudo acariciar el rostro de su novio.
-Te amo, Philip.- La confesión salió de su boca tan suavemente. ¿Quién podría dudar de esas dulces palabras?
-Yo estaré aquí contigo. Nunca más estarás solo y te acompañare en el camino que desees tomar.-
Ambos unieron sus labios en un tierno beso. Damien solo podía pensar en cómo este paso lo apartaba de Stan, no dejaría nunca que su pasado lo transformara en una eterna víctima. Ese papel simplemente no le quedaba, sin importar cuánto dolor tuvo que sufrir, Damien Thorn era mucho más que sus desagradables circunstancias, aprendería a salir adelante al costo que fuera.
…
Semanas después en la lujosa oficina de H.E.L.L. Damien leía algunos de sus documentos más importantes del día. Esa tarde tenía planeado visitar a Pip para pasar el resto del día juntos, si tenía suerte podría meterse en sus pantalones. En definitiva estaba todo en orden dentro de su preciosa burbuja.
A veces el universo favorece a las personas más miserables. Incluso los hijos de puta como Damien tienen esos momentos en la vida, donde para desgracia o desdicha de muchos, obtienen exactamente lo que desean. Esa tarde, Leslie Meyers entró a la oficina principal con una pequeña y fina caja entre sus manos.
-Señor, esto acaba de llegar por paquetería para usted. Obviamente con la confirmación por correo electrónico. Creo que le gustara mucho.- La mujer sonreía complacida
-¿Es de la Cena de proveedores?- preguntó, dejando los documentos que leía sobre el escritorio.
-Si.-
Emocionado por esas palabras, Damien tomó la cajita entre sus manos y desató el lazo que la cerraba y destapó con cuidado. Dentro descubrió una fina invitación en letras doradas a la gala y la cena de la Asociación de proveedores energéticos, mineros y de combustible de los Estados Unidos. La gala se llevará a cabo a finales del verano, faltaban un par de meses aún, sin embargo el moreno no cabía dentro de su felicidad.
H.E.L.L. por fin había despegado y estaba tomando su lugar donde corresponde como una de las grandes empresas del país. Una enorme sonrisa se dibujó en sus labios, mostraba sus dientes como un villano de caricatura.
-Hay que preparar la estrategia para ese día Leslie, necesito salir de ahí con al menos 10 ofertas de negocio.- Su mente comenzó a carburar a una rápida velocidad.
-Por supuesto.- la mujer tomó su tableta y comenzó a tomar nota.
-Necesitamos la lista de invitados y empezar a pensar quién será más conveniente para hacer contrato, tambien quiero saber quienes darán los discursos y los invitados especiales.-
-Si, señor.-
-Averigua todo lo que puedas y arreglaremos una junta con el departamento de secretaría.-
-Le informaré al equipo de inmediato. ¿Necesita algo más?-
-No, es todo. Me iré a las cinco en punto así que todos pueden irse también a partir de esa hora.-
-Entiendo, con su permiso señor Thorn.-
Leslie salió de la oficina y Damien miró la invitación aun en sus manos, sintiendo orgullo por lo que ha creado de esta vieja empresa. Si, tal vez no fue empezada por él y también era cierto que sus métodos para hacerla crecer no fueron honestos. Pero eso a este punto ya no importaba. El antiguo dueño murió y su familia había sido desplazada. Los contratos de compra venta de su competencia ya habían sido firmados entonces no se podían apelar después de tantos años. H.E.L.L era suya, su proyecto, su vida y su mejor arma para poder triunfar sobre el idiota de Belial.
…
En medio de su racha de buena suerte, el moreno no notaba la paz y felicidad en la que estaba. Trabajaba diligentemente todos los días, emocionado por haber sido invitado a la ceremonia de proveedores, sin darse cuenta casi todo su tiempo libre lo pasaba con Pip y sus amigos. Comían juntos, salían a pasear, leían libros juntos, escuchaban música y básicamente se comportan como una pareja. Se sentía tan natural, algo tan destinado a ser que Damien no se cuestionaba esa necesidad de ver a Pip, de hablar con él, de estar cerca, de poder tocarlo. De repente solo pensaba en el rubio y una estúpida sonrisa se formaba en sus labios.
Días más tarde, una confortable tarde de viernes, donde Damien había tomado un día libre y había ido a la mansión de su rubio para pasar la tarde ahí. Lo tenía justo donde más le gustaba, sobre su regazo. En realidad no estaba haciendo mucho, más que nada un par de besos descarados y roces íntimos. Desde que tenía una pareja fija Damien no tenía problema en ir lento y sensual, apreciaba tomar su tiempo para disfrutar de cada encuentro con su querido noviecito, un amante sorprendentemente satisfactorio. Pip había perdido casi toda la vergüenza y ahora no tenía pena de tocar o pedir ser tocado como más le complaciera.
-Ouch, cuidado cariño.- Damien sabía que esa mordidita dejaría una marca en su cuello.- ¿Por qué tan territorial?-
-Por si alguien se acerca demasiado a tu cuello.- Explicó el rubio con una tierna sonrisilla
-¿Ah sí?- Damien sintió el calor del rubio sobre su pecho, Pip se abrazó al moreno y rodeo su cuello con ambos brazos, repartiendo besos sobre el rostro de su novio.
