Por fin otro capítulo, y ahora sí, el enfrentamiento.
Here We Go...
Henry alcanzó la localización que las coordenadas indicaban que era el último lugar en el que el teléfono de Steven había tenido señal. Se detuvo en medio de un cúmulo de árboles y apagó la visión nocturna que lo había ayudado a sortear los obstáculos del bosque para encender su linterna y buscar a su alrededor. Le tomó un par de minutos pero finalmente detectó restos de un aparato en el suelo. Se agachó para inspeccionarlos, tomándolos entre sus dedos enguantados y observandolos detenidamente, llegando a la conclusión de que eran restos de un teléfono, y solo podía tratarse del de Steven.
Tomando alguno de los restos como evidencia, los guardó en su cinturón y se enderezó para mirar a su alrededor. Había varias direcciones en las que Steven pudo haberse dirigido, así que si no quería perder la oportunidad de atraparlo antes que la policía o Ray lo hicieran o –lo que era el peor escenario posible– que el criminal consiguiera escapar, debía apresurarse pero a la vez estar seguro de que dirección tomar.
Con su linterna iluminó bien los alrededores de donde había encontrado los restos del celular con la esperanza de encontrar rastros de su paso por ese sitio. Él había tenido cuidado de no pisar posibles pruebas o rastros al llegar, y la suela de sus botas tenía un diseño diferente y particular que era fácil de distinguir entre otras huellas. Gracias a eso y a la potente linterna que llevaba fue que encontró en la superficie del suelo del bosque lo que parecían huellas de otra persona. De un hombre de su misma altura por el número de calzado.
Su primer instinto fue salir corriendo en la dirección en la que vio esas huellas pero reprimió sus ansias y cerró los ojos para calmarse. Sentía que la rabia y la impotencia lo consumían y le instaban a darle su merecido a ese hijo de perra, pero casi que podía oír la voz de su novia en su oído reprendiedolo suavemente por sus pensamientos y su impulsividad que le había costado fracasos y heridas en el pasado. No podía permitirse fracasar, no esta vez, así que no podía simplemente salir corriendo sin cerciorarse de que esa fuera la decisión correcta. Primero tenía que asegurarse. No podía, no iba a perderlo de nuevo.
Sabía que si Steven escapaba la vida de Charlotte estaría en riesgo.
Abrió los ojos y pensó rápido cuál sería la mejor medida a tomar. Claro, debía seguir las huellas y cualquier indicio de que alguien había pasado por esa zona, pero si actuaba de manera acelerada e imprudente, podía arruinar el rastro y habría perdido.
Así que, aguantando las ganas de salir corriendo tras el criminal, Henry usó su linterna para seguir el rastro dejado por Steven, que constaba también de ramas y hojas quebradas. Quizás, creyéndose más listo, no se había preocupado por cubrir sus huellas, también debido a la prisa por huir. Aceleró el paso emocionado al descubrir que podría dar con él más rápido de lo que creía, apagando la linterna para no alertar a Steven si llegaba a acercarse a él, y guiándose por medio de la visión nocturna de su equipo.
Siguió el rastro durante un largo trecho, atento a cualquier sonido cercano que pudiera indicar si el criminal andaba cerca, sin embargo, solo podía oír el sonido de sus propios pasos y de los insectos nocturnos emitiendo sonidos suaves. Así fue hasta que llegó a un claro que tenía una cabaña del tamaño de una casa de una plaza construida en medio. Se detuvo a contemplarla, sintiendo su corazón acelerarse en expectativa. Una media sonrisa de triunfo se dibujó en su oscurecido rostro y caminó hacia la construcción, notando la puerta cerrada con un candado.
Sin pensarselo mucho, sacó su láser de su cinturón y en menos de un minuto había roto dicho candado y abierto la puerta, encontrándose con el interior vacío y oscuro, pero con rastros sutiles de que alguien había pasado por ahí recientemente. Definitivamente tenía que tratarse de Steven, tal vez este era un tipo de guarida o casa segura. Sacó su tablet y marcó el sitio en el mapa, que había trazado una línea azul sobre este indicando el recorrido que había hecho desde el borde con la carretera. Puso un marcador en la zona para regresar a revisarla con las autoridades porque imaginaba que pudo haberse usado para varios crímenes y salió de allí por la puerta de nuevo, ya que era la única manera de salir, así que el rastro de ese hombre debía llevar a otra parte.
Esperaba alcanzarlo a tiempo, antes de que llegara a destino. No sabía dónde podría estar huyendo, tal vez cruzaría el enorme bosque hasta llegar al otro lado y de ahí cruzar a la ciudad siguiente, era lo más lógico, todos en Swellview lo buscaban y ya pronto amanecería, la única manera de salir era por la parte de la carretera que estaba rodeada de rescatistas, policias y periodistas, no tendría mucho tiempo para esconderse antes de ser visto.
Al salir, volvió a encender la linterna y revisó los alrededores de la cabaña, encontrando más huellas y señales que indicaban el paso de alguien por ese lugar hacia poco tiempo, así que una vez que ubicó en que dirección se dirigía, apagó la linterna y encendió su visión nocturna de nuevo, emprendiendo la marcha como un sabueso siguiendo un rastro, decidido a capturar al acosador de su novia.
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Ray tomó el trayecto más directo hacia el punto que marcaban las coordenadas enviadas por Schwoz en su búsqueda de su compañero, corriendo en línea recta hacia la localización sin importar que no se tratara de un camino marcado, simplemente atravesó el bosque apartando ramas y saltando sobre troncos o raices hasta que llegó al punto. A insistencia de sus amigos, Schwoz había mejorado la calidad de su traje, y ahora también contaba con visión nocturna y de calor, aunque le costaba un poco utilizarlas porque simplemente no estaba acostumbrado. Sin embargo en esa ocasión activó primero la de calor, con la esperanza de ver al chico cerca, decepcionándose y preocupándose al notar que Henry no estaba allí pero que sí habían rastros de dos personas en ese lugar. Una debía ser Steven, la otra persona no cabía duda que se trataba de Henry.
