La marca del dios de los sueños se borró de inmediato una vez que la amazona regreso de la ducha. Al parecer alguien se encontraba maquinando un juego perverso con el subconsciente de los mortales. ¿ Que dios sería capaz de pasar desapercibido en el santuario? ¿Athena había bajado la guardia como para no notar las presencia de algún cosmos?
Esta desafortunada criatura está llena de deseos que tal vez nunca podrá cumplir. Solo debo encontrar el deseo que más le atormente y crear un casos en su cabeza.
La marca sobre la cama brilló un poco más fuerte, pero la guerrera fue incapaz de percebirlo. Tomó una rebanada de pan y un racimo de uvas. Salió dejando atrás un poco el sueño de esa noche y concentrarse mejor en el entrenamiento.
Después del medio día, se apartó del grupo femenino y fue a las gradas. Era imposible no traer el recuerdo del sueño, cada que cerraba los ojos.
— Ahora me dirás¿por qué estás tan callada y apartada?. — Marín acomodó sus muñequeras y se sacudio el polvo.
— Marín, te soñé, tuviste un bebé de Aioria, Shura era su protector y el y yo...—
La Japonesa aguardó la declaración pero no hubo tal.
— ¿ por qué siento que esos sueños parecen tan realistas? cómo si fueran hechos que de alguna manera ocurrieron.— Agosto la vista de Marín —Aún siento como si hubiera perdido mi virginidad. Y no existiría nada malo en ello, pero obviamente no sucedió. — se abrazó así misma.
Marin se quitó la máscara y en un principio iba a reír pero se arrepintió al escuchar a su amiga angustiada. Eso ya le interesaba, estaba decidida a saber que le ocurría.
— En ocasiones soñamos momentos pasados, deseos más profundos y anhelados. Podría ser solo casualidad. —
La cobra le observó pensativa. Tal vez era razonable lo que Marín le comentaba. Aunque Ninguno de los hombres que ella soñó, era anhelado por la italiana. ¿ que significaba todo eso?
— Siempre tienes razón Marín, eres la más sabía de las dos. Bueno, ¿ cenamos? Hoy no quiero estar sola en mi cabaña.
La japonesa se iba a oponer dado que por lo regular Aioria iba a dónde ella y pasaban un buen rato tomando la cena. Pero, Shaina era ahora una amiga.
A Shaina le gustaba disfrutar de la compañía de Marín. Siempre existía esa complicidad. Ambas ahora eran maestras respetables.
Al final la pelirroja se fue, dejando a una Shaina un tanto inquieta, a pesar de que ella no lo confesara, ella la percibía así.
Bosque
No podía ir como había llegado hasta el hospital. Ahora llevaba entre sus brazos a las mujer que sin querer había lastimado hasta el punto de la muerte. Ella se interpuso ante el ataque directo y mortal en contra del japonés. Ahora sentía rabia y frustración, el siempre había sido el hermano del traidor, todo era una maldita mentira, el único traidor había sido el santuario y la persona que se autoproclamaba patriarca. Debía llegar para enfrentarlo y pedir respuestas.
Pero por ahora debía parar un poco para revisar el estado de ella.
Colocó a la joven sobre el tronco de un árbol, la noche caería dentro de poco, Aioria observo la cara inconciente de ella deformarse en una mueca de dolor. Aún así no se despertó.
— creo que será mejor descansar un poco aquí. —
le quitó los mechones de cabello sobre el rostro y se quitó la capa. la colocó sobre el césped y recostó sobre ella a la mujer. El dolor se reflejaba en la cara de la guerrera.
Aioria tenia un mal presentimiento de todo esto. Ahora que había jurado lealtad a Athena, debía saber quién estaba a cargo del santuario y el por qué. Al menos algo reconfortante había logrado; saber que si hermano no era el traidor que todo el mundo le había hecho creer desde pequeño. Sin saberlo el recuerdo de su hermano vino a su mente y por primera vez en muchos años, se dibujo una sonrisa en su rostro.