-Me esforcé mucho para poder conseguirme un guapo y adinerado dejaré que una secretaria me lo quite-
-Ya veo.- susurró acariciando con ambas manos la espalda de Pip, el más joven a su vez suelta suaves suspiros. Damien soltó una pequeña risa al recordar a todo su departamento de secretaria, la mayoría de esos hombres y mujeres eran al menos diez años más viejos que él.
En un momento así, ambos hombres estaban perdidos en sentirse aún más cerca el uno del otro, mientras el mayor comenzaba a desabrochar la camisa del rubio para exponer más piel, Pip se encargaba de depositar besos por el cuello del moreno, moviendo su cadera en un vaivén constante, rozando sus genitales por sobre la ropa.
El ambiente en la habitación se hacía cada vez más difuso, la lujuria y las hormonas flotaban en el aire. Por suerte o por desgracia esta vez la pareja estaba desbordando su "amor" en la sala principal de la mansión. Junto al recibidor, a un lado del pasillo principal, antes del comedor.
El sonido de la cerradura de la puerta pudo oírse claramente junto con las voces inconfundibles de la familia Magwitch.
-Ese niño, el invierno hizo un desastre con los árboles de la jardinera, debería llamar para que vengan a arreglarlos.- Decía la voz de la señora Magwitch, el tic tac de sus tacones se escuchaba caminar por el pasillo.
-Mamá, por favor, solo son un par de ramas rotas.- siguió la voz del hijo mayor.
-Está bien, querida, llamaré al jardinero.- Abel Magwitch siempre era un consentidor con su adorada esposa.
Pip se congeló al oír a su familia entrar a la mansión. Damien también escuchó las voces, sin embargo al no reconocerlas sólo alcanzó a detenerse y separarse de su rubio. Cuando Pip por fin fue liberado del abrazo comenzó a entrar en pánico, saltó del regazo del moreno y comenzó a arreglarse la ropa.
Su mente a mil por hora comenzaba a trabajar, no estaba preparado para presentar formalmente a Damien, claro que Pip les había dicho el nombre por teléfono de su novio pero los Magwitch no tenían aún idea de dónde había salido. Si les decía que este hombre estaba relacionado con Stanley y el accidente de tren comenzarán a atacarlo con preguntas incómodas. Podían hacerlo recordar cosas muy dolorosas o peor, comenzar a preguntar acerca de su familia y herirlo aún más sin desearlo.
-Damien, es mi familia, acaba de llegar.- advirtió Pip
-¿Tu familia?-
-Yo tampoco sé porqué están aquí, no esperaba que llegaran.-
Pip se veía muy alterado, peinando su cabello con sus dedos nuevamente. Damien por inercia comenzó también a arreglarse la ropa y el cabello. Nunca había visto al rubio tan alterado, a decir verdad el moreno también había sido atrapado con la guardia baja, esta presentación tan informal con la familia Magwitch no era lo que tenía planeado, no estaba listo. Sin desearlo comenzó a ponerse nervioso. Esto tenía que salir bien, formar la mejor impresión sobre ellos para que pudieran eventualmente formar una alianza económica. ¡¿Cómo presentarse a su "suegros" con el pene duro?! ¡Mierda, mierda, mierda!
-Damien, tienes que irte.- Pip lo sacó de sus pensamientos
-¿Eh? ¿Qué?- Damien no pudo
-No puedes quedarte, no sin que yo hable con ellos antes.-
-¿Quieres que salga por la puerta de atrás? Como si tu novio de secundaria se hubiera colado a tu cuarto sin permiso.-
-¡No! No pienses que es por vergüenza, jamás. Si te quedas… ellos preguntarán por el accidente, también querrán saber sobre ti y tu familia. No permitiré que te lastimen con alguna pregunta indiscreta.-
Damien guardó silencio, es cierto que no deseaba que sus "suegros" supieran sobre su desastrosa vida familiar y personal. Sus mejillas se sonrojaron un poco al darse cuenta que Pip intentaba protegerlo de un mal momento. Debía admitir que lo mejor en ese momento era irse y regresar mejor preparado.
-Esta bien, me iré.-
-Por favor perdóname.- Pip estiró su brazo para acunar con su mano la mejilla de Damien.
-No tengo nada que perdonar, rayo de sol. Tienes razón, no es conveniente.-
-Iré a recibirlos, espera aquí.- el rubio se alzó de puntillas para besar rápidamente los labios de su novio.
Pip tomó aire y abrió la puerta de la sala para poder ver a los visitantes. La familia aún estaba en el pasillo hablando de la casa y distintas remodelaciones que necesitaba.
-¡Phillip!- Oliver fue el primero en darse cuenta de su presencia.
Mary Magwitch corrió a abrazar al rubio, claro que su hijo ahora era al menos veinte centímetros más alto que la mujer, aunque eso no evitó ser estrujado y llenado de besos color coral como el lápiz labial que siempre usaba Mary.
-Bien, bien querida, es suficiente. Philip, es bueno verte bien, hijo. Permíteme ser el primero en felicitarte por terminar tu tesis. Estoy orgulloso. - Abel no era tan afectuoso como su esposa pero esa fuerte mano se apoyó sobre el hombro del rubio y le dio un firme apretón.
-Muchas gracias papá, gracias a todos. No hubiera podido lograrlo sin su apoyo.- estaba genuinamente conmovido por las palabras de su padre.
-El primer escritor de la familia, cuando hagan la primera película de una de tus obras ¿Nos invitarán a la premiere? - Oliver Magwitch fue el último en acercarse y abrazar a su hermanito, dando palmaditas en su espalda.- Felicidades Pip.- dijo sinceramente, sonriéndole con calidez.
