Anillo sin par
Capítulo catorce
Kohaku caminó lentamente aun con su vestido de novia hacia la avenida donde podría encontrar más rápido un taxi, sin molestarse en ir por su ropa normal, todavía sin terminar de asimilar lo que acababa de pasar, sin poder sentir siquiera los latidos de su corazón, caminando solo en automático, con la mirada perdida, arrastrando los bordes blancos de ese hermoso vestido por la suciedad de la calle.
No parpadeaba, casi no respiraba, solo podía caminar, solo podía alejarse de todos, como si eso pudiera ayudarla a alejarse del dolor que se estaba extendiendo por su pecho hacia todo su cuerpo.
La gente a su alrededor la miraba con confusión, algunos llegaron a preguntarle si estaba bien, pero ella solo siguió caminando hasta que finalmente pudo pedir un taxi y, con voz muy baja y susurrante, le indicó la dirección.
Cuando por fin llegó a su casa, finalmente la realidad terminó de hundirse en ella mientras levantaba con mucha lentitud una mano hacia la manija de la puerta.
Envolvió su mano en el frío metal, y solo entonces sintió el peso de la realidad, solo entonces las lágrimas comenzaron a desbordarse imparables.
Ni siquiera pudo entrar, se derrumbó en el piso frente a su puerta y comenzó a sollozar mientras aferraba sus puños a la tela blanquecina de la falda, rasgando el delicado encaje con sus uñas, cerrando los ojos con fuerza debido al dolor que provocaba el ardor de sus ojos, debido al inmenso peso y estruje de su pecho.
¿Cómo era posible que su corazón pudiera seguir latiendo aun con todo este dolor? ¿Cómo era posible que alguien pudiera respirar aun sintiendo que la vida se le escapaba con cada bocanada de aire?
¿Cómo era posible que algo así le estuviera pasando a ella?... ¿Por qué la vida tenía que ser tan cruel?...
Se quedó allí sentada llorando hasta que su hermana llegó de pronto, con el rostro empapado en lágrimas.
Kohaku la miró sin sorprenderse. Seguramente Byakuya le había avisado, porque era una persona demasiado buena, incluso aunque ya no volverían a verse nunca más.
—Ruri-nee… —Su voz estaba irreconocible, tan rota que ya no fue capaz de decir nada más, simplemente extendió un brazo hacia su hermana, que sollozó y se arrodilló para envolverla en sus brazos.
Kohaku pudo seguir llorando a gusto, todavía sintiendo el corazón destrozado, pero al menos sintiéndose un poco mejor de ahora estar acompañada.
Luego de un rato, su hermana la acompañó adentro y la ayudó a quitarse el vestido de novia roto y sucio, y Kohaku intentó no pensar en que probablemente ya nunca volvería a ponerse un vestido de novia mientras se despojaba de esa tela que hace tan solo unas horas tanta ilusión le despertó.
Se metió a bañar con ayuda de su hermana, que la atendió como si todavía fuera una niña pequeña, intentando sonreír mientras le contaba cosas de su hijito Ruchiru, mientras Kohaku la escuchaba con sus lágrimas todavía cayendo, pero ya sin temblar, ya sin sollozar, inerte como una rosa marchita.
Al salir de la ducha, ya las lágrimas se le secaron, pero solo pudo acostarse en su cama sin hacer ni decir nada.
Ruri se quedó a su lado, abrazándola, acariciando su cabello, prometiéndole que todo estaría bien, que esto era solo… una mala experiencia… que el dolor pasaría.
Solo al día siguiente Kohaku se atrevió a hablar mientras contemplaba el té que su hermana dejó para ella, sin tocarlo.
—Sabía que había posibilidades de que… no fuera él… —susurró con voz queda, con los ojos secos, pero la voz todavía rota y empequeñecida—. Sabía que no era seguro, pero… yo… de verdad me enamoré… pensé… que sí era él.
Ruri la miró con tristeza.
—Creí que… que era afortunada. —Su boca se sentía seca, pero ni así quería tocar ese té—. Creí que los dos lo éramos… pero nos equivocamos… Ahora él… él estará con la persona que verdaderamente lo hará feliz… —Su voz tembló—. Y yo… seguiré… buscando o… me quedaré sola, pero… al menos ya no lo voy a retrasar… Al menos él sí está con la persona correcta… —Sorprendentemente, sus ojos volvieron a aguarse y las lágrimas volvieron a amenazar con caer.