— A...ioria.—
El gemido que salió de los labios de la cobra hicieron al griego arrodillarse y para ver el estado de ella. Le tocó la frente, si temperatura estaba comenzando a subir, eso no era bueno. tal vez las heridas de su espalda estaban a punto de infectarse y por ello la fiebre. Con sumo cuidado le despojo de su armadura la cual colocó entre la hierba. Con cuidado levantó a la chica y con uno de sus brazos la sostuvo para poder observar la espalda. Lo que descubrió le dejo abrumado, el ataque directo sobre ella no por nada había sido mortal, un escudo humano había sido con tal de salvarle la vida a Seiya. La carne de su piel estaba quemada se podía distinguir el golpe certero en todo su esplendor. El rubio se maldijo, si ella moría a pesar de haberle perdonado la vida, nunca se lo perdonaría. Oprimió su puño. ¿ en eso se había convertido? ¿ en un hombre sin honor? haber deseado cumplir las órdenes de Arles y aniquilar inocentes, por el Olimpo, era un sanguinario.
— Perdoname Shaina. Yo no ví que tú te interpusiste entre Seiya y yo. Lo siento mucho, de verdad. — La abrazó y acaricio los cabellos de ella.
— No... fue... tu culpa...yo...lo...argh…— La italiana trató de tocarse la espalda y bajarse el leotardo, seguramente el dolor era insoportable.
Aioria supuso que el dolor le dejaría inconciente. así que de inmediato bajó el leotardo j hasta la cadera.
— Recuestate sobre la capa, buscaré un poco de aloe vera eso debe mitigar el dolor. — Le dijo confiado de traer la solución a la italiana, sin importarle que ella tuviera el torso descubierto.
Shaina asintió y se dejó caer sobre la capa. el griego salió de ahí para ir en busca dentro de la maleza del bosque.
A momentos la chica perdía el conocimiento, mientras que despierta, solo se lamentaba y oprimía los puños en señal de dolor.
El caballero dorado pronto encontró varias matas de la planta silvestre. cortó todas las que pudo y regresó de inmediato. La encontró de medio lado y retorcida por el dolor. Ahogaba el llanto pero su expresión era terrible.
— Por favor, recuestate, esto debe calmar el dolor. —
Le descubrió el rostro y ella estaba empapada en sudor. Tocó la frente y ella ardía.
— Tienes fiebre. No puedo esperar más, debo ir tan rápido como llegue a oriente. —
la habría tomado en brazos cuando ella lo detuvo.
— No... por favor... no me... lleves así. Casios no debe ver esto.— Apenas dijo entre lágrimas y la fiebre.
— Allá, el te atenderá mejor que aquí. Estamos Enmedio de la nada. —
— No, por favor Aioria.— rogó esperando ser escuchada, se sentía tan humillada que presentarse en esas condiciones solo le destrozaría el poco orgullo que aún tenía.
— Se lo que significa para ti no mostrarte vulnerable. Pero, si no atiendes tus heridas, éstas pueden empeorar y llevarte a la muerte.
— No...—
El león debía tomar una decisión. Tal ves, primero debía bajar la fiebre. Así que colocó a la mujer sobre su costado y le quitó la pañoleta de la cintura. Desapareció unos instantes y cuando regresó trajo consigo la pañoleta humedecida. Sin pensarlo la colocó sobre la frente de la joven. Después de un rato las fiebre parecía ceder. Así pudo recostarla boca abajo y se dedicó a cubrir con áloe las partes sensibles de las heridas.
Shaina pudo sentir un alivio, por fin su rostro se miraba sereno.
El griego, se sentó a un lado y le acomodó los cabellos detrás de la oreja.
—¿ Por que haces esto, con alguien como yo?—
El rubio no dejo de ver el rostro de ella.