-Gracias, de verdad muchas gracias.- Pip sintió sus ojos cristalizarse, no había notado lo mucho que extrañaba a su familia hasta verlos ahí.
-Oh hijo, perdón por no avisarte de nuestra visita, queríamos que fuera una sorpresa.- dijo su madre
-Vinimos a apoyarte por tu tesis, también por algunos asuntos del trabajo, nos quedaremos un tiempo.- Explicó su hermano
-No hay problema, esta es su casa, me alegrará poder tenerlos cerca otra vez.- Pip sonrió.
-Me encantaría una taza de té, hay algunas cosas que debemos conversar, hijo.- dijo Abel.
-¿Conversar? ¿Pasa algo?-
-Tu madre nos contó sobre una llamada que…- intento decir Abel, aunque en realidad no sabia como explicarlo correctamente.
Damien había permanecido junto a la puerta de la sala donde había estado con Pip, sintiendo náuseas al escuchar el reencuentro de la familia feliz. Usaba toda su fuerza de voluntad para que su boca no hiciera una mueca de asco. La envidia es un sentimiento conocido para el joven Thorn, aunque él se niegue a admitirlo, más de una vez ha deseado la fortuna de otros, la vida se encargó de arrancarle la esperanza de tener lo que su corazón joven anhelaba. Damien siempre odiaba sentirse así, para ocultar su tristeza se enojaba, con todo y con todos. Pero ahora solo podía tragarse sus emociones y poner su mejor sonrisa, correría el riesgo de que Pip notara su molestia, solo quería salir de ahí lo más rápido posible y planear algo increíble para su segundo encuentro con esta familia.
-Si, acerca de eso tenemos que hablar de…- Pip trató de explicarse rápidamente, asumiendo que se refería a su novio.
Abrió la puerta enfrentando la mirada de asombro de la familia.
-Mucho gusto conocerlos, mi nombre es Damien Thorn.- el moreno rompió el silencio, mostrando esa sonrisa ensayada, llena de falsa amabilidad pero que le encantaba a las personas.
-Papá, mamá, Oliver, les presento a mi novio.- Pip caminó hasta ponerse al lado de Damien, en señal de apoyo.
-Oh mi Dios, que muchacho tan guapo. Un placer conocerte, querido. Soy Mary, la madre de Phillip.- la mujer se acercó a Damien, el moreno hizo una pequeña reverencia, cuando la mujer ofreció su mano para estrecharla él la tomó con delicadeza, agachándose y besando el dorso suavemente.
-Un verdadero placer conocerla, señora Magwitch.- Mary sintió su cara enrojecer, de verdad que ese muchacho de melena negra como la obsidiana y ojos azules como hielo, era un espécimen que quitaba el aliento.
Damien tomando la iniciativa, dio tres pasos adelante, ofreciendo su mano al patriarca Abel, mirada segura y un firme apretón fue lo que recibió a cambio.
-Señor Magwitch, todo un honor conocerlo.-
-El gusto es mío, muchacho.-
Oliver fue el último, pero como dos hombres de edad y puestos similares el saludo fue mucho más informal y por supuesto fue el joven Magwitch el primero en hablar.
-Oliver, gusto en conocerte Damien.-
-Lo mismo digo.- el moreno asintió con la cabeza y apretó firmemente la mano del otro hombre.
-Que maravilla, por favor acompañanos a tomar una taza de té, Damien. Quisiera conocerte mejor ya que Phillip nos ha hablado de ti.-
-Perdonen pero Damien tiene que irse, estábamos despidiéndonos cuando los escuche llegar.- Pip interrumpió los maliciosos planes de su madre.
-¿Qué? ¿No puedes quedarte, querido?- insistió Mary
- Les suplico que me perdonen, tengo que regresar al trabajo, tengo juntas que atender. Solo aproveché mi tiempo libre para ver a Phillip.-
-Oh tenemos que cenar juntos pronto. Damien por favor promete que vendrás esta semana a cenar.-
-Acepto su invitación con mucho gusto señora Magwitch, yo también deseo conocerlos a todos. Phillip solo habla maravillas de ustedes, agradezco mucho que amen y cuiden tanto de su hijo.- Damien le dedicó una mirada rápida al rubio que estaba ya demasiado nervioso y avergonzado.
-Es una promesa entonces.- sentenció Abel.
-Si, ahora con su permiso, me retiro.- asintió el moreno.
-Te acompaño a la puerta.- Pip rápidamente se ofreció y comenzó a escoltar a su novio antes de que su familia pudiera decir otra cosa.
La pareja dejó a los Magwitch en el pasillo y salieron por la puerta principal. Finalmente solos Pip soltó un suspiro, todo esto fue demasiado estresante.
-Siempre me impresiona tu habilidad de fingir una sonrisa tan confiada y amistosa.- dijo en voz baja para que su familia no pudiera oír a través de la puerta. Damien tragó en seco, otra vez no pudo engañar a Pip, eso podría ser un problema si continuaba así.
-Estaba algo nervioso, por eso estaba tenso.- mentira
-Gracias por esforzarte tanto. Ellos no son malos pero no puedo garantizar ahora que no pregunten de más. Tengo que advertirles que hay cosas que son solo tuyas.-
-Bueno, veremos si paso las pruebas cuando venga a cenar.-
-Con lo guapo que eres y tus habilidades sociales, no tienes nada que temer.-
-¿Guapo?- preguntó con picardía.
