EL PERDEDOR
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Historia sin fines de lucro.
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- ¡Vamos Ranma! ¡Levántate! - Lo "animó" Ryoga después de dejarlo por séptima vez en el suelo. - ¡Vamos Ranma! ¡pensé que eras mejor que esto!
Ranma bufó como un toro furioso, se levantó del suelo limpiándose el labio roto y dando un grito de pelea corrió hacia el chico cerdo, quien, sin esfuerzo, esquivó y terminó por patear la espalda de Saotome, mandándolo en el acto, de nuevo al suelo.
- Sabes que Ranma, creo que es suficiente, no soy tan malo y estoy despuesto a dar esta batalla por ganada, así no tengo que humillarte tanto.
- ¡Maldito cerdo! - Se levantó de nuevo con aún más decisión, pero Hibiki lo volvió a esquivar.
- Adiós Ranma, fue un gusto combatir contigo en tus buenos años, ahora que soy más fuerte que tú y que oficialmente tengo el derecho de ser el prometido de Akane, no creo que debamos volver a pelear, sería inútil. - Dijo pedante viendo como Ranma escupía la tierra de su boca. - Si no es mucha molestia, dile al señor Tendo que vendré esta noche a pedir formalmente la mano de Akane.
Cuando Ranma se levantó del suelo, le temblaba la quijada del coraje y la frustración, desde sus tiempos de adolescente, nadie lo había vencido. Con pasos temblorosos regresó a su habitación, estaba decidido a empacar e irse de viaje de entrenamiento.
Desde el comedor, Kasumi lo miró preocupada pensando en que debería hacer.
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- ¡Akane! - Saludó a la chica con alegría. Akane por su lado observó con curiosidad como la cocinera cargaba con una caja de cartón saliendo de la propiedad del dojo. - Que bueno que llegaste, justo a tiempo para despedirnos como es debido, al final de cuentas, creo que somos como una especie de amigas, ¿no?
- ¿Te vas a mudar? - Preguntó sin comprender, la cocinera rio un poco.
- Bueno, ahora que Ranma ya no es tu prometido, irá conmigo y viajaremos vendiendo okonomiyakis.
- ¿De qué hablas? - Esta vez dijo molesta intentando entrar en la propiedad Tendo.
- Lo que pasa es que…
- ¡Con permiso! - Gritó "educadamente" la chica que salía cargando con otra caja. - Akane, que bueno que ya estar en casa, Shampoo está segura de que ahora que Ranma irá conmigo a China no tendrá tiempo ni de responder cartas, así que por esta ocasión Shampoo permitirá que Ranma se despida.
- ¿Qué? - Dijo más confundida.
- ¡Estás loca Shampoo! - La interrumpió Ukyo. - ¡¿Y a dónde llevas eso?! ¡Las cosas de Ranma me las llevo yo! ¡Él se irá conmigo!
Ambas prometidas siguieron peleando, Akane sin entender nada entró en la propiedad.
- Ahora que mi Ranma irá a vivir a la mansión y saldrá de este cuchitril, tendré que encargarme de comprarle cosas nuevas. - Aseguró Kodachi a su hermano. - Sasuke, apunta.
- Si señorita.
- Ropa, calzado, equipo adecuado de entrenamiento, también hay que contratar al mejor entrenador de la ciudad, ¡ah! y un buen nutriólogo porque mi pobrecito está tan desnutrido debido a las penurias que ha pasado en este lugar.
- Hermana, debes estar realmente loca si piensas que aceptaré a Saotome en la distinguida casa Kuno, solo permite que comience mi turno y en cuanto lo venza me llevaré a Akane Tendo de este austero lugar. - Ambos hermanos estaban hablando en el comedor, como si fuese la recepción de un hotel.
Akane quiso preguntar qué era lo que ocurría, pero como sabía que los hermanos Kuno estaban locos y lo más probable que sucediera si la veían sería o atacarla u hostigarla, decidió pasar de largo y subió las escaleras.
