No me odien por haber tardado tanto en actualizar, ódienme mejor por lo que pasa en el capítulo.

You Really Got Me

Capítulo 10: Terapia de Choque

Lloro aterrorizada por mucho rato más, lo suficiente como para que después ni una lagrima más saliera de sus ojos, su garganta se secara y ella se sintiera tan agotada y pesada. Aun así, su cuerpo seguía presentando suaves pero incontrolables espasmos por culpa de los sollozos que no podía controlar, desde cierto ángulo y debido a los ojos hinchados, mejillas mojadas y labios temblorosos parecía una niña pequeña.

-Joder, lloras tan delicioso. – durante todo ese tiempo Jinx la había estado observando con sus ojos muy abiertos, curiosos y un brillo de fascinación. Se acercó nuevamente, Lux se encogió sobre si misma pensando que de nuevo le haría daño, pero esto no paso y vio como una sonrisa divertida se formó en aquellos labios delgados. Si bien le puso una mano encima otra vez, no fue con violencia, de echo le acarició el rostro mojado y lastimado de una forma maternal –Deja de tentarme con tus lágrimas, ahora mismo no puedo follarte ¡Estoy contándote una historia! – uno de sus dedos, el pulgar fue a delinear los rosados labios de la rubia que no podía evitar temblar por más que lo intentaba.

Mantuvo sus ojos hinchados puestos en su agresora, si bien le helaba la sangre, era mejor que desviar la mirada y toparse con el cadáver de la otra mujer que le ponía los nervios de punta. Sabía que ya estaba muerta, que no podía lastimarla, que de echo era una víctima como ella, pero si seguía mirándola su cerebro empezaría trabajar, a preguntarse cosas, a sobre pensar.

- ¿Ya estas mejor? – la escucho preguntar y aunque no podía creer que le preguntara una cosa así en una situación como esa, reunió todo su autocontrol para asentir al menos una vez. - ¿En qué me quede? – Jinx llevó su dedo índice a su boca, dejando los de Lux en paz al fin. Medito con sus ojos puestos en algún lugar del techo y en silencio hasta que una sonrisa cruzo su rostro - ¡Ah sí! Pues veras…-

XXX

El despertar de Seraphine había sido un poco doloroso, la cabeza aún le dolía, pero los músculos de su espalda y hombros los sentía entumecidos. No tardó en darse cuenta de que era porque sus brazos se encontraban atados a la cabecera de la cama en la que había sido violada, enseguida noto dos cosas, la primera es que el amarre estaba tan apretado que sentía sus manos un poco dormidas, además de que se habían encargado de hacerlo demasiado alto para que no estuviera precisamente cómoda. La segunda era que había usado las cintas rosadas de sus tenis para atarla, era rudimentario e improvisado, pero funcionaba pues por más que intentaba jalonear para liberarse o aflojar los amarres solo lograba lastimarse. También trato de usar sus dientes, sin embargo, estaba atada de una manera tan estratégica que su boca no alcanzaba sus muñecas por más que se estiraba.

Pateo la cama sobre la que estaba tendida obligatoriamente con furia e impotencia, no sabía por cuánto tiempo más estaría sola. Sabía que debía tratar de escapar mientras Jinx no estuviera pues ahora sabía lo impredecible que podía llegar a ser.

Quieta, con los ojos cerrados y respirando profundamente se dedicó unos minutos a pensar en las posibilidades que tenía hasta que noto algo. Era un sonido familiar, tanto así que todo el tiempo suele pasarse por alto hasta que no tienes nada más que escuchar y entonces te das cuenta de que siempre estuvo ahí. Era el sonido de la respiración, pero no era suya. Cayó en cuenta de que en ningún momento había revisado los alrededores de la habitación tras despertarse. Trago saliva mientras abría los ojos lentamente y rápidamente reviso la habitación que si bien no era muy amplia, había uno que otro lugar donde podían esconderse como el armario de puertas corredizas, el biombo de la esquina o incluso el montón de ropa que se encontraba a un lado de este. También podía estar debajo de la cama así que como pudo arrastro su culo por la superficie para pegar su espalda al respaldo de esta e intentar inclinarse a un lado para asomarse, y aunque sabía que sería imposible ver si estaba allí, en su interior nacía una necesidad de seguirse inclinando al límite porque necesitaba asegurarse de que no estuviera ahí.

No estaba loca, había alguien más en la habitación y necesitaba probárselo a sí misma.