Al ser más joven y atlético, era obvio que iría muy por delante.
—Por favor, Kid, no hagas nada estúpido —suplicó por lo bajo con pesar, yendo detrás de los rastros, aún con la esperanza de alcanzarlos a tiempo.
Como superhéroe adolescente, Henry había sido firme pero moderado. No dejaba que ningún criminal ni villano escapara al castigo merecido pero nunca dejaba que sus emociones y sentimientos se mezclaran con su deber, sin importar que tipo de crímenes se hubieran cometido, entendía que lo que ellos buscaban era justicia y no venganza, y que nunca debían hacer algo personal. Sin embargo, tarde o temprano tendría que enfrentar un dilema como este, todos los que quisieran hacer del heroísmo su carrera tenían que hacerlo.
Ray había creído que su joven amigo ya había superado esa prueba tiempo atrás, al perder sus poderes. Henry había demostrado mucha madurez al aceptarlo y no vengarse de Twitler, dejando que la justicia se encargara de él como era debido en lugar de encargarse él mismo con sus ánimos caldeados. Pero una vez más, su muchacho le recordaba porque lo había elegido en primer lugar, porque le interesaba el bienestar de los demás antes que el suyo. Henry siempre trataría de proteger a los demás y anteponer intereses ajenos al suyo propio, cómo lo hizo al sacrificar su hipermovilidad. Así que era lógico que quisiera atrapar a Steven él mismo después del infierno que el maldito le había hecho pasar a Charlotte.
Sin embargo, esta era una ocasión en que las lineas del deber y lo personal se entrelazaban, poniendo a prueba el temple de su amigo. Henry ya había dejado claro que iría por Steven como el furico novio de su víctima y no como el justo héroe, y aunque sabía que Charlotte no querría que manchara sus manos ni siquiera por ella, estaba decidido a cobrarle caro el daño causado.
Ray tenía que apresurarse y alcanzarlos –a cualquiera de los dos– antes que cruzaran caminos y hubiera un enfrentamiento trágico.
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Steven detuvo un momento su marcha para examinar su mapa, iluminandolo con su linterna para asegurarse que estaba yendo en la dirección correcta. Aunque tenía el celular nuevo, no quería encenderlo por miedo a que detectaran actividad en esa zona por medio de las antenas pues se sabía que en esos últimos años el equipo del Capitán Man había desarrollado tecnología avanzada capaz de superar cualquier obstáculo, de ahí su preferencia por el mapa en papel. A pesar de tener conocimiento de esa zona, debía admitir que la prisa por huir de los héroes y de los helicópteros cuyas hélices podía oír girando suavemente en la distancia lo había hecho tomar la ruta incorrecta en un par de ocasiones, lo que lo obligó a volver sobre sus pasos para retomar el camino indicado.
Debía tomarse las cosas con calma y paciencia, no podía dejarse llevar por la paranoia. Llevaba la ventaja, el bosque era grande y espeso así que la policía no daría con él tan rápido, y los helicópteros no lo verían tan fácilmente bajo las tupidas copas de los árboles con la ropa oscura que traía, ni siquiera con la linterna. Y en poco tiempo amanecería, ya no tendría que usarla para guiarse. Con suerte para entonces ya estaría cerca de su destino.
Una sonrisa siniestra adornó su rostro cuando pensó en lo que haría una vez estar en una zona segura. Le pediría a su contacto que lo pusiera en comunicación con los villanos más renombrados de Swellview, en especial con los que tuvieran una rivalidad especial con Kid Danger. O Henry Hart, como había descubierto. ¿Cuánto debería pedir por revelar su identidad? Joss Moss de seguro pagaría una cuantiosa suma, todavía estaba furiosa de que su padre hubiera sido capturado por el dúo. O también podría investigar mejor a su enemigo y descubrir más puntos débiles, como familiares y más amigos, y vender esa información también. Incluso podría contratar a un villano de renombre para que secuestrara a Charlotte por él a cambio de darle información...
Había tantas posibilidades que no sabía por cual decidirse, todas se oían muy bien y era difícil elegir un curso de acción. Pero lo que sí tenía decidido era que le dejaría en claro a Henry que había ganado y que se llevaría el premio, a su Charlotte. Sí, lo último que escucharía Henry Hart antes de exhalar su último suspiro era que había perdido contra él...
Sacudió la cabeza y se obligó a concentrarse en su escape. Planearia todo una vez que estuviera seguro.
Hizo brillar la linterna sobre el mapa, chasqueando la lengua cuando se dio cuenta de dónde se había equivocado de camino. Debía girar de nuevo y volver sobre sus pasos hasta llegar al punto en que se abría otro estrecho sendero entre los árboles y seguir por allí. Iluminando su camino, regresó por donde había venido, con la esperanza de no haber perdido demasiado tiempo precioso.
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Henry se detuvo y amplió el campo de visión de su visor térmico. Charlotte no sólo había añadido los visores, sino también la capacidad de amplificar el campo de alcance. Consumía energía del dispositivo, por lo que sólo podía utilizarlo cada pocos minutos para evitar un sobrecalentamiento del aparato. Una vez lo había utilizado sin cuidado y su imprudencia lo había hecho estallar en su cara. Acabó con una quemadura de tercer grado, una dura reprimenda de su novia y una lección aprendida:
Nunca romper los juguetes tecnológicos de Charlotte si no quería arriesgarse a quedarse ciego y tener que lidiar con una novia enfadada que le negaría besos y abrazos durante una semana tanto por haber ignorado sus advertencias como por su falta de autoconservación. Además, no la tenía a su lado para arreglarlo si rompía el visor, y aún no había encontrado a Steven. No podía dejarle escapar.
Miró a su alrededor pero el visor no detectó ninguna fuente de calor en los alrededores cercanos. La visión nocturna encontró más huellas, así que las siguió.
Con rabia descubrió que muchas de esas pisadas llevaban a varios lugares diferentes, como si el hombre no supiera a dónde ir o intentara confundirle, aunque dudaba que se tratara de eso último, de nada le servía perder tiempo confundiendolos porque solo retrasaría su escape.
