Todo es mentira

Disclaimer: Todo pertenece a Suzanne Collins.

Esta historia participa en el Multifandom 4.0 del foro Alas negras, palabras negras con la tabla frases y el prompt "Cariño, es fácil fingir una sonrisa"

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Mags lee por encima el papel que le acaban de entregar. Es más o menos lo mismo de siempre. Nerea cambia algunas palabras, pero en esencia los discursos de su gira de la victoria siempre dicen lo mismo. A Mags le hubiera gustado que la dejaran escribirlos a ella, pero su mentora ha sido muy firme en ese aspecto. Es la primera profesional que ha ganado los juegos, la demostración viviente del progreso que suponen las academias. Tiene que ser perfecta y dar ejemplo a los futuros tributos de su distrito.

Sale al escenario aburrida y cansada. Siempre le ha gustado hablar en público y ser el centro de atención, pero no cuando lo único que hace es repetir la misma historia como un loro amaestrado. Además, la historia que Nerea le hace contar ni siquiera es verdadera.

En todos los discursos y entrevistas que ha dado tras su victoria ha hablado del honor y el sacrificio como sus principales motivaciones. Ha explicado que se presentó voluntaria como tributo para traer gloria a su distrito y para salvar a la niña que salió cosechada. En la entrevista que le hicieron antes de los juegos contó la verdad, pero Nerea se ha encargado de hacer que sonara como una broma.

Según Nerea, no queda bien que la primera profesional en ganar los juegos vaya por ahí diciendo que se presentó voluntaria porque no tenía nada mejor que hacer y quería probarse así misma. Esa no es la historia épica que las academias necesitan vender para seguir interesando a los capitolinos y que les permitan continuar abiertas.

Mags no se queja. Se siente como una estúpida cada vez que piensa en sus motivaciones reales, así que no tiene inconveniente en no hablar de ellas, aunque los discursos sobre el patriotismo y la gloria tampoco le gustan. Si pudiera escribir sus propios discursos diría algo muy distinto, como que se arrepiente de lo que ha hecho y que piensa que los juegos son una barbarie. Sería la primera profesional en ganar los juegos y la primera en ser ejecutada por traición. Pensándolo bien, es una suerte que Nerea le escriba los discursos.

Al menos esa ya es la última vez. Es el acto final de su gira de la victoria, la bienvenida en su distrito. Sonríe al público y lee las palabras que Nerea ha escrito. Su mentora es buena. Podría haber sido una gran escritora si no le hubiera dado por fundar una academia para entrenar asesinos.

Mags sabe que está siendo muy dura con Nerea. Ella solo hace lo que cree que es mejor para el distrito. Tiene un deseo sincero de ayudar a que los tributos del cuatro no mueran en los juegos, aunque sea a costa de la vida de los demás. Mags incluso le ve cierta lógica a lo que proponen las academias. No obstante, no puede aceptar esa lógica. No después de haber vivido los juegos en sus propias carnes. Deberían estar todos luchando contra el sistema en lugar de colaborando con él.

Ya lo intentaron una vez y la derrota les trajo los juegos. Por eso a la gente no le quedan ganas de volver a intentarlo. No obstante, entre no hacer nada por miedo y colaborar activamente hay una diferencia. A veces se enfada con Nerea por no querer ver eso, pero la mayoría del tiempo solo se enfada consigo misma por no haber sido capaz de verlo a tiempo, antes de convertirse en una de ellos.

El final del acto es uno que Mags no esperaba. Nadie la había avisado. Han traído a Cali, la niña por la que se presentó. Ambas se abrazan mientras la gente aplaude. Las muertes que provocó en la arena le pesan, pero si hay algo de lo que no se arrepiente es de que esa niña siga viva gracias a ella. No compensa todo lo demás, pero al menos es algo bueno.

Aun así el abrazo con Cali le deja una sensación cálida en el pecho. Al menos hasta que el alcalde le da un micrófono a la niña y esta comienza a hablar de que va a entrenar en la academia para ser voluntaria como Mags. La escucha decir que honrará su sacrificio presentándose por otra niña cuando llegue el momento si la consideran lo bastante buena para ello. Añade que trabajará muy duro para conseguir ser una gran profesional y Mags sabe que Cali tiene que ser extremadamente torpe para que llegado el momento Nerea no la elija porque es una historia fantástica que la niña a la que salvó la primera profesional en ganar sea una profesional también.

Sonríe durante todo el discurso de Cali, pero por dentro tiene ganas de gritar y de llorar. Nadie le ha escrito ese discurso. Ella lo cree a pies juntillas, como lo creen otros niños y niñas y como lo seguirán creyendo en el futuro.

–Un día quiero estar aquí sonriendo feliz y orgullosa por mi victoria como lo estás hoy tú –dice dedicándole una sonrisa radiante a Mags.

Ella aprieta su propio micrófono sin saber qué contestar a eso. Por una vez echa de menos los discursos de Nerea. Le gustaría gritarle a Cali que no crea en todas esas tonterías sobre el honor y la gloria, que no hay nada de glorioso ni de honorable en matar niños. Le gustaría advertirla para que no confíe en todo ese show; decirle que es fácil fingir una sonrisa para las cámaras, que ella no está ni contenta ni orgullosa por lo que ha hecho. No obstante, no puede hacerlo. No puede decirle allí delante de todo el mundo "no te creas nada de esto. Todo es mentira. Cariño, es fácil fingir una sonrisa e infinitamente difícil quitar una vida".

Abre la boca para soltar una de las frases manidas de rigor, pero no es capaz de hablar. Empieza a llorar y Nerea comenta que está muy emocionada. Mags no dice nada incluso cuando se calma. Ya se ha acostumbrado a que Nerea determine como se siente en cada momento según convenga a la situación.