- ¿Qué haces? Te vas a dislocar los hombros. –

Seraphine soltó un grito leve de susto, luego giro su cabeza hacía el lugar de donde provenía la voz y se dio cuenta que justo encima del escritorio, en la penumbra, brillaban dos puntos rojos y un escalofrió recorrió su columna al asimilarlos a los de una bestia que espera el momento oportuno para atacar. Jinx estaba sentada, con una pierna colgando de la orilla y la otra doblada hacía adentro, tenía sus manos apoyadas en el borde delantero de la mesa para inclinarse un poco hacía el frente. No podía creer que no la hubiera notado en su primer vistazo, pero sabía que estaba ahí desde hace mucho, la hubiera notado en caso contrario.

- ¿Te asuste? – sus dientes aparecieron en la penumbra pues Seraphine podía verla sonreír claramente y luego chasqueo su lengua –Mi madre solía decirme que cuando uno se asusta así es porque está haciendo o pensando en cosas malas. – Jinx uso sus manos para impulsarse lentamente fuera del escritorio, como un gato que había estado dormido y ha decidido levantarse. Una vez de pie decidió comenzar a estirarse cuan larga era.

- ¿Cuánto tiempo llevas ahí? –

-Mucho tiempo. Después de que te dormiste fui a la cocina por una galleta y leche, pero inmediatamente regrese a verte. –

Seraphine solo la miro, notando que su cuerpo había comenzado a temblar.

- ¿Sabías que duermes cómo una princesa? –

-Jinx, tienes que desatarme…-

Dile lo que hacía tu madre cuando hacías o pensabas en cosas malas.

-Cuando yo pensaba o hacía cosas malas mi mamá me castigaba. –

-…es absurdo que pretendas mantenerme aquí Jinx, van a encontrarme y vas a tener graves problemas. –

Pregúntale si estaba haciendo cosas malas.

- ¿Qué estabas haciendo hace unos momentos? ¿Cosas malas? -

-Además me duelen las muñecas, el amarre me está cortando la circulación. –

Seguro pensaba en cosas malas

- ¿Pensabas en cosas malas? No quisiera tener que castigarte. –

- ¡Jinx! ¡Déjame ir de una buena vez! – Seraphine alzó la voz sin esperar que esta saliera tan quebrada porque la peli azul la estaba poniendo muy nerviosa y esta fue la manera en que pareció ser la única manera de captar su atención pues enseguida dejo de hablar y poso su mirada en ella. – No sé qué clase de mierda tengas en tu cabeza, pero te aseguro que no va funcionar. ¡Suéltame loca de mierda! –

Castígala

El rostro de Jinx, que hasta el momento mostraba una boba sonrisa se deformo en la careta de la misma furia. La joven se trepo a la cama, encima de Seraphine ignorando por completo las quejas que lanzaba pues estas no le interesaban. Con la mano izquierda la tomo bruscamente del rostro haciendo pinza con su dedo índice y pulgar en sus mejillas, así no podría moverse.

No hubo palabras por parte de la zaunita, simplemente silencio y una mirada cargada de furia la cuál anunciaba calladamente lo que sucedería a continuación.

Jinx alzó su puño derecho y lo estrecho contra el rostro incrédulo de Seraphine. Una y otra vez, ignorando las quejas de Seraphine y centrándose solamente en descargar su furia contra aquel bonito rostro. La escucho quejarse, llorar y suplicar para que se detuviera, pero ella solo continúo propinándole una tunda en diferentes partes del rostro y cabeza.

Seraphine tenía que entender, ella lo había hecho en su momento.

-Nunca te vas a ir de aquí. Nunca. -

XXX

-Si soy franca conmigo misma, ella fue tremendamente cruel desde el inicio y yo no podía verlo porque realmente estaba muy enamorada de ella. No importaba que me lastimará. No soy una persona con mucho amor propio. -

-Quizás solo estaba asustada. – la rubia trataba de enfrentar los ojos asesinos de Jinx –Es decir, dijiste que ella era heterosexual y pues…pues…- trataba de encontrar que decir para que la otra no se enojará y ahora se desquitara con ella… más de lo que ya le había hecho. -…esto debió ser muy sorprendente para ella. –

- ¡Ay bonita! Es por esto que me gustas tanto. – volvió a acariciarle el rostro con dulzura –Y por lo mismo que sé que no serás como ella. Eres muy dulce y sabes decir lo que quiero escuchar. Somos perfectas. – continúo acariciándola mientras le sonreía con una enferma adoración –Sin que se diera cuenta, ella me enseño a buscar lo que necesitaba. –