— He visto de lo que eras capaz y ahora se que esa mujer letal también tiene la capacidad de amar. Por qué tú lo amas. No existe otra razón para lo que hiciste.—
— Vivimos en un mundo lleno de violencia y muerte. Desde que tengo uso de razón, he tenido que ser fuerte para sobrevivir. No importaba si pasaba por encima del más débil, yo misma no me permitía serlo. Hasta que... lo conocí. El me demostró que existe una Shaina que nos yo misma era capaz de reconocer. Yo no puedo permitir que un hombre como el muera... Es noble de corazón y...—
De nuevo la italiana se derrumbó en inconciencia. Aioria, se acercó tocó su frente para ver si acaso ella estaba delirando. No, a pesar de tener un poco de fiebre ella había hablado con lucidez.
La noche había caído en un abrir y cerrar de ojos. El griego había encendido una fogata para poder s iluminar el sitio, la guerrera ya tenía varias horas dormida el caballero de Leo, se encontraba cercas de ella para estar al pendiente de la fiebre que subía y bajaba. Junto a ella se había dado el tiempo de observar el rostro sereno totalmente de las temída cobra. A pesar de ser joven ya se había convertido en una mujer temible con la que alguna vez había reprobado su comportamiento, no obstante ahora era un pobre animalillo herido. Tal vez de ahora en adelante ella podría llegar a ser tan venerable como Marin. No pudo evitar sonreír cuando la japonesa llegó a su mente.
Tocó el rostro delicado de la chica, era suave y tersa la piel, las pestañas eran abundantes y largas, poseía una boca finamente delineada y rosada. Tal vez era este el motivo por el cual ellas debían cubrir sus rostros, sin duda serían una distracción para cualquier hombre, caballero o no, no habría manera de pasar desapercibida con un rostro como él de ella. Y estaba seguro que inclusive el chico japonés era consciente de ello.
Al reaccionar se dio cuenta que su toque era más bien una caricia, no pudo evitar sentirse apenado por ello. El no podía ver a ningún caballero femenino como mujer, el tenía un voto de fidelidad a Athena y mirar simplemente a una compañera de armas de otra manera iba en contra de todo. Habría apartado la mano del rostro de ella de no ser por qué ella misma se lo impidió.
— No... por favor... no te alejes... tu toque se siente tan bien. S... Se...—
Seguramente era parte del delirio provocado por la fiebre. Lo siguiente que sucedió fue totalmente inesperado para el. La chica acunó su gran mano sobre su rostro y se reincorporo sentándose frente al caballero dorado. Aioria no pudo objetar nada, estaba totalmente petrificado, ella no tenía el leotardo sobre el torso, lo cual dejaba expuesto el pecho desnudo y los senos turgentes.
— ...! ¡... —
No era para menos . Ella aún le sostenía la mano sobre su mejilla y sonreía levemente, aunque con los ojos cerrados. Lo que hizo después dejó al de Leo paralizado.
Ella se acercó lentamente y posó sus labios sobre los de él. El griego abrió los ojos sorprendido. Podía sentir el tibio aliento de ella y los labios calientes y sedientos de la italiana. Pero también los pechos apretujarse sobre su armadura. Su corazón se desbordó en un latido frenético.
— Eres... un hombre...— dijo rompiendo el contacto de sus labios pero tan cercas de la boca del dorado, solo para derrumbarse entre sus brazos de nueva cuenta.
Al final el ojiverde suspiró pesadamente, había sido una experiencia extraña. Su lado masculino había experimentado una extraña sensación. Le acomodó sobre el césped y le cubrió con la capa para darle un poco de privacidad.
— Esto no debió suceder.— Se acomodó en el piso y dirigió su mirada hacia el débil fuego. Cerró los ojos para tratar de relajarse.
Al siguiente instante pudo percibir el cosmos poderoso del caballero que se decía era el más cercano a Dios. De entre la maleza el caballero de virgo salió y Aioria se levantó.
— ¡Shaka!—
— Deberías saber que su ilustrísima no te tiene plena confianza. Ahora me doy cuenta que hizo bien en pedirme que te siguiera. No sólo haz desobedecido una orden sino que haz roto otra. ¿ A caso esa mujer y tú mantienen una relación clandestina?—
El rubio a pesar de no tener los ojos abiertos había sido capaz de percibir.