Después de asegurarse cual era la ruta que había tomado, continuó su camino con paciencia, mientras su visor térmico se enfriaba para poder utilizarlo de nuevo cuando fuera necesario. Mientras tanto, Henry utilizó su visión nocturna para guiarse, caminando a un lado del rastro dejado por Steven para no borrarlo en caso de necesitarlo, acelerando el paso porque presentía que ya estaba cerca.
Entonces, luego de varios minutos de caminata, se detuvo al oír unos ruidos extraños a lo lejos que diferían de los sonidos típicos del bosque. Afiló el oído y encendió nuevamente su visión calórica, extendiendo el campo de alcance, mirando en todas direcciones para descubrir la fuente del sonido, apretando los puños cuando detectó una figura a lo lejos que se movía con cuidado. Rápido buscó refugio tras un árbol grueso y observó a la figura, deduciendo que no podía tratarse de otra persona que no fuera Steven, tan en lo profundo del bosque a esas horas.
Su primer instinto fue correr tras él y enfrentarlo, quería hacerlo pagar por todo, pero el sujeto tenía un arma y no sabía si le quedaban balas, o si había conseguido otra que hubiera estado en esa cabaña. Y un enfrentamiento en medio de los árboles no era buena idea, debía ser en un sitio abierto donde pudiera maniobrar con facilidad, donde Steven no pudiera esconderse y disparar. Debía ser cauteloso.
Decidió seguirlo por unos momentos, teniendo mucho cuidado a cada paso, incluso evitando que sus pies pisaran hojas o alguna rama que pudiera hacer un sonido y alertar a Steven.
Finalmente luego de seguirlo unos cuantos minutos, Steven alcanzó otro claro en el que se detuvo para revisar el mapa una vez más y asegurarse de que iba en la dirección correcta. Ese fue el momento que Henry aprovechó para atacar.
No quería perder tiempo, así que sacó su láser aturdidor y después de apuntar y estar seguro de dar en el blanco, disparó. El primer disparo impactó en la espalda de Steven, pero los que le siguieron no porque el criminal se hizo a un lado apenas sentir el primer impacto.
Su linterna cayó de su mano, rodando por el suelo muy lejos de su posición, pero no pudo ir por ella a pesar de que seguía encendida y podría ubicarla, el superhéroe seguía disparando en su dirección, así que debía ponerse a cubierto y defenderse. Se ocultó detrás de un árbol, y entonces sacó su arma, tratando de percibir por medio de los sonidos de donde vendría Henry. Esta vez estaba decidido a vaciar el cargador de su arma en él y matarlo, se lo quitaria de encima aunque eso significara perder una oportunidad de ganar dinero con su identidad. Acercó el arma a su pecho y achicó los ojos, ignorando los puntos donde su cuerpo dolía debido a los láser, la adrenalina corriendo por sus venas estaba tomando toda su concentración.
—¡Se acabó, Steven! —le llegó la voz de Henry, pero en medio del bosque aun oscuro debido a la espesa vegetación a pesar de que pronto amanecería, no podía adivinar de donde venía—. ¡No saldrás libre de aquí, entrégate ahora y el castigo será más leve!
De nuevo Henry había tenido que apagar su visor calórico, pero había alcanzado a ver en que dirección había huido Steven, así que con mucha cautela se dirigió allí, tratando de no hacer un sonido que lo delatara. Lo que acababa de decir era una mentira, iba a hacerle pagar todo el sufrimiento, pero quería probar a ver si un poco de esperanza de un trato justo lo hacía rendirse.
Steven asomó la cabeza levemente detrás del grueso tronco que lo ocultaba, tratando de distinguir algo, pero solo alcanzó a ver la débil luz de su linterna a lo lejos. Regresó a su posición original y pensó en qué hacer para distraer a su rival. Entonces tuvo una idea, lamentaría perder el objeto pero sería un mal necesario. Con mucho cuidado, sacó uno de sus cuchillos nuevos y, con la misma precisión que lo caracterizaba, lo arrojó a hacia la linterna, dando justo en el lente. El cristal crujió, la luz emitida parpadeó varias veces antes de apagarse, y Steven uso ese instante para salir corriendo con su arma lista.
Henry volteó en dirección de la linterna, activando de inmediato su visión calorica, y al no ver a nadie, se dio cuenta que no fue más que una distracción. Rápido miró para todas partes, y detectó la mancha anaranjada que debía ser Steven alejándose entre los árboles sin una dirección aparente. Apagó el visor y regresó a la visión nocturna, teniendo una ventaja superior ya que Steven ya no contaba con nada que pudiera guiarlo, y fue tras él.
El criminal oyó los pasos del superhéroe, sus botas aplastando las hojas y ramas a su paso, el sonido de ramas siendo apartadas. Sin perder el ritmo, se giró levemente para disparar en dirección de Henry, que se agachó por instinto al oir el disparo pero que siguió corriendo, eso no lo iba a hacer retroceder.
Steven no podía ver muy bien, aunque empezaba a amanecer, la luz del día empezaba a colarse entre las copas de los árboles, así que tropezó con una roca que había estado cubierta por hierba, y cayó de bruces, recibiendo varios golpes. Dolorido y dando suaves quejidos se levantó movido por la adrenalina y la preocupación de que el héroe venía pisandole los talones, pero en la caída su tobillo se había torcido, por lo que ahora iba cojeando, y su velocidad se vió reducida. Eso no lo detuvo, pero lo dejó en desventaja, y Henry finalmente estuvo lo suficientemente cerca como para disparar su láser y derribarlo nuevamente.
Steven cayó con un grito de dolor, pero rápido se dió la vuelta para quedar de espaldas, alzar su mano y disparar varias veces en dirección a Henry. El otro joven rodó a un lado para evitar los disparos que impactaron en los árboles, acercándose agilmente hacia Steven mientras disparaba sus propios proyectiles de plasma hacia él, conectando algunos que no fueron suficientes para derribarlo.