-No empieces.-
-Bien, entonces creo que ya me voy.- Damien se acercó y besó al rubio, acariciando la melena rubia del otro hombre.- Espero terminar lo que estábamos haciendo otro día.-
-Yo también, pero ya no puede ser aquí.- dijo refiriéndose a su mansión.
-Siempre eres bienvenido en mi loft.- dijo el moreno.- Ya tengo un juego de té.-
-Maravilloso, querido.- Pip soltó una risita y besó suavemente los labios del mayor.
…
Apenas el auto de Damien desapareció al dar vuelta en la esquina de la avenida, Pip se armó de valor, tomó una gran bocanada de aire y regresó dentro de la gran mansión neoyorquina, listo para enfrentar una muy incómoda conversación con su familia. Abrió la puerta y caminó a donde se escuchaban ya las voces como en un mercadillo, gente hablando por sobre otras y sin ningún orden. Cuando estuvo ya en la cocina de la gran mansión, aclaró su garganta para llamar la atención de toda la familia. Inmediatamente después de eso todos guardaron silencio y voltearon la mirada en su dirección.
-¡Pip! ¿De donde sacaste ese ejemplar? - Mary a veces no tenía vergüenza en sus palabras.
-¡Mamá!- gritaron al unísono Oliver y Pip
-Querida- llamó la atención también el señor Magwitch.- Creo que lo mejor será que Pip comience con las explicaciones. Hijo, tu madre ya nos había mencionado de este muchacho, parece un joven muy… apropiado, por lo poco que hemos visto y hablado. Pero su nombre nos llama la atención, sino mal recuerdo Damien Thorn es..- las palabras se atoraron en la garganta del hombre.
-Si, si…- Pip suspiró y se acercó con su familia a la gran barra de la cocina, donde ya había tazas de té servidas para cada uno.
-Respira, no venimos a pelear ni hacer que rompas con tu novio, es solo que estábamos un poco preocupados.- Oliver intentó aligerar el ambiente, mostrando una cálida sonrisa de confianza para su pequeño hermano.
Pip miró a todos a su alrededor, su corazón estaba latiendo a mil por hora y sentía que su boca estaba seca. Sintió la cálida mano de su madre tomar la suya, posándose sobre la barra de granito de la cocina. El rubio sintió un arrebato de valor y confianza por el gesto y las palabras de su familia. Todo iba a estar bien.
-Si, Damien es el chico que estuvo en el accidente con Stan.- confesó Pip.
Hubo silencio.
-Fuiste a buscarlo.- dijo el señor Magwitch con un pequeño deje de frustración.
-Tenía que saberlo, tenía que escuchar lo que pasó. Sé que fue egoísta de mi parte llegar a este extremo pero-pero no es lo que creen. No era mi intención enamorarme de Damien, al principio solo aceptó hablar conmigo por… por lastima. Un chico desesperado por saber lo que pasó hace ya tantos años.-
-Pensé que ya habíamos hablado sobre esto, Philip, torturarte con lo que pasó.- su padre sonaba más triste.
-Lo sé, lo siento. Siento haberles mentido sobre mi búsqueda. Creí que era lo correcto y ahora que hablé con Damien sé que Stan fue más de lo que yo pude desear, fue maravilloso hasta el último momento.- ya no sentía ese dolor al hablar de su querido Stan.
-¿Qué dijo?- preguntó Oliver
-Stan esperaba por nosotros al despertar. Se mantuvo muy optimista durante todo el proceso y tan solo se quedó dormido por la anestesia.- Pip explicó rápidamente
Silencio.
-Entonces decidiste solo, salir con el muchacho que también quedó empalado en el tren ¿Qué sentido tiene eso?-
-¡Papá!-
-¡Abel!-
-¡No fue así! Yo solo tenía que escucharlo, tenía que saberlo. Ahora gracias a Damien sé que Stan fue feliz, que me amaba y que puedo dejarlo descansar en paz.- Pip se sentía desesperado, no esperaba que su padre reaccionara así.
-Pip, hijo, por favor, dime que no estás utilizando a ese joven.-
-¡NO! No se confundan, mi relación con Damien no es así. Yo no planeé esto para reemplazar a nadie, Stan y Damien, ellos… ellos no podrían ser más diferentes.-
Los Magwitch se miraron entre ellos, dándole la razón al rubio. En sus mentes estaba bien guardado el recuerdo de la primera vez que conocieron a Stanley Marsh un joven algo atolondrado, liberal, animalista, un poco cínico, desaliñado, aunque amable, cariñoso y leal.
Era una tarde de verano, en el segundo año de secundaria del pequeño Pip, exactamente igual al año anterior y al anterior a ese, ninguno de los Magwitch esperaba nada extravagante de su hijo menor ya que no tenía muchos amigos en el pueblo. La gran parte de sus veranos consistia en cursos extracurriculares, clases de piano, francés, chino, danza, equitación o arquería, quizá un voluntariado en alguna organización benéfica. Definitivamente la educación de todo un caballerito, pero por sobre todo era necesario para mantener su joven y solitario corazón ocupado.
Todo fue diferente cuando en una tarde de verano un chico de cabello negro aparecio en la puerta de la gran casa Magwitch, vistiendo un viejo gorro azul y desgastados jeans. Mary Magwitch pensó que quizá se trataba de un error.