Aioria sabía que la escena podía malinterpretarse. Pero era tan humillante suponerlo.
— ¿ Que haz dicho?— El caballero dorado oprimió sus puños era inaudito que el hombre cercano a Buda siquiera pensara en ello.
El rubio se acercó cuando escucho balbucear a la delirante mujer. Se agachó para tocar su frente. Descubrió su espalda y le tocó. No hacía falta que abriera los ojos para observar el estado de Shaina. .
— Si tú le hiciste esto, probablemente morirá. la herida está infectadose rápidamente. —
— la llevaré de vuelta al santuario. Ahí le atenderán, es verdad, yo la herí sin intención, pero también evité que muriera, apliqué mi cosmo energía. Aunque creo que solo logré aplazar su agonía. — el griego estaba completamente preocupado.
Shaka cubrió con su cosmos el cuerpo de la cobra igual que Aioria había hecho. después de unos instantes el rubio sacó un pequeño frasco y le dió de beber a la mujer. Al término y sin poner atención en las palabras de Aioria, se levantó.
— Eso será suficiente para que pueda mejorar. la herida está libre de infección una vez que el agua de la fuente de Athena recorra su cuerpo. Deberás apresurarte y llevarla con su alumno. Indícale que siga cuidando de su integridad y ella sanará. —
El rubio se dió media vuelta.
— Gracias...—
— No me agradezcas. Regresaré al santuario. Su ilustrísima estará decepcionado del fracaso de tu misión. — pasó por un lado del griego y se detuvo ahí. — Ir en contra de Athena solo significa la muerte. Así que debes prepararte Aioria.
Y el rubio desapareció en un parpadear.
Shaina miro el reloj. eran casi las cuatro de la madrugada. Miró el techo de su cabaña. el recuerdo del sueño había llegado de manera inmediata.
— No puede ser. Esto está yendo demasiado lejos. —
Se levantó y buscó un poco de agua. Regresó a la cama y se acomodó de nuevo, abrazo su almohada y no pudo conciliar el sueño, solo esperaría a que amaneciera para contarle a Marin el loco sueño de esa noche.
Y así fue.
— Ven Marín vamos a entrenar que éste día tengo un sueño tan loco que seguramente reiremos.—
Ambas procedieron a entrenar, lucharon cuerpo a cuerpo. Pero en cuanto utilizaron el cosmos Marin utilizo eagle kick, habría sido fácil para la de Ofiuco retener el ataque pero al encender su cosmos, éste simplemente se debilitó e hizo imposible detener el ataque. La cobra no pudo evitar volar varios metros ante la mirada atónita de todos los presentes en la arena.
— Shaina, por Athena. —
La joven pelirroja corrió presurosa, ayudó a su compañera a levantarse.
— ¿ estás bien? ¿ que pasó? siempre detienes ese ataque. —
— Ya Marin, no pasa nada, solo me distraje un poco. Cálmate.— Shaina terminó limpiando la arena sobre de si.
— Tomemos un descanso. — La italiana no pudo evitar ver a lo lejos a algunos de sus superiores. ellos acostumbraban observar los entrenamientos de caballeros de rango menor.
— Hoy tenemos más audiencia de la acostumbrada. — Increpó Marin viendo al grupo de caballeros dorados. Cinco a decir verdad.
— Vayamos a las ruinas. Ahí te contaré algo que te hará sonreír.
Caminaron hasta apartarse lo suficiente. Así que ninguna se percató de la presencia del caballero de Leo.
— Este sueño fue muy extraño Marin, Aioria me traía de regreso al santuario y tuvo que detenerse en medio de un gran bosque. Sentí el dolor que aquella ocasión me invadia. No recuerdo muchas cosas, de hecho es nula mi memoria durante ese lapso . Así que, todo lo que sucedió en el sueño es simplemente una estupidez.
Le narró detalladamente el sueño. La japonesa no pudo evitar sentirse sorprendida. Aunque solo fuera un sueño, no dejaba de ser increíble que Aioria hubiera estado en semejante predicamento.