En un momento, ambos se refugiaron detrás de unos árboles para recuperar el aliento. Henry descubrió que su aturdidor estaba casi descargado, y no traía otro consigo. Steven revisó su arma, maldiciendo muy por lo bajo al notar que también estaba con muy poca munición, debía ser cuidadoso.
No queriendo dejarle oportunidad de escabullirse, Henry decidió salir de su escondite y empezar a caminar con cautela en dirección de Steven, ocultándose tras otros árboles. Este lo vio acercarse, pero no quería gastar balas en vano sin tener un disparo seguro, así que se arriesgó a dejarlo acercarse lo suficiente y entonces volvió a disparar.
Fue la experiencia que traía encima lo que le permitió al héroe hacerse a un lado justo a tiempo para que la bala solo rozara su hombro, provocandole una herida mínima. Steven, viendo su fracaso, decidió aprovechar esa ventana de distracción para salir corriendo de nuevo. Pero Henry no perdió el ritmo y fue tras él, disparandole con el aturdidor y dando en el blanco varias veces hasta que este se quedó sin energía, pero para ese momento, Steven había aflojado la marcha por el dolor, así que Henry se le arrojó encima al estar lo suficientemente cerca, antes de que apretara nuevamente el gatillo. Cayeron al suelo y empezaron a forcejear.
Henry sujetó la muñeca con la que Steven sostenía el arma, manteniendo el cañon desviado hacia arriba, mientras la otra mantenía el otro brazo del criminal en el suelo, sosteniendolo del puño cerrado, alejándolo de su rostro. Steven trató de darle un cabezazo pero Henry esquivó el movimiento que habría sido fatal al final. Sin embargo, eso ayudó a Steven a conseguir cambiar posiciones y rodar varias veces sobre el suelo para quedar sobre el héroe. Henry se desesperó y con algo más de forcejeo consiguió conectar un rodillazo en el estómago de su oponente. Steven no soltó el arma pero su resistencia se debilitó y Henry usó su otro puño para golpearlo en el rostro varias veces en ese instante de guardia baja.
Dolorido y sangrando del rostro por los golpes, Steven rodó a un lado, siempre con el arma bien sujeta, pero Henry no le dejaría tiempo para recuperarse y continuar. El joven fue tras él y se le arrojó encima, derribandolo nuevamente al suelo, girandolo para dejarlo boca arriba y empezar a golpearlo sin descanso, movido por la rabia que lo consumía. Eso forzó a Steven a soltar definitivamente el arma, y torpemente trató de cubrirse el rostro y torso con los brazos para protegerse de la oleada de golpes que recibió. Henry estaba cegado por la ira y energizado por la adrenalina, utilizando ambos brazos.
—Me-me rindo... ¡Me rindo! —exclamó el criminal, incapaz de defenderse.
Henry lo oyó la primera vez pero estaba tan aturdido por la emoción de finalmente tener a ese malnacido en sus manos que la sangre fluyendo velozmente en su cabeza tiñó su visión de rojo y ahogó la voz suplicante. Fue solo cuando Steven dejó de defenderse que Henry se dió cuenta de que se había dejado llevar por sus emociones y había perdido totalmente el control de sus acciones. En otras circunstancias, se habría detenido en cuanto el criminal dejó de oponer resistencia, pero todavía tenía impreso en el ojo de su mente el cuerpo sangrante y golpeado de su suegro, la angustia y desesperación en los bonitos ojos de su novia. Una voz interior y vengativa le decía que siguiera hasta que sintiera que su sed de revancha se hubiera saciado, que el criminal se lo merecía, que no merecía piedad ni consideración. Pero entonces un chorro de sangre le salpicó la mejilla, como una bofetada de realidad, y ahí por fin se destaparon sus oídos y se aclaró su visión.
Se detuvo y parpadeó, mirando consternado al estado en el que había dejado a Steven. Su rostro estaba completamente magullado y ensangrentado, seguramente le faltaban algunos dientes, tenía algunas costillas rotas y le había roto la nariz. El infeliz se retorcía de dolor entre quejidos en el suelo, incapaz de hacer algo más que lamentarse.
El héroe fue golpeado por una ola de culpa y vergüenza al ver los resultados de lo que había hecho, y su estómago se encogió al ver sus puños manchados de sangre. El olor a hierro casi que lo descompuso, estaba acostumbrado debido a la clase de vida que llevaba, pero esta vez esa cantidad de sangre había sido su culpa y eso lo hacia más repugnante.
Se levantó de sobre el criminal, evitando mirarlo a la cara, incapaz de contemplar el fruto de su descontrol. Lo único en lo que podía pensar en lo decepcionados que estarían Ray y Charlotte de saber como había reaccionado.
Decidió no pensar en eso, mejor concentrarse en que ya había sometido al criminal que había atormentado a su Charlotte durante meses, lo peor ya había pasado y ahora todo ese infierno terminaría por fin. Ya nadie la acosaria, su vida ya no correría peligro. Podrían volver a sus vidas normales aunque les tomara tiempo superar este momento traumático, y él por fin dejaría de darle vueltas al asunto y le haría la pregunta que hacia meses había querido hacerle. A partir de ahí, todo mejoraría.
Por el rabillo del ojo vió el arma descartada, y se agachó para confiscarla y descargarla por seguridad, entonces se apresuró a buscar las esposas de su cinturón y regresar junto al criminal.
Se agachó junto a él e iba a sujetar sus muñecas pero no reparó en que las cosas no podrían ser tan fáciles. En el momento en el que bajó la guardia, Steven abrió uno de sus ojos - el otro estaba demasiado hinchado - y con cuidado tomó uno de los cuchillos que traía consigo escondido entre su ropa. Cuando Henry se volteó para esposarlo, Steven, a pesar del dolor, se abalanzó sobre él nuevamente. Estaba débil por la paliza, así que el ataque sorpresa no fue tan fuerte y Henry pudo desviar la estocada, pero la hoja del cuchillo que se dirigía a su cuello se enterró en su brazo unos centímetros y Steven lo movió de manera que le produjo un tajo del que empezó a manar sangre. Henry apretó los dientes por el dolor, y empujó a Steven para alejarse unos pasos, sintiendo el corte ardiendo, el dolor extendiéndose por todo su brazo igual que la sangre.
