LOS OJOS DE LA SOBERBIA
Primero que nada, los personajes pertenecen a Kishimoto. La historia es de Kishimoto pero modificada un poco. Algunas cosas las verán similares y otras totalmente diferentes. Espero que les guste.
Este capítulo está Ambientado en la academia de Konoha. Aún no son formados los equipos, ni ha ocurrido la masacre Uchiha.
SOBERBIA
Me encontraba como cada mañana comiendo el desayuno saludable que con esmero mi madre preparaba para nosotros.
Huevos revueltos con tocino y verduras.
De nuevo, tratando de hacerlos sentir orgullosos, les comentaba sobre mis avances en la academia.
Mi madre felicitándome por ello, mi padre con su semblante serio de siempre, me miraba.
Tal vez hoy sería el día...
Me armé de valor y le pedí entrenarme por la tarde, para mostrarle de lo que era capaz.
Se negó, con la excusa de que llegaría hasta la noche por juntas importantes en la oficina.
Pero siempre era lo mismo, mi padre no tenía tiempo para mí.
Todo su mundo siempre ha sido Itachi. ¿Porque no se da cuenta de que yo existo?
Soy el mejor de mi clase, nadie se me compara.
Incluso Itachi sabe lo bueno que soy, pues ha dedicado varías horas a entrenarme.
Después de clase, suelo dedicar un par de horas a darle a objetivos en movimientos, ninguno se me escapa. Además, mi jutsu bola de fuego lo dejó impresionado hace días.
Increíble que aún con eso no sea capaz de dedicarme tiempo.
Lo veo salir de casa junto con mi hermano, quien se despide dándome una sonrisa y golpeando mi frente.
En este momento, desearía ser mayor para poder irme con ellos.
Le doy un beso a mi madre y comienzo el camino hacia la academia.
Al llegar al salón de clases, lo primero que veo siempre es a ella.
La chica extraña de ojos perlas que se sienta al frente.
Sé por mi madre que ella es la heredera de su clan, el clan hyuga. Que su dojutsu es uno de los más temidos del mundo Ninja.
Incluso sé, que su padre la somete a un entrenamiento intenso y riguroso.
La veo sonreírme como cada mañana. ¿Cómo se atreve? ¿No es suficiente que la ignore cada día para que se dé cuenta que no me agrada?
Hay algo en su forma tan gentil o más bien, tan débil de ser. No sabe lo afortunada que es al ser la primogénita, la heredera, y lo desperdicia con su debilidad.
Me da rabia, ¿porque no pude ser yo?
Me siento como siempre en la parte de atrás del salón, junto al flojo de la clase.
Es la única persona que no me molesta, ni siquiera me habla. La rubia y la pelirosa delante de nosotros siempre buscan conversar conmigo utilizándolo a él, agradezco que no les siga el juego. Son despreciables.
No sé qué me ven.
Mi madre siempre dice que soy guapo, pero eso que importa, lo importante es el poder. Yo al ser un niño, no lo tengo.
Pero lo tendré.
Estoy decidido a ser el más fuerte Uchiha que jamás haya existido. Incluso mejor que Itachi, el genio de su generación.
Escucho entrar a la molestia más grande del grupo, Naruto. Siempre es tan ruidoso.
No tarda ni 5 minutos y ya está haciendo un alboroto. ¿Porque tengo que soportar a estos ineptos?
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Los resultados de los exámenes me los dieron al terminar la clase. Excelentes como siempre.
No podía esperar a mostrárselos a mi padre, deseo que este orgulloso de mi.
Sin embargo al llegar a casa solo encontré a mi madre cocinando.
-¿Dónde está Itachi? - le cuestiono mientras la veo picar aquellos tomates que tanto me gustan.
-Tuvo una misión, no regresará hoy hasta las 8, pero siéntate a comer, ¿porque estás tan ansioso? - me sonríe con esa sonrisa que siempre me transmite su amor.
-No tengo tiempo - salgo corriendo hacia la zona de entrenamiento qué hay a las afueras del recinto uchiha. En estos momentos sólo quería entrenar, volverme más fuerte para cuando mi padre regresara, mostrarle cuanto he mejorado.
Al llegar allí, me encontré con la chica extraña de ojos blancos. Estaba llorando, tan patéticamente que sentí repulsión. ¿Cómo alguien tan privilegiado podía ser tan inútil?