Mientras subía, escuchó un fuerte golpe y asustada aceleró el paso. Al llegar al pasillo de habitaciones, vio a Soun y Genma asomados al cuarto de Ranma, metros más lejos Kasumi y Nabiki intentaban ver qué pasaba desde un sitio más seguro.
- ¿Pero que... - intentó decir, antes de escuchar los gritos de júbilo de Mousse dentro de la habitación.
- ¡Lo logré! ¡Si, lo logré! ¡Vencí a Ranma! ¡Ahora soy el prometido oficial de Shampoo! ¡Shampoo mi amor ven a mis brazos! - Acto seguido saltó por la ventana rota a buscar a su amor.
Akane tan pronto vio la escena sintió que la sangre ebullía en su cuerpo, Ranma estaba sobre el suelo, no estaba inconsciente pero apenas y se mantenía con los ojos abiertos, sus manos temblaban intentando apoyarlas en el suelo y levantarse. Enseguida apartó con rabia a sus progenitores de la entrada y corrió hasta él.
- ¡¿Qué demonios pasa con ustedes?! ¡¿Por qué dejaron que peleara?!
- ¡Él insistió! ¡No nos permitió entrometernos!
- ¡¿Son tontos acaso?! ¡Él es un idiota que no sabe lo que es...
- ¡Ha llegado mi turno de vencerte Ranma Saotome! - Gritó Kuno entrando en la habitación, se puso en posición de ataque con su boken por enfrente.
- ¡Estás demente! ¡Lárgate Kuno! ¡Ranma no peleará!
- A-apártate... Akane... lo venceré de un... un solo... movimiento... yo... - "Revivió" Ranma de pronto.
- ¡No! ¡Tú nada! ¡Imbécil descerebrado! - Lo regañó tomándolo del brazo cuando notó que sacaba fuerzas de quien sabe dónde para levantarse.
- ¡Listo o no, allá voy! - Gritó Kuno perfilando un ataque sin piedad, Akane, pensando con mente ágil, detuvo el ataque con su propio paraguas que hasta el momento no había notado que aún cargaba. - Pe-pero linda Aka... - La chica Tendo, enfurecida, le dio un inesperado y rápido golpe al kendoista en la cabeza y este quedó inconsciente.
- Maldición... ¿es que acaso tengo que arreglar todo yo? - Preguntó tanto a Ranma como a sus padres.
- Si. - Respondieron a coro Genma y Soun.
- Akane... recuerda que yo... - Apoyó una rodilla al suelo el joven Saotome - Yo soy el máximo expone...
- ¡Silencio Ranma! - Le gritó. - Me importa un reverendo cacahuate tu estúpido título. - Lo tomó del brazo y se echó la extremidad masculina sobre sus hombros para ayudarlo a caminar. - Mira nada más como te dejaron, eres tan idiota.
- No me puedes llamar idiota... - Intentó alejarse. - Soy tu su...
- Eres un irresponsable, eso es lo que eres. - Lo silenció obligándolo a caminar para sacarlo de la habitación que estaba en ruinas. - Kasumi, llama al doctor Tofu.
- ¡Si! - La chica corrió acatando la orden.
- Nabiki, organiza a los locos y diles que en un momento bajo a ajustar cuentas con ellos.
- ¿Qué vas a... - intentó preguntar Ranma.
- Nada que te importe.
- Sabes que te va a costar, ¿no? – Preguntó interrumpiendo a los prometidos la hermana mediana con avaricia.
- Si, lo que sea. - Dijo sin más y Nabiki sonrió dirigiéndose a la planta baja.
- ¡Te ordeno que... - Intentó de nuevo Ranma cuando ya lo guiaba por el pasillo.
- Tú a mí no me ordenas nada. - Le "aclaró" la chica, que aunque menuda, tenía una gran fuerza, ahora casi lo llevaba arrastrando.