Steven también se puso de pie con algo de dificultad, tambaleándose pero listo para arremeter contra Henry de nuevo con el cuchillo en alto, sabía que no podía dejarle margen para contraatacar porque en su débil estado no tendría oportunidad.
—¿Vas a seguir luchando? —preguntó Henry con su mano sobre la profunda herida en su brazo, incrédulo al ver lo obstinado de Steven—. Estás casi acabado, apenas te puedes mantener en pie, ¿cuál es tu problema?
—¡Tú eres mi problema, Henry!
El rostro del héroe se transformó de incredulidad a sobresalto, su temor se había hecho realidad. ¿Cómo sabía su nombre real?
—¿Quién es ese? —preguntó, fingiendo que no conocía ese nombre.
Pero su reacción lo había dicho todo. Steven dió una risotada aguda y burlona, esbozando luego una sonrisa mordaz.
—No puedes fingir, Hart —dijo, usando su apellido como provocación—. Sé muy bien quien está detrás de esa máscara.
Henry entendió que no valía la pena fingir y endureció la mirada.
—¿Es eso, esa es la razón por la qué la estuviste hostigando, era tu retorcida venganza contra mi?
Steven resopló en desdén.
—Claro que no, al principio solo estaba buscándote, pero el destino la puso a ella en mi camino y acomodó las piezas para volver a reunirnos, para que por fin obtenga mi venganza —alzó el cuchillo, retorciendo su rostro con un gesto de malicia—. ¡Charlotte será mi recompensa, y tu cadáver será la prueba de mi superioridad!
Se arrojó contra el héroe blandiendo la hoja del cuchillo de un lado a otro como loco, ataques que Henry solo pudo esquivar porque debido al corte en su brazo casi no podía moverlo para defenderse y contraatacar, en un par de ocasiones incluso recibió cortes en su cuerpo pero superficiales, hasta que en un momento, el héroe se hizo a un lado rápidamente para evitar un corte en diagonal de arriba abajo, en dirección a su rostro. La fuerza que utilizó Steven lo hizo irse hacia adelante y perder el equilibrio sumado a que se sentía debil y mareado. Cayó de bruces al suelo, golpeándose la cabeza con un grupo de rocas que habían estado cubiertas por hojas secas.
El sonido de quiebre fue tan fuerte que hizo al estómago de Henry encogerse, se oyó un ruido de huesos estallando que le heló la sangre. Steven gimió de dolor al golpearse, y quedó inmóvil en el suelo, el cuchillo había escapado de su mano laxa.
Rápido su impresión se disipó y se apresuró a asistirlo, agachandose y girandolo para ver la gravedad del daño, siseando de la impresión y su rostro descomponiendose por el horror. Parte de su cabeza se había abierto debido al golpe contra las rocas, y la sangre no paraba de salir, manchando la mitad de su rostro. La otra mitad ya se notaba más pálida de lo normal.
Urgente Henry empezó a darle los primeros auxilios como había aprendido, aunque no sabía muy bien que hacer en ese caso y menos con un brazo casi inutilizado, Steven había perdido y estaba perdiendo mucha sangre, y su respiración se iba ralentizando con el pasar de los segundos. Trató de detener la hemorragia, pero no era médico y esto requería más conocimiento del que él poseía.
Estaba desesperado, pensando que hacer porque no podía dejar que muriera, por más que su existencia pusiera su identidad y seguridad en peligro. Había sido un accidente, una imprudencia de su parte por haber insistido en seguir peleando cuando su oponente tenía la ventaja, pero aún así se sentía totalmente culpable. Debería haber sido más rápido, no tendría que haber bajado la guardia, debería haberlo revisado para asegurarse de que no tuviera más armas, debería haber actuado antes, cuando empezó a notar el extraño comportamiento de su novia...
El ruido de las hélices de los helicópteros cercanos lo hizo detener ese deprimente hilo de pensamiento y alzó la mirada al cielo que empezaba a clarear por fin, sintiendo una pizca de esperanza. Se puso de pie y revisó su cinturón, sonriendo aliviado cuando encontró la bengala de emergencia que llevaba con el. Rápido la alzó en el aire y la activó, llamando la atención de uno los helicópteros que al ver la señal se dirigió a su ubicación y quedó suspendido en el aire mientras esperaba para que un par de agentes y un paramedico bajaran a revisar la escena después de que les hiciera señas con el brazo sano desde el suelo.
El equipo bajó, teniendo todo preparado. Tenían una camilla en la que ubicaron al criminal para llevarlo de inmediato al hospital, habían tratado su herida lo mejor posible en esas circunstancias pero requería cirugía mayor y más compleja urgentemente. También revisaron al héroe debido a sus heridas, algo que Henry permitió a regañadientes, y negándose a ser internado por precaución, argumentando que no era necesario. Sus heridas dolían pero las estaba ignorando, su mente estaba concentrada en otros asuntos. Steven sabía su identidad ¿Qué más sabía de él? ¿A quién más se lo podría haber dicho? ¿Qué harían con él cuando saliera de cirugía? Tendrían que borrarle la memoria, pero tendrían que buscar como porque el borramemorias era historia. Debía hablar con Schwoz, explicarle lo ocurrido y que se pusieran a trabajar con ello de inmediato. Pero no podía comunicarse con el científico y decirle eso con tantas personas a su alrededor, tampoco podía dejar al criminal solo, quería asegurarse de que llegara al hospital y que tuviera custodia para evitar que algún secuaz o amigo tratara de venir a buscarlo. Y a la vez, quería ir con Charlotte, estar a su lado en ese momento tan difícil, saber como iba la operación de su suegro, y también averiguar si habían encontrado a Caroline...
El joven suspiró de forma temblorosa, echando su cabeza hacia atrás contra el helicóptero, cerrando los ojos, tratando de establecer prioridades mientras se acercaban a su destino.