-Hola ¿Eh? ¿Está Pip?- preguntó casualmente mientras se rascaba detrás de la cabeza.
-¿Pip?- la mujer estaba más que impresionada, durante años solo un chico venía a visitar a su hijo, el joven Stoch. Un rostro nuevo era refrescante.- Debió haber regresado de sus clases hace unos minutos, estoy segura de que estará aquí pronto ¿Quieres esperarlo dentro?-
-Si, gracias, señora… ¿Pirrup? - El joven Marsh se dio cuenta que ni siquiera sabía el apellido de Pip
-Oh, soy la señora Magwitch, querido.- explicó con una sonrisa.
-¿Uh? Ok- el joven Marsh no entendía porque Pip y su madre no compartían apellido. No quiso preguntar el motivo.
Al entrar a la casa por una feliz coincidencia también se encontró con Oliver y Abel Magwitch que compartían un momento en la sala de estar tomando el té de la tarde mientras conversaban. Ambos con la mirada curiosa en ese chico de aspecto desaliñado y ligero aroma a marihuana,
-Hola- Stanley solo era un chico de pueblo que no estaba seguro de cómo saludar ni presentarse ante una familia de clase alta y mucho menos una familia británica tradicional de clase alta.
Los Magwitch estaban muy conscientes que South Park no era ni por error parecido a su natal Londres. Su estadía en este encantador y alejado lugar era simplemente por negocios, ya que las grandes cadenas montañosas de Colorado eran el paraíso de recursos naturales listos para ser explotados como parte de un convenio con la empresa de Abel. Debido a eso el matrimonio disfrutaba de la tranquilidad del campo y la compañía de los locales, sabían que los americanos tenían una visión mucho más relajada de la vida.
-Buen día, jovencito.-
-Hola ¿Esperarás a Pip?- Oliver se acercó al joven Marsh
-¡Si! Es mi tutor para la clase de Inglés-
-¡Vaya! Entonces estas en muy buenas manos, nadie entiende mejor literatura clásica que Pip.- Oliver seguía la conversación.
-Si, Pip realmente es un chico increíble.-
Stan sonrió con cariño en cada palabra. Pip de verdad era especial, no había duda de que se había ganado el cariño a pulso. En ese momento la puerta de la gran casa se abrió de golpe y el susodicho rubio entró casi corriendo.
-¡Oh Santo Cielo! Lamento mucho haber llegado tarde pero la clase demoró más de lo que esperaba y…- se detuvo de golpe al entrar a la sala de estar.-Stan.-
-Hey Pip. Tienes una bonita casa, tu mamá me dejó pasar-
-Claro, ah… Padre, Oliver, este es Stanley Marsh, mi compañero en clase de Inglés.-
-Si, ya nos habíamos presentado, hijo.- respondió calmadamente el señor Magwitch
-Bien, creo que será mejor comenzar, iremos a mi habitación-
Ambos jóvenes subieron por las escaleras y desaparecieron, la familia Magwitch se quedó intrigada por la situación tan curiosa. En ese momento nadie sabía el trágico desenlace de ese tierno amor adolecente que acababa de surgir.
-Bien.- sentenció Abel Magwitch.- Phillip, dinos qué fue lo que pasó.-
-En realidad no es nada del otro mundo, solo me di a la tarea de conocerlo mejor después de acosarlo hasta su escondite y… supongo que fui capturado por su encanto.- respondió el rubio.
-Y vaya que encanto.- sonrió Mary
-Tengo que advertirles que no pueden preguntarle nada acerca del accidente ni sobre su familia. Son temas muy delicados para él y podrían molestarlo.-
-¿Su familia? ¿Qué tiene de malo?- Oliver preguntó
-Él es también un empresario de la energía, especialmente aquí en la ciudad.-
-¡Ah! Un hijo de clase alta ¿No? entiendo.- para los Magwitch las familias ricas siempre venían acompañadas de su buena dosis de drama.
-Entonces por favor, les pido que no pregunten nada imprudente, Damien ha sufrido mucho, él también estaba en ese tren, tuvo que soportar tanto el solo. Tengan paciencia, conozcanlo, quiero que vea en ustedes una familia.-
Los Magwitch asintieron, estaban siempre encantados de recibir a un nuevo miembro a la familia, especialmente si se trataba de el ser querido de su hijo más joven.
…
…
…
El tan esperado evento se agendó para la noche del sábado siguiente. Damien comenzó a planear sus movimientos desde el minuto uno, recolectó nuevamente su investigación sobre los Magwitch, quienes eran, cómo eran, sus movimientos en el trabajo y dentro de la gran sociedad Europea. Obviamente no podía llegar con las manos vacías, los obsequios fueron pedidos y esperaba la llamada de las joyerías para ir a recoger los obsequios.
No se podía permitir ningún error.
Esta era su gran oportunidad, claro que ser mejor novio que Stanley no era lo difícil, sino conseguir la confianza para cerrar un trato comercial entre dos empresas poderosas. ¿Qué garantizará tal hazaña? ¿Que podía decir o hacer para que una familia entera cayera ante su encanto? Bueno, debía admitir que aún no tenía la respuesta a esas preguntas, solo sabía que debía dar una actuacion increible en la cena, eso era el primer paso.
El reloj de su muñeca indicaba cinco minutos antes de las seis, apretó un poco las asas de la bolsa en su mano, no negaría que estaba un poco nervioso, pero no había lugar a donde correr. Tomó aire con fuerza y tocó el timbre de la mansión Magwitch.