Ja, y ella que pensó que ya no le quedaban lágrimas…
Ruri cerró los ojos con pesar y fue incapaz de decir nada.
¿Qué decir ante algo tan horrible?
Solo le quedaba apoyarla.
Cuando Kohaku se negó a comer nada todo ese día y al día siguiente también, Ruri le suplicó mudarse a vivir con ella un tiempo hasta que se sintiera mejor, demasiado preocupada de que hiciera algo terrible por la tristeza. Kohaku le aseguraba que solo necesitaba tiempo, pero le dijo que sí aceptaba irse a vivir con ella, pero solo si la dejaba pasar una noche a solas en su departamento.
Aunque dudosa, Ruri decidió darle su espacio y le prometió volver al día siguiente.
Kohaku no quería preocuparla, pero había algo que necesitaba hacer.
A medianoche, sin poder dormir, tomó su celular y marcó el número de Senku.
No le sorprendió que él contestara al instante.
Tampoco le sorprendió que no dijera nada.
—Tenía el presentimiento… de que tampoco estarías durmiendo… —susurró, con una sonrisa amarga.
Él no dijo nada.
—Yo… Sé que… también sentías… algo por mí… —dijo con voz temblorosa, intentando no volver a quebrarse—. Sé que no querías lastimarme… pero los dos sabíamos que esto podría pasar, los dos sabíamos que no era seguro… y ahora… tú al menos encontraste a la persona correcta… y yo estoy feliz por ti… yo quiero que tú… —Su plan de no desmoronarse no estaba funcionando, sentía que su corazón se caía a pedazos—. Quiero que seas feliz…
Él siguió sin decir absolutamente nada.
—Solo… Quiero pedirte algo… —murmuró, sintiendo que ya no podía soportarlo—. Por favor, por favor… ya nunca me busques… nunca… nunca vengas aquí y… solo… no quiero… No quiero tener que volver a verte… por favor… —le suplicó, sabiendo que no soportaría tener que verlo, no después de todo lo que vivieron, no después de saber que toda esa felicidad fue un simple error.
Oyó su respiración, temblorosa y rota, lo escucho tratar de decir algo, pero las palabras no le salieron, y una parte de ella lo agradeció.
—Adiós, Senku…
Finalmente, le colgó, y se permitió seguir llorando por él, preguntándose qué fue lo que tuvieron para que le doliera tanto, tanto el corazón.
Si todo eso no fue amor, entonces ¿qué fue?
.
Senku tenía una manera bastante particular de sufrir.
Simplemente mantenía el pico cerrado, se ponía a trabajar y hacía como si nada pasara.
No obstante, cuando pasaron cuatro días sin que se molestara ni en comer ni en dormir, Byakuya tuvo que arrastrarlo a un hospital, ya que no quería hablar con nadie, o solo hablaba con monosílabos o directamente los ignoraba.
Le recomendaron descansar, algunas vitaminas y otras cosas, pero Senku al salir del hospital se fue derechito a seguir trabajando, aunque ahora no se saltaba las comidas, pero dormía solo muy pocas horas.
Luna estaba molesta con la situación, porque Senku nunca la dejaba verlo. Byakuya y los demás le explicaron que necesitaba tiempo, y ella claro que entendía, pero al pasar las dos semanas ya se estaba impacientando y no es que no tuviera buenas razones.
—No hemos tenido ni una sola cita para conocernos… —se quejaba, cenando en compañía de Byakuya y Lillian que sí querían conocerla más—. No se supone que sean así las cosas entre almas gemelas. Se supone que debemos pasar tiempo juntos, enamorarnos, casarnos y ser felices para siempre. —Sus ojos se iluminaron de solo pensarlo.
Byakuya y Lillian intercambiaron miradas, pero no dijeron nada.
—Bueno, Luna… debes entender que Senku sufrió una grave… equivocación… —No le gustaba decirlo así, pero no tenía otra palabra—. No es algo tan común, pero es algo que podría haberle pasado a cualquiera, debes ser comprensiva.
—¡Y lo soy! No quiero molestarlo ni nada, pero ¿cómo se supone que voy a ayudarlo y vamos a ser felices si ni siquiera me da la oportunidad? —Agitó las manos frenéticamente.