- ¡Les ordeno que la detengan! - Se dirigió a Genma y a Soun haciendo todo su esfuerzo para que Akane no lo metiera en su habitación.
- Akane, hija... yo creo que Ranma...
- Silencio papá.
- Akane... seguro que Ranma aprecia tu preocupación, pero... - Intentó disuadirla Genma cuando prácticamente arrojó a Ranma sobre su cama y este peleaba para no quedarse acostado.
- Pero nada. - Cortó de tajo aquel discurso. - Ambos, fuera de aquí. – Ordenó a los padres.
- Pero Akane, no puedes hablarle así a tu padre. - intentó ponerse firme Soun.
- ¡Fuera los dos! - Ambos hombres se echaron atrás disculpándose con la mirada por no poder hacer nada.
- ¡Hey! ¡Ustedes dos! ¡No pueden dejarme aquí! ¡Es una orden! - Los gritos de Ranma sonaban como de hombre borracho que no quiere admitir que está ebrio.
- Te quedarás aquí hasta que el doctor Tofu venga a revisarte y solo regresarás a tu habitación cuando todos los locos se hayan ido o cuando quede en condiciones decentes. No volverás a pelear mientras sigas convaleciente o te las verás conmigo.
- ¡Tú no puedes hacer eso! - Reclamó poniéndose de pie poco a poco, su imponente figura hizo sombra sobre la "pobre" Akane quien solo rodó los ojos. - ¡Nadie me dice lo que puedo o no puedo hacer!, ¡soy el patriarca de...
- ¡Métete tu patriarcado por donde mejor te quepa! - Lo empujó y él volvió a caer en la cama. - Desde que Happosai te cedió su puesto te crees la gran cosa, y regularmente no me importa, ¿pero adivina qué, a mi tu patriarcado me viene importando un reverendo pepino mientras estés enfermo, puede que los tontos de nuestros padres te sigan la corriente con eso de que ahora eres la máxima figura del estilo libre, pero yo no. - Se burló.
- No sabes en lo que te estás metiendo. - La "amenazó" con el ceño fruncido, los dientes apretados e incluso los ojos entrecerrados conteniendo algunas lagrimillas de coraje, ósea... estaba haciendo un berrinche.
- Mmm... veamos... ¿Serías capaz de golpearme? - Preguntó con sarcasmo para responderse ella misma. - No. - Se burló. - ¿Acaso serías capaz de humillarme públicamente? ¡No! - Se refirió de nuevo. - ¿Será acaso que el gran Ranma Saotome intentará expulsarme del legado? ¡Por supuesto que no! - Dijo con obviedad y a Ranma hasta le temblaba la mandíbula al pensar que todo lo que ella decía era completamente la verdad, Akane era inmune a cualquier amenaza, él mismo la había dotado de esa inmunidad con su protección, confianza y alianza hacia ella durante todos esos años desde que se conocieron. - Así que ahora, te quedarás acostado mientras yo bajo con esos dementes a arreglar las cosas.
- ¡¿Qué piensas hacer?! - Preguntó exaltado, una cosa era que en el dojo Tendo, Akane estuviera dotada de un liderato natural, pero contra los locos, ¿qué demonios iba a hacer?
- Eso no te importa. - Y salió de la habitación.
- ¡Akane! - Lo escuchó gritar desde dentro, pero no le hizo caso, con todo lo que le había dicho, ni Ranma se atrevía a desafiarla, además ni fuerzas tenía el pobre ridículo patriarca del combate libre.
Bajó las escaleras con paso marcado, tenía tantas cosas que decirles a esos idiotas.
- Así que la plebeya quiere hablar con nosotros. - Dijo Kodachi con burla cuando la vio entrar al comedor.
- Si lo que piensas es persuadir a Shampoo de que no se lleve a Ranma, Akane perder tiempo, Ryoga informar que el mismo Ranma cedió por fin su compromiso con la chica violenta, lo que significa que eligió a Shampoo.