Pip abrió la puerta un minuto después. Vestía un atuendo formal, ambos lo hacían. Pantalón de vestir, zapatos, corbata y saco. Pip en un bello conjunto azul profundo que se envolvía con elegancia en su figura, mientras que Damien vestía en un clasico negro pero curiosamente su corbata era azul como el traje de de Pip.
-Hola.- dijo sencillamente el rubio, mostrando como siempre una sonrisa brillante.
-Hola, rayo de sol.- respondió el moreno haciendo camino dentro de la mansión.
En el comedor de la casa la familia Magwitch estaba alistando la mesa. Parecía incluso un desperdicio un espacio tan grande tan solo para cinco personas. Aunque tenía que admitir que se sentía muy complacido, todo lucía tan brillante, la vajilla, las flores en el centro de mesa y las luces. Su ego estaba más que feliz por toda la velada para él, en su honor, como bienvenida a la familia.
-Damien, muchacho por favor pasa.- Abel le ofreció un asiento junto a él, a un lado de la cabecera.
-Gracias por recibirme, señor Magwitch.- Saludó al moreno ofreciéndole la mano al hombre mayor
-¡Damien! Querido, qué guapo estás esta noche.- Mary Magwitch se acercó también, la mujer vestía un bello vestido rojo.
-Señora Magwitch- Damien regresó unos pasos para saludar a la mujer de la misma manera que lo había hecho antes, con un delicado beso en el dorso de la mano.
-Por favor, llamame Mary, querido.-
-Mary, gracias por invitarme. He traído un presente, por favor, acéptelo como agradecimiento por su cálido recibimiento.-
De una de las bolsas que cargaba sacó un elegante estuche, adornado con letras doradas y un delicado listón. Mary tomó la caja y toda la familia se acercó curiosa. Al abrir el estuche se reveló un precioso conjunto, un collar delicado con diamantes incrustados además de aretes a juego. Mary soltó un suspiro de asombro, mientras que los demás también abrieron un poco la mirada.
-Oh mi Dios, querido no debiste.-
-Se verá hermosa, Mary, por favor acéptelo. Con todo respeto para usted señor Magwitch.-
-No te preocupes, hijo, se verá hermosa, definitivamente.-
-También traje un presente para ustedes.-
De la misma bolsa sacó dos estuches gemelos y les ofreció uno tanto a Oliver como a Abel. Ambos hombres Magwitch recibieron relojes idénticos. Los hombres se veían asombrados y agradecidos por la calidad del obsequio.
-Philip mencionó que ustedes son inseparables y trabajadores muy diligentes.-
-Wow, son muy lindos, gracias Damien.- Oliver es mucho más relajado que sus padres e inmediatamente se colocó el reloj en su muñeca.
La familia Magwitch comenzó a admirar entre ellos los obsequios. En definitiva era una buena señal para Damien. Mientras, Pip, aprovechó este momento para acercarse a su novio, sintiéndose feliz de que Damien se desenvuelva tan bien con su familia.
- Eres todo un consentidor. Debiste gastar una pequeña fortuna en estos regalos.-
-En realidad no importa, lo que sea para que tu familia vea que lo nuestro es serio.- Damien sonrió y tomó la mano de Pip entre la suya.
-Sabes que no estoy contigo por tu dinero.-
-Oh, pero tengo algo para ti también.- Pip lo miró confundido, no se imaginaba que le dieran joyas o relojes, tenía más suficientes.
-¿Es el lingote del que hablaste?- intentó bromear.
-No, pero espero que te guste más que el oro.-
Damien sacó un último paquete de la bolsa y se lo entregó a Pip. No era un estuche como los otros. La envoltura reveló un portarretratos pequeño, de apenas el tamaño de una fotografía. Era precioso y de una excelente calidad, definitivamente, pero eso no era lo que deslumbró al rubio, sino la imagen de él y Damien, juntos en una escena sacada de revista. Ambos se miraban el uno al otro con ternura. Pip recordaba ese día, sus amigos habían organizado una salida a Central Park y Damien los había acompañado. Estaban caminando entre los árboles que comenzaban a florecer otra vez, el sol de la tarde inundaba todo de colores cálidos, era un momento precioso y tan fugaz captado por fortuna. No recordaba haber posado para esa foto.
-No había algo nuestro en esta casa, así que quiero que la pongas en tu mesa de noche. Así será lo primero que veas al levantarte y lo último antes de dormir.- Damien le acomodó el cabello al rubio, delicadamente detrás de su oreja.
Pip estaba sonrojado por tal explicación, era algo tan cursi, casi al borde de ser ridículo pero le encantaba. Amaba ese detalle, amaba que Damien hubiera notado que de entre todas las fotos de la mansión no había ninguna de ellos juntos. Su corazón latía con fuerza, estaba tan enamorado de ese hombre que no podía dejar de sonreír.
-Es mejor que el oro. Gracias.-
-No fue nada.- Damien se inclinó un poco para besar la frente de Pip.- No llores, por favor.-
-N-No voy a llorar, yo solo…-
Pip volteo rápidamente la mirada a la familia Magwitch, todos habían presenciado esa escena tan de novela romántica. El rubio dio un salto y su rostro se volvió más rojo si es que eso era posible. ¡Qué vergüenza! Ojala la tierra se lo tragara ahora mismo, la mirada de sus padres y de su hermano eran una que ni siquiera podía describir.