XXX

Jinx estaba echada sobre su escritorio en la sala de maestros, hacía un rato que había terminado su horario y ya podía marcharse, pero realmente no tenía ánimos para volver a casa. Miraba sus manos vendadas, abriéndolas y cerrándolas sin importarle el dolor que sentía en los nudillos al hacer esto. Pensaba que ahora que tenía a Seraphine para ella sola su vida iba tener un buen giro y ya no se sentiría tan sola y desgraciada, sin embargo, desde que había aplicado su correctivo la chica no la miraba, no le hablaba y tampoco comía. ¿Por qué actuaba como si la mala fuera ella? Seraphine era quien la lastimaba y creía que podía no tener consecuencias.

-¡Hey! – la voz de su compañero de trabajo y también amigo Ekko la saco de sus pensamientos – Pensé que ya te habías ido. Es raro verte aquí cuando ya cumpliste tu horario. –

-Hoy no tengo muchas ganas de volver a casa. –

-Eso es más que obvio, la pregunta es ¿Por qué? –

Jinx no respondió. Ekko toma una silla y la arrastro hasta el escritorio de Jinx para colocarla frente a este y sentarse.

-Llevas algunos días deprimida ¿Está todo bien? –

-No. – la joven de cabellos azules escondió su rostro entre sus brazos.

- ¿Problemas con Vi? –

Si bien Jinx no se dignó en contestar, movió la cabeza hacía la derecha e izquierda indicando una negativa mudamente.

-Pensé que tu animo mejoraría desde que tienes pareja. – el chico hizo una pausa, valorando si lo que estaba por preguntar no era entrometerse demasiado - ¿Pelearon? –

-Algo así. – no se movió, por lo que su voz sonaba apagada –Ella no entiende mi forma de amar. –

-Ya veo. – hubo unos minutos de silencio entre los dos hasta que el moreno decidió tomar la palabra –Quizás deberías darle espacio. Eso me funciona mucho a mi con Ez, como sabes él tiene muchos viajes por Runaterra y nos vemos poco, pero te aseguro que el extrañarnos hace maravillas en nuestra relación. –

-No sería capaz de tener una relación como la de ustedes dos. No sé cómo soportas estar lejos de él tanto tiempo. – Jinx había asomado sus ojos carmesíes, mostrando una mirada dolida.

-No estoy diciendo que tengas una relación como la mía. Lo único que tenemos en común es nuestra homosexualidad y el barrio en el que crecimos, no somos clones. – el chico rio pues conocía a su amiga y sabía lo dependiente que podía llegar a ser –Escucha, solo es cuestión de que encuentres la clase de espacio que necesita su relación. –

Jinx asintió con una suave sonrisa en su rostro, tenía mucho porque quejarse acerca de su vida, pero nunca acerca de cómo expresaba su sexualidad ya que siempre había tenido con quien refugiarse debido a que la mayor parte de su círculo social también eran homosexuales. No sabría qué hacer si tuviera que vivir reprimida también en ese aspecto, después de todo había oído que en otros países no era tan aceptado como lo era en Piltover y Zaun.

La campana que indicaba el cambio de clases en la academia sonó y su amigo tuvo que ponerse de pie.

-Bueno, yo aún tengo piltillos que atender así que debo irme, pero ¿Qué tal si me esperas y vamos por una rica pizza? -

La chica asintió, pese a que se sentía mucho mejor aún no tenía ganas de volver.

XXX

- E-ekko parece un buen chico. – la demaciana se atrevió a hablar puesto que la zaunita de pronto se había callado y el silencio comenzaba a perturbarla. Con el miedo que invadía su ser, hacerlo requería de un esfuerzo que le resultaba sobre humano, pero estaba aterrada con la idea de que Jinx la fuera a asesinar sólo por no parecer interesada en lo que contaba.

- Seh, es un excelente amigo. – Jinx asintió aún con la mirada perdida en la nada, como si estuviera viviendo de nuevo los momentos que estaba contando.