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Ray había estado dando vueltas por el bosque sin llegar a ninguna parte cuando por radio recibió la noticia de que habían encontrado a Steven. Su alivió solo duró un instante hasta que le dieron el informe del estado del criminal. Por lo que habían visto de su herida, parecía que la intervención quirúrgica que le esperaba iba a ser muy compleja, difícil, su herida era casi mortal.
Eso le cayó como un balde de agua fría y sintió como se le formaba un hueco en el estómago y su corazón caía por el. No había espejo allí pero sabía que debía estar pálido como el papel. Una ola de tristeza y decepción lo golpeó con fuerza y le costó trabajo mantener la calma y no dejarse caer al suelo de rodillas porque de repente sintió que su mundo se sacudía. Y es que nadie le había explicado nada, todos estaban muy ocupados aún en la búsqueda de la señora Page, así que el informe fue breve y directo: Su compañero había capturado a Steven, quien tenía heridas graves y que probablemente peligraba su vida. No sabía como habían ocurrido los hechos exactamente, pero había visto la rabia y el odio claros en el rostro de su amigo, su determinación de atrapar a Steven y hacerlo pagar, a como de lugar. Su mente había recreado los hechos según lo que sabía, y la conclusión a la que había llegado era devastadora.
—¿Qué hiciste, Kid? —se preguntó acongojado.
Quería verlo, necesitaba hablar con él, entender el asunto, que su amigo se lo explicara, que aclarara sus dudas y que le confirmara que sus temores eran solo un malentendido. Que Henry no se había manchado las manos con la sangre de una persona que no lo valía. Pero no podía ir detrás de su compañero como deseaba hacer, Steven había sido... capturado, pero no todo había terminado, aun estaba el asunto de la búsqueda de la señora Page. Ella seguía perdida en ese inmenso bosque, necesitaban su ayuda. Charlotte confiaba en ellos, tenía la seguridad de que encontrarían a su madre, no podía hacerle eso, dejar una tarea tan importante solo en manos de desconocidos. Apretó los puños y exhaló de manera temblorosa, forzandose a dejar sus temores y especulaciones a un lado, regresando a la misión que le había sido asignada.
Charlotte ya había sufrido lo suficiente, debían aplacar su dolor.
Así que emprendió su propia búsqueda por donde se hallaba en ese momento, esperando tener la suerte de dar con ella.
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La joven miraba fijamente al suelo sin ver nada realmente, jugueteando con sus manos temblorosas. Sus ojos estaban hinchados y ojerosos, se notaba el agotamiento en ellos, rastros de lágrimas secas surcaban sus mejillas. Frente a ella, Jasper la observaba igual de angustiado. Su amiga lucia hecha un desastre pero no era prudente ni sensible señalarle aquello. Dudaba que le importara, ella no se había movido de esa sala de espera desde que hubieron ingresado a su padre a ese quirofano, no había descansado ni un instante, habiendo rechazado las ofertas de las enfermeras de utilizar un cuarto vacío para descansar de tan horrible día a pesar de que su cuerpo se lo pedía. Charlotte no iba a abandonar su puesto hasta que alguien cruzara esas puertas y le diera noticias de su familiar, buenas o malas.
Llevaban horas ahí, esperando angustiados a que alguien les informara algo. Charlotte no había hablado ni levantado la mirada del suelo, como si su mente estuviera perdida en alguna parte. Ella no quería pensar, no quería imaginar los diferentes escenarios posibles en los que esta situación podría acabar, así que había vaciado su mente, por así decirlo, y ahora era solo ruido blanco y vacío.
Jasper por su parte revisaba su teléfono a cada minuto, esperando algún mensaje que les informara como estaba yendo el resto del equipo, si habían noticias de Steven o de la madre de su amiga. No soportaba verla en ese estado, tan apagada, tan desanimada. Quería alguna noticia buena para darle, para ver asomar aunque sea un atisbo de sonrisa aliviada en sus labios secos y agrietados. Pero ninguno de sus amigos se había contactado, no tenía idea de que estaba pasando, eso lo hacia inquietarse mucho más.
Entonces, oyó unos pasos acercarse y levantó la mirada, agrandando los ojos y casi saltando de su asiento para ponerse de pie.
—¡Henry! —exclamó sorprendido pero con una pizca de alivio.
Si su amigo estaba ahí, eso significaba que algo tenía que haber salido bien.
Oír ese nombre fue como si algo la zarandeara de los hombros para hacerla liberarse de ese estado de estupor. Levantó la cabeza como si tuviera un resorte y saltó de su asiento también, para avanzar en dirección a su chico y dejarse envolver en sus cálidos y reconfortantes brazos.
El rubio no registró la voz de Jasper, sus ojos y toda su atención estaban en su novia. La imagen que proyectaba le partió el corazón, estaba deshecha, no había rastro de esa chica vivaz y optimista, ingeniosa y sarcástica. Ahora parecía una sombra retorcida de lo que había sido.
La sostuvo en sus brazos durante un minuto, ignorando la sensación de dolor en su brazo por la sutura, sintiéndola llorar de nuevo, pero con gusto sería su pañuelo si con eso ella lograba quitarse de encima algo del peso de su dolor.
No dijo palabras de consuelo, no podía hacer promesas que estaban fuera de su alcance cumplir. Solo la abrazó y luego la llevó de nuevo a los asientos, tomando un lugar junto a ella, dejándola recargarse contra él y cerrar los ojos.
Frente a él vió a Jasper observando la escena con un poco más de ánimo. Su amigo no se molestó porque lo hubiera ignorado, era totalmente comprensible, y estaba agradecido de que él estuviera ahí para consolarla como solo el podía hacerlo.
En sus brazos, Charlotte volvió a vaciar su mente, concentrándose solo en la calidez de su toque y el amor emanando de él tan palpable como su abrazo. Siempre había sido así, no importaba la situación ni cuan incierta o peligrosa fuera, en sus brazos sentía que nada ni nadie podía lastimarla. Deseaba que la realidad fuera así de sencilla.