-¡Ay Dios!- Pip utilizó el portarretratos para ocultar su rostro.
-Oh cariño.- Mary no ocultó la felicidad que le daba ver a esa pareja de enamorados. Llevo ambas manos a su pecho, muy emocionada.
-Creo que es mejor que nos sentemos.- Damien dió un paso adelante y ocultó a Pip tras su espalda.
El moreno tomó asiento justo en la silla que Abel Magwitch le había ofrecido antes, a mano izquierda justo a un lado de la cabecera, a un lado estaba Pip, por supuesto. A mano derecha estaba Oliver como heredero de los Magwitch y junto a él, su madre. De manera casi inmediata un mesero apareció y comenzó a servir el vino para la cena.
-Damien, Philip me comentó que tú también te dedicas al negocio de los hidrocarburos.- Abel fue el primero en hablar para romper el hielo.
-Así es señor, soy el CEO de la compañía H.E.L.L. Ese es mi negocio principal, además de eso tengo varias inversiones en diferentes acciones de otras compañías, farmacéutica y tecnología, principalmente. - Damien explicó con orgullo.- Aunque debo admitir que yo no inicié el negocio, fui elegido por la mesa directiva y el jefe anterior.- añadió para darse falsa modestia.
- Oh, pero aun así no pienses que tu trabajo no vale. Mantener una empresa tan grande no solo a flote sino también en crecimiento constante, merece su reconocimiento.- Abel le dio un trago a su copa.- Debes estar orgulloso, Damien, debo decir que yo siento mucho orgullo de ver a un joven con tanto talento.-
La mirada de aquel hombre era sincera y su sonrisa era cálida. Damien miró a Abel con cuidado, debía ser algunos años mayor que su padre Belial, pero eran diametralmente diferentes. Abel tenía una barba cuidada, no demasiado larga ni corta, unos ojos azules brillantes, su cabello debía ser castaño oscuro pero las canas poco a poco comenzaban a tomar terreno. No tenía un cuerpo en forma, sus mejillas eran regordetas y su vientre resaltaba un poco por sobre su traje. Era un hombre de familia, por todo lo que había escuchado de Pip, era noble, se preocupaba mucho por sus hijos, por su esposa y ahora por él.
El pecho del moreno se infló, por un momento supuso que así debía sentirse ser reconocido por un padre. Miró a su alrededor y se dió cuenta que nunca había estado en una cena como esta. Donde una familia se reunía a hablar y pasar tiempo juntos. Se sentía cómodo, a pesar de saber que estaba ahí para pretender ser el novio ideal los Magwitch eran sinceros y parecían genuinamente interesados en él.
-Muchas gracias, señor.-
-Tecnología y farmacéutica, una elección definitivamente apropiada. ¿Sabes? Estaba pensando en empezar a comprar acciones en Wall Street ¿Te molestaria aconsejarme sobre la bolsa Norteamericana?-
-Para nada.- Damien sonrió emocionado.- Seria un placer-
-Cariño, por favor, no hablemos de negocios en la mesa.- Mary interrumpió.
-Cierto, es una regla de la familia.- explicó Abel con una risotada.
-Tiene razón, Mary. No es apropiado.- asintió Damien
-Entonces, Damien querido, háblanos de la vida aquí en Nueva York, queremos saber cómo es la vida en la ciudad que nunca duerme.- Mary le sonrió con cariño.
A partir de entonces la conversación giró alrededor de la vida de la clase super alta en la ciudad. Los Magwitch a pesar de tener una mansión en la ciudad, poco habían disfrutado de la gran sociedad neoyorkina, sus negocios eran principalmente en Europa y sus segundos negocios eran en el centro de Estados Unidos. Damien podía mostrarles los mejores lugares, donde se reúnen los grandes señores y señoras de la ciudad.
Conforme avanzaba la cena las preguntas normales llegaban, su edad, su trabajo, sus viajes y demás logros que Damien pudo haber logrado. El moreno no se quedó atrás, comenzando su propia investigación de los Magwitch. Sus pasatiempos, sus viajes, su propia dinámica familiar. Eso le daría suficientes pistas acerca de cómo tratar a la familia, qué papel tenía cada uno y cuál era la mejor manera de acercarse.
Pip al principio de la cena estaba sumamente nervioso de que algo saliera mal, la curiosidad de saber sobre el accidente era algo natural pero no soportaría ver el rostro de Damien, lleno de incomodidad y tristeza por un recuerdo tan doloroso. El rubio comía lentamente con los hombros tensos y nervioso por sus propios pensamientos, hasta que sintió la fuerte mano de Damien posarse sobre su rodilla, bajo de la mesa, oculto de la mirada de la familia. Pip sonrió y discretamente volteó a ver a su novio, Damien no lo miró de regreso, en cambio dio un leve apretón de su toque, también estaba sonriendo con confianza mientras continuaba su conversación con Abel.
La cena fue perfecta.
Al pasar las horas la familia se trasladó a la sala donde seguían bebiendo, sin embargo la conversación dejó de estar centrada en Damien. La familia por ratos se dividía en grupos pequeños que charlan relajadamente de cualquier otro tema relevante.