-Y… - trago saliva, por el dolor que sentía había comenzado a sudar frio. Lux tenía rojo alrededor de los ojos, los tenía hinchados al igual que otras zonas de su rostro por los golpes de Jinx y también había manchas moradas y verdosas en su cara. Sus labios estaban resecos, pero pese a que tenía una apariencia lamentable sus ojos azules se mantenían grandes, iluminados y bonitos para su secuestradora. -… ¿le diste espacio? -

- ¿Tu qué crees? -

XXX

- ¡Ya estoy en casa! – anunció al entrar a su departamento en penumbras - ¡Perdona la demora! ¡Salí con unos amigos! ¡Traje Pizza! – mientras avanzaba por su excéntrico y artístico hogar iba encendiendo las luces con una mano libre pues la otra sostenía la caja con los pedazos que no se había comido en su pequeña salida con Ekko. Dejo su bolso en la sala y mientras se aproximaba a su habitación iba deshaciendo el peinado que se hacía para encajar bien en la academia piltilla, así como también medio desvistiéndose, quitándose los zapatos primero, luego el pantalón de vestir, dejando un camino de prendas en el piso.

- ¿Estas despierta? – pregunto justo al instante en que llego su cuarto, luego encendió la luz. No obtuvo respuesta, pero no le importo, el movimiento en la cama por la luz que acababa de encender le dio a entender que si lo estaba.

Jinx se detuvo en seco antes de acercarse más, aunque estaba a uno o dos metros de Seraphine no podía ver su rostro ya que había agachado la cabeza y su cabello le cubría gran parte de su rostro. De esta forma no podía darse una idea de lo que estaba sintiendo o pensando Seraphine y eso la llenaba de ansiedad, por lo que tuvo que tomar aire para continuar sus pasos hasta la cama, mordiendo su labio nerviosamente.

-Escucha, sé que no hemos comenzado de la mejor forma, pero nunca es tarde para volver a iniciar. – Jinx dejo la caja de pizza sobre la cama, a un lado de las caderas de la joven cantante –Apuesto que estas hambrienta. Vamos, necesitas comer algo. –

De nuevo silencio. En si interior podía escuchar como la cacofonía de voces que era su mente comenzaba con un ruido bajo, pero conforme el silencio se extendía en la habitación estas elevaban el volumen lentamente. Tomo aire y cerró los ojos intentando tranquilizarse, entre la maraña de indicaciones, opiniones e insultos logro pensar en la plática que había tenido lugar más temprano. Se aferró a los concejos recibidos como si su vida dependiera de ello hasta que, si bien no logro la calma absoluta, las voces dejaron de gritar y pudo abrir los ojos con tranquilidad.

Realmente no supo cuánto paso en su transe, pero cuando lo hizo noto que Seraphine ya no ocultaba su rostro, ahora la miraba desde su incómoda posición en la cama con un deje de preocupación y miedo.

No me gusta esa mirada.

Es como si…

Fueras un bicho raro. Un fenómeno.

Desvió su mirada hacía la ventana dándose cuenta de que ya no era al atardecer como cuando había llegado, no era la primera vez que tenía saltos de tiempo debido a sus transes y aunque se sentía herida por la manera en que la pelirosa estaba viéndola, trataba de rescatar lo mejor de eso, aferrarse a la parte preocupada porque ya no quería lastimarla.

- ¡Ay que tonta! Así no puedes comer. – se acercó a la cabecera de la cama, sus manos fueron directamente a desatar una de las manos de la chica, pero en el proceso no pudo contenerse, sus dedos se sentían atraídos por la blanca piel de la pelirosa quien se estremecía de puro miedo, mismo que Jinx confundía con placer así que extendió los toques todo lo que pudo hasta que el primer brazo de Seraphine estuvo libre. Luego rodeo la cama para continuar con la otra mano.

Durante todo el proceso su víctima no se movió.

-Listo, ahora come… iré a traerte algo de tomar. – dicho esto se alejó de la cama para dirigirse a la salida sin decir nada más, cuando sus largas trenzas abandonaron la habitación se giró para cerrar la puerta con llave.

Iba a darle espacio, pero no tanto.

XXX

Jinx se había sentado en el suelo justo enfrente de Lux, tenía su cabeza reposada en el regazo de la demaciana que nada podía hacer para quitarla de ahí o dejar de escuchar las cosas que le contaba la demaciana.

-Definitivamente ambas son muy diferentes, tú nunca me has mirado así. – su dedo índice hacía círculos en el muslo de la rubia que no paraba de temblar, cosa a la que aparentemente la joven no prestaba atención. –Claro que a veces tienes miedo, pero ¿Quién no tiene miedo a los cambios? – Alzó su rostro, mostrando una sonrisa que enseñaba todos los dientes mirándola como una niña pequeña, enamorada. Pero de un segundo a otro sus ojos cambiaron, ella entrecerró la mirada y reflejo un profundo despreció que logro que Lux temblará con más intensidad –Aunque se parecen tanto en otras cosas. –

XXX

Se encontraba de mejor humor, anoche Seraphine había decidido cenar tras algunos días sin comer un bocado y pudieron dormir juntas sin ninguna clase de percance. Para demostrar que iba a darlo todo por su relación, Jinx decidió controlar sus lujuriosos deseos y no la toco inapropiadamente. Estaba decidida a que su nueva relación funcionara.