—Debes entender… que él de verdad llegó a enamorarse de Kohaku, fue mucha la desilusión que sufrió…
—No, eso no puede ser, él no puede enamorarse de ella, porque ella no es su alma gemela —insistió Luna—. Eso no era amor de verdad. Todos saben que solo puedes ser feliz con tu alma gemela. ¿No? —Byakuya y Lillian volvieron a intercambiar miradas en silencio—. Qui-quiero decir, quizás solo se ilusionó, pero ahora que sabe que soy la verdadera, debería alegrarse. ¡Lo salve de un gran error!
—Luna, entendemos que te sientas así, pero es difícil —insistió Byakuya, luciendo muy cansado y desanimado—. Senku necesita tiempo, debes respetarlo.
—Pero ¿cuánto? Yo también estoy triste por lo que pasó, deberíamos superar esto juntos, no separados. —Hizo pucheros—. Además, tenemos que casarnos pronto y decidir dónde vamos a vivir, sí aquí en Japón o en Estados Unidos, y tengo que hacer mucha planeación, hablar con mi familia, comenzar a preparar lo más importante que es mi vestido de novia y…
—Lo entendemos, pero espera… solo un poco más, hablaremos con Senku, pero presionarlo solo empeorara las cosas —dijo Byakuya mientras Lillian insistía.
—Muy bien… seguiré esperando. Al menos lo peor ya paso y llegue antes de que se casara con esa otra mujer. —Comió el último bocado de su cena y se dejó caer desanimada contra el respaldo de su silla.
Al día siguiente, Byakuya fue a hablar solo con Senku, sin querer presionar mucho, pero sabiendo que no podía seguir así.
Lo encontró trabajando diligentemente en algunos cálculos, en medio de una llamada con un científico extranjero, por lo que simplemente se sentó ahí y esperó a que acabara su llamada.
Espero unos quince minutos, y por fin Senku acabó su llamada, anotó algunas cosas y lo miró con cansancio.
—¿Qué pasa?
—Senku… tenemos que hablar de tu situación… tu situación amorosa…
Su mirada se llenó de amargura mientras apoyaba los codos en el escritorio.
—Yo sé que… será difícil, pero es necesario. Debes seguir adelante y así te darás cuenta de que…
—¿Qué? —Lo interrumpió, riendo secamente—. ¿Me daré cuenta que solo perdí mi tiempo con Kohaku?... —Sonrió ladinamente, con ojos vacíos.
—Claro que no perdiste el tiempo… —Byakuya suspiró—. Lo que vivieron… será un bello recuerdo… algo que será parte de sus vidas, de quiénes son, y no es nada malo, simplemente… no estaba destinado a ser…
Senku perdió la sonrisa y miró lentamente al techo.
—Si Luna no hubiera aparecido… yo habría sido feliz con Kohaku —susurró lentamente, sorprendiendo a Byakuya, porque esta era la primera vez que hablaba del tema desde que se separó de Kohaku.
—Puedes pensar eso ahora, pero el anillo…
—Sí, sé todo lo que se dice del anillo. —Se levantó de su escritorio y le dio la espalda—. Pero lo sé.
Byakuya bajó la mirada por un momento, pensativo.
—Si lo sabes… entonces no deberías dudarlo…
Senku, totalmente sorprendido, volteó de golpe a verlo con los ojos muy abiertos.
—¿De qué estás hablando? Tú eres el mayor defensor del anillo, siempre me has dicho que cuando conociera a mi enlazada sabría lo que es el amor y todo ese tipo de mierdas. —Lo miró amargamente.
—Sí, pero… —Sonrió tristemente— quizás haya forma de que sea algún malentendido… la realidad es que ninguno de ustedes vio su propio anillo formarse, y sé que sería poco probable que Luna se equivoque, pero… tampoco es que sea totalmente imposible.
Senku bajó la cabeza.
—Lastimosamente, las probabilidades están a favor de Luna… no puedo negar eso, por más que no me guste. Siempre he sido pragmático, confió en los números, en los porcentajes, pero…
—Entonces, si quieres confiar en los números, dale a Luna su oportunidad, conócela, comprueba si ustedes funcionan… pero recuerda esto —Lo miró fijamente— la última palabra la tiene tu corazón.
Senku no dijo nada, así que Byakuya le sonrió en señal de apoyo una última vez antes de retirarse.
Continuará...
Holaaaa :D
Aquí un nuevo cap! Y como siempre tienen el siguiente capitulo ya listo en Patre0n! ;D
Todo gracias al patrocinio de Iza Ap!
Recuerden que con su suscripción a Patre0n pueden pedirme el fic q deseen OwO
Creo q ya no queda mucho para q este fic termine :'D
Ojala q les haya gustado!
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