-Oh, querido estoy segura de que amarías ver la competencia.-
-Yo montaba cuando era joven. Jugaba polo en la universidad.- dijo el moreno
-¿De verdad? Mi querido Philip también montaba cuando era niño.-
-Si, lo sé.- Damien sonrió.- Pip me dijo que ganó varios premios. Yo por otro lado no fui tan bueno, mi carrera sólo duró dos años. Aunque sigo disfrutando de las artes ecuestres.-
-¡Ya sé! Tienes que acompañarnos, tenemos un amigo que cría caballos en Londres. Hay un purasangre que te encantaría montar.-
-Los campos son preciosos para montar, casi como volar.- Pip tomó la mano de Damien, animándolo a aceptar la invitación.
-Sería divertido.- Aceptó el moreno.
-¡Magnífico! Haré los preparativos para ir a principios de otoño, Abel tiene algunos asuntos que arreglar aquí antes ¿No es así, querido?-
-Si, es la cena de proveedores de energía, nuestra compañía es invitada de honor este año.-
-¿En serio?- Damien fingió no saber.- H.E.L.L también está invitada al evento, nos veremos ahí.-
-¿Llevarás a Pip como tu acompañante?- preguntó indiscretamente Mary
Eso tomó a Damien por sorpresa, la verdad no tenía intenciones de invitar a nadie. Aunque la invitación venía con un boleto extra para un acompañante, siempre iba solo. También estaba el hecho de que ambos eran hombres y ese tipo de cenas era organizado por grupos conservadores. Esos viejos resecos podian engañar, abusar y robar pero ¿Una pareja homosexual? ¡Jamás, en el nombre de las buenas costumbres! Era una decisión complicada, no quería ser juzgado por los demás invitados en la fiesta pero decepcionar a los Magwitch tampoco era opción.
-No sé si sea una buena idea, llamaremos demasiado la atención.- comenzó Pip.- No tengo nada que hacer ahi.-
-Puedes ir conmigo, no me avergüenza llevarte de mi brazo, Phillip.- Damien diría cualquier cosa con tal de quedar como el mejor novio.
-¡Perfecto! Espero verlos ahí, muchacho. Será una excelente noche.-
La noche terminó cuando todos los Magwitch se retiraron a sus habitaciones, alrededor de las doce y media. Pip y Damien permanecieron en la sala, como ya se había convertido en una costumbre, sentados en la sala sobre la suave alfombra, esta vez Pip era el que estaba recostado sobre el regazo del moreno. El alcohol había hecho efecto en el rubio, se sentía relajado y un poco feliz. Damien también estaba un poco ebrio pero aún mantenía control sobre su cuerpo y mente.
-Parece que mamá y papá me aprueban como novio.- dijo Damien
-¿Mamá y papá? - Pip soltó una risita - Nunca dudé de ti, tienes un encanto tan natural. Eres carismático, magnético y eléctrico… cuando entras a una habitación no puedes ser ignorado.-
-...- el moreno comenzó a acariciar los largos mechones de cabello dorado, no lo diría pero esos halagos eran como palabras del cielo, le encantaba ser reconocido.
-Todo salió perfecto esta noche, gracias al cielo.-
-Tu planeaste todo esto Pip, creo que en gran parte te debo las gracias.-
-No fue nada, te amo y que mi familia te conociera era importante para mi.-
-Lamento no poder devolver el favor, pero compensaré con creces la calidez de tu familia.-
-No pienses en eso ahora ¿Si?-
Pip estiró su cuerpo, dejando la alfombra y acomodando su cuerpo sobre el del moreno, una pierna a cada lado de Damien. Comenzó un beso suave y lento que fue correspondido de inmediato. Las manos del mayor dejaron la copa de vino que aún sostenía y abrazó la cintura del hombre más joven, dejando que las emociones y el alcohol lo controlaran por un tiempo. Cuando se separaron del beso, Pip acomodó su cabeza en el pecho del otro y comenzó a sentir sueño.
Damien se quedó viendo al vacío por un momento. Esta noche ha sido una de las más raras de toda su vida, sabía que debía dar la mejor impresión posible pero… no esperaba que la familia de Pip le diera esa abierta bienvenida. Tratándolo como un muchacho digno de respeto y confianza, invitando a viajes familiares, a cenas como si no fuera la primera vez que conviven juntos en la misma habitación. Sobre todo ese tono de voz tan dulce de Mary y la mirada cálida de Abel ¿Es así cómo se siente vivir en familia? Muchas veces lo había soñado cuando aún era un niño pero nada lo preparó para esa sensación en el pecho. ¿Qué era esto que lo hacía sentir tan bien? Todo en su mundo comenzaba a ser tan perfecto, tenía un buen trabajo, una buena posición social, un novio precioso que lo amaba por ser él mismo y ahora una familia que lo recibía con los brazos abiertos.
¿Cómo renunciar a esto cuando se descubra su mentira?
Todo esto no era real.
Pero podría serlo… si decidiera no traicionar a Pip.
…
…
…
*DomSub
Se refiere a una relación Dominante y Sumiso en un juego sexual de BDSM. El primero es el rol que guía y el segundo obedece.
…
…
…
…
…
¡Hola!
Creí que este año podría actualizar antes, pero pobre ilusa, jamás aprendo.
En fin, siempre estoy feliz de poder actualizar para los dos lectores fieles de esta historia. Los quiero , sin ustedes esta historia hubiera sido abandonada hace mucho tiempo, pero si hay gente que siga aquí yo también seguiré aquí.
Además, yo también quiero un final feliz pero no sin antes una buena dosis de drama. Sin drama no hay acción, recuerdenlo.
Gracias otra vez por estar aquí. Si pueden déjenme sus lindos comentarios aquí abajo.
¡Adiós!