—¿Qué sucedió? —preguntó en voz baja cuando pasaron unos minutos y se sintió mejor.
—Steven esta bajo custodia policial —respondió Henry en el mismo tono.
Sintió como su cuerpo menudo se relajaba en sus brazos ante las noticias. No vió necesario explicar nada más, no era momento, ella ya tenía suficiente de que preocuparse, no quería revelarle que ahora él estaba bajo investigación por como había concluido todo. En el camino al hospital había explicado lo sucedido lo mejor posible a los agentes acompañándolo, quienes marcaron el sitio de los hechos para regresar con investigadores y corroborar su relato, advirtiéndole que debía prepararse porque seguramente iba a ser interrogado más adelante. Él lo aceptó, era lo apropiado y él nunca se había sentido que estuviera por encima de la ley, pero después de asegurarse de dejar a Steven en manos del equipo médico para que lo atendieran debidamente, pidió permiso a los oficiales para regresar a su persona civil y acompañar a su novia en ese momento tan difícil. No reveló su identidad, por supuesto, pero si les prometió que no huiria para evitar la ley, que de necesitarlo, lo contactaran a la Capi Cueva si requerían su presencia. Los oficiales no tenían razón para desconfiar de su palabra, lo conocían como un hombre de honor, mucho más que su mentor, así que le dieron permiso, y de inmediato se dirigió al hospital donde estaba su suegro para acompañar a su Charlotte. En el camino puso a Schwoz al tanto de la situación, explicándole que Steven sabía su identidad, y que necesitarían borrar su memoria, y que si Ray preguntaba por él, que le avisara que estaba en el hospital junto a Charlotte.
No lo había contactado todavía porque reconocía que su comportamiento rebelde no había sido el apropiado y no tenía ganas de oírlo regañarlo por desobedecerle. Ya hablaría con él cuando todo estuviera en calma y supiera el destino de su suegro.
Las puertas se abrieron, interrumpiendo sus pensamientos y el silencio que había reinado durante horas. Él se puso de pie de inmediato junto a su chica, tomándola de las manos con firmeza, y ella se aferró a él como su salvavidas. Quien había cruzado la puerta era el cirujano.
El hombre se bajó el barbijo y se quitó el gorro, se lo notaba exhausto pero por la expresión de su rostro parecía traer noticias no tan malas.
—¿Mi padre? —preguntó Charlotte con un hilo de voz, temblando.
El hombre suspiró pero de cansancio.
—Logramos estabilizarlo y sacarle la bala —reveló, consiguiendo un suspiro de alivio colectivo—. Necesitará al menos dos operaciones más pero por como le fue ahora, lo superará todo muy pronto.
Charlotte sonrió entre sollozos de alegría y alivio, dándole las gracias al médico mientras se abrazaba a su pareja. Toda la tensión que sentía se iba desvaneciendo, las cosas por fin se iban acomodando.
—Si quieren verlo tendrán que esperar unas horas, aún está dormido por la anestesia —les advirtió.
Para Charlotte eso era lo de menos, había esperado horas en agonía por la operación, ahora que sabía que las cosas estaban bien dentro de lo posible podía esperar un poco más.
El medico habló un poco más con ellos, más concretamente con Henry, Jasper se alejó después de oír las noticias para llamar a Schwoz y avisarle y de paso prenderse un cigarrillo. Charlotte, después de asegurarse del bienestar de su padre, fue como si su cuerpo y mente se pudieran relajar por fin, y empezó a caer dormida en los brazos de su novio.
—Char —la llamó suavemente.
Vio enternecido como sus párpados se abrían levemente para mirarlo. Ella se talló los ojos.
—Debes descansar —aconsejó su novio.
—No puedo irme aún —murmuró adormilada.
—No nos iremos —le aseguró—. Ven.
La llevó con él y se acercó a una de las enfermeras, a la que le preguntó si había un lugar donde su novia pudiera descansar un poco. La mujer le indicó uno de los cuartos vacíos en los que podría ubicarla. Henry le agradeció y la llevó con él.
No fue difícil convencerla de dormir, apenas sentarse en el colchón, sus párpados empezaron a caerse por sí solos. Solo necesitó acomodarse con ella unos minutos, luego la cubrió con su chaqueta y besó su frente, para después levantarse sin hacer ruido y dejar la habitación, la enfermera le había asegurado que nadie la molestaría.
Él también estaba agotado, pero no podía darse el lujo de dormir, no sin saber como iba la búsqueda de su suegra, además de que lo ocurrido con Steven aún lo atormentaba aunque no hubiera sido enteramente su culpa. Se sentía terrible por la forma en que había perdido el control, y el sonido de hueso estallando aún resonaba en su cabeza. Lo peor era su confusión, que una parte de él le reprochaba que así no se comportaría un héroe, pero otra parte, pequeña pero vengativa, le decía que eso sería lo mejor, que su muerte pondría fin a todos lo posibles problemas que pudieran surgir. Eso lo atormentaba y no podría descansar con esos pensamientos dándole vueltas.
Se dirigió al baño y se miró en el espejo. Su cabello estaba revuelto, tenía ojeras muy marcadas y no sabía en qué momento Steven le había provocado un corte en la mejilla. Uno de sus ojos empezaba a hincharse, y una de sus mejillas mostraba un moretón de coloración suave. Charlotte debía estar muy devastada emocional y físicamente como para no haber entrado en pánico al ver su aspecto.
Se lavó la cara para hacer retroceder el deseo de cerrar sus ojos y dejarse llevar por el cansancio, y salió afuera en busca de su amigo.
Jasper estaba sentado en una de las puertas laterales de la van, fumando y con el perro de los Page echado junto a él, con los ojos abiertos pero reflejando incertidumbre y preocupación. Al oírlo acercarse, el animalito alzó la cabeza expectante, pero Henry estuvo seguro de ver decepción en su carita al ver que no se trataba de su ninguno de los Page, sino de él. Rápido perdió el interés y volvió a posar la cabeza en sus patas, mirando a la nada después de resoplar.