— Wow, eso fue... muy tenso. No imagino el tormento del león delante de un par de tetas y sin embargo, conservar la calma. — Marin pronunció con sarcasmo.
— Te dije que era una estupidez. —
La italiana comenzó a caminar en dirección de las barracas junto a Marin.
— Bueno podrías un día de estos soñar con el joven de la cueva. —
— ¿ Aún sigues con eso?—
— ¿ por qué no? es muy lindo, no lindo, sensual.
— Ya casi un año de eso.¿ Podemos olvidarlo?, además él...— Sentía incomodidad.
— ¿ Que?—
— Nada, olvídalo.—
— Por supuesto que no. Me consta que el trató de hacer un lazo de amistad. Te veías tan bien al lado de él, relajada, con mejor actitud. Sin embargo...
— Sin embargo el tuvo otras prioridades y debió ir de misión y acompañar a Saori. El debe anteponer todo, entregarse al servicio y fidelidad a ella. — Sonrió débilmente.
— No puedo refutar eso. Pero vamos, aún existen más peces en el mar. — Marin abrazo a su amiga y llegaron a la entrada de las barracas. — Vamos tomemos un descanso y preparamos la cena. solo deja que vaya por unas cosas. Regreso ya.
Al darse vuelta y miró hacia el frente. caminando a unos metros estaba el caballero de Leo. Le saludó cordialmente como lo hacía siempre.
— Vaya, ya nadie respeta el sitio designado a nosotras. Marín vendrá dentro de poco. Puedes esperarla en la entrada. Caminó por un lado del dorado cuando éste le dijo algo que le hizo virar.
— No fue un sueño. —
Shaina sintió un balde de agua fría caerle encima, ¿ Que decía ese insensato?
—¡ ¿ Nos espiaste? ! — Regresó sobre sus pasos para estar de frente a él. — ¿ Por qué nunca me lo dijiste? ! Habla, carajo ! —
— Hubo muchas situaciones extraordinarias que me impidieron hacerlo. Pero créeme, nunca quise ofenderte.
Shaina se cubrió el rostro con las manos. Aunque la máscara le cubría no podía evitar ocultar la pena que le embargaba.
— Debiste decirme. Ahora es más humillante saberme delirante y atrevida en esa ocasión. —
— Lo siento. —
— Y Dime...¿ te besé?— Lo dijo en un débil suspiro.
— Creo que pensabas en alguien más. Yo solo estuve ahí, eso no importa ahora. — podía escucharse angustiado.
Shaina desvió la mirada. Aioria sabía del amor que ella le profesaba al caballero de pegaso. Debia confiar en su discreción.
— Deberías contarle a Marin. —
Siempre que existe una situación incomoda , llega la persona menos indicada para coronar el momento.
— Decirme el qué.—
El dorado y la guerrera de Ofiuco se miraron. Pocas veces la japonesa se podía ver intrigada.
Hubo un silencio espectral. Alguien debía romper el hielo y hablar de una buena vez.
— Yo escuché su conversación de hace un rato. —
—¿ Y...?, continúa.— Marin se cruzó de brazos.
— Todo lo que sucedió en el supuesto sueño, no fue otra cosa más que un recuerdo. —
—¿ Todo?— Marin sonaba vacía. —¿ También el beso?
— Si...— Aioria tenía la voz entrecortada.
— ¿ La miraste desnuda del torso?—
Aioria se ruborizó y agachó la mirada. Pero no respondió, era obvio que le avergonzaba.
— Marin... eso es. — Shaina sintió su corazón latir desbocado.
La italiana sintió su rostro arder. Era demasiado. Así que salió corriendo hasta su cabaña. Ahí se encerró. No le importó ser llamada por sus amigos, sentía demasiada vergüenza como para encararlos. Se arrojó a la cama y se cubrió con una almohada la cabeza. El sueño se apoderó de ella.
Continuara...
Bien es el tercer capítulo. Ojalá les haya gustado.
cuídense mucho y nos leemos en el próximo. Cómo pista les diré que habrá dioses y una muy lamentable historia mítica.