- ¡Claro que no! ¡Me eligió a mí! – Debatió Ukyo.
- ¡Jo, jo, jo, jo, jo! Proletariadas tontas, mi Ranma me eligió a mi.
- Shampoo, no importa ahora lo demás, ¡ya vencía a Ranma y el derecho de prometido es mío! ¡vayamos a darle la noticia a tu abuela y...
- ¡Cállate Mousse! - Lo amonestó la amazona.
- ¡Akane viniste tu misma a decirme que ahora soy tu nuevo prometido! - Declaró Kuno intentando acercarse a ella.
- ¡Cuidado con esas manos demente! - De pronto alguien había aplastado el cuerpo de Kuno. - Perdón por el desorden Akane. - Ryoga acababa de aparecer y se plantó frente a Akane. - Me temo que no debí confiar en nadie y compartirle la noticia sobre mi victoria, ahora tienes a todos estos locos aquí. - Dijo tomándola de las manos lanzándole una mirada acusadora a Ukyo. - Pero ahora estoy aquí para hablar con tú padre sobre el compromiso que... - La última palabra se fue apagando lentamente al notar como Akane apartaba las manos.
- Puedes hablar con mi padre si es lo que deseas. - Ryoga y las prometidas dibujaron una sonrisa en sus rostros, Kuno hizo una mueca de desconformidad y Mousse un gesto de estar pensando si esto le convenía o no. - Pero debes saber que eso no cambia nada.
- Pe-pero yo... yo vencí a...
- ¿A Ranma? - Preguntó de forma cínica. - ¿Y a ti quien te dijo que si vencías a Ranma podrías opinar sobre nuestro compromiso? Eso es entre Ranma y yo, además, ¿qué es exactamente lo que quieres opinar Ryoga? - Preguntó adrede, acababa de reducir su supuesta victoria a una simple opinión y sabía que él, con ese nivel bajo de confianza, no haría nada.
- Ehh... yo... bueno... lo que pasa es que... - Nervioso intentó decir, pero no tenía valor para declararse enfrente de todos y menos con lo que akane acababa de decir.
- Además, no puedo creer lo cobarde que hay que ser para retar a Ranma mientras está enfermo.
- ¡Al diablo que este enfermo! - Shampoo perdió la paciencia. - ¡Todos lo sabemos Akane! ¡El chico cerdo ha estado peleando con Airen por tu mano! ¡Ahora que lo ha vencido, Akane deberá casarse con Ryoga quiera o no! - La señaló.
- Yo no soy de tu tribu Shampoo, no recibo ordenes de nadie, no estoy atada a ningún juicio infantil como ese. Aunque si a esos términos vamos... - Pareció pensarlo. - Yo misma vi como Mousse vencía a Ranma, supongo que te casarás con él.
- ¡Exacto! - Gritó el muchacho medio ciego con emoción. Shampoo infló los cachetes vencida en su propio juego.
- No, Shampoo no acepta tal cosa. - Dijo orgullosa antes de dar media vuelta e irse, la caja de cosas de Ranma que había intentado llevarse quedó tirada en algún lugar del jardín.
- Entonces Ryoga... ¿vas a decir algo o no? por que en caso de que no tengas ni siquiera los pantalones de decirme en persona esa "opinión" tan importante respecto a mi compromiso, no sé en qué concepto deberé tenerte de ahora en adelante. - Lo retó.
- Yo... bueno... yo...
- ¡Dímelo ahora si eres tan valiente! - Demandó.
- ¡Ahhhh! - Se jaló de los cabellos y salió corriendo.
- Mi Ranma de todas maneras vendrá conmigo, necesita atenciones médicas especializadas que ustedes pobretones no pueden darle. - Dijo Kodachi poniéndose de pie.
- ¿Oye Kodachi? Desde que llegué te he visto aquí abajo, ¿realmente has visto a Ranma?