De pronto la vi levantarse, corrió directo hacia aquel tronco del centro del campo, y de un solo toque, un toque bastante suave, lo partió en dos.
No quiero admitir que eso me impresionó, quizás no es tan inútil como pensaba.
La observé por unos minutos, que se convirtieron en horas. Hasta que cayó la noche.
Me embeleso la forma en la que movimientos tan suaves y gentiles podían destruir aquellos troncos.
Salí de las sombras y la saludé, después de haberla ignorado durante años.
-Hyuga - eso era un saludo para mí- No sabía que entrenabas aquí.
-U-uchiha -San - la voz débil que salía de ella me exasperaba, otra vez esa mujer débil- p-por favor, n-no diga que me- me vio a-aquí.
Su mano en su pecho y su pose de huida me hizo cuestionarme ¿qué tendría de malo que yo dijera que estaba aquí? Lo que vi fue impresionante para una niña de nuestra edad.
Estoy seguro que, por mucho, era la chica más fuerte de la clase.
-Lo haré, si entrenas conmigo - No podía perder la oportunidad de entrenar con alguien tan diferente a mi, quizás podría ser interesante.
-¿P-p-por q-que...- su manera de tartamudear es fastidiosa.
-Eres fuerte, siempre querré pelear con alguien fuerte. Mañana después de la escuela. Detesto los retrasos. Si no vienes le contaré a todos lo que vi - le di la espalda y me adentré al bosque. No quería tener que obligarla, pero no conocía otra forma de convencerla.
Al llegar a casa mi padre e Itachi habían regresado.
Durante la cena le comenté mis calificaciones, pero no dejaba de preguntarle a Itachi sobre que había estado haciendo durante el día.
Había faltado a una reunión importante del consejo uchiha.
Otro que no valora lo que tiene.
Me levanté de la mesa y me dirigí a mi cuarto, no quería escuchar la discusión que tenían.
Recientemente Itachi había estado de mal humor, huyendo de sus responsabilidades con el clan. Papá estaba molesto con el todo el tiempo, diciéndole que, si era una rabieta por la adolescencia, tenía que terminar, como primogénito del líder no podía permitírselas.
Escuche a alguien tocar a mi puerta.
-Sasuke- allí estaba mi hermano recargado en el marco de la puerta- lamento que papá no viera tus notas. Te felicito, son excelentes.
-Gracias nii-san. Deberías dejar de causarle problemas - vi si rostro tornarse triste ¿qué estaba pasando con el este día? - ¿cuándo volverás a entrenar conmigo?
-No tengo nada más que enseñarte, eres mejor que yo con los Shurikens y eso que aún no tienes el sharingan- su posición en el marco de la puerta no se movió ni un poco, miraba sus pies.
-¿Cuándo lo tendré? Quiero ser tan fuerte como tú y papá - Itachi había despertado el dojutsu en la tercera guerra mundial shinobi de hace algunos años. No sabía muy bien cómo.
-Pronto - me dijo de forma seria acercándose a mí, toco mi frente con dos se sus dedos. Un gesto que había denominado "poke".
-Nii-san- le hice un puchero, el solo se rio de mí.
-Descansa, Sasuke.
Abandono la habitación dubitativo. Yo sólo tenía algo en mente... ¿Cuánto tiempo es "pronto"?
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A la mañana siguiente seguí la misma rutina.
Me levanté de la cama y me vestí. Desayuné rápidamente con mi familia y saludé al señor mileni al salir del recinto Uchiha.
Era mi rutina del día a día.
La única diferencia fue que esta vez, fui yo quien saludó a la hyuga.
Ella se sorprendió por mi acción, pero estaba emocionado por verla más tarde y probar nuestras fuerzas.
Sin embargo, mi gesto no pasó desapercibido para los demás.
La rubia y la pelirosa hicieron un alboroto, la escuchaba decir: "Sasuke salúdame a mí también" o "ella que tiene de especial para que la saludes".
Lo único importante es el poder y para mí, ella lo tiene.
Al terminar las clases nos encontramos en el lugar acordado. Llego tarde, lo cual era imperdonable.
-Llegas tarde- le dije irritado. Hubo una razón para comentarle mi repulsión por la impuntualidad y era que no me hiciera perder el tiempo.
-L-lo sie-ento. N-No p-podía escapar de... S-Sakura-San e I-ino-san. - esas ineptas. Seguro la acosaron con preguntas sobre lo que pasó en la mañana. ¿Porque tienen que ser tan entrometidas?