Iba escuchando una de las últimas canciones de su pareja en el momento en que entro en el edificio en que vivía, mientras subía las escaleras al ritmo de la música, iba retirándose los audífonos inalámbricos para guardarlos en su estuche, pero aún sin música presente se dedicó a tararear la canción ya que era una de sus favoritas.

Eso hasta que escucho el ruido inconfundible del cristal haciéndose añicos.

-Hija de perra… -

Reacciono rápidamente, corriendo cuesta arriba por las escaleras y preparando las llaves de su departamento en el proceso. Al llegar, pese a los nervios, logro insertar la llave correctamente mientras escuchaba más ruidos en el interior que podían ser pisadas y vidrios arrastrándose por el piso. Cuando abrió la puerta fue sorprendida por Seraphine quien la apuñalo cerca del hombro, debajo de la clavícula con un pedazo de cristal arrebatándole un grito de dolor a la peliazul que aún con todo no la dejo salir e incluso tuvo la fuerza para aventarla de regreso a la sala de estar y cerrar la puerta.

- ¡Vas a dejarme ir ahora mismo o juro que te abriré la garganta! -

Jinx simplemente se quedó ahí en él recibidor observándola con una mirada llena de aburrimiento y decepción. ¿Por qué tenía que hacer las cosas tan difíciles? Cerró la puerta tras de sí.

- ¡Hazte a un lado maldita maniática! ¡Iré a la policía y te refundirán en lo más profundo de la cárcel desviada de mierda! –

La zaunita endureció la mirada, aquellas palabras tan ofensivas la transportaron a una fecha específica de su pasado cuando su madre la había encontrado besándose con otra chica en la secundaria. "Igual de desviada que tu asquerosa hermana" gritaba mientras la golpeaba de manera tan brutal que no pudo asistir a la secundaria por más de quince días. Apretó los dientes, los puños y no se movió ni un poco de su lugar.

Seraphine tomo esto como un reto que no estaba dispuesta a perder, sabía que era todo o nada así que tomo otro vidrio del suelo y se arrojó contra su violadora y secuestradora. Esta vez fue neutralizada con mucha más facilidad pues solo hizo falta que Jinx sacara de su mochila el gas pimienta que su cuñada le había regalado hace unos cuantos ayeres y rociarlo por completo en su cara.

La pelirosa lanzó un grito agudo, retrocediendo y perdiendo su arma en el proceso pues trato de tallarse los ojos con urgencia queriendo quitarse el producto, pero solamente logro esparcirlo más.

Por su parte, Jinx se retiró el vidrio ahogando su dolor en un simple jadeo mientras miraba como de reojo la cantante se había tirado al suelo gritando aún más, sollozando y lastimándose con todos los vidrios de la ventana que ella había roto intentando escapar. Agradecía el hecho de poner el regalo de Cait siempre en el mismo compartimiento como ella le recomendó, sino seguramente estaría aun luchando con la estúpida de Seraphine.

-Estoy dándolo todo por esta relación, pero tú te esfuerzas demasiado en hacerme enojar. -

Después de quitarse la mochila y aventarla en algún lugar de la sala camino hacía la alacena de la cocina donde tenía una caja metálica de herramientas cerrada con llave, ahí es donde había guardado todos los objetos punzocortantes o que pudieran resultar como arma para Seraphine antes de irse a trabajar y saco un gran mazo para volver a cerrar la caja, asegurándose de esa forma de no tener más problemas.

-Pensé que lo que necesitabas era espacio para que entendieras tu nueva vida, pero me equivoque. –

Regreso a la sala, Seraphine tenía enterrados algunos vidrios pequeños en algunas partes del cuerpo por lo que pese al ardor que aún sentía en sus ojos se puso a gatas tratando de levantarse, como si supiera el peligro en el que estaba.