- ¡Claro que sí! ¡Subí a verlo apenas llegué! - Se defendió. - Pero como el ciego quería pelear con él decidí que lo esperaría aquí abajo hasta que terminaran de jugar.
- ¿Y sabes lo que tiene? Supongo que a estas alturas serás inmune.
- ¿Inmune? - Preguntó algo reacia a caer en el juego de Akane.
- Especialmente porque vives con tu hermano, ambos se contagiarían si no eres inmune. Aunque tú también estuviste durante algunos segundos en presencia de Ranma, ¿no Kuno?
- ¿Qué... qué maldita enfermedad ti-tiene ese infeliz? - Dijo nervioso.
- Varicela. Ya saben, esa enfermedad que a todos nos da de niños y que en adultos es cien veces peor. Dolor insoportable, ámpulas por todos lados, que alivio saber que sí tuvieron varicela de niños, ¿o... no? - Cuestionó fingida sorpresa.
- ¡Sasuke! ¡Sasuke! - Kuno tomó de los hombros a su pequeño sirviente y lo agitó de un lado a otro. - ¡Dime! ¡¿Esa enfermedad nos dio ya?! ¡somos inmunes ¿verdad?!
- Pu-pues...
- ¡Habla ya! - Exigió Kodachi.
- No, mis amos, cuando la epidemia de varicela afectó su escuela, ambos niños Kuno se quedaron en casa, a la niña Kodachi le daban asco las ámpulas de sus compañeros y mi joven señor no le convenía llenar sus manos de erupciones que le hicieran perder el manejo de su boken.
- ¡Ahhhhhh! - Ambos gritaron y salieron rápidamente de ahí.
Akane entonces miró a la última chica que quedaba ahí.
- Bueno, a mí no me puedes asustar, yo no le tengo miedo a una tonta enfermedad, es más, si me contagio, vendré aquí, a pasar los malos momentos con mi Ranma para cuidarnos mutuamente. - Advirtió Ukyo, estaba sentada en los almohadones del comedor y cínicamente apoyó sus codos en la madera de la mesa sonriendo.
- Supongo. - Se encogió de hombros como si no le importara. Luego se acercó a Ukyo con malicia. - Pero... ¿qué crees? esta es mi casa, y si a Ranma, un tipo de 1,80, corpulento, heredero del legado de artes marciales más reconocido y poderoso, lo pude arrojar a la cama para que se callara y guardara reposo, imagina lo que haré contigo, ni Ranma podrá hacer que entres a esta casa, estarás sola lamiendo tus propias heridas esperando que tu caso de varicela no sea mortal. - Akane se puso frente a ella sonriendo.
- No te atreverías... - Dijo resentida. - Ranma no lo permitiría. - Negó.
- Ranma puede ser el líder, pero yo soy el cerebro, créeme, ni siquiera se acordaría de ti si yo me lo propongo.
Ukyo se levantó ante la mirada burlona de Akane y se retiró con poca o nada de dignidad sabiendo que tenía razón.
Akane suspiró, sabía que los problemas con los locos no estaban resueltos, pero al menos así, no molestarían en algún tiempo.
Cuando Akane subió a su habitación, Tofu ya estaba con Ranma, le estaba curando algunas heridas relacionadas a los combates que había librado y le daba un "amable" regaño por no obedecer sus órdenes para recuperarse.
- Akane, que bueno que llegas. - Dijo el médico. - Le decía a Ranma que debe descansar. ¿Puedes ocuparte? - Preguntó guardando sus cosas.
- Claro doctor. - Dijo con una sonrisa, Ranma la miraba con mala cara.
- Bien, debo irme y espero Ranma que no abuses de tu condición, aunque no lo parezca es delicado y si no te cuidas tendré que hospitalizarte. - El chico asistió lentamente.
Al quedarse solos Akane lo observó esperando una explicación, Saotome solo volteó la cara. Él intentó ser digno por algunos segundos, después comenzó a intentar rascarse la espalda, cosa que no lograba por el dolor tan intenso de su cuerpo.