-Comencemos- No indague más porque no me importaba. Sólo estábamos aquí para una cosa.
Tenía una ridícula pose de batalla, indicación de que me enfrentaba a un hyuga.
Logro esquivar cada uno de los shurikens que le lanzaba.
Es bastante ágil, se nota que su padre no ha perdido el tiempo con ella.
Decidí enfrentarla cuerpo a cuerpo.
Al ser hombre mi fuerza debía ser superior.
Sin embargo, golpeó con su palma un punto en mi brazo y lo dejó inmóvil.
-¿Qué hiciste? ¿C-como... como hiciste eso? - estaba sorprendido. No tenía idea de que algo así se pudiera hacer.
-B-bloqué tu punto de chakra, en este momento n-no fluye chakra hacia t-tu b-bra... - me miró y después desvió la mirada. Era determinada al pelear, pero al hablar era como un ratoncito indefenso.
-Entiendo, Tus ojos te permiten ver mi red de chakra. Eso es trampa - No quería mostrarle lo impresionado que estaba.
Era un Dojutsu realmente genial. ¿El Mío sería igual?
-L-lo s-siento. C-creí que, q-que querías que te mostrará m-mi habilidad Hyuga ..- Solo estaba celoso, pero no lo admitiré..
-Tienes ventaja porque aún no tengo mi sharingan. Ya veremos cómo te va cuando haya despertado. - le sonreí, estaba emocionado- ¿Puedes regresarme la movilidad? - era una sensación extraña. Un peso muerto de mi lado izquierdo, como si no estuviera, pero igualmente pesaba.
-S-sí, tengo una pomada q-que t-te ayudará - saco de su mochila un frasco verde donde guardaba la pomada de la que hablaba. Sinceramente, creí que usaría de nuevo sus ojos para remediarlo.
-Úntala - tímidamente abrió el frasco y comenzó a sobar mi brazo. Teniéndola tan cerca noté que su olor era similar al de mi madre.
Ambas olían a flores dulces y cítricos.
Después de 5 minutos mi brazo comenzó a cosquillear, era buena señal.
-E-eres hábil Sasuke-kun... e-esquivaste l-la m-mayoría de mis a-a-ataques- me dijo como si pensara que necesitaba saber lo bueno que soy.
Obviamente lo sé. Llamo mi atención que me llamara por mi nombre. No lo mencioné.
-Lo se. Pero debí esquivar todos. Seguro Itachi lo haría - Me regañe a mi mismo por decir aquello. No había necesidad de compararme, pero ser mejor que el siempre era mi meta.
-N-no c-creo que u-uchiha-san halla pe-peleado con un hyuga n-nunca - Ella tenía un punto. Al ser de la misma aldea no había necesidad, era algo que podía ser una ventaja para mí.
Esta niña podía ser mi pase a superar a mi hermano.
-Seguirás entrenando conmigo. A la misma hora todos los días - le dije levantándome, mi brazo había recuperado su movilidad en un 90%, suficiente para que nadie sospechara.
-D-de a-acuerdo. Q-quiero s-er m-más fuerte también, p-pero, ¿podrías no s-saludarme en la escuela? A las demás n-no les gusta y ... - entendí a lo que se refería, llamaba demasiado la atención y la seguirían acosando.
-No te preocupes- tampoco me emocionaba que supieran de estos entrenamientos - será un secreto.
Salte por los árboles rumbo al condominio uchiha.
La noche estaba por caer y mamá debería de tener la cena lista. Cuando me encontré en el portón principal no encontré al señor mileni, quien siempre me saludaba y abría la puerta... Me pareció extraño, pero podía saltar la barda.
Al subir, una imagen sumamente sangrienta se presentó ante mí.
Decenas de cuerpos bañados de sangre sobre la acera.
Y allí estaba, el señor mileni sobre un charco rojo oscuro.
Me acerqué a él para revisar si acaso podía ayudarlo.
Pero era muy tarde. La herida en su cuello era delgada, una línea perfecta y profunda.
Fue hecha por una espada.
Pude notar la misma herida en los demás, uno tras otro...
Entonces me di cuenta ...
-No puede ser ...- corrí lo más rápido que pude.
Nunca el camino a casa se había hecho tan largo.
La vista a mi alrededor no era para una postal.