-Lo que tú necesitas es terapia de choque. – Jinx se posiciono detrás de ella, quien ya había llegado a una de las paredes y trataba de ponerse de pie a ciegas sin dejar de sollozar, en una mano tenía un cristal nuevo, esperanzada de poder defenderse. La artista sonrió al ver a la cantante ahí hincada, en perfecta posición para lo que iba a hacer así que con ambas manos tomo el martillo para tomar impulso hacia atrás y después impactarlo con todas sus fuerzas contra el pie derecho sintiendo como lograba quebrar un par de huesos en el proceso.

El grito que soltó Seraphine fue desgarrador, la chica inmediatamente perdió la poca fuerza con la que se sostenía y cayó nuevamente al suelo. Esto no fue suficiente para causar empatía en Jinx, quien elevo nuevamente el martillo para impactarlo con incluso más fuerza en el otro pie.

Pudo ver como el rostro de Seraphine se contorsionaba en una mueca de horrible dolor, su chillido se expandió por cada departamento vació al tiempo que caía como costal de papas al suelo, incapaz de sostenerse un minuto más. Jinx ladeo su rostro, ahora esa cruel mujer podría entender, aunque fuera un poco lo mucho que le dolía su constante rechazo.

XXX

- ¿No era más fácil tumbar tu puerta que tu ventana si vives en un tercer piso? –

-Yo que voy a saber cómo razona un yonki Vi.-

-Yo creo que, si deberías denunciar el hecho a la policía Jinx, y también ir a un hospital para que te revisen. – murmuro Caitlyn limpiando la herida en el hombro de Jinx.

-Odio los hospitales. –

-Ni te esfuerces Cat, le podrían arrancar una pierna y ella no se pararía en un hospital. Preferiría morirse desangrada. – Su hermana la miraba desde atrás de Cait con los brazos cruzados lanzando un suspiro que indicaba resignación.

-No necesito hospitales si tengo a una cuñada con entrenamiento médico. -

-Al menos deberías dejarme investigar quien se metió en tu departamento, esto no puede quedarse así…-

- ¿Para qué? – Jinx hizo una mueca de dolor cuando la morena hizo un movimiento para ver si no habían quedado vidrios en el interior de la herida ya que se disponía a cerrarla. –No se llevaron nada porque en realidad no tengo nada que pueda servirles para pagar sus drogas… meter a un yonkie a la cárcel solo me quitara tiempo. –

Caitlyn y Vi se miraron con el ceño fruncido, no era la primera vez que la zaunita más joven llegaba con esa clase de heridas.

-Pow pow, quizás va siendo tiempo de que te vengas a vivir con nosotras. Un día podría pasarte algo muy serio y ni si quiera nos enteraríamos. –

-Quizás tú ya te acostumbraste a Piltover, pero a mi me encanta Zaun, no encajo acá. –

- ¡Tu trabajo te queda solo a diez minutos caminando! –

- ¡No Violet! – Jinx tomo aire por la nariz -¡No voy a dejar nuestro hogar! –

La pelirosa chasqueo la lengua, se dio media vuelta y salió de la habitación. Siempre terminaban discutiendo por lo mismo, Jinx trataba de evitar el tema pero Vi se esforzaba mucho en sacarlo a flote.

-Al menos deberías dejar que te ayudemos a hacer más segura tu casa. Debo confesar que no podré dormir bien sabiendo que mi pequeña cuñadita está durmiendo sola en un lugar tan peligroso. – Caitlyn hablo suavemente, esperando bajar el calor que se había formado en el ambiente.

- ¿Qué? ¿Me vas a comprar un perrito? -

- No estoy muy segura de dejar un ser vivo a tu cuidado, menos si duras días enteros inmersa en tus pinturas. –

-Auch… eso dolió. –

-Pero quizás podría equipar tu casa de vidrios que sean muy resistentes. No voy admitir un no por respuesta. –

-Pues ya que… -

-Ahora, muerde esto. – le paso una de esas toallas para mano –Voy a coser la herida, serán unos pocos puntos, no es tan profunda.

Jinx coloco la toalla en su boca y asintió indicándole a Caitlyn que estaba lista para lo que fuera, así que ella con la aguja quirúrgica ya lista empezó la saturación tratando de no distraerse con los sonidos ahogados que hacía su cuñada que también odiaba ser anestesiada.

XXX

Notas finales de la autora: Creo que esta es la última actualización del año, si puedo les traigo una actualización antes pero como tengo una larga lista de espera no quiero prometer nada. Quería desearles a mis lectores por tenerme paciencia, desearles una feliz navidad y prospero año nuevo. Los quiero un montón y espero que este capítulo sea lo suficientemente bueno como para compensar la ausencia.