- Sabes que no debes rascarte. - Le recordó.
- ¡Akane! ¡ayúdame! - Ordenó señalando la mano rascadora de madera que supuso le habría traído Kasumi de su destruida habitación.
- Podrías pedirlo por favor. - Dijo jocosa.
- Maldita seas, ¡ayúdame por favor! - Cedió tragándose su orgullo.
Akane se tomó su tiempo para caminar hasta el escritorio donde Tofu había dejado un bote nuevo de pomada para la picazón-
- Akane... - Pidió al notar que no le acercaba la mano rascadora.
- Levanta las manos...
- ¿Qué... - No le dio tiempo ni de pensarlo, Akane ya le había quitado la camisa de pijama. - Yo... es... que...
- Sentirás frío. - Sin claudicar puso una buena cantidad de crema sobre la espalda de Ranma y la esparció con sus manos. Al instante Ranma se relajó ante el gran alivio, sin embargo...
- A-Akane... Akane... - intentó apartarse. - Yo no...
- No seas remilgoso, solo es crema.
- Akane... ¿no te... no te desagrada... hacerlo...? - Preguntó quedito.
- No Ranma, no me importa ponerte crema. - Respondió, cuando terminó de hacerlo se puso frente a él y preguntó.
- ¿Aún quieres vengarte de mí por impedirte pelear? - Ranma negó de un lado a otro, su rostro estaba enrojecido por el reciente trato. - ¿Quién lo iba a decir? Que el gran patriarca saliera perdedor ante un miembro de rango inferior.
- Cállate Akane. - Giró la cara, ella rio un poco antes de decir.
- No te preocupes, me aseguré de dejarles en claro que estabas enfermo, probablemente nadie regrese a retarte hasta que estés en condiciones.
- ¿Qué les dijiste exactamente?
- Mejor duerme Ranma, que buena falta te hace. - Pidió ayudándolo a recostarse, luego usando sus manos para masajearle el cuero cabelludo. La verdad, le daba un poco de pena contarle lo que les había dicho, especialmente la forma en la que había acorralado a Ryoga y amenazado a Ukyo.
Ranma cerró los ojos enseguida y no preguntó más, estaba muy cansado como para pelear de nuevo y debía de admitir que precisamente con Akane era con quien menos quería hacerlo, algún dios en este momento debía estarse riendo de él en este momento, mira que ponerlo bajo el mando de la única persona en la faz de la tierra que con una sola mirada podía hacerlo ceder, y lo peor de todo, es que, bajo esa situación, no le importaba en lo más mínimo quedarse bajo los cuidados de esa loca, su única perdición, el tormento más deseado de este perdedor.
FIN
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ACLARACIONES:
- La varicela es una enfermedad que regularmente le da a los niños, causa salpullidos, picazón y ampollas con líquido, no es grave, pero es contagiosa, sin embargo, en adultos la cosa se pone seria si no se cuida el paciente, puede ser hospitalizado y llegar a ser mortal.
N/A.
Para el 13 de diciembre.
Esto es como una viñetita larga, una de esas historias que bien pueden estar en cualquier lugar de la serie y no pasa nada, jaja, me gustan porque cada quien puede llenar los huecos argumentales como mejor le parezcan y pueden captar más o menos referencias entre línea y línea.
Gracias a todos, en especial a:
· Jesse rj
· D-infinity
· gatopicaro831
· Benani0125
· Psicggg
· Crisel Grajeda
· Luz
· nita-chan84
· Arianne Luna
· Lelek An3li
· Akai27
· Akanita de Saotome
· Rowensatr,art
· Juany Nodoka
· Kris de Andromeda
· Sandy
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· Vero,Guti
· Guest02
· Adriana Flores
· Guest03
· mariabermudez
Gracias a todos, de este lado del internet, AkaneMiiya.