De las casas de mis vecinos salían ríos carmesí y
el olor intenso del ambiente, ese olor peculiar de la sangre en cantidad ,era vomitivo.
Eso quería hacer: vomitar, pero no por el olor, si no por el terror de lo que fuese a encontrar en casa.
Me acerqué a la puerta de entrada. Abrí con suma cautela pues se escuchaba ruido dentro. ¿Estaría el culpable aquí?
Tenía que huir, buscar a ayuda... yo sólo era un niño después de todo.
-Sasuke - escuche a Itachi dentro, quizás él había atrapado al asesino.
-Niii-san, algo terrible pasó y ...- entonces los vi, a mis padres en el suelo rodeados de aquel líquido rojo. Y lo vi a él, con su espada ensangrentada.
Aquella que mi padre mandó forjar para el cuándo se convirtió en jounin.
Aquella con la que a mis padres les habían desgarrado la garganta.
Aquella con la que seguramente me aniquilaría a mí.
- ¿Q-Que hiciste nii-san? - Las lágrimas brotaron de mis ojos, por el miedo, por la tristeza.
Por todo.
Por imaginar a mi hermano degollando a mi familia, imaginarlo asesinándome a mí.
-Tranquiló Sasuke, no te haré daño- su voz sonaba llena de soberbia y altanería, me hablaba con desprecio. ¿Este era mi hermano?
No, no podía ser.
- ¿porque lo hiciste Itachi?- Le grite porque tenía miedo, porque no quería que viera mi cobardía.
-Para medir mi fuerza - "Lo único que importa es el poder", era obvio que él era el más fuerte de los Uchiha, no necesitaba probarlo ¿porque hacer esto?- Padre siempre decía que yo era un prodigio. El mejor Uchiha. Lo corroboré cuando todos estos inútiles no pudieron hacerme frente... Así que sólo quedas tú.
- ¿Yo? ¿Qué quieres decir? -me paralice, mis piernas no respondían, piernas inútiles. ¡Corran!
-Huye Sasuke, Vive una larga vida llena de miseria y Búscame cuando tengas estos ojos. Ódiame con todo lo que eres... y cuando seas tan fuerte como yo ... entonces peleare contigo.
Mi mirada se posó en sus ojos, no era el patrón que había visto antes.
Eran diferentes, como una especie de espiral formada por tres líneas.
Y entonces lo vi... lo vi todo.
Todas las atrocidades cometidas por mi hermano.
Al señor mileni saludándolo para luego ponerse detrás de él, rebanarle el cuello y usarlo como escudo.
A los presentes poniéndose en posición de pelea, pero no pudiendo hacer nada más que morir.
Los vi caer uno a uno hasta que... sólo quedaron mis padres.
Vi claramente la espada de mi hermano sacar sangre del cuello de mi padre, vi la tristeza en su rostro través de los ojos de Itachi.
Tristeza que al igual que a mí, lo paralizo.
Era más parecido a él de lo que mamá decía.
Escuche a mi madre rogarle que se detuviera, para después suplicarle que me perdonara... quizás eso había sido lo que motivó a mi hermano a dejarme con vida.
Y luego vino lo peor, vi como lentamente se apagaba la luz de los ojos de mi madre... vi en su rostro como se le escapaba la vida.
Y todo era…como si yo mismo lo estuviera haciendo...
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Desperté en aquella cama incómoda, la cual supe inmediatamente que no era mía.
Entreabrí mis ojos para ubicar el lugar.
Una habitación pequeña y blanca donde se escuchaba una televisión en el fondo.
No necesitaba ser el genio que soy para saber que es un hospital.
Me levante con cuidado, note que no estaba herido ¿Que hacia aquí?
-Sasuke-kun - Un cuerpo delgado se abalanzó sobre mí, abrazándome fuerte- lo siento mucho Sasuke-kun.
Sentí un golpe de realidad en mi estómago.
Todo volvió a mí, haciendo me retorcer sobre ella.
- ¿Cuánto tiempo llevo aquí? - fue todo lo que pude decir. Las lágrimas comenzaron a salir sin control de mis ojos.
- 10 días. Al parecer estuviste en un genjutsu muy poderoso... - ¿genjutsu? Una esperanza entró en mi ser, quizás todo aquello había sido una ilusión. - creí que te había perdido sasuke, cuando dijeron lo que le ocurrió a tu familia sentí horror y solo corrí hacia aquí para verte ...