—Yo también me alegro de que estés bien —le dijo al perro con un toque de sarcasmo, acariciando su cabeza.
—¿Y Charlotte? —preguntó Jasper, exhalando humo y quitando la ceniza del extremo del cigarrillo.
Se hizo a un lado para dejar lugar a su amigo, que tomó asiento y dejó ir una exhalación.
—Durmiendo, necesita desconectarse de todo por un rato ¿Alguna otra noticia?
—Aún nada, siguen buscando a Caroline.
El rubio asintió.
—¿Puedo preguntar que pasó con Steven?
Jasper conocía a su amigo y se dió cuenta de que su ánimo no era el apropiado o el esperado por haber capturado por fin al acosador de su pareja. Su amigo apenas y había sonreído a su novia, y esas heridas no eran de un simple forcejeo. Al mencionar al criminal, notó la leve mueca de culpa que asomó en su rostro. Pero Henry no le esconderia nada, debía quitárselo de la mente y del pecho, y Jasper era la única persona disponible en ese momento, así que despacio comenzó a relatarle lo ocurrido.
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No supo cuanto tiempo estuvo durmiendo, pero debieron ser horas, porque la luz del sol era intensa cuando abrió los ojos. Pero no sentía que hubiera descansado, seguía agotada físicamente, parecía que hubiera cerrado los ojos solo unos minutos. Se sentó en la cama y por instinto buscó su teléfono, pero entonces recordó que lo había perdido, y con esa memoria regresaron las imágenes de lo ocurrido esas últimas horas.
Se levantó de la cama y salió de ese cuarto, ahora mucho más despierta. Si habían pasado horas, su padre quizas ya estaba despierto. Además, debía averiguar el paradero de su madre, si la habían encontrado, y también saber que había ocurrido con Steven, como estaba Henry. Su corazón se aceleró desesperado por tener respuestas de inmediato, y tan preocupada iba pensando en todas las cosas que quería saber que al dar la vuelta al corredor, embistió de frente a una persona.
Jasper traía una bolsa de papel con algo de comida para su amiga. Iba en camino a despertarla para que se alimentara, y además tenía buenas noticias que compartir con ella que de seguro le quitarían cualquier rastro de dolor.
—Lo siento, Jasper.
Su amigo la tranquilizó.
—Está bien, iba a buscarte, te traía algo para comer, y noticias ¿Cómo estás? ¿A dónde ibas?
Jasper tomó asiento en unas sillas plásticas y ella lo imitó, sonriendo débilmente.
—Todavía cansada, pero mucho mejor ahora que sé que mi padre está bien, iba a ver si ya estaba despierto ¿Qué noticias me traes?
El chico abrió la bolsa y le pasó la comida. Eran un par de hamburguesas al revés, junto a un agua mineral.
—Ray llamó hace como veinte minutos, encontraron a tú madre.
Charlotte jadeó de emoción y por fin entonces sus músculos se relajaron por completo, incluso su corazón. Ella soltó su hamburguesa, que cayó en su regazo, y lo abrazó, sonriendo aliviada y con un par de lágrimas escapando de sus ojos. Jasper la recibió en sus brazos sin quejarse.
—Perdón, parece que lo único que sé hacer es llorar —se lamentó en broma, secando sus lágrimas de alegría.
—Claro que no, es normal que hayas reaccionado así, con todo lo que pasó.
Ella asintió, separándose de él.
—¿Dónde está, dónde la llevaron?
—La van a traer aquí, estaba deshidratada y tenía algunas heridas leves, además de su estado emocional, pero con descanso se pondrá mejor.
Su semblante se relajó por completo, y se recargó contra la silla, exhalando como si por fin dejara ir toda esa energía negativa que había estado oprimiendo su pecho.
—Pregunté por tu padre —continuó Jasper—. Despertó por unos minutos hace un par de horas pero volvió a dormirse, seguro te dejan entrar a verlo en horas de visita pero creo que seguirá dormido —advirtió.
Charlotte asintió, comprendiendo. Entonces tomó su hamburguesa y sintió su estómago gruñir al solo aspirar un poco el aroma que desprendía. No tenía idea de lo hambrienta que estaba.
Jasper la dejó comer tranquila, revisando mientras su teléfono por si le llegaban más noticias importantes, más que nada de parte de su amigo. Henry -o más bien Kid Danger- llevaba ya un par de horas siendo cuestionado por la policía. No quería decirle nada a Charlotte todavía para no alterarla luego de haberla calmado, pero era obvio que ella querría saber de su paradero en algún momento.
—¿Dónde está Henry? —preguntó la chica con curiosidad una vez que terminó de comer.
Ahora que estaba más despierta y despreocupada, quería saber qué exactamente había sido de Steven, antes no había estado de humor para oír nada acerca de ese sujeto, pero ahora que todo estaba en calma necesitaba saber de su destino por su salud mental.
El semblante de Jasper se perturbó un poco y él perdió su jovialidad.
—Unos agentes lo llevaron para interrogando, bueno, a Kid —reveló, inseguro de si debía continuar.
La alegría de la chica fue reemplazada por preocupación.
—¿Por qué?
Su amigo suspiró apesadumbrado. No quería aplastar su buen humor, pero tampoco quería ocultarle la verdad. Y tampoco quería que Henry se molestara con él por decirle a ella que estaba ocurriendo. Sin embargo ella notó que Jasper dudaba en responder y se imaginó que no sería nada agradable. Eso la puso en alerta y la hizo querer saber con mucha más razón.
—Jasper ¿Qué pasó? —insistió en tono demandante.
Viéndose acorralado, el chico no tuvo más opción que decirle la verdad.
—Charlotte, recibimos una llamada del hospital donde llevaron a Steven luego del enfrentamiento... murió, y Henry tiene que explicar como terminó con las heridas que le causaron la muerte.
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¿Recuerdan que dije que probablemente este sería el último capítulo? Bueno, mentí =D
Pasaban muchas cosas para que fuera el último y sería muy largo, así que (espero) el siguiente si será el último, en el que se aten todos los cabos sueltos.
Hasta la próxima, bye-bye!!