-Cállate - sus palabras estaban llegando como golpes a mi pecho.
Aquello fue real, Itachi de alguna forma logro transmitirme sus recuerdos.
Eso ojos... mis padres ... de nuevo el llanto incontrolable volvió. Dolía demasiado.
Sakura volvió a rodearme con sus brazos. Sentía sus lágrimas mojar mi hombro.
Me sostuvo de no caer.
A pesar de ser una niña débil, pudo ser de ayuda en ese momento.
No dejaba de repetir que lo sentía, hasta que un ninjamedico se acercó a mí para explicarme lo ocurrido.
Efectivamente, lo que me había dejado inconsciente tanto tiempo había sido provocado por un genjutsu sumamente poderoso, el cual sólo un usuario del mangekyo sharingan podía ejecutar.
Lo llamo, tsukuyomi.
Mi hermano había sido el primero en muchas generaciones capaz de activarlo y ,al parecer, esperaba que yo lo hiciera también.
El funeral que se preparó para todo el clan, había sido algo sin precedentes en la aldea.
Sólo esperaron a que yo despertara para llevarlo a cabo.
Hubo un bello discurso de parte del tercer hokage sobre cómo la policía de konoha hizo un excelente trabajo protegiendo la aldea, e hicieron un homenaje al líder, mi padre.
Conmovedoras palabras de parte del señor feudal sobre la pérdida irreparable para el mundo shinobi y como se comprometían a proteger al único sobreviviente de aquella catástrofe.
"Todos estamos con el pequeño Sasuke... compartimos tu dolor"
Flores y cantos se escuchaban todo al rededor, para ser proseguidos por veinte minutos de silencio.
Veinte minutos eternos de un silencio atroz que desgarraba el alma.
Prepararon un terreno grande que está detrás de nuestro recinto, para crear el cementerio Uchiha.
Cientos de tumbas serían el nuevo hogar de aquellos inertes cuerpos que alguna vez llame familia.
Todos descansando bajo lápidas color blanco marfil con el símbolo del clan grabado encima.
Todo realmente precioso si lo piensas, salvo por el hecho de que me había quedado solo, llevando la maldición de ser el único uchiha en konoha.
El que "había quedado vivo", solo por el capricho de su hermano.
Condenado a la soledad que era crecer sin una familia, sin ningún apoyo.
La única persona que conocía en aquella condición, era el rubio de mi clase.
Mi futuro no lucio muy alentador.
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Regresar a la escuela fue especialmente abrumador.
Sakura no dejaba de estar encima mío diciéndome lo mucho que le gustaba traerme el almuerzo todos los días, que siempre que quisiera podía pasar a comer a su casa.
Luego ver a su amiga tratar de hacer lo mismo era ya la rutina del día a día.
-Deberías darle este a naruto - le sugerí a la rubia.
No era necesario tener dos almuerzos y a pesar de que él estaba solo mucho antes que yo, nadie parecía prestarle atención.
-Lo prepare especialmente para ti. Dile a la frentona que le dé el suyo - fastidiosa, era realmente fastidiosa.
-Sasuke-Kun prefiere el mío, Ino cerda. Ya te dijo a ti que se lo dieras - debo admitir que verlas pelear se había convertido en lo mejor de mi día.
Me hacía olvidar la miseria.
Miré hacia el frente del salón, vi salir a la chica de ojos perlas detrás del rubio. Parecía perseguirlo. Quizás si había alguien que le prestaba atención.
Recordé que la última vez que la vi fue antes de la tragedia de mi clan.
Quizás si no hubiese estado con ella no estaría ahora con vida.
Gracias a eso tenía la oportunidad de vengar a mi clan, y , para eso, iba a necesitar su ayuda.
Al finalizar las clases la espere en el camino que sabía que se toma para la mansión hyuga, ellos eran como la realeza de konoha.
La intercepte en medio del camino.
-Hyuga - el rostro de ella fue el de alguien que vio un fantasma. -Tenemos algo pendiente.
Ahora cuando llegaba al salón, lo hacía más temprano de lo usual, no tenía nada que hacer en casa.
Cuando ella llegaba, tímidamente se sentaba en su lugar sin mirar atrás, por lo que no había más saludos de buenos días.
-Sasuke-kun, l-lamento lo ...- si escuchaba una vez más las condolencias de alguien me explotaría la cabeza.
-Necesito que sigamos entrenando, ¿Puedes hoy? - pareció comprender lo que quería o más bien, lo que no quería. Asintió con la cabeza. - sígueme.
De nuevo en aquel baldío donde entrenábamos comencé a atacar la sin aviso.
No quería hablar, no quería pensar, sólo atacar por instinto.
La sentí tensarse, podía sentirla medir sus golpes.
Detestaba aquello.
La ataqué con mucha rabia, como si fuera la culpable de todo lo ocurrido.
Una patada en el tobillo, otra en el hombro, un puñetazo en el estómago... la escuche toser, intensifique mi ataque, sentí arder mis ojos, los sentí empañarse por el cansancio, por el sudor ...
-Sasuke-kun! - me sostuvo para evitar que cayera, el dolor en ambos ojos era insoportable y no podía distinguir nada.
- Mis ojos ...- los cubrí con mis manos buscando protegerme del dolor.
-T-tus o-ojos son r-rojos...- mire hacia donde escuche su voz.
La veía borrosa pero lo que dijo me hizo comprender...había despertado el Sharingan.
-Ayúdame - me sujete de su cuerpo como punto de apoyo.
Nos sentamos utilizando el árbol para recargar nuestras espaldas.
Hubo un silencio largo, no había mucho que decir.
Agradecí internamente su ayuda a pesar de que había sido demasiado rudo con ella.
-A-ahora, p-podrás hacer t-trampa también - dijo con cierta gracia en su voz.
Recordé que le dije que usar su dojutsu era trampa .
Tenía razón, estos ojos me darían ventaja.
-No puedo esperar a ponerlos aprueba contra ti - ahora será una pelea más justa. - ¿Porque habían despertado justo ahora que mi padre no podía saberlo?
Las podía sentir, lágrimas salir de mis ojos.
-L-la p-primera vez que, que comprendí q-que mi madre ya no estaba, f-fue cuando cociné sola por p-primera vez - su cálida voz logro captar mi atención - s-supe que ella No estaría en los m-momentos importantes p-para mí.
-No sabrá lo fuerte que llegaré a ser - ella parecía entenderme, alguien con quien podía compartir este sentimiento.
Limpie aquellas gotas de mis ojos, quizás no estaba tan sólo como pensaba.
-Y-yo no creo eso, e-eres un prodigio. E-estoy segura que ellos lo sabían - me sonrió y me extendió un onigiri.
Lo acepté y comencé a comerlo.
Era delicioso, incluso mejor que los que hacía mi madre.
-Seguro tu madre estaría feliz de saber que cocinas tan bien - se sonrojo y siguió comiendo. - ¿Puedes traerme comida cómo está a los entrenamientos?
-Eh!?- hizo una expresión divertida, pero pareció pensarlo un momento - c-claro S-Sasuke-kun.
Al estar aquí tan cerca de ella pude percibir su olor, el olor de mi madre. Era doloroso, pero a la vez reconfortante.
Pasamos el resto de la tarde conversando sobre cómo era el vacío de la muerte, hasta que ella tuvo que marcharse.
Yo no tenía ningún lugar al que ir.
Camine por las calles vagando, pensando en mi familia. Miré hacia el frente y pude notar que Naruto estaba sentado en aquel columpio frente a la escuela.
Si hacía aquello desde siempre no lo sabía.
¿El sufría lo mismo que yo? No, imposible.
Él nunca ha tenido familia, no sabe lo que es perderla.
Me di la vuelta y me dirigí a lo que era mi nuevo hogar.
Un pequeño departamento sobre la oficina de correos.
Cada día, durante los siguientes 5 años, se repetiría la misma rutina.
Escuela-entrenamiento - apartamento - pesadillas.
No dejaban de perseguirme cada noche aquellas escenas violentas mostradas por Itachi.
Alimentando más y más mi sed de venganza.
Porque de algo estaba seguro, me vengaría. Aunque tuviese que perder mi alma en el camino.
Odiaba a Itachi-Uchiha y haría lo que fuera por aniquilarlo.
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Bueno fin del capítulo. ¿Qué les pareció? Quise indagar un poco en cosas que no se hablan en el anime como el hecho del funeral, donde enterraron a los Uchiha y como sus compañeras mostraron su apoyo.
Si te gusta dale estrellita me motivas a seguir con la historia.
Aburiño
